Capítulo 8
Casa de investiduras.
En un discurso dado en 1855, Wilford le preguntó a la congregación, si reconocían y valoraban los privilegios que se les habían otorgado. Tales privilegios incluían el sacerdocio, las “llaves del reino” y el hecho de que “la salvación del género humano depende de ustedes”. El reconocer las responsabilidades que acompañan a los privilegios, fue el tema que Wilford enfatizó en los siguientes cuarenta y tres años mientras servía como presidente de templo, como apóstol y como presidente de la iglesia.
UN TEMPLO TEMPORAL.
A pesar de que, el 6 de abril de 1853 se había dedicado el sitio en el que se construiría el templo y en 1854 se habían colocado las piedras angulares, los santos sabían que esa estructura que habían visualizado, tardaría muchos años en construirse. Mientras tanto, Brigham Young le pidió a Truman Angelí que diseñara un “templo pro tempore” que proveyera la privacidad necesaria para la administración de algunas de las ordenanzas y ceremonias. Brigham había expresado la necesidad de un lugar temporal en 1847 y finalmente, poco después de la colocación de las piedras angulares durante el verano de 1854, los santos comenzaron la construcción de lo que llegaría a conocerse como la casa de investiduras.
En septiembre de 1854, se colocó la fundación en la parte noroeste de la manzana del templo. La casa de investiduras fue la primera estructura hecha con habitaciones separadas para cada ordenanza y para las diferentes fases de la ceremonia de la investidura. En Nauvoo se usaban telas para dividir las diferentes áreas de ordenanzas —tanto en la en la tienda de ladrillo de José Smith como en el templo— también en el nivel superior de la casa consistorial. Había cuartos en la casa de investiduras, como el cuarto del jardín, en los que había pinturas que representaban las escenas en la ceremonia, lo cual inició un precedente para templos futuros.
El primer nivel de la casa de investiduras tenía un salón dedicado a los lavamientos y unciones, había otros cuartos que representaban el jardín de Edén, el mundo y el reino terrestre. Había escaleras que llevaban de un salón a otro en simbolismo de un progreso ascendiente durante la ceremonia. La sala de sellamientos y el salón celestial se encontraban en el segundo nivel. Se añadió una extensión en la parte norte en 1856, la cual se usó como área de recibimiento y hubo otra extensión en la parte sur, conocida como la “sala de oficiales”, un área de descanso que se usaba para comer.
El 5 de mayo de 1855, la casa de investiduras fue dedicada y se efectuaron ocho ordenanzas de investidura y tres sellamientos de parejas460. Wilford escribió los eventos del día en su diario diciendo que Brigham Young quería que la casa de investiduras se conociera como “la casa de Dios” y que cuando el templo se completara, lo llamaría “el templo de Dios”. A Wilford se le había llamado a oficiar en las ordenanzas de la casa de investiduras junto con otros apóstoles, Joseph F. Smith y Daniel H. Wells. También, las hermanas que había recibido su investidura en Nauvoo, como la esposa de George A. Smith, Bathsheba y la esposa de Orson Hyde, Marinda, administraban as ordenanzas a otras hermanas en la casa de investiduras.
El 18 de marzo de 1856, acompañados por Wilford y Phebe, sus dos hijos mayores recibieron su investidura en la casa de investiduras. Wilford también ofició en el lavamiento, unción y ordenación de su hijo Wilford al oficio de Élder y “selló sobre él todas las bendiciones de su ordenación, unción y sus derechos”462. Recordando su bendición patriarcal, la cual había recibido de José Smith padre, en la que se le había prometido a Wilford que tendría posteridad que recibiría el sacerdocio, escribió en cuanto a su gratitud de que la bendición prometida, se cumpliese. El 26 de febrero de 1857, Wilford registra la primera ocasión en la que llevo a su familia al “altar en la casa del Señor”. En esta ocasión, lo acompañaban sus tres esposas —Phebe, Emma y Sarah Brown— se sellaron de nuevo a él y la hermana fallecida de Phebe, Mary Cárter, también fue sellada a Wilford vicariamente.
