
Los tiempos de la restauración de todas las cosas
Por el élder David A. Bednar
Conferencia General Abril 2025
Resumen: El élder David A. Bednar, en su discurso «Los tiempos de la restauración de todas las cosas», destaca la importancia de la restauración del Evangelio de Jesucristo en los últimos días. Explica cómo, a través de la Primera Visión, el joven José Smith fue llamado por Dios para restaurar la Iglesia y el sacerdocio. La organización de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en 1830 fue el resultado de una serie de experiencias milagrosas, como la traducción del Libro de Mormón, la restauración del sacerdocio y las llaves necesarias para llevar a cabo la obra de Dios en los últimos días. Además, se enfoca en cómo la restauración de todas las cosas, como se predijo en las escrituras, se está cumpliendo actualmente, preparando al mundo para la Segunda Venida de Jesucristo.
El mensaje central del discurso es la restauración del Evangelio en su totalidad a través de la intervención directa de Dios y Jesucristo. Esta restauración no solo trajo de vuelta la autoridad del sacerdocio, sino también la comprensión clara del propósito de la vida, la naturaleza de Dios y el papel fundamental de Jesucristo en nuestra salvación. El llamado a todos los miembros de la Iglesia es a estudiar con oración y actuar con fe para obtener un testimonio personal de la divinidad de la Restauración. Este evento es un testimonio de la fidelidad de Dios en cumplir sus promesas, guiando a Su pueblo a través de profetas y revelaciones para preparar el mundo para el regreso de Su Hijo.
Este discurso nos invita a reconocer el valor de la Restauración, no solo como un evento histórico, sino como un proceso continuo que nos ayuda a acercarnos más a Dios y a vivir de acuerdo con Su voluntad.
Palabras clave: Restauración, José Smith, Sacerdocio, Libro de Mormón, Segunda Venida
Los tiempos de
la restauración de todas las cosas
Las “buenas nuevas” más importantes y gloriosas es el mensaje de que el Señor Jesucristo ha restaurado Su Evangelio y Su Iglesia en los últimos días.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos fue organizada hace exactamente 195 años, el 6 de abril de 1830.
Una pequeña congregación de creyentes y amigos se reunió para esta ocasión trascendental y gozosa. Un gran derramamiento del Espíritu bendijo a todos los presentes cuando se administró la ordenanza de la Santa Cena, se confirió el don del Espíritu Santo, se efectuaron ordenaciones al sacerdocio y se predicaron las verdades del Evangelio de Jesucristo.
Al restablecer Su Iglesia, el Señor designó por revelación a José Smith, de veinticuatro años, como su líder en la tierra: “vidente, traductor, profeta, apóstol de Jesucristo, élder de la iglesia por la voluntad de Dios el Padre, y la gracia de tu Señor Jesucristo”.
Ruego fervientemente la ayuda del Espíritu Santo a medida que consideramos la importancia y el impacto continuo de este acontecimiento singular en la historia del mundo.
La Primera Visión
La organización formal de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue la culminación de una secuencia de experiencias milagrosas. La primera de esas experiencias ocurrió diez años antes en el norte del estado de Nueva York.
En la primavera de 1820, un joven llamado José Smith fue a un bosque cerca de su casa para orar. Tenía preguntas en cuanto a la salvación de su alma y anhelaba saber “cuál de todas las [iglesias] era la verdadera, a fin de saber a cuál unir[s]e”. José confiaba en que Dios contestaría su oración y lo guiaría.
Observen que José no oró simplemente para saber qué era lo correcto. Más bien, oró para saber qué era lo correcto para poder hacer lo que era correcto. José preguntó con fe y estaba decidido a actuar de acuerdo con las respuestas que recibió.
“En respuesta a su oración [sincera], Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo se aparecieron a José y dieron comienzo a la ‘restauración de todas las cosas’ (Hechos 3:21) como se predijo en la Biblia. En esa visión, José se enteró de que después de la muerte de los apóstoles originales, la Iglesia de Cristo, de la época del Nuevo Testamento, dejó de existir en la tierra”. José Smith tendría un papel decisivo en la restauración una vez más de la doctrina, la autoridad, los convenios y las ordenanzas de la antigua Iglesia del Salvador.
José afirmó: “Vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!”.
Mediante esa visión y subsiguientes experiencias divinas, José Smith llegó a comprender que Dios y Jesucristo lo conocían como persona, se preocupaban por su salvación eterna y tenían una misión para él. También aprendió lecciones cruciales acerca de los atributos, el carácter y las perfecciones de la Trinidad, y que el Padre y el Hijo son seres separados y distintos. Jesucristo es el Hijo literal de Dios en espíritu y en la carne.
José Smith declaró que el Padre Celestial y Jesucristo son seres corpóreos. Él enseñó: “El Padre tiene un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre; así también el Hijo; pero el Espíritu Santo no tiene un cuerpo de carne y huesos, sino es un personaje de Espíritu”.
Testifico que la visita del Padre y del Hijo a José Smith fue el acontecimiento que inició la grandiosa “restauración de todas las cosas […] que se han declarado por boca de todos los santos profetas desde el principio del mundo”.
El Libro de Mormón
La segunda en la secuencia de experiencias milagrosas que condujeron a la organización formal de la Iglesia restaurada del Salvador fue la traducción y salida a la luz del Libro de Mormón.
“A José Smith se le dio el don y el poder de Dios para traducir un registro antiguo: El Libro de Mormón, Otro Testamento de Jesucristo. […] En las páginas de este texto sagrado se halla el relato del ministerio personal de Jesucristo entre la gente del hemisferio occidental poco después de Su resurrección. [El Libro de Mormón] enseña el propósito de la vida y explica la doctrina de Cristo, que es fundamental en ese propósito. Como libro canónico que acompaña a la Biblia, el Libro de Mormón testifica que todos los seres humanos son hijos e hijas de un amoroso Padre Celestial, que Él tiene un plan divino para nuestra vida y que Su Hijo, Jesucristo, nos habla en la actualidad, así como lo hizo en los días antiguos”.
Como miembros de la Iglesia restaurada del Salvador, “creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente; también creemos que el Libro de Mormón es la palabra de Dios”. El Libro de Mormón es otro testamento de Jesucristo, confirma la veracidad de la Biblia y restaura verdades claras y preciosas que se perdieron de la Biblia.
La restauración del sacerdocio
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días enseña que la Iglesia original establecida por el Salvador, con su autoridad, doctrina, convenios y ordenanzas divinos, desapareció de la tierra. Como parte de la restauración profetizada de todas las cosas en los últimos días, antiguos profetas y apóstoles confirieron personalmente la autoridad del sacerdocio a José Smith y le entregaron llaves del sacerdocio. Esa fue la tercera en la secuencia de experiencias milagrosas que condujeron a la organización formal de la Iglesia restaurada del Salvador.
La autoridad del sacerdocio permite que los siervos de Dios lo “represent[en] a [Él] […] y act[úen] en Su nombre”. “Las llaves del sacerdocio son la autoridad para dirigir el uso del sacerdocio a favor de los hijos de Dios”.
Bajo la dirección del Padre y del Hijo, Juan el Bautista, como ser resucitado, restauró, en 1829, la autoridad para bautizar por inmersión para la remisión de pecados. Ese mismo año, tres de los Doce Apóstoles originales —Pedro, Santiago y Juan— restauraron el apostolado, así como autoridad y llaves adicionales del sacerdocio.
Seis años después de la organización formal de la Iglesia, en el Templo de Kirtland, Moisés, Elías y Elías el Profeta confirieron a José la autoridad adicional necesaria para llevar a cabo la obra de Dios en los últimos días.
Moisés entregó las llaves del recogimiento de Israel.
Elías entregó la dispensación del evangelio de Abraham, incluso la restauración del convenio abrahámico.
Elías el Profeta entregó las llaves del poder para sellar, proporcionando la autoridad que permite que las ordenanzas que se efectúan en la tierra sean válidas en la eternidad, tales como unir a las familias en relaciones eternas que trascienden la muerte.
Se organiza la Iglesia de Jesucristo
Mientras José Smith traducía el Libro de Mormón, recibió revelaciones que indicaban que la Iglesia de Jesucristo sería restablecida, pero el Señor le indicó a José que no organizara Su Iglesia de inmediato. Más bien, “por el espíritu de profecía y revelación”, el Señor le reveló a José “el día preciso en el cual […] habí[a] de proceder a organizar Su Iglesia una vez más […] sobre la tierra”.
La Iglesia se organizó en la secuencia adecuada solamente después de la restauración del sacerdocio y de la publicación del Libro de Mormón. Los primeros ejemplares del Libro de Mormón estuvieron disponibles el 26 de marzo de 1830 y la Iglesia se organizó formalmente el 6 de abril.
