El espíritu de Elías

Conferencia General Octubre 1994

El espíritu de Elías

Élder Russell M. Nelson
Del Quorum de los Doce Apóstoles

«El prestar servicio juntos en el templo es una actividad sublime para la familia. Lleva en sí su propia motivación y la verificación de la verdad de esta obra única en su género.»

En el transcurso de un año, cuatro de nuestras queridas Autoridades Generales han llegado al fin de su misión en la vida terrenal. La muerte del presidente Ezra Taft Benson y de los élderes Marvin J. Ashton, Sterling W. Sill y Clinton L. Cutler ha provocado indescriptibles expresiones de amor a sus respectivas familias. Su partida también hace destacar esta explicación de las Escrituras sobre la obra que se lleva a cabo del otro lado del velo:

«…los fieles eíderes de esta dispensación, cuando salen de la vida terrenal, continúan sus obras en la predicación del evangelio… en el gran mundo de los espíritus de los muertos (D. y C. 138:57).

El presidente Spencer W. Kimball enseñó que «nuestra gran función en ese aspecto de la obra misional es llevar a cabo en la tierra las ordenanzas que se requieren por los que acepten el evangelio allá» (Ensign, enero de 1977, pág. 3).

Esas expresiones, unidas al hecho de que el mes que viene se cumple el centenario de la Sociedad Genealógica de Utah, destacan la gran importancia e influencia del «espíritu de Elías». Es de notar que la fecha del centenario se aproxima a la del cumpleaños del presidente Howard W. Hunter, que en una época presidió esa sociedad y que ahora nos exhorta a asistir regularmente a la Casa del Señor.

EL BAUTISMO ES ESENCIAL PARA ENTRAR EN EL REINO DE DIOS

Las siguientes palabras de Jesús tienen aplicación eterna y son básicas para comprender el cristianismo: «…el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios» (Juan .3:5).

Después de la Crucifixión, Jesús ejerció Su ministerio en el mundo de los espíritus, poniendo en movimiento la obra misional entre los que habían muerto sin escuchar el evangelio (1 Pedro 4:6; D. y C. 138:10-37). Lógicamente, se espera que esas almas reciban el bautismo, Y, sin embargo, hay un solo versículo en el Nuevo Testamento que se refiere a ese requisito:

«De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?» (1 Corintios 15:29).

Esas preguntas que hizo el apóstol Pablo habrían quedado sin respuesta si no fuera por la revelación de los últimos días; con esa revelación, se hace muy claro el porqué. La aclaración comenzó cuando el ángel Morona instruyó al profeta José Smith, diciendo:

«…yo os revelaré el sacerdocio, por conducto de Elías el profeta, antes de la venida del grande y terrible día del Señor.
«Y él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres.

«De no ser así, toda la tierra sería totalmente asolada a su venida» (D. y C. 2:1-3).

José Smith comparó la enseñanza de Moroni con una profecía similar de Malaquías de que Elías habría de volver (Malaquías 4:5-6). Sabemos que, en efecto, Elías volvió, por lo menos dos veces, después de la promesa de Malaquías: Durante la transfiguración de Cristo, Elías apareció en el monte a Pedro, a Santiago y a Juan (Mateo 17:3). Y en el Templo de Kirtland, el 3 de abril de 1836, Elías apareció al Profeta y a Oliver Cowdery y les dijo: «…se entregan en vuestras manos las llaves de esta dispensación…» (D. y C. 110:16).

El profeta José Smith fue elegido para restablecer la Iglesia, para recibir y administrar la autoridad del sacerdocio, y para restaurar verdades claras y preciosas que se habían perdido (1 Nefi 13:26, 28-29, 32, 34-35, 40). Una de esas doctrinas era la de la salvación de los muertos, una parte vital de la prometida «restauración de todas las cosas» (Hechos 3:21).

Hace algunos años, el entonces élder Howard W. Hunter dijo lo siguiente:

«¿Sería razonable pensar que las personas que han vivido y muerto sobre la tierra sin la oportunidad del bautismo quedaran privadas de bendiciones por toda la eternidad? ¿Hay algo irracional en la idea de que los vivos efectúen los bautismos por los muertos? Tal vez el ejemplo más grandioso de obra vicaria por los muertos sea el del Maestro mismo; El dio Su vida como expiación vicaria a fin de que todos los que mueran vuelvan a vivir y tengan vida sempiterna. Él hizo por nosotros lo que nosotros no podíamos hacer. De manera similar, efectuamos ordenanzas por aquellos que no tuvieron la oportunidad de hacerlas durante su vida.

