Capítulo 12
José Smith: Profeta de la Restauración
NATURALEZA DEL LLAMAMIENTO PROFÉTICO
LOS PROFETAS SON ELEGIDOS EN LA PREEXISTENCIA. Mucho antes de que fuese colocado el fundamento de esta tierra, se efectuó un gran concilio en los cielos. En aquel concilio se perfeccionaron los planes y se formó una organización para el gobierno de esta tierra durante su probación mortal. Nuestro Padre Eterno, conocedor del fin desde el principio, eligió de entre los espíritus a aquellos que serían sus gobernantes y profetas para cooperar en llevar a efecto sus propósitos eternos en esta tierra en relación con el destino final de los hombres…
JOSÉ SMITH FUE PREORDINADO. En este gran concilio, Miguel fue elegido para venir como el progenitor de la familia humana y para introducir la muerte en el mundo. Jesucristo fue elegido para venir en el meridiano de los tiempos a redimir al hombre de su estado mortal y, a condición de su arrepentimiento y fidelidad al plan eterno, extenderle la redención del pecado individual. Abraham fue apartado para ser el “padre de los fieles” y fundador de la casa de Israel. Moisés fue elegido para sacar a Israel de la esclavitud en Egipto y José Smith para estar a la cabeza de la más grande de todas las dispensaciones, la del Cumplimiento de los Tiempos…
José Smith fue elegido para estar a la cabecera de la obra del Señor en los postreros días y su obra le fue asignada mediante la presencia de nuestro Padre Eterno en las eternidades antes de que él naciese. Vino en el espíritu de Elías a preparar el camino para la venida de nuestro Señor. A ningún profeta desde los días de Adán, excepto, naturalmente, nuestro Redentor, le ha sido dada una misión mayor.
¿QUÉ ES UN PROFETA? Profeta es el que enseña por la voz de la inspiración, las palabras de vida eterna y el que oficia en las ordenanzas del evangelio, las ordenanzas de salvación. Hacer predicciones es solamente una de las cualidades de un profeta.
Cuando Juan estaba en la isla de Patmos, se le presentó un mensajero y Juan cayó de rodillas y estaba a punto de adorarlo. Pero este mensajero le dijo: “Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.”
En otras palabras, todo el que es bautizado y confirmado debe tener el espíritu de inspiración y debería saber que Jesucristo es el Hijo de Dios. Todo individuo debería vivir en armonía con la verdad revelada; y haciéndolo, y recibiendo el testimonio del Espíritu Santo de que Jesús vive y que es el Hijo de Dios, él o ella se convierte en un profeta o profetisa respectivamente, y tiene derecho a recibir la guía del Espíritu Santo y la inspiración, lo cual es el espíritu de profecía.
TODOS LOS SANTOS DEBERÍAN SER PROFETAS. Toda persona que puede decir, con pleno conocimiento, que el Señor Jesucristo es el Redentor del mundo y el Unigénito de Dios, es un profeta. Todo hombre que posee el sacerdocio y honra su llamamiento, es un profeta; y tiene derecho a la inspiración del Espíritu Santo en lo que le atañe, pero no para recibir revelación para la Iglesia. Hay solamente uno que es llamado a ese oficio.
El presidente de una estaca tiene el derecho de recibir revelación en su estaca y para la guía de ella; el obispo, en su barrio; y del mismo modo lo tiene el misionero en su campo de labor. Cada miembro de la Iglesia que es llamado a un oficio, tiene el derecho de recibir inspiración y la guía del Espíritu del Señor, en lo que le corresponde hacer. Si es inspirado de ese modo, es un profeta.
No solamente era José Smith quien tenía que ser profeta, ni solamente sus consejeros y el Consejo de los Doce quienes tenían que serlo, sino toda persona que estuviese deseosa de aceptar la verdad, que se humillase e ingresase a la Iglesia, podría hablar en el nombre de Dios, el Señor, aun el Salvador del mundo…
¿QUÉ ES ESCRITURA? Cuando uno de los hermanos presidentes se para delante de una congregación del pueblo hoy en día y la inspiración del Señor está sobre él, habla lo que el Señor quiere que hable, y es Escritura tal como cualquier cosa escrita en cualquiera de estos registros; sin embargo, a éstos los llamamos los libros canónicos de la Iglesia. Dependemos, naturalmente, de la guía dada por los hermanos presidentes que tienen derecho a la inspiración.
