Doctrina de Salvación Tomo 1

Capítulo 2

El Hijo De Dios


EL UNIGÉNITO

 EL PRIMOGÉNITO. Nuestro Padre Celestial es el Padre de Jesucristo, tanto en el espíritu corno en la carne. Nuestro Salvador es el Primogénito en el espíritu, el Unigénito en la carne.

CRISTO NO FUE ENGENDRADO POR EL ESPÍRITU SANTO. Creo firmemente que Jesucristo es el Hijo Unigénito de Dios en la Carne. El enseñó esta doctrina a sus discípulos. El no les enseñó que fuese el Hijo del Espíritu Santo, sino el Hijo del Padre. Cierto es que todas las cosas son efectuadas por el poder del Espíritu Santo. Fue por medio de este poder que Jesús vino al mundo, pero no como Hijo del Espíritu Santo, sino como Hijo de Dios. Jesús es mayor que el Espíritu Santo, el cual está sometido a El, ¡pero su Padre es mayor que El! El mismo lo dijo. Cristo fue engendrado por Dios; no nació sin la ayuda del Hombre, ¡y ese Hombre fue Dios!

CRISTO NO ERA UNA REENCARNACIÓN. Cristo nació en Belén. Allí fue donde recibió su cuerpo y el único cuerpo físico, o cuerpo de carne y huesos, que ha tenido y que tendrá. La doctrina de la reencarnación es, como dice el profeta José, ¡la doctrina del diablo! Naturalmente que el diablo enseñará a la gente cualquier doctrina que contradiga la verdad. Las grandes obras efectuadas por nuestro Redentor antes de nacer, incluyendo la creación de mundos por el mandato de su Padre, fueron realizadas por El en su existencia espiritual.

FALSA DOCTRINA DE LOS “REORGANIZADOS” ACERCA DEL NACIMIENTO DE CRISTO. Los “reorganizados” declaran que Brigham Young se desvió y apostató porque expresó que Jesucristo no fue engendrado por el Espíritu Santo. Ellos sostienen que El fue engendrado por el Espíritu Santo y declaran que así lo enseñan las Escrituras. Pero se equivocan por no poder entenderlas. Nos dicen ellos que el Libro de Mormón indica que Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo. Yo refuto esa declaración. ¡El Libro de Mormón no enseña tal cosa! Ni tampoco la enseña la Biblia. Cierto es que un pasaje así lo expresa, pero debemos considerarlo a la luz de los otros versículos con los cuales entra en conflicto.

CRISTO FUE CONCEBIDO POR EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO. El Libro de Mormón dice: “Y he aquí, nacerá de María, en Jerusalén, que es la tierra de nuestros antepasados. Ella será una virgen, un vaso precioso y escogido, a quien se hará sombra y concebirá por el poder del Espíritu Santo, y dará a luz a un hijo, sí, el mismo Hijo de Dios.”

Con esto concuerda Lucas: “Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra: por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.”

En Mateo se lee “del Espíritu Santo” lo cual evidentemente significa “poder del Espíritu Santo”, para concordar con el Libro de Mormón y con Lucas.

CRISTO NO ES HIJO DEL ESPÍRITU SANTO. Si los “reorganizados” tienen razón, entonces Jesús no es el Unigénito del Padre sino el Hijo del Espíritu Santo. Y esto no puede ser porque entraría en conflicto con las Escrituras. El Profeta enseñó que el Padre, el hijo y el Espíritu Santo son tres personas distintas y Jesús es el Hijo Unigénito del Padre. En el libro de Génesis (Versión Inspirada) se hace referencia a Jesús llamándolo el Unigénito del Padre, no menos de doce veces. Y en el Libro de Mormón por lo menos cinco veces; y en Doctrinas y Convenios una gran cantidad de veces; y en estas Escrituras se le menciona innumerables veces como el Hijo de Dios.

