Guía de estudio del Libro de Mormón
El principio del reinado de jueces
(Mosíah 29; Alma 1-4)
Haciendo las cosas preciosas simples
Randal S. Chase
Aproximadamente en el año 92-91 aC, Mosíah deseó conferirle el reino a uno de sus hijos, pero ellos se negaron a reinar en su lugar, prefiriendo dedicar sus vidas a la obra misional. Temiendo que algún otro arreglo pudiera llevar a la iniquidad y cautividad, Mosíah propuso que los jueces seleccionados sean elegidos en lugar de un rey. Él acordó con su gente que los reyes indignos guiarán al pueblo al pecado y al derramamiento de sangre, y les recordó cómo el Rey Noé había hecho esto.
• Mosíah 29:1-6 Los hijos de Mosíah se rehúsan a remplazar a su padre como rey. El intento original de Mosíah, era que uno de sus hijos lo reemplazara como rey; ya que la gente había expresado esto como su deseo concerniente al reino (v. 10). Así fue como se hizo desde los días de Nefi; y cada rey, en la mayoría de los nefitas, habían sido un descendiente directo de Nefi. Parecía natural que esta tradición debía continuar, y el pueblo dijo: «Deseamos que tu hijo Aarón sea nuestro rey y nuestro gobernante” (v. 2). El problema con esta proposición era que Aarón y todos sus hermanos habían partido a sus misiones a la tierra de Nefi y prefirieron esas labores a volverse rey en lugar de Mosíah (v. 3). Mosíah aconsejó al pueblo en cuanto la situación (versos 4-6).
• Mosíah 29:7-24, 33-36 lo poco aconsejable de tener reyes. Mosíah temía que si una persona, además de uno de sus propios hijos, fuera colocada como rey, eventualmente se volvería una causa de contención y llevaría a la destrucción de quienquiera que asumiera el trono, aún en el evento que uno de sus hijos lo hiciera; si más tarde cambiaran de opinión (versos 7-9). Él entonces convenció a su gente a considerar tener jueces electos en lugar se reyes. Habló de la necesidad de tener hombres sabios como jueces, quienes operarían de acuerdo a la ley y también de acuerdo a los mandamientos de Dios (versos 11-12).
Hablando de los reyes, Mosíah dijo: «Por tanto, si fuese posible que tuvieseis por reyes a hombres justos que establecieran las leyes de Dios y juzgaran a este pueblo según sus mandamientos, sí, si tuvieseis por reyes a hombres que hicieran lo que mi padre Benjamín hizo por este pueblo, os digo que si tal fuese siempre el caso, entonces convendría que siempre tuvieseis reyes para que os gobernaran” (v. 13). Él se ofreció como un ejemplo de tal rey. Él dijo: «yo mismo he obrado con todo el poder y las facultades que he poseído, para enseñaros los mandamientos de Dios y para establecer la paz en todo el país, a fin de que no hubiera guerras ni contenciones, ni robo, ni rapiña, ni asesinatos, ni iniquidades de ninguna clase” (versos 14-15). Pero esta fue una excepción y no la regla, y Mosíah continuó «por motivo de que no todos los hombres son justos, no conviene que tengáis un rey o reyes para que os gobiernen, (v. 16).
Mosíah le recordó al pueblo en cuanto a «¡cuánta iniquidad un rey malo hace cometer; sí, y cuán grande destrucción!» (v. 17), y ofreció al inicuo Rey Noé como ejemplo de esto (versos 18-20). Él les recordó que, una vez colocado, «no podéis destronar a un rey inicuo sino mediante mucha contención y el derramamiento de mucha sangre» por su poder y por la corrupción del pueblo que lo rodea (versos 21-13). «un rey inicuo pervierte las vías de toda rectitud … [y] no conviene que tales abominaciones vengan sobre vosotros” (versos 23-24).
Reynolds y Sjodahl dijeron:
Noé reinó en lugar de su padre, pero él fue un hombre depravado quien probó ser un tirano. A diferencia de su padre, Zeniff, no guió a su pueblo de acuerdo a los mandamientos de Dios. Él caminó en la oscuridad y el pecado, siempre buscando aquello lo cual satisfizo su lujuria o gratificó los deseos de un corazón depravado. La historia de su reino es una composición de crimen y crueldad. Es una de las más perplejas secciones de anales nefitas. Como pueblo, ellos habían sido, más de una vez, librados por el Señor de la venganza de los lamanitas y de su odio, y sed de sangre. Ellos prosperaron cuando guardaron las leyes de Dios, crecieron en números, y la abundancia de la tierra los sustentó. Ellos estuvieron felices cuando comieron de la labor de sus manos. Fueron un pueblo justo, y el Señor los liberó en el día del mal. Sus sendas estaban en la luz cuando oyeron la voz de los siervos santos de Dios. La Iglesia de Dios estaba establecida entre ellos, y Zeniff había colocado a sacerdotes para ejecutar las ordenanzas de la ley de Moisés; la forma de adoración en la cual los nefitas fueron más celosos.
