El libro de Mormón

C. G. Abril 1976logo pdf
El Libro de Mormón
Por el élder James A. Cullimore
Ayudante del Consejo de los Doce

James A. CullimoreMis queridos hermanos, desearía hablaros hoy sobre el Libro de Mormón. A menudo me pregunto si acaso tomamos este registro de Escrituras con la seriedad que deberíamos. Parece que en los comienzos de la Iglesia, los miembros estaban tomando el Libro de Mormón en una forma ligera. El Señor les advirtió y condenó su actitud de la siguiente manera (y puede que esto sea tan aplicable hoy como lo fue entonces):

«Y vuestras mentes en tiempos pasados se han ofuscado a causa de la incredulidad, y por haber tratado ligeramente las cosas que habéis recibido.

Y esta incredulidad y esta vanidad han traído la condenación a toda la Iglesia.

Y esta condenación se extiende a todos los hijos de Sión, aun todos.

Y permanecerán bajo esta condenación hasta que se arrepientan y recuerden el nuevo convenio, aun el Libro de Mormón y los mandamientos anteriores que yo les he dado, de no sólo hablar, sino obrar de acuerdo con lo que he escrito.

A fin de que puedan traer frutos dignos para el reino de su Padre; de lo contrario, quedan un castigo y juicio que serán derramados sobre los hijos de Sión.» (D. y C. 84:54-58.)

El Libro de Mormón no es un libro como cualquier otro. Fue traducido de planchas de oro que le fueron entregadas a José Smith por un ángel de Dios. Fue traducido por el don y poder de Dios. Oliverio Cowdery, quien fue el escribiente, dijo: «Escribí con mi propia mano la totalidad del libro, (excepto algunas páginas) según salió de los labios del profeta José Smith, a medida que lo traducía mediante el Urim y Tumim.» (Millennial Star 2l, pág. 544.)

En él se hace un relato de la visita de Cristo a la gente de este continente; su contenido corrobora y complementa la Biblia, estableciendo su veracidad. El tema central del Libro de Mormón concierne a Jesucristo y su misión, y su objeto es convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo:

El Libro de Mormón es un compendio profético y su advenimiento confirma muchas profecías bíblicas. Fue dado a conocer al mundo con el desafío de que el hombre pusiera a prueba su veracidad, leyéndolo y preguntando a Dios si es verdadero. Antes de finalizar con el registro de los nefitas, Moroni, el último de los profetas sobrevivientes de este pueblo, escribió lo siguiente, dedicado a aquellos que leyesen esos anales en los últimos días:

«Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntaseis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, El os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo.» (Mor. 10:4.)

El hermano William E. Berrett hace un relato de un importante encuentro que tuvo en Nueva York, en el año 1938. Fue al Club Literario de dicha ciudad; el orador era Henry A. Wallace, Ministro de Agricultura, y se refirió al tema de «Obras destacadas del siglo 19». En el transcurso de sus palabras, expresó:

«El libro más grandioso publicado en el siglo 19 en el campo de la religión fue el Libro de Mormón. Aun cuando menos del uno por ciento de los norteamericanos leyó este libro, dicha lectura afectó a ese uno por ciento de una manera tan poderosa, que hasta cambió la historia de la nación. Se trata de un libro que desató una ola de protestas. Tuvo los mismos resultados que el profeta José Smith predijo; dividió a los hombres en dos bandos, los que están a favor y los que están en contra. Hay posiblemente más libros que se han escrito en contra del Libro de Mormón, que contra cualquier otro jamás publicado en los Estados Unidos. . . En los estantes de la biblioteca de la Iglesia se encuentran más de 1.500 volúmenes, cada uno de los cuales, ataca al Libro de Mormón en algunos pasajes. 1.500 volúmenes escritos por 1.500 autores diferentes. De esos 1.500 críticos, probablemente sólo uno o dos hayan llegado a imprimir una segunda edición.» (Know your religion series págs. 1-2)

Los críticos de la Iglesia en la actualidad raramente denuncian al Libro de Mormón como un fraude. Su veracidad puede ser comprobada fácilmente.

