Conferencia General Octubre 1989
Sigamos el ejemplo de nuestro Salvador
Por la Hermana Michaelene P. Grassli
Presidenta General de la Primaria
«No tengan miedo a Satanás ni a lo futuro, sino que sigan el ejemplo del hijo de nuestro padre celestial, nuestro Salvador Jesucristo. Entonces se fortalecerán y podrán decir con confianza: ‘vete de mi, Satanás’.»
¿Se han preguntado ustedes, jovencitas de la Primaria, cómo será su vida cuando sean grandes?
¿En que cifran sus sueños? Amy, que tiene diez años, me dijo: «Imagino cómo iré a ser, adónde iré y lo que haré». Kristine, de once años, dijo: «Me preocupa lo malo que ocurre en la escuela; ¡hay cosas que me asustan!
¿Qué les reservara a ustedes el futuro? ¿Acaso grandes riesgos? ¿O enfrentarán peligros? ¿O tendrán pesares? ¿Tendrán amor y una familia? ¿Tendrán desilusiones? ¿Tendrán alegrías?
La respuesta a todas esas preguntas es si. ¡Si, si! Todo es posible.
Imaginen que tienen mucho hambre y que las hacen pasar a un comedor donde hay una diversidad de mesas de banquete con toda clase de comidas y que les permiten escoger lo que deseen. En una mesa hay alimentos sabrosos, pero que no son muy nutritivos. En otra, hay comidas definitivamente dañinas para el organismo y que les causarían aun la muerte. En otras mesas hay sólo un tipo de comida, como nada mas que postres. ¡Pero hay todavía otra con una gran variedad de deliciosas comidas bien equilibradas, saludables y nutritivas! ¿Que comida escogerían?
Sea lo que fuere que les reserve el futuro, así como las mesas del banquete están repletas de comidas en espera de que se les pruebe, la vida es un fabuloso festín de experiencias en espera de que ustedes las escojan. Al presente, tienen ustedes hambre de saber de la vida, y hay muchísimas «mesas», por decirlo así, de las cuales pueden ustedes escoger. Recuerden que algunas selecciones parecen buenas, pero hacen daño. Otras ofrecen diversión, pero no llevan a ninguna parte. Otras podrían destruirlas. Al igual que el festín de la mesa del banquete con una variedad de alimentos sanos es mejor para nuestro organismo, el mejor festín que podemos tener en la vida esta a la «mesa» de nuestro Señor.
¿Que hay en la mesa del Señor? Hay amor, sana alegría, música edificante, serena oración, las Escrituras, sonrisas, aprendizaje, conversación feliz, cálidos abrazos, buenos amigos y servicio al prójimo. Allí se encuentra el regocijo eterno. Por eso, en la Primaria ustedes repiten el lema: «Cumpliré con el plan que Dios preparó para mi». Aun cuando la desilusión, el desaliento y el pesar les saldrán al paso junto con lo bueno, si cumplen con el plan de Dios, se sentaran a la mesa del Señor, donde la satisfacción espiritual es mucho mas grande y dura mucho mas que la satisfacción física de la comida.
Mis queridas hermanas: Satanás quiere tenerlas en su bando. El juró antes de la fundación del mundo que haría todo lo posible por atraparlas, esclavizarlas y arruinarlas. El quiere atraparlas a ustedes sobre todo porque poseen la verdad. Ustedes son las que ejercerán una buena influencia en las otras personas, las que cambiarán vidas y guiaran a los demás hacia nuestro Padre Celestial. Las mujeres de la Iglesia tenemos una obra de importancia suprema que realizar para el Señor. Por eso Satanás las quiere a ustedes en su bando, porque esa es la mejor victoria para el, ya que así no sólo les habrá quitado a ustedes sus bendiciones eternas, sino que también privara a otras personas del buen ejemplo que ustedes les habrían dado.
Lo que se ve en la mesa de Satanás a veces parece muy atractivo, entretenido e inofensivo. En realidad, Satanás puede hacernos creer que cosas espantosas se pueden hacer porque esta bien hacerlas.
Si el se les presentara con un aspecto horrible y espeluznante, y les dijera: «Ven conmigo», ustedes se alejarían veloces, a todo correr; pero Satanás sabe que eso no le resulta con ustedes y, por lo tanto, tiene que engañarlas. Uno de los métodos de que se vale es hacer que lo malo parezca bueno. Escuchen lo que dice: «Si todos lo hacen» o «nadie lo sabrá», o «sólo esta vez no te hará daño» o «en realidad no es malo hacer esto».
Ustedes han oído algunas de esas frases, ¿no es así? «Pero no fue Satanás quien lo dijo», dirán ustedes. Yo les respondo: «Si fue el mensaje de Satanás que llegó a ustedes, quizá por medio de alguien que esta, en algún grado, en el poder del diablo. Esas frases son señales de advertencia y, cuando las oigan, deben al punto alejarse corriendo del peligro.
