Siete afirmaciones y evidencias del Libro de Mormón


Cuarta Afirmación:
Les Aborígenes Americanos son en Parte de Descendencia Hebrea


1. Teorías del Origen.
Se han propuesto muchas teorías del origen de los indios americanos. La mayoría de los estudiantes modernos creen que los ascendientes de los indios norteamericanos vinieron del Asia, principalmente por la ruta occidental. “No solamente de Norte y Sud América y Oceanía, sino también de Java e Indochina, y aun más lejos hacia el oeste hay una abrumadora cantidad de evidencias, utilizables, para convencerle de la derivación del capital cultural de América desde el sudoeste de Asia”. (G. Elliot Smith, In the Beginning. pág. 109). No obstante, otros, una pequeña minoría, afirman que los nativos americanos son indígenas, es decir, que se originaron. en América y no tienen conexión con gente alguna de otro continente. Un libro de 1933, Los Aborígenes Americanos, su Origen y Antigüedad, contiene los escritos de diez notables antropólogos americanos, presentados al Quinto Congreso de Cien-cias del Pacífico. Nueve de los diez, ya sea directa o indirectamente, sostienen la doctrina que los indios americanos no se originaron en América, y el décimo deja al lector en duda, en cuanto a su significado. Indudablemente, los estudios modernos sostienen que los indios americanos, originariamente, vinieron de algún otro país.

“Es solamente justicia, aunque tardía, hacia Colón, manifestar que el último consenso de la opinión científica tiende a vindicar su juicio en cuanto a las afinidades asiáticas de los indios americanos”. (N. C. Nelson, The American Aborigines, 89). W. H. Hol-mes, dice: “No es suposición que, los exploradores del Viejo Mundo, quienes siguiendo la tendencia de corre-tear, llegaron a las orillas del mar de Behring, arribaron en grupos numerosos —nada hubo allí que pudiera ser llamado emigración; pero aquellos vagamundos de los centros de población asiáticas, encontraron un camino a través de las aguas hacia las costas americanas, y el proceso, continuando de siglo en siglo, envolvio no solo un pueblo o unos pocos grupos más o menos diferentes, sino representantes de muchos de los pueblos de piel oscura de las costas asiáticas, de las Islas del Pacífico y del Océano Indico”. (Citado por Hansen y Fitzgeraíd, Historia de los Indios Americanos, Teoría de su Origen, Utah, Acad. de Ciencia, 8:25, 1931):
Ciertamente, muchos, Hardlick, Wissler, Kroe-ber, etc., sostienen que los americanos nativos son solamente indígenas culturalmente, es decir, que llegaron en una época muy temprana trayendo con ellos una cultura primitiva, de la cual se ha desarrollado una cultura peculiar para América, y en ese sentido indígena.

“Pocos, si los hay, de los científicos creen ahora que América fué la cuna de la raza humana, o que sus habitantes crecieron y se multiplicaron en completa independencia del hombre en Europa, Asia, África y Australia”. (Diamond Jenness en su prefacio, “American Aborigines”).

Se cree, comúnmente, que las primeras emigraciones a América fueron por el mar, aunque algunas podrían haber sido por tierra por el estrecho de Behring. Ha sido demostrado, especialmente, en años recientes, que el tráfico marítimo en la antigüedad fué mucho mayor que lo que generalmente se ha creído, haciendo la historia del Libro de Mormón más verosímil. G. Elliot Smith, dice: “Aun antes del 3500 A, C. los egipcios habían enviado expediciones a tierras extranjeras. En su búsqueda de materias primas para sus artes y oficios habían penetrado en Sudán, Sinaí, Siria y las costas del Mar Rojo. Esto fué el principio del proceso que guió, en el curso de. los siglos siguientes, los elementos originales de la cultura egipcia, distribuidos sobre un área que crecía incesantemente hasta que finalmente penetró en las más apartadas regiones de la tierra. .. Aun antes del 3000 A. C. los marineros egipcios, tomando su coraje con ambas manos, tuvieron la temeridad de largar sus barcos a alta mar y hacer viajes a Siria en busca de madera”. (G. E. Smith, “Ir. the Beginning”. págs. 98-100).

“Nekao, equipó después algunos barcos para descubrir si el África era circunnavegable; para tal propósito contrató los servicios de marineros fenicios, y tuvo el honor de ser el primero que descubrió la forma peninsular del continente, cerca de veintiún siglos antes de Bartolomé Díaz y Vasco de Gama (1450-1524)”. (Rawlinson, “The History of Herodo-tus” 2:321, New York, 1893; Sjodahl, pág. 89).

“Se dice que Hannón, cartaginés, hizo un viaje cerca del año 500 A. C. Con sesenta barcos, llevando miles de personas. Hannón navegó de Cartago a lo largo de la costa del mar Mediterráneo, a través del estrecho de Gibraltar y al sur hacia las costas del África. Allí fueren establecidas algunas colonias.

“Un siglo después, otro griego. Piteas, de Masilia, navegó a través de los ‘Pilares de Hércules’, como llamaban al estrecho, dobló al norte encontrando a Inglaterra. Desde esa época (340 A. C.) Inglaterra e Irlanda aparecen en el mapa del mundo. Los marineros fenicios durante estos años exploraban el Océano Indico, extendiendo el conocimiento del mundo hacia el este”. (Sjodahl págs. 90-91).

“La señora Harriet Chalmers Adams, una de las mujeres exploradoras más famosas de América, en una comunicación a la Sociedad Geográfica Nacional, en Washington, ha expresado la opinión que los habitantes primitivos de América vinieron por el mar, posiblemente en diferentes épocas, desde el Asia. Esta inmigración tuvo lugar, según ella, remotamente. Ella dice: ‘Esta primitiva inmigración fué, sin embargo, en un período muy remoto porque nuestros monumentos prehistóricos indican una cultura indígena. Una rama de una raza tan antigua como el mundo; estos ‘primeros americanos’ evolucionaron hacia su más aira civilización en el suelo del Nuevo Mundo… En días antiguos grandes canoas de guerra eran bogadas por muchos remeros desde una isla de! sur hacia la otra. Parece probable que en esta forma los hombres partieron de la Península Malaya con sus esposas e hijos, alimentos, utensilios caseros y animales domésticos a bordo, y ayudados por el viento y las olas llegaron a la tierra prometida, alguna isla orlada de palmeras en el mar tropical’. La señora Adams tiene registros de muchos botes pequeños que aparentemente fueron ‘soplados’ a través del Pacifico, uno de ellos, un bote de pesca japonés, que desembarcó sus inmigrantes (a la fuerza) sanos y salvos en suelo califor-niano, hace unos pocos años”. (J. M. Sjodahl, Mill. Star, 77:516-517).

“Véase ‘Razas Nativas’, de Bancroft, 5:51-54, donde los papeles del Cónsul en el Japón, señor Brooks, leídos en la Academia de Ciencias de California, en marzo de 1875, son citados detallando cuarenta y un casos en los cuales algunos juncos japoneses fueron arrojados sobre nuestras playas desde 1782. El señor Brooks manifiesta que tiene registrados más de cien casos similares. El señor Whymper en su libro “Alas-ka” (N. Y., 1869) pág. 250, refiere otros naufragios japoneses y especialmente uno que después de estar a la deriva diez meses llegó a las Islas Sandwich”. (Short,. pág. 510).