Hay solamente un hombre a la vez, en la Iglesia, que tiene el derecho de dar revelación para ella y ese hombre es el Presidente de la Iglesia. Pero eso no impide que otros miembros de esta Iglesia expresen la palabra del Señor, según está indicado aquí en esta revelación, sección 68; mas una revelación que tiene que ser dada como lo fueron las revelaciones de este libro, para toda la Iglesia, solamente vendrá mediante el oficial presidente de la Iglesia; sin embargo, la palabra del Señor, expresada por otros siervos en las conferencias generales y en las conferencias de estaca, o dondequiera que ellos estén cuando expresan lo que el Señor ha puesto en sus bocas, es la palabra del Señor tanto como los escritos y las palabras de otros profetas en otras dispensaciones.
Ahora, la razón por la cual tenemos profetas en esta época es para que seamos guiados en toda verdad, para que nos acerquemos a Dios, para que conozcamos sus sendas y andemos en los caminos de El en justicia.
LAS DECLARACIONES PROFÉTICAS CONCUERDAN CON LAS REVELACIONES. ¿Cuándo es profeta un profeta? Siempre que hable bajo la inspiración e influencia del Espíritu Santo. Los hombres frecuentemente expresan sus propias opiniones. El Señor no les ha quitado a ellos el derecho de tener sus opiniones propias. Hombres buenos, y hombres de fe, tienen puntos de vista diferentes en cuanto a muchas cosas. No hay ningún daño en esto si estos puntos de vista no están relacionados con los principios fundamentales. Algunos hombres pertenecen a un partido y otros a otro. Algunos creen en una filosofía en particular y algunos se oponen acremente a ella y sin embargo la mayoría son hombres fieles que tienen un testimonio del evangelio.
Cuando los profetas escriben y hablan acerca de los principios del evangelio, deben tener la guía del Espíritu. Si la tienen, entonces todo lo que digan estará en armonía con la palabra revelada. Si lo está, entonces sabemos que no han hablado presuntuosamente. Si un hombre habla o escribe, y lo que dice está en conflicto con las normas aceptadas, con las revelaciones que el Señor ha dado, entonces podemos rechazar lo que ha dicho, no importa quién sea él. En sus escritos, Pablo declaró que, a veces, él daba su propia opinión.
FALSA CLASIFICACIÓN DE LOS PROFETAS EN MAYORES Y MENORES. Esta división que generalmente clasifica a Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel como profetas mayores y a los demás cuyos escritos han llegado a nosotros, como profetas menores, no tiene base alguna en los hechos. No es más que una división hecha por el hombre y en ella no hay inspiración ni aprobación de tipo alguno proveniente del Señor, por vías de revelación.
Ahora bien, el hombre no tiene autoridad para clasificar a unos profetas como mayores y a otros como menores, pues nadie sin inspiración ha recibido autoridad o mandamiento para hacer tal clasificación. De acuerdo con las ideas que respaldan esta división, Juan el Bautista sería solamente un profeta muy menor. Poco tenemos proveniente de él que sea de naturaleza profética, y fue la naturaleza de sus palabras proféticas lo que determinó esta clasificación. Sin embargo, tenemos la palabra del Señor que declara categóricamente para nosotros, que no hubo profeta mayor que Juan.
Por el mismo principio, Elías sería clasificado como un profeta muy menor, porque no tenemos sino predicciones locales provenientes de él; sin embargo fue uno de los más grandes profetas por su autoridad, y por motivo de ésta fue enviado a esta dispensación a restaurar la plenitud de la autoridad: las llaves del poder de sellar.
Sería muy tonto, por ejemplo, que alguien dijera que el presidente Heber J. Grant fue un profeta menor, ya que él posee las llaves y los poderes y está a la cabeza, con toda la autoridad que ha sido revelada y concedida al hombre en la tierra. Tal conclusión, ciertamente, podría ser el resultado de una estrecha interpretación y de una mala comprensión de la naturaleza del llamamiento profético.
LA MISIÓN DIVINA DE JOSÉ SMITH
LA IGLESIA PERMANECE O CAE JUNTO CON JOSÉ SMITH. El mormonismo, tal como se le llama, debe permanecer o caer junto con la historia de José Smith. O el fue un profeta de Dios, llamado, apartado y comisionado divina y adecuadamente, o por el contrario fue uno de los fraudes más grandes que este mundo ha visto. No hay término medio.
