Teniendo entrelazados sus corazones


Muchos de los antepasados ya fallecidos de ustedes habrán recibido un testimonio de que el mensaje de los misioneros es verdadero. Cuando ustedes recibieron ese testimonio, pudieron pedirles a los misioneros el bautismo; pero los que están en el mundo de los espíritus no pueden hacerlo. Las ordenanzas que ustedes tanto apreciaron sólo se brindan en este mundo. Alguien en este mundo tiene que ir a un santo templo y aceptar los convenios por la persona que está en el mundo de los espíritus. Ésa es la razón por la que tenemos la obligación de buscar el nombre de nuestros antepasados y asegurarnos de brindarles lo que ellos no pueden recibir allá sin nuestra ayuda.

Para mí, el saber eso hace volver mi corazón no sólo a mis antepasados que esperan, sino también a los misioneros que les enseñan. Yo veré a esos misioneros en el mundo de los espíritus y ustedes también los verán. Piensen en el fiel misionero que estará allá con aquellos a los que ha amado y enseñado y que son antepasados de ustedes. Imagínense, como lo hago yo, la sonrisa que tendrá ese misionero en el rostro al caminar ustedes hacia él y hacia sus antepasados a los que él habrá convertido, pero que no pudieron bautizarse ni ser sellados a la familia sino hasta que ustedes efectuaron esas obras por ellos. No sé qué protocolo se utilizará en ese lugar, pero me imagino que recibirán ustedes abrazos con lágrimas de gratitud.

Al tomar una decisión, recuerden que los nombres que serán tan difíciles de buscar son de personas reales, a las que ustedes deben su existencia en este mundo y con las cuales volverán a encontrarse en el mundo de los espíritus. Cuando ustedes fueron bautizados, sus antepasados los contemplaron desde allá con esperanza. Quizás, al cabo de siglos, se regocijaron al ver a uno de sus descendientes hacer el convenio de buscarlos y de brindarles la libertad. Cuando se reúnan con ellos, verán en sus ojos ya sea gratitud o una terrible desilusión. El corazón de ellos está ligado a ustedes y su esperanza está en las manos de ustedes. Ustedes tendrán más que su fortaleza natural si deciden seguir trabajando para buscarlos.

Leer discurso completo

Esta entrada fue publicada en Citas inspiradas y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario