José Smith: Un Verdadera Profeta de Dios

José Smith: Un Verdadero
Profeta de Dios

Agradezco la oportunidad que se me brinda para hablarles acerca de un gran hombre y también para expli­carles los logros que tuvo durante su vida los cuales mues­tran que Dios lo guió y lo dirigió y lo utilizó como profe­ta para guiar a los pueblos de la tierra en estos últimos días.

Ese hombre fue José Smith, el profeta Mormón, cuya vida fue extinta por manos asesinas a la temprana edad de 38 años y medio. Sin embargo, durante su vida terrenal logró mucho más de lo que la mayoría de nosotros hubiésemos logrado si habríamos vivido doce veces más que él.

José Smith—Un Hombre
de Grandes Logros e Influencia

Empezaré con un breve resumen de todas sus realiza­ciones que son notables y que incluyeron 17 diferentes campos de actividad.

Primero: Los Santos de los Últimos Días consideran a José Smith como un Profeta, Vidente y Revelador. Este fue su mas grande llamamiento. Mi presencia esta noche tiene como objeto proporcionarles evidencia y testimonio de que realmente fue un profeta y el portavoz de Dios aquí en la tierra.

Segundo: José fue un Organizador Eclesiástico y un Líder Religioso. Organizó La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Fue un administrador capaz, que se preocupó por las necesidades tanto espirituales como temporales de su pueblo. La organización eclesiás­tica que estableció ha sido considerada durante mucho tiempo como un modelo de eficiencia y aún hoy día fun­ciona de manera efectiva y sigue dirigiendo a la Iglesia después de 150 años. La iglesia fundada por él cuenta con más de once millones de miembros y es una de las que tiene un mayor crecimiento en el mundo en la actualidad.

Tercero: José fue un Educador. A pesar de haber recibido sólo una educación básica en escuelas públicas, José Smith fue autodidacta y sabía la importancia de una educación apropiada. Estableció escuelas para la juventud de la Iglesia en los estados de Ohio, Missouri e Illinois. Fue el iniciador del movimiento de educación para adul­tos en los Estados Unidos y estableció la primera escuela para adultos en América. Estudió Hebreo y consiguió un instructor para enseñar el idioma Hebreo a otros líderes de la Iglesia. Cuando se preparó la cartografía de la Ciudad de Nauvoo, Illinois, él propició medidas y se manifestó en pro del establecimiento de una Universidad, diciendo que: “la Universidad de la Ciudad de Nauvoo nos permitirá enseñar a nuestros hijos sabiduría e instruirlos en todo el conocimiento y aprendizaje en las artes, las ciencias y profesiones doctas”. José buscaba que su pueblo estu­viese siempre mejor educado tanto en las cosas de Dios como en las cosas de los hombres y advirtió: “Es imposi­ble que el hombre se salve en la ignorancia”.

Cuarto: José Smith fue un Autor: Como siervo inspi­rado del Señor, José dio a conocer el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. También escribió una historia de la Iglesia exacta y comprensiva, que incluye más de 3,000 páginas impresas y numerosos artículos en los primeros periódicos de la Iglesia. Existe una gran cantidad de personas que han producido materi­al escrito en grandes cantidades, sin embargo no ha habido literatura alguna escrita que supere la grandeza y profun­didad del material escrito por el Profeta.

Quinto: José Smith fue el Editor de los periódicos de la Iglesia, el Times and Seasons, durante aproximadamente un año, iniciando en febrero de 1842. Continuó en esa misma posición hasta en tanto las exigencias de gran responsabilidad en los asuntos de la Iglesia hicieron que dejara su puesto. Durante el período que José fungió como editor, el periódico contribuyó en forma importante a la historia y doctrina de la Iglesia, incluyendo la primera publicación del Libro de Abraham, la carta Wentworth, el inicio de la Historia de la Iglesia, etc.

Sexto: José Smith fue un Historiador. En su vida adul­ta, José fue extremadamente cuidadoso en mantener un recuento exacto, tanto de sus actividades personales como de los compromisos de la Iglesia. Su testimonio publica­do abarca seis volúmenes prolijos y se ha encontrado ser altamente preciso. No sólo guardaba registros, sino que se encargó de que otros fuesen nombrados historiadores de la Iglesia. A causa de estudiar el Libro de Mormón, José tam­bién llegó a ser una autoridad en la historia de la antigua América. Los hallazgos de arqueólogos en las décadas recientes han respaldado claramente las declaraciones históricas hechas por José Smith hace más de 100 años.

Séptimo: José Smith fue un Traductor: Mediante la inspiración dada a través del Urim y Tumim, José tradujo el Libro de Mormón. También tradujo el Libro de Abraham de antiguos papiros y el Registro de José. Otra importante contribución de José Smith fue la Revisión Inspirada de la Santa Biblia. Las traducciones hechas por él son una contribución muy preciada en el terreno de la teología y del entendimiento religioso.

Octavo: José Smith fue un Docto en la Biblia. Poseía un entendimiento profundo de la Biblia. En repetidas oca­siones daba explicaciones y exégesis de pasajes de las escrituras, y se manejaba perfectamente en debates con ministros. Aprendió el idioma Hebreo y estuvo capacitado para formular el significado original de los pasajes tal como se encontraron en manuscritos antiguos. Parece ser que también estuvo familiarizado en forma íntima, con muchos de los personajes Bíblicos porque habían apareci­do ante él en visiones. Dejó un registro de sus comunica­ciones con personajes tan admirables como Adán, Seth, Abraham, Elías, Juan el Bautista, Pedro, Santiago, Juan, Pablo y de los doce discípulos de Jesucristo. ¿No es algo maravilloso que fuese un docto de la Biblia con fuentes como éstas?

Noveno: José Smith fue un gran Maestro: La efectivi­dad de un maestro se juzga a menudo por el tipo de per­sonas que lo siguen y se adhieren a sus enseñanzas. Los seguidores de José fueron eruditos como Sidney Rigdon, Orson Pratt, John Taylor y Willard Richards; grandes líderes como Brigham Young, Heber C. Kimball y Charles C. Rich; y grandes maestros y teólogos como Wilford Woodruff y Parley P. Pratt. También lo seguía gente común y se mantenían fieles a cada una de las cosas que decía. Muy pocos maestros han tenido tantos seguidores que hayan registrado en forma cuidadosa los comentarios y enseñanzas de su mentor como los tuvo José Smith. Fue un gran orador y un maestro, y era capaz de mantener a sus audiencias embelesadas durante largos períodos de tiempo—conmoviéndolas hasta la risa o el llanto- pero principalmente para motivarlos a cambiar sus vidas.

Décimo: José Smith fue un Filósofo. A excepción del Salvador, ningún otro hombre ha hecho tanto a fin de pro­porcionar a la humanidad una respuesta realista y exacta a las grandes preguntas de la vida como lo hizo José Smith. Definió al mundo la naturaleza de Dios y en contraste, la naturaleza y la realidad de Satanás. Dio a la humanidad un entendimiento claro de la vida antes de venir a la tierra; el propósito de la vida terrenal, la naturaleza de la muerte así como de la resurrección y la vida después de ésta. Definió la relación del hombre con Dios y reveló las posibilidades que tiene la humanidad en la vida venidera. Contestó la añeja pregunta: “¿Qué es la verdad?” y reveló aquéllas virtudes que llevarán al hombre a un bienestar mayor y que le permitan hacer el mayor bien a sus semejantes. Fue el portavoz de Dios, y como portavoz, trajo las soluciones a los problemas sobre los cuales infinidad de filósofos han debatido durante siglos. Su contribución a la filosofía fue inmensa.

Décimo primero: José Smith fue un Urbanista: En 1833 José trazó un plano para la propuesta Ciudad de Sión, el cual contemplaba amplias avenidas con carreteras convergiendo hacia los cuatro puntos del compás. Disponía de lugares para negocios y para la iglesia a unas cuantas cuadras de cada hogar; la restricción de edificios de aspecto desagradable en áreas frontales, así como ter­renos para casas con grandes patios para jardines u otras necesidades domésticas. El Plano de urbanización trazado por el Profeta se utilizó como base para “la ciudad her­mosa” de Nauvoo, Illinois. Su plano también sirvió como modelo para muchas de las ciudades del occidente que los Santos establecieron.

