El Reino de Dios

Capítulo 11

EL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC

Melquisedec

Melquisedec goza de la distinción de que se haya tomado su nombre para designar el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios, a fin de “evitar la frecuente repetición del nombre de Dios”.1 ¿Quién es este hombre al cual se honrado en esta forma?

Melquisedec fue un gran rey de Salem. Su pueblo se había desviado y “entregado a iniquidades de toda especie”.2 Habiendo recibido “la dignidad del sumo sacerdocio según el santo orden de Dios”, logró, por medio de sus esfuerzos y fe, hacer que el pueblo se arrepintiera y viviera en un estado de paz. Por motivo de su justicia y servicios, fue llamado “el príncipe de paz”.3 “Hubo muchos antes que él, y los hubo también después, más ninguno fue mayor que él.”4 Melquisedec y el patriarca Abrahán fueron contemporáneos. De hecho, aquél bendijo a Abrahán5 y le confirió el sacerdocio;6 y éste entregó sus diezmos a Melquisedec.7 El apóstol Pablo se refiere a la fe de los grandes profetas que deja sin nombrar, después de haberse referido previamente a Melquise­dec, diciendo que “hicieron justicia, alcanzaron promesas, tapa­ron bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos”8 y finalmente le brindó el elogio supremo, diciendo que el Hijo de Dios sería “a semejanza de Melquisedec”.9

En la Iglesia hay dos sacerdocios, a saber, el de Melquisedec y el de Aarón, que incluye el Levítico. La razón por la que aquél se llama el Sacerdocio de Melquisedec es que Melquisedec fue tan gran sumo sacerdote. Antes de él, se llamaba el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios. Más por respeto o reverencia al nombre del Ser Supremo, ellos, la Iglesia en los días antiguos, para evitar la tan frecuente repetición del nombre de Dios, le dieron a ese sacerdocio el nombre de Melquisedec, o sea el Sacerdocio de Melquisedec.10

El Sacerdocio de Melquisedec

El Sacerdocio de Melquisedec “quedó instituido desde antes de la fundación de este tierra”.11 Es eterno, pues “ni tiene principio de días, ni fin de vida.”12

Cuando se instituyó el Sacerdocio Aarónico, los padres de la tribu de Leví lo transmitían a la siguiente generación ordenando a sus hijos de la misma tribu de Leví. La posesión de este sacerdocio dependía de que la persona fuera de la descendencia de Leví por nacimiento. De manera que era un sacerdocio hereditario. Se llama­ba el Sacerdocio Levítico por Levi. En nuestros días las revelaciones usan los términos Aarónico o Levítico para referirse al mismo sacerdocio.13

El Sacerdocio de Melquisedec, es “sin padre, sin madre, sin genealogía”.14 Esto significa que la posesión del Sacerdocio de Melquisedec no depende de quién haya sido el padre o la madre de la persona, antes la recepción de este sacerdocio depende de la justicia de tal persona. No se recibe por formalidad o nacimiento, sino por la fe, el servicio y la justicia.15

Todos los hombres que son dignos pueden ser llamados y recibir la ordenación del sacerdocio. Así lo prometió el Señor a Abraham: “Pues cuantos reciban este evangelio. . . bendeciré. . . en tu sacerdocio.”16

En la actualidad tendríamos que calificar a algunos de ser indignos, de quienes se podría decir que han sido maldecidos “en cuanto a sacerdocio”17 y, por tanto, no pueden poseerlo. Hoy tenemos en la Iglesia un concepto universal del sacerdocio, aquello que Moisés tan sinceramente pidió en oración: “Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos.”18

Los hombres justos que son llamados al Sacerdocio de Melquise­dec hacen convenio de que vivirán de acuerdo con la ley del evan­gelio, y a su vez el Señor jura que tal persona será sacerdote eterna­mente según el Orden de Melquisedec y además tendrá la vida eterna. Esta es lo que se conoce como el juramento y convenio del sacerdocio.19

El Sacerdocio de Melquisedec, comprende el Aarónico o Levítico y es la cabeza principal y tiene la autoridad más alta que pertenece al sacerdocio, así como las llaves del reino de Dios… y es el medio por el cual todo cono­cimiento, doctrina, plan de salvación y cualquier otro asunto importante es revelado de los cielos.20

Todas las otras autoridades u oficios de la Iglesia son dependencias de este sacerdocio.21

Es evidente, pues, que toda la operación de la Iglesia y reino de Dios depende del Sacerdocio de Melquisedec.