Con la naturaleza humana siendo como es, el ejemplo puesto por el inicuo Rey Noé persuadió a muchos de su pueblo a olvidar la divinidad del Señor para con sus padres y a seguirlo a él en prácticas malévolas. El rey quien también era tradicionalmente el líder espiritual de sus súbditos, reemplazó a los sacerdotes buenos que Zeniff había consagrado por otros de su propia clase. Él causó que aquellos con quienes él se asociaba se rodearan, como él lo había hecho, de esposas y concubinas y animó a su pueblo a cometer toda «clase de iniquidad.”1
Mosíah relató la dificultad de juzgar al pueblo, aún para un rey justo (v. 33). Él propuso que tal carga no debe caer sobre un hombre, más «la carga debía estar sobre todo el pueblo, para que todo hombre llevara su parte» (v. 34). Y cuando un rey era indigno hubieron numerosas desventajas-«todas las iniquidades y abominaciones, y todas las guerras y contenciones, y derramamiento de sangre, y el hurto y la rapiña, y la comisión de fornicaciones y toda clase de iniquidades que no pueden ser enumeradas» (v. 36). Todo esto fue «expresamente repugnantes a los mandamientos de Dios” (v. 36).
MOSÍAH PROPONE UN SISTEMA DE JUECES ELECTOS
Kay Edwards resumió las formas de gobierno que son pertinentes para el discurso del Rey Mosíah sobre el gobierno como lo siguiente:
Una teocracia es «un gobernó de estado con una guía divina inmediata.» Éste el prototipo de gobierno instituido por Dios, con Jesucristo como la cabeza y Sus siervos escogidos ejercitando autoridad bajo Su dirección para administrar los asuntos de Su reino en la tierra. Otras formas de gobierno pueden ser mejormente evaluadas relativas a este prototipo.
Una autocracia es «un gobierno en el cual una persona poVéase poder ilimitado.” En este tipo de gobierno, la concentración de poder y autoridad es retenida en un individuo, así como lo es en una teocracia, pero ese individuo ya no es divino, mas es un hombre o mujer mortal. El reinado es un ejemplo de este tipo de gobierno.
Una democracia es «un gobierno por el pueblo, un gobierno en el cual el poder supremo es establecido en una gente y ejercitado por ellos directamente o indirectamente por medio de un sistema de representación usualmente involucrando sosteniendo elecciones libres periódicamente» las instrucciones del Rey Mosíah para su gente fue que escogieron «jueces, por medio de la voz de este pueblo» (Mosíah 29:25) lo cual introdujo una forma de democracia en la sociedad nefita.2
• Mosíah 29:25-36 los jueces como «la voz del pueblo.» Mosíah no estaba proponiendo un cambio en las leyes de la tierra, las cuales él describe como «que nuestros padres os han dado, las cuales son correctas, y fueron dadas a ellos por la mano del Señor» (v. 25). Él estaba proponiendo que la voz del pueblo seleccionara a aquellos quienes reinarán sobre ellos y ejercerán las leyes. Explicando cómo el gobierno electivo funcionaba, Mosíah enseñó que hay seguridad en la voz del pueblo porque «no es cosa común que la voz del pueblo deVéase algo que sea contrario a lo que es justo” (v. 26). Sin embargo, «si llega la ocasión en que la voz del pueblo escoge la iniquidad, entonces es cuando los juicios de Dios descenderán sobre [ellos]… él los visitará con gran destrucción, sí, como hasta aquí la ha mandado sobre esta tierra» (v. 27).
El Presidente George Q. Cannon dijo: «Mientras que la gente sea pura, mientras que ellos sean rectos, mientras que estén depuestos a observar la ley, los mejores resultados deben seguir el establecimiento y mantenimiento de un gobierno como éste; pero, por otra parte, si el pueblo se vuelve corrupto, si se entregan a la pasión, si ellos le dan poca importancia a la ley, y si ellos pisotean las obligaciones constitucionales, entonces una forma de gobierno republicano como la nuestra se vuelve la peor tiranía sobre la faz de la tierra. Una autocracia es un gobierno de un hombre, y si él es un tirano, es la tiranía de un hombre; pero la tiranía e irresponsabilidad de un grupo de gente es uno de los más graves despotismos los cuales pueden existir sobre la faz de la tierra.”3
Presidente Ezra Taft Benson dijo: «Todos tenemos una responsabilidad de ciudadanía especial. Como el profeta José Smith dijo: ‘es nuestro deber consagrar toda nuestra influencia en hacer popular aquello que es sensato y bueno y no popular aquello lo cual es insensato.’ Debemos elegir hombres a posiciones públicas con un mandato más alto que la caja electoral. Sí, lea lo que el Señor ha dicho sobre este tema importante en la sección noventa y ocho de Doctrina y Convenios y luego lea lo que Él ha dicho en cuanto nuestra inspirada Constitución en la sección ciento uno. Los días venideros son aleccionadores y desafiantes y demandarán lo mejor dentro de cada uno de nosotros si vamos a preservar nuestra libertad.»4
Mosíah propuso un sistema de equilibrio de poderes en el gobierno nefita: los jueces superiores podrían juzgar a jueces menores (v. 28), y un grupo pequeño de jueces menores podría juzgar un juez mayor (v. 29). Y si los jueces «comete [n] pecados e iniquidades, éstos recaigan sobre su propia cabeza» (v. 30) porque ninguna persona debe estar sobre la ley. «deseo que esta tierra sea una tierra de libertad», dijo Mosíah, «todo hombre goce igualmente de sus derechos y privilegios, en tanto que el Señor juzgue conveniente que habitemos y heredemos la tierra» (v. 32).
• Mosíah 29:37-40 el pueblo acepta la proposición de Mosíah y elige jueces. El argumento de Mosíah persuadió al pueblo para adoptar sus cambios propuestos para el gobierno nefita (versos 37-38). Ellos se juntaron en cuerpos mas pequeños a través de la tierra y votaron por quien debía ser su juez y estaban complacidos con los resultados (v. 39). Como se predijo, el pueblo amaba a Mosíah en gran manera por su sabiduría en implementar este nuevo orden de cosas y también por su liderazgo justo como su rey (v. 40). Para darle tiempo al nuevo sistema, para que sea propiamente implementado, Mosíah continuó reinando como su rey por el resto de sus días; y el nuevo gobierno tomaría su lugar cuando él muera (v. 11).
