Ven, sígueme — 10 – 16 febrero: “Para que salgas triunfante”

Ven, sígueme — Para el hogar y la Iglesia: Doctrina y Convenios 2025

10 – 16 febrero: “Para que salgas triunfante” — Doctrina y Convenios 10–11

Preguntas y Respuestas


Contexto Histórico

A comienzos de 1828, Joseph Smith se encontraba en Harmony, Pensilvania, dedicado a la traducción del Libro de Mormón con la ayuda de su esposa Emma. No obstante, en ese tiempo, sintió la presión de Martin Harris, un gran amigo y benefactor, quien deseaba obtener una prueba tangible de la obra. Harris quería demostrar a su esposa y a otros que el trabajo de Joseph era genuino, y convenció al profeta de que le permitiera llevarse 116 páginas del manuscrito traducido.

Pese a la reticencia inicial de Joseph, accedió tras varias súplicas, pidiendo permiso al Señor en tres ocasiones antes de recibir una respuesta afirmativa con condiciones específicas: Harris debía comprometerse a mostrar las páginas solo a cinco personas de confianza. Sin embargo, al llegar a Palmyra, Harris descuidó esta instrucción y perdió las páginas, lo que provocó gran angustia en Joseph. Al enterarse de la pérdida, sintió un profundo pesar y temor por haber desobedecido al Señor.

Durante este período de tribulación, el Señor reprendió a Joseph y le retiró temporalmente el don de traducir. Fue en este contexto que recibió la revelación registrada en Doctrina y Convenios 10, en la que el Señor le advirtió sobre los planes de personas malintencionadas que pretendían usar las páginas perdidas para desacreditar su obra. Se le reveló que, a sabiendas de estos peligros, el Señor ya había preparado una solución: en lugar de intentar volver a traducir lo perdido, debía continuar con la parte restante de los registros de Nefi, los cuales cubrirían la misma historia con mayor detalle.

Tiempo después, en mayo de 1829, Oliver Cowdery había llegado a Harmony y estaba sirviendo como escriba de Joseph en la traducción. En medio de este proceso, Joseph recibió otra revelación, registrada en Doctrina y Convenios 11. Esta revelación fue dirigida a Hyrum Smith, el hermano de Joseph, quien deseaba saber cómo podía contribuir a la obra. El Señor le enseñó la importancia de recibir primero la palabra en su corazón antes de salir a predicar. También le prometió que, en el tiempo adecuado, recibiría el poder para enseñar con gran eficacia.

Estas revelaciones marcaron momentos cruciales en la restauración. Doctrina y Convenios 10 aseguró la continuación del Libro de Mormón pese a la pérdida de las páginas, mientras que Doctrina y Convenios 11 reflejó la importancia del testimonio personal antes de predicar el evangelio.


Lecciones que podemos aprender de Doctrina y Convenios 10:1–33 — Dios “no permitir[á] que Satanás realice su perverso designio”.


Los versículos de Doctrina y Convenios 10:1–33 contienen enseñanzas profundas sobre la soberanía de Dios, la astucia de Satanás y la importancia de confiar en el Señor. A continuación, algunas lecciones clave que podemos extraer:

1. Dios tiene el control y Su obra no puede ser frustrada
Dios le asegura a Joseph Smith que, a pesar de la pérdida de las 116 páginas, Su obra seguirá adelante. Él ya había previsto la situación y preparado una solución. Esto nos enseña que Dios siempre tiene un plan, incluso cuando las cosas parecen ir mal. No importa cuán grande sea el obstáculo, el Señor guiará Su obra y cumplirá Sus propósitos.

El presidente Gordon B. Hinckley enseño: “La causa en la que estamos comprometidos es la causa de Dios. Él no permitirá que fracase. No se preocupen por el Evangelio de Jesucristo. No se preocupen por esta obra. Dios la está guiando y nunca permitirá que sea destruida por el hombre.” (“No estamos solos”, Conferencia General, octubre de 1995).

Podemos confiar en que, si buscamos hacer lo correcto, el Señor nos dirigirá y hará que todo funcione para nuestro bien, incluso cuando cometemos errores.

