Guía de estudio del Libro de Mormón
La gran Conversión del Pueblo
(Mosíah 4-6)
Haciendo las cosas preciosas simples
Randal S. Chase
En nuestra lección anterior estudiamos las palabras del Rey Benjamín y su sermón del templo a su pueblo. Estos fueron poderosos principios de fe, humildad, y servicio; llevados por un monarca quien practicaba lo que él predicaba, y era la antítesis completa del inicuo Rey Noé. Él enseñó a su pueblo que ellos deben entender su «nulidad» ante la majestad de Dios; y que ellos no tenían esperanza de salivación, excepto por medio de los méritos de Jesucristo.
En esta lección leemos acerca los resultados del sermón del Rey Benjamín—el efecto que tuvo en el pueblo, al darse cuenta de la importancia de lo que él estaba enseñando. Los adultos, por lo menos, nacieron de nuevo y perdieron todo deseo de cometer maldad. Algunos de los niños no entendieron las enseñanzas de Benjamín y no fueron afectados de forma similar (Mosíah 26:1). Sin embargo, aquellos que eran responsables, tuvieron una gran experiencia espiritual, hicieron convenios, se y volvieron miembros de la Iglesia de Cristo.
LA CONVERSIÓN
• Mosíah 4:1-2 Después de entender estos principios, el pueblo cayó a tierra. La palabra traducida «miedo» realmente significaba «reverencia» o «respeto» (v. 1). Ellos fueron sobrecogidos por su sentido de gratitud, por una humilde dependencia del Salvador. Quizás por primera vez, «se habían visto a sí mismos en su propio estado carnal, aún menos que el polvo de la tierra. Y todos a una voz clamaron, diciendo: ¡Oh, ten misericordia, y aplica la sangre expiatoria de Cristo para que recibamos el perdón de nuestros pecados, y sean purificados nuestros corazones» (v. 2) Su fe era en Jesucristo, el Hijo de Dios, y su creador (v. 2).
• Mosíah 4:3 Ellos están «llenos de gozo», sabiendo que han sido perdonados a causa de la «paz de conciencia» que recibieron. Las palabras gozo y paz son las palabras que más a menudo se usan en las escrituras para describir la presencia del Espíritu. Ellos sintieron el Espíritu confirmándoles que sus pecados habían sido perdonados; así como Alma el joven se sintió cuando él se dio cuenta de que había sido redimido de sus pecados. Este fue un «bautismo de fuego.»
Rodney Turner dijo:
El bautismo abarca más que la ordenanza física. Tiene tres componentes: El bautismo en al agua, el bautismo del Espíritu Santo y el bautismo por fuego. «Los tres bautismos» dijo José Smith, «hacen uno»…1
José Smith reconcilió los tres bautismos mencionados en Mateo 3:11 (agua, Espíritu, y fuego) con Efesios 4:4-5 («hay… un bautismo») cuando afirmó «No hay más que un bautismo; sino que se requiere el bautismo del agua, del Espíritu Santo, y del fuego; para constituir un bautismo completo.»2 [José Smith además] explicó: El bautismo de agua, sin el bautismo de fuego y el del Espíritu Santo, no sirve; ellos son necesariamente inseparables y están contectados.»3 Los tres componentes del bautismo son esenciales si uno va a nacer de nuevo, «porque por el agua [bautismo] guardáis el mandamiento; por el Espíritu [bautismo] sois justificados; y por la sangre [bautismo por fuego] sois santificados» (Moisés 6:60). Fue el bautismo por fuego—administrado por el Espíritu Santo—el que recibió el pueblo del Rey Benjamín (Mosíah 4:3).4
El élder Marión G. Romney dijo: «alguien recientemente preguntó cómo una persona sabe cuándo se ha convertido. La respuesta es simple. Él puede estar seguro de ello cuando por el poder del Espíritu Santo, su alma es sanada. Cuando esto ocurre, él lo reconocerá por la manera en la cual se siente, porque él se sentirá como el pueblo de Benjamín se sintió cuando ellos recibieron una remisión de los pecados. El grabado dice que el.. Espíritu del Señor descendió sobre ellos, y fueron llenos de gozo, habiendo recibido la remisión de sus pecados, y teniendo paz de conciencia …’ (Mosiah 4:3).»s
El Presidente Harold B. Lee dijo: «Si llega el momento en que usted ha hecho todo lo que puede para arrepentirse de sus pecados … y ha hecho enmiendas y restitución lo mejor que puede… entonces usted querrá esa respuesta confirmadora de si el Señor lo ha aceptado. En su meditación del alma, si usted busca y encuentra esa paz de conciencia; por esa señal, usted podría reconocer que el Señor ha aceptado su arrepentimiento.»6
RECONOCER NUESTRA DEPENDENCIA DE CRISTO
• Mosíah 4:5 El Rey Benjamín les recuerda su «nulidad» y «estado indigno» mientras están en un estado caído. Esto no significa que ellos (o nosotros) somos insignificantes. Significa que somos completamente dependientes de Dios para nuestra salvación. En relación a la redención, nuestros esfuerzos no significan nada y son inservibles; a menos que tengamos un Salvador que ha pagado el precio por nuestros pecados y nos ha proporcionado un camino para que seamos limpiados de estos.
