Seamos fieles

Conferencia General Abril 1988logo 4
Seamos fieles
por el élder George R. Hill, III
del Primer Quórum de los Setenta

George R. Hill IIIQue gran bendición es poder buscar y encontrar en las Escrituras las soluciones a casi cualquiera de los problemas con que nos enfrentamos en nuestros llamamientos.

Mis queridos consiervos de nuestro Señor y Salvador Jesucristo: Desde que recibí este llamamiento especial para servir al Maestro, he estudiado, meditado y orado, como todos vosotros, sobre la mejor forma de servir.

Antes de la ultima conferencia de abril, durante cuarenta años, tuve el privilegio de buscar la verdad mediante la investigación en las ciencias físicas, una tarea que combina un poco de inspiración con un mucho de transpiración, pero que lleva al descubrimiento de evidencias y principios que brindan grandes beneficios a la humanidad. Siento gratitud por ese privilegio, así como por otro simultaneo que he tenido: el de descubrir los principios de verdad revelados por el Señor directamente a sus profetas escogidos, tal como están registrados en las Escrituras. Para los muchos jóvenes de la Iglesia que tienen la prerrogativa de descubrir verdades por métodos científicos, agrego mi testimonio al de los élderes James E. Talmage y John A. Widtsoe (autor este de un libro titulado En busca de la verdad) de que no existe conflicto entre las evidencias y verdades de la ciencia y las que recibimos por revelación directa. En cambio, las evidencias y verdades de ambas partes se complementan, y cada una ofrece respuestas a preguntas fundamentales, respuestas que debemos conocer para que se cumpla nuestro destino de hijos de Dios y de copartícipes con nuestro Padre en su plan eterno.

El aparente conflicto surge cuando las teorías de la ciencia-que sirven de puntos de conexión para tratar de entender la relación que existe entre los hechos observados-se confunden con los hechos experimentalmente verificados.

A veces, algunas personas someten las Escrituras a la interpretación personal, lo cual también puede dar lugar a diferencias en la forma de percibir lo que ellas dicen. He aprendido a decir «no sé» cuando me presentan conceptos que no parecen concordar entre sí. Un verdadero científico jamas dirá que la investigación científica nos proporciona las respuestas conclusivas y exactas; la ciencia es un proceso continuo de aprendizaje. Los Artículos de Fe nos enseñan que el Señor «aun revelara muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios» (noveno Articulo de Fe). Los miembros de la Iglesia del Señor tenemos la bendición de creer todo lo que sea verdad y buscar diligentemente el saber «por el estudio como por la fe» (D. y C. 88:118).

En nuestra asignación en Filipinas, hemos visto la necesidad de acudir a las Escrituras en busca de soluciones para los problemas que acompañan el elevadísimo índice de conversiones de un pueblo espiritualmente muy sensible, que necesita guía en los procedimientos administrativos de la Iglesia.

Esto ocurre en una tierra que tiene una proporción muy alta de desempleo. Existe allí una escasez de alimentos y artículos que nos hace pensar en las condiciones que existieron luego de la destrucción de las ciudades nefitas cuando la crucifixión del Salvador. Poco después, el Salvador resucitado dio a los nefitas sobrevivientes algunos consejos que necesitaban para restablecer su sociedad, citando lo que El mismo le había dicho a Malaquías sobre la importancia de que fueran fieles en los diezmos y ofrendas:

«¿Robará el hombre a Dios? Mas vosotros me habéis robado. Pero decís: ¿En que te hemos robado? En los diezmos y en las ofrendas . . .

«Traed todos los diezmos al alfolí para que haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Señor de los Ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramare sobre vosotros una bendición tal que no haya donde contenerla . . .

«Y todas las naciones os llamaran bienaventurados, porque seréis tierra deleitosa, dice el Señor de los Ejércitos.» (3 Nefi 24:8, 10, 12.)

En 4 Nefi 25, se describe el maravilloso cumplimiento de esa profecía, el cual tuvo lugar en los siguientes tres años.

Los miembros de la Iglesia en Filipinas han empezado a darse cuenta de que «por sacrificios se dan bendiciones» (Himnos de Sión, 190) y de que deben obedecer la ley del diezmo y la del ayuno si quieren recibir las promesas que se dan a los obedientes y que se describen en el capitulo 58 de Isaías:

«¿No es mas bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados. . .?
«¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa. . .?
«Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejara ver pronto . . .
»Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí . . .
«Jehová te pastoreara siempre, y en las sequías saciara tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.» (Isaías 58:6-9, 11.)

En Mosíah 4:26, se refuerza este concepto.

Nos damos cuenta de que es muy importante que sigamos el consejo que dio la Primera Presidencia de volver a lo esencial y practicar la nueva versión de «las tres erres». Debido a que la enorme cantidad de miembros nuevos excede la posibilidad normal de hermanarlos en barrios y ramas, nuestros perceptivos presidentes de misión y de estaca cooperan en ese proyecto, que es: «Retener y Reactivar Registrando la participación y el progreso de cada converso». El marcado aumento que notamos en la continua actividad de los miembros nuevos es sumamente alentador.

La importancia de que haya lideres que comprendan los principios del evangelio y puedan llevar a cabo sus minuciosas responsabilidades administrativas, al mismo tiempo que atienden a las necesidades de los miembros, nos recuerda los problemas que enfrento José Smith en la época de Kirtland. Como ahora, entonces también se necesitaba una enseñanza intensiva en la forma en que el Señor hace las cosas. El Señor les dio las instrucciones para que crearan la «Escuela de los Profetas», «establecida para su instrucción en todas las cosas que les son útiles, sí, para todos los oficiales de la iglesia . . . hasta los diáconos» (D. y C. 88:127).

La reunión de liderazgo del sacerdocio de estaca ofrece una oportunidad para la «precapacitación» de futuros lideres, y complementa el método de «aprender observando» que se emplea en los lugares donde esta establecida la Iglesia. Que gran bendición es poder buscar y encontrar en las Escrituras las soluciones a casi cualquiera de los problemas con que nos enfrentamos en nuestros llamamientos.

Quiero terminar expresando mi amor y gratitud por mis buenos padres, por mi esposa y compañera selecta, y por nuestros hijos y nietos que tanto nos sostienen con sus oraciones y su manera de vivir. A ellos y a vosotros os testifico que el Evangelio de Jesucristo es verdadero, que Él vive y ama a cada uno de nosotros con amor incondicional, y que Ezra Taft Benson es su Profeta escogido. En el nombre de Jesucristo. Amen.

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