Bien, si El es el Unigénito del Padre en la carne, debe ser el Hijo del Padre y no el Hijo del Espíritu Santo. Sin embargo, para ser congruentes los “reorganizados” deben sostener que Jesús es el Hijo del Espíritu Santo y no el Hijo de Dios el Padre. Su alternativa si así se le puede llamar debe ser, entonces, la plataforma del señor William H. Kelley, “presidente” de sus “apóstoles”, quien entregó una declaración escrita en respuesta a la pregunta que le fuera presentada por el autor el 10 de septiembre de 1903: “Usted dice que Jesucristo, el Hijo de Dios, fue engendrado por el Espíritu Santo. ¿Es hijo del Espíritu Santo? El señor Kelley puso su firma en la siguiente respuesta: “No lo sé. Wm. H. Kelley.” Pensemos en esto un momento. Aquí tenemos a un hombre que profesa ser el principal de los testigos especiales de Cristo, y que declara que no sabe si Jesús es el Hijo de Dios el Padre o el Hijo del Espíritu Santo. Y el Salvador declaró claramente que El era el Hijo del Padre, su Unigénito, y así fue reconocido por el Padre a lo largo de las Escrituras. “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”

SE PREDICE EL ADVENIMIENTO Y LA MISIÓN DE CRISTO

PROFECÍA DE SILOH. Cuando Jacob bendijo a su hijo Judá, declaró que el cetro no sería quitado de Judá hasta que viniese Siloh. ¿Quién es Siloh? Es Cristo. Y Judá tuvo el cetro de Israel o de Judá, hasta los días de Cristo.

José, el que fue vendido en Egipto, predijo la liberación de Israel de aquella tierra por medio de Moisés. En esa profecía él dice que Cristo es Siloh. Dijo: “El Señor Dios levantará… a ti, a quien mi padre Jacob ha llamado Israel, un profeta; (no el Mesías que se llama Siloh); y este profeta sacará de Egipto a mi pueblo en los días de tu cautiverio.”

La profecía de Siloh se refiere a la autoridad que, con el transcurso del tiempo, se conferiría sobre los descendientes o tribu de Judá, cuando Israel fuese establecido en la tierra de su herencia. Esta autoridad iba a ser la de mandato real o ejercicio de autoridad para hacer y ejecutar la ley.

CUMPLIMIENTO DE LA PROFECÍA DE SILOH. Esta profecía fue cumplida dado que, después que Judá llegó al poder en Israel, cuando David fue elevado al trono, esa tribu tuvo autoridad hasta el tiempo de la venida de Cristo. Aun después de la división de los dos reinos —Judá e Israel— los reyes de Judá siguieron en el trono hasta el tiempo de la cautividad 600 años antes de Cristo.

Judá, aún durante la cautividad y después del regreso a Palestina 70 años más tarde, tuvo legisladores para los judíos. Daniel y otros tenían poder en Babilonia y como profetas dirigían al pueblo. Cuando regresaron bajo el mando de Zorobabel (el cual era descendiente legítimo de David y actuó como gobernador en Jerusalén), y cuando Esdras y otros reedificaron el templo y a Jerusalén, todavía eran dirigidos por legisladores. Finalmente fue establecido el Sanedrín y continuó funcionando hasta después de la muerte de Cristo, cuando en la destrucción de Jerusalén y el esparcimiento de los judíos, dejó de existir aquella autoridad sobre la tierra; y los judíos no tuvieron legislador al cual poder recurrir. Es cierto que hubo épocas en las que esos legisladores fueron inicuos e hicieron el mal, pero de cualquier modo la profecía se cumplió.

LA SERPIENTE BRONCÍNEA ES UN SÍMIL DE CRISTO. En el tercer capítulo de Juan, tenemos el relato de la conversación del Señor con Nicodemo, en la cual el Señor dijo: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” ¿Recordáis cómo en el desierto, cuando estuvieron entre las serpientes, el Señor le indicó a Moisés que levantase una serpiente broncínea sobre un asta y los que la miraban eran sanados, puesto que algunos estaban muriendo por haber sido mordidos? Eso se hizo a semejanza de nuestro Señor que sería levantado sobre la cruz, a fin de que no perecieran todos los que en El creyesen.

EL SACRIFICIO DE ANIMALES ERA UN SÍMIL DE CRISTO. Cuando los israelitas salieron de Egipto, el Señor les dio la pascua. Para ello tenían que tomar un cordero sin mancha; no debían que­brarle ningún hueso. Debían matarlo, cocerlo y comerlo aderezado con hierbas amargas y con pan sin levadura. Esta festividad tenía que celebrarse anualmente desde entonces hasta la venida de Cristo. Esto era también a semejanza del sacrificio de Jesucristo. Si os detenéis a considerarlo, fue en la época de la Pascua que nuestro Salvador fue tornado y crucificado en cumplimiento de las promesas hechas de que vendría para ser nuestro Redentor.

