Profetas y Profecías del Antiguo Testamento

Vino Viejo en Odres Nuevos

Explorando el Uso del Antiguo Testamento en Doctrina y Convenios

Nicholas J. Frederick


Desde sus versículos iniciales, Doctrina y Convenios demuestra una estrecha dependencia del lenguaje del Antiguo Testamento. D. y C. 1:1–2 contiene dos alusiones a las palabras de Isaías (D. y C. 1:1/Isaías 51:4; D. y C. 1:2/Isaías 6:10). D. y C. 2 es una reiteración por parte de Moroni a José Smith de Malaquías 4:5–6, con cambios teológicos significativos. D. y C. 3, una revelación notable que registra la amonestación del Señor a José Smith tras la pérdida de las 116 páginas, contiene una alusión a 1 Samuel 15:24, la confesión de Saúl a Samuel de que ha “trasgredido el mandamiento de Jehová” (cf. D. y C. 3:6). D. y C. 4 comienza con una alusión a Isaías 29:14 y su discusión sobre una “obra maravillosa y un prodigio” que, revela el Señor, está “a punto de salir entre los hijos de los hombres” (D. y C. 4:1).

Esta apropiación del lenguaje del Antiguo Testamento aparece ampliamente a lo largo de Doctrina y Convenios y tiende a tomar una de dos formas (o en algunos casos ambas). La primera forma es estructura, lo que significa que el lenguaje del Antiguo Testamento proporciona los bloques textuales para los diversos textos de Doctrina y Convenios. Estas secciones adoptan y utilizan frases u oraciones del Antiguo Testamento y luego las adaptan a un nuevo texto. La segunda forma es significado, que ocurre cuando el lenguaje del Antiguo Testamento es adoptado y adaptado de una manera que refleja o expande el contexto del Antiguo Testamento. A veces una frase u oración del Antiguo Testamento aparecerá en Doctrina y Convenios de manera que refleje su contexto original. Sin embargo, en otras ocasiones las revelaciones adoptarán palabras o frases del Antiguo Testamento y las colocarán en un nuevo contexto, alterando o adaptando así el contexto original. Al explorar las diferentes formas en que Doctrina y Convenios interactúa con el Antiguo Testamento, podemos apreciar más profundamente ambos textos. La presencia clara y evidente del Antiguo Testamento a lo largo de Doctrina y Convenios sugiere que este importante libro de Escritura es tan relevante para comprender el evangelio restaurado como el Nuevo Testamento o el Libro de Mormón. Este artículo procederá así: primero analizará cómo Doctrina y Convenios adopta y adapta la estructura del Antiguo Testamento en su propia construcción. Luego examinará pasajes donde el significado o contexto del Antiguo Testamento es reflejado o ampliado. Finalmente, ofrecerá algunas observaciones conclusivas sobre el papel general del Antiguo Testamento en Doctrina y Convenios.

1. Estructura

Al hablar de cómo el Antiguo Testamento contribuye a la estructura de Doctrina y Convenios, podemos hacerlo en tres formas básicas: simple, expandida y condensada. Un ejemplo de estructura “simple” sería una ocasión en la que una frase u oración del Antiguo Testamento es apropiada dentro de Doctrina y Convenios sin cambios reales al texto original. Las alusiones simples pueden ser relativamente fáciles de identificar y constituyen la mayoría de las formas estructurales. Un ejemplo de estructura simple puede verse en la comparación entre D. y C. 66:11 e Isaías 35:10. Isaías 35:10 es un versículo que describe la redención escatológica de Jerusalén, cuando los redimidos por Yahvé encontrarán refugio seguro en Sion.

Guarda estas palabras, porque son verdaderas y fieles; y engrandecerás tu llamamiento, y empujarás a muchas personas hacia Sion con cánticos de gozo eterno sobre sus cabezas. (D. y C. 66:11)

Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas: y obtendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido. (Isaías 35:10)

Con la excepción de un solo cambio de palabra, “y/de,” la frase de Isaías 35 ha sido apropiada sin dificultad en D. y C. 66. Otro ejemplo puede verse al comparar D. y C. 71:9 con Isaías 54:17:

De cierto, así os dice el Señor: no hay arma forjada contra vosotros que prospere; (D. y C. 71:9)

Ninguna arma forjada contra ti prosperará; y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su justicia de mí vendrá, dice Jehová. (Isaías 54:17)

De nuevo, con excepción de un cambio de palabra, “vosotros/ti,” la declaración de Isaías 54 ha sido totalmente apropiada dentro de la estructura de D. y C. 71:9, aunque la preservación cuidadosa del lenguaje de Isaías 54 hace que D. y C. 71:9 lea un poco torpe debido a la adición de “no hay” al comienzo de la frase.

En algunas instancias, la estructura simple se altera ligeramente invirtiendo una serie de frases. Por ejemplo, Isaías 58:1, un versículo que instruye al profeta de Dios a clamar fuerte y públicamente llamar a Israel al arrepentimiento, dice:

Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. (Isaías 58:1)

En D. y C. 34:10, las dos frases en cursiva de Isaías 58:1 se repiten, pero en orden invertido:

Por tanto, alzad vuestra voz y no os detengáis, porque el Señor Dios ha hablado; por tanto, profetizad, y os será dado por el poder del Espíritu Santo. (D. y C. 34:10)

Hay una inversión similar en D. y C. 98:12, que contiene una alusión a Isaías 28:10:

Porque él dará a los fieles línea por línea, precepto por precepto; y os probaré y os tentaré con esto. (D. y C. 98:12)

Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato; línea sobre línea, línea sobre línea; un poquito allí, otro poquito allá. (Isaías 28:10)

Una inversión más matizada puede verse en D. y C. 84:69, que también contiene una alusión a Isaías, en este caso Isaías 35:5, otro versículo que presagia la redención escatológica del pueblo de Dios:

En mi nombre abrirán los ojos de los ciegos, y destaparán los oídos de los sordos; (D. y C. 84:69)

Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se destaparán. (Isaías 35:5)

En este caso, las frases se preservan en el mismo orden, con “ciegos” precediendo a “sordos”, pero el orden de las palabras ha sido invertido. En Isaías, el orden era “los ojos de los ciegos”, seguido de “serán abiertos”, y “los oídos de los sordos”, luego “se destaparán”. En D. y C. 84:69, el orden cambia a “abrirán”, seguido de “los ojos de los ciegos”, y “destaparán”, seguido de “los oídos de los sordos”.

