Capítulo 7
La Caída De Adán
ESTADO DE ADÁN ANTES DE SU CAÍDA
LAS BENDICIONES DE LA MORTALIDAD ERAN DESCONOCIDAS EN EL EDÉN. Encontramos a Adán en el Jardín de Edén con la promesa de que puede vivir allí, de que puede permanecer allí, de que puede gozar de su estancia allí tanto como sea posible en las condiciones dadas, siempre que quiera, en tanto que no haga algo que se le indique que no debe hacer y eso es participar del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. En donde se le dice que el día que coma de aquel fruto ciertamente morira.
Encontramos, entonces, que Adán antes de la caída:
- No estaba sujeto a la muerte.
- Estaba en la presencia de Dios. El lo veía así como vosotros veis a vuestros padres; estaba en presencia de El y aprendió su idioma. Ahora bien, si algunos de vosotros sois profesores de nuestras escuelas de lenguas y tenéis la idea de que el lenguaje apareció en la forma en que dicen los teóricos, os voy a decir que Adán tenía un idioma perfecto, pues aprendió la lengua de Dios. Esa fue la primera lengua sobre esta tierra. Eso en cuanto a las teorías.
- No tenía posteridad.
- No tenía conocimiento del bien y del mal. Tenía conocimiento, naturalmente, ya podía hablar y dialogar. Había muchas cosas que se le podían enseñar y que se le enseñaron; pero bajo las condiciones en las que vivía en aquel momento, era imposible que viese o comprendiese el poder del bien y del mal.
El no sabía qué cosa era el dolor, ni el pesar; ni miles de cosas más que han venido a nosotros en esta vida y que Adán no conoció en el Jardín de Edén y los cuales no podía entender ni hubiera entendido si hubiese permanecido allí. Ese era su estado antes de la Caída.
ANTES DE LA CAÍDA NO HABÍA MUERTE EN LA TIERRA. El Señor declaró que la tierra era buena al concluir de crearla, y que todo lo que había sobre ella también era bueno. Antes de la caída de Adán no había muerte sobre la tierra. No me importa qué digan los científicos en relación a los dinosaurios y otras criaturas sobre la faz de la tierra hace millones de años, los cuales vivieron, murieron, lucharon y se afanaron para conservar su existencia. Cuando la tierra fue creada fue decretada buena, la paz existía sobre su faz entre todas sus criaturas, allí no había lucha ni maldad, ni corrupción alguna.
Toda forma de vida en el mar, en el aire o en la tierra, no conocía la muerte. Los animales no morían. Las cosas no eran cambiantes como las encontramos en esta existencia mortal, pues la mortalidad no había venido aún. Hoy en día vivimos en un mundo de cambio, porque vivimos bajo condiciones muy diferentes a las que prevalecían en el principio y antes de la caída del hombre.
EL LIBRO DE MORMÓN ENSEÑA LA VERDAD EN CUANTO A LA CAÍDA. Nosotros los Santos de los Ultimos Días, aceptamos el Libro de Mormón como la palabra de Dios. Tenemos la seguridad de que el Señor puso su sello de aprobación sobre él en el momento de la traducción y que habló a los testigos con su propia voz y les ordenó dar testimonio de ello en todo el mundo. La palabra del Señor para mí significa más que cualquier otra cosa, y la estimo por encima de las enseñanzas de los hombres, puesto que la verdad es lo único que perdurará. Toda la teoría, la filosofía, la sabiduría de los sabios que no esté en armonía con la verdad revelada por Dios, perecerá. Esas cosas deberán cambiar y desaparecer y están cambiando y desapareciendo constantemente, pero cuando el Señor habla, eso es verdad eterna, sobre la cual podemos apoyarnos.