Las ordenanzas principales que se llevaron a cabo en la casa de investiduras entre 1855 y 1889 fueron los sellamientos para vivos y vicarios; bautismos para vivos y bautismos vicarios; lavamientos, unciones, investiduras y segundas unciones para los vivos. Se efectuaban bautismos vicarios esporádicamente en una pila bautismal construida al lado de la casa de investiduras en 1856, sin embargo, tales bautismos eran muy infrecuentes hasta el año de 1867. Las segundas unciones no se reanudaron sino hasta 1866, después de un paréntesis de veinte años. Finalmente se completó el templo de Saint George en 1877 y todas las ordenanzas que se efectuaban en Nauvoo se administraron de nuevo y por primera vez, se efectuaron investiduras vicarias.
La finalización de la casa de investiduras en 1855 fue trascendental tanto para la obra del templo como para el inicio de una reformación general de la iglesia en Utah. La fiebre del oro de California y la proximidad de la ciudad de Salt Lake al camino que llevaba al oeste entre otras cosas, hicieron que el mundo de afuera se acercara más y los líderes de la iglesia sintieron la necesidad de revitalizar el compromiso y dedicación de los miembros de la iglesia. Al Igual que la reformación en Nauvoo quince años antes, la reformación en Utah incrementó y puso a prueba la fe y dedicación de los miembros. Los segundos bautismos se convirtieron en un símbolo importante para los santos, una señal de compromiso a la iglesia y a los principios del Evangelio.
En un discurso de conferencia dado en el mes de octubre de 1855, se instruyó a los santos que, “[Todos] los niños de 8 años de edad y todos los que aún no se han bautizado … y todos los que han cometido pecados por los que se tengan que bautizar” . . . deben bautizarse para ser considerados candidatos de la “plenitud de la gloria celestial”. Meses después, el 17 de marzo de 1856, Wilford bautizó de nuevo a todos los miembros de su familia mayores de 8 años: “tres esposas, tres hijos y un chico Lamanita llamado Moroni”. Posteriormente, regresó a su casa y los confirmó.
REFORMACIÓN.
El verano de 1856, se esculpió una pila bautismal de piedra y se instaló en el lado oeste de la casa de investiduras. El 21 de septiembre de 1856, refiriéndose a la necesidad de una reformación de los miembros de la iglesia, Brigham Young prometió, “Una vez que la pila bautismal que está en proceso de construcción este lista, los llevaré a las aguas del bautismo si se arrepienten de sus pecados. Si hacen convenio de vivir su religión y ser santos del altísimo, tendrán ese privilegio . .. [pero] debe haber una separación, deben alejarse de sus pecados”.
El 2 de octubre, Heber C. Kimball dedicó la pila bautismal y en sus palabras había un eco de la descripción de la pila del templo de Nauvoo al comparar el agua y la pila con el pozo de Betesda. Wilford registró las palabras de la oración de Heber en su diario diciendo lo siguiente: “Permite oh Señor, que tu ángel, toque con su dedo esta agua y esta pila, para que sea santa ante Ti oh Dios”. Heber C. Kimball pidió que todas las personas llegaran a sentir el poder de Dios para que se lograse una reformación entre los santos. Posteriormente, dedicó la pila para bautizar a los vivos y vicariamente a los muertos “para que las generaciones que han fallecido y están al otro lado del velo puedan salvarse, para que los pecados de los vivos sean lavados y para que los enfermos sean sanados de toda enfermedad, para renovarnos en cuerpo y espíritu en todas las cosas”.
Reflejando la reformación, después de la dedicación de la pila bautismal, Brigham Young y los miembros del cuórum de los doce, entre ellos Wilford, se bautizaron una vez más. Esta fue la segunda ocasión en la que los doce se bautizaban para dar el ejemplo a todos los miembros de la iglesia; la primera ocasión en que se bautizaron fue al llegar al valle de Salt Lake en 1847. Una vez más, Wilford no titubeó para demostrar su devoción a la iglesia y a Dios.