• Mosíah 29:41-43 Alma, hijo, es elegido como el primer juez superior y también se vuelve el sumo sacerdote presidiendo en la Iglesia. En el momento de la elección de sus jueces, los nefitas eligieron a Alma, hijo, para ser su juez superior (v. 41), poniéndolo en el oficio elegido más alto en la tierra. Esto fue en adición a sus responsabilidades dadas de Dios como el sumo sacerdote de la Iglesia (v. 42). Esto sería el equivalente a elegir a nuestro presidente de la Iglesia y profeta como el presidente de Los Estados Unidos de América. Un administrador capaz así como un hombre de Dios, Alma rindió «juzgó con justicia; y hubo continua paz en la tierra” durante la primera parte de su administración (v. 43).
• Mosíah 29:44-47 Alma el padre y Mosíah mueren. La administración de Alma como juez superior y como sumo sacerdote presidiendo, empezó aproximadamente en el año 91 a. C., con las muertes de su padre, Alma y el Rey Mosíah. El Rey Mosíah tenía sesenta y tres años de edad y había reinado por treinta y tres años (v. 46). Habían pasado aproximadamente quinientos años desde el tiempo que Lehi salió de Jerusalén (v. 47). A partir de este punto, la cronología de los nefitas fue medida en términos de qué año «del reinado de lo jueces» había sido en cualquier punto.
ALMA EL JUEZ SUPERIOR
(Alma 1-3)
Nehor anima las supercherías sacerdotales y comete asesinato
• Alma 1:1-6 Nehor se eleva en oposición a la Iglesia. Durante el primer año del reino de los jueces (aproximadamente el año 91 a. C.) un hombre llamado Nehor fue traído ante el juez superior, Alma (v. 2). Él había estado contendiendo en contra de la Iglesia y discutiendo por un sistema de sacerdotes «populares» y maestros quienes debían ser seleccionados por la gente y sostenidos con impuestos, en lugar de trabajar con sus manos para su sustento (v. 3). Él estableció su propia iglesia bajo este sistema y enseñó sus propias doctrinas, incluyendo que «todo el género humano se salvaría en el postrer día, y que no tenían por qué temer ni temblar, sino que podían levantar la cabeza y regocijarse; porque el Señor había creado a todos los hombres, y también los había redimido a todos; y al fin todos los hombres tendrían vida eterna» (v. 4). Éstas eran cosas populares de enseñar, y mucha gente empezó a seguirlo y a darle dinero para mantenerlo (v. 5), resultando en él siendo «envanecerse [envanecido] con el orgullo de su corazón, y a usar ropa muy lujosa” (v. 6).
• 2 Nefi 26:29 la definición de Nefi de supercherías sacerdotales. Muchos cientos de años antes, Nefi había advertido en contra de la superchería sacerdotal, la cual definió como «los hombres prediquen y se constituyan a sí mismos como una luz al mundo, con el fin de obtener lucro y alabanza del mundo; pero no buscan el bien de Sión.” Bajo esta definición, Nehor era definitivamente culpable de supercherías sacerdotales.
El El élder Bruce R. McConkie dijo: «El sacerdocio y las supercherías sacerdotales son dos opuestos, uno es de Dios, el otro es del diablo… la apostasía nace de las supercherías sacerdotales … para aquellos quienes se involucran en estas cosas vanas, enseñan falsas doctrinas, aman las riquezas, y aspiran a la honra personal.”5
• Alma 1:7-9 Nehor es desafiado por Gedeón y lo mata. Gedeón era un hombre viejo y un miembro de la Iglesia quien servía como maestro (v. 7), un oficio similar a los obispos de nuestro día. Éste es el mismo Gedeón quien en el pasado, había sido el capitán del rey y había peleado con valentía en contra de la injusticia, incluyendo la oposición al inicuo Rey Noé en la tierra de Nefi (v. 8; Mosíah 19:4-8; 20:17-22). Como tal, él fue un amante de la libertad y un enemigo de los déspotas de cualquier tipo. Cuando Nehor se enfrentó a Gedeón mientras predicaba sus falsas doctrinas los dos empezaron a «disputar vigorosamente” y Gedeón «lo resistió, amonestándolo con las palabras de Dios» (Alma 1:7). Nehor, enfurecido, sacó su espada y cortó al viejo Gedeón (v. 9).
• Alma 1:10-15 Nehor es llevado ante Alma, sentenciado de asesinato, y condenado muerte. Para este punto, Nehor había sido culpable de supercherías sacerdotales pero no había cometido ofensa en contra de la ley. Alma dijo: «no sólo eres culpable de dicha superchería, sino que has tratado de imponerla por la espada” (v. 12). Como el sumo sacerdote presidiendo en la Iglesia, Alma estaba profundamente preocupado por las supercherías sacerdotales de Nehor, diciendo: «ésta es la primera vez que se ha introducido la superchería sacerdotal entre este pueblo… y si la superchería sacerdotal fuese impuesta sobre este pueblo, resultaría en su entera destrucción” (v. 12). Pero siendo el juez superior del pueblo, él tenía que juzgar de acuerdo a sus violaciones de la ley. Un hombre podía creer y hablar lo que le placía; sin que fuera un crimen. Pero ahora él era culpable de asesinato. “Tú has derramado la sangre de un hombre justo, sí, un hombre que ha hecho mucho bien entre este pueblo,” dijo el, «y si te perdonásemos, su sangre vendría sobre nosotros por venganza” (v. 13). Nehor fue llevado a la cima de la colina Manti, en donde él reconoció «lo que había enseñado al pueblo era contrario a la palabra de Dios» y fue matado (v. 15).