• Moisés 1: 9-10 Moisés afirmó cuán pequeños somos en la vastedad del universo y exclamó «el hombre no es anda.» Es bueno recordar cuán grandioso es nuestro Dios y cuán vastas son Sus creaciones. Nos da una perspectiva de cuán indefensos somos y cuán Todopoderosos se han vuelto nuestro Padre y Su Hijo. Sin embargo, Dios corrigió a Moisés al llamarlo «mi hijo» y recordándole que la humanidad es la obra de Dios y Su gloria (Moisés 1:39). En otra palabras, las innumerables galaxias, los sistemas solares, los soles, y las tierras tienen un sólo propósito—la salvación de los hijos de nuestro Padre. Somos más importantes que cualquier cosa que vemos en el vasto universo de Dios; y todo lo que Dios hace tiene como propósito «llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre» (Moisés 1:39).
LA NECESIDAD DE ACCIÓN
• Mosíah 4:6-10 «Si creéis todas estas cosas, mirad que las hagáis.» El pueblo del Rey Benjamín fue debidamente impresionado por sus palabras y fueron profundamente conmovidos por el Espíritu al sentir el poder redentor del Salvador en sus vidas. Pero saber y sentir no son suficientes. El Rey Benjamín les dijo: «si habéis llegado al conocimiento de la bondad de Dios, y de su incomparable poder, y de su sabiduría, y su longanimidad por los hijos del hombre, para que así la salvación llegue a aquel que pusiera su confianza en el Señor» «entonces tenían que poner su fe en acción para ser «diligentes en guardar sus mandamientos, y perseverar en la fe hasta el fin de sus vidas (v. 6).
Esto es requerido de cada persona que jamás haya vivido, quien ahora viva, y quien vivirá en esta tierra; y no hay otra salvación aparte de ésta de la cual se haya hablado; ni hay tampoco otras condiciones según las cuales el hombre pueda ser salvado; sino por las que «os he dicho» (vv 7-8). Él los exhortó a creer en Dios, a confiar en Su sabiduría, en su poder y conocimiento, a arrepentirse de sus pecados y a humillarse ante Dios cor. sinceridad, y luego, él concluyó con el principio de acción: «si creéis todas estas cosas, mirad que las hagáis.» (vvs 9-10).
• Mosíah 4:11 Recibir una remisión de nuestros pecados implica cuatro cosas que el pueblo ya había experimentado en esta asamblea solmene: (1) venir al conocimiento de la gloria de Dios (2) conocer su bondad, (3) probar Su amor y (4) recibir gran gozo en sus almas. Esto es bueno y muy gozoso para cualquiera que lo hay.- experimentado. Pero si vamos a «retener» una remisión de nuestros pecados, hay más qué hacer.
• Mosíah 4:11-13 Retener una remisión de nuestros pecados implica cosas adicionales; las cuales el Rey Benjamín enumeró para beneficio de su pueblo: (1 ) siempre recordar la grandeza de Dios (11); (2) ser humilde al recordar nuestra dependencia de Dios (v. 11); (3) proclamar el nombre del Señor a diario (v. 11); (4) permanecer firmes en la fe (.v. 11); (5) incrementar nuestro conocimiento de Dios y de Sus propósitos (v. 12) y (6) vivir en paz con otros sin desear hacerles daño (v. 13). Estos requisitos también hoy se aplican a nosotros.
• Mosíah 4:14-15 Enséñele a sus hijos los mismos principios. Los padres tienen una gran responsabilidad de criar sus hijos en justicia y de proveer sus necesidades temporales. La gente que desea retener su salvación «No permitirá que sus hijos tengan habré ni están desnudos, ni consentirán que quebranten las leyes de Dios, ni que peleen y riñan unos con otros y sirvan al diablo, que es el maestro del pecado» (v. 14). En cambio, el rey dijo: «les enseñaréis a andar por las vías de la verdad y la seriedad; les enseñaréis a amarse mutuamente y a servirse el uno al otro» (v. 15).
Este consejo es particularmente interesante ya que algunos de los niños pequeños en esta conferencia, más tarde se rebelarían en contra del Señor y se negarán a «creer en la tradición de sus padres» (Mosíah 26:1). Como eran niños, ellos no entendieron las enseñanzas del Rey Benjamín, y tenían que depender de sus padres para que les enseñasen estos principios. Esto es precisamente lo que el rey les estaba ordenando que hicieran esos padres.
El élder Joseph B. Wirthlin dijo: «Cada casa es una casa de aprendizaje; para el bien o para el mal. Los miembros de la familia aprenden a ser obedientes, honestos, industriosos, auto-suficientes, y fieles; y al vivir los principios del evangelio, ellos pueden aprender algo más. El aprendizaje del evangelio en las casas de los miembros de la Iglesia debe centrase en las escrituras y en las palabras de los profetas de los últimos días … enséñele a sus hijos a orar, a depender del Señor para guía, y a expresar aprecio por sus bendiciones. Los niños aprenden de usted a distinguir entre el bien y el mal. Ellos aprendan que mentir, hacer trampa, robar, o envidiar las posesiones de otros es malo. Ayúdelos a aprender a guardar el día de reposo y a pagar su diezmo. Enséñeles a aprender y a obedecer los mandamientos de Dios. Enséñele a sus hijos jóvenes a trabajar y enséñeles que la labor honesta desarrolla la dignidad y el auto respeto. Ayúdelos a encontrar placer en el trabajo y a sentir la satisfacción que viene de un trabajo bien hecho.»‘
• Mosíah 4:16-27 Comparta con los pobres. El servicio caritativo es una característica importante de los miembros de la Iglesia de Cristo. Hay, por supuesto, desafíos para proporcionar dicha ayuda. El Rey Benjamín comentó sobre esto. Cuando se ayuda a alguien, el objetivo no debe ser su dignidad para recibir ayuda, sino su necesidad (vv 17, 22). Tanto en lo temporal como en lo espiritual, todos somos pordioseros—ni nuestras posesiones terrenales, ni nuestra salvación eterna está auto- hecha (vv 19-20), y tenemos «grandes motivos para arrepentimos»; si así lo pensamos, (vv 18-23). Su consejo a los pobres que no dar de sus bienes fue que ellos desarrollaran un corazón generoso independientemente de su situación financiera (vv 24-25). Servir a los demás nos ayuda a retener una remisión de nuestros pecados (v. 26). Y cuando proveemos para el pobre, debemos hacer todas las cosas «con prudencia y orden» con los principios y la planificación adecuadas; no ir más allá de nuestros recursos para ayudar «no se exige que un hombre corra más aprisa de lo que sus fuerzas se lo permiten.» (v. 27).
• Mosíah 4:28-30 Debemos cuidar nuestros pensamientos, palabras y obras. Seremos juzgados por estos tres. El Rey Benjamín predicó la honestidad en todos nuestros tratoss con los demás (v. 28),y luego cesó de tratar de listarenumerar todos los pecados que podamos cometer. Él dijo: «Hay varios modos y medios, tantos que no puedo enumerarlos. Pero esto puedo deciros, que si no os cuidáis a vosotros mismos, y vuestros pensamientos, y vuestras palabras y vuestras obras, y si no observáis los mandamientos de Dios ni perseveráis en la fe de lo que habéis oído concerniente a la venida de nuestro Señor, aun hasta el fin de vuestras vidas, debéis perecer. Y ahora bien, ¡oh hombre!, recuerda, y no perezcas» (vv 29-30).