«Y no sólo se hacen bautismos por los muertos, sino también la investidura; y los sellamientos, en los cuales los esposos se convierten en compañeros eternos y los hijos son sellados a ellos como familia. El sellamiento de las familias puede continuarse hasta que la familia de Dios se haga perfecta. Ésa es la gran obra de la dispensación del cumplimiento de los tiempos… Unir y redimir a la familia de Dios era el plan divino aun antes de que se colocaran los cimientos de esta tierra» (Ensign, diciembre de 1971, págs. 71-72).

Las palabras del presidente Hunter claramente hacen énfasis en la importancia de la obra del templo por nuestra propia familia y nos ayudan a entender la profecía del Antiguo Testamento que dice que «subirán salvadores al monte de Sión» (Abdías 1:21). El prestar este tipo de servicio enaltecedor por personas a las que no vemos es uno de los actos más nobles de la bondad humana.

LA OBRA DEL TEMPLO EN TIEMPOS ANTIGUOS Y MODERNOS

Desde los días de Adán hasta el meridiano de los tiempos, las ordenanzas del templo se efectuaban sólo por los vivos. Las que se harían por los muertos esperaban la expiación y el ministerio que el Salvador desempeñaría después de Su muerte.

Cuando el Templo de Kirtland se diseñó, no había nada en él para hacer bautismos por los muertos. Sin embargo, tuvo un importante propósito preparatorio. Una semana después de haber sido dedicado, el Señor visitó el templo para aceptarlo personalmente. Después, bajo Su dirección, Moisés, Elías y Elías el profeta restauraron determinadas llaves de autoridad del sacerdocio.

Cinco años más tarde, los santos se hallaban en Nauvoo, estado de Illinois. Allí, el Señor les mandó otra vez construir un templo, esta vez con ciertas instalaciones nuevas, porque, según Él dijo:

«…no hay una pila bautismal sobre la tierra en la que mis santos puedan ser bautizados por los que han muerto, «porque esta ordenanza pertenece a mi casa…» (D. y C. 124:29-30).

Después, para asegurarse de que no hubiera malas interpretaciones, dio esta solemne advertencia:

«…y si no habéis hecho estas cosas… seréis rechazados como iglesia, junto con vuestros muertos, dice el Señor…» (D. y C. 124:32; cursiva agregada).

Aunque el Templo de Nauvoo fue después destruido por un incendio, cumplió el propósito sagrado que tenía.

LOS REGISTROS GENEALÓGICOS PARA UTILIZAR EN EL TEMPLO

En todo el mundo, los miembros de la Iglesia preparan fielmente los registros familiares para utilizarlos en los muchos templos. Cuando allí se llevan a cabo las ordenanzas se requiere que haya más documentación, porque el Señor dijo:

«…Al bautizarse alguno de vosotros por sus muertos, esté presente un registrador para que sea testigo ocular de vuestros bautismos…
«A fin de que todo lo que registréis, sea registrado en los cielos; lo que atéis en la tierra, sea atado en los cielos; lo que desatéis en la tierra, sea desatado en los cielos» (D. y C. 127:6-7).

Esta importante doctrina impresionó mucho al Profeta. Sus pensamientos estaban en armonía con los de otros profetas anteriores. José Smith escribió lo siguiente:

«…Juan el Revelador estaba considerando precisamente este tema referente a los muertos, cuando declaró… vi a los muertos… de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos… y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros…

«…y lo que no registréis en la tierra no será registrado en los cielos; porque de los libros serán juzgados vuestros muertos… (D. y C. 128:6, 8).

ELÍAS Y LAS LLAVES DE AUTORIDAD DEL SACERDOCIO

En 1844, José Smith preguntó: «¿Qué es este oficio y obra de Elías el Profeta?» Y él mismo contestó en seguida la pregunta de esta manera: «Es uno de los asuntos más grandes e importantes que Dios ha revelado…

«…el espíritu de Elías es que rescatemos a nuestros muertos, seamos unidos a nuestros padres que se hallan en el cielo., Este es el poder de Elías el Profeta y las llaves del reino de Jehová» (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 415).

Algunos todavía no han percibido el espíritu de Elías ni su poder. Sin embargo, esta advertencia nos obliga:

«…éstos son principios referentes a los muertos y a los vivos que no se pueden desatender… Porque su salvación es necesaria y esencial para la nuestra… ellos sin nosotros no pueden ser perfeccionados, ni tampoco podemos nosotros ser perfeccionados sin nuestros muertos» (D. y C. 128:15).