• Alma 1:16 esto no puso un fin a la propagación de las supercherías sacerdotales. “Había muchos que amaban las vanidades del mundo, y salieron predicando doctrinas falsas; y lo hicieron por causa de las riquezas y los honores” (v. 16), y las supercherías sacerdotales y otras iniquidades continuaron propagándose a través de la tierra (Alma 21: 3-4). Veremos a lo largo de muchos futuros capítulos «los otros Nehores” que se vuelven un problema persistente para los nefitas, a menudo llevando a la apostasía, al derramamiento de sangre, y a la rebelión abierta en contra del gobierno.
El Presidente Joseph F. Smith notó que la falsa doctrina que el rey Nehor enseñó, es acogida primordialmente por dos tipos:
Primero—los ignorantes sin esperanza, cuya falta de inteligencia se debe a su indolencia y flojera, quienes hacen un esfuerzo débil, si lo hacen del todo, para mejorarse en leer y estudiar, son aquellos quienes son afligidos con una terrible enfermedad que pudiera desarrollarse a un incurable mal—la flojera.
Segundo—los orgullosos y los jactanciosos, quienes leen bajo la lámpara de su propia arrogancia; quienes interpretan por las regles de su propio ingenio. Quienes se han vuelto una ley para sí mismos, y entonces se colocan como el único juez de sus propias obras son más peligrosamente ignorantes que los pirmeros.6
Y tercero, por supuesto, están aquellos más interesados en llenar sus cofres, que en llenar cualquier otra necesidad. Están obsesionados con la corrupción, más que con el bien.
• Alma 1:17-22 la contención y la persecución aumentan. Aquellos quienes se oponen a la iglesia, no se atrevieron a violar la ley porque el caso de Nehor había demostrado claramente que las violaciones de la ley—incluyendo a los mentirosos—serían prontamente castigadas (versos 17-18). Para evitar este problema «aparentaban predicar según su creencia» porque «la ley no podía ejercer poder alguno en ningún hombre por su creencia» (v. 17). Ellos comenzaron a perseguir a los miembros de la Iglesia y «los injuriaban con toda clase de palabras» (versos 19- 20). Ellos despreciaban a los miembros de la Iglesia «a causa de su humildad” y «porque se impartían mutuamente la palabra de Dios, sin dinero y sin precio» (v. 20). La ley era clara en que ninguna persona quien perteneciera a la Iglesia, podía perseguir a otro (v. 21); sin embargo, con toda la contención entre la gente, «hubo entre ellos muchos que empezaron a llenarse de orgullo, y a contender acaloradamente con sus adversarios, aun hasta golpearse» (v. 22).
• Alma 1:23-25 los apóstatas son excomulgados, mientras que los miembros fieles soportan con fe. Éste fue sólo el segundo año del reinado de jueces (aproximadamente el año 90 a. C.), y ya había mucha aflicción y tribulaciones para los miembros de la Iglesia (v 23). Los nombres de aquellos cuyos corazones fueron endurecidos en contra de la Iglesia fueron «borrados» (excomulgados), y muchos otros se «retiraron de entre ellos” (v. 24). Esto causó mucho lamento entre los miembros de la Iglesia, pero los miembros estuvieron «firmes e inamovibles en guardar los mandamientos de Dios, y sobrellevaron pacientemente la persecución que se les imponía» (v. 25).
• Alma 1:26-27 los líderes de los fieles no practican supercherías sacerdotales. Cada miembro de la Iglesia enseñaba la verdadera palabra de Dios y luego retornaba diligentemente a sus labores temporales «porque el predicador no era de más estima que el oyente, ni el maestro era mejor que el discípulo; y así todos eran iguales y todos trabajaban, todo hombre según su fuerza” (v. 26). Y ellos también «de conformidad con lo que tenía, todo hombre repartía de sus bienes a los pobres, y a los necesitados, y a los enfermos y afligidos; y no usaban ropa costosa; no obstante, eran aseados y atractivos” (v. 27).
• Alma 1:28-30 los fieles siguen el ejemplo de sus líderes y disfrutan paz y prosperidad. Con la Iglesia «empezaron nuevamente a tener continua paz, a pesar de todas sus persecuciones” (v. 28). Además «empezaron a enriquecerse en gran manera, teniendo en abundancia todas las cosas que necesitaban: una abundancia de rebaños y manadas, y toda clase de animales cebados, y también una abundancia de grano, y de oro, y de plata y de objetos preciosos en abundancia, y abundancia de seda y de lino de fino tejido, y de toda clase de buenas telas sencillas» (v. 29). Sin embargo con toda su prosperidad, ellos tratan a aquellos en necesidad con caridad—compartiendo su sustento con el pobre, sean o no sean, miembros de la Iglesia (v. 30).
• Alma 1:31-32 los inicuos se dan gusto en la iniquidad. Aquellos quienes no pertenecían a la Iglesia no disfrutaban la misma prosperidad que los justos (v. 31). Ellos se daban gusto con “hechicerías, y a la idolatría o el ocio, y a chismes, envidias y contiendas; vestían ropas costosas, se ensalzaban en el orgullo de sus propios ojos, perseguían, mentían, hurtaban, robaban y cometían fornicaciones y asesinatos y toda clase de maldad» (v. 32).
