Pensad en Cristo

PENSAD EN CRISTOlogo 4
por el presidente Ezra Taft Benson

Ezra Taft Benson¿Qué haría el Salvador?

Cuando el presidente George Albert Smith era niño, vivió una experiencia que cambió su vida completamente. Al respecto, él escribió:

«Cuando tenía trece años de edad, asistí a la Academia Brigham Young [precursora de la Universidad Brigham Young]. Aunque no recuerdo mucho de lo que aprendí ese año que estudié allí, hay algo que probablemente nunca olvidaré. . . Cierto día, el Dr. Karl G. Maeser se puso de pie y dijo: ‘Y no sólo tendréis que rendir cuentas por vuestras obras, sino que también seréis responsables de todos vuestros pensamientos’.

«A esa temprana edad, y no teniendo aún el hábito de controlar mucho mis pensamientos, me sentí aterrado y confuso en cuanto a lo que debía hacer. A la semana o casi diez días después de haber oído aquellas palabras, comprendí de repente lo que él había querido decir: Seréis responsables de vuestros pensamientos en vista de que, al concluir vuestra vida en el estado mortal, todo aquello que hayáis hecho será la suma de vuestros pensamientos. Para mí esa declaración ha constituido una gran bendición toda mi vida y me ha servido en muchas ocasiones para evitar los pensamientos indebidos, puesto que sé que, al final de mi vida, seré precisamente el producto de mis pensamientos.» (Sharing the Gospel with Others, Salt Lake City: Déseret Book, 1948, págs. 62-63.)

Los hábitos forman el carácter

Los pensamientos conducen a los hechos, los hechos a los hábitos, los hábitos al carácter: nuestro carácter determinará nuestro destino eterno.

El rey Benjamín tenía un claro entendimiento de esa verdad. En el penúltimo versículo de su gran discurso registrado en el Libro de Mormón, él dijo:

«Y por último, no puedo deciros todas las cosas mediante las cuales podéis cometer pecado; porque hay varios modos y medios, tantos que no puedo enumerarlos.» (Mosíah 4:29.)

En el último versículo, el rey Benjamín aconseja que debemos cuidarnos a nosotros mismos y nuestros pensamientos (véase Mosíah 4:30).

Cuando Cristo apareció en América después de su resurrección, dijo:

«He aquí, fue escrito por lo antiguos que no cometerás adulterio; «más yo os digo que quien mira a una mujer para codiciarla, ya ha cometido adulterio en su corazón.
«He aquí, os doy el mandamiento de que no permitáis que ninguna de estas cosas entre en vuestro corazón.» (3 Nefi 12:27-29.)

¿Que no entre en vuestro corazón? Naturalmente, porque es así como lo dicta este pasaje de las Escrituras: «Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él» (Proverbios 23:7).

Lo que os traerá bendiciones

Se ha comparado la mente con un escenario en el cual se puede representar un solo acto a la vez. Desde uno de sus lados, el Señor, que realmente nos ama, trata de apuntarnos aquello que nos proporcionará bendiciones. Mientras que desde el otro, el adversario, que nos aborrece, trata de apuntarnos lo que nos traerá maldiciones.

Vosotros sois los directores de escena de vuestra propia mente, puesto que vosotros sois los que decidís qué pensamientos ocuparán vuestra mente. Recordad que el Señor desea que alcancéis una plenitud de gozo como la de Él, más Satanás añora que todas las personas sean desdichadas y miserables como él. A vosotros os corresponde decidir qué sugerencias aceptaréis. Tenéis la libertad de escoger, mas no podéis cambiar las consecuencias de lo que escojáis hacer. Seréis el producto de vuestros pensamientos, de lo que permitáis que ocupe constantemente el escenario de vuestra mente.

Habrá momentos en los que os será difícil descartar de vuestra mente algún pensamiento indecoroso. Para ahuyentarlo, el élder Boyd K. Packer os sugiere que cantéis algún himno de Sión que os inspire o simplemente que recordéis su letra. El élder Bruce R. McConkie solía recomendar que, después de cantar mentalmente un himno de apertura, podríamos predicarnos un sermón a nosotros mismos. De hecho, él recalcaba que los sermones más eficaces que él había predicado eran los que se había dado a sí mismo.

Nunca invitemos a Satanás a actuar en el escenario, de nuestra mente. Muchas veces, generalmente casi sin darnos cuenta de ello, él se entromete en nuestros pensamientos. Nuestra responsabilidad comienza con la forma en que tratamos ese pensamiento pecaminoso inmediatamente después de que se presenta. Así como lo hizo Jesús, debemos rechazar decidida y rápidamente las tentaciones, sin dar lugar a que el diablo nos persuada con sus razonamientos insidiosos.

Todos gozamos de la prerrogativa de almacenar en nuestra mente pensamientos constructivos y ennoblecedores, para hacerlos salir a escena en cualquier momento. Cuando el Señor se enfrentó con las tres grandes tentaciones en el desierto, le respondió inmediatamente al demonio con el pasaje de Escritura indicado que había almacenado en su mente.

No hay pregunta más importante en la vida

El Señor dijo: «Elevad hacia mí todo pensamiento» (D. y C. 6:36). Solamente elevando todos nuestro pensamientos al Señor podremos convertirnos en los hombres y en las mujeres que hemos de ser.

El Señor les hizo a sus discípulos la pregunta: «¿Qué clase de hombres habéis de ser?» Y respondiendo a su propia pregunta, agregó: «Aun como yo soy» (3 Nefi 27:27). Para poder ser semejantes a Él, debemos llevarlo en nuestra mente, sí, constantemente en nuestros pensamientos. Cada vez que participamos de la Santa Cena, nos comprometemos a «recordarle siempre» (Moroni 4:3, 5:2; D. y C. 20:77, 79).

Si nuestros pensamientos determinan lo que somos, y hemos de ser como Cristo, nuestros pensamientos, por lo tanto, deben ser cristianos.

Cuando el apóstol Pablo se dirigía hacia Damasco para perseguir a los discípulos del Señor, vio una luz del cielo y oyó la voz de Él. Entonces hizo una sencilla pregunta, y el hacer constantemente esa misma pregunta cambió su vida. «Señor, ¿qué quieres que yo haga?» (Hechos 9:6.) El hacer constantemente esa misma pregunta también cambiará vuestra vida, ya que no hay pregunta de mayor importancia que podáis hacer en este mundo. «Señor, ¿qué quieres que yo haga?» Y yo os exhorto a que ésa sea la pregunta vital de vuestra existencia.

Ya que tendremos que rendir cuentas por nuestros pensamientos e ideas, debemos centrar éstos en nuestro Redentor, el Señor Jesucristo.

Yo os doy testimonio de que no hay oportunidad más grande ni más emocionante que la de tratar de aprender de Cristo y caminar en sus sendas. Jesucristo, nuestro modelo, anduvo por esta tierra como «el Ejemplo» mayor. Él es nuestro Abogado ante el Padre. El llevó a cabo el gran sacrificio expiatorio para darnos la plenitud de gozo y para ser exaltados de acuerdo con su gracia y nuestro arrepentimiento y rectitud. El hizo todas las cosas en forma perfecta y nos manda que seamos perfectos, aun como lo son El y su Padre. (Véase 3 Nefi 12:48.)

«¿Qué haría Jesús en mi lugar?», o «¿qué desearía El que yo hiciera?, son las preguntas cruciales de nuestra vida. El andar en las sendas del Señor es el mayor de los logros de la vida. Aquel cuya vida se asemeja más a la del Divino Maestro es el que ha alcanzado verdaderamente el mayor éxito.

Yo sé que el Señor vive; sé que Él nos ama y que sin El nadie puede triunfar. Sé también que nadie puede fracasar si lo tiene a El de socio.

Yo tengo la certeza de que Dios nos puede ayudar a hacer más fructífera nuestra vida de lo que nosotros somos capaces de hacerla.

Espero que, a partir de este momento, todos tengamos el valor moral de esforzarnos más arduamente por pensar en Cristo, aprender de Él, seguir sus pasos y hacer lo que El desea que hagamos. Lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén

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3 Responses to Pensad en Cristo

  1. Avatar de Ernestina Córdova Ernestina Córdova dice:

    Siempre que me pasa algo por la mente y quiero un respuesta, me llega por cualquier medio, ahora es por este y me da gusto haber recibido la respuesta, espero tener fuerza de voluntad para apegarme a Nuestro Señor Jesucristo que vive y amo Amén.

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  2. HERMOSO DISCURSO INSPIRADOR GRACIASSSSSSS

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  3. Avatar de Roger Mendoza Roger Mendoza dice:

    Excelente discurso, me ayuda a saber que aveces cuando vienen los pensamientos negativos esos no proceden de Dios vienen del enemigo de nuestra alma y podemos tener el poder de cambiarlos tratar de enfocarnos en lo bueno lo correcto cantar algun himno visualizar a Jesucristo y su vran Ejemplo.

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