Décimo segundo: José Smith fue un Arquitecto: José Smith realizó los planos preliminares y el diseño para los templos de Kirtland, Nauvoo y Jackson County. También supervisó la mayor parte de la construcción de los temp­los construidos durante su vida. Fue un trabajo hecho por inspiración, dado que José dijo cómo había visto el Templo de Nauvoo en una visión e insistió en que el edi­ficio fuese construido como se le había mostrado por rev­elación.

Décimo tercero: José Smith fue un Líder Cívico y Político. José Smith fue nombrado presidente municipal de Nauvoo en 1842 y él desarrolló y convirtió a la ciudad en la más grande de Illinois. La carta trazada para la ciu­dad fue un trabajo monumental, que sirvió para proteger a su gente y promover el crecimiento rápido de la ciudad.

En 1844 fue candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Los santos entonces no habían encontrado a un candidato presidencial de quien pudiesen esperar un trato justo. También se encontraban en una posición difícil en la política local: debido a que eran bastantes y tenían sufi­ciente poder de voto para elegir o derrotar a cualquiera de los dos partidos en la política estatal, pero sabían que si apoyaban a un cierto partido, esto les atraería un trato áspero y persecución de aquéllos a quienes no habían apoyado. Debido a esta situación y porque conllevaría publicidad a nivel nacional lo que serviría para ampliar y favorecer los esfuerzos misionales de la Iglesia, José fue candidato presidencial de los Estados Unidos. Su platafor­ma a largo plazo incluía reformas al sistema carcelario, un plan para la abolición de la esclavitud, revisión de los métodos para el trato a desertores de la milicia, un sistema bancario nacional, la anexión de Oregon y Texas, facultad presidencial para suprimir las chusmas, una mayor economía en el gobierno, y la reducción de la proporción de remuneración del Congreso. Su muerte prematura sobrevino durante la campaña y le impidió llevar su caso a los comicios.

Décimo cuarto: José Smith fue un Líder Militar. José fue responsable de dos grandes acciones militares. La primera en 1843 cuando encabezó a un grupo de doscien­tos cinco soldados Mormones durante una marcha de 1,000 millas de Kirtland, Ohio a Independence, Missouri. El grupo conocido como Zion’s Camp, buscaba volver a establecer a los Santos en sus hogares de donde habían sido sacados por la chusma. Después, el Profeta llegó a ser un general en la milicia estatal de Illinois y comandante de la Legión de Nauvoo. Bajo su dirección, la legión se con­virtió en una unidad altamente disciplinada y capaz, y era el orgullo de la milicia estatal.

Décimo quinto: José Smith fue un Economista. Su contribución en el campo de la economía fue muy vasta. En 1831 estableció la Orden Unida—un plan de vida comunal que funcionó en Thompson, Ohio así como en otras comunidades. En 1836 ideó un sistema bancario especial basado en pagarés, lo cual ayudó durante un tiem­po a resolver las necesidades en la economía de los Santos, la cual se extendía en forma rápida hacia Kirtland, Ohio. Cuando los Santos comenzaron a edificar la ciudad de Nauvoo, José los dirigió. Establecieron granjas comu­nales, tiendas y fábricas a fin de fomentar el crecimiento de la comunidad. José vio la importancia de la manufac­tura e hizo énfasis en el hecho de que éste sería el medio para evitar la pobreza y el desempleo en Nauvoo. El Profeta entendía de finanzas, y pudo aplicar los principios de economía para el bienestar de su pueblo.

Décimo sexto: José fue un Científico. Se interesaba en la astronomía y reveló grandes cosas en relación a varios planetas, el sistema de revoluciones que gobernaba su tiempo así como la naturaleza de la luz. Entendía la natu­raleza de la creación de la tierra y habló acerca de la nat­uraleza eterna de los elementos. Produjo innumerables enseñanzas concernientes a las culturas Americanas antiguas, así como la existencia de los metales, el cemen­to y animales como el caballo y los elefantes y tales enseñanzas han sido comprobadas por arqueólogos y antropólogos. La Palabra de Sabiduría, el código de salud de los Mormones fue también una contribución científica hecha por el profeta José Smith.

Décimo séptimo: José fue un gran Humanista. José Smith buscó siempre el bienestar de la humanidad. Su plataforma política contemplaba reformas para la absolu­ción de los convictos; su plataforma política haría que las penitencias fuesen “seminarios de aprendizaje”. Su plan también contemplaba el pago por parte de los dueños de los esclavos a fin de que éstos pudiesen ser liberados. Buscó la eliminación de las clases sociales y sostenía que los gobiernos deberían “hacer menos distinción entre la gente”. La súplica de José fue de que el gobierno debería “otorgar a cada hombre su libertad constitucional”. Aparte de su plataforma política, sus ideas humanitarias fueron también expresadas de otras maneras, como por ejemplo: fue un defensor de los derechos de la mujer, y la organi­zación de la Sociedad de Socorro de Nauvoo en 1842 fue un acto que sobrepasó en mucho, a otros movimientos para el bienestar de la mujer en los Estados Unidos.

¿Qué Americano en la Historia
Ha Ejercido una Influencia Más Poderosa
Sobre Sus Compatriotas?

Verdaderamente, José Smith fue un hombre extraordi­nario -una persona de logros asombrosos, que en su corta vida hizo mucho más de lo que el resto de nosotros prob­ablemente pudiésemos lograr. Josiah Quincy, un no-miembro de la iglesia escribió lo siguiente acerca del Profeta Mormón, sólo un mes y medio antes de su muerte:

15 de mayo de 1844 No es de ninguna manera improbable que en algún libro de texto que en el futuro usarán generaciones todavía por nacer, habrá esta pregunta: ¿Qué Americano en la historia americana del siglo dieci­nueve ha ejercido una influencia más poderosa en los destinos de sus coterráneos? Y sin lugar a dudas la respuesta no podría ser otra que José Smith, el Profeta Mormón. Y tan absurda como pueda parecer la respuesta a la mayoría de las personas en la actualidad, sería obviamente un lugar común para sus descendi­entes. La historia está hecha de sorpresas y paradojas, tan sorprendente como ésta.1

Sin embargo estoy aquí para hablarles no sólo de los logros tan importantes que este gran hombre tuvo en el campo del aprendizaje temporal y empeño, sino para dar­les testimonio de que José Smith fue en verdad un profeta de Dios, el portavoz de Dios aquí en la tierra llamado para transmitir instrucciones divinas al mundo.

Mi deseo es compartir con ustedes algunas de las pro­fecías hechas por José Smith que se han cumplido y tam­bién algunas de las experiencias tan notables que sucedieron durante su vida que muestran que verdadera­mente estaba siendo guiado y dirigido por Dios.

Cumplimiento de las Profecías
la Prueba de un Profeta

Pero déjenme leerles primeramente, algo que escribí al principio de mi libro “Las Profecías de José Smith” que habla de cómo saber si un profeta es un profeta verdadero de Dios.

Dos hombres estaban parados afuera de la casa del Señor ante una gran congregación ávida por escuchar. El momento era muy tenso, dado que cada uno de ellos iba a hacer una declaración importante en un asunto de impor­tancia nacional. La audiencia Judía sabía que ambos afirmaban ser profetas—portavoces del Señor, Dios de Israel, sin embargo sus mensajes eran opuestos. Uno de ellos llamado Hananiah, habló sobre la paz y prometió que en dos años terminaría la opresión que sufrían por parte del enemigo del norte. El otro llamado Jeremías, desafió sus palabras y dijo que la opresión continuaría. ¿Cuál mensaje era el verdadero? Obvio era el hecho de que alguno de estos dos hombres no era un siervo de Dios, sino un impos­tor—un actor político puesto para engañar al pueblo. ¿Cómo podría saber la congregación a quién seguir y obedecer? Entonces Jeremías propuso lo siguiente:

Cuando se cumpla la palabra del profeta, entonces será conocido como el profeta que Jehová en verdad envió.

Por lo tanto, un siervo de Dios claramente aplicó la prueba que identificaría a un profeta verdadero del Señor—las cosas que profetice se cumplirán. Que prue­ba tan sencilla, y es la voluntad de Dios que la aplique­mos, porque el Señor ha revelado previamente su opinión sobre los profetas falsos y los verdaderos:

Porque el profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien no le haya man­dado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.

  • si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?
  • si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.

Así que conforme les digo de las profecías hechas por José Smith, les invito a que apliquen la prueba del cumplimiento de las profecías de la Biblia.

Los Pensamientos Ocultos de Oliverio Cowdery
Revelados a Través de José

Empezaré con tres incidentes que muestran cómo Dios atrajo hombres hacia José y los ayudó a reconocer que José fue verdaderamente el siervo autorizado de Dios sobre la tierra, con un cometido inspirado de restaurar la iglesia verdadera de Jesucristo y diseminó el evangelio de Cristo por toda la faz de la tierra.

En la primavera de 1829, José estaba en Harmony, Pennsylvania, trabajando en la traducción del Libro de Mormón. En la ciudad de donde era originario José, Palmyra, Nueva York, los miembros del consejo de la comunidad pensaron que sería apropiado contratar a un nuevo maestro para el distrito escolar y el nombre de este maestro era Oliverio Cowdery. Como era la costumbre en esos días, el maestro se quedaba en casa de alguno de los alumnos. Dado que la habitación de José estaba desocu­pada, Oliverio se quedó en la casa de los Smith. Casi inmediatamente al llegar, Oliverio comenzó a escuchar rumores de los vecinos y los niños, acerca de las planchas de oro y de la traducción que José estaba haciendo. Quiso saber más y le preguntó a la familia Smith acerca de las actividades de José, pero durante muchos días declinaron darle información alguna. Finalmente el padre de José le dio una breve explicación del origen de las planchas y del trabajo que José estaba llevando a cabo. Después de la explicación dada por el padre de José, Oliverio comenzó a recibir señales que cambiaron completamente el curso de su vida. Esto es lo que la historia registra acerca de Oliverio:

Poco después de haber recibido esta información, le dijo al Sr. Smith que estaba muy complacido con lo que había escuchado de tal forma que había estudiado en forma profunda el asunto durante todo el día, y que tenía la idea fija en su mente de que debería tener el privilegio de ser un escribiente para José. Además, le dijo que había decidido visitarlo al final del curso en la escuela.

Al día siguiente, dijo: “El asunto del que ha­blábamos ayer parece que está trabajando muy dentro de mí y no puedo, ni por un momento, sacarlo de mi mente; finalmente he resuelto hacer lo siguiente: Entiendo que Samuel irá a Pennsylavania para pasar la primavera con José; haré arreglos para estar listo y lo acompañaré cuando se alivie; porque he orado y creo firmemente que es el deseo del Señor que vaya. Si hay algo que tenga que hacer en todo esto, estoy decido a llevarlo a cabo”.

El padre de José dijo a Oliverio que si Dios tenía un trabajo para él, podría buscar y obtener un testimonio de la misión del Señor que estaba a punto de llevar a cabo. Por lo tanto, Oliverio oró al Señor y recibió un testimonio del Espíritu, pero aparentemente no le dijo nada a nadie, pero su comportamiento cambió inmedi­atamente y “Desde entonces, Oliverio estuvo comple­tamente absorto en el tema del Registro y parecía imposible que pudiese pensar o conversar de ninguna otra cosa.”4

Oliverio trabajó en Palmyra como maestro menos de un mes y después dejó su trabajo para ir a Harmony a reunirse con José. Estuvo acompañado por Samuel Smith, el hermano mayor de José, que contaba con 21 años de edad.

Caminaron desde Palmyra, New York hasta Harmony, Pennsylvania en abril, cuando el clima era húmedo y no muy agradable soportando lluvias, heladas, desheladas y en forma alternativa dejando atrás carreteras completa­mente imposibles de transitar. José no sabía nada acerca de la llegada de Oliverio, pero sí sabía que se le enviaría a un escribiente. José había orado al Señor tres días antes de la llegada de Samuel y Oliverio, para que le fuese envia­do un escribiente y la respuesta fue que en unos pocos días le llegaría un refuerzo. Así que cuando Oliverio se pre­sentó con José y le dijo a lo que venía, José no se sor­prendió. Sin embargo, fue hasta varios días después, que Oliverio creyó sin reserva alguna que José era en verdad un profeta de Dios. Oliverio le dijo a José que preguntara y que decidiera la voluntad del Señor acerca de su per­sona. En una revelación dada a José a nombre de Oliverio, el Señor le dijo:

Te digo estas cosas para que te sean por testimonio de que las palabras, o la obra, que has estado escribi­endo son verdaderas.

De cierto, de cierto te digo: Si quieres más testimo­nio, piensa en la noche en que me clamó tu corazón a fin de saber la verdad de estas cosas.

¿No hablé paz a tu alma concerniente al asunto? ¿Qué más testimonio puedes tener que el que viene de Dios?

Y ahora, he aquí, has recibido un testimonio; pues si te he dicho cosas que ningún otro hombre sabe, ¿no has recibido un testimonio?

Después José registró el testimonio de Oliverio:

Después de haber recibido esta revelación, Oliverio Cowdery me dijo que después de haber sido huésped en la casa de mi padre y después de que la familia le había comunicado que yo había obtenido las planchas, esa misma noche cuando ya se había retirado a su aposento, oró al Señor para saber si las cosas habían sido de tal manera y el Señor le manifestó que eran ver­daderas, pero que él, Oliverio, había guardado eso como un secreto y no había mencionado nada a nadie; así que después que fue dada esta revelación, él supo que el trabajo era verdadero porque ningún ser viviente sabía de las cosas aludidas en la revelación, solamente Dios y él mismo.

José Predice acerca de los
Movimientos de David Whitmer

Les contaré una experiencia que sucedió aproximada­mente dos meses después. Durante esos dos meses en que Oliverio asistía a José como escribiente, vieron que la oposición por parte de algunos fanáticos religiosos en la zona de Harmony se convertía en persecución. Un día, a finales de Mayo de 1829, cuando José traducía el Libro de Mormón por medio del Urim y Tumim, recibió, en lugar de la traducción, una orden y una advertencia del Señor. La orden fue que redactara una carta a una persona con el nombre David Whitmer, quien vivía en Waterloo, Nueva York, solicitándole que viniera de inmediato con su trans­porte de yunta para llevar a José y a Oliverio a su propia residencia, porque gente mala quería matar a José. José no conocía a David Whitmer, pero Oliverio lo había conoci­do superficialmente. David había mostrado cierto interés en el trabajo que José estaba haciendo y Oliverio decidió escribirle.

¿Podrán imaginarse cómo recibió la familia Whitmer la carta que José les había enviado? Solicitaba que hicieran un viaje de ida y vuelta de 272 millas, recoger a José, Oliverio y a Emma, la esposa de José, llevarlos a su casa por un período indefinido de tiempo y participar en un tra­bajo del cual ellos no sabían absolutamente nada, excepto por los muchos rumores que circulaban en la zona. El padre de David Whitmer le sugirió a David que no fuera a menos de que recibiera un testimonio de Dios de que era absolutamente necesario que fuese. Déjenme narrarles los eventos que sucedieron días después, conforme David recibía el testimonio de Dios:

Esta sugerencia había complacido a David, y pre­guntó al Señor le diera un testimonio de que debería ir por José, y le fué dicho por la voz, del Espíritu que fuera tan pronto el trigo fuese cultivado. A la mañana siguiente David fue al campo y se dio cuenta que tenía dos días de arduo trabajo por delante. Luego se dijo a sí mismo que si podía hacer el trabajo de una manera más rápida de lo que anteriormente se había hecho en la granja, que ésta sería una prueba que era la volun­tad del Señor y que haría todo lo que estuviera a su alcance para ayudar a José en el trabajo en el cual estaba enfrascado. Después amarró los caballos al escarcificador y en lugar de dividir el terreno como normalmente lo hacen los granjeros, manejó la yunta alrededor del mismo, y continuó haciéndolo hasta el mediodía, cuando al tomar un receso para la comida, miró alrededor y para sorpresa suya vio que había arado la mitad del trigo. Después de la comida continuó haciendo lo mismo y al atardecer ya había termina­do el trabajo de dos días.

Cuando su padre fue al campo esa misma tarde, vio que el trabajo se había terminado y exclamó: “Debe haber una mano dominante en todo esto, y creo que sería mejor que fueras a Pennsylvania tan pronto como tu yeso blanco sea sembrado”.

A la mañana siguiente, David tomó una medida de madera y la puso bajo su brazo y fue a sembrar el yeso que había dejado dos días antes apilado cerca de la casa de su hermana, pero al llegar al lugar, descubrió que había desaparecido! Corrió hacia la casa de su hermana y le preguntó qué había pasado. Sorprendida dijo su hermana: “¿Por qué me preguntas, que no estaba ya sembrado desde ayer?”

