La función de la
Sociedad de Socorro en el
Programa del Plan de Bienestar

Belle S. Spafford
Presidenta General de la Sociedad de Socorro
Discurso pronunciado en el Tabernáculo en la Junta del Plan de Bienestar 7 de abril de 1967
Mis queridos hermanos y hermanas: Los hermanos bondadosamente me han invitado para hablarles de la función de la Sociedad de Socorro en el Plan de Bienestar, tal como es visto por la Presidencia General de la Sociedad de Socorro.
El profeta José Smith, quien, a través de la inspiración del Señor, estableció la Sociedad, aclaró que uno de los propósitos básicos es “de ayudar al pobre, al desamparado, a la viuda y el huérfano, y para el ejercicio de todos los propósitos benéficos.” El amonestó a las hermanas a que deberían “no sólo socorrer al pobre, sino también salvar almas.” La experiencia nos ha mostrado la relación íntima entre las prácticas esparcidas de aliviar al pobre y en la salvación de almas.
El profeta añadió: “Esta es una Sociedad de Socorro, y de acuerdo con su naturaleza es natural para las mujeres tener sentimientos de caridad y benevolencia.” Y por cierto, está dentro de la naturaleza femenina dar servicio benevolente inspirado por el amor. Por siglo y medio las hermanas de la Sociedad de Socorro han seguido el sendero marcado por el profeta José Smith y reafirmado por los presidentes de la Iglesia que lo han sucedido. Sus servicios tiernos y compasivos a aquellos en aflicción han sido múltiples.
La Sociedad de Socorro ha adoptado el lema: “caridad,” sin embargo, no es lo que el mundo ha llegado a aceptar. Para nosotros caridad es la expresión del amor desinteresado el cual nos edifica y fortalece no sólo física sino espiritualmente, y ayuda al individuo y a la familia a realizar sus potenciales completos.
El término “bienestar” también tiene un significado especial para nosotros, diferente de la connotación presente a la cual el mundo se adhiere. Nosotros aceptamos el verdadero significado de la palabra “bienestar” como un estado de hallarse en buena situación. Es condición de salud, prosperidad, felicidad; una condición de bienestar adquirida a través de vivir de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia. Con referencia a esto, recordamos las palabras del rey Benjamín:
Y he aquí, Lodo cuanto él pido do vosotros os que guardéis sus mandamientos; y os ha prometido quo si guardáis sus mandamientos; prosperaréis sobro la tierra; y él os invariable en lo que ha dicho; por tanto, si guardáis sus mandamientos, os bendecirá y os hará prosperar. (Mosiah 2:22).
El presidente J. Reuben Clark, Jr., cuando enumeró las medidas para nuestra seguridad y bienestar, dijo; “Primero, sobre todo, y antes que nada, vivamos rectamente, temiendo a Dios y obedeciendo sus mandamientos, ya que podemos clamar sus bendiciones como un derecho y no como una misericordia solamente.”
El sentido que le adjudicamos al término “bienestar” aumenta grandemente el alcance de acción de los servicios de bienestar de la Sociedad de Socorro, acompañando muchas actividades que no necesariamente son actividades de bienestar. Influye nuestros tratos, nuestras metas, nuestros procedimientos de ayudar a las personas. Trae a nuestro servicio el espíritu y las bendiciones del Señor.
En todas sus actividades, la Sociedad de Socorro trabaja bajo la guía y la dirección del Sacerdocio. El profeta José Smith amonestó a las hermanas en el principio: “Vosotras recibiréis instrucciones por medio del Orden del Sacerdocio, el cual Dios ha establecido . . . para dirigir, guiar, y conducir los asuntos de la Iglesia.” Este mandato, por supuesto podría ser meticulosamente aplicado a los servicios de bienestar, los cuales están entre las actividades más importantes.
A través de los años, la Sociedad de Socorro ha continuado su administración tierna y caritativa, ha podido también afrontar eficazmente los requisitos especiales que han surgido en las diferentes circunstancias de cada época subsiguiente. El período de Nauvoo fue caracterizado por la administración directa de ayuda temporal. Durante este tiempo las hermanas sostuvieron al Profeta, quien en la reunión de la fundación de la Sociedad, después de contribuir con una moneda de oro de $5 dijo, “Todo lo que tengo lo doy a los pobres, y daré más a esta Sociedad.”
Fue durante el período de Nauvoo que un comité de necesidades fue formado, el cual fue el principio de nuestro programa extenso de maestras visitantes. El propósito principal de este comité era, “buscar a los pobres y afligidos—para llamar al rico por ayuda y así en la mayor manera posible aliviar las necesidades de todos.”
