Guía de estudio del Libro de Mormón
Las primeras enseñanzas de Jacob
(2 Nefi 6-10)
Haciendo las cosas preciosas simples
Randal S. Chase
En este punto, Nefi puso en las planchas menores algunas enseñanzas inspiradoras de su hermano menor Jacob. Estas son un agregado y preceden al libro de Jacob; el cual fue escrito en las planchas después de la muerte de Nefi.
En la bendición patriarcal final dada a su hijo Jacob,
Lehi observó que Jacob ya había sabido, aun en su juventud, «la gloria de [Dios]» [2 Nefi 2:4). Él ya estaba redimido porque había «visto que en la plenitud de los tiempos Él [el Salvador] vendrá para traer la salvación a los hombres. Y en su juventud había contemplado su gloria [del Señor] … aun en favor de quienes él ejercerá su ministerio en la carne» [2 Nefi 2:3-4). Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet escribieron: «Jacob … llevaba un testimonio perfecto: se hospedaron ángeles y fue testigo presencial del Redentor….
Guiado por padre y por su hermano—profeta Nefi, Jacob se ganó un banquete de la santa palabra desde los días de su niñez, y por ende, se ganó una familiaridad con aquel Espíritu conocido sólo para los obedientes y los estudiantes serios de las escrituras. En el papel de maestro doctrinal, hubieron pocos como él.»1
Jacob mismo dijo: «Habiendo sido llamado por Dios y ordenado conforme a su santo orden, y habiendo sido consagrado por mi hermano Nefi… he aquí, vosotros sabéis que os he hablado muchísimas cosas» [2 Nefi 6:2). Él fue obviamente un ministro ordenado, y que ya antes les había enseñado a la gente. Estos sermones y sus interpretaciones de las palabras de Isaías, son tan poderosos que Nefi decidió incluirlos en las planchas.
LAS ENSEÑANZAS DE JACOB (2 Nefi 6,9-10)
Las profecías de Isaías
• 2 Nefi 6:4-18 Jacob lee de los escritos de Isaías (49:22; 60:16; 44:8; 45:5; 46:9) y se os explicó a la gente. Él añadió detalles de las visiones que había recibido del Señor:
- El regreso de la gente de Judá a Jerusalén.
- La venida del Señor Jesucristo
- Su rechazo y crucifixión a manos de los judíos.
- La dispersión de Israel a través del mundo
- La re-unión de Israel en los últimos días.
- La destrucción de los inicuos que rechazaron al Salvador
- La liberación y protección de los justos.
• 2 Nefi 7-8 En estos dos capítulos, Jacob está enseñando de Isaías 50, 51, and 52:1-2. Debido a que estos capítulos son discutidos en un capítulo subsecuente, no serán tratados aquí.
La redención de la muerte
• 2 Nefi 9:4-12 Jacob explica la muerte temporal y espiritual:
La muerte temporal es la muerte del cuerpo físico y lleva a la separación del espíritu del cuerpo físico. Como resultado de la caída de Adán, todas las personas morirán temporalmente. Jacob usó varias palabras y frases para la muerte temporal: «muerte» (v. 6), «la muerte del cuerpo» (v. 10). Y «la tumba» (v. 11).
La muerte espiritual es una separación de la presencia de Dios. Nosotros estamos todos separados de Dios como resultado de la caída de Adán. Nos separamos más de Dios cuando pecamos (Romanos 3:23; Alma 12:16; Helamán 14:18). Jacob usó las siguientes palabras y frases para la muerte espiritual: «desterrado de la presencia del Señor» (v. 6), «separados de la presencia de nuestro Dios» (v. 9), «la muerte del espíritu» (v. 10), «la muerte spiritual» (v.12) «el infierno» (v. 12) y «la muerte» (v. 39).
Una expiación infinita (v. 7) Fue hecha cuando el Salvador proporcionó una redención para ambas muertes (versículos 10-12). Es crucial que se entienda este concepto de una expiación infinita. Un libro relativamente reciente escrito por Tad R. Callister, The Infinite Atonement (La Expiación Infinita), explora este tema desde cada ángulo y es uno de los mejores tratados sobre el tema que jamás he leído. Por ejemplo, discute el hecho de que la expiación de Cristo fue para cada hijo de Dios del universo que alguna vez haya vivido o vivirá en cualquiera de los planetas que Dios ha provisto para ellos. Éste es uno de los veintiséis diferentes aspectos del tema que explora el hermano Callister.