Robert B. Downs escribió un libro intitulado: Libros que cambiaron a los Estados Unidos de América. Entre uno de los 25 incluye al Libro de Mormón. En su comentario él escribe: «En toda la historia del mormonismo, el arma más eficaz y poderosa con que ha contado ha sido el Libro de Mormón» (Books that changed America, por Robert B. Downs, pág. 35).

Muchas personas lo han leído y ha hecho que dejaran sus respectivas iglesias, en las que habían sido activos miembros. En muchos casos, ha sido la causa para que fueran repudiados por padre, madre y familia en general. Su fe en el Libro de Mormón y las verdades que enseña fueron tan grandes, que creyeron aun cuando les fue dicho que serían desheredados si se unían a la Iglesia. Tuvieron que dejar su trabajo, y muchos hasta su país. No pocos han tenido que deshacerse de sus posesiones para pagar un pasaje de barco. Luego, viajar a pie por las llanuras hasta llegar al valle del Lago Salado y vivir en las condiciones más sacrificadas.

El profeta José Smith escribió en su diario:

«Dije a los hermanos que el Libro de Mormón era el libro más correcto sobre la tierra y la piedra angular de nuestra religión, y que siguiendo sus preceptos el hombre se acercaría más a Dios, que si siguiera los de cualquier otro libro.» (History of the Church, vol. 4 pág. 461.)

Creemos que la Biblia es la palabra de Dios, pero a menudo les he preguntado a los misioneros qué harían sin el Libro de Mormón y la revelación moderna. Sólo con la Biblia, ¿de qué forma se acercarían a las personas? El profeta José dio respuesta a esto: «Quitad el Libro de Mormón y las revelaciones, y ¿dónde irá a parar nuestra religión? A ninguna parte» (History of the Church, vol. 2, pág. 52).

Si este libro no fuere verdadero, entonces José Smith no fue un Profeta de Dios. Os testifico que el Libro de Mormón es verdadero y que las revelaciones que contienen Doctrinas y Convenios y la Perla de Gran Precio son verdaderas y son del Señor.

Nuestro mensaje al mundo es que Dios vive, que Jesús es el Cristo, y que Dios se ha revelado al hombre en esta dispensación y ha restaurado su evangelio con todas sus llaves y poderes.

Nada será más cierto para edificar la fe y el testimonio de los miembros y para llegar al corazón de quienes buscan honestamente la verdad, que este gran libro. El Libro de Mormón tiene un poder especial: da un testimonio fuerte y silencioso de que es verdadero, a medida que uno lo lee.

Parley P: Pratt declaró refiriéndose al Libro de Mormón:

El Espíritu del Señor descendió sobre mí cuando lo leí, y llegó a iluminar mi mente, a convencer mi razonamiento; marcó la verdad sobre mi entendimiento, por lo que supe que el libro es verdadero, de la misma manera que el hombre sabe distinguir entre el día y la noche.» (Journal of Discourses, vol. 5, pág. 194.)

Brigham Young dijo al leerlo: «Supe que es verdadero, así como sentía que podía ver con mis ojos, o sentir con mi tacto o ser sensible ante la demostración de cualquier sentido» (Journal of Discourses, vol. 3 pág. 91).

En manos de los que no son miembros se puede decir que «trabaja mientras uno duerme». Desearía compartir con vosotros dos experiencias personales referentes a este asunto:

La primera se relaciona con James Monroe Hastings y su esposa Eddie. El señor Hastings era un ministro de la religión bautista en Nuevo México, durante la época de la depresión a comienzos de la década de los 30. Tras uno de sus sermones alguien le entregó un ejemplar del Libro de Mormón, que él llevó a su casa poniéndolo en un estante. Aproximadamente cinco años después, lo encontró y comenzó a leerlo. Tras haber leído, testificó a su familia que era verdadero. Al siguiente fin de semana viajó a Springerville, en Arizona, para encontrarse con un miembro de la Iglesia que le pudiera enseñar más. Sólo unas pocas semanas más tarde él y su familia se bautizaron.