Brigham Young fue el primero en entrar al agua y bautizó a sus dos consejeros, Heber C. Kimball y Jedediah M. Grant, posteriormente puso sus manos sobre ellos y los confirmó. Después de las confirmaciones, Brigham bautizó a Wilford y lo confirmaron los tres miembros de la Primera Presidencia. Jedediah M. Grant re-confirmó a Wilford como miembro de la iglesia y selló sobre el “todos los dones y bendiciones del apostolado y el sacerdocio y todas las bendiciones” que le habían sido. Después, Jedediah bendijo a Wilford para que sus enfermedades sanaran y pudiera cumplir con sus responsabilidades en la iglesia. Tras la dedicación de la pila bautismal, tuvieron una “reunión que conmueve el alma”.
El siguiente domingo, mientras discursaba en una conferencia, Wilford reiteró que apoyaba la reformación diciendo, “[L]a presidencia nos ha pedido que reformemos nuestras vidas, que renovemos nuestros convenios y comencemos a vivir como santos”. Más adelante Wilford registró que después de terminar con su reunión, muchos se dirigieron a la pila bautismal y Brigham Young bautizó a setenta y cinco miembros de su propia familia. Después, Heber C. Kimball bautizó a otros setenta y cinco, entre ellos algunos miembros de la familia de Wilford. Hubo más bautismos y todos los que se bautizaban, también se confirmaban. A pesar de que no se guardaron registros oficiales de cada bautismo, existen diarios en los que se indica que se bautizaron incluso niños de 8 años de edad en la casa de investiduras y que hubo personas de todas las edades que recibieron bautismos de sanación.
En la década de 1850, miles de miembros de la iglesia se volvieron a bautizar y se comprometieron nuevamente a vivir los principios del Evangelio plenamente. Por ejemplo, en octubre de 1856, Wilford bautizó de nuevo a sesenta y cinco misioneros junto con sus familias y a todos los obispos de Salt Lake. Aparte de usar la pila bautismal que estaba al lado de la casa de investiduras, también se efectuaban bautismos en otros lugares. Una vez que se dedicó la pila del barrio de Wilford, el barrio catorce, escribió que ese día bautizaron nuevamente a todos los miembros del barrio. “El espíritu de reformación vive en sus corazones” escribió, “y da fruto en sus vidas”.
Debido a que la pila bautismal de la casa de investiduras comenzó a gotear, la reemplazaron con una nueva pila y Brigham Young la dedicó. Los registros de Wilford muestran que el 4 de junio de 1864, después de haber trabajado en la casa de investiduras todo el día, dedicaron la pila bautismal a Dios ”para la remisión de pecados, para la sanación de los enfermos y para los bautismos por los muertos”478. El 19 de agosto de 1865, Wilford bautizó a Mary Woodward Sprague por Eliza Caroline Everett Sprague declarando que era el primer bautismo vicario en la nueva pila bautismal. Para el año de 1876 ya se habían efectuado más de 134,000 bautismos vicarios en la pila de la casa de investiduras. En más de una ocasión se efectuaron más de 1,000 bautismos y confirmaciones en un solo día.
La reformación estaba en pleno auge y el 30 de diciembre de 1856, Wilford, quien era miembro de la legislatura territorial de Utah, documentó un caso peculiar en la historia de asuntos gubernamentales de los Estados Unidos de América. En una sesión conjunta de ambas cámaras de legislación, después de que varios líderes hablaron, incluso Brigham y Wilford, se hizo una propuesta de que todos los miembros de la legislatura se arrepintieran y fueran a la casa de investiduras a bautizarse para la remisión de sus pecados. La moción fue respaldada unánimemente y los cincuenta y cinco miembros de la legislatura se reunieron a las 6:00 p.m. para ser bautizados nuevamente y también confirmados481. Wilford menciona algo que era de esperarse, escribió en su diario: “Fue una novedad en la legislación”. Después explica, “Creíamos que con el espíritu de Dios podíamos dirigir nuestros asuntos de manera más rápida y mejor, que con el espíritu del diablo o el espíritu del mundo”.