“No que yo supiera”, contestó David.

“Estoy sorprendida”, contestó su hermana, “porque mis hijos me suplicaron antes de mediodía, que fuera a ver a los hombres que estaban trabajando en el campo, y me dijeron que nunca antes habían visto a nadie tra­bajar tan rápido. Fui y vi a tres hombres trabajando en el campo, como me habían dicho los niños, pero suponiendo que tu los habías contratado por la prisa que tenías, inmediatamente regresé a casa y ya no puse más atención en el asunto.”

David preguntó a mucha gente sobre este asunto, tanto a sus parientes como a los vecinos, pero nadie supo quien había hecho el trabajo. No obstante, la familia estaba convencida que había algo de sobrenat­ural en este extraño caso.

David inmediatamente se enfiló a Pennsylvania y en dos días ya se encontraba allá y los caballos no habían sido lesionados en lo más mínimo, a pesar de que la distancia era de ciento treinta y cinco millas. A su llegada, necesitaba presentarse con José dado que era la primera vez que se encontraban.”

A pesar de la forma tan acelerada en que David preparó su viaje hacia Harmony, su inanunciada llegada ya había sido anticipada por el Profeta. Para su sorpresa, David encontró a José y a Oliverio esperándolo a corta distancia de la ciudad. Más asombrado estuvo al descubrir que el Profeta había predicho a su escribiente los pasos que David daría. Después les contó a otros miembros de la Iglesia de la forma en que se habían reunido diciendo:

Cuando llegué a Harmony, José y Oliverio, me abordaron y se reunieron conmigo a cierta distancia de la casa. Oliverio me dijo que José le había informado cuando yo había salido de casa, dónde había dormido la primera noche, cómo había leído el anuncio en la taberna donde había dormido la noche siguiente, etc., y que llegaría ese mismo día antes de la cena y que por esto habían salido a recibirme; todo esto era exacta­mente igual a como José le había dicho a Oliverio.

Después de que José, Emma y Oliverio llegaron al hogar de los Whitmer, el trabajo sobre la traducción del Libro de Mormón continuó de una forma más rápida, y se terminó en el verano de 1829. Al poco tiempo se publicó y la Iglesia fue restaurada de acuerdo con el mandamien­to del Señor el 6 de abril de 1830.

Un Abogado Incitado
a Liberar al “Ungido de Dios”

El trabajo misional comenzó inmediatamente y una de las primeras ramas que se establecieron fue en el área cerca de Harmony, Pennsylvania en una pequeña ciudad llamada Colesville. José, junto con otras personas, visitó la ciudad de Colesville en varias ocasiones; predicaron el evangelio allí y tuvieron conversos. En junio de 1830, lle­garon a Colesville para efectuar un servicio bautismal. Un arroyo fué bloqueado, pero la persecusión de los ministros sectarios había aumentado conforme había más conversos en el zona, así que una chusma quebró la presa.

Dos días después, un policía vino y detuvo a José por “conducto incontrolado al construir la presa”, y lo obligaron por un juicio. En esos días si una persona quería estorbar las actividades de otra, una manera fácil era jurarse sobre una demanda legal. La maquinaria legal era tan despacio y enredado que eso causó que una per­sona detenida se quedó encarcelado por muchos días antes de que se encontró inocente de las demandas hechos contra él. Esa táctica se usó frecuentemente con­tra José Smith, aunque una y otra vez se encontró inocente cuando por fin se pasó el juicio.

En esa ocasión José Knight, un amigo del profeta José Smith, buscó ayuda legal de su vecino, Juan Reed, quién sabía las leyes. Señor Reed, por no conocer el profeta, no quiso ayudarlo. Pero se le reveló un testimonio que era importante para él a hacerlo. Así escribió él sobre este asunto:

Yo estaba tan ocupado en esa ocasión, cuando el Señor Smith me mandó a buscar, pues me era casi imposible atender el pleito, dado que yo jamás había conocido al Señor Smith, tomé la decisión de no acudir a su llamado. Pero después de hacer esta decisión, me pareció que alguien me decía, “¡Debes de ir, y liberar al Ungido de Dios!” Suponiendo que era el hombre que fue mandado a mí, yo dije, “¿El Ungido de Dios?” Él se asustó por ser enfrentado así, y respondió, “¿Qué significa eso, Señor? Yo no dije nada del Ungido de Dios.” Fui convencido que él dijo la verdad, porque estas pocas palabras llenaron mi mente con sentimientos singulares, los cuales jamás he sentido; y pronto me dirigí al lugar del juicio. Mientras me metí en el caso, esos sentimien­tos aumentaron, y cuando me tocó a hablar, fui inspi­rado a hablar con una elocuencia que era completa­mente nueva para mí, y que era poderosa e irre­sistible.

Otra vez, el Espíritu Santo había testificado del divino llamamiento de José Smith.

Orson Hyde a Irse a Jerusalén

De vez en cuando un profeta puede predecir las acciones futuras de sus amigos y asociados. José Smith hizo esto en varias ocasiones, profetizando acontecimien­tos que pasaron muchos años después que sus palabras fueron dichas aún a hombres que él no conoció antes.

Temprano en 1831, José mudó a la área de Kirtland, Ohio. Era el otoño de 1831 que un convertido fue bauti­zado, cuyo nombre fue Orson Hyde. José Smith confirmó a este miembro de la iglesia y le dio una bendición en el cual dijo:

En poco tiempo irás a Jerusalén, el país de mis abue­los, y serás un vigilante para la casa de Israel; y por medio de tus manos el Mas Alto hará un trabajo grande, el cual preparará el camino por, y hará más fácil la juntada de, ese pueblo?

Orson Hyde subió rápidamente en los rangos de la Iglesia, y era uno de los miembros originales del Quórum de los Doce Apóstoles. Llenó misiones a Nueva York, Canadá y a Inglaterra.

Durante la conferencia de Abril, 1840, en Nauvoo, Orson Hyde fue llamado a una misión a Palestino. Caminó a los estados del Este por medio del trabajo para ganar dinero para irse a su misión.

Su compañero lo abandonó, y Orson se encontró en una situación difícil, todavía sin dinero para hacer la jornada. Su pasaje tras el mar fué posible por un extranjero que le llegó a él un día y le dio una bolsa de oro. En el 24 de Octubre, 1841, Orson Hyde se paró en el Monte de Olivos y dedicó el país de Palestino por la reunión de los esparcidos de Judá. Los santos de los últimos días que estudi­aron la historia de Israel recuerdan ese acontecimiento como el principio del regreso de los Judíos a lo que llegó a ser la nación de Israel hoy.

Recién vi una programa en la televisión mostrando la dedicación del Memorial de Orson Hyde en Jerusalén que pasó en el 24 de Octubre, 1979, y yo vi al alcalde de Jerusalén participando y diciendo que todos que conocían la historia de Israel conocían bien la dedicación del país de Orson Hyde, y su profecía del regreso de los Judíos. Entonces vemos el cumplimiento literal de la profecía en 1831 de José que Orson haría un trabajo significante en preparar el camino para ese pueblo, y hacer más fácil el regreso de ellos.

Brigham Young a Gobernar la Iglesia

En el verano de 1832, en la vecindad de Mendon, Nueva York, se ganaron nuevos conversos. Tres de esos eran Brigham Young, su hermano Joseph Young, y Heber C. Kimball. En el otoño de ese año, los tres querían cono­cer personalmente el profeta José, y viajaron hacia el oeste en una carreta tirada por caballos y llegaron a Kirtland, Ohio en Septiembre de 1832. En el camino visitaron la casa de un miembro en Connfret, N.Y y allí, durante la noche, Brigham Young habló en lenguas—uno de las primeras ocasiones en nuestra historia que alguien en la iglesia habló en lenguas en esta dispensación.

Después de llegar a Kirtland, los tres aprendieron que José y sus hermanos estaban afuera cortando y cargando madera. Salieron para presentárselos, y José los invitó a una reunión de esa misma noche. Fue Brigham Young quien relató los acontecimientos de la reunión en estas pal­abras:

En la noche unos hermanos se juntaron, y plati­cábamos sobre los asuntos del reino. El me invitó a dar una oración; en mi oración hablé en lenguas. Tan pron­to que nos levantamos de las rodillas, los hermanos lo rodeaban a él, y le pidieron su opinión sobre el don de lenguas que cayó sobre mí. El les dijo que era el lenguaje puro de Adán. Algunos le dijeron que espera­ban que él iba a condenar el don que tenía el Brigham Young, pero él dijo: “No, es de Dios, y vendrá la hora cuando Brigham Young gobernará esta iglesia. “

Los estudiosos de la historia saben que Brigham Young era el presidente del Quorum de los Doce Apóstoles cuan­do asesinaron a José Smith, y que fue él quien luego llegó a ser el segundo presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Así se cumplió la profecía de José.

Las Profecías de José de la Guerra Civil de los
EE.UU. y de Guerras Futuras

Los profetas de Dios tienen el poder de ver agitaciones politicales mayores y tumultos de la naturaleza—cosas en que no tienen nada de control ni influencia. José Smith vio tal acontecimientos—cosas que pasaron mucho tiem­po después de su muerte. Por ejemplo, en el día de Navidad, 1832, José profetizó en detalle el principio de la Guerra Civil de los EE. UU. La revelación que contiene esta profecía se conoce como la sección 87 de La Doctrina y Convenios, y empieza con estas palabras:

De cierto, así dice el Señor concerniente a las guer­ras que pronto acaecerán, comenzando por la rebelión de Carolina del Sur, de las cuales finalmente resul­tarán la muerte y la miseria de muchas almas;

y vendrá el tiempo en que se derramará la guerra sobre todas las naciones, empezando en ese lugar.

Porque he aguí, los estados del Sur se dividirán en contra de los del Norte, y los estados del Sur llamarán a otras naciones, aun el país de la Gran Bretaña, como es llamado, y éstas también llamarán a otras para defenderse de otras naciones; y entonces se der­ramará la guerra sobre todas las naciones.,

La profecía contiene demasiado detalle para tratarlo en profundidad, pero lo importante es que entonces, 29 y medio años antes del principio de la Guerra Civil, José pro­fetizó su llegada, y correctamente indicó que empezaría con la separación del estado de Carolina Sur, y que Gran Bretaña participaría en la guerra con los estados del sur.

La profecía de José fue mencionado otra vez en una declaración que el anotó en el 6 de Septiembre de 1842. Escribió:

Yo profetizo, en el nombre del Señor Dios, que las dificultades que causarán el derramamiento de mucha sangre antes de la venida del Hijo del Hombre empe­zarán en Carolina del Sur.

Probablemente surgirán a causa del problema de los esclavos. Esto me lo declaró una voz mientras oraba sinceramente en cuanto al asunto, el 25 de diciembre de 1832.”14

Ciertamente, estos son dos de las profecías más signifi­cantes hechos por el profeta José.

La Caída de las Estrellas Predicho

Quiero compartir con ustedes otra profecía de José con­cerniente a una de las noches más notable en la historia. Era el otoño de 1833, mientras José predicaba en una reunión en Kirtland, en que el hizo esta declaración: “Cuarenta dios no pasarán antes que las estrellas caerán de los cielos.”

Un hombre allá no era miembro de la Iglesia, y dudó la profecía, entonces él la anotó, y empezó a contar los días. Sucedió que 39 días después de la predicción, un hermano en la iglesia de nombre de Joseph Hancock estaba cazan­do, y se perdió. Él y su compañero andaban hasta medi­anoche, cuando se encontraron en la casa de ese incrédu­lo. El hombre mostró sus notas acerca de la profecía de José, y preguntó al hermano Hancock qué pensaba de su profeta ya que habían pasado 39 días, y aún no se había cumplido la profecía. Hermano Hancock respondió cal­madamente, “Queda aún una noche mas, y si José así dijo, entonces las estrellas por ciertos van a caer esta noche. Esta profecía será cumplida.” El asunto inquietó la mente del hermano Hancock, y él vigiló esa noche, y llegó a ser conocido en todo el mundo como “la noche de las estrel­las cayendo.”

Los cielos fueron iluminados enteramente con los bóli­dos, y la cara del incrédulo al ver el espectáculo fué visto claramente por el hermano Hancock, quien dijo que este se volvió pálido como la muerte, y no habló una palabra.

La caída de las estrellas fué tan extensivo que fué visi­ble por todos los Estados Unidos, y ocurrió el 12 de Noviembre, 1833; pero José había profetizado de eso 40 días antes.

Profecías y Días Pentecostal en
el Templo de Kirtland

Uno de los períodos más interesante en la iglesia ocur­rió temprano en 1836, al llevar a cabo el cumplimiento del templo de Kirtland. Los santos sacrificaron mucho para edificarlo, y recibieron muchas bendiciones por eso. José profetizó a los apóstoles que grandes bendiciones serian derramadas sobre la iglesia, diciendo, “Si somos fieles, y vivimos por cada palabra que sale de la boca de Dios, me atrevo a profetizar que recibiremos una bendición que valdrá nuestro recuerdo, si nuestra vida sea tan larga como la de Juan el Revelador; nuestras bendiciones serán como unas que no realizamos antes, ni hemos recibido en esta generación.”

El cumplimiento de esta profecía fue un derramamien­to literal de las manifestaciones celestiales sobre los líderes y miembros de la iglesia que duró más que tres meses. En siete diferente ocasiones, por ejemplo, ellos tenían visiones del Señor. El primero de ellos, José escribió que

Los cielos se nos abrieron, y yo vi el reino celestial de Dios, y su gloria, estando en el cuerpo o no, no sé. Yo vi la belleza extraordinaria de la puerta por lo cual entran los herederos de ese reino, que era como llamas de fuego dando vueltas; también el trono resplandiente de Dios, sobre cual estaba sentado el Padre y el Hijo. Vi las calles hermosas de ese reino que tenían la apari­encia de ser pavimentado con oro. Vi los padres Adán y Abraham, y mi padre y mi madre, y mi hermano Alvin que hace mucho tiempo durmió. . .

Se recibieron visiones de ángeles y ministraciones de seres angelicales en numerosas ocasiones. Recibieron el don de lenguas y así lo registraron en diferentes oca­siones: “el don de lenguas nos llegó con gran fuerza, las voces de los ángeles se mezclaron con las nuestras, y llenaban nuestros corazones alabanzas sin cesar.” Uno de los hermanos vio que una columna de fuego se posó y permaneció sobre las cabezas de los presidentes de los Setenta y muchos de ellos profetizaron.

Se dedicó el templo el domingo 27 de marzo de 1836, y durante esa reunión el Espíritu se derramó sobre las autoridades de la iglesia esa noche. José había dado instrucciones sobre el espíritu de profecía y había dicho que utilizaran sus dones proféticos: “No apaguéis al espíritu, pues el primero que hable recibirá el espíritu de profecía”}9 De repente el Espíritu fue derramado como en el día de Pentecostés en tiempos del Nuevo Testamento y José escribió:

El hermano Jorge A. Smith se levantó y empezó a profetizar, cuando se escuchó un estruendo como el sonido de un viento muy fuerte y que llenó el Templo, y la congregación entera se levantó simultáneamente, impelida por un poder invisible; muchos empezaron a hablar en lenguas y a profetizar; otros vieron visiones gloriosas; y yo vi el templo lleno de ángeles, y así lo declaré a la congregación. La gente de los alrededores llegó corriendo (al escuchar un ruido inusual en el interior y al ver una luz brillante como una columna de fuego que descansaba sobre el Templo), y se maravil­laron de lo que estaba sucediendo.

Lorenzo Snow describió este acontecimiento así:

El Padre Smith presidía la reunión en la sección noroeste del Templo y después de haber comenzado la reunión cantando un himno, ofreció la primera oración durante la cual pidió que el Espíritu de Dios fuese der­ramado como en el día de Pentecostés. Después, durante los ejercicios de la mañana, el Espíritu vino; y no sabríamos decir si el Padre Smith había olvidado lo que había suplicado durante la oración o tal vez por el fervor que había en su corazón, no se percató de lo que estaba pidiendo. Nunca lo podremos averiguar, pero cuando el sonido llenó todo el templo, con una expre­sión de gran asombro elevó sus ojos exclamando: “Que sucede, ¿se está quemando la casa?” Pero luego comprendió lo que sucedía y fue llenado de un gozo indescriptible.

El clímax de este glorioso período de bendiciones espir­ituales y de investidura vino el primer domingo después de la dedicación del templo. Durante los servicios de la tarde, justo después de haber administrado la Santa Cena, José Smith y Oliverio Cowdery se retiraron detrás de la cortina que separaba el pulpito de la congregación, y se arrodillaron en solemne y silenciosa oración. Al levan­tarse, vieron al Salvador, como dice en D. y C. Sección 110:

El velo fue retirado de nuestras mentes, y los ojos de nuestro entendimiento fueron abiertos.

Vimos al Señor sobre el barandal del pulpito, delante de nosotros; y debajo de sus pies había un pavi­mento de oro puro del color del ámbar.

Sus ojos eran como llama de fuego; el cabello de su cabeza era blanco como la nieve pura; su semblante brillaba más que el resplandor del sol; y su voz era como el estruendo de muchas aguas, sí, la voz de Jehová que decía:

Soy el primero y el último; soy el que vive, soy el que fue muerto; soy vuestro abogado ante el Padre.

He aquí vuestros pecados os son perdonados; os halláis limpios delante de mí; por tanto alzad la cabeza y regocijaos.

Regocíjese el corazón de vuestros hermanos; así como el corazón de todo mi pueblo que con su esfuer­zo ha construido esta casa a mi nombre.

Porque he aquí, he aceptado esta casa, y mi nombre estará aquí; y me manifestaré a mi pueblo en miseri­cordia en esta casa.

Sí, apareceré a mis siervos y les hablaré con mi propia voz, si mi pueblo guarda mis mandamientos y no profana esta santa casa.

Sí, el corazón de millares y decenas de millares se regocijarán en gran manera como consecuencia de las bendiciones que han de ser derramadas, y la investidu­ra con que mis siervos han sido investidos en esta casa.

Y la fama de esta casa se extenderá hasta los países extranjeros; y este es el principio de la bendición que se derramará sobre la cabeza de los de mi pueblo. Así sea. Amén.

Y así terminó el período de investidura del cual José había profetizado. Al terminar, pronunció otra profecía la cual se está cumpliendo en varios registros como este:

Los hermanos continuaron exhortando, profetizando y hablando en lenguas hasta las cinco de la mañana. El Salvador se apareció a algunos de nosotros mientras los ángeles ministraban a otros, y fue un Pentecostés y una investidura que recordaremos durante mucho tiempo, porque el sonido saldrá de este lugar a todo el mundo y lo que sucedió aquí este día quedará registrado en las pági­nas de la historia secreta, para todas las generaciones, como en el día de Pentecostés.

El Condado de Jackson
Sería Visitado por Sangre y Fuego

Conforme la iglesia crecía, también aumentaba la oposición contra ésta, orquestada principalmente por min­istros de otros cultos. En el verano de 1838, José y otros líderes de la iglesia fueron encarcelados y permanecieron allí durante el invierno de 1838-1839 en la cárcel de Liberty, Missouri para que se pronunciase alguna acusación. Los santos habían sido perseguidos encar­nizadamente y echados del Condado de Jackson, Missouri. José contrató a un abogado, Alexander Doniphan, para que llevara su defensa.

En una ocasión, José fue llevado a la oficina de Doniphan, y al estar allí, un hombre llegó a saldar una deuda que tenía con el abogado, y quería hacerlo entregándole un terreno que poseía en el Condado de Jackson. Cuando el hombre se había retirado, José, miran­do a Doniphan, hizo esta gran profecía:

Doniphan, te sugiero que no aceptes ese terreno como pago porque la ira de Dios recaerá sobre el con­dado de Jackson; el pueblo de Dios ha sido echado despiadadamente y tu vivirás para ver el día cuando este condado sea visitado por juego y sangre. El Señor de los ejércitos los arrasará con la escoba de la destrucción. Los terrenos y granjas, así como las casas serán destruidas y solamente quedarán las chimeneas como señal de desolación.

Se cumplió esta profecía con la Guerra Civil. Al comen­zar la guerra, el estado de Missouri era el único que per­manecía esclavo sobre la línea de Mason-Dixon; estaba rodeado por los tres lados por estados libres. Sobre el asunto de los esclavos, se registraban escaramuzas en forma continua entre las comunidades de Kansas y Missouri. A pesar de que había sido un estado donde se practicaba la esclavitud, Missouri se unió a la guerra como un estado libre para así protegerse de la conquista que sabía le sobrevendría. Un grupo de guerrilleros del Sur se estableció en la parte occidental de Missouri, especial­mente en la zona del Condado de Jackson, quienes ayuda­dos por los ciudadanos a favor del Sur, persiguieron al ejército del Unión. El occidente del estado de Missouri se encontraba en continuo estado de guerra.

Finalmente, el ejército Unión emitió la famosa “Orden Número 11”, que ordenaba a los residentes de los Con­dados de Cass, Jackson y Bates a evacuar sus hogares a fin de exterminar las guerrillas. Al percatarse los soldados del ejército del Unión que la mayoría de los residentes no obe­decían sus órdenes, arrasaron la zona matando animales, quemando casas y terrenos. La brutal orden se llevó a cabo en forma despiadada y nuevamente se promulgó esta ley, a gran escala, para registrar lo que había sucedido a los Santos treinta años antes.

La mayoría de los historiadores de la Guerra Civil se refiere a lo sucedido en el Condado de Jackson y sus alrededores, como el hecho que causó más sufrimiento que ningún otro conflicto durante la Guerra. Un soldado que llegó a esa zona en 1864 escribió: “Fui al Río Blue y encontré casas, graneros, accesorias, casi todas quemadas y no había quedado nada erguido sólo las chimeneas, las cuales habían sido construidas conforme se estilaba entonces, o sea afuera de los edificios o casas. Recuerdo muy bien que la región estaba en completa desolación”.

Aquí se cumplió literalmente la profecía pronunciada por José veinte años antes.

Martín Van Burén no Sería Electo Nuevamente

José Smith hizo grandes profecías concernientes a la política. En octubre y noviembre de 1839, él y varias per­sonas viajaron al capitolio de la nación, o sea Washington D. C, para presentar ante el Congreso y ante el Presidente Martin Van Burén los agravios sufridos por los Santos. Se entrevistaron con el Presidente Van Burén quien escuchó su petición de resarcir a los Santos por los sufrimientos que habían soportado, pero la respuesta del Presidente fue motivada por razones políticas al decir: “¡Qué puedo hacer yo, no puedo hacer nada por ustedes! Porque si hago algo, todo el estado de Missouri se me viene encima”

Debido a este hecho, José Smith hizo esta profecía: “ Nunca más volverá a ser electo para ocupar algún puesto de confianza y poder, por medio del cual se abuse del inocente y se libere al culpable”.

La profecía de José se cumplió. Martin Van Burén estu­vo sólo un período, o sea de 1837 a 1841. En las elec­ciones presidenciales de 1840, fue nominado nuevamente por el Partido Demócrata pero fue derrotado por William Henry Harrison el candidato del partido Whig. Trató de obtener otros puestos políticos, pero no tuvo éxito alguno. Fue derrotado durante las elecciones presidenciales a las que fue nominado por el Partido Demócrata en 1844, y en 1848 obtuvo la nominación presidencial por el Partido Free-Soil pero también fue derrotado. Murió en julio de 1862.

Stephen A. Douglas
Buscará la Presidencia de los Estados Unidos

En mayo de 1843, José hizo otra profecía muy impor­tante sobre política. Entonces era alcalde de Nauvoo, Illinois, y llegó a visitarlo Stephen A. Douglas, un juez de la corte de Illinois y juntos disfrutaron de una cena deli­ciosa y también hablaron de acerca de los muchos sufrim­ientos de los Santos en la zona de Missouri.

Al concluir José sus observaciones, miró al Juez Douglas y le hizo esta declaración profética:

Señor Juez, usted aspirará a la presidencia de los Estados Unidos, pero si nos da la espalda ya sea a mí o a los Santos de los Últimos Días, sentirá el peso de la mano del Todopoderoso sobre usted y vivirá para ver y saber que le he testificado la verdad, porque la conversación que hemos tenido este día permanecerá con usted por el resto de su vida.

