Unidos en amor y fe

Conferencia General Octubre 1985
Unidos en amor y fe
Presidente Gordon B. Hinckley
Segundo Consejero en la Primera Presidencia

Gordon B. Hinckley«No hay poder debajo del cielo que pueda detener el crecimiento de esta obra si como pueblo vivimos el evangelio de Jesucristo.»

Es para mí un privilegio y una bendición estar con vosotros en esta gran conferencia. Son muchas más las personas que participan de ella desde lugares fuera de este Tabernáculo que las que están aquí reunidas. Dondequiera que os encontréis y cualesquiera que sean vuestras circunstancias, os damos la bienvenida.

Cuando se construyó este Tabernáculo, hace más de un siglo, cuando todavía éramos relativamente pocos en números, las Autoridades Generales declararon que jamás podríamos construir un edificio lo suficientemente grande como para dar cabida a todos los Santos de los Últimos Días. Si esa era la realidad en aquellos días, más lo es hoy. El número de miembros de la Iglesia se aproxima ahora a los seis millones.

Por medio del milagro de la ciencia y del poder del Espíritu, nos unimos en esta gran conferencia mundial. Os agradecemos vuestro interés y vuestra presencia. Os agradecemos también vuestra gran fe y fidelidad. No hay poder debajo del cielo que pueda detener el crecimiento de esta obra si como pueblo vivimos el evangelio de Jesucristo.

Me siento feliz de ver al presidente Kimball con nosotros esta mañana. A pesar de sus 90 años de edad, ha hecho el esfuerzo de acompañarnos. Con todo mi corazón desearía que pudiera hablarnos, pero eso no parece ser posible. Él nos ha pedido que os hagamos llegar su amor y bendiciones. Él es nuestro Profeta, nuestro Vidente y nuestro Revelador. Él ha sido llamado por el Dios de los cielos, y ha sido preservado en su llamamiento por ese mismo poder. Allí permanecerá por todo el tiempo que el Señor lo disponga. Somos bendecidos con Su presencia.

En esta conferencia echaremos de menos la poderosa voz del élder Bruce R. McConkie, quien falleció el 19 de abril de 1985. Él nos dejó su testimonio final de la veracidad de esta obra cuando nos habló en la conferencia el pasado abril. Era un dedicado estudiante del evangelio y un valiente defensor de su mensaje. Nuestras vidas se vieron enriquecidas y nuestro entendimiento se amplió por la lógica de sus presentaciones y la sinceridad de sus declaraciones. Habló como apóstol, como testigo especial de Cristo.

Estamos agradecidos por la continua fortaleza y vitalidad del presidente Ezra Taft Benson, Presidente del Consejo de los Doce Apóstoles.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario