Capítulo 7
Éxodo y nuevos comienzos.
La capacidad de los santos de rehacer sus vidas y comenzar desde cero, con un futuro incierto tanto en lo físico como en lo espiritual, fue puesta a prueba de nuevo en el año 1846. La nueva transición, sería de un grado de dificultad mucho mayor que la jornada de Ohio a Misuri y que el escape de Misuri a Illinois. Habían planificado establecer un refugio fuera de las fronteras de los Estados Unidos en donde el aislamiento sería su protección. No obstante, aunque en sus planes solo permanecerían aislados temporalmente, estaban dispuestos a esperar el tiempo que fuese necesario hasta lograr lo que Dios requería, para posteriormente regresar a Sion y dar paso a la segunda venida de Jesucristo. Antes de enfocarse en las responsabilidades de importancia eterna, debían sobrevivir al viaje, abastecer sus necesidades y establecer una sociedad nueva; La construcción de templos para recibir las bendiciones de la exaltación y redimir a los muertos debía esperar.
DEJAD QUE LOS SANTOS SALGAN.
Mientras los santos se preparaban para evacuar su amada ciudad, Wilford y Phebe preparaban su viaje de regreso de Inglaterra, para unirse a los miembros de la iglesia quienes viajaban hacia el oeste. El 15 de diciembre de 1845, en una conferencia especial en Manchester, Inglaterra, Wilford dijo a los santos británicos que debía despedirse, ya que no podía concebir que la iglesia saliera de los Estados Unidos sin incluir a su familia, la cual estaba “esparcida”. Wilford y Phebe habían dejado a su hija con la familia de Phebe en Maine, su padre, ya anciano, y su madrastra se encontraban en Connecticut; y Wilford hijo se había quedado con amigos de la familia en Nauvoo. Wilford sintió que volver a los Estados Unidos era un deber, para cerciorarse que su familia no se quedara atrás “en medio de Babilonia”.
A petición de Wilford, Phebe y dos de sus hijos viajaron primero con un grupo de santos inmigrantes y Wilford los siguió el 23 de enero de 1846. Antes de salir, Wilford hizo público su sentir en cuanto al éxodo de los santos, en el periódico Millennial Starescribió, “No hay inconveniente alguno en mí, de que esto suceda y de que los Estados Unidos reciba el crédito por desterrar a muchos de sus ciudadanos por cuestión de consciencia. No existe la seguridad bajo este gobierno de los Estados Unidos. Es hora de ir a un lugar en el que podamos ejercer nuestros derechos sin sentirnos atrapados. . . . Que América continúe con sus medidas actuales, pero dejad que los santos se levanten y salgan de en medio de ella. Si somos llamados a hacer sacrificios, los santos son un pueblo que los puede hacer”.
Cuando la tía abuela de Wilford se enteró que su hermano Aphek y otros miembros de la familia se estaban preparando para emprender el viaje, le pregunto a Wilford si sería más prudente asociarse con otros grupos cristianos. Wilford respondió diciendo que lo creía posible, ya que los cristianos que había conocido en los Estados Unidos habían perseguido a los santos, quemado sus casas, asesinado a miembros de sus familias, martirizado al profeta y “desterrado al resto de entre ellos”. Le dijo a su tía que prefería estar en medio de osos pardos en las montañas rocosas que en los Estados Unidos.
DEDICACION DEL TEMPLO DE NAUVOO.
Al llegar a Nauvoo el 13 de abril de 1846, Wilford registró que el templo “se veía realmente esplendido”, pero se encontró con una ciudad semivacía en la que miles “luchaban por sus vidas, como si me reuniera con los santos en el desierto”. Algunos miembros de la iglesia como la hermana de Wilford, Eunice y su esposo Dwight, aún estaban indecisos entre seguir a Brigham Young y los apóstoles o a otros hombres que profesaban tener autoridad de Dios para dirigir la iglesia. Wilford “se entristeció en extremo” cuando Eunice, Dwight y su madrastra Azubah, decidieron quedarse, en sus palabras, “alejarse de la iglesia y no continuar mas con nosotros”
Días después, Wilford tuvo la oportunidad de visitar el templo junto con Phebe y otros, mostrándoles todos los salones del templo desde la pila en el sótano hasta la torre más alta401. Conscientes de que no podrían permanecer en Nauvoo, los santos completaron el templo porque el Señor les había hecho saber que, de no terminar el templo, serian “rechazados como iglesia”.
