Volviendo el corazón de los hijos a los padres

Volviendo el corazón
de los hijos a los padres

Mark E. Petersen

por Mark E. Petersen
del Consejo de los Doce
(Discurso pronunciado en la capilla de Hyde Park, Londres,
Inglaterra, 27 de mayo de 1967
)


Se ha dicho que la Sociedad de Socorro de la Iglesia es una organización auxiliar del Sacerdocio. Cuanto más me he imaginado a la Sociedad de Socorro y al sacerdocio juntos, tanto más me convenzo de que es una gran relación, así como la relación entre esposo y esposa. El sacerdocio y la Sociedad de Socorro son una relación, y se espera que juntos lleven a cabo el programa por el cual el Todopoderoso, busca traer la inmortalidad y la vida eterna a todos nosotros.

EL SACERDOCIO Y LA SOCIEDAD DE SOCORRO

El gran objeto de ambos, es lo que se mencionó en el himno que se acaba de cantar, “La Paz os Dejo, Mi Paz os Doy”. No es una paz como la que el mundo da. El mundo no entiende la verdadera paz como los verdaderos seguidores de Cristo lo hacen, ya que es una paz que sobrepasa todo entendimiento. Y esa paz, centrada en el Salvador del mundo, descansa en gran parte, en los hogares y vida familiar de los Santos de los Últimos Días. Nuevamente encontramos la relación del sacerdocio y la Sociedad de Socorro. Esperamos que toda mujer en la Iglesia llegue a ser miembro de la Sociedad de Socorro y también esperamos que todo hombre en la Iglesia posea y honre el sacerdocio. En el hogar, los padres—sacerdocio y Sociedad de Socorro—trabajan juntos en una gloriosa relación para desarrollar una vida que producirá una nueva generación de humildes y devotos Santos de los Últimos Días.

El objetivo principal del hogar es producir buenos Santos de los Últimos Días. La Sociedad de Socorro—las madres—no pueden hacerlo enteramente por sí mismas, el sacerdocio—los padres— tampoco pueden hacerlo.

Nuevamente, es una situación en donde necesitamos un entendimiento completo y armonioso entre los hombres y mujeres de la Iglesia. Necesitamos edificar hogares más fuertes, y debemos asegurarnos que en dichos hogares, los corazones de los padres se vuelvan hacia sus hijos y los corazones de los hijos se vuelvan hacia los padres.

«LOS CORAZONES DE LOS HIJOS”

Muy a menudo nos referimos a los dos últimos versículos de Malaquías, en donde el profeta dijo: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.” (Malaquías 4:5-6)

Generalmente, relacionamos esta escritura con la actividad genealógica, lo cual está propiamente hecho, pero, ¿tiene que ser exclusivamente para la genealogía? No conozco ninguna escritura que así lo afirme. Estoy seguro que bajo la inspiración del Todopoderoso, Malaquías tuvo una visión de nuestros tiempos, en que la vida familiar está quebrándose en casi todas las naciones del mundo.

En la actualidad, hemos perdido la perspectiva del verdadero significado de la familia, —y me refiero al mundo entero, no solamente a la Iglesia. No han podido ver la importancia de la relación de padres a hijos e hijos a padres.

Yo creo que fue propio que el Todopoderoso enviara un profeta a la tierra en estos últimos días como un ángel del cielo, para volver los tiernos corazones de los hijos a sus padres, para que de esta manera los hijos amen realmente a sus padres y sean obedientes, y para que los padres amen verdaderamente a sus hijos, los estimen y cuiden toda la vida; no abandonándolos a la edad de catorce o quince años, y que nunca hagan nada sino desarrollar, producir y preservar el amor, armonía familiar, unidad y acercamiento de la familia.

RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES

Sin tomar en cuenta la edad, los corazones de los padres deben volverse a sus hijos y los corazones de sus hijos a sus padres, y les aseguro que esto se refiere a las madres también. Las escrituras hacen uso aquí de la palabra padre en el amplio sentido que usamos la palabra hombre. Cuando hablamos de nuestros antepasados, también nos referimos a nuestras “antepasadas”, ¿no es verdad? Y cuando hablamos en términos en que el hombre es la raza humana, ciertamente nos referimos a todos los humanos, varón y hembra.