“No se ha dado, hasta ahora, suficiente atención a los casos bien comprobados de largas jornadas en botes nativos. Hay un caso de un bote que permaneció en el mar durante cinco meses, sus pasajeros sobrevivieron con una dieta de mariscos (incluyendo tiburón) y agua de lluvia. Un bote desde Mangareva, en las ‘Paumotus’, viajó 3.700 millas náuticas hasta dar en la isla madrepórica, Sikayana, al este de Malaita en las Salomón, Si este bote hubiera navegado igual distancia al este, en vez del oeste, habría llegado a América. Se sabe que un bote de Las Carolonas, viajó dos mil setecientos kilómetros contra el viento; y no es infrecuente en Polinesia que los botes que pierden su rumbo se alejen de una a dos mil millas marinas. Otras informaciones y referencias bibliográficas las encontrará el lector en ‘Friederici’s memoir’. Pero he citado lo suficiente para recalcar el hecho que durante muchos siglos de tales extensas jornadas, muchos miles de botes cargados de emigrantes han debido llegar a las costas americanas del Pacífico, trayendo con ellos una variedad de contribuciones de las civi-lizaciones del Viejo Mundo”. (G. Elliot Smith, “Ele-phants and Ethnologists”, 1924, página 107).

Rivero y Tschudi sostienen, como conclusivo, que las emigraciones han ocurrido “a la costa occidental de América desde la costa de Asia” y “que eso explica muchos sucesos que por mucho tiempo han confundido a nuestros arqueólogos”; pero, “ellos, en manera alguna, nos ayudan a determinar el origen de nuestra primitiva población”. (Tschudi, pág. 24).

Además, hay innumerables leyendas entre los indios norteamericanos que corroboran que vinieron por mar desde un país lejano. Igualmente los dibujos indican esto. “Los navajos creen que todas las naciones, navajos, pueblos, coyoteros y raza blanca vivieron juntos en una época hablando toaos el mismo idioma”. (Bancroft, 5:81: Lesueur, pág. 39).

Los toltecas alegan haber venido a América al tiempo de la confusión de las lenguas, llegando a Hue Pue Tlalapallán después de una larga jornada.,. Los de Yucatán tienen una tradición que ellos llegaron primitivamente desde el lejano este, pasando a través del mar que Dios secó para ellos”. “Los algonquines preservan una tradición de su origen extranjero y de un viaje por mar. Ofrecen anualmente un día de gracias desde hace muchísimo tiempo por haber llegado salvos a América”. (Bancroft, 5:19-22; Lesueur, págs. 39-40, 61).

Boturini dice: “Que en los cuadros pintados por los toltecas, están representadas las emigraciones de sus ascendientes a través del Asia y de los países del norte de América hasta que llegaron y se establecieron en el país de Tullan” (pág. 407). Dice, más adelante, “Que en el año 660. . . un astrónomo muy célebre, llamado Huematzin, reunió, con el consentimiento del Rey, a todos los sabios de la nación, y con ellos pintó un libro muy famoso llamado Teomoxtli, o “Libro Divino”, en el cual ellos representaron, en figuras muy simples, el origen de los indios, su dispersión, después de la confusión de las lenguas, su subsiguiente jornada en el Asia, su primera colonización sobre el continente americano, la fundación del reino de Tula y su progreso”. (Simón, “Ten Tribes of Israel”, pág. 30).

“De acuerdo con Catari, citado por. Oliva, quien lo transcribió de los papeles de Cervantes, los remotos ascendientes de los indios fueron llevados a América, desde el Viejo Mundo, después del diluvio, y, finalmente, arribaron a Caracas, que, posiblemente, puede ser identificada con “Caraques” en la costa ecuatoriana”. (Means, pág. 210).

“Los mayas no pretenden ser autóctonos, aunque alegan que sus ascendientes vinieron de dos regiones distantes en dos grupos. La inmigración mayor y más antigua fué desde el este, a través del océano —porque los dioses habían abierto doce caminos en él— y ésta (inmigración) fué conducida por el místico Itzamna. El segundo grupo, menor en número y tiempo después, vino desde el oeste y con ellos estaba Kukul-cán. La primera era llamada la Grande Llegada, y la última la Pequeña Llegada”. (Brinton, Hero, págs, 115-146).

Todo esto confirma las manifestaciones encontradas en el Libro de Mormón. La emigración nefita vino sobre el océano desde el oeste míentras que las emigraciones jareditas y mulekitas pudieron haber venido del este.

2. Elementos Hebreos en los Idiomas Nativos.
La primera migración mencionada por el Libro de Mormón, llamada jaredita, ocurrió al tiempo de la Torre de Babel, probablemente antes de la formación del idioma hebreo. Las dos migraciones posteriores, la nefita y mulekita, ocurrieron al tiempo del Rey Sedecias y estaban compuestas por hebreos, quienes indudablemente, conocían el hebreo, y como ya se mencionó, podrían haber conocido el egipcio y quizás otros idiomas.

Es de esperar, entonces, encontrar en los idiomas de los indios americanos nativos restos del hebrea, quizá egipcio y de los idiomas antiguos hablados por los miembros de la primera migración. Tales estos han sido encontrados actualmente, y son fuertes argumentos en favor del parentesco racial de los indios americanos y los hebreos.

Varios científicos han afirmado que los. idiomas de los indios americanos son de origen ario, es decir, “tuvieron su (sus) orígenes en las montañas del este de Irán, país de los elamitas”. Otros también han declarado que hay distintivamente elementos hebreos en los idiomas de los indios americanos. Esto resulta, probablemente, de la influencia de los idiomas hablados por las varias inmigraciones.

Los “sobrevivientes” del hebreo en los idiomas de los indios americanos son numerosos. “Varios escritores españoles alegan que los nativos de varias partes de la tierra aun habían un hebreo corrupto; Las Casas, así lo afirma con respecto a los habitantes de la isla de Haití. Lafitu escribió una historia en la cual él mantiene que los idiomas del Caribe eran radicalmente hebreos”. (Ciavengro “Memoríes de l’Ámerique”; Mill. Star 59:374).

“En el curso del estudio de los dialectos de la América Tropical, me he cruzado con muchas palabras, expresiones y modismos que sustentan al notable descubrimiento de Le Plongeon:

“La primera persona singular del pronombre personal (inglés) ‘I’ (yo) pronunciado (ai) es en el mexicano antiguo ‘ani’ que es igual en el hebreo y árabe. El hebreo ‘anoki’ (yo) es el yo, el del inca del Perú.

“Un planeta, signo en los cielos, era llamado ‘ot’ o ‘oth’ en el lenguaje maya, y es todavía llamado así en el dialecto ‘huástico’; es también ‘oth’ en hebreo.

“La noche o período es llamado ‘lailo’ en mexicano, mientras que en hebreo y árabe es ‘laila’ – ‘leila’.

“La idea de blancura o brillantez es expresada por la palabra ‘zack’ en toda la América Central, especialmente en Yucatán; en hebreo es ‘zech’.

“Cualquier cosa alimenticia o sostén de la vida, en el idioma mexicano es llamado ‘zeeta’; en hebreo y árabe ‘zaid’.