Si José Smith fue un engañador, alguien que voluntariamente intentó desviar a la gente, entonces debería ser descubierto públicamente; sus reclamos deberían ser refutados y sus principios expuestos como falsos, pues la doctrina de un impostor no puede estar en total armonía con la verdad divina. Si sus reclamos y declaraciones estaban fundados sobre el fraude y el engaño, es lógico que deberían aparecer muchos errores y contradicciones, muy fáciles de detectar. La doctrina de los falsos maestros no soportará la prueba cuando sea comparada con las normas de medición aceptadas: las Escrituras.
TODOS LOS ATAQUES ACERCA DE LA OBRA DE JOSÉ SMITH FRACASAN. No existe la posibilidad de engaño y en cuanto a este punto estamos listos para hacer nuestra propia declaración. Mantengo que José Smith fue todo lo que reclamó ser. Sus declaraciones son muy positivas y sus exigencias demasiado grandes como para admitir engaño de parte suya. Ningún impostor podría haber logrado esta obra tan grande y maravillosa. De haberlo sido, hubiese sido descubierto y expuesto, el plan habría fracasado y quedado en la nada.
En el plan de salvación, tal como fue dado a conocer mediante José Smith al mundo, no hay errores. Cada parte encaja perfectamente y completa el todo. Los ataques se han sucedido desde el principio hasta el presente, y sin embargo cada uno de ellos ha fracasado. El mundo ha sido incapaz de poner un dedo sobre algo que no tenga sentido o que no esté en armonía en las revelaciones dadas a José Smith, con lo que ha sido revelado o predicho por los profetas y por el Señor mismo.
EL HOMBRE NO PUEDE CREAR UNA RELIGIÓN PERFECTA. Ningún hombre, en, y de sí mismo, sin la ayuda del Espíritu de Dios y la dirección de la revelación, puede fundar una religión ni promulgar un cuerpo de doctrina, en todos sus ángulos, en armonía con la verdad revelada. Si no tiene la inspiración del Señor y la dirección de sus mensajeros, no comprenderá la verdad y por lo tanto ésta, según enseñe, estará irremediablemente mezclada con el error. Este es el caso ya probado de muchos fundadores de credos religiosos. Sus enseñanzas no armonizan con las revelaciones de Jesucristo y de sus profetas.
SIN ACEPTAR A JOSÉ SMITH, NO HAY SALVACIÓN. Si José Smith ciertamente fue un profeta, y si dijo la verdad cuando declaró que estuvo en la presencia de ángeles enviados por el Señor y que obtuvo llaves de autoridad y el mandamiento de organizar la iglesia de Jesucristo una vez más en la tierra, entonces este conocimiento es de vital importancia para el mundo entero. Ningún hombre puede rechazar ese testimonio sin acarrear sobre sí las más terribles consecuencias, puesto que no podrá entrar en el reino de Dios. Por lo tanto, es el deber de todo hombre investigar a fin de sopesar cuidadosamente este asunto y conocer la verdad.
Si José Smith hubiese sido un farsante, la obra que él estableció se hubiera destruido hace muchos años. En realidad, no le habría sobrevivido. En el momento de su muerte, si hubiera podido conservar a sus seguidores hasta ese momento, ellos se habrían apartado y el fraude habría sido expuesto ante todo el mundo, acarreando su destrucción.
Alguien podría decir: “Si lo que usted dice es verdad, ¿no será verdad también eso mismo en relación a cualquier otra secta fundada en el error?” Con el tiempo, sí. Todos los credos y doctrinas hechos por los hombres, perecerán cuando venga la plenitud de la verdad, cuando Cristo reine en poder sobre la tierra y cuando quienes permanezcan hasta el día de su venida hayan sido convertidos a la única iglesia verdadera.
EN LA OBRA DE JOSÉ SMITH NO SE ENCUENTRA FRAUDE ALGUNO. Si la obra hubiera estado fundada sobre un fraude, habría quedado al descubierto hace muchos años, en alguna de las muchas publicaciones y ataques hechos contra ella.