En otras ocasiones, Doctrina y Convenios adoptará una frase u oración del Antiguo Testamento, pero en lugar de insertarla casi palabra por palabra, el lenguaje del Antiguo Testamento será expandido. Esta expansión es quizá una forma de aportar nuevo significado o mayor explicación a la frase apropiada del Antiguo Testamento. D. y C. 128 es una carta de 1842 escrita por José Smith después de que se vio obligado a huir de Nauvoo tras un intento de asesinato por parte de un desconocido contra el exgobernador de Misuri, Lilburn Boggs. En esta carta, José celebra las bendiciones de la Restauración, en particular la restauración de las llaves del sacerdocio, con su poder de sellar a los vivos y a los muertos. Hacia el final de esta carta, escribe:

¡Regocíjense los montes y clamen en alta voz todos los valles; y todos los mares y las tierras secas cuenten las maravillas de vuestro Rey Eterno! Y vosotros ríos, y arroyos, y manantiales, fluyendo con gozo. Alaben al Señor los bosques y todos los árboles del campo; y vosotros, peñas firmes, ¡llorad de alegría! Y que el sol, la luna y las estrellas de la mañana canten a una, y que todos los hijos de Dios griten de júbilo. ¡Y que las creaciones eternas declaren su nombre para siempre jamás! Y otra vez digo, cuán gloriosa es la voz que oímos del cielo, proclamando a nuestros oídos gloria y salvación y honra e inmortalidad y vida eterna; ¡reinos, principados y potestades! (D. y C. 128:23)

Compárese la parte en cursiva de arriba con Job 38:7, un versículo que se origina en un encuentro entre Dios y Job en el que Dios plantea una serie de preguntas retóricas a Job, como la siguiente:

Cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios? (Job 38:7)

José ha tomado la pregunta planteada por Dios a Job y la ha cambiado de dos maneras notables. Primero, añade “sol” y “luna” a las “estrellas de la mañana”. Segundo, ha tomado lo que originalmente era una pregunta retórica que destacaba la belleza y maravilla del mundo natural y la ha convertido en una declaración enfática que celebra la belleza y maravilla de la Restauración.

Un segundo ejemplo de expansión estructural puede verse en D. y C. 109, que registra la oración dedicatoria de 1836 para el templo de Kirtland. Hacia el final de la oración, se pronuncian las siguientes palabras:

Y cualquiera ciudad en que entren tus siervos, y el pueblo de esa ciudad reciba su testimonio, haz que tu paz y tu salvación estén sobre esa ciudad; para que puedan sacar de esa ciudad a los justos, a fin de que vayan a Sion, o a sus estacas, los lugares de tu designación, con cánticos de gozo eterno; (D. y C. 109:39)

Compárese esto con Isaías 35:10, un versículo que celebra la redención de Jerusalén y un viaje exitoso a Sion:

Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría, y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y obtendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido. (Isaías 35:10)

D. y C. 109:39 claramente toma su lenguaje de Isaías 35:10, pero ha insertado dos frases—“o a sus estacas” y “los lugares de tu designación”—entre las dos frases tomadas de Isaías 35, “vayan a Sion” y “con cánticos de gozo eterno”. El propósito de esta expansión estructural es ayudar a los Santos a entender que el proceso de congregarse “en Sion” no se limita necesariamente a un lugar central de reunión, sino que también incluye las “estacas” de Sion.

Un tercer tipo de forma estructural es la apropiación de una frase o grupo de frases del Antiguo Testamento de tal manera que el lenguaje del Antiguo Testamento se condensa o acorta. Por ejemplo, D. y C. 58:8 contiene dos alusiones a Isaías 25:6, un pasaje que describe un futuro banquete mesiánico que celebra la victoria de Yahvé:

Y también que se prepare una fiesta de manjares suculentos para los pobres; sí, una fiesta de manjares suculentos, de vino refinado de las heces, para que la tierra sepa que la boca de los profetas no fallará; (D. y C. 58:8)

Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de manjares llenos de tuétano, de vinos purificados. (Isaías 25:6)

En D. y C. 58:8, las frases “banquete de vinos refinados” y “de manjares llenos de tuétano” han sido omitidas de las palabras de Isaías, mientras que las frases “banquete de manjares suculentos” y “de vino refinado de las heces” han sido apropiadas.

Los lectores encuentran una “condensación” similar en D. y C. 133. En esta revelación de fuerte carga escatológica, el Señor detalla el lugar del evangelio y de los Santos a medida que la llegada del Reino de Dios se acerca. Cerca del final de la revelación, el Señor declara que envió “la plenitud de su evangelio” a fin de

preparar a los débiles para las cosas que han de venir sobre la tierra, y para el mandamiento del Señor en el día en que los débiles confundan a los sabios, y el pequeño llegue a ser una nación fuerte, y dos pongan en fuga a sus diez millares. (D. y C. 133:58)

La frase “el pequeño llegue a ser una nación fuerte” es una alusión a Isaías 60:22, donde Isaías predice que la influencia de Israel llegará a ser tan grande que será desproporcionada a su tamaño:

El pequeño vendrá a ser mil, y el menor, una nación fuerte; yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto. (Isaías 60:22)

Las palabras de Isaías en este versículo son un ejemplo de paralelismo sinonímico, un rasgo de la poesía hebrea en el cual el poeta hace una declaración y luego la repite con un lenguaje diferente en la siguiente línea. Por ejemplo:

Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. (Isaías 2:4)

En tres lugares distintos, Isaías hace una declaración y luego la reitera con propósitos poéticos. En D. y C. 60:22, las dos expresiones paralelas son “el pequeño vendrá a ser mil” y “el menor, una nación fuerte”. En D. y C. 133, las dos frases se han combinado para leer “el pequeño llegue a ser una nación fuerte”. Sin embargo, el elemento notable de este versículo es que, después de condensar las dos paralelas de Isaías en una sola frase, la revelación añade una segunda frase (tomada de Deuteronomio) para mantener el paralelismo sinonímico:

Para preparar a los débiles para las cosas que han de venir sobre la tierra, y para el mandamiento del Señor en el día en que los débiles confundan a los sabios, y el pequeño llegue a ser una nación fuerte, y dos pongan en fuga a sus diez millares. (D. y C. 133:58)

¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiese vendido, y Jehová no los hubiera entregado? (Deuteronomio 32:30)

Textualmente, esto es un logro notable, que requiere no solo conocimiento de versículos de Isaías y Deuteronomio, sino también el reconocimiento de la estructura poética detrás de las palabras de Isaías.

2. Significado

Como se insinuó en la discusión sobre la estructura, la presencia explícita del Antiguo Testamento en el texto de Doctrina y Convenios puede influir en cómo se interpreta Doctrina y Convenios. Esta sección explorará cuatro maneras en que el significado se transmite mediante la apropiación del lenguaje del Antiguo Testamento por Doctrina y Convenios. El primer tipo de significado es la “modernización”, que se refiere a las ocasiones en las que Doctrina y Convenios toma lenguaje del Antiguo Testamento pero, ya sea por adición o por omisión, ubica la alusión del Antiguo Testamento en un contexto moderno. El segundo tipo de significado es la “clarificación”, que se refiere a ocasiones en las que Doctrina y Convenios aclara o ilumina el significado detrás de un texto del Antiguo Testamento. El tercer y cuarto tipos de significado derivan principalmente de la manera en que el contexto del pasaje del Antiguo Testamento al que se alude es adoptado y adaptado por Doctrina y Convenios. Por un lado, el contexto del pasaje del Antiguo Testamento puede reflejar o reproducir el contexto del versículo de Doctrina y Convenios en el que se encuentra. En este caso, el contexto del Antiguo Testamento puede leerse dentro del contexto de Doctrina y Convenios y servir como contextualización adicional o más amplia. Por otro lado, el contexto del pasaje del Antiguo Testamento al que se alude puede ser ampliado o alterado y, por tanto, recontextualizado en Doctrina y Convenios. Este tipo de significado se centra en alusiones a pasajes del Antiguo Testamento cuya recontextualización en Doctrina y Convenios va “a contracorriente”, por así decirlo, de cómo generalmente se entienden o leen estos pasajes en su contexto original. Esto no debe entenderse como que Doctrina y Convenios esté usando estos pasajes de forma incorrecta. Más bien, la recontextualización sería el resultado de la revelación moderna proporcionando una interpretación alternativa. Debe señalarse, sin embargo, que estas categorías pueden ser bastante fluidas y a menudo se superponen. En otras palabras, una categoría que intenta contextualizar también puede estar proporcionando modernización o clarificación.

A. Modernizació

El Antiguo Testamento es un texto que fue escrito muchos siglos antes del nacimiento de José Smith. Cuando Doctrina y Convenios alude a pasajes del Antiguo Testamento, a veces es necesario “modernizar” ciertos elementos del Antiguo Testamento que no serían necesariamente familiares para una audiencia estadounidense del siglo XIX. Un ejemplo de esta modernización puede verse en D. y C. 133:46:

Y se dirá: ¿Quién es este que viene de Dios del cielo con vestiduras teñidas; sí, de las regiones que no son conocidas, vestido con su glorioso atavío, viajando en la grandeza de su fuerza? Y él dirá: Yo soy aquel que hablé en justicia, poderoso para salvar. (D. y C. 133:46–47)

Esta es una alusión a Isaías 63:1:

¿Quién es este que viene de Edom, con vestidos rojos de Bosra? Este hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder. Yo, el que hablo en justicia, poderoso para salvar. (Isaías 63:1)

En su mayor parte, el lenguaje de D. y C. 133 coincide con el de Isaías 63:1, con la omisión notable de dos palabras: “Edom” y “Bosra”. Isaías 63 comienza como un diálogo entre un centinela y un guerrero. El centinela ve al guerrero acercándose a Jerusalén desde el sur con lo que parecen ser vestiduras rojas y en 63:1 le pregunta quién es. El guerrero responde que él es quien habla “en justicia, poderoso para salvar”. Esta respuesta suscita una segunda pregunta del centinela: “¿Por qué es roja tu vestidura?” (Isaías 63:2), a lo que el guerrero responde: “He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira y los hollaré con mi furor, y su sangre salpicó mis vestidos, y he manchado toda mi ropa” (Isaías 63:3).

El significado directo de las palabras de Isaías no es claro. Tal vez se refiere a la ejecución del juicio por parte de Jehová contra quienes lo rechazan, o quizá a su protección de Jerusalén contra sus enemigos (aunque sin la ayuda de Jerusalén). Leyendo Isaías “hacia atrás”, quizá se vislumbre la conquista de Jesús sobre el pecado y la muerte en la cruz, o quizá su Segunda Venida y la destrucción de los malvados. Interesan aquí las referencias a “Edom” y “Bosra”. Edom estaba situada al sureste de Jerusalén, y su ciudad capital era Bosra. Además, “Edom fue el enemigo perpetuo de Judá, tanto que llegó a representar a todos sus enemigos”. La selección de Edom por parte de Isaías como lugar de la conquista del guerrero tiene sentido en un contexto del Antiguo Testamento. Como ha señalado un erudito, “La elección de Edom está dictada por su condición paradigmática de vecino emparentado por linaje, pero incesantemente hostil, y también por el hecho de que, tradicionalmente, en la poesía heroica, Edom es el lugar de donde YHWH vino por primera vez”. Sin embargo, para el tiempo en que se recibió D. y C. 133, la naturaleza simbólica de Edom y Bosra se habría perdido y probablemente habría sido confusa para una audiencia estadounidense del siglo XIX. Así, la alusión a Isaías 63:1 elimina el simbolismo geográfico pero mantiene el significado detrás de Isaías 63: los enemigos de Dios serán destruidos.