En cumplimiento a la promesa de Brigham Young hecha dos años antes, Phebe se congregó con el resto de los santos el 30 de abril cuando Wilford y Orson Hyde dedicaron el templo en una ceremonia privada. Después de la oración dedicatoria, vino la exclamación de hosanna, “la cual trajo consuelo y gozo de los cielos a nuestros corazones”. Refiriéndose a la dedicación del templo, Wilford dijo, “Los santos han trabajado fielmente y completado el templo y ahora se nos recibe como iglesia junto con nuestros muertos. Esta gloria es suficiente y justifica la edificación del templo, en el cual miles de santos han recibido su investidura. La luz no se apagará”.
El mismo día, Wilford preparó las carretas para salir de Nauvoo y unirse a los santos en su travesía del rio Misisipi para llegar a Iowa.
ÉXODO Y ADOPCIÓN AL SACERDOCIO.
Habiendo dejado la íntima sociedad de Nauvoo, se hizo necesario que los santos, especialmente aquellos que llegaban de otros estados y países, tuvieran el apoyo económico, físico y emocional que comúnmente es brindado por la familia. Dado que muchos de los conversos habían dejado a sus familias cuando emigraban, los líderes de la iglesia se veían en aprietos para proveer lo necesario a aquellos que no tenían los medios para sostenerse. Durante el éxodo, se utilizó la ley de la adopción para poder organizar a los santos en “familias”, lo cual proveía el apoyo y estabilidad necesarios. Tales familias del sacerdocio, eran guiadas espiritualmente y temporalmente por sus padres adoptivos.
Las primeras familias del sacerdocio, fueron formadas por líderes de la iglesia según la revelación recibida por Brigham Young. La formación de las familias se basaba parcialmente en el número limitado de sellamientos y adopciones que se habían efectuado antes de salir de Nauvoo. También, debido a que las ceremonias de adopción no se podían efectuar fuera del templo, la mayoría de las personas que conformaban las familias del sacerdocio, hacían un convenio mutuo de seguir ciertas reglas y mantener cierto nivel de normas particulares a medida que viajaban juntos. El plan y expectativa de los santos era el solemnizar dichas relaciones en ceremonias en el templo, tan pronto se construyera uno para que estuviesen conectados como familias eternamente.
El 18 de enero de 1847, Brigham Young se reunió con su compañía, conformada por aquellos que habían sido adoptados o que serían adoptados por él de manera oficial en el templo de Nauvoo una vez que se completara. Les dijo, “ningún hombre se unirá a esta compañía para obrar iniquidades. Deben desprenderse de todos sus pecados. Y hacían convenios alzando las manos al cielo junto con el presidente Young y con el resto de la familia, con el fin de vivir según las ordenanzas y mandamientos del Señor, nuestro Dios”.
Al día siguiente, Wilford escribió en cuanto al modelo de organización de Heber C. Kimball de su compañía de más o menos 200 personas, en el cual empleó el mismo proceso de convenios ya que la adopción en el templo no era una opción. Ese mismo día, durante la noche, Wilford organizó a los miembros de su compañía, constaba de cuarenta hombres y todos hicieron convenio de guardar los mandamientos y sostener a Wilford como su líder. La familia “adoptada” de Wilford incluía a su padre Aphek, Abraham O. Smoot (un compañero de misión), John Benbow (un converso de Inglaterra bautizado por Wilford) y a Zerah Pulsipher (la persona que bautizó a Wilford). Después de su reunión como familia, Wilford escribió que partieron con buen ánimo. Dicha experiencia parece haber impactado a Wilford de gran manera porque esa noche tuvo un “sueño muy singular” en el que se encontraba “a punto de dar a luz a un hijo”.
Brigham Young reiteró la razón por la cual era necesaria la adopción. En el mes de febrero dijo, “He unido a un número de familias a mí, por la ley de adopción y sello del convenio según el orden del sacerdocio; y otros han hecho lo mismo, siendo la adopción el único medio para la salvación que nos llevará de regreso a Dios”. También explicó que la adopción no sería necesaria si las llaves del sacerdocio se hubiesen conferido de los padres a los hijos a través de las generaciones, “porque todos habríamos sido incluidos en el convenio y hubiésemos sido herederos legítimos y no herederos según la promesa”. La adopción fue el eslabón que unió y restauró la línea del sacerdocio.
En teoría, los sellamientos dentro de la familia y las adopciones del sacerdocio tenían funciones y objetivos paralelos. No obstante, las circunstancias de los santos en los años de 1840, no permitían la posibilidad de ponerlo en práctica. Su conocimiento limitado de los principios y convenios que conforman las ordenanzas, hacían aún más compleja la práctica de los protocolos de sellamiento que se desarrollaron posteriormente. A medida que los líderes de la iglesia intentaban comprender las implicaciones de las ordenanzas tanto en la tierra como en las eternidades, reconocían su falta de capacidad para implementarlas a la perfección.
A pesar de que Brigham Young era inamovible en sus declaraciones e inequívoco en sus exigencias, les dijo a los santos que el conocimiento y comprensión se adquieren lentamente y que ninguna revelación mostraba la totalidad de un asunto en particular. Reconoció que “las revelaciones de Dios contienen doctrina y principios incontables, pero es imposible que una humanidad pobre, débil, abyecta e impía reciba revelación plena y perfecta del todopoderoso. Nos tiene que hablar de una manera que se adapte a nuestras capacidades”. De hecho, Brigham dijo que no creía que hubiera “revelación alguna, entre las muchas que Dios ha revelado a la iglesia, que sea plenamente perfecta”.
Por consiguiente, durante 1846 y 1847 cuando los santos se esparcieron entre Nauvoo y el valle Salt Lake, Brigham buscó instrucción adicional en cuanto a la ley de la adopción. El 23 de febrero de 1847, mientras se reunía con Wilford y algunos de los apóstoles, Brigham compartió un sueño que tuvo la semana previa. En el sueño, fue a visitar a José Smith para comunicarle su gran ansiedad por entender la ley de la adopción y los principios selladores.
Brigham simplemente dijo, “[Si] tienes cualquier consejo, me encantaría recibirlo”. La respuesta e instrucción de José fue, “Pide a las personas que sean humildes y fieles, que se aseguren de mantener el espíritu del Señor y los guiará hacia el bien”. José explicó que, aunque los santos estuviesen desorganizados y en medio de una gran confusión, si siguen al espíritu, “se verán organizados tal como nuestro Padre Celestial los organizo antes de venir a este mundo”. José le mostró a Brigham el patrón de la organización desde el principio, pero no le era posible describirlo. Brigham vio cuando fue quitado de la tierra y que todos “debían ser reunidos, para que haya una línea ininterrumpida y perfecta desde nuestro padre Adán hasta el último de su posteridad”.
Probablemente el sueño de Brigham fue un recordatorio para Brigham mismo, los apóstoles y los santos, de que Dios continuaría revelando la dirección adecuada en cuanto a las ordenanzas vitales, siempre y cuando estuvieran dispuestos a escuchar al espíritu.
Meses después, el 15 de agosto de 1847, Wilford registró otro discurso en cuanto a la ley de la adopción, dado por Brigham Young. Entre varios “asuntos importantes e interesantes”, Brigham enseñó que, dado que todas las ordenanzas del Evangelio administradas por el mundo desde la apostasía eran ilegales, todas las ceremonias de matrimonios eran ilegitimas y consecuentemente, los hijos nacidos de tales matrimonios debían “ser recibidos por la ley de la adopción y ser adoptados al sacerdocio para poder llegar a ser hijos y herederos legítimos de la salvación”. Esta nueva información se extendió a los santos con la intención de que conectaran a sus familiares al sacerdocio y para que todo miembro de toda familia fuese conectado al sacerdocio.
COMPLICACIONES E IMPERFECCIONES.
La aplicación de la doctrina de adopción para facilitar el éxodo de Nauvoo, no era una práctica sostenible. Si bien, su propósito era el de reunir a la familia de Dios, la práctica causaba recelos, contención y división. Además, sembraba dudas en cuanto a la organización de la familia humana. En vez de crear una línea directa de generación en generación, creaba vínculos cruzados entre familias biológicas y conexiones a individuos fuera de la familia. Tales conexiones se complicaban aún más cuando aquellos que eran adoptados según su dignidad, dejaban la iglesia o no vivían a la altura de sus responsabilidades. Las adopciones nuevas para unirse a la línea del sacerdocio por medio de otras personas, causaron gran confusión.
Algunos que fueron adoptados como “hijos” esperaban un trato especial de parte de sus “padres”, tal como cargos nuevos dentro del liderazgo de la iglesia o ayuda económica. En algunos casos, el estatus que se otorgaba a aquellos que fungían como líderes de familias, creaba la expectación de que, entre más grande era la familia adoptiva, más grande sería la gloria del cielo. Al principio, cualquier individuo podía proponer ser el padre o el hijo adoptivo. Sin embargo, debido a los deseos de algunos de “edificar reinos”, la instrucción se cambió de tal manera que solamente los adultos podían solicitar la adopción; un hombre no podía pedir a otros que se unieran a su familia adoptiva.
La práctica de la adopción para la organización de los santos, disminuyó considerablemente hacia el año de 1848, sin embargo, los efectos tanto positivos como negativos permanecieron intactos. Como resultado, las conexiones del sacerdocio formadas en Nauvoo y en las llanuras durante el éxodo, facilitaron y complicaron la colonización del valle de Salt Lake y sus alrededores.
En su discurso de 1853, Brigham habló del derecho a la herencia del sacerdocio y reprobó el comportamiento de hombres quienes buscaban a una segunda esposa y no honraban a su primera esposa. Les dijo, “Si no pueden salvaguardar la joya que poseen, sean prudentes al buscar tener una más, no sea que pierdan a ambas”. Dijo además que, aunque es natural que el hombre sea “avaro con respecto a bendiciones religiosas”, no deben convertir las ordenanzas sagradas en temas triviales “para satisfacer sus disposiciones mezquinas”. En otras palabras, dejar de buscar mujeres jóvenes que se casen con ellos y jamás decirle a una mujer, “Debes sellarte a mí, de otra manera no podrás ser exaltada”. También para aquellos que se casan con viudas, que no interfirieran con la primogenitura eterna de sus hijos. Aconsejó a las hermana a no sellarse a ningún hombre “a menos que lo deseen”.
NUEVOS COMIENZOS EN SALT LAKE.
Wilford llegó al valle de Salt Lake con la compañía vanguard el 24 julio de 1847 y fiel a su costumbre, pasó la tarde plantando media fanega de papas. Cuatro días después, el 28 de julio, mientras trazaban los planos para la ciudad, Wilford clavó una estaca en la tierra, marcando el lugar indicado por Brigham para la construcción del próximo templo. En las próximas semanas, exploraron el área exhaustivamente y construyeron un fuerte para ofrecer albergue y protección a los que venían en camino.
El 6 de agosto, después de pasar el día cortando madera para construir cabañas, Wilford apenas se podía sostener de pie, se fue a su carreta y “se desplomó” en su cama exhausto, pero poco después, llegó Heber C. Kimball a informarle que los doce apóstoles se iban a bautizar de nuevo para la remisión de sus pecados, como ejemplo a seguir para la iglesia. Esta ocasión constituiría, el tercer bautismo de Wilford, escribió que después de llegar al glorioso valle para edificar Sion, sintieron la necesidad de renovar sus convenios ante Dios y los unos con los otros. La oportunidad de bautizarse de nuevo, era un privilegio. Brigham Young bautizó a los miembros del cuórum de los doce, los re-confirmó en la iglesia y selló sobre ellos el apostolado con “todas las llaves, poderes y bendiciones pertenecientes a su oficio”. Después, Heber C. Kimball bautizo a Brigham Young. Al día siguiente, se bautizaron cincuenta y cinco miembros de la compañía. El 8 de agosto, Wilford ayudó a bautizar de nuevo a los 224 miembros restantes de la compañía.
Dichos bautismos no refutaban la validez de sus bautismos originales; tampoco eran un gesto vano de devoción. Brigham aclaró que, antes de bautizarse, los santos debían confesar sus pecados y arrepentirse. Brigham esperaba que sintieran el mismo espíritu que sintieron en su primer bautismo cuando “aceptaron la religión de Jesucristo”. Para Wilford, la llegada al valle de Salt Lake, simbolizaba un nuevo comienzo para los santos y un nuevo nacimiento. Los líderes habían permitido la “falta de observancia de ciertas reglas” en lo que los santos llegaban y se establecían en el valle. A medida que llegaban, los líderes deseaban que cada miembro se bautizara como un símbolo de compromiso y para renovar el deseo de seguir los estatutos y principios del Evangelio. El patrón de bautismos y confirmaciones múltiples que se inició al llegar al estado de Utah, a Salt Lake City, se prolongó durante décadas.
LO QUE DIOS NOS INSPIRE HACER.
Un mes después de su llegada al valle de Salt Lake, Wilford y los demás apóstoles, emprendieron un viaje de regreso a Iowa para encontrarse con sus familias. A principios de septiembre, se encontraron con la compañía Abraham O. Smoot cerca del rio Sweetwater en Wyoming. La segunda esposa de Wilford, Mary Ann Jackson y su hijo de tres meses James, viajaban con ese grupo, el cual viajaba bajo el cuidado del padre de Wilford, Aphek.
Mientras viajaban, Brigham se sintió “constreñido por el espíritu” y le pidió a Wilford su opinión en cuanto a la posibilidad de llamar a uno de los apóstoles como el presidente de la iglesia y a dos más como consejeros. Los apóstoles ya habían tenido conversaciones en cuanto a la reorganización de la Primera Presidencia de la iglesia poco después de la muerte de José Smith, pero no se había tomado ninguna decisión. El 12 de octubre de 1847, Wilford registró su respuesta en su diario. Creía que, dado que el cuórum de los doce había sido llamado y confirmado por revelación, se requería otra revelación para hacer los cambios y le dijo a Brigham, “lo que Dios te inspire hacer concerniente a este asunto, estoy contigo”.
Wilford llegó a Kanesville Iowa el 31 de octubre y después de viajar más de 4,000 kilómetros durante seis meses, dijo sentirse “verdaderamente regocijado por poder ver una vez más los rostros” de su esposa Phebe y sus hijos, Wilford hijo, de siete años, Phebe Amelia de cinco años y Susan de cuatro años. Tres días antes de la llegada de Wilford, Phebe había dado a luz a otra hija, Shuah, Wilford tuvo la oportunidad de recibirla junto con su familia. (La familia Woodruff enterró a dos de sus hijos, Joseph y Ezra, en Winter Quarters, Nebraska en 1846.)
El 5 de diciembre de 1847, seis semanas después de su llegada a Kanesville, nueve de los apóstoles se reunieron en la cabaña de Orson Hyde y organizaron la Primera Presidencia. Brigham Young fue sostenido como presidente, con Heber C. Kimball y Willard Richards como sus consejeros438. Semanas más tarde, en la conferencia de la iglesia llevada a cabo el 27 de diciembre, la Primera Presidencia fue aceptada y sostenida por los santos y Wilford registró, “Aprendimos por las enseñanzas del presidente Young, que es necesario tener una organización plena de la iglesia a través de todos los tiempos hasta donde se pueda. Por lo menos la Primera Presidencia, cuórum de los doce, setentas y patriarcas para que el diablo no se aproveche de nosotros .
La organización de la Primera Presidencia, el cuórum que toma las decisiones mayores dentro de la iglesia, daba cabida a que los apóstoles pudieran salir a misiones y continúen la obra del recogimiento. La siguiente primavera, Wilford fue llamado a servir su séptima y última misión. En esta ocasión, su asignación era recoger a los santos de los estados del este. El 21 de junio de 1848, inició su jornada rumbo al este acompañado por su familia y otros individuos.
Esta misión en particular, duró casi dos años e impactó de manera distintiva a la familia Woodruff en distintas formas. Los sacrificios de Wilford y Phebe incluyen la muerte de su hija, Shuah, a la edad de nueve meses mientras pasaban por Illinois, el 22 de julio de 1848. Por otra parte, pudieron compartir el Evangelio con miembros de sus propias familias y Wilford bautizó a más de veinte personas, entre ellos su suegro Ezra Cárter. Cuando salieron de Maine, en la primavera de 1850, habían juntado un grupo de 100 personas, entre ellos estaba la hermana de Phebe, Sarah Foss y sus hijos. Se les uniría más adelante otro grupo de 125 santos y todos llegaron a Salt Lake el 14 de octubre de 1850.
UN LUGAR PARA NOSOTROS.
Wilford y su familia volvieron a la misma cabaña de dos habitaciones que habían construido tres años atrás; la vista del valle a la que estaban acostumbrados, era totalmente diferente. Había más de 11,000 personas en el valle en 1850; cuando Wilford salió con la compañía vanguard en 1847, había alrededor de trescientas personas. Otra diferencia significante era el hecho de que Salt Lake estaba dentro de las fronteras Estadounidenses. El mes previo al regreso de Wilford a Salt Lake City, se había conformado el territorio de Utah bajo el compromiso de 1850.
A pesar de todos estos acontecimientos y después de haber soportado veinte años de persecuciones, Wilford deseaba que los santos apreciaran su situación actual, la paz y tranquilidad de la que gozaban en Utah. Dirigiéndose a aquellos que eran jóvenes y que quizás no recordaban todas las cosas por las que tuvieron que pasar en Ohio, Misuri e Illinois, Wilford dijo, “Que bueno que estamos donde estamos y que nuestros enemigos están donde están. [Ustedes] … no se dan cuenta del contraste abismal entre Utah y el resto del mundo”445. En otra ocasión dijo, “Si pudieran comprender y apreciar la posición en la que ahora están y su conexión celestial a Dios … no solamente gozarían, sino que . . . valorarían los privilegios que se nos han brindado, valorarían cada día por el don de la vida y la ciudad del gran Salt Lake, en la que vivimos”.
ORDENANZAS SIN TEMPLO.
Al salir los santos de Nauvoo, esperaban con ansias el día en que llegarían a la nueva ciudad en el oeste, para reunir a todos los fieles y construir un nuevo templo para recibir la paz que tanto necesitaban y para resumir la administración de ordenanzas sagradas necesarias para la exaltación. Se aprobaron algunas excepciones temporales, mientras se construía el templo, con el fin de continuar con la administración de ordenanzas. A medida que esperaban a los santos que venían en camino, se efectuaban sellamientos para un número limitado de parejas. Por ejemplo, los hombres que fueron llamados al batallón Mormón, se sellaron a sus esposas antes de partir447. Hubo otros sellamientos efectuados por Brigham Young en Winter Quarters, entre ellos, el de Wilford a tres de sus esposas.
Entre 1846 y 1847 también se efectuaron algunos bautismos para la salud y para sanar. No obstante, el único bautismo registrado durante el éxodo, fue administrado por Wilford el 4 de abril de 1848 en el rio Misuri. La primera ordenanza de investidura después de salir de Nauvoo, se efectuó hasta el mes de octubre de 1849. Ese día, Brigham Young dedicó la cima de Ensign Peak, una colina al norte de la colonia de santos en Salt Lake City, para administrar la investidura de Addison Pratt quien había sido llamado a servir en una misión, antes de recibir su investidura.
A principios del año 1850, Brigham autorizó el uso de distintos lugares para administrar las ordenanzas del templo a los vivos, entre ellos estaban su oficina y la casa consistorial territorial, la cual estaba ubicada a una cuadra de la manzana del templo450. La construcción de la casa consistorial territorial se completó en diciembre de 1850 y fue el primer edificio público que se construyó y fungía en diversas funciones durante los siguientes treinta y tres años. Siendo un edificio gubernamental, albergaba oficinas federales, la corte del distrito y las oficinas del departamento de policía de la ciudad. También era usado para las juntas de los legisladores territoriales, Wilford era uno de ellos. Reflejando el hecho de que eran una sociedad homogénea en ese entonces, usaban el nivel superior de la casa para llevar a cabo reuniones religiosas y de hecho fue dedicado específicamente para propósitos ceremoniales.
Ordenanzas del templo como el lavamiento, la unción e investiduras para los vivos y para los muertos, así como los sellamientos de matrimonios, se llevaban a cabo en la casa consistorial. Otras funciones del sacerdocio, tales como una bendición especial y unciones que fueron reveladas a Wilford el 20 de febrero de 1851, también se llevaban a cabo en la misma casa. Las primeras ceremonias de investidura se efectuaron en ese mismo lugar, el mes de febrero de 1851. Entre 1851 y 1855, hubo 2,222 miembros de la iglesia, entre ellos miembros de la familia de Wilford, que recibieron su investidura en la casa consistorial. Wilford registró que allí se selló a Emma Smith, a Sara Brown y se selló por segunda ocasión con su primera esposa, Phebe el 13 de marzo de 1853.
La casa consistorial fue un instrumento importante a través del cual, las personas que habían recibido las ordenanzas en Nauvoo, podían administrarlas a los vivos. No obstante, el usar de la casa consistorial para la administración de ordenanzas sagradas fue desafiante. La casa no proveía la privacidad adecuada porque, además de las actividades para el gobierno, también se usaba como biblioteca pública, incluso fue sede de la Universidad de Deseret por un tiempo.
Además, como lo explico Brigham, “Hay un gran número de ordenanzas de la casa de Dios . . . que no serán recibidas, ni se efectuarán según la ley que Dios ha revelado, si no se llevan a cabo en un templo preparado con ese propósito”. Tales ordenanzas incluían ordenanzas vicarias de investiduras, sellamientos de hijos a padres y adopciones “para enlazar la línea del sacerdocio”.
El rumbo tomado por Brigham, era congruente con las instrucciones dadas por el profeta José Smith en Nauvoo. José enseñó el 11 de junio de 1843, que, “Existen ciertas ordenanzas y principios, los cuales, deben enseñarse y practicarse en un lugar construido para tal propósito”. La ordenanza de la investidura por los muertos no se efectuaba en Nauvoo y ya que el templo no se había terminado, previo a su muerte José decidió no efectuar adopciones al sacerdocio ni sellamientos de hijos a padres.
Las ordenanzas habían sido reveladas a José Smith. Y el poder del sacerdocio para oficiar dichas ordenanzas se había restaurado. No obstante, a medida que los santos seguían congregándose, se hacía más difícil recuperar el terreno que habían perdido ya que la administración de las ordenanzas del templo se había interrumpido. Los santos en Nauvoo habían administrado bautismos, confirmaciones, ordenaciones, lavamientos, unciones, ceremonias de investidura y segundas unciones. Los bautismos por los muertos no reiniciarían plenamente sino hasta 1867; las segundas unciones para los vivos y para los muertos estuvieron suspendidas durante veinte años. También, se postergaron las ordenaciones vicarias e iniciatorias de lavamiento y unción, las cuales eran parte de la investidura, hasta 1877.
