Amlici quiere ser rey, es rechazado, y luego se rebela
• Alma 2:1-4 Amlici, un seguidor de Nehor, quiere ser rey. En el año cincuenta del reinado de los jueces (aproximadamente el año 87 a. C.), un hombre astuto llamado Amlici emergió. Él quería ser rey para poder privar a la gente de sus derechos y también destruir la Iglesia (v. 4). Amlici era un seguidor de la filosofía de Nehor—los «otros Nehores” (v. 1) —y se había ganado a muchos seguidores quienes lo apoyaban en sus esfuerzos de ser rey (v. 2). Esto no era sólo una amenaza para la libertad de los miembros de la Iglesia de adorar a Dios como lo desearan; era también una amenaza para el sistema de jueces electos, y para su libertad (v. 4).
• Alma 2:7-10 la mayoría del pueblo votó en su contra, y él se rebela en contra el gobierno elegido. Como tan a menudo sucede con los déspotas, Amlici primero trató de ser rey por medio del voto del pueblo, pero ellos votaron en su contra (v. 7). Estando furioso, sus seguidores lo consagraron como rey de todas maneras (v. 9), y él entonces los mandó a tomar sus armas en contra de aquellos quienes no lo apoyaban, con la esperanza de someter a todos los nefitas por la fuerza (v. 10).
• Alma 2:11-19 Alma guía los ejércitos nefitas contra los amlicitas y los vence. Los seguidores de Amlici se llamaban amlicitas para distinguirse a sí mismos de los nefitas. (v. 11). Sabiendo sus intenciones, los nefitas se armaron y se organizaron para encontrarse con los amlicitas cuando atacaran (versos 12-13). Los amlicitas también se prepararon para la guerra y vinieron a la batalla con los nefitas «llegaron al cerro de Amnihu, que quedaba al este del río Sidón, el cual pasaba junto a la tierra de Zarahemla” (v. 15). En su capacidad como juez superior y gobernador de los nefitas, Alma guió a sus ejércitos a la batalla (v. 16). Una feroz batalla empezó en la cual muchos nefitas murieron, pero el Señor fortaleció a los ejércitos nefitas, y empezaron a prevalecer sobre los amlicitas, quienes huyeron ante ellos (versos 17-18). En total 12.532 amlicitas fueron matados conjuntamente con 6.562 nefitas (v. 19).
Concerniente a tal derramamiento de sangre en la guerra, El El élder Harold B. Lee dijo: «Cuando, entonces, la ley constitucional… llama a la hombría de la Iglesia a las fuerzas armadas de cualquier país al cual ellos le deben lealtad, su deber cívico más alto requiere que ellos cumplan con el llamado. Si escuchan a ese llamado y obedecen a aquellos al mando sobre ellos, estos deben tomar las vidas de aquellos quienes luchan en contra de ellos, eso no los hará asesinos, o sujetos a la penalidad que Dios ha prescrito para aquellos quienes matan.»7
El El élder Bruce R. McConkie dijo:
Al defensa propia es justificable en cuanto a la guerra, y donde un hombre trata de tomar la vida de otro, con la obvia conclusión de que (desde ese punto que ellos llamados para involucrarse en el conflicto armado) algunas guerras son justas y otras son injustas. Los hombres justos tienen derecho, y se espera de ellos, y son obligados a defenderse, deben involucrarse en la batalla cuando no hay otra alternativa en preservar sus derechos y libertades y proteger a sus familias, hogares, tierra y las verdades de salvación las cuales han esposado. En muchas guerras, quizás en la mayoría, ambos lados son igualmente culpables y tampoco justificados. Pero ha habido y aún habrán guerras en las cuales los balances de justicia eterna demostrarán que un lado tenía el favor de la deidad, y el otro no.8
• Alma 2:2 0-34 Alma envía a espías a seguir el resto de los amlicitas, quienes se unieron a los lamanitas para destruir a los nefitas. Cuando ellos no pudieron perseguir a los amlicitas más lejos, Alma y sus ejércitos acamparon en el valle de Gedeón, por esa noche (v. 20). El envió a espías para determinar la localización y el intento de los ejércitos amlicitas, y para su asombro, se dieron cuenta de que los amlicitas se habían unido con los inmensos ejércitos de lamanitas en la tierra de Minón «más allá de la tierra de Zarahemla, en dirección de la tierra de Nefi» (versos 21-24).
Estos ejércitos combinados ya habían atacado a las esposas y a los hijos de los nefitas en esa área e iban hacia Zarahemla (v. 25). Los ejércitos nefitas se regresaron a Zarahemla, pero en el Río Sidón se encontraron a «los lamanitas y los amlicitas, casi tan numerosos como las arenas del mar, cayeron sobre ellos para destruirlos” (versos 26-27). El señor fortaleció a los nefitas, y prevalecieron en contra de los más numerosos ejércitos amlicitas-lamanitas (v. 28). Alma y Amlici lucharon personalmente, cara a cara, y cuando Alma clamó a Dios por ayuda, la recibió y fue capaz de matar a Amlici con la espada (versos 29-31). Él también contendió con el rey de los lamanitas y sus guardias, echando de regreso y dispersando las aguas del lado oeste del río, al echar sus cuerpos muertos en éste9 (versos 32-34).
• Alma 2:35-38 los nefitas echan a los amlicitas, y a los lamanitas al desierto de Hermounts. Los ejércitos nefitas procedieron a echar el ejército amlicitas-lamanita que huía hacia el oeste y hacia el norte, lejos de las fronteras de Zarahemla (versos 35-36), hasta que hubieron alcanzado el «desierto que se llamaba Hermounts; y era esa parte del yermo que estaba infestada de animales salvajes y voraces” (v. 37). Muchos de los ejércitos que se retiraban murieron de sus heridas y «fueron devorados por aquellos animales y también por los buitres del aire; y sus huesos han sido descubiertos y amontonados sobre la tierra” (v. 38).
El nombre de ese desierto—Hermounts—es apropiado. El doctor Hugh Nibley dijo:
Siempre hemos pensado que el nombre más extraño y perturbador en el Libro de Mormón es Hermounts; ya que no hay nada clásico u oriental en éste. Entonces lo evitamos, hace algún tiempo, un estudiante de Arabia Saudita preguntó de frente qué era esa palabra peculiar. Bueno, ¿Qué dice el Libro de Mormón que es? Hermounts en el Libro de Mormón es el campo salvaje de las fronteras, el área de caza «esa parte del yermo que estaba infestada de animales salvajes y voraces” (Alma 2:37). El equivalente de tal distrito en Egipto es Hermontis, la tierra de Mes, el Pan egipcio—el dios de lugares y cosas salvajes. Hermounts y Hermontis son los suficientemente parecidos para satisfacer al más exacto filólogo.9
Esto es sólo una evidencia más de la fuente oriental del lenguaje de los nefitas y el lenguaje en las planchas, el cual era egipcio reformado (Mormón 9:32).
• Alma 3:1-3 el terrible costo de la guerra en vidas y en posesiones. Haríamos bien en notar la tajada de sufrimiento traído por los deseos de un hombre por poder político. En una sola batalla, más de 19.000 personas murieron. Además de eso, entre los nefitas «muchas mujeres y muchos niños habían perecido por la espada, así como gran cantidad de sus rebaños y manadas; y también fueron destruidos muchos de sus campos de grano, hollados por las huestes de hombres» (V. 2). Los lamanitas también habían sufrido en gran manera, con la muerte de muchos de ellos en la batalla del Río Sidón, y sus restos echados en el río; eventualmente enterrados en las profundidades del mar (v. 3). A través de su historia, el daño más grande hecho tanto a los nefitas como a los lamanitas, fue siempre realizado por nefitas rebeldes quienes alentaron a los lamanitas a la batalla por sus propios propósitos egoístas. Amlici y sus seguidores fueron los primeros de muchos en hacer esto.
• Alma 3:4-5,13-19 Los amlicitas se distinguen de los nefitas al hacer una marca en su frente. Siendo obviamente nefitas por la blancura de su piel, los amlicitas escogieron distinguirse de los nefitas al marcarse «con rojo la frente, a la manera de los lamanitas” (v. 4). Sin embargo, no adoptaron otras prácticas de los lamanitas, como afeitarse la cabeza o andar «desnudos, con excepción de una faja de piel que ceñían alrededor de sus lomos» (v. 5). Pero ellos estaban seguros de marcarse sus frentes con rojo (v. 13).
Esta práctica cumplió una profecía dada a Nefi que no están contenida en las panchas menores (1 y 2 Nefi) pero fue probablemente grabada en las planchas mayores. Decía:
“He aquí, he maldecido a los lamanitas, y pondré sobre ellos una señal para que ellos y su posteridad queden separados de ti y de tu posteridad, desde hoy en adelante y para siempre, salvo que se arrepientan de su iniquidad y se vuelvan a mí, para que yo tenga misericordia de ellos. Y además: Pondré una señal sobre aquel que mezcle su simiente con la de tus hermanos, para que sean maldecidos también. Y además: Pondré una señal sobre el que pelee contra ti y tu posteridad. Y digo también que quien se separe de ti, no se llamará más tu posteridad; y te bendeciré a ti, y al que fuere llamado tu descendencia, desde hoy en adelante y para siempre» (versos 14-17).
Los amlicitas no estaban al tanto de esta profecía, pero ya que estaban en rebelión en contra de Dios y de Su pueblo, la maldición de cierto cayó sobre ellos—una maldición que trajeron sobre ellos para su propia condenación (versos 18-19).
• Alma 3: 26-27 Mormón habla de las consecuencias del sufrimiento que traemos sobre nuestra persona cuando pecamos. Para este punto, el profeta Mormón, quien está compendiando el anal que estamos leyendo, hace algunos comentarios editoriales importantes:
«Y en un año millares y decenas de millares de almas fueron enviadas al mundo eterno, para recibir su recompensa conforme a sus obras, ya fuesen buenas o fuesen malas; para recibir felicidad eterna o miseria eterna, de acuerdo con el espíritu que quisieron obedecer, ya fuese un espíritu bueno, ya malo” (v. 26). Él nota que todos los hombres «recibe [n] su salario de aquel a quien quiere obedecer» (v. 27)—sea Dios o Satanás.
Sabemos de las escrituras que cuando los hombres escogen seguir a Satanás, ellos están atrapados «en su propio ardid» (D. y C. 10:26). Alma observa que «el diablo no amparará a sus hijos… sino que los arrastra aceleradamente al infierno» (Alma 30:60). Y el Salvador dice: «aquel que comete pecado, esclavo es del pecado» (Juan 8:34).
El El élder Bruce R. McConkie dijo: «Así como la obediencia y la justicia traen bendiciones, entonces la iniquidad y la rebelión resultan en maldiciones… las maldiciones son lo propuesto a las bendiciones; y mientras más grande sea la oportunidad dada a las personas para ganar bendiciones, más severa serán las maldiciones sobre ellos, si no cumplen y ganan la recompensa ofrecida.»10
ALMA RENUNCIA AL PUESTO DE JUEZ
(Alma 4)
Los Nefitas y el «ciclo del orgullo”
• Alma 4:1-5 sus pérdidas trágicas hacen que los nefitas sean humildes y que recuerden su deber. En el sexto año del reinado de los jueces (año 86 a. C.), hubo paz en la tierra de Zarahemla (v. 1). Los nefitas habían sufrido en gran manera en su guerra con los amlicitas y fueron humillados con la pérdida de sus seres queridos, posesiones, y cosechas (v. 2). Mormón nos dice que por motivo de esas cosas, en ellos «se despertó … el recuerdo de su deber,» la Iglesia fue establecida más plenamente, y muchos fueron bautizados (versos 3-4). Para el séptimo año del reinado de los jueces (año 85 a. C.), aproximadamente 3.500 nuevas personas habían sido bautizadas en la Iglesia, y hubo «continua paz todo ese tiempo» (v. 5).
• Alma 4:6-8 sólo un año más tarde, la gente de la Iglesia empieza a volverse orgullosa por motivo de sus riquezas materiales. Para el octavo año del reinado de los jueces (año 84 a. C.) «los de la iglesia empezaron a llenarse de orgullo por motivo de sus grandes riquezas, y sus delicadas sedas, y sus linos de tejidos finos, y por motivo de sus muchos rebaños y manadas, y su oro y su plata, y toda clase de objetos preciosos que habían obtenido por su industria; y … empezaron a usar vestidos muy costosos» (v. 6). Esto agobió mucho a Alma y a sus líderes del sacerdocio (v. 7). Sólo tres años habían pasado desde los días del gran lamento de los nefitas por sus pérdidas frente a los lamanitas, y ahora ellos ya «empezaban a ensalzarse en el orgullo de sus ojos, y a fijar sus corazones en las riquezas y en las cosas vanas del mundo, de modo que empezaron a despreciarse unos a otros, y a perseguir a aquellos que no creían conforme a la propia voluntad y placer de ellos» (v. 8).
Mae Blanch proveyó un excelente resumen de cómo el ponerse ropa costosa lleva al orgullo y a la destrucción:
Primero, promueve el ocio y la vanidad. Una persona quien pasa muchas horas codiciando, comprando, gastando y adornándose, se vuelve crecientemente absorbida en sí misma y desinteresada en cualquier cosa que requiera que esa atención sea desviada de él, o ella misma. La acumulación y los adornos se vuelve la preocupación primordial. Esta práctica también es una manera de demostrar riqueza en una manera orgullosa. Es una manifestación de lo que ha sido llamado «el consumo conspicuo” del rico, el cual lleva al desprecio del pobre como algo inferior; una separación de la gente entre «nosotros», y «aquella clase de gente.» Y cuando el dinero y las posesiones se vuelven las marcas superiores de distinción en la sociedad, entonces la búsqueda del dinero se vuelve la única acción que vale la pena. Y si esta búsqueda requiere el sacrificio de la honestidad, la integridad, la compasión y otras virtudes, así será, porque el amor al dinero es de cierto la raíz de todos los males. Entonces, vestirse con ropa costosa involucra al alma y al cuerpo.11
• Alma 4:9-14 la Iglesia se vuelve más orgullosa e inicua que aquellos quienes no son miembros. El orgullo lleva al la contención, y en el año ochenta del reinado de los jueces (año 84 a. C.) «empezó a haber grandes contenciones entre los de la iglesia… envidias y conflictos, malicia, persecución y orgullo, aun excediendo al orgullo de aquellos que no pertenecían a la iglesia de Dios.» (v. 9). Este gran «gran tropiezo para los que no pertenecían a ella» estaba retrasando el progreso de la Iglesia y prevenía la membrecía de otros en ésta (v. 10). Alma notó que la iniquidad dentro de la Iglesia, empezó a animar a los no creyentes en su propia iniquidad; trayendo la amenaza de destrucción sobre la gente (v. 11). Él también fue testigo de un gran inigualdad entre la gente, con alguna elevación de orgullo y despreciando a aquellos quienes no eran tan bendecidos como ellos; (v. 12) en lugar de la igualdad que es característica de la gente quien está verdaderamente comprometida con el Señor.
El Presidente Ezra Taft Benson dijo: «El orgullo en un pecado universal, el gran vicio … la gran piedra de tropiezo de Sión … la característica central del orgullo es la enemistad—la enemistad hacia Dios y… nuestros semejantes. La enemistad significa ‘odio, hostilidad, o estado de posición.’ Es el poder por el cual Satanás desea reinar sobre nosotros. El orgullo es esencialmente competitivo en su naturaleza y ponemos nuestra voluntad en contra de Dios … el orgullo hace a cada hombre un adversario al enfrentar sus intelectos, opiniones, obras, riqueza, talentos, o cualquier otra estrategia mundana de medimiento en contra de otros … Dios tendrá a una gente humilde. Podemos escoger ser humildes o podemos ser persuadidos a ser humildes.»12
Podríamos preguntarnos cómo es que una gente se pueda ir de la humildad y la justicia, al orgullo y la contención en tal corto período de tiempo. Al leer el Libro de Mormón, nos asombramos de cuán rápido ellos parecen perder sus recuerdos. Y todavía, no somos inmunes a este problema. De cierto, el Libro de Mormón fue escrito para nuestro día, no para el de ellos; y debemos entonces concluir, que hay una razón de los últimos días por la cual Mormón continuamente nos recuerda de cuán rápido la humildad se puede volver orgullo. Comparemos, por ejemplo, la unidad y humildad de la gente americana después de los ataques terroristas del 11 de Septiembre, 2001, con la división, contención, y orgullo que penetró a nuestra sociedad sólo unos años más tarde. Los nefitas olvidaron rápidamente la fuente de su seguridad y bendiciones; y también nosotros.
