Conferencia General Octubre 1979
El sacerdocio administra los Servicios de Bienestar
Por el élder J. Thomas Fyans
Del Primer Quórum de los Setenta
Es una bendición que el dulce espíritu de la Sociedad de Socorro nos acompañe en este gran esfuerzo samaritano, con su sensibilidad especial enviada del cielo.
La hermana Smith mencionó los consejos del sacerdocio. Para ayudar en la administración de los asuntos de la Iglesia, se han organizado estos consejos a nivel de área, región, estaca y barrio. Para que sean eficaces, es necesario que representen todos los programas de la Iglesia para que así exista un cuerpo de correlación, coordinación y resolución a todos los niveles adecuados. Estos consejos, organizados y funcionando apropiadamente, aseguran un acercamiento unificado hacia la obra eclesiástica y temporal de la Iglesia para las bendiciones de los individuos y de las familias.
Al usar las normas y pautas aprobadas, el consejo de área revisara anualmente, las planificaciones que detallan los principales objetivos para esa área, y las presentara para su aprobación.
Esta mañana quisiera referirme especialmente a la importante función del programa de bienestar en estos consejos como parte de la administración del sacerdocio en los Servicios de Bienestar.
La Primera Presidencia ha aconsejado a los líderes del sacerdocio desarrollar cuidadosamente y con oración, un plan para fomentar la autosuficiencia de las unidades de la Iglesia. Esto es importante cuando se enfrenta la necesidad de cambios, el crecimiento rápido de la Iglesia, la incertidumbre de los tiempos modernos y el mandamiento del Señor a la Iglesia con respecto al cuidado de los miembros necesitados (D. y C. 52:40.)
La planificación, básica de los Servicios de Bienestar es el proceso de: 1) desarrollar un plan para enseñar los principios del evangelio y las practicas relacionadas con los Servicios de Bienestar; 2) reconocer las necesidades de los pobres y afligidos; y 3) programar los recursos para cubrir esas necesidades.
Cuando se implante completamente el plan, existirán en el área los elementos del Sistema de Recursos del almacén del obispo necesarios y de acuerdo con variadas condiciones, para asistir a los obispos cuando tienen que enfrentarse a las necesidades de los pobres y afligidos.
Las Escrituras nos lo recuerdan:
«Y recordad en todas las cosas a los pobres y necesitados, los enfermos y afligidos, porque el que no hace estas cosas no es mi discípulo.» (D. y C. 52:40.)
Estamos muy complacidos con los informes iniciales que hemos recibido referentes a la forma en que están procediendo en esta planificación. No se espera que todas las áreas proporcionen todos los elementos del Sistema de Recursos de Almacén del obispo, ni esperamos que todas las áreas estén en el mismo itinerario de planificación. Dada la diversidad geográfica, la diferencia en agrupaciones de miembros y la variedad de otras prioridades en la Iglesia, que hacen impacto en las diferentes áreas dadas, algunos consejos necesitaran más tiempo para la preparación de sus planes que otros. Dependemos del Administrador Ejecutivo, en consulta con los oficiales temporales para controlar la velocidad, el alcance y la calidad de estos esfuerzos de planificación maestra. Sabemos que el Señor os inspirara en la planificación de aquellas actividades cuyo objetivo sea cubrir las necesidades en vuestras áreas. Os aconsejamos reflexionar concienzudamente para que así el producto final pueda guiaros a la implantación de los Servicios de Bienestar para los años futuros. Un buen plan facilitara el aumentar los fondos de una manera ordenada y en un tiempo adecuado, y facilitara también la distribución del tiempo de los miembros en forma apropiada para equilibrar la aplicación de todos los programas y actividades de la Iglesia.
El papel individual de cada uno de nosotros
Ahora observemos al individuo. ¿Cuál es la función de cada persona y de las familias con respecto al bienestar temporal? Consideremos algunos puntos básicos de énfasis:
- Tener un plan específico de aptitud física y de salud social y emocional.
- Desarrollar los talentos por medio de una educación y de preparación vocacional para obtener estabilidad financiera. Evitar deudas innecesarias.
- Tener abastecimiento de comida, ropa, y (cuando sea posible) combustible.
- Estar dispuestos a sacrificar tiempo, talentos y medios en beneficio de la Iglesia, la comunidad y los necesitados.
A medida que cada individuo y cada familia apliquen los principios de Preparación Personal y Familiar en estas cuatro áreas importantes, una gran seguridad y paz espiritual entraran en cada hogar.
Formularios de orden para servicios
Habrá personas, que a pesar de toda su preparación, experimenten grandes dificultades, superiores a su habilidad de resolver. Por suerte, el Señor ya ha hecho provisiones para esto.
Obispos, vosotros tenéis el sagrado cargo de asistir a los pobres, los necesitados y los afligidos. Tenéis a vuestra disposición los recursos del quórum, barrio, comunidad e Iglesia, de los cuales podéis obtener asistencia adecuada. Tradicionalmente, aquellos que viven donde existen almacenes del obispo, han podido obtener alimentos y ropa por intermedio de una orden de mercaderías del obispo. Sin embargo, no habéis tenido a vuestra disposición este mismo sistema para obtener servicios a través del Sistema de Recursos de Almacén del obispo, operado por la Iglesia.
Nos es muy grato anunciar hoy que ha sido aprobada una orden del obispo para servicios para usarse en las áreas donde existen centros de empleos de la Iglesia, agencias de Servicios Sociales de la Iglesia y unidades de Industrias Deseret.
Estos nuevos formularios se distribuirán a todas las estacas donde programa se pueda aplicar. Por medio de una orden escrita, los obispos pueden ahora autorizar a sus miembros a que reciban estos servicios vitales. Salvo unas pocas excepciones legales, los miembros recibirán esos servicios sólo cuando estén autorizados por intermedio de la orden del obispo.