“Un fuego, quemazón u horno, es. llamado ‘tunni’ – ‘etunni’ en Perú y en las partes norteñas de Sud América, En caldeo y hebreo ‘attun’; en el antiguo céltico es ‘tienne’; y en el antiguo egipcio el nombre del disco solar, la fuente de todo poder, era ‘aten’.

“La tierra, este mundo, entre todas las tribus aimarás, era llamada ‘urak’ – ‘urakke’; que es lo mismo en caldeo, ‘urak’ – ‘urakke’.

“El hueco de la mano, o las dos manos juntas para llevar, agua como para beber, es llamado ‘káb’ o ‘kabh’ en el lenguaje maya, en hebreo es ‘kaph’.

“Cualquier hombre distinguido, caudillo o jefe de hombres, es llamado ‘Kazique’ (cacique) en toda la América Central y las Indias Occidentales; en hebreo ‘khazek’, ‘khezek’; y en árabe para un ‘juez’ o ‘magistrado superior’, es ‘boka~ rina’; en hebreo es ‘boker’.

“Una colección de flores en un ramo, corona o guirnalda era llamada ‘ziza’ o ‘zissah’ en hebreo. En la América Tropical todavía se aplica este nombre a las convolvuláceas (flores de la luna) llamadas ‘las flores de un mundo perdido’ por los indios mexicanos. Las niñas pequeñas que iban a ser sacrificadas a los crueles dioses del México antiguo, usaban guirnaldas de estas flores; y una corona de ellas ha sido encontrada en la cabeza de una princesa egipcia que falleció hace cuatro mil años.

“Un árbol es llamado ‘yaor’ en los dialectos del Perú y América Central; que es lo mismo que en hebreo ‘yaar’, un árbol; y en la isla de Haití la selva es llamada ‘yaarooma’.

“En Alaska y en las islas Aleutianas, un hermano es llamado ‘aak’ o ‘aaki’; en hebreo y árabe la palabra para hermano es ‘aach’.

“Dos veces, o repetir, es expresado ‘kappal’ en el dialecto de Yucatán, mientras que en hebreo es, ‘kaphal’.

“El veneno o terror que causa la muerte, es llamado ‘puggul’ en la América Central, y esta palabra en hebreo tiene el mismo significado.

“El árbol del cual ciertas tribus de indios norteamericanos sacaban el veneno para sus fle-chas, era llamado por ellos ‘pugguly’.

“Leña para quemar, es aun llamada ‘kaame-ry’ en Venezuela; en hebreo, “kamar’.

“El cabello de la cabeza, es llamado ‘zoz’ en Yucatán; en hebreo es ‘zizith’.

“Un gobernante o rey en dialecto mexicano es llamado ‘capach’, mientras que en hebreo es ‘gabach’.

“Un hijo es. llamado en Guatemala ‘pen’, en hebreo ‘ben’. Los esquimales llaman a sus niños pequeños ‘pennik’ el. diminutivo de ‘pen’.

“La palabra maya y mexicana para “ha fallecido” o “ha muerto” es ‘maqui’; en hebreo es ‘makak’.

“Alumbrar, brillar, es exactamente en maya que en hebreo: ‘nagah’.

“El sol es en mexicano ‘chearasi’; en hebreo ‘cheres’.

“En hebreo la palabra ‘nega’ significa una plaga; aun la encontramos en el lenguaje haitiano aplicado a esos desagradables parásitos que se incrustan en la carne y los pies.

“El desbordamiento del lago sagrado en la leyenda maya, es llamado ‘tchoma’; la Gran Inundación de la leyenda hebrea, es llamada ‘tchom rabba’.

“La palabra ‘zuph’ en hebreo significa un río grande, o el desbordamiento de uno más pequeño; en casi todos los dialectos de los indios norteamericanos, la palabra para río es, ‘ziph’, ‘zeph’ o ‘sipi’. Al más grande de sus ríos ellos lo llamaban ‘el río pez’; ‘na messi zippi’; de ahí la palabra ‘Mississippi’.

“Los indios norteamericanos, usaban la palabra ‘asaphi’ para ‘cantar’ o ‘una canción’; el músico mayor del rey hebreo, David, era llamado Asáph, el cantor,

“El antiguo verbo hebreo ‘makhak’ significa golpear o matar a golpes.

“La expresión de los indios norteamericanos, para ‘armas para matar’ es ‘ta-mahakan’, de la cual se ha hecho la palabra ‘toniahawk’.

“El dios malo era llamado ‘zet typhon’ pollos antiguos egipcios; la palabra maya, para malo, es ‘zetu’,

“En acadio, la palabra ‘nin’ significa ‘esposa’ o ‘señora’; la palabra mexicana ‘hija’ es ‘nin’, “nina’“.

“Tenemos la palabra mexicana y maya ‘miqui’, morir, pariente de la acadia ‘miq’, quemar, y ‘miqu’, sacrificio. (Lee, págs. 224 y 227).

Muchos nombres hebreos son encontrados entre los indios americanos, como queda ilustrado por los siguientes:

“Balam: Este nombre era un favorito en la antigua América y ocurre en Ahbuluc-Balam, dios nahua; Cibil-Balam, una princesa; Ci-Balam, Quiche-Cakchiquelday; Cotz-Balam, nombre; Balam, hechicero maya; Ek-Balam, dios maya; Balem, sumo sacerdote maya; Balam-Conache, príncipe; Balam-Colob, nación maya. El nombre Balam, deletreado Balaam, es frecuentemente encontrado en el Libro de Números, cap. 22-24.

“Baal: Este nombre fué aplicado al dios supremo de los fenicios y de los canaanitas. También era conocido como ‘Bel’ y ‘Belns’; y en tiempos antiguos el Dios verdadero era conocido por el nombre de Baal; pero, después se descontinuó, se supone, por motivo de su profanación con la asociación del nombre de un ídolo. Ocurre en la Biblia en varias formas, de acuerdo al uso, como Baal, Baal-Peor, Bala, etc. Entre los nombres americanos antiguos encontramos Baali, Baaloo, capitanes zapotecas.
“Kish: ‘Chis’ Cis’. Este nombre es encontrado en la Biblia como perteneciente a varias personas. (Véase: 1 Samuel 10. 21, 1 Crón. 8: 30; 23: 21; 3 Crón. 29:12; Esther 2:5). Las siguientes tribus de indios lo usan en sus nombres tribales: ‘kishawi’ns’, ‘kisheys’, ‘kishtsamahs’, ‘kishumas’, ‘numkishes’
“Babel: Este nombre no necesita referencia Bíblica. Ocurre en el nombre de la tribu de indios ‘babeles’. Etham Smith en su “Vista de los Hebreos” da la siguiente lista de palabras que son similares:

Español Indio Hebreo o Caldeo
Jehová Yohew ay Jehovah
Cielos Hemin Hemim
Hombre Ishte Ish
Esposa Awah Ecoch
Invierno Kora Korah
Orar Phale Phalac
Vientos fuertes Rowah Ruach
Hombre de Dios Ishto Alie Ishda Alloah
Dios Ale Ale, Aleim
Shiloh Shilu Shiloh
Padre Abba Abba
Mujer Ishto Ishto
Nariz Nichiri Neheir
Canaan Canaai Canaan
Nombre Na Na
Mi piel Nova Ourni
Primera Causa Halleluwah Hallelujah

“La leyenda en el Pentateuco nos informa que los hebreos vinieron de la “Tierra de Gosén” …Smith Barton, citada por Vater, nos dice que. la palabra es común en los dialectos de los indios norteamericanos, como ‘goshena’, ‘gestiona’, ‘koshen’ y siempre significa un hombre notable, un número de hombres notables (en plural), una tribu grande”. (Lee, pág. 95).