Otro ejemplo de esta modernización puede verse en D. y C. 65:2, un pasaje que contiene dos alusiones a Daniel 2. En Daniel 2, Daniel ofrece una interpretación de un sueño dado a Nabucodonosor, rey de Babilonia. El sueño de Nabucodonosor se centra en una gran imagen hecha de varios tipos de metal y barro, que luego es destruida por una misteriosa “piedra”. Aquí está el versículo que describe la piedra:

Estuviste mirando hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno; mas la piedra que hirió la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra. (Daniel 2:34–35)

Daniel interpreta el sueño de Nabucodonosor como una vaga sucesión de reinos, comenzando con los babilonios y continuando hasta que son quebrados por la piedra. Existe un gran debate académico sobre la identidad de esta imagen. ¿Se refiere a las cuatro edades del hombre? ¿Se refiere a los gobernantes que sucederían inmediatamente a Nabucodonosor? ¿Representa a aquellos imperios que seguirían a los babilonios, a saber, los medos (plata), los griegos (bronce) y los romanos (hierro)? La verdadera naturaleza de la “piedra” también es tema de debate entre los estudiosos. ¿Representa históricamente a Ciro y el derrocamiento persa de Babilonia? ¿Habla de manera amplia sobre la naturaleza sagrada y divina de la realeza y sirve como recordatorio de que Dios puede sostener el ascenso y caída de cualquier imperio secular? Los primeros cristianos, basándose en pasajes que también hablaban de una piedra, como Isaías 8:14 y Salmos 118:22 (cf. Lucas 20:17–18), comenzaron a interpretar la piedra como referida a Jesucristo (ya sea en su primera o segunda venida) o al reino escatológico que él establecería en la era mesiánica final.

En D. y C. 65, “una voz” declara a José Smith que las llaves del reino han sido restauradas y que el reino escatológico de Dios está preparado para salir adelante si los Santos lo buscan mediante la oración. D. y C. 65:2 entonces apropia lenguaje de Daniel 2:35:

Las llaves del reino de Dios han sido encomendadas al hombre sobre la tierra, y desde allí el evangelio rodará hasta los confines de la tierra, como la piedra que es cortada del monte, no con mano, rodará, hasta que haya llenado toda la tierra. (D. y C. 65:2)

Significativamente, no se menciona en D. y C. 65:2 la imagen de metal y barro de la visión de Daniel. Una explicación para esta ausencia es que Doctrina y Convenios está modernizando el texto de Daniel. Si la imagen de metal y barro representaba a los reyes o imperios que surgieron sucesivamente después de la caída de Babilonia, entonces tendrían muy poca relevancia para una restauración decimonónica de la Iglesia de Dios en América. Nabucodonosor estaba viendo algo en el futuro, pero para cuando José recibe D. y C. 65, la experiencia visionaria de Nabucodonosor es ya un pasado lejano. No hay necesidad de discutir imperios antiguos que han ido y venido: el énfasis del Señor está en el reino de Dios presente.

Por esta razón, el enfoque principal de D. y C. 65:2 está en cambio sobre la piedra, que el Señor compara con “el evangelio” mientras este “rueda hasta los confines de la tierra”. En este sentido, D. y C. 65:2 también sirve para aclarar el misterio que rodea a la piedra: la piedra parece ser el evangelio de Jesucristo, que se esparcirá por toda la tierra mediante la obra misional. José Smith amplió aún más la imagen de la piedra, declarando que giraba de manera similar a “una piedra de moler” y que cuando “los élderes salgan al extranjero a predicar el evangelio y la gente crea en el Libro de Mormón y sea bautizada”, serán “añadidos a la pequeña piedra”.

B. Clarificación

La clarificación es similar a la modernización, pero en lugar de alterar un texto del Antiguo Testamento apropiado de manera que tenga sentido para una audiencia moderna, la clarificación ocurre cuando Doctrina y Convenios alude a un texto del Antiguo Testamento de manera que ayuda a resolver o responder pasajes ambiguos del Antiguo Testamento. Debido a la naturaleza de la profecía, a veces puede ser difícil entender a qué o a cuándo se refiere un profeta. Por ejemplo, considérese Isaías 63, el capítulo discutido en la sección anterior. Un guerrero se acerca a Jerusalén desde el sur, y el centinela pregunta por lo que parecen ser vestiduras rojas. El guerrero responde: “He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira y los hollaré con mi furor, y su sangre salpicó mis vestidos, y he manchado toda mi ropa” (Isaías 63:3). A menudo se presume que el guerrero es Jehová, con sus ropas manchadas de sangre después de su conquista de los malvados. Sin embargo, el erudito de Isaías John D. W. Watts ha señalado que “la mayoría de los intérpretes han identificado al guerrero ensangrentado como Yahvé mismo, pero el texto no lo identifica así”. Watts argumenta que el guerrero “es más probablemente un símbolo del poder imperial persa luchando las batallas de Jerusalén y de Yahvé por ellos”.

Parte del texto traducido al español manteniendo estructura

Parte de la complicación detrás de este versículo y otros similares es que la profecía a menudo puede tener múltiples cumplimientos. Las profecías dadas durante la vida de Isaías pueden tener ciertos elementos cumplidos durante su vida y, sin embargo, también cumplirse durante la vida de Jesús y durante la era de la Iglesia en los últimos días, siendo cada cumplimiento un resultado válido de la profecía. Así pues, volviendo al guerrero profetizado en Isaías 63, Doctrina y Convenios ofrece una posible clarificación con respecto a la identidad del guerrero. Considérese este versículo de D. y C. 88:

Y además, otro ángel tocará su trompeta, el cual es el séptimo ángel, diciendo: ¡Se acabó; se acabó! El Cordero de Dios ha vencido y ha hollado el lagar él solo, aun el lagar de la fiereza de la ira del Dios Todopoderoso. (D. y C. 88:106)

Con esta alusión a Isaías 63:3, el Señor revela a José Smith que una identidad del guerrero que ha “hollado el lagar él solo” es “el Cordero de Dios”, o Jesucristo, una identificación que también se hace en D. y C. 76:107. Sin embargo, aunque D. y C. 88:106 puede proporcionar clarificación en cuanto a una identidad del guerrero, y aunque Jesucristo puede representar un cumplimiento válido de esta profecía, esta interpretación no excluye que Isaías 63:1–6 tenga un cumplimiento igualmente válido durante una dispensación anterior.

Otra clarificación de una identificación ambigua ocurre en D. y C. 116. D. y C. 116 es una revelación recibida por José Smith en 1838 referente a la ubicación de Adán-ondi-Ahmán:

Spring Hill se llama por el Señor Adán-ondi-Ahmán, porque, dijo él, es el lugar donde Adán vendrá a visitar a su pueblo, o donde se sentará el Anciano de Días, como habló de ello el profeta Daniel. (D. y C. 116:1)

La revelación identifica específicamente a Adán como “el Anciano de Días”, una figura misteriosa que se menciona en el libro de Daniel:

Estuve mirando hasta que fueron puestos los tronos, y se sentó un Anciano de Días, cuyo vestido era blanco como la nieve y el cabello de su cabeza como lana pura; su trono llama de fuego, y sus ruedas fuego ardiente. (Daniel 7:9)

La verdadera identidad del “Anciano de Días” ha sido desde hace mucho tiempo un enigma para los eruditos del Antiguo Testamento. En palabras de uno de ellos, “El Anciano de Días siempre ha sido una figura intrigante pero oscura, aunque hay poca duda de que en Daniel no puede representar a otro sino a Yahvé”. El igualmente misterioso “Hijo del Hombre”, también mencionado en Daniel 7, proporciona otro candidato posible para los eruditos. Sin embargo, D. y C. 116 ofrece mayor claridad al sugerir que Adán, o Miguel, es el “Anciano de Días” de quien habló Daniel.

Dos tipos diferentes de clarificación, identidad y tiempo, pueden verse en D. y C. 110:14. D. y C. 110 es un registro de la visión que José Smith y Oliver Cowdery recibieron el 3 de abril de 1836, durante la dedicación del Templo de Kirtland. La aparición de Jehová se describe primero, seguida por las apariciones de Moisés, Elías y Elías (Elijah). Cuando José describe la visión de Elías, incluye una declaración de Elías en la que el profeta del Antiguo Testamento alude directamente a Malaquías 4:

He aquí, ya ha llegado el tiempo de que se habló por boca de Malaquías: testificando que él [Elías] sería enviado antes que viniese el día grande y terrible del Señor— (D. y C. 110:14)

Aquí está el versículo tal como aparece en Malaquías:

He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. (Malaquías 4:5)

Dos de las preguntas relacionadas con el pasaje de Malaquías tratan acerca de una interpretación literal o figurada para Elías y el tiempo de esta aparición. Varias interpretaciones para la identidad de Elías incluyen a Juan el Bautista, al mismo Malaquías o a un mensajero angélico no identificado, pero no necesariamente a Elías mismo en un sentido físicamente restaurado. El tiempo del “día de Yahvé” generalmente se vincula con la Segunda Venida, cuando Jehová regresará y juzgará a las naciones. Constituye “la teofanía definitiva; todas las señales, milagros y cataclismos de la naturaleza que marcaron los encuentros previos de Yahvé con la humanidad no fueron sino prefiguraciones pálidas de esta intervención dramática y trascendental de Yahvé en la esfera humana por el bien de su pueblo Israel”. Según Malaquías, Elías aparecería en algún momento antes de este “día del Señor”, aunque Malaquías no dio indicio de cuánto tiempo en el futuro sería, permitiendo que cualquiera desde Juan el Bautista hasta un profeta futuro e indeterminado encajara en esta descripción. D. y C. 110 aclara ambos puntos confusos. Primero, en cuanto a la identidad de Elías, D. y C. 110 declara específicamente que fue el propio Elías—no Juan el Bautista, Malaquías u otro mensajero—quien apareció a José Smith en el Templo de Kirtland. Segundo, D. y C. 110 dice a los lectores que esta aparición de Elías representa un cumplimiento del tiempo de la profecía de Malaquías: “He aquí, ya ha llegado el tiempo.” Nuevamente, esto no significa que el único cumplimiento de la profecía de Malaquías sea la dedicación del Templo de Kirtland, pero sí aclara que la dedicación dio un ejemplo de cumplimiento.

C. Reflexión

Un tercer tipo de significado que puede encontrarse en el uso de las escrituras del Antiguo Testamento por Doctrina y Convenios es la “reflexión”. Lo que se quiere decir con reflexión es que una alusión hecha por Doctrina y Convenios al Antiguo Testamento a veces puede reflejar no solo el lenguaje, sino también el contexto. Un ejemplo de esta reflexión puede verse en D. y C. 10:27, donde se describe a Satanás:

Y así él sube y baja, de un lado a otro en la tierra, procurando destruir las almas de los hombres. (D. y C. 10:27)

D. y C. 10:27 es una alusión invertida a Job 1:7 y 2:2: Entonces respondió Satanás a Jehová y dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. (Job 1:7; cf. 2:2)

El contexto de Job 1:7 y 2:2 es una discusión entre Yahvé y Satanás y representa uno de los pocos pasajes del Antiguo Testamento donde Satanás parece tener un papel definido, aunque no necesariamente el que asumiría en textos cristianos posteriores. Aquí Satanás viene entre los “hijos de Dios” y hace conocer su presencia en el consejo de Yahvé. Yahvé pregunta a Satanás: “¿De dónde vienes?”, y Satanás responde con el pasaje citado arriba. Yahvé y Satanás entonces comienzan una discusión teológica centrada en la figura de Job, específicamente si Job es leal a Yahvé a pesar de su sufrimiento o porque Job aún no ha sido sometido a sufrimiento verdadero. En otras palabras, ¿Job es próspero porque es piadoso, o es piadoso porque es próspero? Si pierde su prosperidad, ¿también se derrumbará su piedad? Para determinar la verdadera naturaleza de Job, Satanás busca y recibe autorización divina de Yahvé para afligir a Job de cualquier forma, excepto matarlo.

El contexto de D. y C. 10 refleja ampliamente el contexto de Job, pues una vez más encontramos al Señor (Jehová) y a Satanás, y nuevamente su punto de enfoque parece ser las acciones y respuestas de un solo individuo, en este caso José Smith, quien repetidamente buscó y finalmente recibió permiso para prestar a Martin Harris las 116 páginas. La pérdida de las 116 páginas por parte de Martin Harris y la instrucción dada a José para no retraducir la porción perdida proporcionan el contexto inmediato para la alusión a Job 1:7 en D. y C. 10:27. El Satanás descrito en D. y C. 10 está más cerca del Satanás familiar del Nuevo Testamento, el enemigo de la humanidad que busca “llevar sus almas a la destrucción” y “destruir la obra de Dios” (D. y C. 10:22–23). Es difícil saber hasta qué punto extender esta alusión. Aunque en ambos casos la alusión se refiere a Satanás, ¿abre esta conexión intertextual la posibilidad de entender la pérdida de las 116 páginas por parte de José como el resultado de una “prueba” concebida por Dios y Satanás? Probablemente no, ya que la ubicación probable de la alusión a Job 1:7 en D. y C. 10:27 es aludir a Satanás en general y no necesariamente de manera específica.

Un segundo ejemplo de reflexión textual puede verse en D. y C. 84:5: Porque en verdad, esta generación no pasará toda sin que sea edificada una casa al Señor, y una nube repose sobre ella, la cual nube será la gloria del Señor, la cual llenará la casa. (D. y C. 84:5)

Este versículo es una alusión a un pasaje de 1 Reyes:

Y cuando los sacerdotes salieron del lugar santo, la nube llenó la casa de Jehová, de modo que los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. (1 Reyes 8:10–11)

El contexto de D. y C. 84:5 es la edificación de un templo por parte de “esta generación”, presumiblemente en el terreno del templo en Independence, Misuri, que José ya había comprado y dedicado un año antes, el 3 de agosto de 1831 (cf. D. y C. 57:1–3). Este contexto del templo se refleja en 1 Reyes 8:10–11, que se refiere al templo de Salomón y más específicamente a la Shekinah, o presencia de Dios, que habitaba el templo de Salomón durante los periodos de rectitud de Israel. La comparación de la “gloria” o presencia de Dios con una “nube” también es digna de mención, ya que fue la presencia de Dios en una columna de “nube” y de “fuego” la que guio a los hijos de Israel por el desierto (cf. Éxodo 13:21–22). La implicación de esta alusión en D. y C. 84:5 es que el templo edificado en esta dispensación será la restauración del templo de Salomón, quizá en cumplimiento de la visión de Ezequiel, en la que presenció el regreso de la Shekinah al templo en los últimos días (Ezequiel 43:2–3).

Una tercera reflexión puede verse en este versículo de D. y C. 130:

José, hijo mío, si vives hasta cumplir ochenta y cinco años, verás el rostro del Hijo del Hombre; por tanto, bástate esto, y no me molestes más en este asunto. (D. y C. 130:15)

La fuente del Antiguo Testamento de esta alusión es probablemente el libro de Deuteronomio:

Pero Jehová se había enojado contra mí por causa de vosotros, por lo cual no me escuchó; y me dijo Jehová: Bástate; no me hables más de este asunto. (Deuteronomio 3:26)

Esta alusión es interesante y plantea una cuestión hermenéutica importante: ¿Cuánto del contexto del Antiguo Testamento puede aplicarse a la interpretación de un versículo de Doctrina y Convenios? El contexto de la mayoría de D. y C. 130 es una serie de instrucciones dadas por José Smith a un grupo de Santos en Ramus, Illinois, en 1843. El contexto inmediato de D. y C. 130:15 parece ser José hablando de una ocasión en la que había hecho una pregunta al Señor concerniente al momento de la Segunda Venida de Jesucristo. La respuesta del Señor a la consulta de José es D. y C. 130:15, el versículo citado arriba. D. y C. 130:15, como podemos ver, es una alusión a Deuteronomio 3:26. En Deuteronomio 3:26, Moisés relata una experiencia que tuvo en la que oró al Señor y suplicó poder ver la tierra prometida, lo cual le había sido vedado como resultado de la iniquidad de Israel. Aparentemente, Moisés había sido bastante insistente al buscar este favor del Señor, hasta el punto de que el Señor responde con el pasaje citado arriba. La traducción de la Reina-Valera de Deuteronomio 3:26 no transmite plenamente la frustración del Señor con Moisés, y algunos eruditos modernos han optado por traducir este versículo como “¡Basta! ¡Nunca vuelvas a hablarme de este asunto!” o “¡Suficiente contigo! No sigas hablándome de esto.”

Deuteronomio 3:26 muestra al Señor frustrado con Moisés por sus reiteradas súplicas para entrar en la tierra prometida. El elemento enigmático de D. y C. 130:15 es si podemos interpretar un tono similar cuando el Señor habla a José Smith. Hemos visto cómo Doctrina y Convenios puede apropiarse el lenguaje del Antiguo Testamento, y hemos visto cómo Doctrina y Convenios puede apropiarse el contexto general del Antiguo Testamento. La pregunta aquí, como con el pasaje de Job mencionado antes, es cuánta parte del contexto está siendo reflejada. En el pasaje de Job mencionado arriba, se planteó la cuestión de hasta qué punto puede forzarse un texto más allá de sus límites, pero aquí el contexto invita a los lectores a buscar un significado más profundo. D. y C. 130:15 sugiere que lo que José está transmitiendo a su audiencia es que él, como Moisés, insistió en una petición que el Señor no estaba dispuesto a conceder, hasta el punto de que el Señor finalmente respondió con una respuesta (aunque confusa) y luego ordenó a José que no volviera a tratar el tema. Si José está describiendo el intercambio con el Señor mediante este lenguaje específico porque así lo dijo el Señor o porque José está vinculando su experiencia con la experiencia de Moisés nos lleva al terreno de la especulación. Pero la alusión en sí demuestra que el papel del Antiguo Testamento en Doctrina y Convenios va más allá de simplemente insertar una frase bíblica aquí y allá. Cada alusión debe ser identificada y cuidadosamente explorada a fin de obtener una impresión más completa de lo que el texto intenta decir a sus lectores.

D. Expansión

El último tipo de significado que examinaremos en este artículo es lo que puede denominarse “expansión”. Este tipo de significado ocurre cuando Doctrina y Convenios alude a un pasaje del Antiguo Testamento de manera que amplía o se desvía del contexto original, creando esencialmente un nuevo contexto o marco de interpretación. Un ejemplo significativo de expansión se halla en D. y C. 45:48–52:

Y entonces se posarán sus pies sobre este monte, y se partirá por en medio, y temblará y se bamboleará la tierra de un lado a otro, y también se estremecerán los cielos. Y el Señor levantará la voz, y todos los extremos de la tierra la oirán; y las naciones de la tierra se lamentarán, y los que se hayan reído verán su locura. Y el infortunio cubrirá al burlador, y el escarnecedor será consumido; y los que hayan estado al acecho de iniquidad serán talados y arrojados al fuego. Y entonces los judíos me mirarán y dirán: ¿Qué heridas son estas en tus manos y en tus pies? Entonces sabrán que yo soy el Señor, porque les diré: Estas heridas son las heridas con que fui herido en la casa de mis amigos. Yo soy aquel que fue alzado. Yo soy Jesús que fue crucificado. Yo soy el Hijo de Dios. (D. y C. 45:48–52)

D. y C. 45:48, 51 y 52 contienen alusiones a dos versículos de Zacarías: Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está enfrente de Jerusalén, al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. (Zacarías 14:4)

Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos. (Zacarías 13:6)

Es significativo que, mientras los dos pasajes de Zacarías han sido combinados para formar una sola alusión (invertida) en D. y C. 45:48–52, los dos pasajes de Zacarías en realidad se originan en dos profecías distintas. La primera, Zacarías 14:4, es una profecía escatológica de un tiempo futuro en el que Yahvé descenderá del cielo y se plantará como guerrero sobre el monte de los Olivos. El resultado de su llegada será la catastrófica división del monte en dos, creando un valle de refugio para Israel. Esta llegada escatológica de Yahvé “destaca el poder de Yahvé sobre la historia y los pueblos del mundo. Él luchará contra las naciones. Las naciones aquí no están diferenciadas. El monte de los Olivos se partirá y se formará un valle a través de él de oriente a occidente, de modo que el resto del pueblo en Jerusalén pueda encontrar refugio y una vía de escape”.

La segunda profecía, Zacarías 13:6, también es probablemente escatológica, pero es un pasaje difícil de contextualizar. El capítulo comienza con una denuncia general de los falsos profetas y pasa a un agricultor que afirma explícitamente: “No soy profeta”, aparentemente tratando de distanciarse del grupo de falsos profetas condenados en los versículos anteriores. Entonces se le pregunta al agricultor acerca de las heridas que ha recibido, heridas que podrían identificarlo como profeta, ya que la autoflagelación y los cortes eran a menudo señales de profetas no israelitas. El agricultor responde que “fui herido en casa de mis amigos”, alegando que sus heridas se recibieron en un contexto distinto del contexto profético. El punto de la profecía de Zacarías parece ser que, en un momento futuro, se buscará y condenará a los falsos profetas, obligándolos a ofrecer explicaciones alternativas de sus marcas proféticas.

Una de estas profecías de Zacarías parece referirse a la futura venida de Yahvé, y otra parece referirse al futuro rechazo de falsos profetas. En D. y C. 45, estos dos versículos son hábilmente apropiados y entretejidos en una descripción de la aparición escatológica de Jesús a los judíos reunidos en Jerusalén. El Libro de Mormón enseña que la era de los gentiles terminará cuando los gentiles hayan oído el mensaje restaurado del evangelio, pero luego “pecarán contra mi evangelio, y rechazarán la plenitud de mi evangelio, y serán ensalzados en el orgullo de sus corazones sobre todas las naciones” (3 Nefi 16:10). En ese momento, la plenitud del evangelio será quitada de entre los gentiles, “y entonces me acordaré de mi convenio que he hecho con mi pueblo, oh casa de Israel, y les traeré mi evangelio” (3 Nefi 16:11). D. y C. 45 describe cómo la aparición de Jesús en el monte de los Olivos y su revelación de que Él, Jesús crucificado, es el tan esperado Mesías, el guerrero de Zacarías 14, será un paso mayor en el inicio de la congregación de la nación judía. Lo que D. y C. 45 hace es ampliar Zacarías 13:6 y 14:4, manteniendo el lenguaje pero cambiando drásticamente el contexto de modo que las palabras de Zacarías tengan una nueva aplicación y significado.