A través del uso de estos dos formularios -la orden de mercaderías del obispo, y la orden de servicios del obispo- todos los aspectos del Sistema de Recursos de Almacén del obispo captan las necesidades de sus miembros según vosotros, los obispos locales, lo determinéis. Vosotros controláis lo que se administra, sean mercaderías o servicios. Dada la limitación de recursos disponibles para satisfacer las necesidades siempre en aumento, este nuevo sistema os asegurara que se asista a aquellos en mayor aflicción. Queremos hacer hincapié, hermanos, que mientras las personas que están a cargo de proporcionar estas mercaderías y servicios estén en la categoría de la línea temporal, ellos os darán cuenta a vosotros, obispos por intermedio de los formularios de órdenes.
Evaluación de servicio anual
La responsabilidad de administrar las operaciones de los Servicios de Bienestar se dio recientemente a los oficiales de la línea temporal. Este cambio en la organización quita una carga pesada y de tiempo de los hombros de los obispos y presidentes de estaca. Sin embargo, dado que esta operación tiene por objeto servir a las necesidades de los miembros de acuerdo con lo que determinen los oficiales eclesiásticos, seguimos vitalmente interesados en la disponibilidad, calidad, y conveniencia de las mercaderías y servicios proporcionados. Para facilitar la información ordenada de los líderes eclesiásticos a los oficiales temporales, el presidente del consejo de obispos, el presidente de estaca y los representantes regionales, y como lo indicó la hermana Smith, la representante de la Sociedad de Socorro, serán invitados anualmente a evaluar el Sistema de Recursos de Almacén del obispo. En efecto, presentaran una tarjeta de informe indicando en que cantidad se han cubierto sus necesidades y en qué forma se ha cumplido con este servicio. Esta evaluación formal, junto con las discusiones sobre sentimientos y necesidades que regularmente ocurren en las reuniones de consejo, además de otros contactos, asegurarán la armonía y la unidad necesaria para llevar a cabo los propósitos totales de la Iglesia. Esperamos que cada uno de vosotros, poseedores del sacerdocio, sepáis aprovechar la oportunidad cuando se os presente a través de vuestro Consejo Regional.
Relación entre los recursos de familia y los de la Iglesia
Creo que es importante hacer notar, hermanos y hermanas, que la fuerza real de los Servicios de Bienestar de esta Iglesia ego radica en los alimentos almacenados en nuestras bodegas, ni en la capacidad de producción de las granjas de los Servicios de Bienestar, ni siquiera en la importancia que tienen el poder de nuestras agencias de empleo en la búsqueda de trabajo para los miembros desocupados.
La fortaleza real de la Iglesia radica en las cuentas de ahorro, los huertos familiares, las habilidades personales, el almacenamiento en el hogar, la fortaleza emocional, los talentos y los testimonios de cada miembro de la Iglesia, y de la familia de la que cada uno de nosotros forma parte. Tengamos siempre presente que la mayor bendición en el sistema de bienestar recae sobre los donantes, y que también debemos trabajar para independizarnos ser autosuficientes como familias, con el objeto de estar en posición de ayudar a nuestros hermanos menos afortunados. En palabras más simples, las actividades de preparación personal y familiar son tan importantes como este maravilloso y extenso programa de los Servicios de Bienestar. La fortaleza real de los Servicios de Bienestar de la Iglesia no está respaldada por las reservas financieras y materiales de la Iglesia, sino que básicamente descansa en las reservas y la fortaleza de cada familia. Permitidme ilustrarlo.
Supongamos por un momento que los poco más de cuatro millones de miembros de la Iglesia vivieran en una zona del tamaño aproximado del Estado de Utah; e imaginemos que estamos preocupados porque unos animales feroces se acercan al lugar donde vivimos; las calles no serían seguras, por lo que decidimos construir un muro para protegernos. Bien, si tomáramos el total de las reservas almacenadas en las bodegas de la Iglesia y usáramos las mercaderías para construir un muro circular alrededor de esa área tendríamos una pared de 30 centímetros de ancho por 30 centímetros de altura y de una circunferencia de 2.000 kilómetros. Esto impediría la entrada de muchos animales a la zona donde esperamos estar seguros.
Ahora supongamos que a ese muro de 30 centímetros de altura, le agregáramos el almacenamiento que cada miembro debería tener en su hogar como reserva para un año la altura de nuestra muralla entonces aumentaría unos 30 centímetros alrededor de toda el área del tamaño del Estado de Utah. De acuerdo con el almacenamiento que tuviéramos, podríamos seguir aumentándolo hasta tener un muro de más de cuatro metros de altura.
El acero para reforzar esa muralla serían la salud física y la fortaleza social, emocional y espiritual de los miembros. Los pilares que la fortalecieran estarían formados por vuestra preparación para obtener estabilidad financiera, evitando deudas innecesarias. La mezcla de cemento para formarla, sería nuestro deseo de sacrificar nuestro tiempo, talentos y medios por la edificación del reino.
Como podéis ver, nuestra protección no viene únicamente de los proyectos de producción de los Servicios de Bienestar de la Iglesia. La obtendremos solamente si combinamos con esa producción nuestra reserva familiar para un año.
Que podamos tener la visión de nuestras responsabilidades individuales en esta gran obra. Que apliquemos, activamente con constancia, los puntos del programa de bienestar que fueron señalados por las Autoridades Generales. Que podamos ayudar a los hijos de nuestro Padre Celestial con este escudo de protección temporal, o mejor dicho, espiritual; porque después de todo, todas las cosas son espirituales. (Véase D. y C. 29:34.)
Os dejo mi testimonio de la divinidad de todo esto, y lo hago en el nombre de Jesucristo. Amen.
























