Conferencia General Abril 1986
Un Profeta de Dios
élder David B. Haight
del Quórum de los Doce Apóstoles
«El procedimiento para instalar una nueva Primera Presidencia revelado divinamente -con la revelación del Señor y el sostenimiento de los miembros-, se ha seguido hasta el presente.»
Queridos hermanos, siento mucho gozo de estar con vosotros esta mañana para oír a nuestro Profeta, el Presidente Ezra Taft Benson, y sentir su espíritu y su sincero interés en la humanidad al oír aconsejar a la Iglesia y a la gente del mundo.
Esta conferencia es histórica porque tendremos la oportunidad de levantar la mano para sostener personalmente al Profeta de Dios, recién llamado, y a sus consejeros, así como a otros lideres de la Iglesia. Una asamblea solemne les da a los miembros el derecho de participar en el principio del consentimiento mutuo, instituido por revelación, autorizándolos a sostener a los que han sido llamados a cargos oficiales. Las historias y los relatos personales de esta histórica conferencia serán un hecho sobresaliente en toda nuestra vida.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días proclama al mundo que es la Iglesia de Cristo restaurada. Era necesaria la restauración porque los profetas y apóstoles que formaban el cimiento de la Iglesia original del Señor fueron muertos o desaparecieron. La Iglesia de hoy esta edificada sobre el cimiento de profetas y apóstoles teniendo a Jesucristo como su piedra angular. Por lo tanto, no es una reforma, ni una revisión, ni una ni una reorganización, ni una mera secta. Es la Iglesia de Jesucristo restaurada en los últimos días.
Una de sus características sobresalientes es que declara recibir continua revelación del Señor, o sea, «dar a conocer la verdad divina por medio de comunicación con los cielos». James E. Talmage, Los Artículos de Fe, pág . 329. ) Hoy la Iglesia es guiada por la misma relación que existió con la Deidad en dispensaciones pasadas.
Esa declaración no se hace irreflexivamente. Yo se que hay revelación porque soy testigo de hechos sagrados que también han experimentado otros que administran la obra.
El principio de revelación por el Espíritu Santo es fundamental en la Iglesia del Señor. Los profetas de Dios reciben revelación por ese medio; también los miembros de la Iglesia pueden recibirla para confirmarles la verdad. El profeta José Smith nos dice que «ningún hombre puede recibir el Espíritu Santo sin recibir revelaciones». (Enseñanzas del profeta José Smith, pág. 405.)
El 6 de abril de 1830 día en que la Iglesia fue organizada en esta dispensación el Señor revelo a los miembros de Su Iglesia cómo debían tomar las palabras de Su profeta, diciéndoles:
«. . . Daréis oído a todas sus palabras y mandamientos que os dará según los reciba, andando delante de mi con toda santidad;
«porque recibiréis su palabra con toda fe y paciencia como si viniera de mi propia boca» (D. y C. 21:4 5; cursiva agregada).
Desde ese día. los miembros fieles de la Iglesia han sido instruidos por la Primera Presidencia y Sión ha prosperado.
Cuando el Presidente de la Iglesia muere, ¿cómo se elige al nuevo presidente?
En 1835 el Señor dio al respecto una revelación que proporciona ordenada sucesión. En ella se declara que el Quórum de los Doce Apóstoles tiene igual autoridad que la Primera Presidencia. (D. y C. 107:24.) Esto significa que, cuando muere el Presidente de la Iglesia, se disuelve la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce se convierte automáticamente en el cuerpo que preside. Esto se estableció a la muerte del primer Presidente de la Iglesia, José Smith.
Después del martirio del Profeta y su hermano Hyrum Smith en 1844, el Quórum de los Doce, con Brigham Young como su presidente, presidio la Iglesia durante tres años y medio.