El Señor dijo que se nos será requerido rendir cuentas de cada palabra ociosa que hablemos (Mateo 12:36-37). El élder James E. Talmage dijo:»La responsabilidad del hombre por sus actos individuales, es tan completa como su albedrío para elegir por sí mismo. El resultado último de las buenas obras es la felicidad. La consecuencia del mal es la miseria. Éstas siguen la vida de cada hombre por leyes inviolables. Hay un plan de juicio (Mateo 10:15; Mateo 11:22; 2 Pedro 2:9; 2 Pedro 3:7; 1 Juan 4:17) divinamente pre-ordenado, por el cual cada hombre será llamado a responder por sus obras; y no por las solas obras, sino también por sus palabras y aún, por los pensamientos de su corazón. «Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio» (Mateo 12:36). Estas son las palabras del Salvador mismo.»8
¿Cómo es posible esto? ¿Está cada uno de nuestros pensamientos registrado, junto con nuestras palabras y obras? Sí, están registrados en nuestras propias mentes, y el día del juicio tendremos «un recuerdo vivido» de todo lo que jamás hayamos pensado, dicho, o hecho (Alma 11:43). El Presidente John Taylor dijo: «Si yo tuviera tiempo de entrar en este tema, les podría mostrar, basado en principios científicos, que el hombre mismo es una máquina auto-registradora, sus ojos, sus oídos, su nariz, el tacto, el gusto, y todos los varios sentidos del cuerpo son otros tantos medios por los cuales el hombre almacena para sí mismo una grabación con la cual, quizás, nadie más está familiarizado aparte de él mismo; y cuando llegue el tiempo, para que ese registro sea revelado todos os hombres que tengan ojos para ver, y oídos para oír, serán capaces de leer todas la cosas como Dios mismo las lee y las comprende, y todas la cosas, que nos dicen, están desnudas y abiertas ante Él con quien tenemos que ver.»9
ENTRANDO EN UN CONVENIO CON CRISTO
• Mosíah 5:1-5 Experimentando «un poderoso cambio» de corazón. La gente sabía que las palabras del Rey Benjamín eran verdaderas por el efecto del Espíritu sobre ellos—»un cambio poderoso» de corazón y el hecho de que ellos ya no tenían «más disposición a obrar mal» (v. 2). Ellos deseaban sólo hacer el bien y fueron colmados con el espíritu de profecía (v. 3). Y expresaron su deseo de entrar en un convenio con Dios para hacer Su voluntad por el resto de sus vidas (v. 5).
El Presidente Lorenzo Snow dijo: «¡Qué condición tan gloriosa! Una condición en la cual el Señor Dios Omnipotente, por el Poder de Su espíritu, ha causado un cambio poderoso en los corazones de ese pueblo, para que ellos entonces ya no tengan ningún deseo de hacer el mal, mas fueron llenos sólo de un deseo ferviente de hacer aquello que era bueno. Ese fue sin duda un gran cambio, y sin embargo, es precisamente ese el cambio que viene hoy a cada hijo e hija de Dios que se arrepiente de sus pecados, que se humilla delante del Señor, y que busca una remisión de los pecados por el bautismo por inmersión, por aquel que tiene autoridad moral para administrar la sagrada ordenanza del evangelio de Jesucristo.»10
• Mosíah 5:6-7 Convertirse en los «hijos de Cristo.» Este cambio en la gente fue exactamente lo que el Rey Benjamín esperaba; y él procedió a validar el convenio que estaban haciendo con su Dios al decirles «a causa del convenio que habéis hecho, seréis llamados progenie de Cristo, hijos e hijas de él, porque he aquí, hoy él os ha engendrado espiritualmente; pues decís que vuestros corazones han cambiado por medio de la fe en su nombre; por tanto, habéis nacido de él y habéis llegado a ser sus hijos y sus hijas» (v. 7).
El Presidente Joseph Fielding Smith dijo: «Es por medio de la expiación de Jesucristo que recibimos la vida eterna, por medio de la resurrección de los muertos y la obediencia a los principios del evangelio. El Salvador se vuelve nuestro Padre, en el sentido en que este término es usado en las escrituras porque Él nos ofrece vida, vida eterna, por medio de la Expiación que Él hizo por nosotros … Nos convertimos en los hijos e hijas de Jesucristo, a través de nuestros convenios de obediencia a Dios. Debido a su autoridad divina y el sacrificio en la cruz, nos convertimos en hijos e hijas engendrados espiritualmente, y Él es nuestro Padre.»11
El élder Bruce R. McConkie dijo:
«Hablaré de la relación familiar especial de la cual disfrutan aquellos que así viven y se convierten en una gente peculiar. De ellos está escrito: «Vosotros sois hijos del Dios viviente» (Oseas 1:10). Esto significa, que aquellos que ganan el alto estatus de una gente peculiar son adoptados en la familia del Señor Jehová. Ellos se vuelven Sus hijos y Sus hijas y lo tienen a Él como su Padre. Nuestro mejor recitado de la doctrina involucrada aquí se encuentra en estas palabras del Rey Benjamín: «Ahora pues, a causa del convenio que habéis hecho, seréis llamados progenie de Cristo, sus hijos e hijas, porque he aquí, hoy él os ha engendrado espiritualmente; pues decís que vuestros corazones han cambiado por medio de la fe en su nombre; por tanto, habéis nacido de él y habéis llegado a ser sus hijos y sus hijas.» (Mosíah 5:7). Se trata de una relación familiar especial reservada para los fieles. Es más, por encima, y además del hecho de que todos los hombres son hijos espirituales del Padre Eterno.12
• Mosíah 5:8-10 Tomar el nombre de Cristo. El rey Benjamín nos invitó a «Tomad sobre vosotros el nombre de Cristo, todos vosotros que habéis hecho convenio con Dios de ser obedientes hasta el fin de vuestras vidas» (v. 8). La gente que hace esto por voluntad propia será salvada (v. 9). La gente quien no hace esto, será condenada (v. 10).
Hacemos un convenio similar cada vez que tomamos el sacramento. La oración del convenio asociada con esta ordenanza afirma claramente que somos deseosos de (1) tomar sobre nosotros el nombre de Cristo, (2) siempre recordarlo, y (3) guardar Sus mandamientos, que nos ha dado (D&C 20:77,79).
El élder Dallin H. Oaks dijo: «Nuestro deseo de tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo, afirma nuestro compromiso de hacer todo lo que podamos para ser contados entre aquellos que Él escogerá para estar de pie a Su derecha y ser llamados por Su nombre en el último día. En este sentido sagrado, nuestro testimonio de que estamos deseosos de tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo constituye nuestra declaración de ser candidatos para la exaltación en el reino celestial. Exaltación es la vida eterna ‘el mayor de todos los dones de Dios’ (D&C 14:7).»13
• Mosíah 5:11-15 las bendiciones que llegan de observarar estos convenios. El Rey Benjamín había prometido al principio de su sermón que él les daría un nuevo nombre el cual nunca sería borrado, excepto por transgresión (Mosíah 1:11-14). Ese nombre- ai cual él se refería es el nombre de Cristo—y les advirtió que «tuvieran] cuidado de no transgredir, para que el nombre no sea borrado de vuestros corazones» (v. 11). Él los desafió a guardar el nombre de Cristo «escrito en sus corazones» lo que significa recordarlo, amarlo, obedecerlo y serle fiel «¿cómo conoce un hombre al amo a quien no ha servido, que es un extraño para él, y se halla lejos de los pensamientos y de las intenciones de su corazón?» (vv 13-14). Si ellos son «firmes e inmutables, abundando siempre en buenas obras» luego a ellos se les promete «Cristo, el Señor Dios Omnipotente, pueda sellaros como suyos, a fin de que seáis llevados al cielo, y tengáis salvación sin fin, y vida eterna» (v. 15).
El profeta José Smith dijo: «La felicidad es el objeto y propósito de nuestra existencia; y será el fin de ella, si seguimos la senda que nos lleva a ésta; y esta senda es la virtud, la integridad, la fe, la santidad, la obediencia a todos los mandamientos de Dios … En la obediencia hay gozo, paz sin mancha, genuina; y como Dios ha diseñado nuestra felicidad … Él nunca… instituirá una ordenanza, o le dará un mandamiento a Su pueblo que no esté en su naturaleza para prometer la felicidad.»14
• Mosíah 6:1-2 el Rey Benjamín registra los nombres de todos aquellos quienes hicieron este convenio. Éste es un principio importante—llevar un registro escrito de las ordenanzas y convenios. Sabemos que lo que se escriba en la tierra concerniente a tales cosas también está escrito en el cielo (D&C 128:7), entonces, estamos haciendo un registro eterno, de convenios eternos. También proporciona un registro por el cual los siervos del Señor pueden saber la condición espiritual y temporal de sus rebaños. Aparentemente, al tomar sus nombres, el Rey Benjamín se enteró de que «no hubo ni un alma, salvo los niños pequeños, que no hubiese hecho convenio y tomado sobre sí el nombre de Cristo» (v. 2).
