Unidad en el Espíritu: La Revelación como Clave para la Rectitud

“Unidad en el Espíritu: La Revelación como Clave para la Rectitud”

Necesidad de que los Santos Posean el Espíritu de Revelación

por el presidente Heber C. Kimball, el 7 de abril de 1862
Volumen 9, discurso 60, páginas 298-299


Constantemente estoy ejercitado en mis deseos por el bienestar de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en todo el mundo. Todo mi interés está en esta Iglesia y por este pueblo. Me siento orgulloso de este pueblo cuando hacen lo correcto, estoy orgulloso de mis esposas e hijos cuando honran a su Dios y a su Sacerdocio, y ponen un buen ejemplo ante todas las personas. Me enorgullece ver a todos los oficiales de esta Iglesia y reino como miembros activos en el cuerpo de Cristo. El hermano Brigham ha dicho que los oráculos vivientes o las revelaciones del Espíritu Santo deberían habitar en cada hombre y en cada mujer. Somos una rama de la casa de Israel, y el Sacerdocio que poseemos viene del Padre, y deberíamos estar vivos como una rama vigorosa de un árbol fructífero; pues a cada rama que produce fruto, el Padre la poda para que produzca más fruto; y a cada rama que no produce fruto, la quita. Es necesario que cada persona posea el Espíritu de revelación, para entender y apreciar adecuadamente las enseñanzas e instrucciones dadas por los oráculos vivientes de Dios en la tierra. Aquellos que no están así inspirados necesitan ser enseñados de nuevo los primeros principios de la doctrina de Cristo. Si todos estuviéramos así inspirados nos convertiríamos en uno en Cristo Jesús; y Jesús dice, “Si no sois uno, no sois míos.” Mientras seamos uno, y cada hombre cumpla su deber ante Dios, no tenemos razón para temer nada de lo que el mundo pueda hacer contra nosotros; pero si estamos divididos, nos ocurrirá como a la gente de Dios en tiempos antiguos, él permitió que sus enemigos vinieran sobre ellos y los derrotaran debido a sus pecados. Pero hay hombres buenos y mujeres buenas suficientes en esta comunidad para preservarla, y todos los poderes del infierno combinados no pueden derrotarla. El poder de Dios nos preservará, a través de nuestra rectitud, contra cualquier poder que pueda venir contra nosotros. Es fácil para nosotros hacer lo correcto. Hagamos lo correcto y dejemos de hacer lo incorrecto, cesemos de chismear y mentir, y de tratar de dañarnos unos a otros dando falso testimonio contra nuestro prójimo. Cuidémonos de no volvernos prejuiciosos contra una persona honesta, y esforcémonos por ser honestos, rectos y generosos, haciendo como quisiéramos que nos hicieran, porque somos hijos de Dios y herederos de su plenitud. Él ha dicho a sus hijos pidan y recibirán, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá la puerta. Pero podemos pedir tanto como queramos si nuestras obras no corresponden con nuestras peticiones. Dejémonos guiar por las conclusiones de una mente en todos nuestros grandes movimientos, operando constantemente juntos en la cuadratura de la rectitud y Dios nos bendecirá por siempre. Amén.

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