El Reino de Dios

Capítulo 14

FE

Introducción

“La gloria de Dios es la inteligencia, o, en otras palabras, luz y verdad.”1

Este axioma es uno de los que citamos con mayor frecuencia en nuestras Escrituras modernas; y así debe ser, porque esta afirmación contiene una verdad impelente y maravillosa. Para mayor comprensión de este concepto, convendría leerlo junto con los demás versículos de la misma sección de Doctrinas y Convenios. “El espíritu de verdad es de Dios. . . El que guarda sus mandamien­tos recibe verdad y luz, hasta que es glorificado en la verdad y sabe todas las cosas… y… yo os he mandado criar a vuestros hijos conforme a la luz y la verdad.”2

La inteligencia, que es la gloria de Dios, tiene que ver con la verdad, la luz y la justicia. Si deseamos participar de esta inteligencia y gloria debemos buscar esta verdad y luz escudriñan­do las Escrituras3 y guardando los mandamientos.4

Se nos ha mandado, y esto por ningún otro sino nuestro Señor, que mejoremos nuestro conocimiento del evangelio. “Y os mando que os enseñéis el uno al otro la doctrina del reino. Enseñaos diligentemente, y mi gracia os atenderá, para que seáis más per­fectamente instruidos en teoría, en principio, en doctrina, en la ley del evangelio, en todas las cosas que pertenecen al reino de Dios… De cosas tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la tierra; cosas que han sido, que son, y que pronto tendrán que verificarse. . . Y por cuanto no todos tienen fe, buscad diligente­mente y enseñaos el uno al otro palabras de sabiduría; sí, buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe.”5

Es imposible magnificar nuestros nombramientos respectivos si carecemos de la preparación que viene por medio del estudio doctrinal.8

Además del mandato directo de aprender la doctrina del evangelio, el Señor nos anima a que estudiemos, declarando esta verdad: “Cualquier principio de inteligencia que logremos en esta vida se levantará con nosotros en la resurrección; y si en esta vida una persona adquiere más conocimiento e inteligencia que otra, por motivo de su diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevará la ventaja en el mundo venidero.”7

Teniendo presente tan incitante amonestación, examinemos algunas de las verdades salvadoras del evangelio.

Fe

Creemos que los primeros principios y ordenanzas del evangelio son, primero: Fe en el Señor Jesucristo; segundo: Arrepentimiento; tercero: Bautismo por inmersión para la remisión de pecados; cuarto: Imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo. (Cuarto Artículo de Fe)

La fe en el Señor Jesucristo es el primer principio del evange­lio. El profeta José dijo: “La fe… es el primer principio de la religión revelada y el fundamento de toda justicia.”8

  1. La fe es certeza

El apóstol Pablo dio una de las definiciones clásicas de la fe. Esto fue lo que dijo: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”9 La certeza que él menciona tiene apoyo en este versículo del capítulo anterior: “Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe.”10 De manera que la fe es lo que le asegura al hombre que existen las cosas que no ha visto. Este fue el tema principal del gran discurso de Alma sobre la fe, cual se halla en el capítulo 32 de ese libro. “Y como decía concerniente a la fe: Fe no es tener un conocimiento perfecto de las cosas; de modo que si tenéis fe, tenéis esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas.”11

Las últimas tres palabras, “que son verdaderas”, de la de­finición de Alma son importantes porque nos ayudan a entender que uno no puede tener fe, como las Escrituras emplean la palabra, en algo que no sea verdad.

En calidad de certeza, la fe es la base de la confianza. Las Escrituras nos dicen que logramos la confianza por medio de la fe. “Cristo Jesús… en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él.”12 Esto indica que la fe salvadora no es sencillamente una fe en general, sino fe en el Señor. El Cuarto Artículo de Fe previamente citado dice que la fe “en el Señor Jesucristo” es uno de los primeros principios del evangelio.

  1. La fe es un principio de poder

Como ya dijimos, la fe es certeza. Sin embargo, es algo más. Es también una fuerza existente; una fuerza dinámica. El profeta José dijo: “Es el principio mediante el cual obra Jehová; por el cual ejerce su poder en todas las cosas temporales así como eternas.”13

Fue necesario que hubiera poder para causar la existencia de los mundos. “Por la fe entendemos haber sido constituido el uni­verso.”14 El apóstol Pablo se refiere a varios acontecimientos que se efectuaron mediante la fuerza de la fe. Por fe las aguas del Mar Rojo fueron contenidas e Israel pasó a pie enjuto. Por fe se derrumbaron los muros de Jericó. La fe apagó la violencia del fuego y cerró las bocas de los leones.15 Para realizar todos estos acontecimientos hubo necesidad de una fuerza efectiva.