Todas estas cosas señalan su venida y ministerio. De hecho los sacrificios se remontan hasta los días de Adán. Los animales sacrificados tenían que ser sin mancha porque los sacrificios se hacían a semejanza del sacrificio de Jesucristo y simbolizaban su venida. En el libro de Génesis no es mucho lo que aprendernos en cuanto a la razón de los sacrificios, porque las cosas claras relativas a esa ley han sido quitadas.

Cuando Noé salió del arca lo primero que hizo fue tomar un animal puro y ofrecer un sacrificio, aunque los animales eran escasos. En el libro de Moisés, en la Perla de Gran Precio, obtenemos el total entendimiento del porqué se practicaban sacrificios. Es porque en esa forma se simbolizaba el sacrificio de Jesucristo, y cada animal usado debía ser sin mancha o defecto. Cuando Cristo fue crucificado, fue colocado sobre la cruz entre dos ladrones. Los huesos de los ladrones fueron quebrados, no así los del Salvador.

ISAÍAS PREDICE LA VIDA DE CRISTO. Deseo leeros el capítulo 53 de Isaías. Y bien, los comentaristas de la Biblia os dirán que esto no tiene nada que ver con la vida de Jesucristo. Para ellos esta historia tiene que ver con el sufriente Israel. Yo deseo deciros que es un relato, una sinopsis de la vida de nuestro Redentor, revelada a Isaías 700 años antes de que naciese el Señor. Si tenéis el discernimiento adecuado, descubriréis esto. Voy a haceros algunos comentarios sobre el contenido a medida que os lo leo.

EXTERIORMENTE SE PARECÍA A OTROS HOMBRES. “¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.”

¿Cuál es el significado de eso? ¿No creció Cristo como una planta tierna? No había en El nada que sirviese para que la gente lo notase especialmente. En su aspecto era como los hombres; y así está expresado aquí por el profeta, que no tenía parecer ni hermosura, esto es, que no se distinguía, no era tan diferente de los demás como para que la gente lo reconociese como el Hijo de Dios. El se mostró como un mortal.

CRISTO, VARÓN DE DOLORES. “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.”

¿No fue Cristo un varón de dolores? ¿No fue rechazado por los hombres? ¿No fue experimentado en quebranto? ¿Acaso la gente no escondió (figuradamente) de El su rostro? Ciertamente que El conoció nuestras enfermedades y llevó nuestros pesares, pero se le consideró herido de Dios y abandonado por El. ¿No fue eso lo que dijo la gente? ¡Cuán verdaderas son todas estas cosas!

SE PREDICE SU SUFRIMIENTO. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su haga fuimos nosotros curados.”

Naturalmente que esto es lenguaje poético. ¿Por qué no debería serlo? ¿Pero veis la verdadera imagen? ¿No fue El herido por nuestras transgresiones y golpeado por nuestras iniquidades? ¿No fue castigado por nosotros y si creemos en El no somos sanados en sus llagas?

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.”

¿No nos enseña el evangelio que El llevó la carga de nuestros pecados y que nosotros como ovejas nos hemos descarriado?

“Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.”

¿Acaso no fue así con Cristo? ¿No lo Icéis en los Evangelios?

“Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.”

Murió por causa de nuestras transgresiones. ¿Y a quiénes se menciona como su generación? A aquéllos que lo aceptan y guardan sus mandamientos.

“Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.”

¿No fue sepultado entre los impíos y cl sepulcro en el cual fue puesto no pertenecía a un rico? Verdaderamente 110 hubo engaño en su boca porque El fue perfecto.

EL VERÁ SU LINAJE. “Con todo eso, Jehová sí quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.”

El Padre “de tal manera amó… al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

“Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecado­res, habiendo El llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”

EL LINAJE DE CRISTO. ¿No es claro como la luz del sol, por lo menos para quienes tienen la inspiración del Espíritu del Señor? En el capítulo 15 de Mosíah, Abinadí comenta sobre este capítulo de Isaías y lo aclara. Declara que el linaje de Cristo está constituido por quienes creen en El. Cristo fue contado con los transgresores y soportó los pecados de muchos, pero intercedió por los transgresores y mediante el arrepentimiento de ellos les da la vida eterna.

Con relación a su linaje, deseo citar las palabras del rey Benjamín, las que se encuentran en el capítulo 5 de Mosíah: “Ahora pues, a causa del convenio que habéis hecho, seréis llamados progenie de Cristo, hijos e hijas de él, porque he aquí, hoy él os ha engendrado espiritualmente; pues decís que vuestros corazones han cambiado por la fe en su nombre; por tanto, habéis nacido de él y habéis llegado a ser sus hijos y sus hijas.”

