Capítulo 35
EL LIBRO DE MORMON
“También creemos que el Libro de Mormón es la palabra de Dios.”1
Durante la noche del 21 de septiembre de 1823 José Smith recibió la visita de un personaje resucitado, el cual le anunció que era un mensajero enviado de la presencia de Dios y que se llamaba Moroni. Le dijo además. . .
. . . que se hallaba depositado un libro, escrito sobre planchas de oro, que daba una relación de los antiguos habitantes de este continente, así como del origen de su procedencia. También declaró que en él se encerraba la plenitud del evangelio cual el Salvador lo había entregado a los antiguos habitantes;
Asimismo, que junto con las planchas estaban depositadas dos piedras en aros de plata, las cuales aseguradas a una pieza que se ceñía alrededor del pecho, formaban lo que se llamaba el Urim y Tumim; que la posesión y uso de estas piedras era lo que constituía a los “videntes” de los días antiguos o anteriores, y que Dios las había preparado para la traducción del libro.2
Otros informes recibidos subsiguientemente revelaron que este ángel, Moroni, era el último de una larga sucesión de profetas que habían recibido varias comunicaciones de Dios desde aproximadamente 2200 años antes de Cristo hasta 421 de la era cristiana. Estos profetas que habitaron los continentes americanos habían escrito una historia de ciertos acontecimientos sagrados. En el cuarto siglo de nuestra era, uno de estos profetas, Mormón, hizo una recopilación y breve compendio de estos anales sagrados. Antes de morir los entregó a su hijo Moroni, el cual les añadió algunas palabras suyas y entonces los ocultó en el Cerro de Cumora. Más adelante fueron entregados al profeta José Smith, el cual tradujo parte de ellos, y la obra es conocida hoy como el Libro de Mormón.
Su interpretación se efectuó por el don y el poder de Dios,3 y en poco más de dos meses José Smith pudo traducir los antiguos anales al inglés.4 En 1830 se publicó al mundo por primera vez. Desde ese día se ha traducido y publicado en casi treinta idiomas.
En los anales de los que se tomó el Libro de Mormón está preservado un conocimiento verdadero de Dios; de la vida y ministerio de su Hijo; de la doctrina de la salvación; de las ordenanzas necesarias para ganarla. Con estas verdades del evangelio leemos del interesante sistema cultural, gubernamental, militar, económico, social y educacional de pueblos antiguos.
Hubo tres inmigraciones
El Libro de Mormón refiere las historias de las grandes naciones que florecieron en las Américas, naciones que se desarrollaron de pequeñas colonias que por mandato de Dios llegaron del continente oriental. Hace mención de tres inmigraciones:
1. Las naciones nefita y lamanita
La parte principal de la obra se refiere al período comprendido aproximadamente entre los años 600 antes de Cristo y 421 de la era cristiana. En la fecha anterior Lehi, profeta judío de Jerusalén, recibió instrucciones de partir de su hogar con su familia e internarse en el desierto. A esta familia se unieron otros para integrar la colonia. Se cree que viajaron hasta las playas del mar de Arabia y de allí atravesaron el Océano Pacífico hasta las costas occidentales de las Américas. Llegaron aproximadamente 589 años antes de Cristo, pero el sitio donde desembarcaron no se detalla en el texto.
En el curso de pocas generaciones se convirtieron en un pueblo numeroso, pero después de la muerte de Lehi ocurrió una división entre ellos. Con aprobación divina, Nefi, uno de los hijos menores, fue nombrado jefe o director de uno de los grupos. El otro partido siguió a Lamán, el hijo mayor. De allí en adelante el pueblo dividido llegó a conocerse como nefitas y lamanitas, respectivamente. Siguieron las hostilidades y el odio. Sobre los lamanitas cayó el desagrado de Dios y fueron separados de sus hermanos por medio de un cutis obscuro. Llevaban una existencia nómada, perdieron todo contacto con lo espiritual y llegaron a ser los antepasados de algunos de los indios que en siglos posteriores fueron descubiertos en el hemisferio occidental.
Habiendo degenerado, la nación nefita finalmente fue exterminada por los lamanitas. El último director de los nefitas, Moroni, a quien se habían confiado los anales sagrados, los escondió en el año 421 a fin de que salieran a luz en la dispensación actual.
2. La nación de Mulek
A los pocos años de haber salido Lehi de Jerusalén, otra colonia abandonó la ciudad. En este grupo iba Mulek, hijo menor del rey Sedecías. La colonia tomó el nombre de Mulek y, guiada por Dios, llegó a las Américas. Sus anales no detallan dónde desembarcaron. Con el tiempo también se hicieron numerosos, pero, careciendo de Escrituras Sagradas, no pudieron conservar la cultura de un lenguaje escrito y cayeron en un estado de tinieblas espirituales. Fueron descubiertos por los nefitas, bajo uno de sus grandes reyes, Mosíah, el cual los incorporó a su grupo.3 Se convirtieron en parte de la nación nefita, y éstos dieron el nombre de Mulek a cierta región de Norteamérica.
3. La nación jaredita
En la época del rey Limhi los nefitas encontraron restos y anales de otra gran civilización que había ocupado las tierras americanas. Éter, el último de sus profetas, grabó la historia de esta colonia sobre veinticuatro planchas de oro y, previendo la destrucción de su pueblo, la escondió. En el Libro de Mormón aparece un compendio de estos anales con el nombre de el Libro de Éter.
En medio de la confusión, al tiempo de la construcción de la Torre de Babel, Jared y su hermano suplicaron a Dios que no fueran separados ellos o sus familias. Con el tiempo Él los condujo a las playas americanas. En 1600 años llegaron a ser una nación muy grande. Es poco lo que sabemos de ellos, sólo que uno de los sobrevivientes, Coriántumr, vio a otro pueblo tomar posesión del país.
Propósitos del Libro de Mormón
Son tres los propósitos de este libro: (1) Tiene por objeto, “convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo, el Eterno Dios, que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones”;8 (2) se ha revelado a fin de que los hombres sepan “cuán grandes cosas el Señor ha hecho … y para que conozcan las alianzas del Señor”,7 es decir, enseñarles los principios del evangelio; y (3) esta obra es un testimonio a todo el mundo de que José Smith fue el ungido del Señor, y que por conducto de él se estableció el fundamento para la restauración del evangelio.
Referencias del Antiguo Testamento respecto del Libro de Mormón
El Señor reveló a sus siervos de la antigüedad muchas cosas relacionadas con futuros acontecimientos importantes. El hecho de que estos acontecimientos profetizados se cumplieron es testimonio del don profético de estos siervos, así como de los propósitos de Dios en tal cumplimiento. El Salmista y otros anunciaron que el Libro de Mormón brotaría de la tierra, mientras la justicia miraría desde los cielos.8 Ezequiel vio en visión que saldría a luz el “palo” (historia escrita) de Judá y el “palo” de José, refiriéndose a la Biblia y al Libro de Mormón.
Hijo de hombre, toma ahora un palo, y escribe en el: Para Judá, y para los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él: Para José, palo de Efraín, y para toda la casa de Israel sus compañeros.
Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano.9
Isaías vio en la aparición del Libro de Mormón una voz de Israel y la nación israelita, y declaró: “Hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo”.10 El mismo profeta describió con varios detalles la manera en que habría de aparecer “un prodigio grande y espantoso”, un “libro sellado” que iba a ser entregado “al que no sabe leer” para el beneficio del género humano; y cómo todo esto causaría que pereciera “la sabiduría de sus sabios”.11
Leemos que en el continente oriental, así durante la época del Libro de Mormón como antes, era común la práctica de usar planchas metálicas para escribir o grabar historias. “Hicieron asimismo la lámina de la diadema santa de oro puro, y escribieron en ella.”12
En las Santas Escrituras se mencionan muchos escritos inspirados que hoy están perdidos. Leemos del Libro de Jaser;13 de las crónicas del profeta Natán y las crónicas de Gad vidente;14 del libro de Semeías15 y muchos otros, ninguno de los cuales poseemos en la actualidad.
Referencias al Libro de Mormón en el Nuevo Testamento
Juan el Teólogo vio en visión la visita del ángel Moroni a José Smith, sobre lo cual dijo:
Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo.16
Durante su ministerio terrenal el Señor se refirió a las naciones del Libro de Mormón:
También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.17
Mientras visitaba a los pueblos del Libro de Mormón, Jesús les dijo: “Vosotros sois aquellos de quienes dije: Tengo otras ovejas que no son de este redil.”18
La llave del arco de nuestra religión
Como sucede con las otras Escrituras Sagradas, hay literalmente cientos de textos inspirados en el Libro de Mormón. Los autores proféticos de esta obra supieron entender las necesidades de los hombres así como las cosas de Dios. El profeta José Smith escribió en su diario: “Declaré a los hermanos que el Libro de Mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave del arco de nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios por seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro.”19
Con esa convicción nacida del Espíritu del Señor, Moroni concluye sus palabras en el Libro de Mormón con esta invitación:
Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntaseis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo.20
Testigos
“Hemos visto las planchas—declararon los tres testigos—y también sabemos que han sido traducidas por el don y el poder de Dios, porque así su voz nos lo declaró; por tanto, sabemos con certeza que la obra es verdadera.”21
Además de los tres testigos que acabamos de citar, ocho testigos más tuvieron el privilegio de ver las planchas sobre las cuales estaba grabada la historia del Libro de Mormón. En una declaración formal testificaron que “José Smith, hijo,. . . nos ha mostrado las planchas… y hemos palpado con nuestras manos cuantas hojas el referido Smith ha traducido; y también vimos los grabados que contenían”.22
Y por último, la vida y muerte de José Smith testifican que él tuvo las planchas e hizo la traducción.
De manera que los tres testigos, los ocho testigos, junto con José Smith, integran un jurado de doce hombres cuyo veredicto fue unánime: “Vimos las planchas”.
(1) Octavo Artículo de Fe. (2) P. de G. P. José Smith 2:34, 35. (3) Portada del Libro de Mormón; Testimonio de Tres Testigos en el frontispicio del mismo libro. (4) Doctrines of Salvation, por José Fielding Smith, tomo 3, págs. 209-226. (5) Omni 1:12-19. (6) Portada del Libro de Mormón. (7) Ibid. 8) Salmo 85:11; Isa. 45:8. (9) Eze. 37:16, 17. (10) Isa. 29:4. (11) Isa. 29:11-17. (12) Exo. 39:30. (13) Jos. 10:13. (14) 1 Cro. 29:29. 15) 2 Cro. 12:15. (16) Apo. 14:6. (17) Juan 10:16. (18) 3 Nefi 15:21. (19) Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 233-234. (20) Moroni 10:4. (21) Testimonio de Tres Testigos, frontispicio del Libro de Mormón. (22) Testimonio de Ocho Testigos, frontispicio del Libro de Mormón.
























