¿Cuál es Tu Destino?

Se Necesita Valor


El apóstol Pablo escribió a los Romanos: “Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo; porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…” (Romanos 1:16).

El tipo de valor que motivó a Pablo es una fuerza y un poder para el crecimiento y el logro individual. El valor impulsa a la acción positiva. Se necesita valor para ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura; para buscar primeramente el reino de Dios; para meter la hoz; para ceñir nuestros lomos y tomar nuevo valor; para andar rectamente delante del Señor. Consideremos cuatro áreas de conducta valiente en las que podemos ver cuán importante es esta virtud en la vida de cada uno de nosotros.

1. Se necesita valor para ser un Santo de los Últimos Días.

El profeta José Smith demostró un valor inusual cuando algunos conocidos, al inicio de su servicio en la Iglesia, le sugirieron —cuando las cosas eran extremadamente difíciles—: “Déjalo, Joe, o te costará la vida.”
¿Puedes hoy verlo y escucharlo mantenerse firme y declarar que preferiría morir antes que negar aquello que sabía que era verdadero? Él declaró:

“Así sucedió conmigo. En realidad había visto una luz, y en medio de esa luz vi a dos Personajes, y ellos en verdad me hablaron; y aunque fui aborrecido y perseguido por decir que había visto una visión, era cierto; y mientras me perseguían, me vituperaban y decían toda clase de mal contra mí falsamente por decir esto, me vi inducido a decir en mi corazón: ¿Por qué se me ha de perseguir por decir la verdad? ¡He visto una visión; lo sé, y sé que Dios lo sabe; y no puedo negarlo, ni me atrevo a hacerlo; por lo menos sabía que al hacerlo ofendería a Dios y me expondría a su desagrado!” (José Smith—Historia 1:25.)

Todos podemos agradecer a Dios por el valiente ejemplo y la vida del Profeta.

Otro ejemplo de este tipo de valor provino de un excelente miembro de Melbourne, Australia, quien recordó el primer impacto que la Iglesia tuvo en él como no miembro cuando cortejaba a una joven Santos de los Últimos Días. De manera muy amable pero firme, ella le informó: “Si te casas conmigo, será en el templo.” Él dijo que, en ese momento, no sabía lo que era el templo. Gracias al valor de una joven dedicada él lo descubrió, y hoy él sirve como presidente de estaca.

2. Se necesita valor para ser diferente.

Vivimos en una época en la que es un patrón de vida seguir a la multitud. Los Santos de los Últimos Días deben ser diferentes. Deben vivir conforme a principios rectos. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Nuestras metas y actuaciones deben ser elevadas y eternas.

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1 Pedro 2:9.)

Los principios correctos hacen posible que nos gobernemos apropiadamente en las comunidades de hoy. Jesús de Nazaret, nuestro Salvador, dio el ejemplo de convicción valiente cuando se presentó ante Pilato con su vida pendiendo de un hilo.

“…y el gobernador le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices. Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió. Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.” (Mateo 27:11–14.)

En la sociedad actual, una persona moralmente limpia es diferente. La castidad no está pasada de moda. La juventud del noble linaje será virtuosa y limpia —sí, diferente—. Evitarán el alcohol, las drogas, el tabaco, las bebidas calientes, la falta de recato, el descuido personal, la música, revistas, películas y compañía malsanas. La conducta malvada jamás traerá felicidad. La conducta recta traerá regocijo. El salmista dijo: “Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él.” (Salmo 118:24.)

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8.)

3. Se necesita valor para mantenerse firme.

Tengan siempre presente que Satanás es sutil. No se dejen atraer hacia los caminos perversos del mundo. Manténganse firmes en lo correcto. El Señor ama a los hombres y mujeres de integridad que aman lo recto. Acerca del amado hermano del Profeta, Hyrum, Él dijo: “De cierto, te digo: bendito es mi siervo Hyrum Smith, pues yo, el Señor, lo amo por la integridad de su corazón y porque ama lo que es justo delante de mí, dice el Señor.” (D. y C. 124:15.)

El Señor amonestó a Oliver Cowdery a mantenerse firme junto al Profeta: “Por tanto, sé diligente; está junto a mi siervo José, con fidelidad, en cualesquiera circunstancias difíciles en que se halle por causa de la palabra. Amonéstalo en sus faltas y recibe también amonestación de él. Sé paciente; sé sobrio; sé templado; ten paciencia, fe, esperanza y caridad.” (D. y C. 6:18–19.)

Con la ayuda de Dios podemos mantenernos firmes y hacer todas las cosas. Podemos decir con gozo, como lo hizo Ammón en el Libro de Mormón: “Yo no me jacto de mi propia fuerza ni de mi propia sabiduría; mas he aquí, mi gozo es completo, sí, mi corazón rebosa de gozo, y me regocijaré en mi Dios. Sí, yo sé que nada soy; en cuanto a mi fuerza, soy débil; por tanto, no me jactaré de mí mismo, sino que me gloriaré en mi Dios, porque en su fuerza puedo hacer todas las cosas; sí, he aquí, en esta tierra hemos hecho muchos milagros poderosos, por los cuales alabaremos su nombre para siempre.” (Alma 26:11–12.)

4. Se necesita valor para continuar.

“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Ellos le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie; ¿cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.” (Juan 8:31–34.)

Aquellos de nosotros que hemos encontrado el evangelio de Jesucristo en su plenitud y pureza tenemos la obligación no solo de compartirlo con el mundo, sino de continuar fieles en nuestras vidas. Haber recibido las bendiciones, privilegios y poderes del evangelio no es suficiente. Debemos continuar valientemente, y al hacerlo ser una luz para el mundo en cuanto a los frutos de las enseñanzas de Cristo.

“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.

“Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?

“Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

“El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.

“Os he dicho estas cosas estando con vosotros.

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

“Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo.” (Juan 14:21–28.)

El Señor ha hecho una promesa especial para quienes continúan fieles: “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que abandone sus pecados y venga a mí, e invoque mi nombre, y obedezca mi voz, y guarde mis mandamientos, verá mi faz y sabrá que yo soy.” (D. y C. 93:1.) “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.” (Juan 15:13–14.)

Que nuestro Padre Celestial nos bendiga con el valor para hacer lo correcto. Y especialmente, que nos conceda el deseo y el poder para tener el valor de ser dignos Santos de los Últimos Días, el valor de ser diferentes, el valor de mantenernos firmes y el valor de continuar.

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