“En sus capítulos sobre ‘Relaciones de los Idiomas Arios y Semíticos con los dialectos del Perú antiguo”–el Dr. Rodolfo Falb, primero en todo, prueba que las raíces semíticas son arias: después, muestra los vastagos comunes de todas las variantes que pueden ser encontradas en su más pura condición en el antiguo lenguaje peruano”. (Lee, pág. 96). El Dr. Falb da una lista de cincuenta palabras similares en hebreo y dialectos del Perú.

“Hay notable similitud entre las religiones preincaica, inca, azteca, maya y la fe de los hebreos, mientras que a través del Perú hay nombres de lugares como también palabras en el idioma quichua, que son casi idénticas con el antiguo hebreo”. (Verril, pág. 28).

3. Conocimiento de Caracteres y Acontecimientos Hebreos.
Una de las más notables evidencias del origen hebreo de los aborígenes norteamericanos es el conocimiento que ellos tenían del pueblo y aconteci- mientos relatados en el Antiguo Testamento. Esta familiaridad con las escrituras hebreas ha sido advertida por la inmensa mayoría de aquellos que se han interesado en las tradiciones de los indios norteamericanos, de modo que es verídico que tal conocimiento ha existido y existe. “No puedo dejar de advertir que uno de los argumentos que me inducen a creer que esta nación desciende de los hebreos, es ver el conocimiento que tienen del libro del Génesis.-.. Es imposible no reconocer la analogía escritural al leer lo que la mitología mexicana menciona de la guerra en los cielos, la caída de Zentomoque y otros espíritus rebeldes”. (Kingsborough, 6:401).

He aquí algunos de los temas de indudable origen hebreo que aparecen y reaparecen en las leyendas de las varias tribus de los habitantes indígenas del Norte y Sudamerica.

Hubo una guerra en los cielos, que ocasionó la población de la tierra. La creación de la tierra con sus plantas, animales y gente fué llevada a cabo por los Dioses en intervalos sucesivos. El primer hombre fué hecho de arcilla y la primera mujer fué hecha mientras él dormía. La mujer trajo el pecado a la tierra por cortar una rosa prohibida. Ella tuvo dos hijos Caín y Abel En aquellos días había gigantes en la tierra. En ese tiempo algunos subieron a los cielos (probablemente Enoc y su pueblo).

Descripto brevemente por un indio, el sistema mitológico americano, es como sigue:
“Hubo un mundo antes que este en el cual vivimos ahora; ese era el mundo de los primeros habitantes, quienes eran completamente diferente de nosotros. Esos habitantes eran tan numerosos que si pudieran contarse todas las estrellas de los cielos, todas las plumas de los pájaros, todos los cabellos en nuestras cabezas, no, serían tan numerosos como los primeros habitantes.

“Estos habitantes vivieron mucho tiempo en paz, concordia, armonía y felicidad. Nadie sabe ni puede decir cuánto tiempo vivieron ellos de esa manera. Por último, la mente de todos, excepto un pequeño número, fué cambiada y cayeron en conflictos —uno ofendía al otro consciente o inconscientemente; uno agraviaba al otro con o sin intención, uno deseaba una cosa especial, el otro quería la misma cosa. Empezaron los conflictos y a causa de ello vino un tiempo de actividad y lucha al cual no se puso fin hasta que la inmensa mayoría de los primeros habitantes, es decir, todos menos un pequeño número, fueron cambiados en las varias clases de criaturas vivientes que están ahora o que han estado en la tierra excepto el hombre, es decir, toda clase de bestias, pájaros, reptiles, peces, gusanos e insectos, tanto como árboles, arbustos y hierbas, rocas y algunas montañas; ellos fueron convertidos en todas las cosas que vemos en la tierra y en los cielos.

“Ese pequeño número de los primeros habitantes que no pelearon, aquellos grandes primeros habitantes, del tiempo remoto que permanecieron de una sola mente y en armonía, dejaron la tierra, navegaron hacía el oeste, pasaron la línea donde el cielo baja y toca la tierra, navegaron a lugares aun más allá; quedaron allí o se ‘desparramaron hacía regiones más altas y vivieron felizmente en ellas, vivieron en concordia, viven así hoy y vivirán de la misma manera en el futuro”. (Jeremiah Curtin, “Creation Myth of Primi-tive America”, 1398, Introd. pp. 11-13).

“Pero ‘Hurakán’ no estaba, completamente satis-techo con su obra. Estos hombres eran demasiado perfectos. Ellos sabían mucho. Por esto los dioses resolvieron cómo proceder con el hombre. Ellos no tendrían que llegar a ser como dioses (nótese la influencia cristiana)”. De tal influencia Spence más tarde dijo, pág. 33: “El mero hecho que fué compuesto en lengua Quiché, es prueba casi suficiente de carácter genuina-mente americano. La erudición del siglo XIX, “fué insuficiente para una traducción adecuada del ‘Popol Vuh’; el siglo XX no ha dado señales aún de poder llevar a cabo la obra. No es, por lo tanto, difícil, asegurar que, si la ciencia moderna no ha sido capaz de traducir correctamente la obra, los del siglo XVIII no pudieron haberla creado”. “Reduzcamos ahora su visión para que ellos puedan ver solamente una porción de la tierra y estén contentos, dijeron los dioses. Entonces ‘Hurakán’ sopló una nube sobre sus ojos los cuales quedaron parcialmente velados. Después los cuatro hombres se durmieron y cuatro mujeres fueron hechas, ‘Caha-Pañuma’ (Caída de Agua), ‘Choimha’ (Agua Hermosa), ‘Tzununiha’ (Casa de las Aguas) y ‘Cakixa’ (Agua de Aras o de los Loros), quienes se convirtieron en esposas de los hombres en su respectivo orden como fué mencionado arriba”. (Lewis Spence, “Topol Vuh”, pág. 24, 1908).

“En las historias usuales norteamericanas, la muerte y el pecado vinieron al mundo, como resultado de sortilegios; pero hay muchos ejemplos en los cuales entra el motivo moral; como en el cuento esquimal, en el cual al hombre se le da a elegir entre la vida eterna en la obscuridad o la mortalidad bendecida por la luz del día, y elige la última… Por supuesto, en gran número de narraciones, es el quebrantamiento de un ‘tabú’ lo que trajo primeramente el desastre del pecado al mundo”. (Hastings Ency. “Of Religión and Ethics”, 1.920, Art. Sin – American, the origin of sin, 11:530).

“Este documento (Códice Telleriano – Rememsis) explica cómo Quetzalcoatl, Tezcatlipoca y sus hermanos eran dioses en el principio y moraban en las estrellas en los cielos. Ellos pasaron su tiempo en el paraíso en un jardín de rosas, Xochitlycacán (donde se alzan las rosas); pero, una vez ellos comenzaron a arrancar las rosas de un gran rosal en el centro del jardín, y Tonaca-Tecutli, en su enojo, por la acción de ellos, los lanzó a la tierra, donde vivieron como mortales”. (D. G. Brinton, “Hero” pág. 95).