Hoy en día, el programa de las maestras visitantes ha tomado una nueva dimensión como una ayuda al Obispo en obtener, a través de la Presidenta de la Sociedad de Socorro del barrio, ya sea en las reuniones del mismo, o en las reuniones del Plan de Bienestar, información significante relacionada con las actitudes, circunstancias, y necesidades de las familias, reveladas a las maestras visitantes durante sus visitas a los hogares. Esta información llega a ser muy valiosa para los maestros orientadores en coordinar los esfuerzos de los quórumes del Sacerdocio y las organizaciones auxiliares, bajo la dirección del obispo, para activar a toda la familia y para ayudarles en su plan de bienestar.
La cualidad y magnitud del servicio de las maestras visitantes hoy es alentador. El informe anual para 1966, el cual acaba de ser copilado, nos muestra que en el período de un año, fueron hechas aproximadamente cinco millones de visitas a hogares de los Santos de los Últimos Días, por fieles maestras visitantes de la Sociedad de Socorro. ¡Qué amplia reserva de información valiosa es ésta para los oficios de los obispos en la Iglesia, para ejercer su cuidado sobre las familias de los Santos de los Últimos Días!
Con la inauguración del Plan de Bienestar de la Iglesia, la Sociedad de Socorro fue relevada de administrar ayuda temporal directa y mantener una cuenta de caridad por separado, y la Sociedad llegó a ser estrictamente una organización de servicio. Sus servicios, sin embargo, se extendieron en numerosas maneras. Las hermanas fueron instadas a dedicar en forma más completa su tiempo al cuidado de los miembros de las familias de las ramas. Se dio más énfasis al entrenamiento de costura y cocina y al desarrollo de mayores habilidades en todas las artes de economía doméstica. Con destreza se enseñó a las madres y amas de casa cómo obtener más con las cosas que tienen a su disposición. Se enseñó con consumada habilidad, a madres con problemas especiales o más pronunciados en su hogar, la forma de superar estos problemas, por medio de las reuniones de economía doméstica, y a menudo, según parecía recomendable, a través de ayudas especiales en sus propios hogares. Además se dio completa ayuda por medio de la Sociedad y sus miembros a otras facetas del Pro grama de Bienestar de la Iglesia según como fueron asignadas por el Sacerdocio. Las estadísticas del informe anual de 1966 nos muestran la naturaleza y el alcance de algunos de estos servicios.
Durante el año 1966, fueron hechas más de 100.000 visitas a los hogares por la Presidencia de la Sociedad de Socorro de barrio, bajo la dirección de sus respectivos obispos. Estas visitas, hechas en el interés del bienestar de la familia, siguieron a las visitas iniciales hechas por el obispo. Además se realizaron 87.000 contactos diferentes por Presidentas de la Sociedad de Socorro de barrio bajo la dirección de sus obispos. Se contribuyó con 765.000 horas a proyectos de bienestar por 56.000 hermanas de la Sociedad de Socorro. Mujeres que recibieron ayuda contribuyeron con 253.000 horas. Esto por supuesto, fue supervisado y fomentado por la Sociedad de Socorro; es costumbre hacer que las hermanas que reciben ayuda hagan la ropa para sí y para sus niños, antes que sacar de la tienda del obispo la hecha por otras hermanas.
Durante el año 1966, hubo 4.693 hermanas que cosieron para sí y sus familias, la mayoría de ellas ayudadas por la Sociedad de Socorro. Además, las hermanas de la Sociedad de Socorro han enlatado productos, y cosido ropa para su distribución en el almacén. Han dado su apoyo completo a las Industrias Deseret, por medio de donaciones de útiles sobrantes en sus hogares, y haciendo sus compras en las mismas tiendas. Han apoyado los programas de las alfombras de retazos trenzadas, así como la fábrica de frazadas, ayudando a vender los sobrantes. Todos estos servicios para el Plan de Bienestar de la Iglesia continúan actualmente y continuarán mientras el Comité del Plan de Bienestar del Sacerdocio lo indique.
Quisiera llamar su atención al propósito del Plan de Bienestar de la Iglesia, una vez más, tal como fue impreso en el Informe de la Conferencia para Octubre de 1936, al cual el Obispo Vandenberg ya ha hecho referencia. Cito de la primera Presidencia:
Nuestro objeto principal — dijo la Primera Presidencia — fue establecer hasta donde fuera posible un sistema bajo el cual se pudiera eliminar la maldición de la ociosidad, abolir los malos efectos de la limosna y establecer una vez más entre nuestra gente la independencia, la industria, la frugalidad y el respeto de sí mismo. El objeto de la Iglesia es ayudar a las personas a que se ayuden a sí mismas. El trabajo debe volver a ocupar su lugar como el principio regente en las vidas de los miembros de la Iglesia.