Estos y todos los que han hecho convenios semejantes son el “linaje” de Cristo.

NUESTRO ABOGADO Y MEDIADOR

EL PADRE ESTUVO PRESENTE EN EL EDÉN. Cuando Adán estaba en el Jardín de Edén, estuvo en la presencia del Padre y fue enseñado por El. Aprendió su lengua. En aquel jardín estaba tan familiarizado con nuestro Padre Eterno como nosotros lo estamos con nuestros padres en esta vida. La primera parte del libro de Génesis, la cual tiene que ver con la Creación y con Adán en el Jardín de Edén, transcurre cuando el Padre estaba presente ante él.

Después que comieron del fruto prohibido, Adán y Eva fueron expulsados de aquel jardín e igualmente de la presencia del Padre. Fueron desterrados por causa de su transgresión, y llegaron a estar muertos espiritualmente —esto es, fueron echados de la presencia de Dios—.

CRISTO SE SITÜA ENTRE EL HOMBRE Y EL PADRE. Entonces aparece en escena Jesucristo, como el Mediador entre el hombre y Dios, y como Abogado del hombre ante Dios. El defiende nuestra causa. Como Mediador nuestro y mediante su ministerio, trabaja para reconciliarnos, para llevarnos a un acuerdo con Dios su Padre.

Un abogado es aquel que defiende o intercede por o en bien de otro. Un mediador es aquel que reconcilia o logra un acuerdo entre las partes.

Esa es parte de su gran misión. El se sitúa entre el Padre y el hombre. Cuando estuvo en la tierra, frecuentemente oró por sus discípulos, implorando al Padre por el bien de ellos, y ha estado intercediendo desde entonces, y se sitúa entre nosotros y nuestro Padre Celestial.

JEHOVÁ DA TODA REVELACIÓN. Toda revelación desde la Caída ha venido por medio de Jesucristo, quien es el Jehová del Antiguo Testamento. En todos los pasajes en los que se menciona a Dios y en los que se habla de su manifestación, se habla de Jehová. Fue Jehová quien habló con Abraham, con Noé, con Enoc, con Moisés y con todos los profetas. El es el Dios de Israel, el Santo de Israel; el que sacó a aquella nación de su cautiverio en Egipto y el que dio y cumplió la Ley de Moisés. El Padre nunca trató directa o personalmente con el hombre después de la Caída, y nunca se ha mostrado a no ser para presentar y dar testimonio del Hijo. Así tenemos que la Versión Inspirada dice que “ningún hombre ha visto a Dios… a no ser que él haya dado testimonio del Hijo”.

En Exodo 6:3 de la versión del rey Jacobo encontramos un error de traducción. Allí dice “Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVA no me di a conocer a ellos.” Y bien, sabemos que Jehová es Cristo y aquí hay una declaración de que no fue nuestro Salvador quien apareció a estos antiguos profetas. Sin embargo, en la revisión de las Escrituras hecha por el profeta José, el pasaje dice lo siguiente: “Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob. Yo soy el Señor Dios Omnipotente; el Señor JEHOVA. ¿Y no les era conocido mi nombre?”

CRISTO PUEDE HABLAR COMO SI FUESE EL PADRE. Al dar revelaciones a veces nuestro Salvador habla por sí mismo; en otras ocasiones habla por el Padre y en el nombre del Padre, como si El fuese el Padre aunque es Jesucristo, nuestro Redentor quien da el mensaje. De este modo, vemos, en Doctrinas Convenios 29:1, que El se presenta a sí mismo como “Jesucristo, vuestro Redentor”, pero en la parte final de la revelación habla por el Padre y en el nombre del Padre, aun como si El fuese el Padre. Y sin embargo es Jesucristo el que está hablando, pues el Padre ha puesto en El su nombre con ese mismo propósito.

LA PRIMERA VISIÓN Y LA REVELACIÓN. En la Visión dada al profeta José Smith tenemos una maravillosa ilustración en cuanto a cómo viene la revelación por medio de Cristo. ¡El Padre y el Hijo se mostraron a él, pero no fue el Padre quien contestó a su pregunta! El Padre presentó el hijo a José, y fue el hijo quien contestó la importante pregunta y quien dio la instrucción.

