Una guía para la economía familiar
Por el élder Marvin J. Ashton
Del Quórum de los Doce Apóstoles
Discurso pronunciado en la sesión de bienestar de la Conferencia General de abril de 1975.
Una vez tuve la oportunidad de conversar con una pareja extraordinaria de jóvenes, los cuales se iban a casar esa misma semana. Sus ojos brillaban de ilusión por el acontecimiento importante que se avecinaba, así como por el amor perdurable del uno por el otro. Ambos gozaban de las ventajas de una educación universitaria, de buenos hogares y de experiencias culturales. Era un deleite ser partícipe de sus personalidades, de sus planes y su potencial. El cortejo parecía haber comenzado, de manera apropiada, sobre una base eterna.
Durante nuestra entrevista, las respuestas que dieron a sólo una pregunta hicieron surgir en mí cierta preocupación. Espero que mis afán y sugerencias les hayan impulsado a reexaminar su futuro enlace,
A la pregunta “¿Quién va a administrar el dinero en el matrimonio?”, ella contestó: “Él, creo”. Y él dijo: “Todavía no hemos hablado de ello”. Esos comentarios me sorprendieron y hasta me extrañaron.
¿Cuán importantes son las finanzas y la administración del dinero en los asuntos familiares y matrimoniales? Permítanme ser yo quien responda: “Tremendamente importantes”. La Asociación de Abogados Norteamericanos ha indicado que el 89% de todos los divorcios se deben a disputas o a acusaciones pertinentes al dinero. Otras asociaciones han calculado que el 75% de todos los divorcios son el resultado de conflictos sobre las finanzas. Algunos consejeros profesionales indican que cuatro de cada cinco familias sobrellevan la carga de serios problemas económicos.
En esta ocasión me apresuro a hacer hincapié en el hecho de que estas tragedias matrimoniales no se deben exclusivamente a la falta de dinero, sino a la mala administración de las finanzas personales. Una futura esposa haría bien en no interesarse demasiado por la cantidad mensual que va a ganar su futuro esposo, sino en cómo él (y ella) administrarán el dinero que llegue a sus manos. La administración del dinero debiera tener preferencia sobre la productividad del mismo. Un esposo, futuro que se ha comprometido con una muchacha que lo tiene todo haría bien en echar un nuevo vistazo y ver sí ella tiene la capacidad de administrar el dinero.
La administración del dinero en el hogar entre marido y mujer debe hacerse sobre una base de compañerismo, en la que ambas partes tengan voz en la adopción de normas y decisiones. Cuando los hijos nazcan y tengan los años suficientes para ser responsables de sus actos, debe hacérseles, también partícipes de los asuntos de dinero, aunque de manera más limitada. La paz, la alegría, el amor y la seguridad en el hogar no son posibles cuando prevalecen las preocupaciones y las discusiones sobre asuntos económicos. Ya sea que estemos a punto de casarnos o si ya lo hayamos hecho, éste es el momento de llevar a cabo una introspección y de arrepentimos, según sea necesario, para mejorar nuestra destreza en la administración económica y para vivir de acuerdo con nuestras posibilidades.
Debido a que la administración financiera adecuada y. el vivir dentro de nuestros medios son algo esencial en el mundo actual si queremos vivir con; abundancia y felicidad, permítanme hacer unas, recomendaciones para la mejora de la administración personal y familiar. Creo que los doce puntas que siguen a continuación nos. ayudarán a alcanzar esta meta.
1. Paguen un diezmo íntegro. El éxito de la administración financiera en todo hogar Santo de los Últimos Días comienza con el pago de un diezmo íntegro. Si nuestros diezmos y ofrendas, de ayuno son las primeras obligaciones satisfechas tras el cobro de cada sueldo, nuestro compromiso a este importante principio del Evangelio se verá fortalecido, con la consiguiente reducción de la mala administración financiera. El pagar con prontitud el diezmo a Aquel que no viene cada mes a verificar que lo hayamos hecho,, nos enseñará a nosotros y a nuestros hijos a ser más honrados con las personas aún más próximas a nosotros.
2. Aprendan a administrar su dinero antes de que él le administre a ustedes. Una futura esposa hará bien en preguntarse: “¿Sabe mi futuro esposo administrar el dinero? ¿Sabe cómo vivir dentro de sus posibilidades?”. Estas son preguntas más importantes que: “¿Puede ganar mucho dinero?”. La paz mental, en lo que se refiere a asuntos financieros, no viene determinada por cuánto ganamos, sino que depende de cuánto gastamos.
Todo matrimonio debe desarrollar en forma constante nuevas actitudes y perspectivas con respecto a la administración del dinero. Después de todo, el compañerismo debe ser pleno y eterno. La administración de las finanzas familiares debe ser mutua entre los cónyuges, con una actitud, abierta y de confianza. El control del dinero por parte de uno de los cónyuges, como fuente de poder y autoridad, origina desigualdad en el matrimonio y no es apropiado. Por otro lado, el que uno de los integrantes del matrimonio se retire voluntariamente y por completo de la administración financiera familiar constituye el abandono de una responsabilidad necesaria.