Un segundo ejemplo de expansión en el uso del Antiguo Testamento en Doctrina y Convenios se encuentra en tres versículos de Doctrina y Convenios:

Y a ninguno más daré este poder, de recibir este mismo testimonio entre esta generación, en este principio del surgimiento y la manifestación de mi iglesia saliendo de la obscuridad—clara como la luna, y hermosa como el sol, y terrible como ejércitos en orden de batalla. (D. y C. 5:14)

Mas primero, hágase muy grande mi ejército, y santifíquese delante de mí, para que llegue a ser hermoso como el sol, y claro como la luna, y sus pendones sean terribles a todas las naciones; (D. y C. 105:31)

Para que tu iglesia salga del desierto de tinieblas y resplandezca hermosa como la luna, clara como el sol y terrible como ejércitos en orden de batalla; (D. y C. 109:73)

Los tres versículos están aludiendo a un pasaje del Cantar de los Cantares: ¿Quién es esta que se muestra como el alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden? (Cantar de los Cantares 6:10)

El Cantar de los Cantares, aunque en gran medida ignorado por los Santos de los Últimos Días, es una hermosa y conmovedora serie de intercambios entre dos amantes. En Cantar de los Cantares 6:10, el versículo citado arriba, el hombre describe a la mujer usando imágenes celestiales, comparando su hermosura con los objetos más grandiosos del universo: el sol, la luna y las estrellas. En su mente, ella no tiene igual. Las interpretaciones del Cantar de los Cantares tienden a dividirse en dos campos: literal y alegórico. Quienes lo leen literalmente lo entienden como la expresión real del amor entre dos amantes, quizá Salomón y la sunamita mencionada explícitamente en el texto. Para quienes buscan una interpretación alegórica, las teorías más comunes son que el texto se refiere simbólicamente a la relación entre Yahvé e Israel o a la relación entre Jesucristo y su iglesia.

Esta última interpretación alegórica, la de la relación entre Jesucristo y Su iglesia, parece ser la interpretación asumida también por Doctrina y Convenios. En D. y C. 5, una revelación dada a José Smith que se dirige a Martin Harris y su falta de fe, la alusión a Cantar de los Cantares 6:10 aparece en el versículo 14: “La manifestación de mi iglesia saliendo de la obscuridad.” Esta aplicación es similar a lo que los lectores encuentran en D. y C. 109, la oración dedicatoria del Templo de Kirtland. Allí, nuevamente, el pasaje del Cantar de los Cantares sigue la línea “para que tu iglesia salga del desierto de tinieblas” (D. y C. 109:73). D. y C. 105 parece dar a Cantar de los Cantares 6:10 una aplicación ligeramente distinta, aunque aún dentro de la línea alegórica de D. y C. 5 y 109. En D. y C. 105, se instruye a José a disolver el Campo de Sion y a comenzar a mirar hacia la edificación del reino de Sion sobre la tierra mediante la construcción del Templo de Kirtland. La redención de Sion, dijo el Señor, llegaría después de “un corto tiempo” (D. y C. 105:9). Los Santos también debían procurar comprar legalmente tierras en Misuri, después de lo cual “tendré por sin culpa a los ejércitos de Israel al tomar posesión de sus propias tierras” (D. y C. 105:30). Probablemente jugando con la palabra “ejércitos”, la alusión invertida a Cantar de los Cantares 6:10 sigue en el versículo siguiente: “Mas primero, hágase muy grande mi ejército, y santifíquese delante de mí, para que llegue a ser hermoso como el sol, y claro como la luna, y sus pendones sean terribles a todas las naciones.” En este contexto, no es la iglesia sino el “ejército de Israel” lo que es descrito mediante Cantar de los Cantares 6:10. En los tres casos, Doctrina y Convenios ha tomado el lenguaje del Antiguo Testamento y lo ha ampliado más allá de su contexto original, otorgándole significados que el texto original no permitía.

Conclusión

El uso del Antiguo Testamento a lo largo de las revelaciones y otros textos canonizados como Doctrina y Convenios va más allá de simplemente insertar frases o pasajes en medio de nuevos textos. Estructuralmente, las frases del Antiguo Testamento que son apropiadas en el texto de Doctrina y Convenios a veces siguen casi palabra por palabra lo que está en el Antiguo Testamento, pero en otras ocasiones el texto del Antiguo Testamento puede condensarse, ampliarse o invertirse en un nuevo texto, uno que es reconocible como un pasaje del Antiguo Testamento pero que contiene suficiente innovación para constituirse como un texto nuevo. Esta innovación se traslada también al significado de las alusiones apropiadas. Las alusiones del Antiguo Testamento a menudo se reinterpretan de manera que modernizan lo arcaico y aclaran lo enigmático. El texto de Doctrina y Convenios puede reflejar el contexto de los pasajes del Antiguo Testamento de manera que permita que ambos se informen mutuamente; también amplía los contextos del Antiguo Testamento hasta tal punto que el lector es animado a estudiar ambos textos para derivar posibles significados. Sin embargo, es importante recordar que, aunque Doctrina y Convenios pueda ofrecer una perspectiva alternativa sobre un pasaje del Antiguo Testamento, esto no significa que el contexto original del Antiguo Testamento pueda ser descartado o ignorado. La escritura de la Restauración no reemplaza la Biblia; más bien, ofrece la perspectiva alternativa de quienes la leen desde un punto de vista distinto.

Pero la presencia del Antiguo Testamento en Doctrina y Convenios también refleja una tendencia más amplia que puede verse a lo largo de la Restauración, a saber, un compromiso serio con la escritura israelita. Debido a que el evangelio restaurado suele representarse como una restauración de la iglesia primitiva del Nuevo Testamento, el Antiguo Testamento a veces es olvidado o dejado de lado. Pero el lenguaje del Antiguo Testamento atraviesa períodos críticos de la Restauración de la Iglesia. Cuando Moroni apareció a José Smith para iniciar la Restauración, citó abundantemente textos del Antiguo Testamento como Isaías y Malaquías. El lenguaje del Antiguo Testamento fluye por el Libro de Mormón y, como hemos visto, por Doctrina y Convenios. Isaías, no sorprendentemente, parece ser el autor más aludido en Doctrina y Convenios, mientras que Malaquías 4 es el capítulo aludido con mayor frecuencia (tema digno de un estudio completo por sí mismo). Pero Doctrina y Convenios también cita Génesis, Job, 2 Reyes, Zacarías e incluso el Cantar de los Cantares. A través de las diversas formas en que Doctrina y Convenios deconstruye y reconstruye el lenguaje y significado del Antiguo Testamento, invita a los lectores a comprometerse en un estudio serio de estos escritos sagrados y santos. Este es un proyecto desafiante que puede requerir que nos esforcemos más de lo que a veces estamos cómodos haciendo, pero que al final nos ayudará a comprender las Escrituras de la Restauración en un nivel más profundo y significativo.

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