Robert L. Millet dijo:
La expiación de Cristo es infinita de varias maneras: En primer lugar, es infinita porque elude la siempre presente muerte mortal común física. «Salvo que sea una expiación infinita», Jacob explicó «esta corrupción no podría revertirse en incorrupción» en tal eventualidad «esta carne tendría que descender para pudrirse y desmenuzarse en su madre tierra, para no levantarse jamás» ( 2 Nefi 9:7)…
Segundo, la expiación de Cristo es infinita en el sentido que su influencia se extiende a todos los mundos que Cristo creó. El evangelio de Jesucristo es de «las buenas nuevas … que vino al mundo, sí, Jesús, para ser crucificado por el mundo y para llevar los pecados del mundo, y para santificarlo y limpiarlo de toda iniquidad; para que por medio de él fuesen salvos todos aquellos a quienes el Padre había puesto en su poder y había hecho mediante él» (D&C 76:40-42; Moisés 1:32-35)
Tercero, la expiación del Salvador es infinita en el sentido de que Él es un ser infinito. Jesús fue capaz de hacer por nosotros lo que simplemente no podríamos haber hecho por nosotros mismos. Para empezar, la de Él fue una ofrenda sin pecado, un acto hecho por Uno que fue «tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado» (Hebreos 4:15).
Además, y quizás aún más importante, Cristo fue capaz de hacer lo que hizo—sufrir en el Getsemaní y en el calvario, así como levantarse de la tumba, en gloriosa inmortalidad—por quién era Él; y por lo que Él fue. Jesús de Nazaret fue un hombre, el hijo de María de quien heredó la mortalidad—la capacidad de conocer el dolor y el lamento, de luchar con la carne, y finalmente, de morir. Jesús el Cristo fue también el hijo de Elohim, el Padre Eterno.2
El Presidente Joseph Fielding Smith dijo: «La expiación de Jesucristo es de doble naturaleza. Por ella, todos los hombres son redimidos de la muerte mortal y de la tumba, y se levantarán en la resurrección para la inmortalidad del alma. Por otra parte, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio, el hombre recibirá la remisión de los pecados individuales, a través de la sangre de Cristo, y heredará la exaltación en el reino de Dios, que es vida eterna..»3
¿Qué pasaría si no hubiera habido una expiación? Porque todos los hombres pecan en esta vida (Romanos 3:23), y porque ninguna cosa impura puede morar en la presencia de Dios (Moisés 6:57), cuando morimos nuestros espíritus estarían en un estado de suciedad para siempre. Esto nos pondría bajo el poder y dominio de Satanás, y nuestros espíritus se volverían como él (2 Nefi 9:9). Sabiendo esto, Satanás tenía dos planes para ganar la guerra contra Dios y someternos a todos a su poder para siempre: (1) el necesitaba que Adán cayera, y entonces trajera la muerte física y espiritual y (2) él necesitaba que Jesús fallara, para entonces, eliminar cualquier posibilidad de una resurrección y expiación por los pecados que nosotros naturalmente cometeríamos en nuestro estado caído. Él consiguió el primer objetivo; pero falló miserablemente en el segundo porque, como dijo Jesús antes de entrar el jardín de Getsemaní, «viene el príncipe de este, ha de venir, y él no tiene nada en mí» (Juan 14:30).