El evangelio nos enseña que si Adán y Eva no hubiesen participado de aquel fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, hubiesen permanecido en el Jardín de Edén en la misma condición que prevalecía antes de la Caída. Aunque bajo aquellas condiciones no hubiesen tenido simiente. “Adán cayó para que los hombres existiesen” según fue decretado en los cielos antes que el mundo fuese. Lehi nos ha dado una explicación muy clara y comprensible de la misión de Adán y de la expiación de Jesucristo y el Libro de Mormón es muy explícito al enseñar estos principios fundamentales. En relación con la condición premortal de Adán y de toda la tierra, Lehi ha declarado lo siguiente:
“Pues, he aquí, si Adán no hubiese pecado, no habría caído; sino que habría permanecido en el jardín de Edén. Y todas las cosas que fueron creadas tendrían que haber permanecido en el mismo estado en que se hallaban después de ser creadas; y habría permanecido para siempre, sin tener fin.”
¿No es suficientemente clara esta declaración? ¿A quién vais a creer, al Señor o a los hombres?
ADÁN FUE PREORDINADO PARA CAER. El Señor no tenía intención de que la tierra permaneciese en aquella condición. Lehi agrega: “Pero he aquí, todas las cosas han sido hechas según la sabiduría de aquel que todo lo sabe.” Esta tierra fue preparada para el adelanto de los hijos de Dios, y vinimos de la preexistencia para recibir cuerpos de carne y hueso y para pasar por el estado mortal. En los cielos fue decretado que los hombres debían morir después de venir a esta tierra de probación para luego aprender los dolores y tribulaciones de la mortalidad, así como sus gozos y felicidad. Jesucristo es mencionado en las Escrituras como el Cordero sacrificado desde antes de la fundación del mundo. Pedro dice que no fuimos redimidos mediante cosas corruptibles, como plata y oro, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha, “Ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros”. De manera que el plan de salvación era comprendido en el mundo de los espíritus y allá se nos enseñó el propósito de esta vida la cual Adán iniciaría en esta tierra:
ADÁN TUVO EL PODER DE TRAER LA MUERTE AL MUNDO. Por medio de la revelación se nos ha informado bien que Adán no estaba sujeto a la muerte al ser puesto en el Jardín de Edén, ni había muerte alguna sobre la tierra. El Señor no ha creído necesario decirnos claramente cómo vino Adán, pues no estamos preparados para recibir esa verdad. El no vino aquí como un ser resucitado para morir de nuevo, ya que se nos enseña muy claramente que los que han pasado por la resurrección reciben inmortalidad y no pueden morir otra vez.
Es suficiente saber, hasta que el Señor nos revele más sobre este asunto, que Adán no estaba sujeto a la muerte pero sí tenía el poder, mediante la transgresión a la ley, de sujetarse a la muerte y hacer que la misma maldición viniese sobre la tierra y sobre toda forma de vida sobre ella. En efecto, esta tierra, una vez declarada buena, fue maldecida después de la Caída y ahora está pasando por su probación mortal, así como toda forma de vida que hay sobre ella. Finalmente recibirá la resurrección y el lugar de exaltación que en los cielos está decretado para ella.
VERDADES CONCERNIENTES A LA CAÍDA QUE AÚN ESTÁN POR REVELARSE. Llegará el día en que sabremos todo en cuanto a Adán y a la manera en que la creación fue hecha, pues el Señor ha prometido que cuando El venga hará saber todas estas cosas. Estas son sus palabras:
“Sí, en verdad te digo que el día en que el Señor venga, él revelará todas las cosas —cosas que han pasado, y cosas ocultas que ningún hombre conoció; cosas de la tierra, mediante las cuales fue hecha, y su propósito y estado final— cosas sumamente preciosas; cosas que están arriba y cosas que están abajo; cosas que están dentro de la tierra, y sobre la tierra, y en el cielo.”
En lo que a mí respecta, estoy dispuesto a esperar ese momento para aprender la verdad de estas cosas. Esta información fue dada a los santos en la dispensación anterior a ésta, pero el Señor ha dicho que nosotros no podemos tenerla en estos días de iniquidad. Cuando los gentiles “se arrepientan de sus iniquidades, y se vuelvan al Señor”, entonces será revelada de nuevo.
