El Reino de Dios

Capítulo 30

BENDICIONES PATRIARCALES

Patriarca

Uno de los oficios que se recibe por ordenación dentro del Sacerdocio de Melquisedec es el oficio de patriarca. En las revela­ciones se da el nombre de “ministros evangelistas”1 a los que administran este oficio. El patriarca es también sumo sacerdote y obra como tal.2 El oficio de patriarca es una dependencia del Sacerdocio de Melquisedec, como lo son todas las otras autoridades y oficios de la Iglesia.8

En el puesto de Patriarca de la Iglesia se preserva el orden patriarcal en la administración de la misma. El oficio de Patriarca de la Iglesia se confiere de acuerdo con el linaje, así como la dignidad de la persona.

Estableciese el orden de este sacerdocio para descender de padre a hijo; y por derecho pertenece a los descendientes literales de la simiente escogida, a la cual se hicieron las promesas.

Este orden fue instituido en los días de Adán.4

El padre del profeta José Smith fue el primer Patriarca de la Iglesia. Fue elegido por revelación y ordenado el 18 de diciembre de 1833. El profeta José bendijo a su padre y dijo que sería contado “entre aquellos que tienen el derecho del Sacerdocio Patriar­cal… poseedor de las llaves del Sacerdocio Patriarcal en el reino de Dios en la tierra”.5 De acuerdo con la ley patriarcal, el oficio se confirió a su hijo mayor, Hyrum, “por bendición y derecho”6 y continúa en ese linaje hasta el tiempo actual.

Refiriéndose al poseedor del puesto de Patriarca de la Iglesia, el Señor dijo:

Para que desde ahora en adelante tenga las llaves de las bendiciones patriarcales sobre las cabezas de todo mi pueblo;

Para que a quien él bendijere sea bendito, y a quien maldijere sea maldito; para que lo que ligare en la tierra sea ligado en los cielos, y lo que soltare en la tierra quede suelto en los cielos.

Y desde ahora en adelante, lo nombro profeta, vidente y revelador para mi iglesia, junto con mi siervo José.7

De acuerdo con las instrucciones dadas en las Escrituras, el Quorum de los Doce selecciona a otros patriarcas, según les fuere indicado por revelación.8 Estos otros patriarcas son conocidos como patriarcas de estaca y son escogidos y ordenados sin considera­ción a su linaje.

Los patriarcas no desempeñan funciones administrativas en sus nombramientos. Existen para bendecir la Iglesia, y prin­cipalmente lo llevan a cabo pronunciando bendiciones patriarcales sobre la cabeza de los miembros de la Iglesia.

Bendiciones patriarcales

Poco antes de su muerte, Jacob o Israel llamó a sus hijos para bendecirlos. “Juntaos y os declararé lo que os ha de acontecer en los días venideros.”—les dijo.9 Todo el capítulo 49 de Génesis se refiere a las primeras bendiciones patriarcales proféticas pronun­ciadas sobre aquellos a quienes hoy conocemos como cabezas de las doce tribus de Israel. Por motivo de que esto sucedió hace tantos años, hoy podemos mirar hacia atrás y ver cómo se han cumplido virtualmente todas las promesas dadas. Por ejemplo, a Judá le fue prometido que de su descendencia nacerían los gober­nantes de Israel hasta que Cristo viniera.10 Se ha comprobado históricamente que así sucedió. Otro ejemplo de importancia para nosotros es la promesa dada a José, padre de Efraín y Manasés, los cuales habían de tomar su lugar entre las doce tribus de Israel, que su descendencia se extendería allende los océanos hasta la tierra de los collados eternos, y que sus bendiciones serían mayores que todas.11 También está bendición se cumplió históricamente, tanto en lo que aconteció a los pueblos del Libro de Mormón, como en los subsiguientes viajes de exploración a los continentes ameri­canos.

Estas primeras bendiciones ponen de relieve la importante característica de que las bendiciones patriarcales son dadas por el espíritu de revelación. Tienen por objeto señalar el camino que el recipiente debe viajar. Deben ser para él un gran consuelo y a la vez un incentivo para continuar fiel.

En vista de que casi todos los miembros de la Iglesia son descendientes de Israel, estamos particularmente interesados en las bendiciones, promesas y profecías extendidas a su posteridad. Este conocimiento nos ayuda a orientarnos debidamente en el eterno plan de las cosas. También estamos especialmente interesa­dos en las bendiciones particulares que puedan aplicarse a nosotros. Hay ciertas bendiciones especiales para los herederos de Efraín, así como para las otras tribus de Israel. De acuerdo con el concepto de los vínculos familiares patriarcales que previamente discutimos, nos conviene conocer nuestro linaje. El patriarca posee las llaves mediante las cuales se puede dar a conocer el linaje de aquellos a quienes él bendice. De hecho, éste es el elemento más importante de la bendición patriarcal.