El Presidente Joseph Fielding Smith dijo: «la caída trajo la muerte. Esa no es una condición deseable. Nosotros no queremos ser desterrados de la presencia de Dios. No queremos estar sujetos para siempre a las condiciones mortales. No queremos morir y que nuestros cuerpos se vuelvan polvo. No queremos que los espíritus que poseen estos cuerpos sean entregados al ámbito de Satanás y se vuelvan sujetos a él. Pero esa fue la condición y si Cristo no hubiese venido como el sacrificio expiatorio en demanda de la ley de justicia para reparar o para expiar; o para redimirnos de la condición en la que Adán se encontraba, y en la que nosotros nos encontramos; entonces hubiera venido la muerte; el cuerpo se hubiera ido de vuelta al polvo de donde vino y el espíritu se hubiera ido al ámbito de Satanás y a su dominio y hubiéramos estado sujetos a él para siempre.»4
Son muchas las bendiciones que recibimos por la expiación. Expiación es reconciliación por el pecado—el pagar por ofensas para santificar la justicia. Por medio de la expiación de Cristo, las ataduras de la muerte espiritual y temporal fueron quebradas, y nosotros podemos escapar, por medio del arrepentimiento sincero; de la condenación que de otra manera resultaría. La resurrección de Cristo nos libera de la muerte física (la separación del cuerpo y el espíritu] la expiación de Cristo nos libera de la muerte espiritual (el ser desterrado de la presencia de Dios) porque Él satisfizo las demandas de justicia por nuestros pecados (1 Corintios 6:20; 7:23; 2 Nefi 9:50).
• 2 Nefi 9:13-17 Jacob explica la naturaleza y efecto de la resurrección. El espíritu y el cuerpo son restaurados el uno al otro, y el alma que resulta se convierte en incorruptible e inmortal (v. 13). Vamos a tener un conocimiento perfecto de toda nuestra culpa y nuestra justicia (v. 14). En otras palabras, tendremos un vivo recuerdo de todo lo que hemos pensado, dicho o hecho en esta tierra..
El presidente Joseph F. Smith dijo: «En realidad, el hombre no puede olvidar nada. Él puede tener un lapsus de la memoria, y no podrá ser capaz de recordar el momento en que una cosa que él sabe o palabras que él ha hablado, y no podrá tener el poder de su voluntad de acceder a estos hechos y palabras, sino dejar que Dios Todopoderoso toque el resorte de la memoria y despierte el recuerdo, y encontrará entonces que ni siquiera ha olvidado una sola palabra ociosa que ha dicho!! Yo creo que la palabra de Dios es verdadera, y entonces, le advierto a la juventud de Sión; así como aquellos que ya están entrados en años, que deben cuidarse de decir cosas inicuas, de hablar maldades, y de tomar en vano el nombre de cosas sagradas y de seres sagrados. Cuide sus palabras para que usted no pueda ofender a los hombres, y mucho menos ofender a Dios.»5
El Presidente John Taylor dijo: «Si yo tuviera tiempo de entrar en este tema, les podría mostrar, basado en principios científicos, que el hombre mismo es una máquina auto- registradora, sus ojos, sus oídos, su nariz, el tacto, el gusto, y todos los varios sentidos del cuerpo son los muchos medios mediante los cuales el hombre almacena para sí mismo una grabación con la cual quizás nadie más está familiarizado con ella más que él mismo; y cuando el tiempo llegue, para que esa grabación sea revelada a todos los hombres que tengan ojos para ver, y oídos para oír, serán capaces de leer todas la cosas como Dios mismo las lee y las comprende, y todas la cosas, que nos dicen, están desnudas y abiertas ante Él con quien tenemos que ver.»6
Después que todas las personas hayan sido resucitadas (al final del Milenio), debemos comparecer ante las sillas del juicio de Cristo para ser juzgados (v. 15). Pero de hecho, ya habremos sido juzgados por nuestro propio comportamiento, ya que «aquellos que son justos serán justos todavía, y los que son inmundos serán inmundos» (v. 16). Éste es el principio de la restauración que Alma describe más tarde en el Libro de Mormón (Alma 41:1-6).
El lago de fuego y azufre al que Jacob se refiere en el verso 16, no es un lago real de fuego. El profeta José Smith dijo: «Un hombre es su propio atormentador y su proprio condenador. Por lo tanto se dice, que ellos irán al lago que arde con fuego y azufre. El tormento de la decepción en la mente del hombre es tan exquisito como un lago ardiendo con fuego y azufre. Yo digo, asi es el tormento del hombre.»7 En otra palabras, la realización eterna de lo que pudo ser será como un fuego que nunca se apagará..
• 2 Nefi 9:18-24 Jacob describe los requisitos para la salvación:
- Creer en Jesucristo, el Santo de Israel, y venir a Él (versos 18, 41)
- Soportar las cruces del mundo y el desprecio y la vergüenza del mundo (vv. 18,49; Mateo 16:24, nota de pie de página 24; 3 Nefi 12:29-30)
- Escuchar la voz de Señor (v. 21; D&C 1:38; 18:33-36; 88:66)
- Arrepentirse, ser bautizado, y soportar hasta el fin (versos 23-24)
- Ser de mente espiritual (v. 39; Romanos 8:5-8)
Jacob dijo que el Salvador «sufre los dolores de todos los hombres, sí, los dolores de toda criatura viviente, tanto hombres como mujeres y niños, que pertenecen a la familia de Adán» (v. 21). Como comentamos anteriormente, Él de hecho sufrió por todos los hijos de Dios a través del universo. Pero en cuanto a esta tierra, y a todos los hijos de Adán, la expiación fue ciertamente universal. Es así el punto de Jacob. Así como la caída de Adán trajo la muerte física y espiritual sobre todos sus descendientes, la expiación de Jesucristo les provee a ellos redención (1 Corintios 15:22).
• 2 Nefi 9:25-26 Jacob explica qué les pasa a aquellos quienes están sin ley y la relación entre la ley, la justicia, y la misericordia. Sin ley no hay castigo (v. 25) Sin castigo, no hay condena (v. 25). La condena se evita por medio de las misericordias de Cristo (v. 25). Entonces, la expiación satisface las demandas de Su justicia sobre todos aquellos que no han tenido la ley (v. 26) porque no tienen ni conocen las leyes bajo la cual el castigo podría haber sido justificado. En cambio, Cristo sufre el castigo necesario para satisfacer las exigencias de la justicia.
Robert L. Millet dijo: «Una de las verdades eternas enseñadas claramente y persuasivamente en el Libro de Mormón, es que la expiación de Cristo se extiende a aquellos que estuvieron sin la ley del Evangelio mientras estaban en la tierra y no tuvieron oportunidad de participar de las ordenanzas de salvación. «Allí donde no se ha dado ninguna ley,» explicó Jacob, «no hay castigo; y donde no hay castigo, no hay condena.» Esto es verdad porque «la expiación satisface lo que la justicia demanda de todos aquellos a quienes no se ha dado la ley, .. y son restituidos a ese Dios que les dio aliento, el cual es el Santo de Israel» (2 Nefi 9:25-26; Mosíah 3:11; Moroni 8:22). Uno de los beneficios incondicionales de la expiación es el decreto de que a ninguna persona en toda la eternidad le será negada la bendición que está más allá de su control para disfrutar; ninguna persona será condenada por no observar un mandamiento o participar en una ordenanza de la cual él o ella eran ignorantes.»8
Barreras para nuestra Redención
• 2 Nefi 9:27-40 Jacob da una lista de aquellas cosas que nos mantendrán lejos de la exaltación. Comenzando con el versículo 27, él dio un listado de las diferentes maneras bajo las cuales pudiéramos pecar. Cada una comienza con un «ay de aquel» ya que cuando nosotros pecamos en contra del Señor, traemos tales «ay de aquel» sobre nosotros. Jacob menciona unas pocas maneras en las cuales podemos pecar:
- Transgrediendo los mandamientos, y desperdiciando los días de nuestra prueba (v. 2)
- Poniendo la instrucción, el dinero, y otros ídolos por encima de Dios (versos 28-30, 37)
Hoy vemos el mismo espíritu, en aquellos que están tan seguros de la exactitud de sus puntos de vista; que rechazan cualquier luz nueva que venga a ellos. Como fariseos de los días modernos, ellos rechazaron a los profetas de Dios y desprecian a los santos. Ellos hacen esto a causa del orgullo de sus corazones. Otro grupo al cual yo me he enfrentado casi a diario en la academia por más de dieciséis años es aquel que rechaza «la palabras sencillas» y se deleita en «exponer textos difíciles.» Intelectualizar es complaciente para la mente carnal y también está conectado al orgullo.