Aún cuando Stephen A. Douglas se mostró amigable hacia el Profeta, unos años después entró a la política nacional y siguió la moda de denunciar a los Mormones. El 12 de junio de 1857, pronunció un discurso en Springfield, Illinois llamando a los Santos “un cáncer repugnante” y dijo muchas otras cosas que no eran ciertas. El discurso pronunciado fue impreso en el periódico Missouri Republican el 18 de junio de 1857 y de alguna manera llegó a Utah y fue impreso en el Deseret News. Junto con el discurso, había una copia del recuento de William Clayton sobre la profecía que José había pronun­ciado, además de una declaración en la página editorial, advirtiéndole a Douglas que: “tu mismo te has cerrado la oportunidad de ocupar la silla Presidencial desobedecien­do el Consejo de José. . .” Se envió una copia de la pági­na editorial al Juez.

Pero Douglas era un orador de gran renombre y muy popular. Nunca antes en la historia Americana, había solicitado un candidato con mayor probabilidad de ganar las elecciones presidenciales como entonces. Stephen A. Douglas era un Demócrata y el Partido Demócrata pre­dominaba entonces en la política nacional. Su oponente del partido Republicano era poco conocido y había perdi­do en numerosas elecciones, así que no era considerado como un contendiente de peligro. Sin embargo cuando las elecciones se llevaron a cabo, Douglas sintió el peso de la mano del Todopoderoso sobre él. Su partido se dividió y su oponente Republicano, el muy poco conocido Abraham Lincoln, ganó todos los votos electorales con excepción de dos, o sea de los estados de Missouri y New Jersey. Nuevamente José Smith había predicho con gran detalle, eventos que sucederían con posterioridad.

Esta Iglesia Llenará las Montañas Rocallosas,
América del Norte y América del Sur

José Smith hizo profecías muy importantes acerca de la colonización de la zona de las Montañas Rocallosas por los pioneros Mormones. El 26 de Abril de 1834, hizo una declaración en Kirtland, Ohio concerniente a dicha expan­sión hacia el oeste:

Quiero decirles aquí delante del Señor, que no conocen ustedes nada mas sobre los destinos de esta Iglesia y del Reino, que lo que conoce un pequeño en los brazos de su madre, no lo pueden entender. Solamente están viendo a un puñado de poseedores del Sacerdocio aquí esta noche, pero esta Iglesia se exten­derá y llenará América del Norte y América del Sur— llenará el mundo y las Montañas Rocallosas. Habrá cientos de millones de Santos de los Últimos Días que se reunirán en las Montañas Rocallosas y allí abrirán las puertas para establecer el Evangelio entre los Lamanitas. . . . Este pueblo irá a las Montañas Rocallosas y construirá templos al Altísimo.

Los Santos Serán Echados
hacia las Montañas Rocallosas

En 6 de Agosto de 1842, José hizo esta declaración en Montrose, lowa: “Profeticé que los santos continuarían teniendo aflicciones y que partirían hacia las Montañas Rocallosas; que muchos de los santos apostatarían, otros morirían en manos de sus perseguidores o perderían sus vidas por alguna enfermedad; algunos de ustedes vivirán y ayudarán a colonizar y a edificar ciudades y verán que los santos llegarán a ser un pueblo poderoso en medio de las Montañas Rocallosas”.

Si alguno de ustedes ha visitado la zona de Utah, puede constatar el cumplimiento literal de esta profecía.

Se Consumará el Trabajo de José antes de su Muerte

Aún durante los últimos días de su vida, las profecías hechas por José Smith tuvieron gran relevancia sobre su propio futuro y sobre el futuro de otras personas cercanas a él.

El 15 de octubre de 1843, en el Templo de Nauvoo, José comentó sobre sus enemigos que querían quitarle la vida y dijo: “Yo profetizo que no podrán matarme hasta que mi trabajo se haya consumado y esté yo listo para morir”

José continuó su ministerio, sin embargo él ya sabía que su trabajo había terminado, y así lo anunció. Durante una junta con los líderes de la Iglesia poco antes de su muerte, José dijo:

En el nombre del Señor, sacudo de mis hombros la responsabilidad de llevar el Reino de Dios a todo el mundo; aquí y ahora pongo la autoridad, con todas las llaves, poderes y privilegios pertenecientes al Reino, sobre los hombros de ustedes, los Doce Apóstoles.

José Profetiza su Cercana Muerte

A principios del verano de 1844, la persecución en con­tra de los santos en Nauvoo, Illinois se tornó más intensa. José era el alcalde de la ciudad y defendía los derechos de los santos. Los ataques contra José aumentaron cuando incidentes que sucedieron en la ciudad Mormona como la remoción del periódico anti-Mormón, el Nauvoo Expositor fue hecha por el Consejo Ciudadano de Nauvoo y por lo tanto, se libró una orden de aprehensión en contra de José bajo los cargos de destrucción del periódico Expositor. José sabía que si lo detenían sería asesinado y dijo a un amigo: “Si por alguna razón Hyrum o yo somos arrestados nuevamente, nos matarán, o no soy un Profeta de Dios.”

Y aún así, fué a Carthage, Illinois para contestar las demandas de la ley. Al encaminarse hacia Carthage, él y los que le acompañaban se toparon con 60 hombres de la milicia montada en camino a Nauvoo y al percatarse de que venían hacia ellos, José comentó:

Voy como cordero al matadero, pero me siento tan sereno como una mañana veraniega. Mi conciencia está libre de ofensas contra Dios y contra todos los hombres. Si me matan, moriré inocente y se dirá de mí: “Fue asesinado a sangre fría.”

Los sesenta militares emprendieron de nuevo la marcha hacia Nauvoo para desarmar a la Legión de Nauvoo y convencieron a José para que regresase a Nauvoo y los ayudase, y de esta manera le garantizarían protección cuando José entrara en el área de Carthage que estaba infestada del populacho. Regresaron y recogieron las armas y emprendieron de nuevo el regreso a Carthage alrededor de las seis de la tarde. Cuando el grupo pasaba por su granja, José volvió la cara repetidas veces para verla de nuevo, cosa que provocó algunas palabras entre sus amigos a lo que él respondió: “Si alguno de vosotros tuviese una hacienda como ésta, y supiera que no la volvería a ver más, también se le quedaría mirando, sabi­endo que sería la última vez.”

La Oclocracia Enfrentará la Boca del Cañón desde
Lugares que No Os Podréis Imaginar

José y su grupo llegaron a Carthage alrededor de la medianoche del 24 de junio de 1844. Un grupo de la chus­ma estaba presente y empezaron a gritar y a maldecir a José. El gobernador de Illinois, Thomas Ford había llega­do a Carthage y también estaba hospedado en la Casa Hamilton, donde pasaría José la noche. Molestado por los gritos de la chusma, abrió la ventana para acallarlos prometiéndoles que el Profeta pasaría frente a las tropas de la Milicia de Illinois en la plaza a la mañana siguiente para que todos los pudiesen ver.

Fiel a su promesa, el Gobernador invitó al Presidente Smith y a su grupo a pasar frente a las tropas temprano al día siguiente y después regresaron a la Casa Hamilton. Cuando las tropas ya se habían retirado, muchos de ellos siguieron al Profeta hasta el hotel, donde empezaron una acalorada conversación con él y cuestionaron las buenas intenciones de los hermanos. Al estar hablando con ellos, José hizo esta profecía:

Yo puedo ver lo que está en vuestros corazones y os diré lo que veo. Veo que estáis sedientos de sangre y nada más que mi sangre os dejará satisfechos. Ni es por ningún crimen por lo que yo y mis hermanos somos continuamente perseguidos y acosados por nuestros enemigos, sino que hay otros motivos, algunos de los cuales, en lo que a mi concierne, ya he expresado; y en vista de que vosotros y el resto del mundo tenéis sed de sangre yo profetizo en el nombre del Señor, que pres­enciaréis escenas de sangre y aflicción que os dejarán completamente satisfechos. Vuestras almas se saciarán completamente de ver correr la sangre. Muchos de vosotros que estáis aquí presentes os veréis frente a los cañones en lugares que no os podréis imaginar. . .

Aproximadamente tres años después se cumplió esta profecía durante la Guerra de México. Se le solicitó a Illinois que proveyera cuatro regimientos de voluntarios, y estos hombres del oeste de Illinois rápidamente accedieron. Un gran número de ellos se contaba entre los 3,720 reclutas de Illinois quienes pelearon en el noroeste y el centro de México. El 22 y 23 de febrero de 1847, dos de los regimientos de Illinois y uno de Kentucky compro­metieron a 17,000 de los soldados del ejército de Santa Ana en la batalla de Buena Vista.