Si José, al regresar de la arboleda a su casa, hubiese declarado que se le habían aparecido el Padre y el Hijo y que el Padre le había hablado y respondido a su pregunta mientras el Hijo permanecía en silencio a su lado, entonces podríamos haber aceptado el relato como un fraude. José Smith era demasiado joven e inexperto como para saberlo entonces, pero no cometió error y su relato está en perfecta armonía con la verdad divina, con la ley divina de que Cristo es el Mediador entre Dios y el hombre.

CRISTO: PADRE E HIJO

PADRE EN RAZÓN DE LA EXPIACIÓN. Nuestros libros canónicos enseñan que Jesucristo es Padre e Hijo. La verdad sencilla es que El es el Hijo de Dios por nacimiento, tanto en espíritu como en la carne, pero Padre por causa de la obra que ha efectuado.

La diferencia entre nuestro Salvador y el resto de nosotros es que nosotros hemos tenido padres mortales y, por lo tanto, estamos sujetos a la muerte. Nuestro Salvador no tuvo un Padre mortal, así que la muerte estaba sujeta a El. El tenía poder para dar su vida y volver a tomarla, pero nosotros no tenemos el poder de dar nuestra vida y luego tomarla de nuevo. Es mediante la expiación de Jesucristo que recibirnos la vida eterna, por medio de la resurrección de los muertos y por la obediencia a los principios del evangelio.

El Salvador llega a ser nuestro Padre, en cuyo sentido el término es usado en las Escrituras, porque nos ofrece la vida eterna mediante la expiación que efectuó por nosotros. En la maravillosa enseñanza dada por el rey Benjamín encontramos esto: “Ahora pues, a causa del convenio que habéis hecho, seréis llamados progenie de Cristo, hijos e hijas de él, porque he aquí, hoy él os ha engendrado espiritualmente; pues decís que vuestros corazones han cambiado por la fe en su nombre; por tanto, habéis nacido de él y habéis llegado a ser sus hijos y sus hijas.

De manera que llegamos a ser la progenie, hijos e hijas, de Jesucristo mediante nuestros convenios de obediencia que hacemos con El. Por causa de su divina autoridad y de su sacrificio sobre la cruz, nos tornamos hijos e hijas engendrados espiritualmente y El es nuestro Padre.

PADRE POR DIVINA INVESTIDURA DE AUTORIDAD. Cristo es también nuestro Padre porque su Padre le ha dado de su plenitud; esto es, El ha recibido la plenitud de la gloria del Padre. Esto es lo que se enseña en Doctrinas y Convenios 93:1-5, 16-17, y también lo que enseñó Abinadí en el capítulo 15 de Mosíah. La declaración hecha por Abinadí de que es “el Padre, porque fue concebido por el poder de Dios”, concuerda con las propias palabras del Señor en la sección 93 de que El es el Padre porque ha recibido de la plenitud del Padre. Cristo dice que El es el Hijo porque “estuve en el mundo e hice de la carne mi tabernáculo, y habité entre los hijos de los hombres”. Abinadí expresa esta verdad diciendo que es “el Hijo por causa de la carne”.

El Padre ha honrado a Cristo poniendo su nombre sobre El, de manera que pueda ejercer su ministerio en y por medio de ese nombre como si fuese el Padre; y de esta forma, en lo que tiene que ver con el poder y la autoridad, sus palabras y hechos vienen a ser y son los del Padre.

PADRE COMO CREADOR. Nuestro Señor también es llamado Padre en el sentido de que El es el Padre o Creador de los cielos y de la tierra y de todas las cosas.

¿SOLAMENTE CRISTO TIENE PODER DE INMORTALIDAD?

LOS QUE SOSTIENEN LA TEORÍA DEL “ALMA-DURMIENTE” NIEGAN LA INMORTALIDAD. Posiblemente el pasaje bíblico más importante en el cual se basan los que sostienen la teoría del “alma-durmiente” como generalmente se dice— en su alegato de que el cuerpo es el alma del hombre (desvestido de vida, a no ser por una “breve tenencia promedio de tres veintenas de años, más diez”), es la alusión hecha por Pablo en cuanto a nuestro Salvador como “Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible”. Basando sus reclamos en este pasaje, ellos arguyen diciendo que esto es prueba concluyente de que el hombre en ningún sentido tiene el don de la inmortalidad, y que deja de existir cuando la muerte lo vence.