2. Satanás busca destruir la obra de Dios, pero no triunfará
El Señor revela que Satanás y sus seguidores planeaban usar las páginas perdidas para desacreditar la obra de Joseph. Esto nos muestra cómo el adversario trabaja para confundir, engañar y desviar a las personas de la verdad.

El presidente Ezra Taft Benson dijo: “Satanás es real. No debemos subestimar su poder. Sin embargo, no debemos temerle si nos mantenemos cerca del Señor. Cuando hacemos lo correcto, cuando obedecemos los mandamientos, podemos confiar en que Dios nos protegerá y nos dará la fortaleza para vencer al enemigo.” (“La gran prueba de la vida”, Conferencia General, abril de 1988).

Debemos estar atentos a los engaños de Satanás y evitar caer en la duda, el miedo o la desesperación. Cuando seguimos al Señor, el adversario no podrá destruirnos.

3. La importancia de la obediencia y la confianza en Dios
José cedió a la insistencia de Martin Harris y permitió que se llevara el manuscrito, a pesar de que el Señor inicialmente no se lo había permitido. Esto llevó a la pérdida de las páginas. Sin embargo, Dios le dio otra oportunidad para continuar con la obra.

El presidente Thomas S. Monson dijo: “El hacer lo correcto en el momento adecuado, con la actitud correcta, es una prueba de carácter. Cuando seguimos al Señor sin dudar, Él nos bendice más de lo que podemos imaginar.” (“Las tres decisiones más importantes”, Conferencia General, octubre de 2010).

A veces queremos hacer nuestra voluntad en lugar de seguir el consejo del Señor. Obedecer desde el principio nos ahorrará sufrimiento y dificultades innecesarias. Si cometemos errores, podemos arrepentirnos y confiar en que Dios nos ayudará a seguir adelante.

4. Dios nos da segundas oportunidades
Aunque Joseph perdió las páginas, Dios no lo abandonó ni lo rechazó como profeta. En cambio, le permitió continuar traduciendo y le mostró una mejor manera de proceder.

Por el élder Jeffrey R. Holland enseño: “Si sienten que han fracasado, si sienten que han cometido errores irreparables, recuerden esto: ¡El Evangelio de Jesucristo es el Evangelio de la segunda oportunidad! El Señor nunca se da por vencido con ustedes.” (“Los obreros de la viña”, Conferencia General, abril de 2012).

Dios es misericordioso y nos da oportunidades para corregirnos. Si cometemos errores, debemos arrepentirnos, aprender de la experiencia y seguir adelante con fe.

5. La sabiduría de Dios es mayor que la astucia del hombre
Dios sabía que las personas malintencionadas intentarían alterar el manuscrito perdido para desacreditar a Joseph. Pero en Su omnisciencia, ya había preparado un registro alternativo con un relato más detallado de los mismos eventos.

Por el élder Neal A. Maxwell dijo: “El Señor ve mucho más allá de lo que nosotros podemos ver. A menudo, lo que parece una pérdida o un contratiempo, es en realidad una bendición disfrazada que nos lleva a algo mejor.” (“No apresuren el día de su juicio”, Conferencia General, abril de 1976).

Podemos confiar en que Dios ve más allá de lo que nosotros vemos. Aun cuando no comprendamos completamente lo que sucede, podemos estar seguros de que Él tiene el control y nos guiará en la mejor dirección.

6. La importancia de actuar con prudencia y sabiduría
El Señor le aconseja a José que no vuelva a dar lo sagrado a manos de los inicuos. Esto nos enseña a ser sabios con las decisiones que tomamos y con quién compartimos las cosas sagradas.

Por élder Boyd K. Packer enseño: “La revelación y la inspiración son dones sagrados. No debemos tomarlas a la ligera ni compartirlas indiscriminadamente. El Señor nos enseñará cuándo y con quién debemos compartir nuestras experiencias espirituales.” (“La luz es un reflejo de la verdad”, Conferencia General, abril de 2005).

Debemos actuar con prudencia en nuestra vida y ser cuidadosos con quién confiamos nuestras creencias, testimonios y experiencias espirituales.

Estos versículos nos enseñan que Dios es soberano, Su obra no será frustrada y siempre nos da segundas oportunidades cuando nos arrepentimos y seguimos adelante con fe. También aprendemos que Satanás intentará engañarnos, pero si confiamos en el Señor y obedecemos Su voluntad, seremos protegidos y guiados en la dirección correcta.


Doctrina y Convenios 10:34–52: “La sabiduría [del Señor] es más potente que la astucia del diablo”


En estos versículos, el Señor revela a José Smith que los planes de Satanás para frustrar la obra de la restauración serán en vano, porque Dios, en Su sabiduría, ya había previsto la pérdida de las 116 páginas del manuscrito del Libro de Mormón y preparado una solución. Esta enseñanza nos deja varias lecciones valiosas:

1. La obra de Dios no puede ser frustrada
El Señor le asegura a Joseph Smith que la maldad de los hombres no puede detener Su obra (DyC 10:43). Aunque los enemigos de la Iglesia intentaron alterar las páginas perdidas para desacreditar la traducción, Dios ya había provisto un camino para que la verdad prevaleciera.

El presidente Gordon B. Hinckley dejo:  “La causa en la que estamos comprometidos es la causa de Dios. Él no permitirá que fracase. No se preocupen por el Evangelio de Jesucristo. No se preocupen por esta obra. Dios la está guiando y nunca permitirá que sea destruida por el hombre.” (“No estamos solos”, Conferencia General, octubre de 1995).

Dios tiene el control absoluto sobre Su obra. Aun cuando enfrentemos oposición, podemos confiar en que Su propósito se cumplirá.

En el Antiguo Testamento, José (el hijo de Jacob) fue vendido como esclavo, pero Dios usó esa adversidad para salvar a su familia del hambre (Génesis 50:20). Dios convierte las dificultades en oportunidades para Su obra.

2. Satanás usa la astucia, pero Dios usa la verdad
Satanás intentó engañar a José Smith y desacreditar la traducción del Libro de Mormón mediante la manipulación del manuscrito perdido (DyC 10:37). Sin embargo, Dios no solo reveló el plan del enemigo, sino que ya había preparado un registro alternativo con información aún más completa.

El élder James E. Faust enseño: Satanás siempre está buscando formas de torcer la verdad, de sembrar confusión y de engañar a los hijos de Dios. Pero él no tiene el poder para vencer la verdad, ni para derrotar a aquellos que confían en el Señor.” (“El poder del adversario”, Conferencia General, abril de 2007).

Satanás usa la confusión, el engaño y el miedo para intentar desviar a los hijos de Dios. Pero la verdad siempre prevalecerá sobre la mentira.

Tambien el élder Jeffrey R. Holland dijo: “El poder del adversario no es mayor que el poder de Dios. Puede confundirnos por un tiempo, pero no puede triunfar si confiamos en la luz y la verdad.” (“El Cordero de Dios”, Conferencia General, abril de 2019).

3. Dios siempre provee una solución ante los desafíos
El Señor ya había inspirado a los profetas antiguos para que hicieran otro registro de los mismos eventos que cubrían las páginas perdidas (DyC 10:41-42). Esto nos muestra que Dios prepara el camino antes de que surjan los problemas.

El élder Jeffrey R. Holland enseño: “Cuando parece que todo está perdido, cuando las cosas no salen como las planeamos, debemos recordar que Dios ya tiene una solución. Él no nos deja sin respuesta, sino que prepara el camino mucho antes de que lo necesitemos.” (“Confía en Dios y créelo bien”, Conferencia General, octubre de 2020).

Dios ya ha preparado la salida incluso antes de que enfrentemos la prueba. Podemos confiar en que Él nos dará algo mejor, más de lo que podríamos imaginar.

Cuando la Iglesia fue expulsada de Nauvoo, parecía que todo estaba perdido. Sin embargo, Dios ya había preparado un nuevo hogar para los santos en el oeste, en el Valle del Lago Salado. Él siempre abre un camino cuando confiamos en Él.

4. La sabiduría de Dios es infinita y supera cualquier obstáculo
El Señor le dice a José Smith en DyC 10:43:
“No permitiré que destruyan mi obra; sí, les mostraré que mi sabiduría es mayor que la astucia del diablo.”

Dios ve el panorama completo. Mientras Satanás solo puede reaccionar ante los eventos, Dios ya ha preparado el desenlace final.

El élder Neal A. Maxwell dijo: “Dios ve mucho más allá de lo que nosotros podemos ver. A menudo, lo que parece una pérdida o un contratiempo, es en realidad una bendición disfrazada que nos lleva a algo mejor.” (“No apresuren el día de su juicio”, Conferencia General, abril de 1976).
“Dios no está limitado por el tiempo como nosotros. Él ve el principio desde el final y guía nuestra vida con amor y sabiduría perfecta.” (“La voluntad de Dios”, Conferencia General, octubre de 1996).

5. Aplicación personal: Cómo confiar en la sabiduría de Dios
A veces enfrentamos situaciones en las que parece que el enemigo ha ganado, como cuando experimentamos pérdidas, fracasos o injusticias. Sin embargo, estos versículos nos enseñan que Dios ya ha previsto nuestras dificultades y ha preparado soluciones que quizás aún no vemos.

El Élder Dieter F. Uchtdorf dijo: “La fe significa confiar en Dios en tiempos buenos y malos, incluso si eso implica aceptar que Sus tiempos y propósitos son diferentes a los nuestros.” (“La fe en cosas que no se ven”, Conferencia General, abril de 2001).

Aunque no comprendamos completamente el plan de Dios, podemos confiar en que Él nos guiará a donde necesitamos estar.

Doctrina y Convenios 10:34–52 nos enseña que la sabiduría de Dios siempre vencerá la astucia del diablo. Aunque el adversario intenta engañarnos y sembrar confusión, Dios tiene el control y ya ha preparado un camino para que la verdad prevalezca. Nuestra tarea es confiar en Él, seguir adelante con fe y recordar que ninguna fuerza puede detener la obra del Señor.

El discurso “Por designio divino” – Élder Ronald A. Rasband (Conferencia General, octubre de 2017)

En su mensaje, el élder Ronald A. Rasband enseña que las circunstancias de nuestra vida no son meras coincidencias, sino que Dios está en los detalles y nos guía según Su voluntad. Nos invita a reconocer que las oportunidades, desafíos y personas que encontramos en el camino son parte de un plan divino.

Utiliza varios ejemplos personales y de las Escrituras para ilustrar cómo el Señor dirige nuestras vidas:

  • Relata cómo, en su propia experiencia, el Señor lo guió en su llamamiento como Setenta y luego como Apóstol.
  • Habla de las veces en que sintió que estaba en el lugar correcto en el momento preciso, lo que le permitió bendecir la vida de otros.
  • Enfatiza que, cuando seguimos la inspiración del Espíritu, nos convertimos en instrumentos en las manos de Dios para ministrar a los demás.

El élder Rasband nos anima a confiar en el Señor, a reconocer Su mano en nuestra vida y a seguir Sus impresiones con fe, porque nada en nuestra vida ocurre por casualidad cuando confiamos en Él.

¿De qué modo el Señor ha estado obrando en tu vida?
El Señor obra en nuestra vida de muchas maneras. A veces, podemos sentir Su influencia en los momentos en que enfrentamos decisiones difíciles y recibimos una impresión en nuestro corazón. En otras ocasiones, reconocemos Su mano al mirar atrás y darnos cuenta de que las pruebas que pasamos nos prepararon para bendiciones futuras.

¿Qué “coincidencias” ha preparado?
Al reflexionar, podemos recordar eventos que parecieron casualidades pero que, en realidad, fueron preparaciones del Señor. Puede ser el conocer a alguien en el momento exacto para recibir ayuda o brindar apoyo, encontrar una oportunidad de crecimiento personal o espiritual justo cuando más la necesitábamos, o recibir respuestas inesperadas a nuestras oraciones.

¿Qué cimientos ha establecido para tus bendiciones?
Las experiencias pasadas, incluso los desafíos, muchas veces son el fundamento de las bendiciones futuras. Dios nos ayuda a desarrollar paciencia, humildad y fe a través de pruebas que, en su momento, pueden parecer difíciles de entender. Estas experiencias moldean nuestro carácter y nos preparan para recibir mayores bendiciones en Su tiempo perfecto.

¿En qué ocasiones te ha llevado a ministrar a alguien necesitado?
El Señor nos usa como instrumentos para bendecir a otros. Quizás hemos sentido la impresión de llamar a un amigo justo cuando lo necesitaba, hemos podido ofrecer consuelo a alguien que estaba pasando por una prueba o hemos sentido que nuestras palabras han fortalecido la fe de otra persona. Estos momentos no son coincidencias, sino evidencia de que el Señor nos guía para cumplir Su propósito.

El mensaje del élder Rasband nos invita a ver nuestra vida con ojos espirituales y a reconocer que Dios está en los detalles de nuestra existencia. Nos ayuda a confiar en que Él tiene un plan para nosotros, y que cada experiencia, cada prueba y cada bendición forman parte de ese designio divino.


Doctrina y Convenios 11: “Pon tu confianza en el Espíritu del Señor”


En Doctrina y Convenios 11, el Señor dirige Sus palabras a Hyrum Smith, el hermano de José Smith, quien deseaba saber cómo podía participar en la obra de la Restauración. En esta revelación, el Señor le enseña la importancia de confiar en el Espíritu y prepararse espiritualmente antes de enseñar el Evangelio.

1. La confianza en el Espíritu es esencial para nuestra vida y misión
Doctrina y Convenios 11:12. El Espíritu Santo inspira a las personas a actuar con justicia, humildad y rectitud. Si un pensamiento o sentimiento nos motiva a hacer el bien, podemos confiar en que proviene de Dios. El versículo nos enseña a identificar la influencia del Espíritu en nuestras vidas. Si sentimos impulsos de servir, arrepentirnos o mejorar, es una señal de que estamos recibiendo Su dirección. Dios enfatiza que Su Espíritu nos lleva a vivir de manera humilde y justa. Esto significa que la verdadera espiritualidad no solo se trata de recibir revelación, sino de aplicar principios correctos en nuestra vida diaria. A veces podemos dudar de nuestras decisiones o impresiones espirituales. Este versículo nos recuerda que si sentimos inspiración para hacer el bien, debemos confiar en ella y actuar conforme a esa dirección.

Este versículo nos ayuda a desarrollar la capacidad de reconocer la voz del Espíritu en nuestra vida, seguir sus impresiones y actuar de manera justa y humilde.

La enseñanza de el élder Richard G. Scott: “El Espíritu Santo nos guiará de manera constante, pero debemos estar dispuestos a escuchar y confiar en Sus impresiones, aunque no siempre entendamos de inmediato su propósito.” (“Cómo obtener revelación e inspiración para su vida personal”, Conferencia General, abril de 2012).

Debemos aprender a reconocer y seguir la guía del Espíritu, confiando en que nos dirigirá hacia el bien y nos alejará del error.

2. El Espíritu nos ayuda a discernir entre la verdad y el engaño
Doctrina y Convenios 11:12. No debemos menospreciar las escrituras ni las enseñanzas del Señor. A veces, por estar ocupados con nuestras preocupaciones diarias, podríamos olvidar el poder que tienen Sus palabras para guiarnos y fortalecernos. No basta con conocer la palabra de Dios; debemos guardarla en nuestro corazón y aplicarla en nuestra vida. La verdadera transformación ocurre cuando ponemos en práctica lo que aprendemos. En los momentos de incertidumbre y prueba, el Salvador es quien ilumina nuestro camino. A través de Su palabra, Su Espíritu y Su ejemplo, podemos encontrar dirección, consuelo y esperanza. El Señor no solo ha dado Su palabra en tiempos antiguos, sino que sigue revelándose a nosotros por Su poder. Si estamos atentos y dispuestos a escuchar, Él continuará guiándonos personalmente.

El élder David A. Bednar dijo: “El Espíritu Santo nos protege al enseñarnos a discernir entre la verdad y el engaño. En un mundo lleno de confusión, el Espíritu nos da claridad y nos dirige a lo correcto.” (“Recibir el Espíritu Santo”, Conferencia General, abril de 2013).

En un mundo donde hay tantas opiniones y filosofías contradictorias, confiar en el Espíritu nos ayuda a distinguir la verdad del error.

