Howard W. Hunter ― Biografia de un Profeta

Reconocimientos


El PRESIDENTE HOWARD W. HUNTER es un hombre modesto que rara vez habla de sí mismo o trata de llamar la atención, aun entre sus más íntimos asociados, amigos y familiares. Por consiguiente, la tarea de escribir su biografía ha requerido obtener de muchas personas y de numerosos escritos una gran variedad de datos para entretejerlos en una historia que nos revela a un hombre amado por todos los que lo conocen, como también por los millones de Santos de los Últimos Días que han recibido la influencia de su espíritu y de sus mensajes. Estoy profundamente agradecida para con todas aquellas personas que tan espontáneamente han contribuido con sus experiencias e impresiones acerca de él y que han alentado mis indagaciones y posterior compaginación.

Estoy particularmente agradecida al presidente Hunter porque, a pesar de no haber estado enteramente a favor de si debía o no escribirse su historia, consintió con que leyera yo una transcripción del diario personal que por algunos meses escribió cuando tenía once años de edad; también me permi­tió leer las notas que redactó en ocasión de su viaje al Oriente en un crucero y de cuando se trasladó subsiguientemente al sur de California, como asimismo la crónica de su vida hasta la época en que recibió su llamamiento como Autoridad Ge­neral de la Iglesia, un relato personal desde 1959 que abarca casi tres mil páginas en cuatro tomos; y, por último, también varios  albumen   de   recortes  de  artículos   periodísticos, fotografías y otros recuerdos gráficos. Por razones de enfer­medad y de los viajes y las obligaciones que tanto exigen de su tiempo y energía, no fue posible concertar con él muchas entrevistas prolongadas o especiales. Sin embargo, porque ha sabido siempre conservarlos tan meticulosamente, sus reg­istros personales, sus datos genealógicos y sus memorias han llegado a ser la fuente principal de esta biografía. Sin tales documentos, la tarea habría sido imposible.

Entre otros que me ayudaron y suministraron una valiosa ayuda y sugerencias, se destacan:

Los miembros de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce, y el élder F. Burton Howard, de los Setenta.

John J. y Louine Berry Hunter, y Richard A. y Nan Greene Hunter—hijos y nueras del presidente Hunter; Inis E. Hunter, su esposa; Dorothy Hunter Rasmussen, su hermana; Lee Waldman Child, sobrina de Claire Hunter, y Corey Child, hijo de Lee.

Alicebeth Ashby, Leda Duncomb, Elva Hellings, Lael Littke, Loraine Major, Ciaron L. Oakley, Ernest H. Reed, Claire Smith, Richard S. Summerhays y Daken K. Broadhead, sus viejos amigos y compañeros de trabajo en la Estaca Pasadena, California.

William H. Cravens, uno de los asociados del presidente Hunter en el Centro Cultural Polinesio; Daniel H. Ludlow y Fred A. Schwendiman, sus amigos y colegas relacionados con sus comisiones en el Medio Oriente y en Jerusalén; Gordon L. Lund, su socio en la práctica de la abogacía en Los Angeles; Dorothy y Talmage Nielsen, sus antiguos maestros orienta­dores y vecinos en Salt Lake City; Donna Dain Snow, la que fuera su secretaria jurídica, y el esposo de ésta, Karl Snow; Gary Gillespie, secretario del entonces presidente Ezra Taft Benson; y Thomas E. Daniels, quien durante muchos años tra­bajó en el Departamento Genealógico (hoy denominado Departamento de Historia Familiar).

R. W. y Naomi Christensen, quienes me acompañaron a lugares en Boise, Idaho, donde se crió el presidente Hunter, y el personal de la biblioteca de la Sociedad Histórica del Estado de Idaho.

Carole O. Colé, quien localizó antiguos documentos y artículos periodísticos en bibliotecas y archivos y ayudó a organizar los mensajes y discursos del presidente Hunter; y Elizabeth L. Nichols, del Departamento de Historia Familiar, quien colaboró en la localización y verificación de registros genealógicos.

Dorene Beagles, la secretaria del presidente Hunter y mi querida amiga, quien me ayudó en la búsqueda de fotografías, discursos, artículos y otras fuentes de información, contestó docenas de preguntas y me brindó su apoyo constante y el ánimo que yo necesitaba para la tarea de este libro.

El fallecido élder Marvin J. Ashton, ex Presidente del Directorio de Deseret Book y colega, por muchos años, del presidente Hunter en el Quórum de los Doce, quien siempre tuvo especial interés en esta biografía y facilitó su preparación y su publicación.

Ronald A. Millett, Presidente de Deseret Book Company, y Sheri Dew, Vicepresidenta y Directora de Publicaciones, quienes me brindaron la oportunidad de escribir este libro; y Kent Ware, Director de Diseños, y Patricia Parkinson, la tipógrafa, quienes tanto contribuyeron con sus talentos especiales al producto final.

→  1 — Nacido de buenos padres

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