El 5 de diciembre de 1847, a orillas del río Misuri, en Winter Quarters, se reunió el Quórum de los Doce Apóstoles en consejo, en la casa de Orson Hyde. Cada uno de ellos expresó su opinión en cuanto a la reorganización de la Primera Presidencia. En esa reunión se encontraba Ezra T. Benson, el bisabuelo del presidente Ezra Taft Benson. Brigham Young, Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, fue unánimemente sostenido por los miembros del quórum como Presidente de la Iglesia, y este eligió a Heber C. Kimball y Willard Richards como sus consejeros. En esa forma se creó una nueva Primera Presidencia, sostenida después por el voto unánime de los santos en una conferencia general que tuvo lugar el 24 de diciembre de 1847, en un tabernáculo de troncos hecho por los miembros en Winter Ouarters. Aquel voto fue ratificado mas tarde por los miembros en conferencias que se efectuaron en Iowa, Salt Lake City y Gran Bretaña.
El procedimiento para instalar una nueva Primera Presidencia, revelado divinamente -con la revelación del Señor y el sostenimiento de los miembros-, se ha seguido hasta el presente. La Primera Presidencia debe ser sostenida por la confianza, te y oraciones de la iglesia». (D. y C. 107:22.)
Hace varios años, en una ocasión como esta, el presidente Spencer W. Kimball, entonces del Consejo de los Doce, dijo:
Es tranquilizador saber que un nuevo presidente . . . no se elige por medio de comités y convenciones, con todos los conflictos y la crítica, y por voto de los hombres . . . sino que es llamado por Dios y luego sostenido por la gente . . . L a norma divina [como él la llamó] no da lugar a errores, conflictos, ambiciones o motivos ocultos. E1 Señor se ha reservado el derecho de llamar a los lideres de su Iglesia.» (Spencer W. Kimball, Ensign, enero de 1973, pág. 33.)
El llamamiento de Ezra Taft Benson como decimotercer Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días quedara por mucho tiempo en la memoria, especialmente en la de los siete miembros mas nuevos del Quórum de los Doce, quienes experimentan por primera vez tan sagrada dirección. Después de mucho ayunar y orar y de buscar la revelación para conocer la voluntad del Señor, nuestras almas, así como las de nuestros hermanos, recibieron la confirmación de que debía llamarse al nuevo Profeta, al mismo Ezra Taft Benson. ¡Esto lo sé! Con esa confirmación del cielo a cada uno de los presentes, Ezra Taft Benson fue ordenado y apartado el domingo 10 de noviembre de 1985, como Profeta, Vidente y Revelador, y Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días.
¿Que preparación le ha dado el Señor a este hombre a quien sostenemos como el profeta, vidente y revelador de Dios?
Creció en una pequeña granja de Whitney, Idaho, siendo el mayor de nueve hijos. Sus fieles padres tenían gran fe en Dios y enseñaron a sus hijos que, pese a las dificultades y tribulaciones, podían siempre acercarse al Señor y El les daría fortaleza y ayuda.
Siendo muy joven, su padre le aconsejó con cariño: «Recuerda que hagas lo que hagas y estés donde estés, nunca estarás solo; nuestro Padre Celestial esta siempre cerca. Puedes buscarlo en la oración y recibir su ayuda». Muchas veces, nuestro querido Profeta ha dicho: «Atesoro ese consejo como el de mas valor que he recibido. Se ha vuelto parte de mi ser es un ancla y una fuente constante de fortaleza».
La oración lo ha sostenido a través de su vida, incluso en su primera experiencia misional en Inglaterra, donde una vez su vida misma estuvo en peligro.
Tanto el como su esposa provienen de familias fieles, y han criado a su familia con las mismas enseñanzas que ellos recibieron en sus hogares, con fervorosa confianza en Dios Todopoderoso.
Poco después de ser llamado Apóstol en 1943, la Primera Presidencia dio al presidente Benson una asignación sumamente importante: Lo asignaron para ayudar a los miembros de la Iglesia en Europa, que había sido devastada por la Segunda Guerra Mundial. Allí fue testigo de los estragos de la guerra; vio hambre, frío, desamparo.