“Es correcto explicar aquí la posición de los espíritus en el sistema de los indios. Todos los primeros habitantes están imaginados teniendo cuerpos tanto como espíritus. Cuando hablamos de un espíritu apa-reciéndosele a un hechicero o ‘doctor’ está entendido que el espíritu ha dejado el cuerpo temporalmente, y regresará a él. No hay espíritus sin cuerpo, salvo unos pocos que, al tiempo de la metamorfosis de los primeros habitantes perdieron los cuerpos que les pertenecieron en su primera condición, y no recibieron cuerpos nuevos a su caída. La pérdida de los cuerpos era infli-gida como un castigo. Estos desolados y desincorporados espíritus vagan ahora en las montañas y en fantásticos lugares solitarios. Misteriosos en carácter ellos son vistos muy rara vez y entonces solamente por hechiceros”. (Jeremiah Curtin, “Creation Myth of Primitive America”, 1898, pag. 37)

La historia del diluvio es muy corriente entre los indios americanos. Un hombre (Noé) con cierta gente escapó en un bote lleno con animales y pájaros. El arco iris es la señal que esto no volverá a suceder otra vez. El jefe de esta partida inventó después el arte de hacer vino. En el curso del tiempo fué construida una torre con el propósito de llegar a las nubes; pero, los dioses encolerizados con esta pretensión destruyeron la torre, contundieron el idioma de esos días y dispersaron a la gente.

Jacob y sus doce hijos son hallados en las leyendas de los indios americanos. Algunas de las tribus “al edificar un altar usaban doce piedras en memoria de un gran antecesor de ellos que tenía doce hijos”. “Ellos tienen tradiciones que todas las tribus de indios descienden de un hombre que tenía doce hijos. Que este hombre era un príncipe notable y renombrado, que tenía gran dominio; y que los indios, en su posteridad recobrarán aún el mismo dominio e influencia”, (Calvin Colton, “Origin of the American Indians”, London, 1833) (Mill. Star., 6: 67).

“En la primera parte del siglo XVIII, un judío-holandés, cuyo nombre era Aarón Levy, pero que escribía bajo el seudónimo de Montesinos, (“Travels”, Rotterdam, 1840) se encontró con un pueblo muy extraño al norte de los Andes, de quienes dice:
“Mi guía era indio —al menos a mi me parecía que lo era— y él llamaba a su dios bajo el nombre del dios hebreo, Adonai. Me dijo que en tiempos muy remotos sus antecesores eran llamados Abram, Esaak y Yacoob; que el nombre de su propia tribu era Roo-ben. Por su intermedio trabé conocimiento con cierto número de hombres de la tribu, a quienes en seguida reconocí corno hebreos. Ellos me abrazaron y besaron como a un hermano”. (Lee, pág. 36).

Moisés, las plagas de Egipto y el Éxodo hacia la tierra prometida eran bien conocidos en la América antigua. “Una notable representación de las diez plagas que Dios envió a Egipto, se halla en las páginas 10 y 11 del manuscrito Borgia, Moisés está allí pintado sosteniendo en su mano izquierda su vara que se convierte en serpiente; y. con gesto furioso invocando las plagas sobre los egipcios. Estas plagas eran ranas, langostas, piojos, moscas, etc., todas las cuales están representadas en las páginas referidas; pero, la última y más espantosa era la espesa obscuridad que se extendió en Egipto por tres días, y la muerte de los primogénitos de los egipcios. El curioso símbolo de una serpiente tragándose otras, está también en la página 19 del mismo manuscrito. No es extraordinario que los mexicanos que estaban al tanto de una porción del Éxodo —aquella que relata la jornada de los hijos de Israel desde Egipto— no hayan estado ignorantes de la otra”. (Kingsborough; “Scraps”, pág. 277).

“En el libro de leyendas Quiche, el Popol Vuh, se nos dice que las primeras tribus de la raza humana viajaron desde un lugar del Oriente y cruzaron el mar. Habiendo llegado a una tierra extraña, fueron atacados por sus habitantes, quienes, sin embargo, fueron puestos en fuga por enjambres de avispas. Aquí también tenemos que tratar con la misma e idéntica leyenda común únicamente a los hebreos y antiguos mexicanos”. (Lee, pág. 132).

“¿Qué hacía el Rey y su ejército todo este tiempo? El Faraón no estaba dispuesto a dejarlos salir fácilmente, ellos habían plagado su vida; él fué castigado por el mal trato dado a ellos; exactamente como el malo en la leyenda mexicana (L. Spence, Myth of México y Perú, pág. 17) fué castigado con granizo, tempestad y fuego; ranas y sapos, langostas y piojos”. (Lee pag, 114).

El arca de la alianza parece haber sido conocida, “En la excelente autoridad de Adair Long y Noah, historiadores y etnólogos americanos, estamos informados que las tribus occidentales de indios norteamericanos, guardaban un cofre sagrado o arca, que ellos acostumbraban a llevar al campo de batalla cuando estaban acosados por sus enemigos. Long, dice: “Esta arca era colocada en una especie de angarilla y llevada en los hombros de los hombres no permitiéndole tocar el suelo. Era completamente prohibido destaparla. Tres hombres, por curiosidad, intentaron examinar su contenido, quedando ciegos en el acto”. (Lee, p. 109).

Aun han sido preservados incidentes tales como el desacuerdo entre María y sus hermanos. Moisés y Aarón. “Un rasgo curioso de identidad en la migración hebrea y azteca es referente a María, quien, bajo el nombre de Chimalman, fué excluida por varios días del campo azteca, a consecuencia de una disputa con sus hermanos, caudillos de los aztecas o mexicanos”. (Kingsborough – Números 12:15),

4. Prácticas y Creencias Religiosas Hebreas.
Las prácticas religiosas de los antiguos americanos, los indios actuales., son bien comprendidas por los restos de los monumentos y por las observaciones efectuadas por aquellos que vivieron entre ellos. Casi sin excepción, los estudiosos de esta faz de la vida e historia de los indios americanos han denunciado la sorpren dente similitud entre la religión hebrea y la de los indios. “En cuanto a los modales, costumbres, hábitos, etc., de las tribus salvajes del territorio occidental, un tipo más correcto y verdadero que cualquier otro que yo haya visto, puede ser encontrado en la historia antigua de los judíos o israelitas después de su liberación de la esclavitud de los egipcios. La casa del ‘brujo o hechicero’ de los indios puede ser comparada con el Tabernáculo de los judíos; y los sacrificios, ofrendas, purificaciones, abluciones y unciones pueden ser todos encontrados y practicados entre esa gente. El duelo por un familiar fallecido es muy similar al de los israelitas. Pueden ser hechas muchas analogías entre los modales y costumbres de esa gente y la de los judíos”. (Schoolcraft, Vol. 1, pub. 1851; Scraps 2: 274-275

Naturalmente, durante los siglos de la variada historia dada por el Libro de Mormón, la religión fué corrompida, sin embargo la similitud hebrea es notablemente evidente. La influencia egipcia aparece como una frecuente intrusión, la que es dable suponer por la estrecha afinidad entre Israel y Egipto al tiempo de las emigraciones nefitas y mulekitas. Quizás nada mejor pueda hacerse que citar eminentes autoridades que han tenido conocimiento personal del asunto.

“Las creencias religiosas de los araucanos (una tribu excesivamente guerrera del sur de Chile) son sublimes. Reconocen a un Ser Supremo, a quien ellos dominan con una palabra expresiva de Suprema Esencia. Le llaman el Espíritu de los Cielos, la Gran Vida, el Fulminador o Tronador, el Omnipotente, el Eterno, el Infinito. El gobierno de este glorioso Creador es el prototipo de su comunidad”. (Don Alonso Ercilla, “Historia de Chile”, Reynolds, Mill. Star. 59:392).

“Igual que los judíos, los indios ofrecen sus primeros frutos; guardan sus lunas nuevas y la fiesta de la expiación al fin de septiembre o principio de octubre; dividen el año en cuatro estaciones,, correspondiendo con las festividades judías. De acuerdo con Charlevoix y Lon, él hermano de un esposo fallecido recibe a la viuda en su casa como huésped y después de un tiempo prudencial la considera como a una esposa legítima. En algunas partes de Norte América se practica la circuncisión y de esto, Acosta y López de Gomara, hacen mención. Pero lo que más tiende a fortificar la opinión en cuanto al origen hebreo de las tribus americanas es una especie de arca, apárenle mente igual que la del Antiguo Testamento; los indios llevan ésta consigo a la guerra; no le permiten nunca que toque el suelo haciéndola descansar sobre piedras o pedazos de madera, considerando sacrilego e ilegal abrirla o mirar dentro de ella. Los sacerdotes americanos guardan escrupulosamente su santuario y el sumo sacerdote lleva en su pecho un racional blanco adornado con piedras preciosas, que recuerda al Urim del sumo sacerdote judío, de quien también nos recuerda por medio de una vincha con plumas blancas en su frente”. (Tschudi, pág. 9-10).

“El hecho más notable entre los indios norteamericanos, que nos refiere a los judíos, es su adoración al Gran Espíritu, o Jehová, en todas partes, y cómo los judíos fueron mandados hacerlo por precepto divino, en lugar de adorar a una pluralidad de dioses como hacían los paganos. Los indios norteamericanos no son idólatras. Se dirigen al Gran Espíritu y no conocen mediador ya sea personal o simbólico. Las tribus indias están divididas en clanes con jefes, símbolos, insignias, etc., y muchas de sus formas de adoración las he encontrado sumamente parecidas a las de la institución mosaica. Los judíos tienen su Sanctasanctórum; y lo mismo puede decirse de los indios, tienen su casa (choza) del hechicero que es siempre considerada como lugar sagrado. Igual que los judíos, ellos tienen sus sumos sacerdotes y profetas. Entre los indios como entre los antiguos hebreos, a las mujeres no se les permite adorar junto con los hombres; y en todos los casos, también comen separadamente. Los indios en todas partes, igual que los judíos, creen que ellos son el pueblo favorito del Gran Espíritu, y son perseguidos, ciertamente igual que aquel pueblo primitivo, tanto que todas las manos parecen levantadas contra ellos, e igual que los judíos, destinados a ser dispersados sobre todo el mundo, al parecer castigados por el Todopoderoso y despreciados por el hombre. En sus casamientos, los indios como lo hicieron los primitivos judíos, “compran” sus esposas con regalos y en muchas tribus se asemejan notablemente en otras formas y ceremonias de sus matrimonios.

En sus preparaciones para la guerra y la paz son sorprendentemente similares. En el tratamiento de los enfermos, entierro de los muertos y duelo son también similares. Se parecen también en sus baños y abluciones en todas las estaciones del año como parte de su obser-vancia religiosa, teniendo lugares separados para hombres y mujeres para hacer estas inmersiones, y la costumbre entre las mujeres de separarse durante la influencia lunar es exactamente conforme a la Ley Mosaica. La costumbre de la separación es uniforme entre las. diferentes tribus. En casi toda familia de una tribu puede encontrarse un pequeño aposento, lo suficientemente grande para contener una persona, el cual está construido a una pequeña distancia de la casa familiar y ocupado por la esposa e hija, según las circunstancias, donde ella vive sola hasta que está preparada para volver a la casa. Después de esta temporada de separación, antes que pueda entrar a la habitación familiar, es requisito exigido la purificación, precisamente de acuerdo con el mandamiento judío.

“En sus fiestas, ayunos y sacrificios son sumamente iguales a aquellos pueblos primitivos. Muchos de ellos tienen una fiesta muy semejante a la fiesta anual de la Pascua judía; y otros una muy parecida a la de los Tabernáculos que dura ocho días, haciendo sacrificios de los primeros frutos y lo mejor de todas las cosas, muy semejante al voto propiciatorio o sacrificio de las paces de los hebreos… Entre la lista de sus costumbres nos encontramos con una de ellas que tiene su origen en el Código ceremonial hebreo, y las cuales son muy peculiares en su forma, y parece completamente improbable y casi imposible que dos pueblos diferentes puedan haberlo hecho igual sin algún conocimiento entre uno y otro”. (Catlin, “North American Indians”, Londom 1841, 2:232-234).

“La primera razón para determinar que los indios son de. descendencia hebrea es su creencia en la simbólica purificación del agua. Los habitantes del Yucatán dan al agua con que bautizan a sus hijos el título de agua de regeneración. Los indios de Yucatán invocan a aquel, a quien ellos creen el Dios viviente y verdadero, y de quien no hacen imagen. La segunda razón para creer que la religión de los indios es el judaismo es que ellos usan la circuncisión. Tercero: que ellos esperaron un Mesías. Que muchas palabras relacionadas con la celebración de sus ritos religiosos eran claramente de descendencia hebrea. Que Las Casas, Obispo de Chiapas, quien tuvo” los mejores medios de verificar los hechos, era de esa opinión. Que los mismos judíos, incluyendo algunos de los más eminentes Rabíes, tales como Menasseh Ben Israel y Montesinos, mantuvieron esto verhalmente y por escrito. El dilema en, que algunos de los escritores españoles tales como Acosta y Torquemada pusieron a sus lectores no dejándoles otra alternativa que llegar a la conclusión que los hebreos colonizaron a América y establecieron sus ritos entre los indios, o que el demonio ha falsificado, en el Nuevo Mundo, los ritos y ceremonias que Dios dió a su pueblo elegido. El octavo es la semejanza que guardan muchas ceremonias y ritos de los indios con las de los judíos. La similitud que existió entre las leyes morales de los indios y hebreos; las tradiciones mexicanas y peruanas suplieron el conocimiento que los indios poseían la historia contenida en el Pentateuco. La tradición mexicana del Teo-moxtli, o Libro Divino de los toltecas. Las famosas emigraciones desde Aztlán (Asia). Los rastros de historia judia, tradicines, leyes, costumbres que son encontradas en las pinturas mexicanas. La frecuencia del sacrificio entre los indios y la consagración religiosa de la sangre y grasa de las víctimas. El estilo de la arquitectura de sus templos. Los flecos que los mexicanos usaban en sus ropas. Una similitud en las formas y costumbres de las tribus indias, lejos de la monarquía central de México y Perú, a aquellas de los judíos, que escritores no españoles lo notaron —tales como William Penn”.— (Kingsbo- rough; Mill. Star 70: 836-837).

“En la orilla tropical de las Antillas y parte norte de Sudamérica, encontramos indios completamente distintos de nuestras tribus en los Estados Unidos, de la América Central o de la parte occidental de Sudamérica. Muchos de éstos son notablemente semitas en apariencia y aun se adhieren a las costumbres semitas”. (A. Hyatt Verrill, “The American Indian”, 1927, pág. 4).

“Los niños aztecas fueron ensenados a obedecer a sus padres y respetar a las personas mayores. Esto está de acuerdo con la Ley Mosaica. El pinchar con espinas parece haber sido un castigo educacional. Los judíos’ también tienen un proverbio ‘dar coces contra el aguijón’ (Hechos 9:5)”. (Sjodahl, pág. 361).

“Como costumbre entre los orientales, las novias eran elegidas por sus padres… Se suponía que un hermano debía casarse con su cuñada viuda, como en la Ley Mosaica; pero, con esta diferencia: bajo el Código Azteca él estaba bajo, la obligación de hacerlo si había niños que cuidar sin medios de subsistencia. Bajo la Ley Mosaica, el matrimonio levítico fué instituido con el expreso propósito de perpetuar el nombre del difunto. (Deut. 25:5-6)”. (Sjodahl pág. 361).

“En el undécimo mes todas las mujeres que habían sido madres durante el año eran ‘purificadas’, (cf. Lev. 15:19. 30; para la idea del agua consagrada, véase Núm.. 19:2-9) y los niños presentados ante el Señor. La circuncisión fué practicada por algunos, pero, no observada en general”’. (Sjodahl pág. 363).
“Un famoso explorador francés, M. de la Borde, (Caribbeans, París, 1875) dice: ‘Muchos de los caribes me han dicho que sus antepasados eran un pueblo grande y poderoso a quienes no puedo dejar de identificar con los judíos. Sus leyes relacionadas con el matrimonio son las mismas, y a ellos se les prohibía comer carne de animales tales como el pécari o cerdo sudamericano”. (Lee, pp. 126-127).

“El geógrafo y arqueólogo Kanne (American In-dian Myths, Leipzig, 1813., p. 57) dice: ‘Encontramos el zapato de autoridad (Salmo 60:8) y la zapatilla de la esposa en los ritos sociales del antiguo Perú, exactamente como era entre los judíos. La parte principal de la ceremonia religiosa era sacarle el zapata a la novia. Si por cualquier causa el novio se renusaba a sacarlo, era denigrado como lo era un hombre entre los judíos que se negara a casarse con la viuda de su hermano fallecido. Esta ley también prevalecía en países más hacia el norte aun tan lejos como México”. (Lee, pp. 127-123).

“Cuando se reconocía la descendencia (entre los indios) a través de la línea femenina, el esposo por medio del matrimonio se unía a la generación de la esposa. La “propiedad, con excepción de unos pocos artículos de uso personal, pertenecía a la esposa, no teniendo el esposo derecho sobre ella. El precio de un hombre asesinado era entre los hurones, sólo tres cuartos del precio de una mujer.

“Este arreglo social nos puede parecer extraño, pero, era similar al que prevalecía entre los semitas en los días de Abraham. Sara era la ‘princesa’ como su nombre lo implica. Es decir, ella era la Jefa. Sus sucesores fueron Rebeca, Lea, Dina y Sera, la hija de Asen el hijo de Zilpa criada de Lea. (Núm. 26:46).
“También en Egipto en aquellos días, la mujer era la dueña de la casa. Ella poseía la propiedad, y la herencia era a través de la línea femenina.

“Este hecho social fué preservado entre los indios americanos como lo es hasta hoy día, hasta cierto punto, entre los árabes del desierto”’. (Sjodahl, pp. 279-280).

5. Varías Semejanzas Hebreas.
Una extensa literatura, más allá del alcance de este escrito, trata la teoría que los indios americanos son de origen hebreo. Damos aquí unas pocas y variadas evidencias. Estos ejemplos pueden ser grandemente multiplicados. “Se nos dijo en una ocasión que, cuando el señor Catlin vió copias de las caras y cabezas de los reyes egipcios del Museo Británico, exclamó con un solemne juramento: ‘¡Estos deben haber sido pieles rojas’!” (Lee, p. 98).

“En el año 1829 el explorador británico Pentland, descubrió en el valle de Sorata, cerca de la frontera oriental del Perú, una tribu muy peculiar y evidentemente muy antigua, de la cual dice: ‘Su fisonomía, expresión y físico son completamente diferentes de aquellos otros nativos en estas partes; ciertamente, ellos no son indios, siendo extraordinariamente parecidos a los judíos. Guardan su idioma muy cuidadosamente para ellos, y no es entendido por ninguna de las tribus de indios- de los alrededores” (Lee, p. 36).

Con referencia a las tribus indias que circundaban la frontera sudoeste de su colina, Guillermo Penn en una carta fechada el 14 de agosto de 1683, dijo: “En cuanto al origen de estos indios estoy listo para creer que son de raza hebrea, es decir, del tronco de las Diez Tribus, Los he encontrado tan parecidos y sus hijos de tan vivida semejanza que uno piensa encontrarse en Duke Flaec o Baiy Sueet’ (Sección judia de Londres). Pero esto no es todo; ellos concuerdan en ritos, calculan por la luna, ofrecen los primeros frutos, celebran una fiesta como la de los Tabernáculos, hacen sus altares sobre doce piedras y guardan duelo por sus muertos durante un año”. (Lee, pp. 124-125).

“El señor Latifau publicó un libro intitulado “Moeurs des Sauvages Americains”, y al final del primer volumen nos da la letra y música de las canciones sagradas que los indios cantaban en sus ceremonias religiosas. El notó sus expresiones favoritas ‘Me schee hah y schee loh’ que cantaban en relación. con esta otra palabra ‘Yoh heh wah de esta manera: —’Yon me schee hah, he me schee-loh-heh, wah me schee hah, y schee-loh-you, schee-loy-heh schee loh’. Aunque el señor Latifau no sabía nada de ellas, estas dos palabras (maschiach y schiloh) no solamente son hebreas, sino que solamente pueden ser encontradas en relación con las más antiguas leyendas hebreas y principalmente en el libro de Génesis”. (Lee, p. 63).

Cerca de Newark, Ohío, en 1860, se encontró un compendio de los Diez Mandamientos grabado en una lápida de piedra en 256 caracteres del antiguo hebreo. (Bancroft, 5:94-95). Esta lápida y otra grabada con caracteres hebreos estan ahora en un museo en Cos-hocton, Ohío.

Aproximadamente en 1S65 en Newark, Ohío, fueron encontrados enterrados en túmulos, varios caracteres hebreos, uno de los cuales tenía esta inscripción, donde estaba enterrado un muerto: “Quiera el Señor tener piedad de mí un Nefita”. (Traducido Nephel). (Roberts 3:56).

“El señor José Merrick, persona muy respetable en Pittsfield, Mass., hizo el siguiente relato: Que en 1815 él estaba, nivelando un terreno… Después de terminada el trabajo, caminando sobre el lugar descubrió una correa negra… Tratando de cortarla en-contró que era tan dura como el hueso. Al conseguir abrirla halló cuatro pedazos de pergaminos. Ellos eran de matiz amarillo obscuro y contenían cierta clase de escritura… Tres pedazos fueron enviados a Cambridge, donde fueron examinados descubriéndose que habían sido escritos, con una pluma, en hebreo bien legible. La escritura del otro pergamino eran citas del Antiguo Testamento. Véase Deut. 6:4-9; 11: 13-21; Éxodo 13:11-16” (Ethan Smith’s “View of the Hebrews” del Mill. Star 21:274; Roberts 3:49; 50).

Humboldt dice hablando de algunas imágenes que fueron encontradas cerca del antigüo templo de Mexitli (México): “La frente está adornada con un collar de perlas en la orilla, de una estrecha vincha. El cuello-está cubierto con una especie de pañuelo triangular al cual están prendidas veintidós pequeñas borlas. Estas borlas, y el aspecto general del tocado, me recordaban fuertemente lo que había leído acerca de las manzanas y granadas en las túnicas de los antiguos Sumos Sacerdotes hebreos”. (Lee, pág. 32-33).

Los incas “también tenían un año lunar de 354 días, al cual ellos agregaban 11 días para hacerlo corresponder con el año solar. Este comenzaba el 22 de junio, después de la cosecha, y era inaugurado con un festival llamado ‘Intip Raymi’, cuando se ofrecían sacrificios y el pueblo banqueteaba. Hay una extraordinaria semejanza entre este año lunar de los peruanos y el año sagrado de los hebreos. Este último tiene también 354 días y se le agrega un mes cada tercer año. Empezaba poco después que el primer grano estaba maduro y era inaugurado con un festival, la así llamada fiesta de la siega. (Éxodo 23:16; Lev. 23: 9-10; Deut. 26:10). Se necesita una porción grande de credulidad para creer que esta semejanza es debida solamente a la casualidad”. (Sjodahl, p. 314).

“Los pueblos (incas) estaban divididos en ‘chuncas’ compuestas de diez familias. Diez chuncas, cien familias, forman una ‘pachaca’. Diez pachacas, forman una ‘huaranca’, y diez huarancas, diez mil familias, era un ‘hunu’. Por consiguiente, un hunu consta de cincuenta mil individuos si contamos cinco personas por familia. Cada una de estas divisiones tiene sus propios oficiales. El deber del presidente de las pachacas era ver que toda familia tuviera semilla para sembrar y material del cual hacer ropa, etc. Eran responsables también por la moral del pueblo bajo su autoridad, teniendo que reportar los delitos a los oficiales superiores, quienes tenían el deber de castigar a los infractores.

“La división de la población en chuncas, pachacas, huarancas y hunus, nos recuerda la división de las Diez Tribus de Israel en diez, cincuenta, cientos y miles con ‘caporales’ sobre cada división (Éxodo 18: 21; Deut. 1:15: y quizás Lev. 26:26 donde aparece que cada 10 familias compartían un horno). (Sjodahl, pp. 299-301).

Hay también entre los indios americanos un número grande de locuciones proverbiales, que parecen haber venido de fuente hebrea.
1) “¿Nos borrarás para siempre. Oh Señor?” (Prescott, México 1:54).
“Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. (Salmos 16:10).
2) “Concédenos, por tu gran misericordia, los dones que no somos merecedores de recibir por medio de nuestros propios méritos”. (Prescott, México 1: 54). “No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas: anticípennos presto tus misericordias, porque estamos muy abatidos. Ayúdanos, Oh Dios, salud nuestra, por la gloria de tu nombre: Y líbranos, y aplácate sobre nuestros pecados por amor de tu nombre”. (Salmos 79:8-9).
3) “Guarda la paz con todos”, (ibídem). “Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios”. (Mateo 5:9; III. Nefil2:9).
4) “Soportad las injurias con humildad”, (ibídem). “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia; porque de ellos es el reino de los cielos”. (Mateo 5:10; III Nefi 12:10).
5) “Dios, que todo lo ve, os vengará”, (ibídem). “Mas tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público”. (Mateo 6:6 cf. 6:18; III Nefi 13:6, 18).
6) “El que mira muy curiosamente a una mujer, comete adulterio con sus ojos”, (ibídem).
“Mas yo os digo, que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. (Mateo 5:28; III. Nefi 12:28).
7) “La mujer que enviuda, dice Torquemada, si ella es joven, debe casarse con el hermano o pariente más cercano de su esposo”. (Los Indios, su Historia y sil Civilización”, Batres Jáuregui, p. 57; Smith, p. 99)

“Cuando hermanos estuvieren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado entrará a ella y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco”, (Deut. 25:5); Tomás W. Rrookbank (Imp, Era 14:983-988) muestra que las medidas de las ruinas en la América Central, cuando medidas en ‘codos’ (2.1.888 pulgadas) y sus divisiones (dígitos), pueden ser expresadas en múltiplos de cinco dígitos. Da un número de mediciones para mostrar que el sistema ‘codal-dígito’ debe haber sido usado por ellos. El ‘codo’ era la unidad ordinaria de longitud entre los hebreos.

“Landa dice en su libro, que algunos ancianos de Yucatán le relataron la historia, transmitida por muchas generaciones, que. los primeros pobladores habían venido del este por agita. Estos navegantes eran unos ‘a quienes Dios había libertado abriendo para ellos doce caminos en el mar’. Si hay alguna verdad en esta tradición., estos progenitores pueden haber sido una de las tribus perdidas de Israel. Un lado interesante de esta hipótesis es la semejanza, claramente semítica, de algunas de las escultiiras y murales encontradas en Chichen-Itzá y en otras antiguas ciudades mayas. La dignidad de las fases y serena pose de estos grabados o pinturas es sorprendentemente hebraica. En un artículo escrito por el señor Eduardo Huntington para la revista ‘Harper, se hace referencia a la semejanza judía de los modernos mayas, y yo he notado la similitud. Un “escritor prominente de Yucatán, considera la posibilidad del origen judío para los mayas, siendo la más sólida de las varias teorías que yo he mencionado”. (T. A. Willard,. “La ciudad del Pozo Sagrado”, pp. 35-36, y nota, véase también la fotografía enfrentando p. 36).

Esta entrada fue publicada en Sin categoría y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

1 Response to Siete afirmaciones y evidencias del Libro de Mormón

  1. Avatar de Pedro Alvarez Pedro Alvarez dice:

    Hola soy de Venezuela y ahora vivo en EEUU en una oportunidad fui a un museo en barquisimeto una ciudad de nuestro país la guía me encontré con un tour de vitrinas en ellas habían armas de las diferentes épocas de las civilizaciones que habían precedido a nuestro pueblo en esos días acababa de leer el libro de Mormón casi x completo y la similitud de la historia relatada por la guía turística al hablar de cada tipo de armas con las que se describían en el libro eran idénticas eso entre otras cosas de ese museo que daban evidencia exacta de la veracidad de las historias del libro y sus civilizaciones a parte de la sensación de testimonio que me hizo sentir el Espíritu……..

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario