Conferencia General Octubre 1988
Yo testifico
por el presidente Ezra Taft Benson
Presidente de la Iglesia
»Como testigo especial de Jesucristo, y como su humilde siervo, tengo ahora la obligación y el privilegio, según me lo indique el Espíritu, de dar testimonio categórico de lo que se es verdadero.»
Mis amados hermanos, mi corazón rebosa de sentimientos de ternura al terminar esta gran conferencia de la Iglesia.
Hemos sido abundantemente bendecidos al escuchar el consejo y el testimonio de los que nos han dirigido la palabra.
Como testigo especial de Jesucristo, y como su humilde siervo, tengo ahora la obligación y el privilegio, según me lo indique el Espíritu, de dar testimonio categórico de lo que se es verdadero, y así lo haré (Alma 4: 19).
Testifico que somos hijos espirituales de un Dios amoroso, nuestro Padre Celestial (Hechos 17:29; I Nefi 17:36); que Él tiene un grandioso plan de salvación mediante el cual sus hijos pueden ser perfeccionados como Él lo es y tener un regocijo completo como Él lo tiene (1 Nefi 10:18; 2 Nefi 2:25; Alma 24:14; 34:9; 3 Nefi 12:48; 28: 10).
Testifico que en nuestro estado preterrenal nuestro Hermano mayor en el espíritu, que es Jesucristo, fue preordinado como nuestro Salvador en el plan de salvación del Padre (Mosíah 4:6-7; Alma 34:9) Él es el capitán de nuestra salvación y el único medio por el que podemos regresar a la presencia de nuestro Padre Celestial para obtener esa plenitud de gozo (Hebreos 2: 10; Mosíah 3:17; Alma 38:9).
Testifico que Lucifer también estuvo en el concilio de los cielos y que procuró destruir el albedrío del hombre, y que se rebeló (Moisés 4:3). Hubo una guerra en los cielos y una tercera parte de las huestes fueron arrojadas a la tierra y se les negó recibir un cuerpo (Apocalipsis 12:7-9; D. y C. 29:36-37). Lucifer es el enemigo de toda rectitud y busca la desdicha de todo el género humano (2 Nefi 2:18. 27; Mosíah 4: 14).
Testifico que todos los que vienen a la vida terrenal aceptaron el plan del Padre Celestial (Abraham 3:26). Tras haber demostrado que eran fieles en su primer estado, en los cielos, están ahora sujetos a las pruebas de la vida mortal en este segundo estado. La probación supone hacer todo lo que el Señor requiera (véase Abraham 3:25). A los que demuestren ser fieles en este segundo estado les será aumentada gloria sobre su cabeza para siempre jamas (Abraham 3:26).
Testifico que Dios revela su voluntad a todos los hombres por medio de la luz de Cristo (Moroni 7:16; D. y C. 93:2; Juan 1:9) y que reciben mas luz gracias al don del Espíritu Santo que se otorga después del bautismo, por la imposición de manos de los siervos autorizados de Dios (véase el cuarto Articulo de Fe; D. y C. 20:41).
Testifico que a lo largo de las edades, Dios ha hablado a sus hijos por medio de sus profetas (Amós 3:7; Helamán 8:13-20) y que sólo cuando sus hijos han rechazado a los profetas, estos han sido quitados de entre ellos, a lo cual han seguido sucesos funestos (1 Nefi 3:17-18; 7:14; Helamán 13:24 27).
Testifico que Cristo nació en la vida terrenal: que su madre fue María y su padre, nuestro Padre Celestial (1 Nefi I 1:18-21; Mosíah 3:8); que Él llevó una vida exenta de pecado y nos dio el ejemplo perfecto (D. y C. 45:4; 3 Nefi 12:48; 27:27); que llevó a cabo la gran Expiación, la cual, por medio de su gracia, proporciona la resurrección a todas las almas y el medio para exaltar a los fieles en el reino celestial (véase el tercer Articulo de Fe; 2 Nefi 25:23; Mosíah 4:6-7; Alma 11:41-45; D. y C:. 76:50-70; 132: 19).
Testifico que durante su ministerio mortal, Cristo estableció su Iglesia sobre la tierra (Mateo 16:18; Hechos 2:47; 3 Nefi 21:22); que Él llamó a Apóstoles y a Profetas y les ordenó con autoridad para que lo que ataran en la tierra fuera atado en los cielos (Mateo 16:19; Juan 15:16); que ellos recibieron revelación, la cual proporcionó nuevas Escrituras (2 Pedro 1:20-21; D. y C. 68:4).
Testifico que un mundo tan malvado que mató al Hijo de Dios pronto comenzó a matar a los Apóstoles y a los Profetas y se precipitó en la edad de la obscuridad espiritual (véase 2 Tesalonicenses 2:2-7). Las Escrituras se acabaron, la apostasía se esparció y la Iglesia que Cristo estableció durante su ministerio terrenal dejó de existir (véase 2 Nefi 27:4-5)
Testifico que Dios el Padre y su Hijo Jesucristo aparecieron a José Smith en la primavera de 1820, poniendo de ese modo fin a la larga noche de la apostasía (José Smith-Historia 15-20); que a José Smith aparecieron otros seres, incluso Pedro, Santiago, Juan y Juan el Bautista, quienes lo ordenaron con autoridad para actuar en el nombre de Dios (José Smith-Historia 68-72; D. y C. 27:5-13). La Iglesia y reino de Dios se ha restaurado en estos últimos días y es La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, con todos los dones, los derechos, los poderes, las enseñanzas, los oficiales y las bendiciones de la Iglesia primitiva véase D. y C; 65; 115:3-4).
