C. G. Abril 1976
El reino a las puertas
por el élder Bernard Brockbank
Ayudante del Consejo de los Doce
Antes de la segunda venida de Jesucristo ocurrirán algunas señales y maravillas, que se han prometido a fin de que los santos puedan saber el tiempo aproximado de su venida. Jesús dijo: «De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, aún a las puertas.» (Mat. 24:32-33.)
Y el presidente Kimball ha anunciado: «Han comenzado a aparecer las hojas en la higuera».
¿Cuáles son algunas de estas señales y maravillas que ocurrirán en los últimos días, precediendo la segunda venida de Jesucristo?
«Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.» (Mat. 24:24.)
` . . . Vendrán muchos en mi nombre», dijo Jesús, «diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán» (Mat. 24:5.)
` . . . Se quitará la paz de la tierra, y el diablo tendrá poder sobre su propio dominio.» (D. y C. 1:35.)
Hay muchas revelaciones que hablan de las señales y la condición del mundo en los últimos días, con sus guerras, peligros y conmociones. Las profecías nos hablan de plagas, calamidades, tribulación y desastres sin paralelo; de contiendas, rumores de guerra y guerras . . . de que las naciones se levantarán unas contra otras, «reino contra reino».
Habrá masacres y desolación. Nos hablan de los elementos en conmoción, con inundaciones, tempestades, incendios, tornados y terremotos de intensidad hasta ahora desconocida para el hombre; de maldades, iniquidad, perversión, disturbios, asesinatos y conmoción, que están más allá de la comprensión humana.
«Porque aquellos días serán de tribulación», dice el Señor, «cual nunca ha habido desde el principio de la creación. . .» (Mar. 13:19).
«Y todas las cosas estarán en conmoción;
. . . desfallecerán los corazones de los hombres;
. . . el temor vendrá sobre todo pueblo.» (D. y C. 88:91.)
«Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.
Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre, y los destruyó a todos.
Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.» (Lu. 17:26-30.) El apóstol Pablo fue inspirado a hacer el siguiente resumen sobre la condición del mundo y el hombre en los últimos días:
«También debe saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios.
que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella: a éstos evita.» (2 Tim. 3:1-5)
Sobre estos peligrosos tiempos, Jesús también dijo: «Y también los santos apenas escaparán, sin embargo, yo, el Señor, estoy con ellos . . . » ( D. y C. 63:34).
No obstante, en los últimos días los santos también tienen esta importante promesa del Señor:
“ . . . el Señor tendrá poder sobre sus santos, y reinará entre ellos, y bajará en juicio sobre . . . el mundo.» (D. y C. l:36. )
Y en la revelación moderna a sus discípulos, les dijo: «Y a vosotros os será permitido conocer las señales de los tiempos, y las señales de la venida del Hijo del Hombre. . . ‘ (D. y C. 68: 11).
«Y como yo, el Señor, en el principio maldije la tierra, aun así en los últimos días la he bendecido, en su tiempo, para el uso de mis santos, a fin de que participen de la grosura de ella.» (D. y C. 61:17)
Inspira un sentimiento sagrado saber que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la Iglesia del Señor, no será quitada de la tierra sino que continuará creciendo y floreciendo hasta cubrir la tierra.
El Espíritu Santo y el Sacerdocio de Dios continuarán en la tierra y en los últimos días seguirá habiendo profetas y apóstoles vivientes, elegidos y llamados por Jesucristo. E1 prometió: “. . . mis discípulos estarán en lugares santos, y no serán movidos . . . » (D. y C. 45:32.)
«Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.» (Mat. 24:14.)
Jesús mandó a sus discípulos: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta «el fin del mundo. Amén.» (Mat. 28: l9-20.)
» . . . antes que venga el gran día del Señor, Jacob prosperará en el desierto, y los lamanitas florecerán como la rosa. Sión prosperará en los collados y se regocijará en las montañas, y será congregada en el lugar que he señalado.» (D. y C. 49: 24-25. )
«Y se predicará el evangelio a los pobres y mansos, y esperarán la hora de mi venida, porque ya está a la mano dijo Jesús, «Y aprenderán la parábola de la higuera, porque aun ahora está para entrar el verano.» (D. y C. 35:1516.)
Hoy en día cada santo es imprescindible para ser uno con Jesucristo y ser un salvador del hombre. Jesús dijo sobre sus Santos de los Últimos Días: «Porque fueron puestos para ser una luz al mundo, y para salvar a los hombres».
Y repito: «Porque fueron puestos para ser una luz al mundo, y para salvar a los hombres».
Y después el Señor añadió esta advertencia: «Y por cuanto no salvan a los hombres, son como la sal que ha perdido su sabor; y entonces no vale sino para echarla fuera que sea hollada de los hombres». (D. y C. 103:9, 10.)
¡El Señor ha hablado! Cada Santo de los Últimos Días debe ser una luz al mundo y un salvador de la humanidad y si fracasa en este sagrado deber de salvar almas, será hollado por los pies de los hombres.
En otra ocasión el Señor dijo a sus santos: » . . . os doy el mandamiento de que todos los hombres, tanto los élderes, presbíteros y maestros, así como también los miembros, se dediquen con su fuerza, con el trabajo de sus manos, a preparar y acabar las cosas que he mandado. Y sea vuestra predicación, la voz de amonestación, cada hombre a su vecino, con mansedumbre y humildad. Y salid de entre los inicuos. Salvaos. Sed limpios, vosotros los que portáis los vasos del Señor.» (D. y C. 38:40-42).
El presidente Kimball nos ha llamado la atención sobre una antigua profecía registrada en la Biblia, que habla de las condiciones que existirían entre la gente en los últimos días. El profeta Joel dijo:
«Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos. Muchos pueblos en el valle de la decisión, porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión.» (Joel 3:13-14.)
Actualmente, en muchos lugares la gente tiene más de lo que jamás ha tenido. Su cosecha es plena, la grosura de la tierra abunda y aun cuando la maldad es grande, hay multitud de personas buenas y honestas que procuran hallar el pacífico camino del Señor.
Estas palabras del presidente Kimball muestran a los santos como ser salvadores de los hombres y una luz para sus familiares, amigos y vecinos, que esperan «en el valle de la decisión».
«Padres, vosotros tenéis que dirigir. Con vuestra familia orad y seleccionad una o dos buenas familias para darles vuestra amistad. Decidid a quiénes de vuestros familiares y amigos les presentaréis la Iglesia. Id con vuestras familias a hablarles. Quizás podáis preparar una noche de hogar con ellos en otro día que no sea lunes, o participar juntos de distintas actividades. Y cuando se interesen en la Iglesia, arreglad con el líder del barrio o la misión para invitarlos a vuestra casa para oír el mensaje de la restauración, y también a los misioneros. Si seguís este simple proceder, podréis traer a la Iglesia muchas buenas familias.»
En este turbulento mundo que lucha en la tiniebla espiritual, la luz de la santidad es un sagrado poder.
Parece razonable y posible pensar que un 1% de los hijos del Señor que habitan la tierra, estarían dispuestos a aceptar su modo de vida y unirse a su Iglesia, si sus santos les mostraran el camino.
Uno por ciento sería aproximadamente 36.000.000 de personas, que es una buena cantidad de miembros de la Iglesia en potencia. Sí, hay multitudes en el valle de la decisión, esperando ver la luz de santidad que los conduzca a la divina perfección. Es magnífico poder ser un santo valiente, llevando a Jesucristo como líder y a un profeta viviente como guía. En el nombre de Jesucristo. Amén.
