Los hermanos Hastings y su familia aparecieron en nuestra pequeña rama en la ciudad de Oklahoma, a mediados de 1939. Se habían mudado allí para procurar convertir a su hermano y la familia, que vivían en ese lugar. Luego de llevarlos a la Iglesia, se mudaron a otro lugar donde tenían más familiares, para poder enseñarles.

La otra experiencia me fue relatada por un buen amigo. Le dio un ejemplar del Libro de Mormón a uno de sus socios en el negocio, y al poco tiempo se jubiló de la compañía y no volvió a oír nada del socio por varios años. Cuando lo encontró otra vez, su amigo le dijo: «Es posible que desees saber qué le ¡sucedió a tu Libro de Mormón! Yo todavía no lo he leído, pero muchos en mi familia lo han hecho, y como resultado hay ahora entre ellos 19 mormones. Llevé el libro a casa y lo puse en un estante. Una noche, mientras mi madre estaba cuidando a uno de nuestros hijos, lo vio y comenzó a leerlo. Cuando llegamos de regreso a casa nos preguntó acerca de ese libro y nos aseguró que era verdadero. Este fue el comienzo de una cadena de acontecimientos que dieron como resultado estos muchos bautismos.»

El Señor le dijo a José Smith: «Esta generación recibirá mi palabra» (D. y  C. 5:10). La Iglesia recibió el libro de Mormón y la revelación moderna mediante José Smith, testificando de Cristo. Este libro es un nuevo testigo de Cristo. Escuchemos las palabras de Nefi:

«Y las palabras que he escrito en debilidad serán hechas fuertes para ellos; pues los persuaden a hacer el bien. . . y hablan de Jesús, y los invitan a creer en él y a perseverar hasta el fin, que es la vida eterna.

Y hablan ásperamente contra el pecado, según la claridad de la verdad; por tanto, nadie se enojará con las palabras que he escrito, sino el que fuere del espíritu del diablo.

. . . Si creéis en Cristo creeréis en estas palabras, porque son de Cristo, y él me las ha dado; y enseñan a todos los hombres a obrar bien.» (2 Nefi 33:4-5, 10.)

Los nefitas fueron testigos personales del Señor resucitado. Cuando El los visitó, los exhortó a que viesen por sí mismos, diciendo:

«Levantaos y venid a mí, para que podáis meter vuestras manos en mi costado, y palpar las marcas de los clavos en mis manos y en mis pies, a fin de que sepáis que soy el Dios de Israel, y el Dios de toda la tierra, y que he muerto por los pecados del mundo.

Y la multitud vio, oyó y dio testimonio. . . porque cada uno de ellos vio y oyó por sí mismo. . .» (3 Nefi 11:14; 17:25.)

El Libro de Mormón testifica de José Smith. El profeta Lehi, al hablarle a José, el menor de sus hijos, mencionó el convenio hecho pos Dios con uno de sus antepasados, el gran José que fue vendido para Egipto. Este vidente tan extraordinario, José de Egipto, recibió del Señor la promesa de que de sus lomos nacería una rama justa, y también le prometió que el Mesías se manifestaría a sus descendientes en los últimos días. El Señor levantaría un vidente escogido como lo fue Moisés para los de la casa de José. «Porque José en verdad testificó, diciendo: El Señor mi Dios levantará a un vidente que será un vidente escogido para mis descendientes.

. . . Y lo magnificaré delante de mí, porque ejecutará mi obra.

Y será grande como Moisés . .

Y se llamará como yo, y será como el nombre de su padre. Y será semejante a mí, porque aquello que el Señor hará por su mano, por el poder del Señor, guiará a mi pueblo a la salvación.» (2 Nefi 3:6,8,9, 15.)

José Smith, el Profeta de los últimos días, dio cumplimiento a esta profecía. El Libro de Mormón es en verdad un testigo de Jesucristo y su plan de salvación para la raza humana. Es un testigo de que Jesucristo, mediante José Smith, ha establecido nuevamente su obra en nuestra época. Invitamos a todos los hombres a leer este libro y a conocer por sí mismos su poderoso mensaje.

Os dejo mi testimonio de la veracidad de este evangelio y del Libro de Mormón, en el nombre de Jesucristo, Amén.

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