“La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días […] es la Iglesia restaurada de Cristo, de la época del Nuevo Testamento. Esta Iglesia está fundada sobre la vida perfecta de su principal piedra del ángulo, Jesucristo, y sobre Su Expiación infinita y Resurrección literal. Jesucristo ha llamado de nuevo a apóstoles y les ha dado la autoridad del sacerdocio. Él nos invita a todos a venir a Él y a Su Iglesia, para recibir el Espíritu Santo, las ordenanzas de salvación y para obtener gozo duradero”.
La dispensación del cumplimiento de los tiempos
La aparición del Padre y del Hijo a José Smith, la traducción y salida a la luz del Libro de Mormón, y la restauración de la autoridad y las llaves del sacerdocio fueron requisitos previos necesarios para la organización de la Iglesia restaurada del Señor hace exactamente 195 años.
En el Antiguo Testamento, el profeta Daniel interpretó un sueño sobre una piedra que sería cortada de un monte, no con mano, y que llenaría toda la tierra. Un año después de la organización de la Iglesia, el Señor indicó a José Smith que las llaves del Reino de Dios habían sido nuevamente “entregadas al hombre en la tierra” y que “el evangelio [de Jesucristo rodaría] hasta los extremos de ella, como la piedra cortada del monte, no con mano”.
Testifico: El Señor está cumpliendo Su promesa. La Iglesia restaurada del Salvador se está estableciendo en todo el mundo y es el instrumento por el cual Dios “reunir[á] todas las cosas en Cristo […], tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra”.
La obra del Señor en los últimos días “es una causa que ha interesado al pueblo de Dios en todas las edades; es un tema que los profetas, reyes y sacerdotes han tratado con gozo particular. Han mirado adelante, con gloriosa expectativa, hacia el día en que ahora vivimos; e inspirados por celestiales y gozosas expectativas, han cantado, escrito y profetizado acerca de esta, nuestra época”.
En esta, la más grande y la última de todas las dispensaciones del Evangelio, “es menester que una unión entera, completa y perfecta, así como un encadenamiento de dispensaciones, llaves, poderes y glorias se realicen y sean revelados desde los días de Adán hasta el tiempo presente. Y no solo eso, sino que las cosas que jamás se han revelado desde la fundación del mundo […] serán reveladas […] en esta, la dispensación del cumplimiento de los tiempos”.
El profeta José Smith también explicó: “Todas las ordenanzas y los deberes que jamás haya requerido el sacerdocio, bajo la dirección y los mandamientos del Todopoderoso, en cualquiera de las dispensaciones, se hallarán en la última dispensación […], con lo que se efectuará la restauración de la que han hablado todos los santos profetas”.
Promesas y testimonio
He intentado resumir los elementos básicos de las “buenas nuevas” más importantes y gloriosas que cualquier persona en cualquier parte del mundo puede recibir: el mensaje de que el Señor Jesucristo ha restaurado Su Evangelio y Su Iglesia en los últimos días.
Invito a todos a aprender y a comprobar este mensaje. Prometo que “aquellos que estudien con espíritu de oración el mensaje de la Restauración y actúen con fe serán bendecidos [mediante el poder del Espíritu Santo] para obtener su propio testimonio de la divinidad y del propósito de ella, de preparar al mundo para la Segunda Venida prometida de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo”. A medida que oren fervientemente con la expectativa de recibir una respuesta de Dios y actuar de acuerdo con ella, como lo hizo el joven José Smith, su capacidad para reconocer y responder a ese testimonio divino aumentará.
Testifico que Dios, el Padre Eterno, es nuestro Padre. Testifico que Jesucristo es el Hijo Amado del Padre y Su Unigénito en la carne. Él es nuestro Salvador y Redentor.
Y testifico alegremente que el Padre y el Hijo se aparecieron al joven José Smith, dando así comienzo a la Restauración del Evangelio de Jesucristo en los últimos días. El Libro de Mormón es otro testamento de Jesucristo y contiene la palabra de Dios. La autoridad del sacerdocio para representar al Salvador y actuar nuevamente en Su nombre se encuentra en la tierra. Y La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la Iglesia restaurada de Cristo, de la época del Nuevo Testamento. Declaro mi firme testimonio de que todas estas cosas son verdaderas, en el sagrado nombre del Señor Jesucristo. Amén.
























