
Ven, sígueme — Para el hogar y la Iglesia: Doctrina y Convenios 2025
6 – 12 enero: “Escuchad, oh pueblo”
Preguntas y Respuestas
¿En qué ocasiones has escuchado la voz del Señor por medio de la voz de Sus siervos? (Véase el versículo 38).
En Doctrina y Convenios 1:38, el Señor declara: «Sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo.» Esta escritura enseña que el Señor habla a través de Sus siervos autorizados, como profetas, apóstoles y otros líderes que han sido llamados y apartados bajo Su autoridad. Reflexionar sobre momentos en los que he escuchado la voz del Señor a través de Sus siervos me ayuda a reconocer cómo Él guía y bendice mi vida.
Ejemplos de haber escuchado la voz del Señor a través de Sus siervos:
- Conferencias Generales. En las Conferencias Generales, he sentido el Espíritu confirmando que las palabras de los profetas y apóstoles son respuestas específicas a mis preocupaciones personales. Por ejemplo, cuando el presidente Russell M. Nelson habló sobre el poder del convenio del templo y la necesidad de acercarnos más a Dios, sentí que el Señor me estaba invitando a profundizar mi compromiso con Él. Estos mensajes no son casuales; son revelaciones diseñadas para guiarme en mi camino espiritual.
- Consejo de líderes locales. En entrevistas con obispos o presidentes de estaca, he sentido que sus palabras estaban inspiradas por el Señor. En una ocasión, mi obispo compartió un consejo específico que respondió directamente a una oración que había hecho en privado. Esto me enseñó que el Señor utiliza a Sus siervos en el ámbito local para responder a nuestras necesidades y ofrecernos dirección.
- Estudio de discursos de líderes. Al estudiar discursos de líderes de la Iglesia, he recibido impresiones espirituales que han fortalecido mi fe. Un ejemplo es el mensaje del élder Jeffrey R. Holland sobre nunca rendirnos, lo que me ayudó en un momento de dificultad emocional. Sus palabras me recordaron que el Señor conoce mis luchas y me ofrece esperanza y consuelo.
- Orientación en momentos de decisiones importantes. Al prepararme para tomar decisiones significativas, como servir en un llamamiento o buscar orientación en mi carrera, los discursos y enseñanzas de los líderes me han brindado claridad. En una ocasión, las palabras del élder David A. Bednar sobre seguir las pequeñas impresiones del Espíritu me ayudaron a actuar con fe. A través de ellos, el Señor me recordó que puedo confiar en Su guía en todos los aspectos de mi vida.
He escuchado la voz del Señor a través de Sus siervos en momentos de necesidad, orientación y consuelo. Reconocer estas experiencias me ayuda a confiar más plenamente en que el Señor guía a Sus líderes y utiliza sus palabras para bendecirnos individualmente. Estas ocasiones me reafirman que los profetas y apóstoles son verdaderamente portavoces de Dios, y que Sus mensajes son una manifestación de Su amor y cuidado por cada uno de nosotros.
Esto también me motiva a estar más atento a los mensajes inspirados de Sus siervos, sabiendo que por medio de ellos puedo escuchar Su voz y recibir la guía que necesito para mi vida.
¿Qué encuentras en los versículos de Doctrina y Convenios 1:12–30, 34–36 que te ayude a sentir paz y confianza a pesar de esos desafíos?
En Doctrina y Convenios 1:12–30, 34–36, encontramos verdades poderosas que pueden ayudarnos a sentir paz y confianza, incluso en medio de los desafíos. Estos versículos nos recuerdan que el Señor está al mando, que Su obra avanza a pesar de las dificultades y que Su amor y guía están disponibles para cada uno de nosotros. A continuación, destaco algunos principios clave que brindan consuelo y esperanza:
La invitación a prepararse y estar listos (versículos 12–14). “Preparad el camino del Señor, y enderezad sus veredas… porque la hora es cercana y el día vendrá pronto.”
