Conferencia General Octubre 1969
José Smith, el Profeta
por el Élder Alma Sonne
Asistente del Concilio de los Doce
Mis hermanos y hermanas: Los Santos de los Últimos Días son un pueblo escogido. Su misión es enseñar el evangelio restaurado al mundo, y sienten profundamente esa responsabilidad. Su labor misional es una evidencia de su sinceridad y determinación por dar a conocer la verdad.
Relación con Dios
Los Santos de los Últimos Días comprenden que las almas de los hombres son preciosas a los ojos de Dios. Conocen su relación con Él y, con toda razón, se les llama hijos de Dios. Él es su Padre y está profundamente interesado en su bienestar. Escucha y responde a sus oraciones, les ayuda en momentos de necesidad, y los sostiene cuando confían en Él.
Creencia en los profetas
Los Santos de los Últimos Días creen en los profetas, cada uno de los cuales ha dejado un mensaje vital para el mundo. José Smith, considerado el fundador del mormonismo, es el profeta de la última dispensación. Al igual que Moisés, el legislador de Israel, habló con Dios cara a cara (Éxodo 33:11) y recibió de Él revelaciones sobre el destino del hombre y sus posibilidades. Enseñó que Dios es un ser personal, que gobierna los asuntos de los hombres y las naciones, y que es el Padre de todos sus hijos, tanto de los que viven como de los que ya han vivido sobre la tierra.
Fundamentos religiosos
Nuestro país se fundó en un ambiente religioso. Los colonos originales que llegaron a América establecieron sus bases en ese contexto. Vinieron con profundas convicciones religiosas, construyeron iglesias y escuelas, y adoraron a Dios a su manera. Su objetivo era la libertad religiosa, y aunque no lo sabían, prepararon el camino para la restauración del evangelio de Jesucristo, que, según Santiago, es la «ley perfecta de la libertad» (Santiago 1:25).
He descubierto que la mayoría de las personas tienen un profundo sentimiento religioso. Muchos de ellos asisten a la iglesia para satisfacer sus anhelos espirituales. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está construyendo iglesias y capillas a un ritmo acelerado, y la mayoría de ellas están llenas de adoradores los domingos, donde se enseña el evangelio y se fomenta una vida recta.
El llamado profético de José Smith
José Smith, el Profeta, fue el hombre elegido para abrir una nueva dispensación del evangelio. Anunció al mundo la restauración de la verdad divina. Existen muchos acontecimientos en su vida respaldados por testigos presenciales que testifican de su llamado profético. Estos testigos respondieron a su grandeza y liderazgo, demostrando su lealtad. Hombres fuertes como Brigham Young, John Taylor y Wilford Woodruff lo siguieron con una devoción rara vez vista en los asuntos humanos. Eran hombres que no podían ser fácilmente engañados ni desviados.
Hombres de renombre vieron en el Profeta una figura histórica de gran influencia.
Es necesario comprender el mormonismo para entender a este profeta de los últimos días. No puede ser ignorado por el investigador sincero, ni puede ser descartado con los antiguos métodos de burla y desprecio. Su nombre ya está asegurado en los libros de historia. Refiriéndose a sí mismo, dijo: «Ustedes no me conocen; nunca conocieron mi corazón. Ningún hombre conoce mi historia» (Historia Documental de la Iglesia, Vol. 6, p. 317).
¿Quién, por ejemplo, conoce verdaderamente a Jesucristo? Nadie, excepto aquellos que entienden su evangelio de salvación. José Smith vino para preparar al mundo para el reinado de Cristo. La Iglesia enseña sobre la segunda venida del Salvador, cuando aparecerá en gloria y esplendor.
Historia temprana preservada
El Profeta no escribió su autobiografía, pero la historia de los primeros días de la Iglesia está bien preservada. Con sabiduría y visión, el Profeta mantuvo registros. «Durante los últimos tres años», dijo en una ocasión, «tengo un registro de todos mis actos y procedimientos, porque he mantenido a varios buenos, fieles y eficientes escribientes empleados de manera constante; me han acompañado a todas partes, y han mantenido cuidadosamente mi historia, y han escrito lo que he hecho, dónde he estado, y lo que he dicho… y mis enemigos no pueden probar nada en mi contra» (Historia Documental de la Iglesia, Vol. 6, p. 409). El Profeta creía que era un hombre de destino, que esta obra era un evento importante en la historia y que debía ser preservada para las generaciones futuras. Un ángel le había dicho que su «nombre sería conocido para bien y para mal entre todas las naciones» (José Smith—Historia 1:33). Esa profecía se ha cumplido.
Historia confiable mantenida
Hoy estamos agradecidos por la historia fragmentaria de la iglesia cristiana primitiva, por los registros de los que se compilaron los cuatro evangelios, y por las enseñanzas y testimonios de sus primeros líderes. Han sido una fuente de inspiración y guía para las generaciones que siguieron. Sin esos valiosos registros, la oscuridad habría prevalecido. La Iglesia ha mantenido y sigue manteniendo un registro fiel y una historia confiable de su crecimiento, desarrollo y expansión desde su organización el 6 de abril de 1830; y seguirá avanzando en el futuro, tal como lo ha hecho en el pasado. Así lo testifico sinceramente, en el nombre de Jesucristo, el Señor. Amén.
Resumen:
En este discurso, el élder Alma Sonne resalta el papel de José Smith como el profeta elegido para abrir la última dispensación del evangelio. Los Santos de los Últimos Días son un pueblo escogido con la misión de enseñar el evangelio restaurado al mundo, y esa responsabilidad es algo que sienten profundamente. El élder Sonne explica que los Santos creen en los profetas y que José Smith es comparable a Moisés, ya que ambos hablaron cara a cara con Dios y recibieron revelaciones cruciales.
El discurso también menciona cómo los colonos de América, con sus profundas convicciones religiosas, prepararon sin saberlo el camino para la restauración del evangelio. Sonne destaca que José Smith fue testigo de grandes manifestaciones divinas, lo que lo calificó como el líder para traer de vuelta la verdad divina al mundo. Además, subraya la importancia de los registros históricos preservados por el profeta, que permiten a la Iglesia mantener una historia fiel de sus comienzos hasta su crecimiento actual.
Este discurso nos invita a reflexionar sobre el impacto trascendental de la vida y obra de José Smith en la historia del mormonismo y en la vida espiritual de millones de personas. La figura de José Smith es presentada como un hombre llamado por Dios para realizar una obra única en su tiempo, con una misión de restauración que no solo afectaría su época, sino que prepararía el mundo para la segunda venida de Cristo.
La devoción que hombres como Brigham Young, John Taylor y Wilford Woodruff tuvieron hacia José Smith demuestra el poder de su liderazgo y el espíritu divino que lo guiaba. La restauración del evangelio no fue un acontecimiento aislado, sino que fue parte de un plan mayor, donde la historia y la espiritualidad convergieron para formar una nueva dispensación de verdad.
La invitación implícita en el discurso es a reconocer la importancia de mantener vivos los registros de nuestra historia y de seguir fieles a las enseñanzas proféticas, mientras nos preparamos para el futuro prometido por el evangelio restaurado. Además, nos impulsa a valorar la luz y guía que el evangelio nos proporciona en un mundo que podría fácilmente caer en la oscuridad sin esos registros y principios.
