VIVIR LA RELIGIÓN.
Durante el tiempo de reformación, los discursos tanto de Wilford como los de Jedediah M. Grant y de otros líderes de la iglesia, eran recordatorios de las prioridades que los santos debían tener, para poder soportar la influencia del mundo. En contraste al estilo tosco que otros usaban, Wilford se enfocaba en la necesidad de ejemplos de rectitud y en la disposición para ayudarse unos a otros. El 7 de diciembre de 1856, dijo que el espíritu de Dios se encontraba en su “tabernáculo como un fuego atrapado en mis huesos”. Dijo a los líderes del sacerdocio que no era necesario “renegar, gritar y desgastar 50 centavos de suela de piel contra el piso” ni “golpetear a la gente en la cabeza” para que despierten y cambien. Al contrario, alentó a los obispos y misioneros locales a que dependieran más del espíritu y que trataran a las personas de manera “paternal” para poderlos salvar.
Al día siguiente, Wilford reiteró que los líderes de la iglesia guiaban a los miembros con látigo y les dijo, “El pueblo vivirá su religión cuando ustedes mismos la vivan”. El corto periodo de tiempo que los santos vivieran en la mortalidad, determinaría su destino eterno y les sugirió que esa realidad debía guiar sus decisiones. Con la determinación de hacer su deber con la ayuda de Dios, Wilford pidió a los santos que hicieran lo mismo. Respondiendo a su propia pregunta, “¿De qué sirve la vida del hombre o de que sirven sus palabras u obras si es una piedra de tropiezo que impide la salvación, exaltación y gloria de otros hombres?” respondió, “No sirven de nada”.
Durante la reformación, se desarrolló una lista de veintisiete preguntas para que los misioneros locales pudieran determinar el nivel de fidelidad de cada uno de los miembros de sus barrios. Tales preguntas, abordaban todo tipo de temas, desde el asesinato y el adulterio hasta la frecuencia con la que se duchaban y el uso que le daban al agua. Preguntas en cuanto al pago de diezmos y cuan frecuentes eran las oraciones como familia también figuraban en la lista junto con otras relacionadas al pago de deudas y el trillado de heno. Wilford mencionó que el catecismo “contiene una porción de la ley de Dios”. A la misma vez, era un indicador del enfoque en esa época ya que las ordenanzas del templo y los convenios, no se mencionaban. El aumento de consciencia hacia el templo y sus ordenanzas estaba todavía a veinte años de distancia.
Wilford hizo notar que, aunque el mundo se “maravillaba” a causa de que la religión de los santos trataba asuntos temporales, “dos tercios de todas las revelaciones dadas en este mundo dependen de la realización de esta obra temporal”. Para ilustrar la enseñanza, se refirió a su deber “de cultivar la tierra, recolectar rocas y otros elementos de las montañas para elevar templos al Dios altísimo”. Los santos creían que la unidad espiritual abarcaba también la temporal, porque los asuntos temporales se hacían con el fin de edificar, literalmente, el reino de Dios sobre la tierra.
LA “GUERRA” DE UTAH.
Los esfuerzos de la iglesia por fortalecer y apoyar a los santos, en todos los aspectos de sus vidas, llámese religioso, político, personal y familiar, eran considerados como una amenaza por algunos fuera de la iglesia. La supuesta amenaza, acompañada de reportes falsos que se entregaron a oficiales del gobierno, influenciaron la decisión del presidente Buchanan de despojar a Brigham Young como gobernador del territorio y envió a un nuevo gobernador a tomar su lugar. El 24 de julio de 1857, durante la celebración del décimo aniversario de su llegada al valle de Salt Lake, recibieron noticias en cuanto a las intenciones del presidente Buchanan de enviar a 2,500 soldados para escoltar al nuevo gobernador y para suprimir la “rebelión” en Utah493.