Ahora, con relación a esto y a la Sociedad de Socorro, la desaparición de la aflicción de la ociosidad; el desechar la actitud de que es bueno obtener algo gratis; el establecimiento del espíritu de independencia; el estímulo de la industria y la economía que traen como resultado el autorespeto; la necesidad de glorificar el trabajo como la regla principal en la vida de un individuo si va a ser feliz y productivo—todo esto tiene su principio en las actitudes, normas, ejemplos y práctica del hogar. Verdaderamente las bases del bienestar de la familia y del individuo se cimentan en el hogar.
En esta época en que la Iglesia está poniendo más énfasis en el hogar como el centro de instrucción y guía de los miembros de la familia, debemos enfocar claramente la importancia de los principios fundamentales del bienestar humano, tal como están definidos en los propósitos del Plan de Bienestar, y la necesidad de que el hogar afronte sus responsabilidades hacia ellos.
Las madres están íntimamente relacionadas con las actitudes y las normas adoptadas por sus familias en los hogares. Por esta razón la Sociedad de Socorro tiene la responsabilidad de guiar, enseñar y entrenar a las madres en los fundamentos del buen vivir. Esto para mí, es un servicio vital de bienestar de la Sociedad. La Sociedad de Socorro no es únicamente un “quita cargas.” Es también una gran institución educacional para las mujeres. Dentro de la jurisdicción del bienestar de la Sociedad de Socorro está educar a las hermanas en las artes de la economía doméstica, presupuesto del dinero, almacenaje en el hogar, prácticas del ahorro, responsabilidades legales para asegurar la protección y la seguridad para sí mismas y sus familias, y conocimientos similares Damos como ejemplo algunas de nuestras lecciones de la Ciencia del Hogar que podrían interesarles a ustedes:
“La precaución al gastar trae el bienestar”
“Los anhelos se deben limitar a los ingresos”
“Presupuesto para matrimonios jóvenes y parejas jubiladas” “Testamentos—Disposición de Bienes”
“Proyecto de ahorros”
Las madres también necesitan ayuda en la guía de los niños, incluyendo cómo encontrar la necesidad de dar a los niños oportunidades de tomar responsabilidades y ser empleados productivamente. Se les debe enseñar el valor del trabajo a través del incentivo de hacerlo y por medio de su participación gozosa en él. Es necesario poner mayor énfasis en prepararlos adecuadamente para la vida a través de la educación y entrenamiento, para que puedan competir favorablemente en la sociedad y vivir independientes y puedan tomar sus propias decisiones. La Sociedad de Socorro debo también unirse en apoyar a la madre cuyo niño pueda estar amenazado de dejar la escuela. Por medio de nuestro programa de bienestar especializado, hemos aprendido que un niño muy a menudo rehúsa ir a la escuela porque no puede continuar con sus clases debido a su inhabilidad para leer bien. ¿No podría una hermana de la Sociedad de Socorro que sea maestra de escuela, posiblemente una maestra jubilada, o alguna otra hermana competente en la enseñanza, ayudar ofreciendo sus servicios de maestra para el niño? También debe enseñarse a las madres la forma de planear las años venideros para que sean fructíferos para sí mismas cuando la familia ya no está con ellas, y también prepararlas para los llamados años de la vejez por medio de desarrollar intereses que ocupen su tiempo y mantenerlas activas y productivas. De otra manera, esos años de la vejez llegarían a ser años de inactividad y de frustración.
Además de todos estos servicios, puede ser de interés para ustedes que la Sociedad de Socorro fue asignada por la Primera Presidencia para ser responsable de conducir los servicios del bienestar de la Iglesia que requieren licencia, como el cuidado de madres solteras, servicio de adopción donde sea necesario, hogares para cuidar niños desamparados. Las agencias de licencias son mantenidas en el presente por la Iglesia en Utah, Arizona, y Nevada. Irán también al estado de Idaho en un futuro cercano. En los estados donde la Iglesia no mantiene una licencia para rendir servicios especializados nos gustaría ofrecer guía y servicio de consuelo si ustedes lo desean así y nos lo comunican. La Sociedad de Socorro advierte a las Presidentas que no entren en arreglos de adopción siendo que este es un servicio especializado y es regulado por la ley.
El papel de la Sociedad de Socorro en el Plan de Bienestar de la Iglesia es muy amplio y continuado. Por medio de aliviar responsabilidades, dirigida por el Sacerdocio, la Sociedad prospera, y quienes han recibido sus servicios han tenido causa para regocijarse y recibir bendiciones sobre sus cabezas como fue pre-dicho por el profeta José Smith.
Estoy muy agradecida por la oportunidad que he tenido de asociarme con nuestros líderes del Sacerdocio en este aspecto tan importante del trabajo de la Iglesia.
