Este llamado nos recuerda que el Señor nos está preparando para eventos importantes. Saber que Él nos está ayudando a estar listos para Su venida da sentido a los desafíos y nos invita a enfocarnos en lo eterno. Cuando centramos nuestra vida en Cristo, enfrentamos las dificultades con una perspectiva más amplia y con la certeza de que Él está al mando.
El poder de los mandamientos y revelaciones (versículos 17–23). “Para que la plenitud de mi evangelio sea proclamada por los débiles y los sencillos al mundo.”
El Señor nos asegura que Sus mandamientos y revelaciones nos guían hacia la verdad y la salvación. Incluso cuando nos sentimos débiles o incapaces, Él magnifica nuestros esfuerzos y utiliza a personas comunes para cumplir Su obra. Esta promesa nos fortalece al recordar que no enfrentamos los desafíos solos; el Señor nos equipa con Su palabra y Su poder.
La seguridad de que el Señor habla hoy (versículos 24–28). Sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo.”
Saber que Dios continúa revelando Su voluntad a través de Sus siervos nos da certeza en un mundo lleno de incertidumbre. Podemos confiar en que las enseñanzas de los profetas nos guían correctamente. La revelación continua es un ancla que nos asegura que Dios no nos deja solos en tiempos de confusión o adversidad.
La promesa de perdón y redención (versículo 32). “Porque yo, el Señor, no puedo considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia; sin embargo, el que se arrepienta y cumple los mandamientos del Señor será perdonado.”
Esta verdad nos recuerda que la misericordia del Señor está al alcance de todos los que se arrepienten. A pesar de nuestras debilidades y errores, podemos ser redimidos y fortalecidos por Su amor. Sentir la paz del perdón nos permite enfrentar los desafíos con un corazón más liviano y esperanza en el futuro.
El poder de la palabra de Dios contra el mal (versículos 34–36). “Y el brazo del Señor se revelará; y día tras día se llevará a cabo su obra.”
El Señor nos asegura que Su obra no será detenida, a pesar de las fuerzas del mal. Este conocimiento nos da la confianza de que el bien siempre prevalecerá. Saber que el Señor está con nosotros nos llena de valor para seguir adelante, incluso cuando enfrentamos desafíos espirituales o temporales.
En estos versículos, el Señor nos enseña que Él tiene un plan eterno y que Su obra avanza, a pesar de los desafíos del mundo. Nos invita a prepararnos, confiar en Sus mandamientos y buscar consuelo en Su amor y misericordia. Estos principios me ayudan a enfrentar mis propios desafíos con fe, sabiendo que el Señor me guía, me perdona y me fortalece.
Al estudiar y aplicar estas enseñanzas, encuentro paz y confianza en que, aunque el mundo puede parecer incierto, el Señor está al mando, y Su amor y poder están siempre disponibles para quienes buscan Su guía.
Doctrina y Convenios 1:19–28. En estos versículos, el Señor describe las características que espera de Sus siervos, el propósito de Su obra a través de ellos y cómo las profecías relacionadas con ellos se cumplen en todo el mundo y en nuestras vidas. Estas enseñanzas subrayan el papel crucial de los siervos del Señor en Su plan eterno.
¿Qué características desea el Señor que tengan Sus siervos?
El Señor resalta varias características esenciales que Sus siervos deben poseer:
a) Humildad y confianza en Dios (v. 19). «Para que no todo hombre confíe en el brazo de la carne.» Los siervos del Señor no deben confiar únicamente en sus propias habilidades, sino en Su poder y guía. La humildad es crucial para actuar como instrumentos en Sus manos. Élder Dieter F. Uchtdorf enseñó: «Dios llama a personas comunes y corrientes para hacer cosas extraordinarias, no por lo que son, sino por lo que pueden llegar a ser a través de Su poder.» (Conferencia General, octubre de 2008).
b) Valor para proclamar Su evangelio (v. 20). «Y para que todo hombre hable en el nombre de Dios.» Los siervos del Señor deben tener el valor de proclamar Su evangelio sin temor, actuando como testigos de Cristo. Presidente Russell M. Nelson: «La proclamación del evangelio es un deber sagrado y una expresión de nuestro amor por el Salvador.» (Conferencia General, abril de 2019).
c) Obediencia y dedicación a Su obra (v. 26–28). «Y se enseñará por medio de mandamientos… para que aprendan a ser más perfectos en su ministerio.» Los siervos del Señor deben ser obedientes, esforzarse por mejorar y enseñar Su palabra con amor y dedicación. Presidente Gordon B. Hinckley: «El servicio fiel y dedicado es el camino hacia el crecimiento espiritual y las bendiciones eternas.» (Conferencia General, octubre de 1995).
¿Qué logra el Señor a través de Sus siervos?
Estos versículos describen cómo el Señor utiliza a Sus siervos para cumplir Sus propósitos eternos:
a) Edificar la fe en la tierra (v. 21). «Para que la fe también aumente en la tierra.» A través de la predicación y el ejemplo de Sus siervos, el Señor fortalece la fe de las personas, ayudándolas a confiar en Él y en Su plan de salvación.
b) Establecer Su convenio eterno (v. 22). «Para que mi convenio sempiterno se establezca.» Los siervos del Señor tienen la responsabilidad de invitar a todos a participar en el convenio eterno mediante las ordenanzas y las enseñanzas del evangelio.
c) Proclamar el evangelio en todo el mundo (v. 23). «Para que la plenitud de mi evangelio sea proclamada por los débiles y los sencillos.» El Señor utiliza a personas humildes para llevar Su evangelio a todas las naciones, demostrando que Su obra no depende de las capacidades humanas, sino de Su poder divino. Presidente Thomas S. Monson: «La obra del Señor avanza gracias a los esfuerzos dedicados de Sus siervos, no importa cuán sencillos o inexpertos puedan sentirse.» (Conferencia General, abril de 2011).
¿De qué forma se están cumpliendo las profecías de estos versículos en el mundo y en tu vida?
El crecimiento de la Iglesia: La obra misional se expande constantemente, cumpliendo la profecía de que el evangelio será proclamado por los débiles y sencillos en todo el mundo. La traducción de las Escrituras y la obra misional en áreas remotas son evidencia de que la plenitud del evangelio está llegando a todas las naciones. El establecimiento del convenio eterno se refleja en la construcción de templos en todo el mundo, permitiendo que más personas reciban las ordenanzas del evangelio.
He sentido el cumplimiento de estas profecías en mi propio desarrollo espiritual. Líderes locales y mensajes inspirados de profetas me han ayudado a aumentar mi fe, a comprender la importancia de los convenios y a fortalecer mi testimonio de que Dios guía Su obra. Al participar en el servicio dentro de la Iglesia, he experimentado cómo el Señor magnifica los esfuerzos de personas sencillas para bendecir a los demás.
El Señor utiliza a Sus siervos para cumplir Su obra de salvación y bendecir a Sus hijos. Los versículos de Doctrina y Convenios 1:19–28 nos recuerdan que Sus siervos deben ser humildes, valientes y obedientes, y que Él magnifica sus esfuerzos para fortalecer la fe, establecer convenios y proclamar el evangelio.
Estas verdades me llenan de paz y confianza, sabiendo que el Señor está al mando de Su obra. También me inspiran a seguir Sus mandamientos y a ser un instrumento en Sus manos para bendecir a los demás. Las profecías de estos versículos se cumplen a diario en todo el mundo y en mi vida personal, testificando que Su reino avanza a pesar de cualquier desafío.
¿Cómo nos advierte o amonesta el Señor según Doctrina y Convenios 1:4, 37–39?
En estos versículos, el Señor nos enseña que Su voz llega a nosotros de diversas formas para advertirnos y amonestarnos con el propósito de guiarnos, protegernos y ayudarnos a arrepentirnos y prepararnos para Su venida. Veamos cómo nos advierte y amonesta:
A través de la proclamación de Su evangelio (v. 4). «Y la voz de amonestación irá a todos los pueblos por boca de mis discípulos, a quienes he escogido en estos últimos días.» El Señor advierte al mundo mediante el evangelio proclamado por Sus siervos. Esto incluye la obra misional, los discursos de los profetas y las invitaciones a vivir los principios del evangelio. Estas advertencias no son para condenar, sino para invitar al arrepentimiento y prepararnos para eventos venideros. Presidente Russell M. Nelson dijo: «El Señor nos ha llamado a todos a proclamar Su evangelio… y advertir a nuestros semejantes con amor y compasión.» (Conferencia General, abril de 2019).
Por medio de mandamientos y revelaciones (v. 37). «Escudriñad estos mandamientos, porque son verdaderos y fieles.» Las Escrituras y las revelaciones modernas son advertencias divinas que nos enseñan cómo evitar el pecado, cómo vivir rectamente y cómo estar preparados para la venida del Salvador. Estas palabras contienen promesas y profecías que siempre se cumplen. El presidente Ezra Taft Benson enseñó: «Las palabras de los profetas modernos son las advertencias más específicas y aplicables que tenemos para nuestra época.» (Conferencia General, abril de 1986).
Por Su propia voz o la de Sus siervos (v. 38). «Sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo.» Dios utiliza a los profetas y apóstoles como portavoces para advertirnos sobre las cosas que debemos cambiar o mejorar. Escuchar a los profetas es escuchar al Señor. Presidente Harold B. Lee declaró: «Cuando el profeta habla, es como si el Señor mismo estuviera hablando. Ignorar esa voz es rechazar la guía divina.» (Conferencia General, abril de 1972).
¿De qué nos ha advertido o amonestado recientemente el Señor?
La importancia de la preparación espiritual. El presidente Russell M. Nelson ha enfatizado repetidamente la necesidad de fortalecer nuestra fe y prepararnos espiritualmente para enfrentar los desafíos de los últimos días. «En los días que vienen, será imposible sobrevivir espiritualmente sin la influencia constante del Espíritu Santo en nuestra vida.» (Conferencia General, abril de 2018). Esta advertencia me recuerda priorizar el estudio de las Escrituras, la oración y la asistencia al templo para estar espiritualmente preparado.
La urgencia del arrepentimiento. Los líderes de la Iglesia han enfatizado la necesidad de arrepentirnos y alinear nuestra vida con los principios del evangelio. Élder Dieter F. Uchtdorf: «El arrepentimiento no es solo para los grandes errores; es un proceso diario que nos acerca más al Señor.» (Conferencia General, abril de 2021). Esta amonestación me invita a reflexionar sobre mis acciones diarias y a buscar mejorar constantemente para estar en paz con Dios.
El peligro de las distracciones del mundo. El presidente Dallin H. Oaks y otros líderes han hablado sobre los peligros de las distracciones modernas, como las redes sociales, la tecnología y los placeres mundanos, que pueden alejarnos de lo que es más importante. Presidente Oaks: «Debemos centrar nuestra vida en las cosas de valor eterno y evitar las distracciones que debilitan nuestra espiritualidad.» (Conferencia General, octubre de 2022). Esta advertencia me recuerda evaluar cómo uso mi tiempo y asegurarme de dedicarlo a fortalecer mi relación con Dios y con mi familia.
El Señor nos advierte y amonesta con amor, utilizando a Sus siervos, las Escrituras y revelaciones modernas. Estas advertencias son una muestra de Su misericordia, invitándonos a arrepentirnos, prepararnos espiritualmente y enfocarnos en lo que realmente importa.
En mi vida, estas advertencias recientes me han inspirado a evaluar mis prioridades, buscar una mayor cercanía con el Salvador y actuar con diligencia en los principios del evangelio. Saber que el Señor habla hoy, ya sea directamente o a través de Sus siervos, me da paz y confianza para enfrentar los desafíos con fe y esperanza.
Doctrina y Convenios 1:30. ¿Qué significa cuando se dice que la Iglesia es “verdadera y viviente”?. ¿Cómo podemos saber que algo está vivo?
¿Qué significa que la Iglesia es “verdadera y viviente”?
En Doctrina y Convenios 1:30, el Señor declara que Su Iglesia es “verdadera y viviente”. Este término subraya la naturaleza divina de la Iglesia restaurada y su dinamismo continuo al recibir guía y revelación de Dios.
La Iglesia es verdadera. La Iglesia es «verdadera» porque posee la plenitud del evangelio de Jesucristo, incluyendo la autoridad del sacerdocio, las ordenanzas salvadoras y la revelación moderna. Esto significa que la Iglesia opera bajo la dirección del Señor y contiene todas las verdades necesarias para nuestra salvación y exaltación.
El élder Jeffrey R. Holland enseñó: «La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es verdadera porque Jesucristo es su cabeza y Su doctrina es pura.» (Conferencia General, octubre de 2007). La verdad de la Iglesia se refleja en su doctrina y en su misión de llevar a cabo la obra de salvación en todo el mundo.
La Iglesia es viviente. La Iglesia es «viviente» porque está guiada por revelación continua. Esto implica que Dios sigue hablando hoy a través de profetas vivos, y que la Iglesia responde a las necesidades y desafíos del mundo actual bajo Su dirección.
El presidente Russell M. Nelson afirmó: «Esta Iglesia está viva porque Cristo vive. Él la dirige a través de revelación a Sus profetas vivientes.» (Conferencia General, abril de 2019). La naturaleza viviente de la Iglesia asegura que siempre esté en movimiento, progresando y adaptándose a los tiempos, sin perder su fundamento eterno.
¿Cómo podemos saber que algo está vivo?
Evidencia de crecimiento y cambio. Una iglesia viva no es estática; crece y se adapta bajo la dirección del Señor. Esto incluye la expansión misional, la construcción de templos y las revelaciones modernas. El élder David A. Bednar dijo: «Un signo de una Iglesia viviente es el crecimiento continuo y la revelación actual.» (Conferencia General, octubre de 2012).
Frutos espirituales. Según Mateo 7:20, «Por sus frutos los conoceréis.» Una iglesia viva produce frutos espirituales, como la conversión, el fortalecimiento de la fe y el servicio a los necesitados. El presidente Gordon B. Hinckley afirmó: «Los frutos de esta Iglesia son evidencia de que es verdadera y viviente. Dondequiera que vaya, se plantan semillas de fe y esperanza.» (Conferencia General, octubre de 1998).
Guía y dirección divina. Una iglesia viva recibe revelación continua a través de sus profetas, quienes guían a los miembros según las necesidades específicas de la época. El presidente Harold B. Lee enseñó: «La revelación moderna es una característica única de una iglesia viviente.» (Conferencia General, abril de 1973).
Cuando se dice que la Iglesia es «verdadera y viviente,» se declara que está dirigida por Jesucristo, que contiene la plenitud de Su evangelio y que opera bajo revelación continua. Sabemos que algo está vivo cuando crece, produce frutos y responde al entorno, características que encontramos en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Esta verdad me fortalece porque sé que pertenezco a una Iglesia que no solo enseña las doctrinas correctas, sino que también está activa en ayudarme a acercarme más al Salvador y prepararme para Su venida. Al ser parte de esta Iglesia verdadera y viviente, podemos confiar en que el Señor nos guía personalmente y como comunidad, ayudándonos a enfrentar los desafíos del mundo con fe y esperanza.
