Testifico que, mediante el Libro de Mormón, Dios ha proporcionado, para nuestra época, evidencia tangible de que Jesús es el Cristo y de que José Smith fue su Profeta (D. y C. 20:8-33). Este otro testamento de Jesucristo es un relato sagrado de los antiguos habitantes de las Américas; fue traducido por José Smith mediante el don y el poder de Dios (D. y C. 135:3). Los que lean el Libro de Mormón y mediten en él y pregunten a nuestro Padre Eterno, en el nombre de Cristo, si es verdadero, sabrán por sí mismos que lo es, por medio del poder del Espíritu Santo, siempre que pidan con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo (véase Moroni 10:3-5).
Testifico que América es una tierra escogida (2 Nefi 1:5); que Dios erigió a los padres de la patria de los Estados Unidos de América y estableció una constitución inspirada (D. y C. 101:77-80), la que constituyó el prólogo indispensable de la restauración del evangelio (3 Nefi 21:4). América será una tierra bendita para los justos para siempre y es la base desde la cual Dios continuara dirigiendo las operaciones de su reino de los últimos días para todo cl mundo (véase 2 Nefi 1:7).
Testifico que ha habido, que hay y que habrá sucesores legítimos del profeta José Smith, los que poseen las llaves del reino de Dios sobre la tierra, o sea, el Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días (D. y C. 21:1-7; 107:91-92; 112:15). Él recibe revelación de Dios para dirigir Su reino. Testifico que los demás que laboran con él son profetas, videntes y reveladores, a saber, la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles (D. y C. 112:30).
Testifico que la iniquidad se va extendiendo en todas las tases de nuestra sociedad (D. y C. 84:49-53; 1:14-16) y que esta mejor organizada, mas hábilmente encubierta y que se fomenta con mas poder que nunca; que las combinaciones secretas encaminadas a ganar poder, ganancia y gloria están floreciendo; que una combinación secreta que procura derribar la libertad de todas las tierras, naciones y países va aumentando su maligna influencia y dominio sobre América y en el mundo entero (Eter 8:18-25).
Testifico que la Iglesia y reino de Dios va creciendo en fortaleza; que sus números van creciendo al igual que la fidelidad de sus miembros fieles, que nunca ha estado mejor organizada ni mejor equipada que ahora para efectuar su divina misión.
Testifico que, al aumentar las fuerzas del mal bajo la dirección de Lucifer, y que, al aumentar las fuerzas del bien bajo la dirección de Jesús, habrá cada vez mas batallas entre las dos partes hasta que lleguen a la confrontación final; que al adquirir mayor relieve los problemas y volverse más obvios, todos los seres humanos tendrán finalmente que alinearse o con el reino de Dios o con el reino del diablo; que, al rugir esos conflictos, ya sea en secreto o al descubierto, los justos serán probados; que la ira de Dios pronto sacudirá a las naciones de la tierra y se derramara sobre los malvados sin medida (José Smith-Historia 45; D. y C. 1:9); que Dios proporcionará fortaleza a los justos y también los medios de escapar, y que, al fin, triunfará la verdad (1 Nefi 22:15-23).
Testifico que ha llegado el momento de que todo hombre ponga su propia casa en orden tanto temporal como espiritualmente. Es hora de que el incrédulo aprenda por si mismo que esta obra es verdadera, que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días es el reino que Daniel profetizó que Dios establecería en los últimos días, para no ser jamas destruido, la piedra que por fin llenaría toda la tierra y que permanecería para siempre (Daniel 2:34 45; D. y C. 65:2). Es hora de que nosotros, los miembros de la Iglesia, obedezcamos a Dios en todas las cosas, usemos nuestra influencia para hacer popular lo que es correcto y para hacer impopular lo que es falso. Tenemos las Escrituras, los profetas y el don del Espíritu Santo. Ahora, necesitamos ojos para ver, oídos para oír y corazones para entender y obedecer las instrucciones de Dios.
Testifico que, dentro de pocos años, la tierra será limpiada (D. y C. 76:41), que Jesús el Cristo vendrá de nuevo, esta vez con poder y gran gloria para subyugar a sus enemigos y gobernar y reinar en la tierra (D. y C. 43:26-33); que en el momento indicado, todos los hombres recibirán la resurrección y entonces enfrentaran al Maestro en el juicio final (2 Nefi 9:15, 41); que Dios recompensara a cada uno de acuerdo con sus hechos en la carne (Alma 5:15).
Os testifico que el gozo completo solo se obtendrá por medio del sacrificio expiatorio de Jesucristo y por la obediencia a todas las leyes y las ordenanzas del evangelio, las cuales se encuentran únicamente en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días (véase el tercer Articulo de Fe).
De todo lo que he dicho testifico humildemente y doy solemne testimonio de que es verdadero, y lo hago en el nombre de Aquel que es la cabeza de esta Iglesia, o sea, Jesucristo. Amén.

























El presidente dice que en pocos años la tierra será limpiada y vendrá Jesucristo! Eso lo dijo hace mas de 20 años siendo así que debemos entender por pocos años? Menos de una decada,Decadas, centenarios o milenios?
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