Frederick W. Babbel, que era su secretario ejecutivo en Europa, escribió a su familia lo siguiente:
«El Señor sabia lo que hacia cuando lo mandó aquí. Es un Apóstol del Señor de pies a cabeza. . . Constantemente me maravillan su fe inquebrantable, su extraordinario valor, su firme determinación y su espíritu denodado . . . No sólo habla con Dios, sino que lo escucha, y estoy seguro de que Dios le habla como habló con sus Apóstoles de antaño . . . Es uno de los hombres mas humildes y devotos que he conocido, tan bondadoso de espíritu y modales . . . un hombre que supera a todos los que conozco.» (On Wings of Faith, pág. 125)
En esa asignación, el presidente Benson era responsable de la operación mas grande de distribución de asistencia a los miembros que se haya llevado a cabo. Se entregaron miles de toneladas de alimentos, ropa, ropa de cama y medicinas a los santos en trece países. Es significativo el hecho de que lo sostengamos como el Presidente de la Iglesia justamente en el quincuagésimo aniversario del programa de bienestar.
En esa histórica misión que cumplió lejos de su familia, el élder Benson se reunió con los santos, reorganizó ramas y misiones y elevó los espíritus de todos. Para ellos, el era el ángel de la misericordia.
Sólo con oración y la intervención divina pudo cumplir esa misión y entrar a algunos países. El ha dicho: «Puedo asegurarles que conozco el origen del éxito que coronó nuestras labores . . . Hubiera sido imposible cumplir esa misión . . . sin el poder guiador del Todopoderoso» (Conference Report, abril de 1947, pág. 152).
Durante ocho años, como es sabido, sirvió en el Gabinete del Presidente de los Estados Unidos. Antes de la primera reunión, el entonces secretario Benson le sugirió al presidente Eisenhower que comenzaran con una oración. El Presidente habló del peso de la responsabilidad que llevaba el nuevo gobierno y de la guía
divina que necesitaban; luego llamo al ministro Benson para que abriera la reunión con una oración; esa practica continuó durante la administración de Eisenhower.
Como Ministro de Agricultura, el élder Benson se reunió con lideres de otros países y viajó por casi todo el mundo. En esa experiencia también se vio amenazado por los vendavales de las ambiciones políticas. Buscando fortaleza en el Todopoderoso, como lo había hecho tan a menudo en el pasado, se mantuvo firme en sus principios y rechazó todos los esfuerzos que hicieron por hacer políticamente mas fáciles los procedimientos. Hoy, el nombre de Ezra Taft Benson es sinónimo de integridad.
En las cosas mas importantes, hay pocos que puedan comparársele. Se que ama al Señor y depende de El para recibir fortaleza, inspiración y guía; ama a todos los hijos de nuestro Padre y no escatimaría esfuerzos por responder a sus necesidades espirituales y temporales. Ama a las personas de todos los credos, de cualquier color, y de diferentes ideas. Se que hablo en nombre de todos mis hermanos de las Autoridades Generales al decir que hemos sentido su amor e interés por cada uno de nosotros, y por nuestras familias y seres queridos; y de corazón retribuimos ese amor al Presidente y la hermana Benson y a su familia.
El ama a su familia y se mantiene en estrecho contacto con sus seis hijos, treinta y cuatro nietos y veinte bisnietos, todos fieles en la Iglesia. El y su esposa tienen un lema familiar: que en esta vida y en la venidera no habrá entre ellos «sillas vacías». ¿Podéis pensar en una meta mas celestial?
Como Profeta del Señor, es un testigo preeminente de Jesucristo y lo ha sido de Su nombre en casi todas las naciones del mundo.
Os doy mi testimonio personal, mis hermanos, de que el presidente Ezra Taft Benson ha sido elegido por nuestro Padre Celestial «para impulsar la causa de Sión con gran poder». Y como dijo el Señor de José Smith, también puede decir del Presidente Benson: «Conozco su diligencia, y he oído sus oraciones». (D. y C. 21:7.)
Que el Señor nos bendiga con oído atento para escuchar el consejo de nuestra nueva Primera Presidencia, a quienes amamos y sostenemos de todo corazón, con el fin de que nuestra vida sea bendecida y que la causa de Sión prospere y avance a través del mundo.
Lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
