  1. La fe es un don de Dios

No cabe duda que una de las grandes bendiciones de la vida es poder disfrutar de la certeza y confianza de la fe y gozar del fruto de su poder. Así como todas la otras bendiciones buenas, la fe viene como don de Dios. Pablo enumera la fe entre los dones del Espíritu,16 y dice también: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.”17

  1. La fe es necesaria para la salvación

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le ahí, y que es galardonador de los que le buscan.”18 Es importante saber que uno no puede agradar a Dios sin la fe. El pasaje también nos hace ver que las Escrituras con frecuencia usan los términos creencia y fe indistintamente. De modo que Juan el Apóstol se estaba refiriendo a la fe cuando dijo: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen [tienen fe] en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”19

El fin de la fe es la salvación. “Obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas”.20

Discursos sobre la fe

El profeta José Smith preparó varios discursos teológicos que en otro tiempo se publicaban en Doctrinas y Convenios.21 Según la opinión del autor, estos artículos constituyen la mejor discusión sistematizada sobre la fe que jamás se ha escrito. Damos en seguida un bosquejo sumamente breve del sistema empleado por el Profeta para discutir la fe.22

  1. La propia fe, lo que es
  2. La causa impulsora de todos los hechos, un principio activo en las cosas temporales y espirituales. Por eso, “el que creyere y fuere bautizado, será salvo”.
  3. Un principio de poder que existió en el seno del Padre, y por el cual fueron fundados los mundos. “La fe, pues, es el primer principio gobernante que ejerce poder, dominio y autoridad en todas las cosas; por ella existen… se conservan… cambian.”
  4. El objeto sobre el cual descansa la fe
  5. Dios es omnipotente, omnipresente, omnisciente. “En El mora independientemente el principio de la fe, y es el objeto en quién se concentra la fe de todos los demás seres racionales y responsables para ob­tener la vida y la salvación.”
  6. Tres cosas necesarias para ejercer la fe en Dios:
  7. La idea de que efectivamente existe,
  8. Un concepto correcto de su carácter, perfecciones y atributos,
  9. El conocimiento de que el curso de nuestra vida va de conformidad con su voluntad.

III. Los efectos que emanan de la fe

  1. Es el principio por el cual las huestes celestiales reali­zan sus obras.
  2. No se puede agradar a Dios sin la fe. Cuando el hom­bre vive por la fe, se hace semejante a Dios.
  3. La salvación es el efecto de la fe.
  4. Perfección y santidad.
  5. Las obras que hizo Jesús.
  6. Milagros, señales, dones del Espíritu.
  7. Conocimiento de Dios.

Toda buena cosa concebible viene como resultado de la fe. En otro lugar el Profeta dijo: “El hombre que no tiene ninguno de los dones, no tiene fe; y se está engañando a sí mismo si cree que la tiene.”23

Conocimiento, fe, conocimiento perfecto

La discusión del Profeta nos hace ver que mediante la fe pasamos de un conocimiento limitado a un conocimiento perfecto. Este progreso depende de nuestra justicia personal.24


(1) Doc. y Con. 93:36. (2) Doc. y Con. 93:26-40. (3) Juan 5:39. (4) Doc. y Con. 93:27. (5) Doc. y Con. 88:77-79, 118. (6) Doc. y Con. 88:80. (7) Doc. y Con. 130: 18, 19. (8) Lectures on Faith, por José Smith. (9) Heb. 11:1. (10) Heb. 10:22. (11) Alma 32:21. (12) Efe. 3:11-12. (13) Lee tures on Faith por José Smith. (14) Heb. 11:3. (15) Heb. capítulo 11. (16) 1 Cor. 12:9. (17) Efe. 2:8. (18) Heb. 11:6. (19) Juan 1:12. (20) 1 Ped. 1:9. (21) History of the Church, tomo 2; página 176, 180. (22) Lee tures on Faith, por José Smith. (23) Enseñanzas del Profeta José Smith, página 330. (24) Moroni 7:43.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario