Los hilos más sutiles

Los hilos más sutiles

por el presidente David O. McKay

Quienes son esos pequeños seres que vienen a ale­grar el corazón de un hombre y su esposa y los convierten en padres? Más de una vez he usado la definición: “Un niño es un tierno broto de humanidad, que cae de la casa de Dios para florecer aquí en la tierra.”

Hay muchos factores que influyen en el niño, pero en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el primero es el hogar. El Señor ha dado grandes responsa­bilidades a los padres. Oigamos una vez más lo que nos dice:

«. . . Si hubiere en Sión, o en cualquiera de sus estacas organizadas, padres que tuvieren hijos, y no les enseñaren a comprender la doctrina del arrepentimiento, de la fe en Cristo, el Hijo del Dios viviente, del bautismo y del don del Espíritu Santo por la imposición de manos, cuando éstos tuvieren ocho años de edad, el pecado recaerá sobre la cabeza de los padres.» (Doc. y Con. 68:25.)

Confío en que todos los padres ya lo estén haciendo, pero hay aún más oportunidades para mejorar esta ense­ñanza. El nuevo plan para la noche de hogar que ha comen­zado este año, ayudará a los padres a llevar a cabo su función de una mejor manera.

Haced de cada hora, de cada momento que pasáis junto a vuestra familia un instante verdadera­mente precioso. Vuestro ejemplo a los niños será mucho más eficaz que vuestras enseñan­zas. De vuestros hogares saldrán los futuros líderes de la Iglesia y del gobierno.

Hay hilos muy sutiles que influyen en la vida de un bebé, de un niño. Al llegar a la adolescencia esos hilos se hacen cuerdas y más tarde en la vida, cadenas—las cadenas de los hábitos.

Son muchas las fuerzas que están tirando esos hilos al niño—el hogar, la escuela, los amigos y la sociedad. Hay miles de personas que trabajan hoy día para tratar de orientar la influencia de la escuela, los amigos, la so­ciedad y los negocios, en la vida del niño, para que éste pueda ir por la senda del bien. Todas estas fuerzas son ajenas al hogar.

Pero el agente principal y más importante en el desarrollo del niño es la familia. “El hogar virtuoso es la base de todo progreso na­cional.”

“El poder de una nación, especialmente de una nación republicana—dijo un escritor— está en los hogares inteligentes y ordenados.”

“No hay lugar como el hogar para conver­tir niños en hombres y niñas en mujeres.”

¿Cuál es la influencia del hogar en el niño? Primeramente quiero mencionar el aspecto físico. Su seguridad física depende de la pro­tección que le otorgue su familia. Un buen hogar incluye un amplio conocimiento por parte de los padres, y especialmente de la ma­dre, del cuidado físico, nutrición conveniente, higiene, prevención de enfermedades, vesti­menta adecuada, comida limpia, aire fresco y protección contra accidentes. Un buen hogar inculcará en los niños hábitos saludables me­diante la instrucción y el ejemplo en comer, dormir y práctica de deportes. No necesito explayarme en destacar las condiciones funda­mentales de un buen hogar; si tenéis casas ventiladas adecuadamente, y si sabéis qué clase de comida estáis dando a vuestros hijos, estáis entonces, contribuyendo a la salud y la felicidad del hogar.

Como segunda influencia quiero mencionar la oportunidad de una buena educación. Los padres deben dirigir a sus hijos en su desarro­llo cultural y estar dispuestos a contestar sus preguntas. Si vuestros hijos hacen preguntas, están agregando felicidad a vuestra vida. Los niños cuyos padres pueden dejar sus trabajos de vez en cuando y alienarlos con juegos constructivos o pa­sar algunas horas con ellos estudiando la naturaleza, se pueden llamar muy afortunados. ¿Quién puede valorar la asociación de un niño con su madre ―un niño que contempla una puesta de sol, las bellezas de la naturaleza, y que ve los blancos copos de nieve que cubren las montañas, a través de los ojos de su padre o de su madre? Más tarde en su vida, al ob­servar estas cosas siempre recordará a sus padres. Estas son las cuerdas que conducen a la juventud por los senderos de la ternura y la humanidad.

Inculcad en la vida de vuestros hijos nobleza de sentimientos que los conduzca a amar lo bello, lo genuino, lo virtuoso, y que también instintivamente se aparten de lo malo, lo falso y lo vil.

El aspecto cultural y físico es muy importante, pero lo he mencionado con el fin de conduciros a lo que yo considero el aspecto más importante, aun­que es el más abstracto. Me estoy refiriendo a la influencia personal del hogar. El factor que más influye en la vida de un niño es el conjunto de per­sonalidades que existen dentro del grupo familiar.

¿Quién puede medir la influencia del hogar? La salud es importante, y el cuidado físico y cultural también, pero no hay nada de tanto valor como ese conjunto de influencias familiares centradas especial­mente en la madre. Si solamente logramos implan­tar en nuestro hogar el espíritu del evangelio—hacer que nuestros hijos sientan verdadero amor hacia los padres y hermanos y que a través de la madre com­prendan y amen el evangelio—nuestros problemas estarán solucionados.

Dios nos ayude a enseñar en nuestros hoga­res, en el mayor grado posible, los ideales de Cristo. Y para practicarlo hagamos que nuestros hijos se arrodillen con nosotros más frecuentemente. Esto es realmente algo muy práctico. Que por medio de la oración familiar, los padres y los hijos se acerquen más a Dios. Hablemos con frecuencia del evangelio, motivemos y contestemos preguntas al respecto. Cumplamos siempre con los mandamientos que Dios ha dado a sus hijos en esta dispensación. Especial­mente el que se menciona en la escritura que hemos citado antes: “. . . Si hubiere en Sión, o en cual­quiera de sus estacas organizadas, padres que tuvie­ren hijos, y no les enseñaren a comprender la doctri­na del arrepentimiento, de la fe en Cristo, el Hijo del Dios viviente, del bautismo y del don del Espíritu Santo por la imposición de manos, cuando éstos tu­vieren ocho años de edad, el pecado recaerá sobre las cabezas de los padres.” (Ibid.)

El Señor bendiga los hogares de todos los Santos de los Últimos Días.

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