HUBO SANTOS QUE RESUCITARON CON CRISTO. Es extraño que se aferren tan tenazmente a esta expresión interpretándola como significativa de que el Salvador sea el único que ha recibido la resurrección de entre los muertos y por lo tanto el único “que tiene inmortalidad”, y extraño que no vean el hecho descrito por Mateo de que “se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”. Si estos también habían participado de la resurrección, como nos lo asegura un testigo ocular, ¿no habrán recibido también la bendición de inmortalidad y vida eterna así como el hijo de Dios? En el Libro de Mormón dice que después de la resurrección de Jesucristo, los muertos que otrora habían sido fieles en este continente también se levantaron en la resurrección.

CRISTO TUVO PODER SOBRE LA MUERTE. Como esto es verdad, ¿qué quiso decir Pablo al escribirle a Timoteo, según la Biblia, que el Hijo de Dios es “el único que tiene inmortalidad”? Sencillamente esto: que entre todos los que han vivido en esta tierra, el Hijo de Dios es el que sobresale, el único, como poseedor de vida en sí mismo y con poder inherente sobre la muerte. Cristo nunca estuvo sujeto a la muerte, ni aun sobre la cruz, sino que la muerte siempre estuvo sujeta a El. “Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo.” También dijo: “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”

¿Puede decir esto hombre alguno? ¿Existe alguien más que verdaderamente pueda decir que tiene vida en sí mismo, por lo cual podría dejar su cuerpo y volverlo a tomar? Todos estamos sujetos a la muerte temporal y ninguno de nosotros tiene poder. sobre la muerte. El Salvador, sin embargo, por ser el Hijo Unigénito del Padre en la carne, estaba investido de vida en sí mismo desde su nacimiento, aun como su Padre tiene vida en sí mismo, lo cual es inmortalidad.

LA LUZ Y LA ESPERANZA DE LA INMORTALIDAD. Entendiendo esto podemos usar este pasaje tomado de Timoteo, positivamente, tal como se expresa. Pero un hecho notable es que este mismo pasaje bíblico, causante de más de una polémica, no ha llegado a nosotros en la Biblia con la misma claridad que tenía cuando Pablo lo escribió. Según aparece corregido por el Profeta, en la Versión Inspirada, declara que Cristo es “el Rey de reyes, y Señor de señores, a quien sean dados honor y poder sempiternos; a quien ningún hombre ha visto, ni puede ver, a quien no se puede acercar hombre alguno, sino aquel que posea la luz y la esperanza de inmortalidad”.

CRISTO GANÓ SU PROPIA SALVACIÓN

CRISTO INICIÓ SU ESTADO MORTAL COMO TODOS LOS HOMBRES. Nuestro Salvador era un Dios antes de nacer en este mundo y trajo consigo el mismo estado al venir aquí. Era tan Dios después de haber nacido en el mundo, como lo era antes. Pero en lo que tiene que ver con su vida parece que tuvo que comenzar igual que todos los demás cuando son niños, y tuvo que ir obteniendo su conocimiento línea por línea. Lucas dice que El “crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”. Juan escribe que “no recibió de la plenitud al principio”, sino que tuvo que progresar “de gracia en gracia, hasta que recibió la plenitud”. Pablo escribió: “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia.”

CÓMO GANÓ LUZ Y VERDAD. Evidentemente, antes de llegar a los doce años de edad —pues fue entonces cuando sorprendió a los doctores y sabios en el templo— había aprendido mucho en cuanto a los negocios de su Padre. Este conocimiento pudo venir a El por revelación, por la visitación de ángeles o de alguna otra manera. Pero su conocimiento, en lo que tuvo que ver con esta vida, tuvo que venir línea por línea y precepto por precepto. No hay duda de que estuvo en comunicación, de tiempo en tiempo, con nuestro Padre Celestial.

La versión inspirada nos dice: “Jesús creció con sus hermanos, y se fortalecía, y servía al Señor esperando que llegase el tiempo de su ministerio. Y trabajaba con su padre, y no hablaba como otros hombres, ni se le podía enseñar; porque no necesitaba que hombre alguno le enseñase. Y después de muchos años, se aproximó la hora de su ministerio.”

CÓMO HIZO LO QUE VIO HACER AL PADRE. La declaración del Señor de que no podía hacer sino lo que había visto hacer al Padre, significa sencillamente que a El le fue revelado lo que el Padre había hecho. No hay duda alguna respecto a que Jesús vino al mundo sujeto a las mismas condiciones requeridas de cada uno de nosotros; El olvidó todo y tuvo que crecer de gracia en gracia. El. hecho de olvidar, o que le haya sido quitado su conocimiento anterior, tenía que ser tino de los requisitos así como lo es en el caso de cada uno de nosotros, a fin de culminar la presente existencia temporal.

CRISTO OBTUVO LA PLENITUD DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN. El Salvador no tuvo una plenitud al principio, sino que después de haber recibido su cuerpo en la resurrección le fue entregado todo el poder tanto en los cielos como en la tierra. Aunque era un Dios, aun el Hijo de Dios, con poder y autoridad para crear esta y otras tierras, había algunas cosas que faltaban y que no había recibido antes de la resurrección. En otras palabras, El no había recibido la plenitud antes de recibir un cuerpo resucitado y lo mismo se aplica a aquellos que mediante la fidelidad llegan a ser hijos de Dios. Nuestros cuerpos son esenciales para la plenitud y para la continuación de las simientes para siempre.

ENSEÑAD QUE CRISTO FUE MÁS QUE UN HOMBRE

PESAR FINAL DE LOS MAESTROS FALSOS. Ya que el valor de las almas es grande y que nuestro gozo será grande en los cielos con aquellos que podamos traer a la senda recta y estrecha, ¿cuáles serán nuestros sentimientos si, por causa de cualquiera de nuestras enseñanzas, un alma se ve impedida de entrar en el reino celestial? Si lo que hemos enseñado y practicado llega a destruir la fe de una persona de forma que no acepta la verdad, y al pararnos ante el tribunal se nos da a conocer el hecho, entonces, permitidme preguntar, ¿cuán grande no será nuestro pesar? ¿Cuán grande no será la condenación que merezcamos si hemos impedido, por causa de nuestra influencia y enseñanzas, que uno de los hijos de nuestro Padre entre en la exaltación eterna?

CASTIGO SEVERO PARA LOS MAESTROS FALSOS. Os digo que estos hombres que se ponen de pie y dicen que Jesús no es el Cristo, que El fue un gran maestro pero no el Hijo de Dios, el Unigénito del Padre, y de esa forma llevan a muchos a negar el poder de la resurrección y de la divinidad de Cristo, están tomando sobre sí mismos una responsabilidad sumamente terrible que debería hacerles temer y temblar. Yo no podría soportar el hecho de saber que he enseñado una falsedad capaz de llevar a la gente a la destrucción. Y cuando estos hombres comprendan lo que han hecho y que no solamente no han salvado sus propias almas, sino que han sido el medio para destruir las almas de otros hombres, desviándolos de la verdad y de la rectitud, os digo que para ellos será duro y su castigo será sumamente severo en la eternidad.

AUTENTICIDAD HISTÓRICA DE JESÚS

LOS OPONENTES DE CRISTO ADMITEN QUE VIVIÓ. Muchos que niegan la divinidad de Jesucristo están convencidos de su autenticidad histórica. Uno de los antagonistas más persistentes y resueltos de Jesucristo en los tiempos modernos, admite que la evidencia está por encima de la disputa razonable y que Jesucristo vivió y enseñó a la gente de Judea. Además, declara que Pablo, el principal autor de epístolas y defensor de Jesucristo, fue un personaje real que entró en contacto con los cristianos dentro de la primera década después de la muerte de Cristo.

“Pablo… habitualmente habla de Cefas y de otros que habían sido compañeros reales de Jesús. Para dudar de esto tendríamos que negar la autenticidad de las epístolas… El se unió al grupo cristiano y se mezcló con sus integrantes en Jerusalén, a menos de diez años de la ejecución de Jesús. No parece que ningún judío le haya dicho que Jesús era solamente un mito. En el transcurso de la amarga lucha entre judíos y cristianos, parece que a nadie se le ocurrió esa idea. Haciendo a un lado completamente los Evangelios, e ignorando todo lo que los escritores latinos parecen haber dicho en el segundo siglo, tenemos un cuerpo de cristianos grande y toscamente organizado en un momento cuando todavía viven hombres que recuerdan acontecimientos de la cuarta década del siglo.

“Llego a la conclusión de que es más razonable creer en la autenticidad histórica de Jesús. No hay paralelo en la historia con el crecimiento repentino de un mito y su conversión en un personaje humano en una misma generación… Desde el primer momento en que vemos a los cristianos en la historia, la esencia de su creencia es que Jesús era una encarnación, en Judea, del gran Dios del universo… De manera que a mí me parece mucho más razonable, mucho más científico, mucho más en consonancia con los hechos de la historia religiosa que conocemos, llegar a la conclusión de que Jesús fue un hombre que gradualmente se fue convirtiendo en un Dios.”

EL LIBRO DE MORMÓN PRUEBA QUE CRISTO VIVIÓ. Nosotros tenemos “la palabra profética más segura”, como lo habría dicho Pedro, “a la cual hacéis bien en estar atentos”, y por la cual podemos saber que Jesucristo vive y que ciertamente es el Hijo Unigénito de Dios.

El Libro de Mormón, aunque es un registro antiguo, ha salido a luz para el conocimiento de esta generación. Todos sabemos cómo fue revelado y cómo fue traducido y también que el Señor levantó testigos “como le pareció prudente”, los que testificaron “de la veracidad del libro y de las cosas en él contenidas”. Además, el Libro de Mormón fue preservado, como está escrito, para salir en los postreros tiempos y dar testimonio de la verdad de la historia de los judíos (la Biblia) y para testificar “para convencer al judío y al gentil de que JESUS es el CRISTO, el ETERNO DIOS, que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones”. El Libro de Mormón da fe de la personalidad y realidad de Jesucristo, tanto por medio de profecías pronunciadas cientos de años antes que El naciese como describiendo su aparición personal entre los antiguos habitantes en este continente americano. En este volumen sagrado tenemos el registro de sus palabras y el testimonio de testigos que lo vieron, y para quienes ejerció su ministerio después de su resurrección.

CRISTO VISTO POR PROFETAS MODERNOS. Sin embargo, no dependemos de los escritos ni de los testimonios de hombres que vivieron y escribieron en la antigüedad. Aunque aceptamos sus palabras, tenemos el testimonio de testigos de nuestra propia época. José Smith, Oliverio Cowdery, Sidney Rigdon y otros, han dado testimonio al mundo —tal como se les mandó que hiciesen— de que vieron a Jesucristo, conversaron con El, recibieron el favor de su ministerio por ellos y su instrucción. Estos hechos están descritos tal como fueron escritos en el momento. Este testimonio ha ido a todo el mundo y ha estado ante él por más de cien años.

José Smith y Oliverio Cowdery estuvieron en la presencia del Señor Jesucristo en el Templo de Kirtland, el 3 de abril de 1836, y oyeron su voz. José Smith y Sidney Rigdon estuvieron en su presencia el 16 de febrero de 1832 y han dado su testimonio en la forma siguiente: “Y ahora, después de los muchos testimonios que se han dado de él, este testimonio, el último de todos, es el que nosotros damos de él: ¡Que vive! Porque lo vimos, aun a la diestra de Dios; y oímos la voz testificar que él es el Unigénito del Padre— que por él, y mediante él, y de él los mundos son y fueron creados, y los habitantes de ellos son engendrados hijos e hijas para Dios.”

LOS JUSTOS AÚN PUEDEN VER A CRISTO. Este testimonio ha ido a todo el mundo. Hay miles que saben que es verdadero porque ellos también han recibido testimonio en sus almas. Hay miles que creen en la promesa del Señor de “que toda alma que desechare sus pecados y viniere a mí, e invocare mi nombre, obedeciere mi voz y guardare mis mandamientos, verá mi faz y sabrá que yo soy”. Y esta promesa es para todos los hombres, en todas partes, de manera que todos puedan saber si es que quieren.

APARICIÓN DEL SEÑOR AL HERMANO DE JARED

CRISTO SE REVELÓ A ALGUNOS PARCIALMENTE. Siempre he considerado que el pasaje de Eter 3:15 significa que el Salvador estuvo presente delante del hermano de Jared, plenamente, claramente, y le manifestó su cuerpo entero y le explicó que era un espíritu. En su manifestación ante Adán y Enoc, El no se había manifestado en forma tan familiar. Sus apariciones a profetas anteriores no habían sido con esa misma plenitud.

Las declaraciones bíblicas referentes a hablar cara a cara y de andar con Dios, no deberían ser interpretadas en el sentido de que el Salvador haya estado delante de aquellos profetas y de que haya revelado su persona. Que lo haya hecho en períodos posteriores en los casos de Abraham y de Moisés, es posible, pero no lo había hecho así, con esa plenitud, en los días anteriores al Diluvio. Para el hermano de Jared El quitó el velo completamente. Nunca se había manifestado al hombre en la manera y forma en que lo hizo ante aquel profeta.