En una comunicación general a los oficiales de la Iglesia, la Primera Presidencia declaró lo siguiente en este respecto:

La bendición patriarcal tiene por objeto ser una declaración inspirada del linaje del que la recibe y también, de acuerdo con las indicaciones del Espíritu, una afirmación inspirada y profética de la misión que el recipiente puede efectuar durante su vida, junto con las bendiciones, amonestaciones y advertencias que el patriarca le dé por inspiración para ayudarle a efectuar esa misión, entendiéndose bien a todo tiempo que la realización de todas las bendiciones prometidas está sujeta a la condición de fidelidad al evangelio de nuestro Señor, cuyo siervo el patriarca es. Todas estas bendiciones se escriben, y generalmente una bendición de esta naturaleza debe ser suficiente durante la vida de una persona. La naturaleza sagrada de la bendición patriarcal debe por fuerza indicar a todos los patriarcas, que soliciten de la manera más sincera orientación divina para hacer sus declaraciones proféticas, así como prudencia superior para expresar sus advertencias y amonestaciones.12

Si el patriarca omite el elemento de la declaración del linaje, no por eso deja de ser una bendición patriarcal. Sin embargo, la persona que la haya recibido propiamente puede ir al patriarca y pedirle esta información. Este, si es inspirado para hacerlo, podrá declararla y agregarla a la bendición. Si el patriarca de referencia ha fallecido, sería propio ir a otro.13

La naturaleza sagrada de las bendiciones

Se dan las bendiciones patriarcales para el consuelo, orienta­ción e información del recipiente. Se le proporciona una copia de la bendición para su uso personal, y otra copia queda archivada en la Oficina del Historiador de la Iglesia. Este archivo no está abierto al público, y se restringe su uso. No se tiene por objeto que las bendiciones patriarcales se conviertan en propiedad pública. Cualquier uso personal que se haga de ella debe concordar con la naturaleza sagrada y personal de la bendición.

Se recomienda que los miembros de la Iglesia vayan individual­mente al patriarca para recibir su bendición, más bien que en grupos. En vista de que se debe tener la edad suficiente para entender el significado del acto, se sugiere que el recomendado tenga por los menos doce años de edad. Generalmente se requiere que la persona haya sido miembro de la Iglesia por lo menos un año antes de solicitar una bendición de esta naturaleza.

Naturaleza condicional de las bendiciones

Todas las bendiciones que se prometen a los hijos de nuestro Padre Celestial dependen de la rectitud personal del recipiente.

Las bendiciones vienen como resultado de nuestros hechos; de modo que por medio de nuestros pecados y desobediencia podemos perder las promesas que se pronuncian sobre nosotros y nos están reservadas en el cielo.

El patriarca, por ejemplo, no tiene la facultad para prometer que uno se levantará en la mañana de la primera resurrección, pese a la manera en que haya vivido. Uno tiene que ser digno de merecer esta bendición.

Dentro del contexto de la presente discusión cabe observar que algunos israelitas que vivieron en la época del meridiano de los tiempos estaban confiados en que su salvación era segura a causa de las bendiciones pronunciadas sobre ellos por conducto de sus padres. Juan el Bautista entendió sus pensamientos y les mandó hacer “frutos dignos de arrepentimiento”, diciendo:

Y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A. Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.14

Las bendiciones patriarcales están reservadas para aquellos que son dignos

Quizá no se le pueda conceder una bendición patriarcal a todo el que la desee, en vista de que este privilegio está reservado para las personas que son dignas de gozar de la confraternidad com­pleta de la Iglesia. El obispo determina, mediante una entrevista personal, si la persona es digna de esa confraternidad completa. Si se determina, después de una entrevista íntima, que el solicitante es digno de recibir una bendición del patriarca, se le expedirá una recomendación por escrito para tal fin. En esta entrevista el obispo pregunta acerca de la fe y testimonio del miembro. Hace referencia a las varias normas de la Iglesia, entre ellas, la castidad, la Palabra de Sabiduría, la observancia del día de reposo, el pago de diezmos, la participación en la Iglesia y otros asuntos. Uno debe satisfacer a las autoridades de la Iglesia, de que es digno, a fin de recibir la recomendación para la bendición. Habiendo hecho esto, uno entonces debe satisfacer a la Autoridad Celestial para que se le cumpla la bendición que le fuere conferida.

El patriarca y la familia

Todos los miembros dignos de la Iglesia tienen derecho a los servicios de los patriarcas ordenados, los cuales deben obrar dentro de su jurisdicción. Además del patriarca de la Iglesia que tiene jurisdicción general en todos los miembros, la Iglesia establece por lo menos un patriarca en cada una de las estacas de Sion. Este es uno de los privilegios consiguientes a la ciudadanía en el reino de Dios. Los padres que han recibido el sacerdocio necesario y entrado en el orden patriarcal de matrimonio, pueden, en igual manera, bendecir a sus hijos en sus propios hogares.

El fiel padre que posee el Sacerdocio de Melquisedec puede bendecir a sus propios hijos; y ello constituirá una bendición patriarcal (del padre). Esta bendición podrá asentarse en los registros de la familia, pero no se preservará en los archivos de la Iglesia. Todo padre que es leal a su sacerdocio es el patriarca de su propia casa. Además, sus hijos pueden recibir una bendición de un patriarca ordenado. En la bendición que el padre diere a su hijo, en caso de que recibiese la inspiración para ello, podría declararle su linaje.15


(1) Doc. y Con. 107:39. (2) Doc. y Con. 107:39-53. (3) Doc. y Con. 107:5. (4) Doc. y Con. 107:40, 41. (5) Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 40, 41. (6) Doc. y Con. 124:91-96. (7) Doc. y Con. 124:92-94. (8) Doc. y Con. 107:39. (9) Gén. 49:1. (10) Gén 49:10. (11) Gén. 49:22-26. (12) Carta de la Primera Presidencia a los presidentes de estaca, 28 de junio de 1957. (13) Doctrines of Salvation, por José Fielding Smith, tomo 3, págs. 171, 172. (14) Mat. 3:8, 9. (15) Doctrines of Salvation, por José Fielding Smith, tomo 3, pág. 172.

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