La responsabilidad de José Smith era «establecer los cimientos» de esta gran obra (D. y C. 1:30; 21:2; 124:118). Los detalles importantes se revelarían más adelante. En la conferencia de abril de 1894, el presidente Wilford Woodruff anunció esta revelación:

«Queremos que los Santos de los Últimos Días empiecen desde ahora a investigar su genealogía, tanto como puedan, y a ser sellados a su madre y su padre. Que los niños se sellen a sus padres y unamos los eslabones de esta cadena hasta donde nos sea posible… Es la voluntad del Señor para Su pueblo» (En Messages of the First Presidency, compilación de james R. Clark, 6 tomos [Salt Lake City: Bookcraft, 1965-75] 3:256-57- Véase también Descreí Semi-Weehly News, 17 de abril de 1894, pág. 1).

EL CENTENARIO DE LA SOCIEDAD GENEALÓGICA DE UTAH

Esa revelación de abril llevó a la organización de la Sociedad Genealógica de Utah, que se efectuó el 13 de noviembre de 1894. Sus objetivos eran «establecer y mantener una biblioteca genealógica… enseñar a los miembros a recopilar registros familiares presentables y a trazar su linaje; y fomentar las ordenanzas del templo» (Archibald F. Bcnnett, «The Genealogical Society of Utah», Improvement Era, abril de 1894, pág- 1). Los acontecimientos de ese año histórico establecieron la investigación de historia familiar y el servicio en el templo como una sola obra de la Iglesia.

En el siglo que ha pasado, se ha logrado mucho. Cada vez hay más personas que se entusiasman por descubrir sus raíces, y la Iglesia hace todo lo posible por ayudarles. La Iglesia ha adoptado el término Historia familiar para animar a todos los miembros a hacer investigación, especialmente a los que puedan sentirse intimidados por la palabra genealogía. Además, se han establecido en el mundo dos mil ciento cincuenta centros de historia familiar. Por ejemplo, el Centro de Investigación de Historia Familiar del Edificio Conmemorativo José Smith («Joseph Smith Memorial Buildíng») tiene varios cientos de miles de visitantes, de los cuales por lo menos dos tercios han encontrado algo de lo que buscaban sobre sus antepasados.

Muchos cientos de miles de personas utilizan más de trescientas mil copias del programa de computadoras de la Iglesia, el Archivo Personal de Antepasados («Personal Ancestral File»), en las bibliotecas y los hogares. Millones de genealogistas de todo el mundo, la mayoría de los cuales no son miembros de la Iglesia, emplean nuestro Programa de Investigación de Historia Familiar («FamilySearch»). Y el de «TempleReady» permite que se pueda lograr en forma conveniente y casi inmediata, con una computadora personal, la aprobación de nombres para las ordenanzas del templo, lo cual antes llevaba mucho tiempo y trabajo.

Mi esposa y yo, junto con nuestra familia, hemos enviado los nombres de nuestros antepasados al templo y hemos efectuado las ordenanzas por ellos. Como tenemos la suerte de vivir cerca de un templo, nos reunimos allí temprano por la mañana y, por lo general, en menos de una hora ya hemos terminado la obra preliminar; entonces se lleva a los jóvenes a la escuela, las madres regresan a la casa y los hombres se van a trabajar… y llegan a tiempo. Cuando efectuamos investiduras o sellamientos, los adultos de la familia que puedan ir prefieren reunirse al atardecer para compartir esa experiencia especial. Después, nos reunimos en casa para poner al día los registros y disfrutar de las golosinas hechas por mi esposa.

También estamos haciendo la obra en el templo por los antepasados de un converso ruso a quien no le es posible viajar hasta un templo. Mientras nuestro hijo cumplía la misión en Rusia, este devoto hermano le encomendó los preciados registros de sus familiares, junto con la súplica de que se encargara de hacer la obra en el templo por ellos. Cuando nuestros hijos y nietos van al templo a efectuar esas ordenanzas, necesitan la ayuda de mi hijo para la pronunciación de los nombres, pero no para sentir el gozo de esta obra.

El prestar servicio juntos en el templo es una actividad sublime para la familia. Lleva en sí su propia motivación y la verificación de la verdad de esta obra única en su género.

LOS DERECHOS DE DECISIÓN PERSONAL, RESPONSABILIDAD Y VIDA PRIVADA

¿Para quiénes es eficaz la obra del templo? Los principios del albedrío del hombre rigen en ambos lados de velo. Allá, en los ámbitos del mundo de los espíritus, la decisión personal y la responsabilidad son de extrema importancia. No todos aceptarán estas ordenanzas; no todos los que decidan aceptarlas serán dignos de recibirlas. Las Escrituras indican que se requerirán la fe, el arrepentimiento y la obediencia para consumar esta obra vicaria.

Acá, de este lado del velo, tenemos limitaciones en cuanto al tiempo y a la disponibilidad de templos. Esto significa que debemos dar la prioridad a buscar a nuestros propios parientes y a llevar a cabo por ellos las ordenanzas. El espíritu de Elías inspirará a los miembros de la Iglesia para que unan a sus generaciones, en lugar de enviar nombres de personas con las cuales no están emparentados.

Por supuesto, reconocemos que hay muchos que no son de nuestra fe a quienes no les gusta e incluso les ofende la idea de que se hagan ordenanzas en el templo por sus muertos. A ellos les decimos que nuestro Padre Celestial dirigió la restauración de las llaves de autoridad del sacerdocio, ciertamente sin deseos de ofender a ninguno de Sus hijos. Al contrario, lo que El desea es bendecirlos. Esta doctrina y sus ordenanzas están llenas de amor y tienen por objeto perpetuar la más dulce de todas las relaciones humanas, en familia y para siempre.

Sin embargo, la Iglesia no desea ofender sensibilidades. La Primera Presidencia ha pedido que, siempre que sea posible, se protejan los derechos privados del individuo. En 1972, escribió lo siguiente:

«Las personas que envíen nombres que no sean de antepasados directos deben haber conseguido la aprobación del pariente más cercano del muerto antes de enviar registros de personas nacidas en los últimos noventa y cinco años» (Records Submission Manual, cuarta edición [Salt Lake City: Genealogical Society of The Church of Jesús Christ of Latter-day Saints, 1973], pág. 16).

Además, cada vez que se utilizan nuestros programas de computadora aparecen las advertencias en cuanto a los derechos privados.

Por otra parte, en un gesto de generosidad y buena voluntad, los líderes de la Iglesia continúan poniendo las instalaciones de historia familiar al servicio de cualquier persona interesada, sea cual sea su religión, y en forma gratuita. A su vez, se invita a los usuarios a que agreguen datos genealógicos a los registros ya existentes y que están en continuo aumento.

LAS OPORTUNIDADES DESERVIR

No hace mucho, el presidente Howard W. Hunter hizo estos comentarios:

«Seamos una gente que asiste al templo y ama la obra que se realiza en él. Apresurémonos a ir al templo… no sólo por nuestros parientes muertos, sino también por las bendiciones personales que recibimos al adorar en ese lugar» (Ensign, julio de 1994, pág. 5).

La exhortación del presidente Hunter nos recuerda que podemos proveer nombres y efectuar ordenanzas por antepasados cuyos datos ya tengamos y que, siempre que sea posible, asistamos al templo regularmente. Cuantas veces lo hagamos dependerá de nuestras circunstancias personales, de la dirección de los líderes de la Iglesia y de las impresiones del Espíritu. En el transcurso de nuestra vida, cada uno de nosotros puede hacer algo de importancia en este sentido.

Deseo agregar que el crear a diario memorias gratas con nuestra familia es una parte importante de hacer que la historia familiar sea placentera. Cada día que vivimos en la tierra nos puede brindar un. Pedacito del cielo.

Muchas personas hacen la jornada de la vida sin compañeros. A ellas también las necesitan sus familias a ambos lados del velo. Habrá otros que nunca puedan asistir a un templo durante su vida terrenal. El consuelo que reciben los fieles es el conocimiento de que, a los que aman al Señor y se esfuerzan por obedecer Sus mandamientos, no se les privará de ninguna bendición. Seremos juzgados por nuestras obras y por los deseos de nuestro corazón, y será de acuerdo con el tiempo y con la manera misericordiosa del Señor.

La mente de ningún mortal podría haber concebido esta obra divina; ella es evidencia de la restauración del evangelio en su plenitud y ha surgido por el espíritu de Elías.

«Ofrezcamos, pues, como iglesia y como pueblo… una ofrenda al Señor en rectitud; y presentemos en su santo templo… un libro que contenga el registro de nuestros muertos… digno de toda aceptación» (D. y C. 128:24).

Entonces bendeciremos y seremos bendecidos como salvadores en el Monte de Sión. Lo testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.

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