Los santos sabían que la constitución garantizaba la libertad de practicar su religión y a la misma vez, habían vivido en carne propia el desamparo y violación de sus derechos por parte del gobierno federal y estatal en Ohio, Misuri e Illinois. Al percatarse de la noticia de que el presidente Buchanan enviaría soldados, Brigham Young habló a los líderes de la iglesia diciendo que estaba “decidido a no permitir la opresión de individuos, ciudades, condados, estados o nación”. Sin embargo, dijo también, “Si el gobernados y sus oficiales desean venir y se comportan bien, serán bien tratados”.
Las páginas del diario de Wilford, a través de los años, reflejan un creciente abismo entre los hombres que establecieron la constitución y los hombres del gobierno federal, quienes no gobernaban según sus preceptos495. Como resultado tanto él, como los santos, sentían la necesidad de defenderse y defender la constitución. A medida que la milicia marchaba, Wilford dijo a los santos que debían estar listos con sus armas en defensa de la constitución de los Estados Unidos de América y de los derechos “que las leyes de Dios y de los hombres nos garantizan”.
Tras un prolongado enfrentamiento, los santos salieron del valle de Salt Lake y enterraron la fundación del templo. Negociaron un acuerdo de paz en 1858 y se les permitió volver en paz a la ciudad con el nuevo gobernador. No obstante, la tregua entre el gobierno federal y los líderes de la iglesia no frenó los intentos del congreso por cambiar las prácticas personales, políticas y judiciales de los santos, incluso el cese de la poligamia. La ley Morril anti-bigamia de 1862, permitió que el gobierno federal desintegrara la iglesia y tomara cualquier propiedad de la misma que tuviera un valor de más de $50,000 dólares498. Aunque la ley Morril había sido aprobada por el presidente Abraham Lincoln el 8 de julio de 1862, aun no se habían designado los fondos ni al personal para ponerla en vigor. Pasarían otros doce años para que se aprobara la ley Poland, la cual proveería argumentos para enjuiciar a los polígamos.
GUERRA CIVIL.
En la década de 1860, se suscitaron muchos cambios en la vida familiar de Wilford, la muerte de su padre, el regreso a de su hijo James, los casamientos de sus hijas Susan y Phebe, los nacimientos de otros diez hijos y el nacimiento de su primer nieto. Esta época también trajo tragedias a medida que la guerra civil desgarraba el este del país. Los santos se enteraron de la secesión de los estados del sur, de la proclamación de emancipación, del desenlace de la guerra civil y posteriormente, poco después de la reelección del presidente Lincoln, se enteraron de su asesinato. Se le pidió a Wilford que compartiese una de las elegías durante la reunión en que los santos se congregaron para lamentar la pérdida del presidente Lincoln en abril de 1865.
En esta época difícil, los líderes de la iglesia se esforzaban aún más para volver a centrar la atención de los santos en sus metas eternas y en las ordenanzas necesarias para alcanzar dichas metas. Entre los esfuerzos para reanimar a los santos, sobresale la reorganización de la Sociedad de Socorro para las mujeres en 1867 y también la escuela de los profetas para la instrucción de los líderes del sacerdocio.
Brigham Young también reinstituyó las segundas unciones después de una interrupción de veinte años. El diario de Wilford contiene las instrucciones de Brigham Young al cuórum de los doce dadas el 26 de diciembre de 1866, en cuanto a los procedimientos apropiados para la administración de la ordenanza. En el transcurso de los siguientes doce meses, Wilford registra los nombres de aquellos individuos y parejas a quienes se les pidió ir a Salt Lake para recibir sus segundas unciones. En su sinopsis del año 1867, declara que administró 259 segundas unciones personalmente.
El 19 de mayo de 1867, al dirigirse a los santos, Wilford enfatizó la importancia de obedecer todos los principios del Evangelio. Dijo, “Ningún aspecto del Evangelio es redundante … y los habitantes de este mundo y otros que han de ser salvos, necesitan de él”. Wilford hace remembranza del gozo que sintió a medida que los principios y ordenanzas eran revelados, uno a la vez, al profeta José Smith y de su esperanza de que los santos reconocieran que todo principio revelado por el Señor es de relevancia eterna y para su beneficio.
ORDEN UNIDA.
A medida que la construcción del ferrocarril transcontinental llegaba a su fin en 1869, los líderes de la iglesia tomaron medidas adicionales en preparación de los cambios sociales que naturalmente surgirían debido al flujo de personas “foráneas”. Brigham Young volvió a implementar la ley de consagración y mayordomía por medio de la orden unida e introdujo otras medidas para ayudar a los pobres y mantener unión económica entre las comunidades y la iglesia en general. Durante la conferencia llevada a cabo el 8 de mayo de 1874, Wilford sostuvo la decisión de Brigham Young de restablecer la orden unida de Sion. Dijo, “Siento que es nuestro deber, como pueblo, el unir nuestros intereses, también nuestro tiempo, talentos, trabajo y todo sobre lo que tengamos mayordomía, para que, como pueblo de Dios, estemos preparados para cualquier prueba y para la segunda venida del hijo del hombre”.
Las reglas de cada orden eran similares, pero había algunas diferencias, sin embargo, el propósito de fondo era que los santos se consagraran de manera desinteresada, por el bien de la comunidad entera, para edificar el reino de Dios en la tierra y establecer Sion. En 1874 y 1875, durante el surgimiento de más de 200 órdenes unidas por todo el estado de Utah y en comunidades de Atizona, Idaho y Nevada, se volvieron a implementar los bautismos múltiples en grandes cantidades. Las palabras utilizadas durante las ceremonias de bautismos múltiples para el ser admitidos en el reino de Dios, eran, “para la remisión de tus pecados, para la renovación de tus convenios con Dios y tus consiervos y para observar las reglas mencionadas en la audiencia”.
El 13 de julio de 1874, después de su reunión con la Primera Presidencia, el cuórum de los doce y miembros poseedores del sacerdocio, Wilford escribió que la mayoría acordaron renovar sus convenios y volverse a bautizar.
Un año más tarde, el 17 de julio de 1875, Wilford registra que se bautizó por séptima y última vez. Brigham Young junto con cinco miembros del cuórum de los doce, entre ellos Wilford, se bautizaron para la renovación de sus convenios y de su compromiso a la orden unida. El resto de los miembros del cuórum de los doce se habían bautizado semanas antes.
Al día siguiente, los líderes de la iglesia viajaron a Farmington Utah y se reunieron con los santos. Después de varios discursos, George Q. Cannon leyó las reglas de la orden unida y gran parte de la congregación aceptó seguirlas. Al finalizar la reunión, veintisiete líderes del condado de Davis, entre ellos obispos y sus consejeros, fueron bautizados por George Q. Cannon y confirmados por Wilford. Wilford registró otras reuniones similares en las que las reglas de la orden unida se leían ante los santos y la congregación se reunía en un lugar determinado para bautizarse nuevamente y ser confirmados.
Wilford asistió a la dedicación de la Institución Cooperativa Mercantil llevada a cabo en Salt Lake City el 31 de marzo de 1876. Se formaron otras cooperativas similares en comunidades más pequeñas, las cuales eran parte del sistema de la orden unida. La creación de la primera orden unida en Saint George fue un factor determinante para la construcción del templo de Saint George.
Habían transcurrido treinta años desde la llegada de los santos a Salt Lake City, donde encontraron un refugio “entre las montañas”. La construcción del templo había sido interrumpida debido a las necesidades de la vida cotidiana y a las intervenciones del gobierno federal. A pesar de los obstáculos y oposición que enfrentaban, para 1870, la cantidad de miembros de la iglesia había aumentado más de 90,000. La población en el territorio de Utah había llegado a 86,000 y Brigham Young dirigía el establecimiento de pueblos y ciudades en la región. La llegada del ferrocarril contribuyó al crecimiento de la población facilitando la emigración de los santos de otros estados. La necesidad de tener templos y recursos para construirlos, incrementarían simultáneamente.
