Aunque los sobrepasaban en número casi cuatro a uno, los soldados Americanos se mantuvieron el primer día. En la mañana del segundo día parecía que ganaban la venta­ja del flanco izquierdo de los Mexicanos y llevaron a cabo una gran embestida contra el enemigo y se retiraron. De repente descubrieron que habían caído en una trampa porque los habían atacado 12,000 de los soldados regu­lares de Santa Ana. Los Americanos se retiraron a un pasaje estrecho en territorio Mexicano y los laterales eran despeñaderos cubiertos con peñas resbaladizas y sueltas y apenas pudieron permanecer de pie. La armada Mexicana rodeó la parte superior del estrecho pasaje y saturaron el terreno con sus disparos. De repente los cañones Americanos empezaron a disparar por la parte trasera de las líneas Americanas y quitaron los obstáculos a la caballería Mexicana de la parte norte del estrecho pasaje. Los Mexicanos entonces embistieron con bayonetas los laterales del estrecho pasaje a fin de escapar; los Americanos tuvieron que retirarse hacia el fuego del cañón de su propia artillería, cumpliéndose así la profecía hecha por José tres años antes: “sus almas serán saciadas con la sangre” y que muchos de los que estaban presentes se verían “frente a los cañones en lugares que no os podréis imaginar”—su propia artillería.

Dan Jones Viviría para Cumplir una Misión en Gales

Durante la noche antes de su martirio, el Profeta fue confinado con sus amigos en el apartamento del carcelero en la cárcel de Carthage. Un poco después de la medi­anoche, un disparo de fusil que se escuchó cerca de la prisión, hizo que José se levantara de su cama y se acostara en el suelo en un colchón en medio de John Fuller y de Dan Jones que estaba a su lado izquierdo y después de una breve conversación volteando hacia él le dijo “¿Tiene usted miedo de morir?” a lo que Dan le contestó: “¿Cree que ya llegó la hora” Consagrado a esta obra, no le tengo miedo a la muerte”. Luego el profeta le dijo: “Usted aún irá a Gales, y antes de morir cumplirá la misión que se la ha señalado”?

A la mañana siguiente, el Profeta envió a Dan Jones a llevar un recado al Gobernador Ford y a su regreso, la chusma no lo dejó entrar a la cárcel. Después de tratar sin éxito alguno de entrar a la prisión, su vida se vio ame­nazada por la chusma y tuvo que escapar a Quincy para evitar que lo mataran y así fue como se escapó del peligro de muerte del ataque de la chusma el 27 de junio de 1844.

Élder Dan Jones, quien había venido de Gales unos años antes, vio el cumplimiento de esta profecía sólo dos meses después. El 28 de agosto de 1844, salió a cumplir una mis­ión a Gales en compañía de Wilford Woodruff, durante la cual se le pidió presidir sobre el distrito de Gales y de 1852 a 1856 cumplió una segunda misión nuevamente en Gales. Durante sus dos misiones en Gales, trajo a 2000 almas a las aguas del bautismo. Estas dos misiones fueron tan exitosas y tan querido era el Élder Jones entre los conversos que alrededor de 700 de los Santos lo acompañaron a su regre­so a América, y formaron sus hogares en los valles de las Montañas Rocallosas.

La Vida de Willard Richards
Seria Preservada mientras las de sus Amigos
Caería a su Alrededor

Era la noche del 27 de Junio de 1844 alrededor de las 5:30 p.m., cuando la chusma con las caras pintadas, atac­aron la cárcel de Carthage, donde José y su hermano Hyrum junto con Willard Richards y John Taylor estaban en la parte superior de la cárcel. La chusma rodeó la cár­cel y algunos de ellos se apresuraron hacia la escalera y empezaron a disparar hacia el cuarto donde se encontra­ban los prisioneros y otros dispararon por las ventanas. Los cuatro prisioneros se recargaron sobre la puerta para evitar que ésta se abriera, pero al primer disparo, inmedi­atamente se hicieron a un lado. José, John Taylor y el Dr. Richards estaban en la parte izquierda de la puerta. Hyrum trató de cruzar desde el otro lado de la puerta para unirse a ellos, pero una bala que traspasó la puerta le dio en la cara y las otras le pegaron a José. José poseía una arma la cual hizo accionar a través de la puerta, mientras que el Élder Taylor trató de esquivar las armas con un bastón. Élder Taylor trató de saltar por la ventana pero le dis­pararon en una pierna. Trató de rodarse debajo de la cama pero nuevamente le dispararon. Una de las balas dirigidas a John Taylor pegó en su reloj, lo cual evitó que la bala penetrara en su cuerpo. Debido a que el reloj se encontra­ba en la bolsa de la camisa que cubría el corazón del Élder Taylor, con toda seguridad el reloj le salvó la vida. José trató de brincar por la ventana pero dos proyectiles lo alcanzaron en su espalda y cayó afuera donde estaba la chusma. Pero la Historia de la Iglesia dice lo siguiente sobre Willard Richards:

El escape del Dr. Richrds fue milagroso; pues sien­do un hombre muy alto y en medio de una lluvia de proyectiles, sin embargo no fue lastimado, con excep­ción de un proyectil que rozó la punta de la parte infe­rior de su oreja izquierda. Su escapatoria cumplió lit­eralmente la profecía que había hecho José unos años antes, de que llegaría el tiempo cuando las balas volarían a su alrededor, como granizo, y él vería a sus amigos caer a la derecha y a la izquierda, pero no habría ni un sólo agujero en sus ropas.

Y así terminó la vida del Profeta de Dios, al cumplirse sus profecías con su muerte y la preservación de las vidas de los que estaban a su alrededor.

Un Tributo a José: Loor al Profeta

Son muchos los tributos para honrar la memoria de José Smith, pero tal vez el más grande es un himno compuesto por el músico William W. Phelps:

Al gran profeta rindamos honores, Fue ordenado por Cristo Jesús A restaurar la verdad a los hombres Y entregar a los pueblos la luz Continuar todo el himno. ..

Ya he compartido con ustedes muchas de las profecías pronunciadas por José Smith, las cuales se han cumplido literalmente. Durante investigaciones que he realizado, he documentado cientos de profecías hechas por él y acerca de él, las cuales se han cumplido. No tengo duda alguna acerca de la misión divina e inspirada de este gran hom­bre.

Al principio de mi discurso, les cité a Jeremías que había revelado una prueba acerca de la veracidad de un profeta: “cuando la palabra de un profeta se cumple, entonces se sabrá si en verdad el profeta fue enviado por el Señor”. Ahora los invito a que ustedes apliquen esa misma prueba a José Smith. He compartido con ustedes sólo algunas de las muchas profecías que se han cumpli­do. Él reveló los pensamientos ocultos y los viajes de sus contemporáneos, predijo la identidad de su sucesor la primera vez que se conocieron, predijo muchos sucesos importantes en guerras futuras, tanto nacionales como internacionales. Predijo la lluvia de estrellas, la destruc­ción del condado de Jackson durante la Guerra Civil, la caída política de Martin Van Burén y que Stephen A. Douglas no sería electo. Vio con antelación el estable­cimiento de los Santos como un pueblo poderoso en las Montañas Rocallosas. Profetizó también que sus enemi­gos se enfrentarían a la boca del cañón durante la Guerra de México y predijo muchos sucesos relacionados con su martirio. ¿Fue José Smith un profeta verdadero de Dios? Las evidencias son abrumadoras—no puede haber duda alguna.

Les testifico que yo sé que José Smith fue un profeta verdadero de Dios, y que la Iglesia que él restauró es la iglesia de Jesucristo actualmente sobre la tierra. La Iglesia tiene la autorización de Dios para predicar y obrar en el nombre de Jesús. Esta iglesia es la única que actualmente puede abrir la puerta a fin de que podamos recibir las más grandes bendiciones que Dios ha prometido a sus hijos sobre la tierra.

Pido a mi Padre Celestial para que ustedes también obtengan un testimonio personal de que Dios restauró su Iglesia y el evangelio por medio de este gran profeta, como yo lo tengo, en el nombre de Jesucristo, Amén.

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1 Response to José Smith: Un Verdadera Profeta de Dios

  1. Avatar de Desconocido Anónimo dice:

    Esto es el peso de las consecuencias de la verdead sobre la tierra hoy en dia.

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