Compromiso con el Señor

Conferencia General Octubre 1978
Compromiso con el Señor
Elder Jack H. Goaslind Jr.
Del Primer Quórum de los Setenta

Jack H. Goaslind Jr.«Más que nunca siento una dependencia total del Señor y ruego fervientemente por la ayuda de su Espíritu.»

Mis queridos hermanos, mi corazón rebosa al pararme delante de vosotros y aceptar este llamamiento para servir al Señor. Me siento abrumado por la responsabilidad que esto implica, pero me siento también agradecido más allá de lo que las palabras puedan expresar, por esta oportunidad que tengo de servir a mi prójimo.

Desde el último jueves por la tarde, cuando tuve el gran honor de tener una entrevista con el presidente Kimball, mi vida no ha sido la misma. Más que nunca siento una dependencia total del Señor y ruego fervientemente por la ayuda de su Espíritu, así como por vuestra poderosa influencia y amor.

Hay muchas cosas por las que hoy me siento agradecido, y deseo reconocer el amor, el respeto y la devoción que siento por mis padres, quienes al igual que Alma cuando instruía a su hijo Helamán, me enseñaron:

»A no cansarse nunca de las buenas obras, sino a ser mansos y humildes de corazón; y aprende sabiduría en tu juventud; si, aprende en tu juventud a guardar los mandamientos de Dios.» (Alma 37:34-35.)

Viviré eternamente agradecido por el amor y la profunda influencia que mis padres tuvieron en mi vida.

Me siento también profundamente agradecido por mis parientes y amigos, quienes han demostrado tanta paciencia y comprensión para conmigo. He sido bendecido con buenos amigos que han enriquecido y fortalecido mi vida. Jamás olvidaremos las lecciones que aprendimos, en la gran experiencia misional que mi esposa y yo tuvimos en la misión de Arizona—Temple, en la cual presidimos sobre más de 600 misioneros. De mi buena esposa Gwen, una de las más nobles hijas de nuestro Padre Celestial, quiero decir que me ha apoyado con infalible devoción; ella está llena de amor y fe, y posee un gran amor por el evangelio. Ha sido una inspiración para mí y la quiero con todo mi corazón. Aprecio y amo a cada uno de nuestros seis hijos, a mi yerno y a nuestro primer nieto. Sus justas vidas han sido motivo de gozo y felicidad para nosotros.

Quisiera expresar mi amor especial por mi hijo que se encuentra en el Centro de Capacitación de Misioneros, y que pronto habrá de partir para la ciudad de Padova, Italia.

Os dejo mi testimonio, por el cual estoy profundamente agradecido de que el Señor Jesucristo vive, de que esta es Su obra y de que el presidente Spencer W. Kimball a quien mucho quiero es en verdad el Profeta de Dios sobre la tierra. Me comprometo ante él, ante mis hermanos de las Autoridades Generales y ante vosotros, mis hermanos y hermanas, a servir a Dios con todo mi corazón, fuerza, mente y poder, en el nombre del Señor Jesucristo. Amén.

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