Capítulo 34
CULTURA PRÁCTICA
Nos conviene como Iglesia, y concuerda con el sistema de nuestros conceptos teológicos, aumentar las actividades artísticas lo más extensamente posible, no sólo con el objeto de que la Iglesia sea conocida favorablemente en el mundo, lo cual sería de algún valor como propaganda y anuncio, sino por el bien intrínseco que puede hacer a los santos de los últimos días en sus vidas diarias. Nuestros altos ideales relacionados con el arte y la cultura deben aplicarse en nuestros hogares mismos, y deben afectar todo lo que hagamos, sea que otros nos estén mirando o no. El progreso eterno del cual predicamos no es algo vago que empezará en alguna época futura. Nuestra era presente y sumamente real es para nosotros quizá la parte más importante del tiempo que hemos de dedicar al progreso eterno.
Al fin y al cabo, la cultura no consiste tanto en fomentar las bellas artes, sino en resolvernos a hacer lo que podamos en la mejor manera posible. “Lo que vale la pena hacer es digno de ser bien hecho”. Este espíritu quiere decir cultura. Familiarizarse con lo mejor que se ha pensado y hecho en el mundo, y permitir que este conocimiento eleve la calidad de todas nuestras realizaciones espirituales concuerda en todo sentido con las mejores enseñanzas del mormonismo.
En un pequeño folleto que publicó y distribuyó al cumplir los setenta años, el presidente Heber J. Grant dijo: “Me regocijo por lo que ha avanzado el arte, la literatura y la ciencia y todo lo que ayuda al progreso y realizaciones de nuestro pueblo. Creo que si uno se pone a pensar en que los santos de los últimos días vienen de todas las naciones del mundo, y que traen consigo la cultura y desarrollo de esas naciones, así como la sangre de los varios pueblos, admitirá que la mezcla de sangre de estas naciones del mundo tiene que producir un pueblo que, si permanece fiel al evangelio de Jesucristo, estará a la cabeza y no a la postre”.
El drama entre los santos.
El profeta José Smith formó en Nauvoo una compañía dramática. Algunos de los que tomaron parte en los dramas presentados por esta compañía fueron Brigham Young, Erasto Snow, Jorge A. Smith. Un prominente escritor de tragedias, Tomás A, Lyne, llegó a Nauvoo de Filadelfia, y más tarde se hizo miembro de la Iglesia. Organizó una compañía regular que presentó algunos dramas populares, entre ellos “Pizarro”. Los jóvenes y hombres que participaron en esas representaciones más tarde fueron los que con mayor empeño fomentaron el arte dramático en Utah.
En 1850 se organizó la Asociación Musical y Dramática de Salt Lake. Formaron parte de este grupo la antigua Banda de Música de Nauvoo así como los miembros del club dramático, los cuales proveyeron música y representaciones durante los primeros días de la colonia. El escenario y los muebles eran de los más rústicos, pero antes que pasaran tres años de la llegada de los pioneros a Utah, ya estaban presentando sus funciones.
El Salón Social, así llamado, el primer teatro al oeste del río Misuri, fue dedicado el 1 de enero de 1853. Desde esa fecha empezaron las funciones regulares de la Asociación Musical y Dramática. La Asociación presentaba sus funciones en el Salón Social una vez a la semana durante el invierno, y al aire libre en el verano. Durante el primer invierno se presentaron algunos dramas de primer orden tales como «Otelo», «Damón y Pitias» y «Pizarro». De este modo los artistas presentaron y proveyeron mucha diversión cultural a los pioneros que pasaban los días en las montañas recogiendo leña y madera para sus casas, y limpiando la tierra y regando sus sembrados. Por muchos años el Salón Social fue el centro de diversión para los pioneros y todos los que pasaban por Utah rumbo a California. El edificio fue derrumbado en mayo de 1922.
El famoso teatro de Salt Lake, que por 75 años fue considerado por todos los artistas profesionales, el mejor de todo el oeste, se empezó el 1ode julio de 1861 y se dedicó el 6 de marzo del año siguiente. Era un hermoso edificio que habría embellecido cualquier ciudad, y elocuentemente elogiaba la cultura del pueblo y su amor por las cosas más finas de la vida. La construcción fue sumamente difícil por falta de materiales. Los clavos tenían que hacerse a fuerza de martillo y utilizaban cualquier pedazo de hierro que pudieran hallar. En medio de ceremonias apropiadas el teatro fue dedicado a la diversión sana y decente. Representaba la incorporación de las enseñanzas de la Iglesia en que se reconoce que una de las necesidades humanas es el recreo sano. Los artistas se reunían en uno de los salones para orar antes de cada representación. El presidente Brigham Young los amonestaba a que fueran humildes y que en su propia manera predicaran el evangelio. Todo el que participara en ese teatro debía ser modelo de la verdad y la virtud.
Igual que en la ciudad de Salt Lake, los santos de los últimos días hallaron la manera de proveerse de diversión en muchas de las colonias, y se organizaron grupos dramáticos en varios lugares, En la actualidad la Iglesia tiene el mayor número de grupos organizados de artistas en el mundo, y hay miles de salones de recreo donde éstos desarrollan sus talentos. En muchas secciones de los Estados Unidos se han copiado las normas y código moral que rigen a nuestros grupos de artistas.
Las artes gráficas y plásticas.
En la época del establecimiento de la Iglesia, el arte americano todavía no se independizaba de la cultura europea. El problema de proveerse de alimento y ropa, edificar casas y limpiar la tierra para sembrar cosechas aún era tan importante, que había poco tiempo para la expresión artística. Muchos de los pioneros que llegaron al oeste conocían la cultura europea, la estimaban y sentían cada vez más la necesidad de expresar por medio del arte la luz que el mormonismo había encendido en sus almas. Fundados en esta necesidad y en su estimación del arte europeo, siguieron desarrollándose y, empezando por las bellezas naturales que los rodeaban, crearon un arte típicamente mormón; y así fueron los primeros en producir un arte verdaderamente norteamericano.
En 1890 Juan B. Fairbanks, Luis Pratt y Juan Hafen, con la ayuda de la Iglesia, fueron a estudiar a Europa. Más tarde Edwin Evans se unió a este grupo. A su vez, estos devotos artistas contribuyeron gratuitamente sus talentos para aumentar la belleza de los templos de los santos de los últimos días. Los lienzos de todos estos artistas, especialmente los de Juan Hafen, testifican de la profunda espiritualidad de estos hombres. Sus obras caracterizan el espíritu sobre el cual se establecieron los fundamentos del arte mormón. En una carta personal, Juan Hafen escribió:
“La influencia del arte ejerce una fuerza tan grande en la formación de nuestras vidas para apreciar mejor las creaciones de nuestro Dios, que no debemos pasar por alto la oportunidad de familiarizarnos con él. Debemos esforzarnos por tenerlo en nuestros hogares así como nos esforzamos por conseguir sillas para sentarnos o alimento para comer, porque desempeña una misión tan importante en la formación de nuestro carácter y la causa de nuestra felicidad, como cualquiera de las cosas que llamamos de primera necesidad. Sin él, la vida es incompleta. Una vida religiosa no puede ser una vida religiosa ideal sin el arte”.
Mahonri M. Young, nieto de Brigham Young, es el escultor más famoso de Utah. El Monumento a la Gaviota en la Manzana del Templo, y el imponente monumento, «Este es el lugar», a la entrada de Emigration Canyon, son obras de él. Cyrus E. Dallin es otro escultor nacionalmente conocido. Últimamente las obras de Avard Fairbanks se han hecho prominentes en muchos lugares.
Música y los santos de los últimos días.
Como es natural, las actividades musicales fomentadas por la Iglesia han sido predominantemente vocales. Por muchos años el Coro del Tabernáculo de Salt Lake fue el centro lógico de esas actividades, aún lo es, Esta notable organización ha tenido un grupo de distinguidos maestros como directores: Robert Sands, George Careles, Ebenezer Beesley, Evan Stephens, Anthony C, Lund, J. Spencer Cornwall y su actual director, Richard Conche. Con la ayuda de la radio, el Coro del Tabernáculo de Salt Lake ha llegado a ser conocido nacionalmente, y es uno de los programas de radio más populares. Este grupo vocal probablemente ha hecho más para dejar una impresión favorable de la Iglesia en todo el mundo, que cualquiera otra agencia de la Iglesia. En muchas de las ramas y estacas se han organizado coros, de modo que en la mayoría de los lugares se siente la influencia cultural que proviene de estos conjuntos corales.
El desarrollo de la música coral naturalmente causó mucho interés en el desarrollo de la música de órgano. El famoso órgano que fue construido para el Tabernáculo de Salt Lake por José H. Ridges, converso inglés que vino a Utah de Australia, ayudó mucho a fomentar este amor por la música de órgano. Miles de turistas y otros visitantes concurren diariamente a los programas de órgano. Los organistas que han tocado este instrumento de fama mundial han sido: José J. Daynes, Juan J. McClellan, Eduardo P. Kímball, Tracy Y. Cannon, Alejandro Schreiner, Frank W. Asper, Wade N. Stephens y Yor Darley. En todas partes de la Iglesia se nota un interés profundo en la música de órgano.
En lo que toca a composición, la Iglesia se distinguió en los primeros años por los esfuerzos de escritores de himnos principalmente, quienes satisficieron la necesidad artística y religiosa apremiante del día. Los mas prominentes fueron: William Clayton, Ebenezer Beesley, Adán C. Smith, Edwin F, Parry, José J. Daynes y George Careless. Culmina la lista de compositores el estimado Evan Stephens. El deseo de una expresión musical por medio de obras más extensas nos ha dado las composiciones de Alberto Shepherd y LeRoy Robertson. Es interesante notar que sus creaciones artísticas se conocen mejor fuera de la Iglesia que dentro de ella. Sus composiciones son altamente estimadas nacionalmente.
