A veces probamos a decirnos a nosotros mismos que lo malo es bueno. Lo hacemos para tranquilizarnos la conciencia con respecto al hacer lo indebido. En un programa de televisión, hace poco, a una chica la sorprendieron quebrantando un serio reglamento de la familia, y ella dijo: «Si yo no he desobedecido; sólo deseaba aprender a ser independiente». Y bien, pese a lo que ella dijo y a cómo trató de justificar lo que había hecho, lo cierto es que desobedeció un reglamento instituido para protegerla, y cuando lo desobedeció, la protección desapareció. Puesto que es importante recordar eso, lo repetiré: Cuando la jovencita desobedeció, la protección desapareció.
Satanás anhela que perdamos nuestra protección, o sea, la ayuda del Espíritu Santo, porque así, el obtiene poder sobre nosotros. Cuando obedecemos, contamos con la protección del Espíritu Santo. Nuestro Señor ha dicho: «Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis» (D. y C. 82:10).
Satanás nos tentara toda la vida. Al ir aumentando en años, el nos tienta para que pensemos «yo no valgo mucho» o «ya he hecho mi parte y ahora le toca el turno a otra persona», o «es ya demasiado tarde para mi» o «los lideres de la Iglesia no lo saben. Yo se mas que ellos». Si esos pensamientos nos llegan a la mente, sabremos que son señales que nos hacen saber que estamos en peligro: en peligro de perder el Espíritu Santo, de perder el testimonio y el regocijo eterno. En esas ocasiones también tenemos que dar media vuelta y escapar del peligro que tenemos por delante.
¿Y hacia dónde hemos de correr? Hacia nuestro Padre Celestial.
Supongan que tienen una obra muy importante que realizar y que hay varias personas a las que podrían pedirles que la llevaran a cabo. ¿A quien escogerían? ¿No escogerían acaso a la que estuviera mejor preparada para ello?
Eso fue lo que hizo nuestro Padre Celestial. La importantísima obra que había que realizar era la de salvarnos del pecado y de la muerte espiritual v mostrarnos el camino para volver a nuestro Padre. A diferencia de Satanás, que desea destruirlas, el Padre Celestial las quiere tener a su lado porque las ama. El ha proporcionado las formas de protegerlas de Satanás. Y ¿a quien escogió para mostrarnos el camino? Escogió a su Hijo Jesucristo. «He aquí, yo soy el que fui preparado desde la fundación del mundo para redimir a mi pueblo» (Eter 3:14).
Esa es la obra de nuestro Padre Celestial. Nuestra obra es la de vivir dignas de volver a la presencia de nuestro Padre Celestial y ayudar a los demás a hacer lo mismo.
Cuando Jesus estaba en el desierto, Satanás le prometió poder y gloria si le adoraba. Jesus, que conocía la falsedad de las promesas de Satanás, le dijo: «Vete de mi, Satanás», o sea, «vete, no me molestes porque no te haré caso». (Véase Lucas 4:1-13; véase además, Mateo 4:8-10.)
Satanás ejercerá su influencia en nosotras sólo si se lo permitimos. Cada vez que ustedes resisten el mal, el Señor las bendice con mas fortaleza para resistir. Cuando yo hago algo que no debo, siento disgusto. Pero en cuanto digo en mi mente «Vete de mi, Satanás», siento una oleada de fortaleza y poder para resistir. Es el Espíritu Santo que me ayuda; es un sentimiento de magnifica seguridad. El resistir a Satanás aumenta nuestro deseo de estar a la mesa dei Señor; nos prepara para recibir mas del alimento que da vida v que el Señor tiene para nosotros.
Si bien es importante estar al tanto del deseo de Satanás de llevarnos a su bando, no tenemos por que vivir con temor. En Doctrina y Convenios se nos enseña: » . . . si estáis preparados, no temeréis» (D. y C. 38:30). Al prepararnos para recibir las bendiciones del Señor y ser dignas de servirle, reunimos fortaleza -poder del Espíritu Santo para vencer el mal.
Parte de esa preparación es el arrepentimiento. Si ustedes hubieran hecho algo malo, confío en que reconozcan que era malo y se arrepientan y. de ser preciso, hablen con sus padres, o con su obispo o con su maestra. Ellos las quieren y les indicarán que hacer para arrepentirse, purificarse y empezar de nuevo.
Hermanitas, no tengan miedo a Satanás ni a lo futuro, sino que sigan el ejemplo del Hijo de nuestro Padre Celestial, nuestro Salvador Jesucristo. Entonces se fortalecerán v podrán decir con confianza: «Vete de mi, Satanás».
Cuando yo era chica, en verano, por las mañanas, lo primero que oía por la ventana abierta era el canto del pájaro sabanero. Me gustaba el piar del chorlito, el gorjear del paro carbonero v el chillar de la urraca; pero el canto del sabanero me parecía el mas hermoso y adiestre el oído para percibirlo entre todos los demás sonidos.
Del mismo modo, podemos adiestrar nuestra percepción espiritual para reconocer la voluntad de nuestro Padre Celestial para con nosotras, y eso se logra haciendo lo bueno. Se nos ha dicho: «. . .[buscad] diligentemente en la luz de Cristo, para que Podais distinguir el bien del mal; y si recogéis toda cosa buena, y no la condenáis, ciertamente seréis hijos de Cristo» (Moroni 7:19).
«Recoger toda cosa buena» quiere decir buscar lo bueno y hacer lo bueno. Entonces experimentaran sentimientos agradables. Sabrán escoger lo bueno. Aun cuando no siempre oigan la respuesta con la claridad que yo oía el canto del pájaro sabanero, podrán percibir que lo que hagan será lo correcto.
El presidente Benson habló a todos los niños en la ultima conferencia general y les dijo cómo ser felices; dijo a todas ustedes lo que nuestro Padre Celestial desea que sepan. Saquen copia de ese mensaje y guárdenlo con sus Escrituras. Léanlo una y otra vez. Hagan lo que dice el Profeta y conocerán el plan que Dios preparó para ustedes y sabrán cómo seguirlo.
Sigan el ejemplo de las mujeres huellas. En esta ocasión, han visto a mujeres que se esfuerzan por seguir el plan de Dios. La hermana Jepsen, que esta dirigiendo, la hermana Doxey y la hermana Jack, que nos han dirigido la palabra, son grandes ejemplos, modelos que ustedes pueden seguir. Doy fe de la veracidad de lo que han dicho. La hermana Joy Evans, la hermana Jayne Malan y la hermana Ruth Wright, consejeras, respectivamente, de la Sociedad de Socorro, de las Mujeres Jóvenes y de la Primaria son mujeres espirituales v grandes lideres. Los miembros de las mesas directivas generales de la Primaria, de las Mujeres Jóvenes y de la Sociedad de Socorro, que están en el estrado, han escogido servir con abnegación al Señor. Ellas también han tenido sus aspiraciones y sus preocupaciones, han progresado, como ustedes van progresando, y han hecho mucho bien tanto en privado como en su servicio a la Iglesia
Y mis queridas hermanas, la presidenta de la Sociedad de Socorro, Barbara Winder, y la presidenta de las Mujeres Jóvenes, Ardeth Kapp, son verdaderas heroínas. Cuando la hermana Kapp era niña, como muchas de ustedes, le costaban mucho trabajo los estudios. Posteriormente, se graduó con distinción y obtuvo títulos universitarios. Cuando la hermana Winder tenia la edad de ustedes, se inquietaba porque sus padres no eran activos en la Iglesia; ahora, ya se han sellado en el templo. Al igual que ustedes y que yo, las hermanas Kapp y Winder todavía tienen preocupaciones y dificultades, y saben que las cosas no siempre resultan como queremos, pero nuestro Padre Celestial siempre nos ayudara si nos esforzamos por ser obedientes, y entonces tendremos lo que sea mejor para nosotras. Ellas se han preparado, siguen a nuestro Salvador, siguen al Profeta y, al hacerlo, han aprendido el plan de Dios para ellas y procuran con fidelidad seguir ese plan.
Como ustedes, ellas fueron chicas comunes con los mismos sueños y temores que tienen ustedes. Ahora, son mujeres comunes que llevan una vida extraordinaria al realizar parte de la trascendental obra del Señor, como lo harán ustedes Barbara y Ardeth, ¡cuanto las quiero! Ustedes son dignos ejemplos para todas nosotras.
Ustedes, jovencitas, sigan el ejemplo de estas hermanas. También tienen a muchas otras mujeres buenas cerca de ustedes. Observen las buenas obras de sus madres. Sus abuelas, hermanas, tías, lideres y maestras también poseen buenas cualidades y les enseñarán muchas cosas buenas; saben lo importante que es seguir al Salvador y ser un buen ejemplo para ustedes.
Sobre todo, cumplan con el plan que Dios ha preparado para ustedes. Prepárense y no tengan temor, porque Dios las conoce y las ama, y velara por ustedes.
La ultima parte de la letra de la canción que interpretara en seguida este magnifico coro nos dice cuanto desea nuestro Padre Celestial que cumplamos con su plan para nosotras. La canción dice:
«¿Que nos pide? Que vivamos como su divino Hijo.»
Así como la comida satisface nuestro hambre físico, podremos participar con satisfacción y felicidad de todo lo que el Padre tiene para nosotras si, al vivir como vivió su Hijo, nos sentamos a la mesa del Señor. De estas cosas doy testimonio en el nombre de Jesucristo. Amen
