Sin embargo, no todos los nefitas tenían tal corta memoria. Hubieron algunos quienes permanecieron humildes y le dieron socorro a aquellos quienes estaban en necesidad de ayuda—el pobre, el necesitado y el hambriento—sufriendo toda clase de aflicciones por causa de Cristo” (v. 13). Estos fueron humildes seguidores de Cristo, quienes creyeron que Él «había de venir según el espíritu de profecía” (v. 13). Y esperaban anhelosamente ese día, «reteniendo de ese modo la remisión de sus pecados; llenándose de gran alegría a causa de la resurrección de los muertos» (v. 14).
• Alma 4:15-18 Alma renuncia de su puesto de juez y Nefíah es colocado en su lugar. Viendo que el estado de sus asuntos entre los nefitas estaba en una gran crisis, Alma renunció de su silla de juez. Él seleccionó a un hombre justo llamado Nefíah entre los mayores de la Iglesia; y con la aprobación del pueblo, Nefíah fue colocado para ser el nuevo juez superior (versos 16-17). Alma retuvo sus responsabilidades como sumo sacerdote y cabeza de la Iglesia (v. 18).
• Alma 4:19-20 Alma «comparte un testimonio puro» para “el recuerdo de sus deberes.» Alma había renunciado a su silla de juez para dedicarse a sus deberes como sumo sacerdote (v. 19). Él salió «entre el pueblo de Nefi, a fin de predicarles la palabra de Dios para despertar en ellos el recuerdo de sus deberes, y para abatir, por medio de la palabra de Dios, todo el orgullo y las artimañas, y todas las contenciones que había entre su pueblo” (v. 19). Su método era «rescatarlos sino con la fuerza de un testimonio puro en contra de ellos», lo que quiere decir que enseñó con gran poder y con el Espíritu. Él no vio otra manera con la cual podía salvar al pueblo de la destrucción.
El Presidente Ezra Taft Benson dijo: «El Señor trabaja de adentro para afuera. El mundo trabaja de afuera para dentro … el mundo moldearía a los hombres al cambiar su ambiente. Cristo cambia a los hombres, quienes luego cambian su ambiente. La palabra le daría forma al comportamiento humano, pero Cristo puede cambiar la naturaleza humana. La naturaleza humana puede cambiar, aquí, y ahora… Usted puede cambiar la naturaleza humana. Ningún hombre quien haya sentido el Espíritu de Cristo aún por medio minuto, puede negar esta verdad.»13
El El élder Bruce R. McConkie dijo:» El poder supremo, convencedor, y convertidor de la enseñanza del evangelio es manifiesto cuando un maestro inspirado dice: ‘yo sé por el poder del Espíritu Santo, por las relevaciones del Santo Espíritu a mi alma, que las doctrinas que he enseñado son verdaderas.’ Esto es el sello divino de aprobación que hace que la palabra hablada sea vinculada con los oyentes … debe ser añadido, que cuando los siervos del Señor predican con poder, por las incitaciones del Espíritu Santo, el Señor añade Su propio testigo a la verdad de sus palabras. Ese testimonio viene en la forma de señales, dones, y milagros; como siempre sucede cuando la palabra predicada, dada en poder, es creída por los oyentes con corazones abiertos.»14
El El élder Boyd K. Packer explicó por que Alma tenía tal confianza en el poder de la enseñanza y el testimonio para reformar las vidas de su gente: «la doctrina verdadera, entendida, cambia actitudes y comportamientos. El estudio de las doctrinas del evangelio mejorará comportamientos mas rápido que lo haría un estudio del comportamiento.»15
Entonces Alma buscó, por medio de la enseñanza, la verdadera doctrina; para rescatar a su gente de la amenaza de la destrucción que los seguía si no se arrepentían. Él sabía que la respuesta no estaba en el gobierno, o en las leyes, o por la fuerza de la armas. La respuesta estaba en cambiar los corazones de su pueblo, y esto, él trató de hacer por medio de sus enseñanzas.
Notas
- Comentario del Libro de Mormón,editado por Philip C. Reynolds, (1955-61), 2:117.
- “El reino de Dios y los reinos de los hombres,” en Kent Jackson, editado por, Estudios de las escrituras, Volumen 7:: de 1 Nefi a Alma 29,1987, págs. 276-77.
- En Diarios de Discursos,22:136.
- Las enseñanzas de Ezra Taft Benson(1988), pág. 674.
- Doctrina mormona,a edición (1966), pág. 593.
- Doctrina del Evangelio,a edición (1939), pág. 373.
- En Reporte de La Conferencia, abril de 1942, págs. 94-95.
- Doctrina mormona,pág. 826.
- Desde Cumorah(1988), pág. 169.
- Doctrina mormona,pág. 175.
- «Los desafíos del reinado de los jueces,» en Kent P. Jackson, editado por, Estudios de las escrituras, Volumen 7:: de 1 Nefi a Alma 29,1987, pág. 292.
- En Reporte de La Conferencia, abril de 1989, págs. 3-7; o revista Ensign,Mayo de 1989,págs. 4, 6-7.
- En Reporte de La Conferencia, octubre de 1985, pág. 5; o revista Ensign, Noviembre de 1985, pág. 6.
- El mesías prometido: la primera venida de Cristo(1978), págs. 516-17.
- En Reporte de La Conferencia, octubre de 1986, pág. 20; o revista Ensign,noviembre de 1986, pág. 17.

