3. La revelación personal es clave en nuestro crecimiento espiritual
Doctrina y Convenios 11:7. No se trata solo de pedir cosas, sino de hacerlo con la actitud correcta. Dios nos invita a alinear nuestros deseos con Su voluntad y a confiar plenamente en que Él responderá de la mejor manera. La frase “con diligencia en guardar mis mandamientos” nos recuerda que la fe no es solo una creencia pasiva, sino una disposición a actuar conforme a la voluntad de Dios. Si queremos recibir respuestas, debemos demostrar nuestra disposición a obedecer. A veces pedimos cosas que creemos necesarias, pero el Señor, con Su conocimiento perfecto, nos da lo que realmente nos beneficiará. Cuando pedimos con fe y obediencia, podemos confiar en que recibiremos lo mejor para nuestro crecimiento espiritual. La promesa del versículo es clara: “y ciertamente te serán concedidas.” Esto nos enseña que Dios es fiel y cumple Sus promesas. Sin embargo, las respuestas pueden llegar en el tiempo y la forma que Él considere más adecuadas para nosotros.

Así como en el sendero de montaña, a veces no vemos con claridad lo que nos espera, pero si confiamos en el Señor, damos el primer paso y seguimos Sus mandamientos con diligencia, Él nos guiará y nos concederá lo que verdaderamente necesitamos.

El presidente Henry B. Eyring dijo: “Antes de poder guiar a otros, primero debemos buscar la palabra del Señor en nuestra propia vida. Debemos recibir Su guía y testimonio personal antes de poder compartirlo con poder.” (“El Espíritu nos guiará”, Conferencia General, octubre de 2015).

Antes de enseñar el Evangelio, debemos nutrirnos espiritualmente, estudiando, orando y recibiendo revelación personal.

4. El Espíritu del Señor nos da fortaleza y nos ayuda a vencer el temor
Doctrina y Convenios 11:18.La instrucción del Señor es clara: “Guarda mis mandamientos”. La obediencia a Sus leyes y principios nos acerca a Él y nos permite recibir Su guía y fortaleza. Seguir a Cristo no es un esfuerzo momentáneo, sino un compromiso de por vida. “Persevera hasta el fin” nos recuerda que la fidelidad y la constancia en nuestra vida espiritual son esenciales para recibir las bendiciones prometidas. En un mundo lleno de desafíos e incertidumbre, Dios nos da la promesa de paz. No es una paz superficial, sino un profundo sentimiento de seguridad y consuelo que solo proviene de vivir en armonía con Sus enseñanzas. La estructura del versículo nos muestra un principio divino: si hacemos nuestra parte (obedecer y perseverar), el Señor hará la Suya (darnos paz y bendiciones). Esto nos enseña a confiar en que Dios siempre cumple lo que promete.

Dios nos ha dado un mensaje poderoso: si seguimos Sus mandamientos y perseveramos, Él nos dará paz. Esta promesa nos recuerda que, sin importar los desafíos o tribulaciones que enfrentemos, si somos fieles hasta el final, recibiremos Su amor y consuelo eterno.

El élder Dieter F. Uchtdorf enseño que: “Cuando confiamos en el Espíritu del Señor, el miedo se disipa y la fe crece. No importa cuán incierto parezca el futuro, Dios nos guiará si confiamos en Él.” (“El futuro es tan brillante como su fe”, Conferencia General, abril de 2014).

El Espíritu nos da confianza y gozo en el servicio, ayudándonos a superar el temor y la duda.

El mensaje central de Doctrina y Convenios 11 es que debemos confiar en el Espíritu del Señor para guiarnos, fortalecernos y prepararnos espiritualmente antes de enseñar Su Evangelio. Cuando buscamos primero la palabra de Dios y aprendemos a escuchar al Espíritu, podemos actuar con confianza y gozo en nuestra vida y en el servicio al Señor.

Mientras lees la sección 11, ¿qué sientes que el Señor te está enseñando acerca de la revelación personal? ¿Cómo se relaciona eso con lo que Él enseñó a Oliver Cowdery en las secciones 6–9? ¿Qué otros mensajes tiene Él para ti?

Mientras leo Doctrina y Convenios 11, percibo que el Señor está enseñando principios fundamentales sobre la revelación personal. A través de las palabras dirigidas a Hyrum Smith, el Señor nos muestra que la revelación:

  1. Requiere preparación espiritual (D. y C. 11:16, 21) – Antes de recibir guía y salir a predicar, Hyrum debía obtener la palabra de Dios y fortalecer su testimonio. Esto enseña que la revelación llega cuando estamos espiritualmente preparados y buscamos sinceramente la verdad.
  2. Viene por medio del Espíritu Santo (D. y C. 11:12–13) – Se nos promete que el Espíritu induce a hacer el bien, actuar con justicia y andar humildemente. Esto confirma que los sentimientos de paz y el deseo de hacer el bien son señales de que la revelación viene de Dios.
  3. Es progresiva y requiere paciencia (D. y C. 11:18–19) – Dios le dice a Hyrum que espere antes de predicar. A veces queremos respuestas inmediatas, pero el Señor nos enseña que la revelación viene en el tiempo adecuado y conforme a nuestra disposición para recibirla.

En las secciones 6–9 de Doctrina y Convenios, el Señor enseñó a Oliver Cowdery principios similares sobre la revelación personal:

  1. El Señor ya nos habla en nuestra mente y corazón (D. y C. 8:2–3) – Oliver quería recibir revelación, y el Señor le enseñó que Él ya le había hablado en su corazón. De manera similar, en la sección 11, el Señor enseña a Hyrum que confíe en el Espíritu que induce a hacer el bien.
  2. La revelación se recibe con esfuerzo y diligencia (D. y C. 9:7–9) – Oliver intentó traducir, pero el Señor le explicó que debía esforzarse más en obtener revelación. Esto se relaciona con D. y C. 11:21, donde el Señor le dice a Hyrum que primero obtenga Su palabra antes de predicar.
  3. La revelación se confirma con paz y gozo (D. y C. 6:23) – El Señor le recordó a Oliver que ya había recibido paz como testimonio de que lo que hacía era correcto. En D. y C. 11:13, se promete que el Espíritu dará gozo y luz al alma, confirmando la revelación divina.

Otros mensajes que el Señor tiene para mí en Doctrina y Convenios 11

Mientras reflexiono en esta sección, siento que el Señor también me enseña que:

  • Debo buscar revelación con humildad y propósito sincero. No es solo para obtener respuestas rápidas, sino para fortalecer mi relación con Dios y recibir guía para hacer Su voluntad.
  • La revelación viene cuando actúo conforme a la luz que ya tengo. No puedo esperar recibir más si no valoro ni aplico lo que ya se me ha dado.
  • El Señor tiene un plan para cada uno de nosotros. Así como llamó a Hyrum y a Oliver a misiones específicas, también me invita a confiar en Su tiempo y propósito para mi vida.

La revelación personal no es un evento único, sino un proceso continuo. Así como el Señor instruyó a Hyrum Smith y Oliver Cowdery, también me recuerda que debo esforzarme por obtener Su palabra, confiar en el Espíritu y actuar con paciencia. Cuando busco la revelación con fe y obedezco lo que ya sé, el Señor me dará más luz y comprensión.


Doctrina y Convenios 11:15–26


Imagina que estás en un vasto campo de labranza. Tienes en tus manos semillas listas para sembrar, pero antes de comenzar, el dueño del campo se acerca y te da un consejo: “Prepara bien la tierra, fortalece tu corazón y luego siembra con fe. No te apresures, porque el fruto llegará a su debido tiempo.”

De manera similar, en Doctrina y Convenios 11:15–26, el Señor da instrucciones específicas a Hyrum Smith, que también nos enseñan principios fundamentales sobre el servicio en el reino de Dios.

Principales lecciones de estos versículos

Antes de predicar, debemos obtener la palabra de Dios (v. 15–16). Antes de enseñar o compartir el Evangelio, debemos asegurarnos de que lo entendemos y vivimos. La preparación espiritual es esencial para poder guiar a otros con poder y verdad.

