Desarrollo de la Doctrina del Templo

Capítulo 11
Hombres y mujeres prominentes.


Wilford tuvo una tercera experiencia notable en el templo en agosto de 1877, la cual afectaría a generaciones por venir. Dicha experiencia —la aparición de los firmantes de la Declaración de Independencia— cambió la visión que tenía en cuanto a la obra del templo y se convirtió en el símbolo de la naturaleza universal de la obra del templo. Su experiencia resalta el papel que los vivos deben desempeñar para ofrecer la salvación de Cristo a todos los que hayan vivido. También era un recordatorio de que los que están en el mundo de los espíritus, esperan a que los santos cumplan con su responsabilidad.

Ocho meses antes, durante la dedicación del templo de Saint George en enero, Brigham Young hizo la siguiente pregunta, “¿Que piensan que nos dirían los padres [de la independencia], si pudiesen hablarnos de entre los muertos? Acaso no nos dirían, ‘¿Hemos permanecido miles de años en esta prisión esperando esta dispensación?’ . . . ¿Que nos susurrarían al oído?”642 Las respuestas a las preguntas de Brigham, fueron dadas a Wilford cuando habló con “los padres”. Dijo lo siguiente mientras compartía su experiencia con los santos, en septiembre de 1877, “Los muertos … los buscaran a ustedes al igual que nos han buscado a nosotros en Saint George. Nos llaman sabiendo que tenemos las llaves y el poder para redimirlos”. Los padres con quienes habló eran los padres fundadores. Wilford dijo que todos los que firmaron la Declaración de Independencia junto con George Washington ”lo esperaron” dos días y dos noches.

En otro discurso dado en una conferencia, Wilford testificó que lo buscaron en el templo, y demandaron que “se encargara de las ordenanzas de la casa de Dios por ellos”. Posteriormente dijo, “¿Me hubiesen buscado a mí, a un Eider en Israel, para efectuar la obra por ellos, si no fuesen espíritus nobles ante Dios? No, no lo habrían hecho”. Wilford compartió su convicción de que esos hombres, quienes sentaron las bases del gobierno estadounidense y firmaron la Declaración de Independencia eran “los mejores espíritus que el Dios de los cielos pudo encontrar sobre la faz de la tierra. Eran espíritus escogidos … inspirados por el Señor”.

VISIONES Y SUEÑOS.

Wilford dio testimonio de la capacidad de Dios para comunicarse con sus hijos y de la importancia de los sueños y las visiones. Su primer sueño profético ocurrió cuando tenía tan solo once años. Esta experiencia con los firmantes de la Declaración de Independencia fue una de muchas visiones y sueños de los que Wilford escribió en sus diarios, sin embargo, es una de las más conocidas de entre todas las que compartió con los santos.

Tras hablar de las muchas formas en las que la comunicación divina puede ocurrir, Wilford aclaró que hay sueños en los que Dios no tiene nada que ver, sueños “de diferente índole”, sueños inspirados por Dios en los que se enseña un principio o se prepara para el futuro. Habló también de experiencias que difieren de lo que es una visión, aquellas que incluyen una interacción cara a cara con un ser resucitado o un personaje en espíritu, como cuando Pedro, Santiago y Juan aparecieron a José Smith.

En Saint George, Wilford ofreció una explicación más detallada de su experiencia. Dijo que además de conversar con los firmantes, estuvo con ellos durante dos días y dos noches. En su testimonio de esta experiencia, el cual compartió en repetidas ocasiones entre 1877 y 1898, reafirma su convicción de que los padres fundadores fueron inspirados en sus esfuerzos para establecer los Estados Unidos de Norteamérica. Aun así, ninguno de ellos tuvo la oportunidad de recibir el Evangelio restaurado en la mortalidad. El hecho de que vinieran a Wilford para pedirle que efectuara las ordenanzas del templo por ellos, era una indicación para Wilford de que habían aceptado el Evangelio en el mundo de los espíritus.