Como dijo Jacob: «Cuando son instruidos se creen sabios, y no escuchan el consejo de Dios, también lo menosprecian, suponiendo que saben por sí mismos; por tanto, su sabiduría es locura, y de nada les sirve; y perecerán.» (v. 28). Así como con la riqueza, el poseer conocimiento no es maligno. Se vuelve maligno sólo cuando se vuelve nuestro Dios, «bueno es ser instruido, si hacen caso a los consejos de Dios» (v. 29).
El Presidente Ezra Taft Benson dijo: «los dos grupos en el Libro de Mormón que parecen tener las más grandes dificultades con el orgullo son los ‘instruidos y los ricos’ (2 Nefi 28:15).»9
Robert L. Millet, un hombre altamente instruido, tenía esto que decir acerca de aquellos que están atrapados en su propia supuesta sabiduría: «Cuando cualquier gente— particularmente los miembros de la casa de fe—se niegan a reconocer la verdadera fuente de todo conocimiento y sabiduría, y en su lugar escogen adorar el altar del intelecto; o cuando ellos desarrollan una alianza insana con las filosofías y teorías de los hombres y anulan, o ignoran enteramente la palabra revelada—entonces tales personas están en el camino de la destrucción espiritual. En el presente ellos ‘siempre están aprendiendo, pero nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad’ (2 Timoteo 3:7). Un día, ellos se darán cuenta de los males que han perpetuado entre sus semejantes y el irreparable daño que se han hecho a sus propias almas.»10
- Ser espiritualmente sordo y ciego (versículos 31-32)
- Ser «incircuncisos de corazón» (v. 33).
En el antiguo Israel, ser circunciso era una señal del deseo de hacer un convenio con Dios para ser apartado del mundo por la justicia (Génesis 17:11,14). «incircuncisos de corazón» significa no ser deseoso de hacer un convenio similar en nuestros corazones, siendo entonces impuros.
Los pecados del antiguo Israel incluían:
Los israelitas creían que ellos eran un pueblo escogido al cual Dios siempre protegería de sus enemigos. Ellos también creían que Dios nunca permitiría que Su templo fuera destruido. Esto, a pesar de sus muchos pecados.
Resumiendo su lista de «ay de aquellos», Jacob dijo: «Y en fin, ay de todos aquellos que mueren en sus pecados!, porque volverán a Dios, y verán su rostro y quedarán en sus pecados» (v. 38).
Una invitación a venir a Cristo
• 2 Nefi 9:41-43 Cristo es el guardián de la puerta para la vida eterna. No hay otra persona ni manera por la cual nosotros podemos obtener exaltación. Sólo Él puede juzgar nuestra dignidad para entrar en la vida eterna porque sólo Él ha experimentado lo que nosotros hemos experimentado; y entonces sólo Él puede darnos un juicio justo de nuestra dignidad. Es de gran consuelo saber que sólo Él me juzgará, porque yo sé que sólo Él verdaderamente entiende lo que he experimentado y sentido; y los deseos y motivos de mi corazón.
El élder Bruce R. McConkie dijo: «En la puerta derecha, por donde el hombre debe entrar si obtiene el mundo celestial, allí se pone de pie un guardián de la puerta que es el Santo de Israel. Él no emplea sirvientes allí’… no hay otra entrada sino por la puerta; porque él no puede ser engañado, pues su nombre es el Señor Dios’ (2 Nefi 9:41).»11
• 2 Nefi 9:44-49 Jacob habla de su deber de enseñarle a la gente. Él no disfrutó de la responsabilidad de llamarlos al arrepentimiento; pero entendió claramente su responsabilidad de hacerlo. Y él entendió que si no les advertía él sería responsable por sus pecados. El Señor habló de este principio a Ezequiel cuando Él le advirtió a los guardianes de Israel lo concerniente a su responsabilidad (Ezequiel 33:1-9).
• 2 Nefi 9:50-54 Jacob concluye su sermón al urgirle a su gente que «saciaos de lo que no perece»(v. 51) y que recuerden las palabras de Dios y oren continuamente y den gracias (v. 52)
Dios recuerda y guarda Sus convenios
El siguiente día, Jacob retornó a enseñarle a su gente lo concerniente al futuro de Israel, el cual, a pesar de su castigo en los días anteriores, será restaurado a sus bendiciones en los últimos días.
• 2 Nefi 10:2-6 Las malas noticias concernientes a Israel. Jacob profetizó que los descendientes de los nefitas «perecerán en la carne a causa de la incredulidad» y que los judíos en Jerusalén crucificarían al Salvador y serán esparcidos por motivo de sus pecados.
• 2 Nefi 10:7-17 las eventuales buenas noticias para Israel. A pesar de eso, el Señor no olvidará Sus convenios con Israel y los restituirá de nuevo a sus tierras y convenios.
La promesa de los convenios está todavía en efecto para aquellos que acepten el Señor y hagan Su voluntad.
El élder Boyd K. Packer dijo: «La desalentadora idea que un error (o incluso una serie de ellos) hace que sea eternamente demasiado tarde, no viene del Señor. Él ha dicho que si nos arrepentimos, no sólo se nos perdonarán nuestras trasgresiones, sino que también Él las olvidará y no recordará más nuestros pecados (Isaías 43:25, Hebreos 08:12, 10:17, D & C 58 : 42; Alma 36:19).»12
• 2 Nefi 10:20-25 Jacob dice que debemos «Animar nuestros corazones» porque el Señor recordará a Su pueblo del convenio. Es fácil desanimarse frente a tanta maldad y oposición en este mundo. Pero nosotros debemos ser la gente más optimista de la tierra, sabiendo lo que sabemos y siendo parte de esta gran obra de los últimos días.
El élder Neal A. Maxwell definió el desánimo como: «No es la ausencia de adecuación; sino la ausencia de coraje.»13
El Presidente Joseph F. Smith dijo:
«Nunca ha habido un tiempo en la Iglesia en que a sus líderes no se les hubiera requerido que fueran hombres de coraje; no sólo de coraje en el sentido que fueron capaces de enfrentarse a peligros físicos; sino también en el sentido que fueran firmes y fieles a la convicción clara y justa. Los líderes de la Iglesia, entonces, deben ser hombres que no se desanimen fácilmente; que no carezcan de esperanza, ni dados a la premonición de toda clase de males venideros. Sobre todo, los líderes de la gente nunca deben diseminar un espíritu de pesimismo en los corazones de estos. Si los hombres que están en lugares elevados a veces sienten el peso y la ansiedad de ciertos momentos, ellos deben ser los más firmes y los más resueltos en esas convicciones; las cuales vienen de una conciencia del temor de Dios y de vidas puras. Los hombres en sus vidas privadas, deben sentir la necesidad de extender el ánimo a la gente con sus propias esperanzas y trato alegre con ellos… es un asunto de gran importancia que la gente… aprecie y cultive el lado claro de la vida en lugar de… permitir que la oscuridad y la sombra los cubran.»14
Notas:
- Comentario doctrinal del Libro de Mormón,4 volúmenes, 1987-92, 2:1.
- «La Redención por medio del Santo Mesías,» en Kent P. Jackson, editado por, Estudios de las escrituras,Volumen 7: De 1 Nefi a Alma 29,1987, págs. 117-18.
- Doctrinas de Salvación,compilado por Bruce R. McConkie, 3 volúmenes, 1954-56,1:123.
- Doctrinas de Salvación,1:122.
- «Un Sermón sobre la Pureza,» revista Improvement Era,mayo de 1903.
- El Reino del Evangelio,escogidas y arregladas por G. Homer Durham, 1943, pág. 36.
- Enseñanzas del Profeta José Smith, escogidas y arregladas por Joseph Fielding Smith, 1976, pág. 357;véase también págs. 310-11.
- «La redención por medio del Santo Mesías,» pág. 124.
- En Reporte de La Conferencia, abril de 1986, pág. 6; o Ensign, mayo de 1986, pág. 7.
- «La redención por medio del Santo Mesías,» págs. 126-27.
- En Reporte de La Conferencia, octubre de 1949, pág. 80.
- Que no se Turbe Vuestro Corazón, 1991, pág. 51.
- Revista Ensign, noviembre de 1976, pág. 14.
- Doctrina del Evangelio,a edición, 1939, pág. 155.

