Cuando Dios dijo, “Hagamos al hombre a nuestra imagen, varón y hembra. . .” quiso decir exactamente eso. En donde Malaquías habla de los corazones de los padres, se refiere también a los de las madres. Uno de los propósitos más grandes del evangelio restaurado de Jesucristo es el de volver el corazón de los padres, en ternura, amor y en completa responsabilidad hacia sus hijos. Otro de los grandes propósitos es de que podamos convertir a nuestros hijos a los principios del evangelio para que puedan cumplir con el mandamiento que dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.” Es un mandamiento de Dios, y es igualmente un mandamiento que honremos a nuestros hijos y les enseñemos el evangelio del Señor Jesucristo.

ENTENDIMIENTO ENTRE PADRES E HIJOS

Los padres e hijos necesitan entenderse mejor. Muy a menudo, las personas que viven bajo un mismo techo, sufren una carencia de armonía y a veces hasta hay amarguras por causa de que no se entienden. Actualmente, la juventud afronta muchos problemas. A veces, los padres son un problema para sus propios hijos. Es sorprendente las muchas veces que entrevistamos a niños quienes nos han dicho el gran obstáculo que sus padres son para permitirles creer en Dios, observar los mandamientos, guardar el día de reposo o asistir a las reuniones. Naturalmente es cierto que los niños son muy a menudo un problema para sus padres. No hay duda acerca de eso.

No hace mucho, un grupo de estudiantes de una de nuestras universidades hizo una encuesta entre un gran número de familias en el asunto de la delincuencia juvenil. Estudiaron no solamente a los padres, sino también a los hijos, y al mismo tiempo entrevistaron a muchos jóvenes delincuentes para ver si podían encontrar la causa de su delincuencia y lo que estaba detrás de este problema. Ochenta por ciento de estos delincuentes dijeron que sus padres nunca tenían tiempo para ellos y que no les importaba lo que hacían, con tal de que no los molestaran en su rutina diaria.

El mismo porcentaje informó que a sus padres no les importaba los amigos que los hijos escogían. El setenta y cinco por ciento de estos delincuentes, hombres y mujeres, dijeron que no había amor paternal en el hogar. ¿No es eso conmovedor? Esa es la razón por la que hay delincuencia.

Hay una razón muy grande que es la causa de esta delincuencia juvenil y las pandillas de rebeldes, —esta razón es el derrumbamiento del amor familiar, la armonía y la responsabilidad.

RELIGION EN EL HOGAR

Otra cosa muy interesante fue que la encuesta mostró que en los hogares de estos delincuentes, había poco o nada de religión. Muchos de estos jóvenes confesaron el deseo que tenían por alguna religión, pero que los padres no lo permitían. ¡Qué comentario tan triste!

Nosotros pensamos que si los padres e hijos se esfuerzan por entenderse mutuamente, la mayoría de los problemas que existen en los hogares podrían desaparecer, tratando todos de establecer una atmósfera en donde more la obediencia al evangelio del Señor Jesucristo.

Vosotros sabéis cómo viene la paz. Es la paz de Cristo, no como el mundo la da. Es el espíritu de Cristo, el cual es el espíritu de paz y la única manera en que podemos obtenerlo es mediante la obediencia al evangelio. Es la obediencia lo que trae la influencia del espíritu de Dios a cada familia para que de esta manera pueda haber amor y paz en el hogar.

Nosotros creemos que tanto los padres como los hijos deben sentarse y hablar sobre los asuntos familiares, basándose en el amor y entendimiento. El problema más serio que nuestra juventud afronta en la actualidad concierne a la conducta personal, dentro y fuera del hogar. Los padres muy a menudo están demasiado ocupados con otras cosas para discutir estos problemas con sus hijos, y como resultado, los jóvenes se van a otros lugares en donde con frecuencia son engañados. Los consejos de los callejones nunca son buenos, y ciertamente, en este punto crítico de las vidas de sus hijos, los padres deben estar dispuestos a abandonar cualquier actividad, y tomar el tiempo necesario para aconsejarlos. Los jóvenes necesitan planear para el futuro, y para ello necesitan la mano orientadora, es por eso que los padres no tendrán que estar demasiado ocupados o desinteresados para hacerlo.

¿Cómo podemos mejorar la situación en nuestros hogares? ¿Cómo pueden los padres ganar la confianza de sus hijos? ¿Cómo podemos desarrollar decencia juvenil en lugar de delincuencia juvenil?

REUNION DE CONSEJO FAMILIAR

Ocasionalmente, cada familia deberá tener una reunión de consejo familiar. Esto podrá verificarse en conexión con la Noche de Hogar para la Familia y firmemente instamos a cada familia Santo de los Últimos Días a que tengan su Noche de Hogar cada semana. Periódicamente, como parte de la Noche de Hogar para la Familia, muy bien podría verificarse un consejo familiar que los padres dirigirían, y al cual asistirían los miembros de la familia.

Si se lleva a cabo propiamente, puede fortalecer los lazos familiares, asegurar a los hijos que realmente se les ama y convencerlos de que sus padres están interesados en su bienestar y problemas. Puede ayudar a proteger a los hijos de la tentación e inspirar a los padres a vivir rectamente y a poner el ejemplo ante sus hijos. En tal reunión, los padres pueden ganar la cooperación de los hijos para adquirir los propósitos de una buena vida familiar, ayudándolos a planear para ello y hacerlos sentir parte del plan y su operación. Los hijos responderán si los padres toman una buena iniciativa.

Nuevamente, al entrevistar a un gran número de jóvenes, me he asombrado con aquellos que han dicho que la desilusión más grande que han tenido con sus padres, es que los padres han fallado al hacer las decisiones y proporcionar dirección en el hogar.

DECISIONES JUSTAS

Los padres deben hacer decisiones justas, las cuales no tienen que ser necesariamente dictatoriales, ya que eso hace que los hijos se alejen. Si los padres escucharan a sus hijos y los hechos, y fueran a orar y pedir ayuda ante el Dios Todopoderoso, recibirían la inspiración a la que todo Santo de los Últimos Días tiene derecho.

Vosotros tenéis el don del Espíritu Santo. Se os ha conferido mediante la imposición de manos. Como Pablo dijo a Timoteo, “Aviva el fuego del don de Dios que está en ti.” Si aviváramos el fuego del don de Dios que está en nosotros, si escucháramos a nuestros hijos para que puedan sentir que son parte de nuestras decisiones, y si entonces mediante la oración e inspiración del Espíritu hacemos y proporcionamos las propias decisiones, habremos, por todos los medios, salvado a nuestros hijos quienes lo apreciarán.

Ellos desean dirección y decisiones justas por parte de los padres, al mismo tiempo que desean consejo. Nosotros no podemos gobernarlos sin consejos, y no debemos ser dictadores en nuestros hogares. Somos hijos de Dios por lo tanto debemos tener amor, entendimiento y comunicación entre padres e hijos, para que de esta manera, todos puedan hablar juntos, llegar a un entendimiento y decisión comunes y entonces los hijos apoyarán tal decisión. Esto, sin embargo, debe hacerse en una reunión de consejo familiar y no discutirse solamente en la mesa durante el desayuno. A veces, algunos miembros de la familia no estarán presentes para el desayuno o la cena. Debemos escoger una ocasión en que todos puedan asistir.

Hace algunos años, dirigimos un programa en la Iglesia intitulado “Mantened la fe en vuestra familia”. Preparamos algún material el cual se distribuyó a través de toda la Iglesia en conexión con este programa. Quisiera leeros algunos de los temas que recomendamos para estas reuniones de consejo familiar.

RESPETO MUTUO

Uno fue el de enseñar el respeto mutuo entre los miembros de la familia. El otro fue eliminar el egoísmo; tratarse unos a otros como verdaderos hermanos y vivir la Regla de Oro. Este asunto de eliminar el egoísmo es una de las cosas más importantes que podemos hacer. El peor enemigo de la humanidad es el egoísmo. Esto podemos verlo en toda pelea que exista en una familia, todo es a causa del egoísmo por parte de uno.

Una de las cosas más importantes que debemos aprender, es la de aplicar los mandamientos de Dios en el hogar. “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos.” El Señor dijo que debíamos amarlo con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza. Dijo que este era el primer mandamiento y que el segundo era semejante, y me supongo que “semejante” significa de igual importancia. No podremos amar a Dios con todo nuestro corazón si no cumplimos con el segundo mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Mi prójimo más cercano es mi esposa y los próximos son mis hijos. Debo amarlos al menos como me amo a mí mismo, o si no, amarlos más, infinitamente más. Debo estar dispuesto a ir más allá que cualquier deseo personal por el bienestar de mi familia. Y nunca podemos decir que amamos a Dios si no amamos a nuestros hermanos y padres con quienes vivimos.

AMOR EN EL HOGAR

El amor de Dios es vital. Recordemos que él dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” Y el amor debe incluir el amor familiar. Debe ser el amor que tenemos en nuestros hogares, como resultado de una vida digna de Santos de los Últimos Días.