3. Aprendan autodisciplina y autocontrol en los asuntos monetarios. El aprender a disciplinarse y a ejercer control, en las cuestiones económicas puede ser más importante que cualquier curso de contabilidad. Las parejas jóvenes deben reconocer que no pueden mantener de inmediato el mismo nivel de gastos y el mismo, estilo de vida al que estaban acostumbrados cuando formaban, parte de la familia de sus respectivos padres. Las parejas casadas muestran una madurez genuina cuando piensan en su cónyuge y en las necesidades familiares antes que ceder a sus impulsos individuales de gastar. Las: destrezas para la administración del dinero se deben aprender juntos en un espíritu de cooperación y amor, y de forma continua.
Vivimos en una sociedad autoindulgente, materialista y orientada hacia el yo. Los anuncios atraen a los jóvenes compradores al demostrarles lo fácil que es conseguir crédito y pagar en mensualidades. Es curioso que ningún anuncio se centre en el atractivo de devolver el dinero, ni tampoco se menciona el largo tiempo que lleva y lo mucho que cuesta devolver el crédito, especialmente con el inevitable interés que lleva añadido.
4. Utilicen un presupuesto. Toda familia debe entender, de antemano, cuánto dinero habrá disponible cada mes así como la cantidad que se pueda gastar en cada categoría del presupuesto familiar. Las chequeras facilitan a la familia la administración del dinero y el llevar registros. Anoten cuidadosamente cada vez que extiendan un cheque y reconcilien las anotaciones de la chequera con el extracto de cuenta mensual del banco.
Con la excepción de la compra de una casa, el pago de una educación académica o el realizar otras inversiones de importancia, eviten las deudas y sus consecuentes cargas financieras. Paguen todo artículo de larga duración y las vacaciones en efectivo. Eviten el pago de crédito a plazos y sean cuidadosos con la utilización de las tarjetas de crédito, cuyos usos principales son la comodidad y la identificación, y que no deben ser empleadas sin cuidado ni alocadamente. La utilización de varias tarjetas de crédito contribuye de manera significativa al riesgo de adquisición de deudas. Compren artículos usados hasta que hayan ahorrado lo bastante para comprarlos nuevos y de buena calidad. La compra de artículos de mala calidad casi siempre termina por ser muy caro.
Ahorren e inviertan un porcentaje determinado de sus ingresos. Los ahorros líquidos disponibles en caso de emergencia deben ser suficientes para cubrir al menos tres meses de las obligaciones familiares básicas. Toda familia Santo de los Últimos Días debe pagar sus impuestos con honradez y puntualidad.
Por favor, presten gran atención a esto, y si a alguien le hace sentir incómodo, lo he hecho a propósito: Los Santos de los Últimos Días que no prestan atención o evitan a sus acreedores se hacen merecedores de las frustraciones interiores que merece tal conducta, ¡y no están viviendo como debería vivir un Santo de los Últimos Días! Debemos evitar la bancarrota, excepto bajo las circunstancias más excepcionales e irreversibles, y emplearla únicamente tras haber orado y meditado, y después de recibir asesoramiento legal y financiero.
5. Enseñen temprano en la vida a los miembros de su familia la importancia de trabajar y de ganar dinero. “Con el sudor de tu rostro comerás el pan” (Génesis 3:19) no es un consejo anticuado, sino que es esencial para el bienestar personal. Uno de los favores más grandes que los padres pueden hacerles a sus hijos es enseñarles a trabajar. Con el transcurso de los años se ha dicho mucho sobre los niños y sus pagas mensuales, y tanto las opiniones como las recomendaciones varían grandemente. Yo pertenezco a la “vieja escuela” y creo que los niños deben ganar su dinero por medio del servicio y de las tareas apropiadas.: Algunas recompensas económicas para los niños pueden estar sujetas al esfuerzo educativo y al logro de otras metas relevantes. Considero desafortunado para un niño el que crezca en un hogar donde en su mente se plante la semilla de que hay un árbol que, de manera automática, produce dinero una vez a la semana o al mes.
6. Enseñen a los niños a tomar decisiones financieras dentro de su capacidad de entendimiento. Basado en la enseñanza apropiada y en la experiencia individual, los niños deben ser responsables de las decisiones económicas que afecten a su propio dinero, y sufrir así las consecuencias de un uso poco sabio del mismo. “Ahorra tu dinero” es un consejo vacío de un padre a su hijo. “Ahorra tu dinero para la misión, para una bicicleta, para una casa de muñecas, tu ajuar o un coche” tiene más sentido. La unidad familiar procede del ahorrar juntos para un propósito común que haya sido aprobado por todos. Por ejemplo, descubrimos en nuestro hogar que resultaba unificador el hacer que uno de nuestros hijos ahorrase para un proyecto grande; luego, cuando alcanzaba la cantidad previamente especificada, la equivalíamos a un porcentaje predeterminado. Los incentivos son una fuerza poderosa en la motivación y el logro del comportamiento deseado.
7. Enseñen a cada miembro de la familia a contribuir al bienestar total de la misma. A medida que vayan madurando los niños, estos deben entender la postura financiera de la familia, el presupuesto, las metas de inversión y sus responsabilidades individuales para con la familia. Motive los proyectos divertidos y poco caros, comprensibles para los niños, que contribuyan a una meta o deleite familiar. Algunas familias se pierden una tremenda experiencia financiera y espiritual al no sentarse juntos, preferiblemente durante la noche de hogar familiar, para que cada uno aporte la parte que le corresponde del dinero mensual destinado al hijo o a la hija, al hermano o a la hermana, que esté en el campo misional. Cuando esta actividad se lleva a cabo mensualmente, con la participación de todos, de repente él o ella se convierte en “nuestro” misionero, y todos, tanto los padres como los hijos, sienten la satisfacción de apoyar a un misionero.
8. Hagan de la educación un proceso continuo, Completen tanta enseñanza formal y de tiempo completo como les sea posible, incluyendo las escuelas de artes y oficios o los programas de aprendizaje. Éste es un dinero bien invertido. Basado en los ingresos potenciales de toda una vida, las horas dedicadas a continuar con su educación les resultarán de gran valor. Hagan uso de las clases nocturnas y de los cursos por correspondencia para una mejor preparación. Adquieran alguna aptitud o destreza especial que pueda ser empleada para evitar el estar demasiado tiempo sin empleo. La aptitud de hacer reparaciones básicas en la casa y en el automóvil son con frecuencia de gran ayuda, así como una manera de contribuir a los ahorros familiares. Cualquiera puede pasar por un período de desempleo, mas no debemos consentirnos, cuando estemos sin trabajo, y quedarnos sentados esperando a que llegue “nuestro empleo ideal” si se nos ofrece la posibilidad de tener otro trabajo temporal que sea honorable.
9. Mantengan como objetivo el ser propietario de una vivienda. El tener una vivienda en propiedad es una inversión y no una compra inútil. Compren el tipo de vivienda que vaya de acuerdo con sus ingresos. Mejoren su casa y embellezcan el entorno durante el tiempo que vivan en ella para que, si tienen que venderla, puedan emplear el valor neto y la plusvalía potencial para adquirir una casa más acorde con las necesidades familiares.
10. Tengan un programa de seguros adecuado. Es muy importante disponer de la suficiente cobertura médica, automovilística y de la propiedad, así como de un seguro de vida adecuado. El precio de las enfermedades, de un accidente o de un fallecimiento puede ser tan grande que una familia sin seguro tal vez tenga que llevar sus cargas financieras durante muchos años.
11. Entiendan la influencia de las fuerzas externas sobre las finanzas y las inversiones familiares, La inflación continúa disminuyendo una gran parte del valor del aumento medio de los sueldos. Un mayor sueldo tal vez no equivalga a un mayor poder adquisitivo, y no debiera ser una excusa para realizar compras extravagantes ni para adquirir deudas adicionales. Además de los ahorros para casos de emergencia, las familias deben planear y emplear de manera sabia un buen programa de inversiones en preparación para la seguridad financiera, posible invalidez o retiro. Eviten toda propuesta de realizar inversiones de alto riesgo, así como los programas que prometen la riqueza de la noche a la mañana.
12. Tengan un programa adecuado de almacena– miento de alimentos y de preparación para casos de emergencia. Almacenen alimentos básicos y productos para casos de emergencia de manera ordenada y sistemática. Eviten incurrir en deudas por este motivo. Tengan cuidado de los planes promocionales poco prudentes, y a veces con la intención de estafar, sobre el almacenamiento de alimentos. El plantar un jardín cada año es una ayuda para la familia de muchas maneras, incluso en el presupuesto alimenticio. Participen de alimentos nutritivos, realicen el ejercicio apropiado que mejore su salud y evitarán así muchos gastos médicos.
Estos pocos puntos y sugerencias no tienen el propósito de abarcarlo todo ni de ser exhaustivos. Es más, se espera que haya surgido la necesidad de tratar este tema seriamente de nuestra parte. Debemos reconocer y ser conscientes de estas pautas básicas para una prudente administración de las finanzas.
Que Dios nos ayude a darnos cuenta de que la administración financiera es un ingrediente importante de nuestro bienestar personal. Aprender a vivir dentro de nuestros medios debe ser un proceso continuo. Tenemos que hacer un esfuerzo constante a fin de mantenernos libres de dificultades financieras. Un día feliz, financieramente hablando, es cuando el tiempo y el interés trabajan para uno, en vez de en su contra.
El dinero en la vida de los Santos de los Últimos Días debe ser un medio para lograr la felicidad eterna. El uso descuidado y egoísta de los recursos puede resultar en una vida de esclavitud económica, y no podemos permitirnos el ser negligentes en el uso personal y familiar de la administración de éstos, Dios nos abrirá las ventanas de los cielos en estos asuntos si vivimos cerca de Él y guardamos Sus mandamientos. □
Adaptado de un discurso pronunciado en la sesión de bienestar de la Conferencia General de abril de 1975.
