El élder Spencer W. Kimball dijo: «Las obras y los pensamientos de los hombres deben ser registrdos en el cielo, y los ángeles que llevan el registro no fallarán en hacer registros completos de nuestros pensamientos y acciones. Pagamos nuestros diezmos y el obispo lo registra en su libro y nos da un recibo. Pero aún si los datos fallan en llegar a los registros del barrio, tendremos crédito total por los diezmos que pagamos. No habrá omisiones en los archivos celestiales; y todos estarán disponibles en el día del juicio.»15
El profeta José Smith dijo:
«Es un hecho, si yo ahora tuviera en mi poder, cada decisión que ha sido hecha sobre elementos importantes de doctrina y deberes desde el inicio de esta obra, no me separaría de ellos por ninguna suma de dinero; pero hemos sido negligentes al no tomar actas de tales cosas; pensando quizás, que éstas nunca nos beneficiarían más tarde; lo cuales, si las tuviéramos ahora, decidiríamos casi cada punto de doctrina que podría ser agitada. Pero esto ha sido descuidado y ahora no podemos dar testimonio a la Iglesia y al mundo, de las grandes y gloriosas manifestaciones que han sido hechas para nosotros con ese grado de poder y autoridad que de otro modo podría, si ahora tuviéramos estas cosas para publicar en el extranjero … quizás, por ser negligentes en escribir estas cosas cuando Dios las reveló, no las estimamos lo suficiente y el Espíritu se pudiera ir y Dios pudiera estar enojado; y hay, o hubo un vasto conocimiento, de infinita importancia, el cual ahora se perdió.16
• Mosíah 6:3 el Rey Benjamín organiza la Iglesia y despide a la multitud. Al final de su sermón del templo, el Rey Benjamín consagró a su hijo Mosíah para ser el nuevo rey de su pueblo. También designó a sacerdotes para enseñarle a la gente, y recordarles el juramento que habían hecho con Dios. Con esto, él despidió a la multitud; y ellos regresaron como familias a sus propias casas.
• Mosíah 6:4-7 el Rey Mosíah II inicia su reinado a la edad de treinta años, aproximadamente 476 años desde la época en que Lehi salió de Jerusalén (alrrededor del año 124 AC.) (v. 4). Tres años más tarde, el Rey Benjamín murió (v. 5). El Rey Mosíah era un hombre justo y «anduvo en la senda del Señor, y observó sus juicios y sus estatutos, y observó sus mandamientos en todas las cosas que el Señor le mandó» (v. 6). Siguiendo el ejemplo de su padre, el Rey Mosíah hizo que su pueblo cultivara la tierra para su sustento, y él mismo cultivó la tierra, en lugar de convertirse en una carga para su pueblo. Durante tres años no hubo contiendas en su tierra, (v. 7).
Notas
- Las Palabras de José Smith,editado por Andrew F. Ehat y Lyndon W. Cook, 1980, pág. 354.
- Ellos Conocían al Profeta,editado por Hyrum L. Andrus y Helen Mae Andrus, 2004, pág. 50.
- Enseñanzas del Profeta José Smith,escogidas y arregladas por Joseph Fielding Smith, 1976, págs. 360, 314.
- «La Gran Conversión,» en Estudios de las escrituras, Volumen 7: de 1 Nefi a Alma 29,editado por Kent Jackson, 1987, págs. 224-25.
- En Reporte de La Conferencia, Octubre de 1963, pág. 25.
- Permaneced en Lugares Santos,1974, pág. 185.
- Revista Ensign,mayo de 1993, pág. 70.
- Los artículos de fe,12,a edición, 1924, pág. 55.
- En Diarios de Discursos,26:31.
- En Reporte de La Conferencia, abril de 1898, págs. 65-66.
- Doctrinas de Salvación,compilado por Bruce R. McConkie, 3 volúmenes, 1954-56,1:28-29.
- «Los diez mandamientos de una gente peculiar,» en Discursos del año,Universidad Brigham Young, 1975, págs. 29-30.
- En Reporte de La Conferencia, abril de 1985, pág. 105; o revista Ensign,mayo de 1985, pág. 83.
- Enseñanzas del profeta José Smith, págs. 255-56.
- El milagro del perdón, 1969, pág. 109.
- La Historia de la Iglesia, 2:198-99.

