Inspirado por esta experiencia, el 19 de agosto de 1877 Wilford preparó una lista de “hombres prominentes” en los siglos diecisiete y dieciocho con la ayuda de libros titulados, Eminent Men and Women of Europe and America (Hombresy Mujeres Prominentes de Europa y América) de Evert A. Duyckinck. Añadió los nombres de los firmantes de la Declaración de Independencia y de los presidentes de los Estados Unidos a su lista.

El martes, el día designado para los bautismos, Wilford llevó la lista al templo y le pidió a John D. T. McAllister que lo bautizara por los firmantes y por otros cuarenta y seis hombres prominentes. Dentro de la lista de hombres prominentes, figuraban los nombres de John Wesley, Cristóbal Colón, Daniel Webster, Napoleón Bonaparte y tres generaciones de familiares de George Washington. Posteriormente Wilford bautizó a John por todos los presidentes de los Estados Unidos con la excepción de Martin Van Burén y James Buchanan debido a sus acciones en contra de los santos. Esa noche, Wilford registró lo ocurrido durante ese día en su diario.

MUJERES PROMINENTES.

A parte de su lista de hombres prominentes, Wilford también compiló una lista de sesenta y ocho mujeres prominentes. Con la ayuda de Lucy Bigelow Young, la supervisora de las obreras del templo, bautizó a todas las mujeres de su lista. Los hombres prominentes en su lista son muy conocidos y se podía encontrar información de la vida de la mayoría de ellos. Por otra parte, la lista de mujeres prominentes incluía a mujeres famosas y a otras a las que nadie conocía. Algunas eran personas respetables como la poeta Elizabeth Barrett Browning y las novelistas Jane Austen y Charlotte Bronté. Otras, como Charlotte de Corday y Marie Antoinette, eran personajes históricos polémicos. Once mujeres en la lista eran parte de la familia extendida de George Washington.

Treinta y siete mujeres de la lista eran esposas de hombres prominentes que Wilford había elegido. Otras veinticuatro mujeres estaban casadas pero sus esposos no habían sido considerados para la lista de hombres, por lo tanto, no se efectuaron las ordenanzas por ellos. Los maridos de las mujeres prominentes que se encontraban en la lista incluía a hombres como Lord Palmerston, Thomas Moore, Patrick Calhoun y Benito Juárez656.

Algunos bautismos y sellamientos ya se habían efectuado en la casa de investiduras por algunas personas prominentes, pero eran casos especiales ya que la regla general era de efectuar ordenanzas solamente por familiares y amigos cercanos. El 21 de agosto, Wilford se bautizó vicariamente por cincuenta y cuatro de los cincuenta y seis firmantes con las excepciones de William Floyd y John Hancock por quienes ya se había hecho la ordenanza del bautismo el 13 de marzo y el 29 de mayo. Y cabe mencionar que antes del 21 de agosto de 1877 solamente uno de los hombres prominentes había recibido la investidura vicariamente, John Hancock. Un primo tercero llamado Levi Ward Hancock efectuó la ordenanza de la investidura vicariamente en el mes de mayo.

En los primeros ocho meses de trabajo de ordenanzas en el templo de Saint George, Wilford participó o presidió en más de 24,384 bautismos, 11,597 investiduras, el sellamiento de 3,706 parejas y de 268 niños a sus padres, 309 segundas unciones y 53 adopciones al sacerdocio. Después de la aparición de los firmantes, Wilford comentó, “Me parecía algo muy singular, que a pesar de tanto trabajo que se había llevado a cabo, no se había hecho nada por ellos. No lo había sentido en el corazón, supongo porque hasta ahora nuestras mentes estaban ocupadas con nuestros familiares y amigos cercanos”. Aparentemente Wilford se refería a las ordenanzas más elevadas —lavamientos, unciones, ordenaciones, adopciones al sacerdocio y segundas unciones— que los santos no podían efectuar vicariamente hasta que el templo de Saint George se terminara de construir, y ahora las podían efectuar a favor de todos los ”muertos dignos”.

A través de este tipo de experiencias, Wilford obtuvo un entendimiento claro del papel vital de los vivos en la redención de los muertos. La lección principal que aprendió de esta experiencia y el mensaje que compartió en repetidas ocasiones con los santos, era que la salvación es universal. Todos los hijos de Dios deben aprender los principios del Evangelio y recibir todas las ordenanzas salvadoras. La petición de los firmantes a Wilford, reafirmó esta verdad en él, y expandió su capacidad de percepción. Eligió a otros hombres aparte de los que vio en su visión, quienes para él, eran dignos de las bendiciones del templo. La lista era un tanto perpleja porque incluía a hombres sin sus esposas y a algunas mujeres sin sus esposos. También excluyó a dos ex-presidentes de los Estados Unidos a causa de sus acciones, las cuales para él, los hacían indignos. Existe controversia en cuanto a algunos individuos por quienes la obra se ha hecho y se sigue efectuando.

Se efectuaron las ordenanzas de investidura a favor de hombres y mujeres prominentes al igual que las ordenaciones vicarias por casi todos los 168 individuos en los siguientes días. Los que restaban se efectuaron después de que Wilford volviera para presidir en el templo de Saint George en febrero de 1878. Todos los hombres prominentes fueron ordenados al oficio de Eider, excepto George Washington, Benjamin Franklin, Horatio Nelson, John Wesley y Cristóbal Colón por que fueron ordenados al oficio de Sumo Sacerdote. Aunque en esta ocasión no se efectuaron sellamientos de hijos a sus padres, más adelante hubo varios sellamientos entre ellos el de Martha Dandridge a su primer esposo Daniel Parke Custis y a George Washington, su segundo esposo. También los padres de George Washington, Lawrence y Mary Ball Washington fueron sellados el 22 de agosto.

Cesó la obra vicaria en el templo el 27 de agosto al enterarse Wilford del estado grave de salud de Brigham Young. Wilford congregó a los santos en el templo para orar por Brigham. Oraron durante dos días, hasta que llegó un telegrama con la noticia del fallecimiento del profeta que los había guiado en los últimos treinta años. Wilford salió inmediatamente rumbo a la ciudad de Salt Lake acompañado por la esposa de Brigham, Lucy Bigelow Young y la hija Susa Después del servicio funeral llevado a cabo el 2 de septiembre, se le pidió a Wilford dedicar la tumba.

SÓLO EL COMIENZO.

Mientras Wilford compartió sus experiencias en Saint George con los santos, concluyó con lo siguiente: “He sentido un gozo indescriptible al efectuar la obra de redención de los muertos . . . Considero que esta porción de la misión de nuestro ministerio es tan importante como la predicación del Evangelio a los vivos”. Wilford compartió su entendimiento de la importancia del templo y prometió que cuando terminaran de construir los templos de Manti, Logan y Salt Lake City, “comenzarán a reconocer la necesidad de construir más, para que haya congruencia con la diligencia de nuestra labor en esta aspecto, vislumbraremos la magnitud de la obra que nos espera y que el presente, es tan sólo el comienzo”.

La importancia de la obra del templo de Saint George en 1877, y el impacto que tuvo en que los santos hicieran consciencia en cuanto a la obra del templo, se hicieron evidentes décadas después. Durante los siguientes treinta y siete años, se efectuaron más de 120,000 bautismos y confirmaciones, los cuales brindaron la posibilidad de salvación y un lugar dentro de la iglesia y reino de Dios a dichos individuos. No obstante, las ordenanzas más altas, el sellamiento y la investidura por los muertos —administradas por primera vez en el templo de Saint George— eran imprescindibles para recibir la exaltación. El bautismo era nada más que la puerta para entrar al camino que conduce a la exaltación.

Las enseñanzas trascendentales de las ordenanzas más altas, no solo brindaban exaltación a los del mundo de los espíritus, sino que, ayudaban a mantener a los santos enfocados en su exaltación mientras servían representando a otros. Asimismo, el tener que ser dignos para recibir una recomendación para entrar en el templo, exigía que fuesen fieles a los principios del Evangelio, que pagasen diezmo y dedicaran su tiempo y recursos a la edificación del reino de Dios. Wilford creía firmemente que el sistema de servicio por los muertos brindaba substancia a la declaración de José Smith de que la salvación de los muertos es esencial y necesaria para la salvación de los vivos.