Para continuar con esta lista, la próxima cosa sería enseñar a la familia a adorar. En nuestro hogar, debemos bendecir los alimentos, vivir la Palabra de Sabiduría, estar dispuestos, como familia, a pagar nuestros diezmos y ofrendas y a ayunar juntos. Debemos también fomentar el amor fraternal, honestidad, paciencia y entendimiento. Como familia, debemos planear reunirnos juntos en nuestras capillas, asistir a nuestras Escuelas Dominicales y cultos sacramentales. Dejemos que sea un proyecto familiar.

Debemos fomentar en la mente de cada niño, el ideal de ir a una misión a la edad apropiada. Este asunto de enviar misioneros a todo el mundo, no es un proyecto norteamericano, es un proyecto del Señor Jesucristo, de su Iglesia mundial.

Es en nuestras horas familiares o en las reuniones de consejo familiar que debemos inculcar en la mente del niño el deseo de cumplir una misión. Muchas familias ayudan en este propósito mediante un plan de ahorros en el cual, tanto los padres como el niño, ahorran un peso cada semana o mensualmente, lo cual es un recordatorio constante durante la niñez, de vivir una vida digna para ir a una misión.

CASAMIENTO EN EL TEMPLO

Entonces debemos enseñarles la importancia del casamiento en el templo. Podéis comenzar esto como una tradición familiar mientras los hijos son jóvenes, lo cual podrá ser una guía y protección durante el período de la adolescencia. Uno de los proyectos más grandes de una familia es enseñar a los hijos a ser dignos de entrar a la casa del Señor. Los padres deberán siempre tener en mente el casamiento por el templo. Algunas de vosotras, hermanas, no podréis obtener un casamiento por el templo de momento, otras estaréis casadas con no miembros de la Iglesia o con esposos que no están interesados, pero queremos deciros que seáis fieles y pacientes y Dios os proporcionará el camino. Para aquellas que tengan la oportunidad de ir al templo, hacedlo. Conservaos dignas de obtener una recomendación para el templo. Enseñad constantemente el casamiento en el templo en vuestros hogares y poned el ejemplo ante vuestros hijos.

Estuve tan impresionado cuando en una ocasión estuve visitando a una familia en una ciudad donde estaba para una conferencia de estaca. Tuve que quedarme un día más por cuestiones de negocios, por lo tanto tenía mis oraciones familiares con la familia con que me estaba quedando. Un viernes en la noche, una de las niñas dijo la oración. Yo creo que tenía como diez o doce años. Estuve asombrado cuando al final de la oración esta jovencita dijo: “Padre, ayúdanos a mí y a mis hermanas para que nos casemos en el templo.” A la mañana siguiente, tuvimos otra oración familiar y en esta ocasión la hija de 16 años la dijo. Al final de la oración, pidió “Padre, ayúdanos a mí y a mis hermanas a que nos casemos en el templo.” En la noche la hija de 18 años oró y concluyó, “Padre, ayúdanos a mí y a mis hermanas para que podamos casarnos en el templo.”

Cada vez, este era un tema de la oración familiar. Y aquellos de vosotros que hayáis estado en el templo, sabéis que es la puerta hacia la exaltación. A cada persona fiel le será dada una oportunidad de casarse en el templo.

ACTIVIDAD EN LA IGLESIA

Es muy importante que la familia entera participe en los eventos de los barrios, estacas, misiones o ramas. Las familias deberán ir juntas a la Iglesia, adorar, jugar y trabajar juntos para edificar una unidad familiar.

Es difícil que un niño mantenga su interés en la Iglesia, si sus padres, que son los que lo mandan, se quedan en casa. La mayoría de los niños quieren hacer lo que sus padres hacen, por lo menos durante los primeros años. Si los padres van a un día de campo el día de reposo, los hijos probablemente desearán ir también. De lo contrario, si los padres van a la Iglesia, no es nada difícil traer a los hijos con ellos.

Cuando la actividad de la Iglesia llega a ser parte de la rutina familiar, que es lo que se espera llegue a ser, los hijos llegan a tomarla como costumbre sin ninguna resistencia, por lo tanto llega a ser un hábito.

Cuando el hogar llega a ser parte íntegra de la Iglesia y viceversa ambos trabajan con precisión. Es entonces que el objetivo se ha llevado a cabo. Ambos, padres e hijos, se han convertido a los principios del evangelio. La confianza y respeto mutuos son establecidos y la familia perdura, no sólo por esta vida sino por la eternidad.

LOGRANDO NORMAS E IDEALES FAMILIARES

Se sugiere que en estas reuniones de consejo familiar revisemos algunas otras cosas. Por ejemplo, si usted es propietario de un automóvil, y tiene varios miembros de la familia que quieren manejarlo, lleguen a alguna conclusión acerca de las reglas que conciernen al uso del coche. Dejad que los hijos os ayuden a hacer las decisiones en cuanto a la hora que deben llegar a casa o salir por la noche. Es absolutamente esencial que alguna persona mayor los acompañe cuando tengan que estar fuera toda la noche o en otro tipo de diversiones. No permita que los jóvenes Santos de los Últimos Días hombres o mujeres, se vayan sin acompañantes durante las vacaciones. Sé que esto es una cosa muy común en Europa, pero no dejemos que nuestros Santos de los Últimos Días participen en ello.

Obtened el deseo de los hijos para discutir con los padres el tipo de compañeros que escogen. Instadlos a presentar sus amigos a los padres para que de esta manera, los padres sepan la clase de compañeros que sus hijos tienen. Edificad respeto hacia los padres, maestros, policía y otra clase de autoridades.

Llegad a un entendimiento acerca de la buena clase de lectura, evitando los malos libros y publicaciones. Proporcionad en el hogar un buen tipo de material de lectura y evitad los programas malignos y repugnantes de televisión. Llegad a una conclusión en cuanto a la clase de lugares de diversión que se deben visitar, al igual que la edad de empezar a tener citas o con quién. Discutid con ellos los problemas del noviazgo temprano y el terrible error de un matrimonio a temprana edad. Habladles sobre la decencia y de evitar, en todo momento, el besuqueo y caricias impúdicas.

MODESTIA EN EL VESTIR-CASTIDAD EN LA CONDUCTA

Otro punto es la modestia en el vestir. ¿Hay alguna razón por la que los Santos de los Últimos Días, casi tres millones, tengan que ir como ovejas, siguiendo las repugnantes modas del mundo? ¿Por qué tienen, las mujeres y jovencitas que exponerse mediante la inmodestia, ya sea usando faldas muy cortas o blusas apretadas, o como quieran llamarle?

Quisiera deciros, jovencitas, que las faldas cortas no os harán más bellas cuando os agachéis o sentéis. Es un asunto muy serio. Muchos jóvenes que han perdido su virtud, me han confesado que las faldas cortas y otras exposiciones provocaron la tentación que fue la causa de su perdición. Ninguna mujer, especialmente una de los Santos de los Últimos Días, tiene el derecho de tentar a un joven. Vuelvo a repetir, ningún derecho tenéis; y si tentáis a otros vistiendo inmodestamente, Dios os hará responsable.

Actualmente, toda mujer Santo de los Últimos Días debe ser modesta. El propósito por el que enviamos a nuestras mujeres y hombres al templo, es para que aprendan a vestir modestamente, y creo que sabéis a lo que me estoy refiriendo.

Les pedimos que sean modestos, para que de esta manera preserven la castidad. Recordad que cuando uno pierde la castidad, pierde casi todo. Uno de los grandes convenios que un Santo de los Últimos Días hace con el Todopoderoso es que prometemos ser virtuosos y castos. En el Libro de Mormón se nos ha dicho que el pecado sexual sigue al del asesinato.

Estas son cosas que tenemos que discutir con nuestros hijos en el hogar, y firmemente recomendamos, que como Santos de los Últimos Días, conservemos la fe con nuestras familias y preservemos las ideas y normas que el Señor nos ha dado mediante la restauración del evangelio en estos últimos días.

EDIFICANDO EL REINO

Se nos ha prometido que seremos los edificadores del reino. No sé si estaréis atemorizados por la actual situación de Egipto, ya que yo sí lo estoy. Leed los capítulos 38 y 39 de Ezequiel. La gran guerra final será en el oriente, y es ahí donde Dios vendrá cuando los ejércitos del mundo estén reunidos. Desatará tal destrucción sobre ellos que tomará siete meses sólo el enterrar a los muertos.

No creo, sin embargo, que esta crisis particular conduzca a eso, hay todavía mucho que hacer. Solamente quiero llamar vuestra atención al hecho de que estamos viviendo en los últimos días y esto es una de las señales de los tiempos.

Nosotros, como Santos de los Últimos Días, debemos prepararnos para la segunda venida del Señor, y no podremos prepararnos para la santificación que se requerirá, con blusas apretadas o faldas cortas, ¿o sí? Y tampoco podemos hacerlo mediante peleas en el hogar, ni entregándonos a prácticas irreligiosas.

Tenemos que decidirnos a ser el pueblo del convenio de Dios y cumplir con nuestras promesas, lo cual quiere decir que tendremos que vivir mediante toda palabra que salga de la boca de Dios. Ojalá que podamos hacer esto, lo pido humildemente.

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