Amonestaciones Proféticas Inspiras

Prefacio

¡Amo a Norte América! Es mi hogar y mi tierra natal. Ha sido una maravillosa y excelente fortaleza de libertad y autonomía. Norte Améri­ca ha disfrutado de las bendiciones y guía de Dios, y su pueblo ha sido protegido por un divino destino. Aunque he vivido la mayoría de mi vida en los EE. UU., también he servido como misionero en Guatemala, Panamá, y México, y tengo un gran amor por estos paises y sus habi­tantes.

He participado de las libertades por las que Norte América concede a sus ciudadanos privilegiados, las cuales se les niega a gente en otros países. Aprecio estas libertades que son de gran valor y las considero como joyas invaluables que tiene que ser preservadas a cualquier pre­cio. Soy seguidor de su autonomía trabajo, planeo, sueño, confió y fabrico el futuro. Busco por el bienestar de Norte América, su progreso y protección, para mi futuro el cual está relacionado inseparablemente al de ella. Si Norte América crece y prospera, yo también progreso. Si tolera disturbios y agonías, debo sufrirlos también. Soy un ciudadano Norte Americano. Así como cualquier Americano, mi futuro y destino están intrínsicamente relacionados al futuro de las naciones de este gran continente.

Siete razones por las que escribí este libro

Durante el tiempo en que este libro ha pasado de una idea creativa hasta culminar esta obra, he definido cuidadosamente mis razones para escribirlo. Para que sean comprendidas claramente por aquellos quienes lean este libro, he seleccionado una lista de dichas razones. Estas son las siguientes:

1. Amo a Norte América y busco la preservación de sus paises y de sus libertades. Existen muchas maneras en las que un ciudadano puede trabajar por su país. Podría estar activamente participando en asuntos políticos o trabajar en el cumplimiento de objetivos sociales. Podría buscar por mejorar el ambiente o métodos para exigir mejores leyes o rendir servicio a grupos de jóvenes. Por lo general él serviría uti­lizando sus capacidades de las cuales emanarían sus mejores talentos y habilidades. De esta manera, él dará lo mejor de si mismo y logrará un gran beneficio.

No soy diferente. Soy un autor y editor por profesión. Busco utilizar lo mejor de mis habilidades como una expresión de mi patriotismo y amor por mi país. Al publicar Amonestaciones Profeticas Inspiradas, es la manera de contribuir en algo de gran valor al beneficio de esta gran nación, y de las otras naciones del continente.

2. Busco advertir acerca tiempos difíciles y de la pérdida de li­ bertades lo cual se aproxima rápidamente. Al estudiar las escrituras y las enseñanzas de aquellos quienes considero siervos autorizados de Dios hoy en día, encuentro advertencias claras de una época en donde «será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces.» Estas series de eventos catastróficos estarán en todo el mundo tomado efecto en un ámbito desbastador. Traerán muerte,sufrimiento y desolación.

El Salvador ha advertido: «Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. »  He aprendido acerca de los sufrimientos humanos terribles que tienen que pasar si sus ini­quidades causan que los eventos profetizados de esta era sucedan. Intuyendo esto, busco advertir a otros: Debemos trabajar con nuestra fuerza para cambiar el mundo hacia la rectitud, esperando que esta gran ira y castigo pueda ser revocado.

Me enfoco a los acontecimientos del futuro con el entendimiento de que soy una persona calificada en una importante tarea. Mis estudios y educación han sido enfocados en aspectos particulares de religión y teología. Mi educación incluye un avanzado grado académico en el Antiguo y Nuevo Testamento, una tesis enfocada a la escatología, autor de más de una docena de libros sobre los últimos días y otros temas de teología así como estudio extenso por más de cuatro décadas en los mensajes de las escrituras relacionados a futuros eventos. Así como Pedro dijo: «Lo que tengo te doy. »  En este libro comentaré muchos eventos nacionales y mundiales, tendencias y condiciones; mi estilo está enfocado a la teología más que a la política.

3. Busco por cumplir los mandamientos que Dios ha dado por lo cual se ha amonestado. En tiempos bíblicos, Dios reveló a Ezequiel que si un vigilante falla al prevenir a su pueblo para im­ pedir el peligro, la responsabilidad por la destrucción de ese pueblo se requerirá a ese hombre. En tiempos modernos el Señor ha in­struido: «La voz de amonestación irá a todo pueblo por boca de mis discípulos, a quienes he escogido en estos últimos días. » Durante las advertencias de este período terrible (conocido como la «abominación desoladora»), el Salvador reveló: «conviene que todo hombre que ha sido amonestado, amoneste a su prójimo. … y preparar a los santos para la hora del juicio que ha de venir; a fin de que sus almas escapen de la ira de Dios, la abominación desoladora que espera a los malva­dos, . . .»

Esta responsabilidad de amonestación pertenece a cada Santo de los Últimos Días y no solo a unos cuantos individuos. Conozco del mandamiento del Señor que se le ha dado al Sacerdocio de la Iglesia:

salid a vuestros distintos llamamientos, según lo permitan vues­tras circunstancias, a las grandes y notables ciudades y pueblos, reprobando en justicia al mundo por todos sus hechos injustos e inmundos, exponiéndoles clara y comprensiblemente la abominación desoladora de los últimos días?

Su mandamiento a quienes predican el evangelio es:

… os envío para reprobar al mundo por todos sus hechos inicuos, y para enseñarle acerca de un juicio que ha de venir

Aquellos quienes trabajan dentro de la Iglesia, algunas veces en­cuentran que el Señor los bendice con talentos, entonces los persuade a cumplir con responsabilidades específicas. Si fallan al utilizar los talentos que les ha dado, él se disgusta. Siento que se me ha dado algún conocimiento y talento sobre el tema que trata este libro, sien­to que es correcto y me siento persuadido para expresar las amonestaciones que contiene este libro. Lo más importante, reconozco que al fallar en esta tarea, Dios podría retirarme el talento con que él me ha bendecido.

4. Busco analizar el grado de peligro que Norte América y los miembros de la Iglesia enfrentan. En cualquier actividad se debe establecer normas y conducir evaluaciones antes de que cualquier cam­bio surja en tendencias y dirección. Ningún negocio puede conocer si es
rentable hasta que este contabilice detenidamente sus bienes y deudas. Ningún sistema educativo puede determinar si el aprendizaje tiene efec­to hasta que se hayan establecido estándares válidos y llevado a cabo pruebas cuidadosas.

El Señor ha revelado específicos estándares con los cuales la gente de este continente debe cumplir si quieren evitar su juicio y ganar ben­diciones y prosperidad. Uno de los desafíos de este libro es presentar cuidadosamente estos estándares, amonestaciones profeticas. Otro objetivo es reunir hechos y estadísticas que indican si los Americanos se acercan a Dios o se alejan de sus senderos.

5. Busco describir en forma particular lo que Dios ha revelado que pasará a menos que las naciones del continente cambien a la rectitud. El Señor ha revelado a los profetas de los últimos días mucho más de lo que sucederá en Norte América en el futuro si prevalece la
iniquidad. También, se encuentran en la historia de otras civilizaciones modelos que han quebrantado leyes divinas y experimentado los mis­mos juicios.

A través de los años, he encontrado que la gente se divide pronto en dos corrientes de pensamiento cuando empiezan a considerar las amonestaciones profeticas de los últimos días. Algunos quieren cono­cer, entender y prepararse. Sin embargo, otros adoptan la posición clásica del avestruz que «esconde la cabeza bajo la tierra»,—ellos no quieren saber de las amonestaciones que Dios ha revelado. Ellos racionalizan sus palabras de amonestación como «palabras de pesimismo» y dicen «ellos no son personas inspiradas» en lugar de poner atención a las palabras reveladas por Dios. El mismo problema exis­tió en los días de Heber C. Kimball, consejero de Brigham Young. Él dijo:

. . . si no tomamos el curso correcto, nos veremos en aflicción, y la más grande aflicción que ustedes hayan visto. Aquellos quienes nunca estuvieron sin pan, ropa y cómodas casas para habitar, murmuran lo más horrible; y aquellos quienes nunca han tenido problemas y vicisitudes desde que ellos estuvieron en esta Iglesia o desde que ellos han estado en la tierra, son los que se encuentran más dispuestos a quejarse.

Busquen y lean lo que dicen los profetas: Ellos también lo dicen. No se atemoricen; les dijo que esto vendrá; y es mejor que lo crean y vayan y hagan estimaciones apropiadamente. ¿Estaremos comunicando lo que queremos? De cierto os digo, si vivimos nuestra religión, nunca lo requeriremos.

6. Busco sugerir posibles soluciones y acciones apropiadas. A través de los años, muchos han propuesto acciones y políticas que pudieran ayudar a disminuir los pesares de las naciones. He recolec­tado y examinado sus propuestas y he tratado de sugerir procedimientos significantes y realistas los cuales pueden servir para preservar y for­talecer las políticas de este país, las cuales pueden seguirse en forma individual para mejorar este país.

7. Busco contribuir a la literatura de la Iglesia mediante la re­copilación de material importante y hacerlo disponible a otros sin dificultad. En mi profesión como autor y editor, he aprendido que las opiniones y materiales deben estar disponibles en una forma útil antes
de que ellos comiencen a tener impacto en un gran número de gente. En este libro mi función es de reportero, recopilador y analista de las en­ señanzas reveladas en las escrituras y por los profetas modernos. Reuniré elementos individuales, expondré relaciones y tendencias y de­
scribiré tales conclusiones como sean apropiadas para cualquier editor o analista de información.

Debe entenderse que este libro es una publicación privada; no es una publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últi­mos Días. Desde el inicio, los escritos y recopilación de la iglesia, orientados a la distribución comercial se han dejado a autores privados quienes han trabajado bajo su propia iniciativa. Tales libros se publican en forma privada y son responsabilidad de dichos autores y no de la Iglesia.

Las autoridades de la Iglesia se han abstenido sabiamente de la re­gulación y censura de las publicaciones de los miembros. Los miembros escriben y a menudo buscan y reciben guía revelada, pero sin ninguna posición oficial. El Señor ha dicho:

.. .no conviene que yo mande en todas las cosas; porque el que es compelido en todo es un siervo perezoso y no sabio; por tanto, no recibe galardón alguno.

De cierto digo que los hombres deben estar anhelosamente con­sagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas de su propia voluntad y efectuar mucha justicia;

porque el poder está en ellos, y en esto vienen a ser sus propios agentes. Y en tanto que los hombres hagan lo bueno, de ninguna ma­nera perderán su recompensa.

Un importante autor, miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (SUD) me dijo, «Sabes, Duane, es una bendición que haya miembros que escriban acerca de la historia de la Iglesia y de doctrina—ellos son capaces de decir muchas cosas im­portantes que la Iglesia no puede decir oficialmente.» Sus comentarios me impactaron profundamente, y estoy seguro que esto es válido. Definitivamente hay un espacio, un importante espacio, para escribir otros libros a parte de los manuales y material de instrucciones publicados por la Iglesia en su capacidad oficial. Los escritos de los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a lo largo de la historia de la Iglesia, ilustran este principio. Tales libros pronto encuentran su propio nivel. Si sus traba­jos proveen información de un valor real, se leen sabiamente; si hacen una pequeña contribución real, entonces estos son descartados. Los lectores de literatura de la Iglesia en general realizan un muy buen tra-bajo más que cualquier regulación oficial podría hacer para determinar el valor verdadero de la literatura.

Trampas evadidas

Hay diversas problemas que he tratado de evitar al escribir Amon­estaciones Proféticas Inspiradas.

Primero, he evadido corrientes políticas y posiciones de partidos. Al terminar de leer este libro, puede estar seguro que no sabrá si soy Republicano, Demócrata o Independiente. No tengo aspiraciones políticas.

Segundo, he sido muy cuidadoso para evitar ser extremista. No soy «conservador,» ni me inclino  a la oposición extrema.  No pertenezco a ninguna organización radical. Hablo y escribo solo como un ciudadano que se preocupa profundamente.

Si tengo cualquier inclinación, esta es de tipo religioso y no político o ideológico. Este libro es un libro teológico, el cual acepta la validez de las escrituras de los Santos de los Últimos Días y manifiesta mi fe de que los profetas quienes las escribieron son hombres inspirados y quienes han expresado la voluntad del Señor concerniente a Norte América en sus enseñanzas. Quienes no son SUD (Santos de los Últi­mos Días) podrían no aceptar la validez de estos conceptos. Les invito al menos a considerar sus mensajes como palabras de hombres sabios y a evaluarlas como una luz que sale al mundo moderno y a las condi­ciones como nación en que vivimos. Para hacer por lo menos lo que podría ser imprudente de su paite.

Tercero, creo que la publicidad y la pérdida de interpretación de la documentación afecta la opinión y falsifica la verdad. He preferido evadir la publicidad y también evadir la declaración de conclusiones de doctrina impropia o escatológica. He querido citar las escrituras co­rrectamente e interpretarlas con cuidado, recordando las palabras del profeta Alma: «He aquí, tenéis las Escrituras por delante, y si queréis tergiversarlas, será para vuestra destrucción.»

Cuando uno trata el tema de profecía, siempre al futuro se sitúa como el juicio final con datos erróneos, conclusiones inapropiadas e in­terpretaciones incorrectas que se muestran erróneas con el transcurso del tiempo.

No hay nada que se pueda hacer al ilustrar una descripción incorrecta del futuro.

Se dice que hay dos temas que no se deben discutir si se desea evadir la controversia, y son: temas de religión y de política. Amo­nestaciones Proféticas Inspiradas se enfoca en ambas de estas áreas. Después de escribir otros libros en temas de doctrina, no soy tan in­genuo para pensar que esta obra escapará completamente a críticas rudas de críticos selectos. Ciertamente un libro con el mensaje que este lleva recibirá un análisis detallado por quienes podrían oponerse a su voz de amonestación. Sólo pido que su evaluación sea honesta y que sea hecha con cuidado y con el deseo definitivo a favor del bie­nestar de esta gran nación y las otras naciones de Norte América y América Central.

Este mensaje debe salir con o sin críticas. El espíritu me ha induci­do e instruido, y no me permite cambiar mi posición. Soy como Martin Luther: «Aquí sostengo. No puedo ser otro.»

Las preocupaciones debido a la iniquidad e indiferencia

Al amar a este país y trabajar por su preservación, se que no puedo mejorarlo, pero siento una profunda preocupación por su futuro. Esta preocupación es evidente en mucho de lo que escrito en este libro. Me atemoriza que perdamos las libertades que disfrutamos debido a la ini­quidad que amenaza a nuestra nación y a causa de las actividades y las decisiones que el gobierno está tomando y llevando a cabo sobre nues­tras libertades.

Encuentro mis sentimientos reflejados en las actitudes de Moroni, un patriota del Libro de Mormón quien reunió a su gente bajo un «título de libertad», lo cual dejó dicho con las palabras: «En memoria de nuestro Dios, nuestra religión, y libertad, y nuestra paz, nuestras esposas y nuestros hijos.»

Fue un buen hombre que poseía las cualidades que admiro enorme­mente:

Y era Moroni un hombre fuerte y poderoso, un hombre de un en­tendimiento perfecto; sí, un hombre que no se deleitaba en derramar sangre; un hombre cuya alma se regocijaba en la libertad e indepen­dencia de su país, y en que sus hermanos se libraran de la servidumbre y la esclavitud;

sí, un hombre cuyo corazón se henchía de agradecimiento a su Dios por los muchos privilegios y bendiciones que otorgaba a su pueblo; un hombre que trabajaba en gran manera por el bienestar y la seguridad de su pueblo.

Sí, y era un hombre firme en la fe de Cristo; y había jurado defen­der a su pueblo, sus derechos, su país y su religión, aun cuando tuviera que derramar su sangre.

Moroni luchó en contra de los ataques de los Lamanitas y estaba preocupado y enojado debido a las iniquidades e indiferencias de su propia gente Nefita y del gobierno:

Y ahora bien, cuando vio Moroni que se había perdido la ciudad de Nefíah, se apesadumbró en extremo y empezó a dudar, a causa de las maldades del pueblo, si no caerían en manos de sus hermanos.

Y así sucedió con todos sus capitanes en jefe. También dudaron y se maravillaron a causa de las maldades del pueblo; y esto por razón de los triunfos de los Lamanitas sobre ellos.

Y sucedió que Moroni se irritó contra el gobierno a causa de su in­ diferencia en lo concerniente a la libertad de su pais.

Esta es la misma preocupación que me motivó a escribir este libro.

Las críticas constructivas se corrigen con amor

Un padre que no hace nada por el progreso de sus hijos, no permi­tirá que sus transgresiones se corrijan. Un maestro que no le da lo mejor a sus estudiantes, no les mostrará cómo ser mejor ante sus de­bilidades y desafíos. Un ciudadano que no actúa para lo mejor de sus intereses en su comunidad, no demandará corregir aquellas circun­stancias que son un peligro. En cada uno de estos casos, dichos individuos son motivados por el amor y preocupación para el bienes­tar de otros al momento de identificar sus debilidades. Dios también corrige aquellos que ama. Por ejemplo, Samuel el Lamanita lo experi­mentó:

… han sido un pueblo escogido del Señor; sí, él ha amado a los del pueblo de Nefi, y los ha castigado también; sí, los ha castigado en los días de sus iniquidades,porque los ama.

Cuando el peligro se aproxima, llamamos con una voz de amo­nestación aquellos a quienes amamos. Con este espíritu esta escrito este libro, es un esfuerzo para amonestar y corregir, de tal forma que po­damos evitar los eventos terribles que se aproximan si es que Norte América y América Central continúa en el mismo rumbo. Es mi sincera esperanza y oración que este mensaje se escuche.

A pesar de que habrá algunos quienes estén en contra de este men­saje de amonestación, se que hemos sido instruidos por Dios para darlo a conocer y:

… pese a su dureza, trabajemos diligentemente; porque si dejamos de obrar, incurriremos en la condenación. Porque tenemos una obra que debemos efectuar mientras estemos en este tabernáculo de barro, a fin de vencer al enemigo de toda rectitud, y dar reposo a nuestras almas en el reino de Dios.

—Duane S. Crowther

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