Examinemos los vislumbres de la maravillosa naturaleza del Sacerdocio de Melquisedec que nos proporcionan las Santas Es­crituras. El sacerdocio se compone de muchas cosas y de muchos principios.

1. El poder de Dios
El sacerdocio es el poder de Dios, “Los derechos del sacerdocio están inseparablemente «unidos a los poderes del cielo.”22 El sacerdo­cio es el medio por el cual Dios decretó la existencia de los mundos; el poder por el cual los creó y hoy los rige y gobierna.23

Cuando un hombre recibe la ordenación del sacerdocio, se le delega el poder de Dios. Después de haber ejercido su ministerio, acompañado de milagros efectuados por poderes celestiales, Jesús dijo: “Y todo lo que pidieres al Padre en mi nombre, lo haré”;24 y también: “Las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará.”25

El ejercicio de este poder del sacerdocio depende de la justicia. “Los poderes del cielo… no pueden ser gobernados ni manejados sino conforme a los principios de justicia.”26 El hecho de que el sacerdocio se le confiere a una persona no significa necesaria­mente que uno tenga el derecho de invocar este poder de Dios. “Cierto es que se nos confieren [los derechos del sacerdocio]; pero cuando tratamos de cubrir nuestros pecados o de gratificar nuestro orgullo, nuestra vana ambición, o de ejercer mando, dominio o compulsión sobre las almas de los hijos de los hombres, en cualquier grado de injusticia, he aquí, los cielos se retiran, el Espíritu del Señor es ofendido, y cuando se aparta, ¡se acabó el sacerdocio o autoridad de aquel hombre!”27

Si uno quiere ejercer el poder de Dios, debe estar preparado en justicia. El Señor no pondrá al alcance de los indignos su maravilloso poder.

2. La autoridad de Dios
El sacerdocio es la autoridad de Dios. Autoridad y poder son diferentes. Este tiene que ver con las fuerzas o la energía; es la capacidad para obrar. La autoridad se refiere a la delegación, a una facúltad legal o legítima; tiene que ver con la agencia, la facultad para «obrar en determinado campo.  “El Sacerdocio de Melquisedec tiene el derecho de presidir, y su poder y autoridad se extienden a todos los oficios de la Iglesia en todas las edades del mundo, para administrar las cosas espirituales.”2

Cuando un hombre recibe la ordenación del sacerdocio, queda constituido en un administrador legal,29 es decir, un agente debida­mente llamado para obrar por parte y a favor de Dios mismo en el campo particular de su llamamiento. De ahí, que el sacerdocio es la autoridad de Dios delegada al hombre.

Habiendo sido comisionado en esta forma para obrar, sus actos surten efecto en la tierra y en los cielos.30 Ningún contrato, juramento o acto estará en vigor después de la muerte a menos que haya sido ligado por la autoridad del sacerdocio.31

Una vez que el hombre ha sido debidamente investido con esta autoridad de lo alto, puede intervenir autorizadamente en los asuntos de Dios sobre la tierra, dentro de la jurisdicción de su comisión. Si es comisionado para efectuar una ordenanza, ésta tendrá eficacia así en esta vida como la venidera. La rectitud personal del administrador no es la condición de acuerdo con la cual se determina la validez de una ordenanza. En este respecto la función de la autoridad del sacerdocio es diferente de las fun­ciones del poder del sacerdocio.

3. El derecho de la presidencia
“El Sacerdocio de Melquisedec tiene el derecho de presidir.”32 El funcionamiento de la Iglesia se basa sobre el principio de la presidencia. El Señor llama a las presidencias para que presidan y dirijan los asuntos de la Iglesia en sus nombramientos respecti­vos, y el pueblo las sostiene.

4. La llave de los misterios del cielo y del conocimiento de Dios
Y este sacerdocio mayor administra el evangelio, y posee la llave de los misterios del reino, aun la llave del conocimiento de Dios. Así que, en sus ordenanzas, el poder de Dios se manifiesta. Y sin sus ordenanzas y la autori­dad del sacerdocio, el poder de Dios no se manifiesta a los hombres en la carne; porque sin esto, ningún hombre puede ver la faz de Dios, aun el Padre, y vivir.33

Uno de los propósitos del sacerdocio es enseñarnos acerca de Dios. Las ordenanzas del sacerdocio son a la vez métodos de en­señanza y maneras de facultar.34

El sacerdocio bendice a toda la Iglesia. “El poder y la autori­dad del sacerdocio mayor, o sea el de Melquisedec, consiste en tener las llaves de todas las bendiciones espirituales de la Iglesia: tener el privilegio de recibir los misterios del reino de los cielos, ver manifestados los cielos, comunicarse con la asamblea general y la iglesia del Primogénito, y gozar de la comunión y la presencia de Dios el Padre y de Jesús, el mediador del nuevo convenio.”35 De manera que el sacerdocio es la agencia mediante la cual se revelan los misterios de Dios y son bendecidos los santos.

5. Una forma de gobierno
José Smith dijo que el sacerdocio “es una ley perfecta de la teocracia”.36 Esto quiere decir una forma perfecta de gobierno.

Cuando Cristo venga en su gloria e inicie el reino milenario, El será el Rey político y espiritual del mundo. Su gobierno será una teocracia, que significa gobierno de Dios. El medio que empleará para gobernar será el sacerdocio; por consiguiente, “el sacerdocio es una ley perfecta de la teocracia”.

La restauración del sacerdocio

En junio de 1829, Pedro, Santiago y Juan se aparecieron a José Smith y a Oliverio Cowdery, y les confirieron el Sacerdocio de Melquisedec.37 Elías y otros profetas que tenían llaves especiales de ciertos oficios y funciones dentro del Sacerdocio de Melquisedec autorizaron subsiguientemente al profeta José para que obrara en todos los oficios, funciones y propósitos de este sacerdocio.38 El sacerdocio con todas sus ramificaciones ahora obra en forma com­pleta en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

A los hombres que reciben la ordenación del sacerdocio, magni­fican su llamado y son fieles al juramento y convenio del mismo, Jesús promete: “Todo lo que mi Padre tiene le será dado”.30 “Ellos son la Iglesia del Primogénito. Son aquellos en cuyas manos el Padre ha entregado todas las cosas — Son sacerdotes y reyes, quienes han recibido de su plenitud y de su gloria, y son sacerdotes del Altísimo, según el orden de Melquisedec, que fue según el orden de Enoc, que fue según el orden del Hijo Unigénito.”40


(1) Doc. y Con. 107:4. (2) Alma 13:17. (3) Alma 13:18. (4) Alma 13:19. (5) Heb. 7:6. (6) Doc. y Con. 84:14. (7) Heb. 7:4-10. (8) Heb. 11:33, 34. (9) Heb. 7:15. (10) Doc. y Con. 107:1-4. (11) Enseñanzas del Profeta José Smith, página 198. (12) Heb. 7:3. (13) Doc. y Con. 107:1. (14) Heb. 7:3. (15) Heb. capítulos 7-10. (16) P. de G. P. Abrahán 2:9-11. (17) P. de G. P. Abrahán 1:26, 27. (18) Núm. 11:29. (19) Doc. y Con. 84:17-40. (20) Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 198. (21) Doc. y Con. 107:5. (22) Doc. y Con. 121:36. (23) Discourses of Brigham Young, pág. 130; Gospel Kingdom, por John Taylor, pág. 129. (24) Juan 14:13. (25) Juan 14:12. (26) Doc. y Con. 121:36. (27) Doc. y Con. 121:37. (28) Doc. y Con. 107:8. (29) Quinto Artículo de Fe. (30) Mat. 18:18. (31) Doc. y Con. 132:7. (32) Doc. y Con. 107:8. (33) Doc. y Con. 84:19-22. (34) Véase el capítulo sobre las Ordenanzas en esta obra. (35) Doc. Y Con. 107:19. (36) Enseñanzas del Profeta José Smith, página 395. (37) Doc. y Con. 27:12, 13. (38) Doc. y Con. 110:11-16; 128:17-21; P. de G. P. José Smith 2:38. (39) Doc. y Con. 84:38. (40) Doc. y Con. 76:54-57.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario