Conferencia General
Octubre 1973

	Viernes por la mañana
Harold B. Lee	Comprender quienes somos nos induce a sentir el respeto que nos debemos
H. Burke Peterson	Adversidad y Oración
Marion D. Hanks	El Perdón: La Forma Más Elevada de Amor
James E. Faust	La Felicidad es Tener un Padre que se Preocupa
Boyd K. Packer	Música inspiradora: pensamientos dignos
	Viernes por la tarde
Thomas S. Monson	He ahí tu madre
Rex D. Pinegar	Hazte Rico para con Dios
ElRay L. Christiansen	Es Necesario Arrepentirse
Henry D. Taylor	Amarás a Tu Esposa con Todo Tu Corazón
O. Leslie Stone	Amaos y perdonaos unos a otros
David B. Haight	Eres Diferente
Delbert L. Stapley	La senda hacia la vida eterna
	Sabado por la mañana
Marion G. Romney	Jesucristo, nuestro Redentor
Bruce R. McConkie	Pensad acerca de estas cosas
S. Dilworth Young	Los Testigos de Cristo
L. Tom Perry	Iré y Haré las Cosas Que el Señor Ha Mandado
Howard W. Hunter	¿Del mundo o del Reino?
	Sabado por la tarde
LeGrand Richards	Las verdades reveladas del evangelio
Sterling W. Sill	Una Fortuna para Compartir
Eldred G. Smith	Oposición, a fin de fortalecernos
William H. Bennett	¿Cuál es el Camino a la Orilla?
A. Theodore Tuttle	El Rol de los Padres
Ezra Taft Benson	Preparaos
	Sacerdocio
Vaughn J. Featherstone	El Evangelio de Jesucristo es la Puerta Dorada
Robert L. Simpson	Obligación fundamental: El Sacerdocio
Marion G. Romney	Bienestar de la Iglesia: algunos fundamentos
N. Eldon Tanner	La obediencia
Harold B. Lee	Discurso al sacerdocio en general
	Domingo por la mañana
N. Eldon Tanner	Ser mujer es el más alto honor
Marvin J. Ashton	Tomándole de la mano
Hartman Rector, Jr.	Recibirás el Espíritu
Victor L. Brown	Nuestra Juventud: Hijos Modernos de Helamán
Mark E. Petersen	¿Qué recompensa dará el hombre?
	Domingo por la tarde
Spencer W. Kimball	Recompensas, bendiciones, promesas
Theodore M. Burton	La Necesidad de un Compromiso Total
Bernard P. Brockbank	El Camino de Dios a la Vida Eterna
James A. Cullimore	Estar en el Mundo pero No Ser del Mundo
Gordon B. Hinckley	Te damos, Señor, nuestras gracias
Harold B. Lee	Observaciones finales