El Espíritu Santo es la clave para recibir revelación (v. 17–18). Si deseamos recibir guía y dirección, debemos vivir de manera digna. La obediencia y la perseverancia nos permiten recibir la paz y la confirmación del Espíritu Santo.

La obra del Señor requiere enfoque y sinceridad (v. 19–20). Dios nos da misiones específicas en Su obra. No debemos distraernos con asuntos mundanos, sino centrarnos en lo que Él nos ha encomendado.

El evangelio es un mensaje de vida y verdad (v. 21–22). Para compartir eficazmente el Evangelio, primero debemos nutrirnos espiritualmente. Cuando conocemos y comprendemos Su palabra, podremos hablar con poder y convicción.

El Señor da Su Espíritu a los que confían en Él (v. 23–24). Cristo es nuestra fuente de luz y verdad. Si confiamos en Él, recibiremos dirección incluso en los momentos más oscuros.

La promesa de recibir poder espiritual (v. 25–26). La palabra de Dios tiene poder para transformar nuestras vidas. Si la valoramos y la aplicamos, encontraremos fuerza espiritual y propósito.

Estos versículos nos enseñan que la preparación espiritual es esencial antes de embarcarnos en la obra del Señor. No debemos apresurarnos sin antes recibir Su palabra con profundidad. Cuando confiamos en Su Espíritu, vivimos Sus mandamientos y perseveramos, Él nos guiará, iluminará nuestro camino y nos dará poder para bendecir a otros.

Tal como en la historia del campo de labranza, si preparamos bien la tierra de nuestro corazón y sembramos con paciencia, con el tiempo veremos los frutos abundantes de la verdad y la paz que solo Dios puede dar.

¿De qué manera el obtener la palabra de Dios te ayuda a servirle con poder?

Imagina que un soldado va a la batalla sin su armadura ni su espada, o que un médico intenta curar sin conocer la medicina. En ambos casos, la falta de preparación limita su capacidad para cumplir su misión. De la misma manera, para servir a Dios con poder, primero debemos obtener Su palabra.

En Doctrina y Convenios 11:21, el Señor enseña un principio clave:

“No busques proclamar mi palabra, sino primero obtenerla, y entonces será desatada tu lengua; luego, si deseas, tendrás mi Espíritu y mi palabra, sí, el poder de Dios para convencer a los hombres.”

¿Cómo nos ayuda obtener la palabra de Dios a servir con poder?

  1. Nos da conocimiento verdadero – No podemos enseñar con poder algo que no conocemos. Al estudiar las Escrituras y las palabras de los profetas, entendemos la doctrina de Cristo y podemos explicarla con claridad y precisión.
  2. Invita al Espíritu Santo – La palabra de Dios es un canal para recibir revelación. Cuando la estudiamos con intención sincera, el Espíritu Santo nos ilumina y nos ayuda a enseñar con inspiración.
  3. Fortalece nuestro testimonio – No podemos testificar con convicción de algo que no hemos experimentado. Al obtener la palabra de Dios en nuestra vida, crecemos espiritualmente y podemos compartir nuestro testimonio con sinceridad y poder.
  4. Nos da autoridad espiritual – Servir a Dios no es solo un acto de voluntad, sino de poder divino. Cuando obtenemos Su palabra y la vivimos, Él nos otorga el poder para persuadir, edificar y bendecir a los demás.
  5. Nos ayuda a discernir la verdad – En un mundo lleno de confusión, la palabra de Dios nos ayuda a distinguir entre lo verdadero y lo falso. Así, podemos guiar a otros con seguridad en el camino correcto.
  6. Cambia nuestra vida y nos hace instrumentos en Sus manos – Cuando la palabra de Dios mora en nuestro corazón, nuestra vida se transforma. Nos volvemos más humildes, sabios y dispuestos a servir con amor genuino. Esto nos permite ser instrumentos poderosos en Sus manos.

Si queremos servir a Dios con poder, primero debemos sumergirnos en Su palabra. Como un árbol que se nutre de sus raíces, nuestra fuerza espiritual proviene de nuestro conocimiento y aplicación de las Escrituras. Al hacerlo, el Señor desatará nuestra lengua, llenará nuestro corazón con Su Espíritu y nos dará el poder para llevar Su luz a quienes nos rodean.

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