Durante más de 100 años, el evangelio revelado ha soportado la prueba de la crítica, de los ataques y de la más amarga oposición. Creo que podemos decir que nunca antes en los anales de la historia hemos encontrado un relato que nos muestre la verdad, y que haya, al mismo tiempo pasado por una prueba tan severa como la que ha soportado esta verdad conocida en el mundo como el mormonismo.
Cada ataque ha fracasado, no importa que haya sido emprendido en contra de José Smith en persona, o en contra del Libro de Mormón, el cual por el poder de Dios, él tradujo de antiguos anales, o que haya sido en contra de las revelaciones del Señor recibidas personalmente por él. En su doctrina no se ha encontrado error. La organización efectuada por él mediante la bendición y la guía del Señor está en armonía con la iglesia de Jesucristo en los tiempos antiguos.
A través de él se han cumplido las predicciones de antiguos profetas y aún se siguen cumpliendo. El selló su testimonio con su sangre, a sabiendas de que iba a una muerte segura por proclamar las verdades eternas de los cielos. Su testimonio tiene vigencia sobre el mundo. No puede ser ignorado sin tener ello consecuencias. La obediencia a él, ha llevado gozo a miles y es más, aún probarán ser una ayuda en la salvación de otros tantos que lo recibirán de todo corazón.
EL MENSAJE DE LA RESTAURACIÓN
LA OBRA DE JOSÉ SMITH COMPARADA CON LA DE LOS REFORMADORES. El hecho tan evidentemente probado de que hubo una apostasía, mostró la necesidad de una restauración del evangelio. Es un hecho sorprendente que Martín Lutero, John Knox, Calvino, los Wesley y los otros reformadores que intentaron corregir los males de la Iglesia Católica no hayan pensado en esta gran verdad. Quedó reservado a José Smith hacer este maravilloso descubrimiento.
También resulta extraño que los reformadores no hayan descubierto la necesidad de la restauración de la Iglesia tal como era en los días antiguos con su autoridad divina, y que en vez de eso se hayan atribuido el derecho de tomar sobre sí la autoridad para organizar iglesias y sociedades propias. Quedó reservado a José Smith el privilegio de enseñar al mundo la necesidad de estas cosas.
RESTAURACIÓN MEDIANTE MINISTRACIÓN ANGÉLICA. El evangelio tenía que ser restaurado tal como era en los tiempos antiguos, antes de la venida del Señor. Todos admitirán, crean o no en la misión de José Smith, que por lo menos sí hubo un desvío de las enseñanzas y de la organización que existía en los días del ministerio del Salvador y del de los apóstoles. Eso debe ser, y es, aceptado. No podéis encontrar en parte alguna del mundo aquella organización, y no podéis encontrar aquellos principios en parte alguna, excepto tal como han sido dados mediante la acción de José Smith.
El evangelio tenía que ser declarado nuevamente, por lo que Juan el Revelador escribió en el capítulo catorce, versículo seis, del Apocalipsis, que sería mediante un ángel, el cual pasaría volando por en medio del cielo, que recibiríamos el evangelio eterno para predicarlo a los que moran en la tierra y a cada nación, familia, lengua y pueblo, llamándolos a arrepentirse, pues la hora del juicio había llegado. Nadie, a excepción de José Smith, ha declarado jamás, que un ángel haya volado y se le apareciera con este mensaje, y que él haya sido comisionado a proclamarlo a todo el mundo.
SOLAMENTE JOSÉ SMITH DA CUMPLIMIENTO A LAS ANTIGUAS PROMESAS. José Smith declaró que él, con Oliverio Cowdery, su compañero, recibió las llaves de la congregación de Israel. Nunca, nadie más, ha reclamado haberlas recibido por revelación. Si José Smith no las recibió, entonces alguien debe ser investido con esta autoridad antes de la venida del Señor: pues Israel debe ser congregado y debe serlo por la autoridad dada a alguien. Israel ya se está congregando, lo cual indica que José Smith sí debe haber tenido esas llaves.
Malaquías dijo que el Señor enviaría a Elías el Profeta antes de la venida del día grande y terrible del Señor. El profeta José Smith dijo que Elías se le presentó a él y a Oliverio Cowdery con las llaves de ese poder. Si no fue así, y si ellos dijeron una mentira, entonces Elías el Profeta debe venir antes del gran día del Señor, o la tierra será herida con una maldición. Pero Elías el Profeta ya vino y la tierra no sufrirá dicha maldición.
Nadie, sino sólo José Smith, ha reclamado que estas llaves le hayan sido reveladas. Nadie más sabía cuál era el significado de este pasaje de las Escrituras. Los corazones de los hijos se han convertido a los padres, tal como Malaquías predijo que acontecería, después de la venida de Elías el Profeta. Esto indica que Elías ha venido y debe haber llegado a José Smith.
EL SEÑOR ENVIARÍA UN MENSAJERO DELANTE DE ÉL. Malaquías habla de que el Señor enviaría a su mensajero a preparar el camino delante de El, y aunque esto se refiere a la venida de Juan el Bautista, esta es una de esas profecías de las Escrituras que tienen doble cumplimiento. Se refiere también a la venida del profeta José Smith, porque ese mensajero que vendría y prepararía el camino delante de El, vendría en esta época. Le voy a dedicar a esto un momento porque es importante y os mostraré cuándo era que este mensajero entregaría su mensaje.
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
Yo concurrí a un servicio de la Iglesia Bautista y el predicador tomó eso como texto y explicó cómo se había cumplido tal en la venida de Juan. Sí, el vino como un mensajero; y vino a preparar el camino del Señor, pero hay algunas cosas escritas aquí que no pueden aplicarse al primer ministerio de Cristo en la tierra.
EL MENSAJERO PRECEDERÍA LA SEGUNDA VENIDA. “¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia. Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos.”
¿Se cumplió eso en Juan o en los días del ministerio de Cristo en la tierra? ¿Fue agradable el sacrificio de Leví ante el Señor? ¿Fue la ofrenda de Judá agradable ante el Señor? Leví y Judá se levantaron en rebelión contra Cristo y contra El exclamaron:
“Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.” Y lo mataron. El no se sentó entonces como un refinador y purificador, en el sentido en que se ha dicho, El no purgó a Leví y a Judá ni hizo cosas que fueran gratas como en días anteriores, según se dice aquí.
Eso indica que esto se refería, y se refiere, a la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, cuando Cristo venga de nuevo; y creo que ya ha venido y ha cumplido eso, por lo menos en gran parte, pues Cristo, para que lo sepáis, vino “de repente a su templo” el 3 de abril de 1836 y ministró en favor de José Smith y de Oliverio Cowdery y luego envió a otros mensajeros para conferir sobre aquéllos las llaves del sacerdocio correspondientes a las distintas dispensaciones. En cuanto a la ofrenda de Judá y a la ofrenda de Leví, eso aún está por cumplirse, pues ambos todavía deben llegar a ser gratos al Señor. Esa es una revelación que aún está por cumplirse.
JUAN EL BAUTISTA Y JOSÉ SMITH FUERON, AMBOS, MENSAJEROS. El Señor, en la dispensación anterior, envió un mensajero para preparar el camino delante de El y en esta dispensación fue igualmente necesario que un mensajero fuese enviado a preparar el camino para la venida del Señor y para el establecimiento del reino de paz. Si José Smith no fue ese hombre, entonces debemos esperar a otro.
El Señor declaró, mediante uno de sus profetas, que antes de su Segunda Venida un mensajero sería enviado a preparar el camino y a enderezarlo. Podéis aplicarle esto a Juan si así lo deseáis, y es verdad. Juan, el mensajero que vino a preparar el camino delante del Señor en la dispensación anterior, también vino en esta dispensación como un mensajero ante José Smith; de manera que se aplica, si deseáis aplicarlo así, a Juan, el que vino como mensajero para preparar el camino del Señor.
Pero me adelanto más y mantengo que José Smith fue el mensajero el cual el Señor envió a preparar el camino delante de El. Vino, y por dirección de mensajeros santos estableció el fundamento para el reino de Dios y de esta obra maravillosa y de este prodigio, a fin de que el mundo pudiera estar preparado para la segunda venida del Señor.
DETALLES QUE COMPRUEBAN LA VERACIDAD DE LA MISIÓN DEL PROFETA
RESTAURACIÓN DEL SACERDOCIO AARÓNICO. He respondido a la pregunta acerca del por qué el Padre presentó al Hijo y el por qué fue el Hijo quien habló a José Smith; porque todas las revelaciones desde los días de la expulsión de Adán del Jardín de Edén, han venido mediante Jesucristo.
¿Por qué Juan confirió el sacerdocio a José Smith y Oliverio Cowdery a orillas del río Susquehanna? Porque no había autoridad sobre la tierra o alguien autorizado para darla.
Ahora supongamos que José Smith hubiese encontrado a otro hombre, Oliverio Cowdery, deseoso de confabularse con él para engañar a los hombres y que ambos hubiesen pensado —sin inspiración alguna— que sería maravilloso decir que el hombre no tiene el derecho de actuar en nombre de Dios sin autoridad divina, con el fin de presentarse ellos ante el mundo y reclamar una restauración del sacerdocio.
¿Dirían ellos, si fuesen engañadores: “Fuimos al bosque; oramos y Juan el Bautista vino y puso sus manos sobre nuestra cabeza y luego nos mandó bautizarnos mutuamente”? ¿Habrían dicho eso si hubieran sido engañadores? No puedo creer que lo hubieran dicho.
LO QUE LOS ÁNGELES HARÁN POR NOSOTROS. Os diré lo que habría sucedido si de alguna manera hubieran descubierto —cosa que ningún maestro de religión pensó en época alguna— que era necesario tener la autoridad de los cielos, mientras otros simplemente presumían tenerla. Ellos habrían dicho: “Fuimos a orar y vino un mensajero —y bien habrían podido llamarlo Juan o con algún otro nombre—. Puso sus manos sobre nuestra cabeza, nos dio autoridad y nos bautizó.” Lo más probable es que hubieran vuelto diciendo: “Vino un ángel y dijo que era Juan el Bautista y luego nos bautizó.”
Y si tal hubiese sido el caso, sabríamos ahora que José Smith era un impostor porque Juan no lo hubiera bautizado. ¿Por qué? porque eso iría en contra del orden de los cielos. Es contrario a la ley de Dios que los cielos se abran y que vengan mensajeros para hacer por los hombres cosas que los hombres pueden hacer por sí mismos.
La única razón por la que Jesucristo llegó a ser el Redentor del mundo y vino para expiar las transgresiones de los hombres, fue que nosotros no podíamos redimirnos a nosotros mismos. Se requería una expiación infinita, tal como lo declara el Libro de Mormón. El vino a hacer lo que nadie más que El podía haber hecho.
No podéis señalar parte alguna en las Escrituras en la que se muestre que haya venido un mensajero celestial a otorgar al hombre, algo que él podía lograr por sí mismo; pero sí algunos ángeles han venido y han dicho qué hacer y luego han mandado que los hombres lo hagan. De manera que si ellos dos hubiesen vuelto diciendo que Juan los había bautizado, hubiera sido fatal para su relato.
INSTRUCCIONES DE JUAN EL BAUTISTA PARA JOSÉ Y OLIVERIO. Ellos volvieron y dijeron: “Después que nos hubimos bautizado mutuamente, el ángel dijo: ‘José, pon tus manos sobre Oliverio y reconfirma la ordenación que os he dado; y tú, Oliverio, pon tus manos sobre la cabeza de José Smith y reconfirma la ordenación que os he dado’ ”, o sea la restauración del sacerdocio, lo cual es una mejor expresión. Y ellos lo hicieron. ¿Por qué? A causa de esto mismo que os estoy diciendo.
Era ajeno al orden establecido eso de ordenar a los hombres y después bautizarlos. Hoy en día no pensaríamos en hacerlo. Nosotros no tomamos a un hombre y le conferirnos el Sacerdocio Aarónico y luego lo bautizamos o lo enviamos a ser bautizado. ¿Por qué? Porque tenemos una organización eclesiástica. De manera que el ángel hizo lo que era esencial —lo único que le concernía hacer en ese momento— y luego los mandó que se bautizaran el uno al otro y que se impusieran las manos mutuamente y volvieran a sellar aquellas bendiciones en el orden adecuado. Ese es un pequeño detalle, pero supongamos que José Smith no hubiera pensado en él. Habría sido fatal, fatal para su misión.
A JOSÉ SMITH SE LE REQUIRIÓ QUE TRADUJESE EL LIBRO DE MORMÓN. Posteriormente, cuando Moroni visitó a José Smith, le dijo que en el cerro Cumora había ciertos anales de los habitantes de este continente y que se los iba a entregar. El hizo que José Smith lo buscase cuatro veces, en cierto día del mes de septiembre cada año durante un período de cuatro, y allí le dio instrucciones pertinentes. Eso constituyó para José Smith una verdadera escuela. Luego le entregó los anales junto con el Urim y Tumim y le dijo que los tradujera.
¿Por qué no los tradujo el ángel mismo? Moroni podía leer aquellos escritos, él había escrito parte de los mismos y estaba familiarizado con el lenguaje. Cuán fácil le habría resultado decirle a José Smith: “Aquí están los anales, yo los sellé y escribí dos de esos libros. Mi padre escribió los demás pero yo entiendo ese lenguaje perfectamente y los voy a escribir en tu idioma para entregártelos.”
Me parece que así lo habría expresado un impostor. Si José Smith hubiera sido un farsante, habría dicho: “El ángel me reveló estos anales, pero yo no podía leerlos y él, que entendía los escritos, los interpretó y yo los escribí conforme a su dictado.”
Si él hubiera dicho eso, también habría sido fatal. En cambio, dijo: “El ángel puso el Urim y Tumim en mis manos y dijo: ‘Estos intérpretes te permitirán traducir los anales. Ahora ve y hazlo.’ ” Eso, en esencia, fue lo que dijo. A causa de ello, José Smith ha sido objeto de burla y los grandes hombres de la tierra, los científicos, dicen que esto es algo imposible, mas es lo único coherente.
JOSÉ SMITH SIGUIÓ EL MODELO DADO EN LAS ESCRITURAS. Ahora voy a dirigir vuestra atención a algunos de los ejemplos que tenemos en las Escrituras, por ejemplo, el caso de Pedro y Cornelio. Cornelio era un hombre devoto, él buscaba al Señor y se le apareció un ángel; mas este ángel no le dijo: “Cornelio, el evangelio ha sido restaurado, y ya que eres hombre devoto y crees, yo te llevaré y te bautizaré.” No dijo eso, sino que le indicó a Cornelio a dónde debía dirigirse.
Luego un mensajero visitó a Pedro y le enseñó y lo instruyó, de manera que cuando Cornelio llegó, él ya sabía para qué venía por lo que no le negó administrarle las ordenanzas. El ángel hizo solamente lo que era esencial; eso es todo.
Cuando el Salvador se le apareció a Pablo y lo detuvo en su loca carrera en persecución de los santos, ¿qué fue lo que hizo? Lo mandó a la ciudad para encontrar allí a un hombre llamado Ananías, el cual le diría lo que tenía que hacer. Luego envió palabra a Ananías diciéndole dónde estaba Pablo, el cual había estado persiguiendo a los santos. El Salvador dijo que tenía una misión para Pablo y le dijo a Ananías que fuese a buscarlo a cierto lugar y que le impusiese las manos.
Así es como obra el Señor. José Smith estuvo en completa armonía con eso en toda su misión. Nunca falla: todo pequeño detalle encaja armoniosamente, perfectamente, con el plan que el Señor ha instituido, y nunca ha fallado en punto alguno.
LOS DETALLES DE LA VISITA DE MORONI DAN PRUEBA DE QUE JOSÉ ES UN PROFETA. En la noche del 21 de septiembre de 1823, cuando Moroni visitó a José Smith, expresó que la hora había llegado para el cumplimiento de muchas de las profecías concernientes a los postreros tiempos. Este ángel citó para el joven José Smith, parte del tercer capítulo de Malaquías y todo el capítulo cuarto, e introdujo algunas variantes en comparación a cómo los encontramos en la Biblia.
Además citó el capítulo undécimo de Isaías, y dijo que ésta estaba a punto de cumplirse; también los versículos número 22 y 23 del tercer capítulo de Hechos y el segundo capítulo de Joel, desde el versículo 28 hasta el final, los cuales —dijo— estaban a punto de cumplirse. También expresó que pronto llegaría el tiempo para la plenitud de los gentiles y muchos pasajes más fueron citados, todos relacionados con la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos.
Lo más significativo de esta declaración proveniente de José Smith es la franqueza con la cual él la ha presentado al mundo, indicando capítulos y versículos en un orden definido, con la declaración de que está a las puertas la hora de su cumplimiento.
¿Cómo se iba a atrever a hacer tal declaración, si la presentación de ella hubiera sido solamente un acto de imaginación, o una falsedad presentada para engañar? El sabía que si esta información no hubiera sido dada por el ángel; con el tiempo se probaría su falsedad ya que el prometido cumplimiento de las predicciones no ocurriría.
José Smith, entonces un adolescente, no tenía conocimientos suficientes para hacer tales predicciones. De hecho, los hombres instruidos del mundo no podrían hacer tales predicciones en aquellos días, pues ellos también estaban sin el poder de discernir y no podían interpretar las señales de los tiempos. El hecho de que algunas de las palabras de Moroni a José Smith se han cumplido y que otras estén cumpliéndose ahora, hace a uno creer que este joven habló la verdad, tal como la recibió de un mensajero enviado de la presencia del Señor.
IMPRESIONES PERSONALES ACERCA DE JOSÉ SMITH
ORACIÓN POR LOS HIJOS DEL PROFETA. Toda mi vida he orado con la esperanza de que el Señor toque el corazón de los hijos del profeta José Smith y los traiga al arrepentimiento. Todavía ruego que así sea. Nadie extendería la mano de fraternidad con más rapidez que yo, para darles la bienvenida al redil de la verdad. Pero no puedo aprobar sus hechos cuando se oponen a esta gran obra que el Señor ha establecido mediante el profeta José Smith.
A la vez que lamento el hecho de que ellos se mantengan aparte y en franca oposición a la plenitud del evangelio que el Profeta restauró, ruego y espero que rápidamente llegue el momento en que algunos de ellos, por lo menos, vean el error de sus pasos y vengan humildemente buscando el favor de Dios y el ingreso a las filas de la Iglesia. Los que no se arrepientan y persistan en su oposición a la verdad, que sean confundidos; que lo que ellos proponen se convierta en nada; que todas sus obras fracasen y ellos aparezcan expuestos ante el mundo con todos sus errores.
Que el Señor bendiga a la familia del profeta José Smith y la traiga al arrepentimiento. Que bendiga a los descendientes de Hyrum Smith para que ellos también anden en la luz del evangelio sempiterno. Que ellos nunca flaqueen ni se aparten de la senda en la cual anduvo su padre y que puedan ellos honrar y sostener su buen nombre. Igualmente ruego por todos los que reciben el evangelio, puesto que todos somos hermanos. Que el Señor guíe y bendiga a todos los que aman la verdad.
TESTIMONIO CONCERNIENTE A JOSÉ SMITH. José Smith, el humilde joven granjero, recibió entrenamiento e instrucción como posiblemente ningún otro profeta lo haya recibido, mediante instructores enviados desde el trono y presencia de nuestro Padre Eterno.
Yo tengo un conocimiento perfecto en cuanto a la misión divina del profeta José Smith. En mi mente no hay duda alguna de que el Señor lo levantó y le dio revelación, mandamientos, y que abrió los cielos para él y lo llamó para que se colocase a la cabeza de esta gloriosa dispensación. En mi mente tengo el pleno convencimiento de que en su juventud, cuando fue a orar, él vio y estuvo ante la misma presencia de Dios el Padre y de su Hijo, Jesucristo; en mi mente no existe ninguna duda; sé que esto es verdad. Sé que posteriormente recibió la visita de Moroni, el Sacerdocio Aarónico por manos de Juan, y que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días fue organizada el sexto día de abril de 1830 por mandato divino.
TODOS PUEDEN OBTENER UN TESTIMONIO CONCERNIENTE A JOSÉ SMITH. Yo sé estas cosas. El Señor me las ha revelado y este conocimiento lo he tenido desde el día en que me bauticé. Sé que el poder del Altísimo está guiando a este pueblo, que nosotros estamos bajo el convenio de guardar sus mandamientos, de andar en la luz y la verdad. Tengo la firme convicción de que cada miembro de esta Iglesia debería ser capaz de dar testimonio y de declarar solemnemente que estas cosas son verdaderas, que el Libro de Mormón es verdadero, que el destino de esta obra en los postreros días es verdadero, y que, conforme a las revelaciones, debe y será cumplido.
Y toda alma sobre la faz de la tierra, que tenga el deseo de saberlo, tiene el privilegio de saber por sí misma, pues toda alma que se humille y que con una profunda humildad y fe y con un espíritu contrito vaya ante el Señor, recibirá ese conocimiento tan ciertamente como que ella vive.
