NO HAY PRINCIPIO MAS GLORIOSO.

Mientras explicaba a los santos en cuanto al privilegio y deber de la obra vicaria, Wilford dijo, “¿Me pueden mostrar a un rey, emperador, sacerdote, denominación o poder sobre la faz de la tierra, aparte de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, que tenga poder para redimir a un muerto? Nunca existió un alma que lo pudiera hacer hasta que Dios estableció Su iglesia sobre la tierra.

También les recordó en cuanto a su experiencia en el templo de Saint George diciendo, “Los firmantes de la Declaración de Independencia y los hombres que fijaron los cimientos de este gobierno Norteamericano, sabían inequívocamente, que nunca ha existido un poder sobre la tierra que les permita recibir este principio, solamente los apóstoles que poseen las llaves del reino de Dios en esta generación”. Estos hombres vinieron a él pidiéndole que los redimiera porque “no había otro poder sobre la tierra para hacerlo”. “No hay principio más glorioso dado a los hombres”, concluye diciendo, “que el poder que les es dado por medio del sacerdocio, de poder redimir a sus padres, madres y progenitores. .. . Deben considerar tales principios”.

La dedicación de Wilford a las ordenanzas del templo, se consolidó durante su estadía en Saint George y los discursos que compartía con los santos reflejaban su visión. Deseaba que comprendieran la importancia eterna del templo y les dijo que su misión, era más extensa de lo que se imaginaban. Dios espera que sus hijos e hijas lleven a cabo Su obra. Wilford les habló de la bendición de poder construir templos para redimir a los muertos. La obra no solo era una bendición sino una obligación, en especial para con los miembros de la familia. Wilford dijo, ”Nuestros antepasados necesitan que nosotros efectuemos esta obra. Nos observan con ansias, deseando que terminemos estos templos para llevar a cabo ciertas ordenanzas por ellos, para que en el día de la resurrección, puedan levantarse y gozar de las bendiciones que nosotros gozamos. . . . Nuestra función es .. . ser Salvadores en el Monte de Sion”.

En octubre de 1877 volvió a expresar su convicción de que cada miembro de la iglesia será responsable por sus esfuerzos. Dijo a los santos, “Otras manos no pueden efectuar esta labor. . . . Cuando llegue nuestro tiempo de partir de esta vida y pasar al otro lado del velo, ninguno de nosotros lamentará haber dedicado tiempo, talentos y esfuerzo a este gran cometido. . . . Esta es la razón por la que tenemos el sacerdocio y no nos incumbe encontrarle otros usos aparte de oficiar en las ordenanzas de la casa del Señor”.

APUNTANDO HACIA LO ALTO.

John Taylor, como nuevo presidente de la iglesia, reconoció la influencia de Wilford en la concientización de los santos en cuanto a la obra del templo676. En noviembre de 1877 dijo, “El hermano Woodruff ha operado por mucho tiempo en el templo de Saint George y quizás lo hayan escuchado testificar de apariciones de seres del mundo de los espíritus. Espíritus de hombres que vivieron en la tierra y deseaban que se efectuaran las ordenanzas del templo por ellos. Es un sentimiento que se planta en el corazón de las personas”. Continuó diciendo, “El Señor nos reveló que debemos construir templos para oficiar por ellos. Hemos empezado a hacerlo y nuestros padres empiezan a procurarnos, manifestándose por medio de sueños, visiones y otras maneras, a los que se interesan en su bienestar”.

El mensaje de Wilford a los santos en cuanto a las responsabilidades implícitas del templo, se intensificó a medida que la presión sobre la iglesia y sobre los santos aumentaba. Su creencia en que el Salvador iba a regresar, añadía vigor a sus plegarias de redoblar esfuerzos en la obra del templo. También sentó las bases de las decisiones que tomaría en el futuro como presidente de la iglesia, cuando el gobierno intentaría confiscar los templos para acabar con la práctica de poligamia.

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