ESTADO DE ADÁN DESPUÉS DE LA CAÍDA
LAS BENDICIONES DE LA MORTALIDAD VINIERON CON LA CAÍDA. El estado de Adán después de la Caída era:
- Fue expulsado de la presencia de Dios y participó de la muerte espiritual. Bien, esa fue una terrible calamidad. Por lo menos, al leer en el capítulo 9 de segundo Nefi, habría sido una cosa terrible la expulsión de la presencia de Dios, si no hubiese habido remedio.
- También participó de la muerte temporal o física, y eso también habría sido una calamidad terrible si no hubiese habido remedio para ella.
- Adquirió conocimiento y experiencia, conocimiento del bien y del mal.
- Obtuvo el gran don de la posteridad.
ADÁN TRAJO LA MUERTE ESPIRITUAL Y TEMPORAL. Por causa de la transgresión de Adán, la muerte espiritual —expulsión de la presencia del Señor—, así como la muerte temporal fueron dictaminadas sobre él. La muerte espiritual llegó en el momento de la Caída y expulsión: y las semillas de la muerte temporal también fueron sembradas en aquel mismo momento: esto es, se produjo un cambio físico en Adán y Eva y llegaron a ser mortales, para quedar así sujetos a los males de la carne, lo cual originó un decaimiento gradual hacia la vejez y finalmente en la separación del espíritu y el cuerpo.
Antes de que ocurriese esta muerte temporal, el Señor por su propia voz y mediante la visita y ministración de ángeles, le enseñó a Adán los principios del evangelio y le suministró las ordenanzas de salvación, por las cuales él nuevamente fue restaurado al favor del Señor y a su presencia. Además, mediante la Expiación, no solamente Adán, sino toda su posteridad fue redimida de los efectos temporales de la Caída, por lo cual aquella saldrá en la resurrección para recibir inmortalidad.
LA TRANSGRESIÓN DE ADÁN ACARREÓ LA MUERTE. Que la muerte vino por la transgresión de Adán es lo que se nos enseña en las Escrituras. Por ejemplo, el Señor ha revelado “que por causa de la transgresión viene la caída, la cual trae la muerte; y como habéis nacido en el mundo mediante el agua, y la sangre y del espíritu que yo he hecho, y así del polvo habéis llegado a ser alma viviente, así igualmente tendréis que nacer otra vez”.
No puedo pensar que el Señor introdujera la muerte en criatura alguna, planta, animal, ni aun en la tierra sobre la cual moramos, en el momento de su creación. La muerte vino mediante la violación de la ley y afectó a todas las cosas por el juicio del Todopoderoso, por la transgresión de Adán, siendo él a quien había entregado dominio sobre todo lo demás.
LA MUERTE DE TODAS LAS COSAS VINO MEDIANTE LA CAÍDA. El presidente Brigham Young ha dicho: “Algunos tal vez lamenten que nuestros primeros padres hayan pecado. Eso no tiene sentido. Si nosotros hubiésemos estado allí y ellos no hubieran pecado, nosotros lo habríamos hecho. Yo no voy a culpar a Adán y Eva. ¿Por qué? Porque era necesario que el pecado entrase al mundo puesto que nadie podría comprender el principio de exaltación si no hubiera oposición. ¿Cómo pecaron Adán y Eva? ¿Se declararon en franca oposición a Dios y a su gobierno? No, pero transgredieron un mandamiento del Señor y mediante esa transgresión el pecado vino al mundo. El Señor sabía que harían esto, y había planeado que lo hiciesen. Luego vino la maldición sobre los frutos, sobre los vegetales y sobre nuestra madre tierra; y vino sobre las cosas que se arrastran, sobre los granos en los campos, los peces de la mar y sobre todo lo relativo a esta tierra, mediante la transgresión del hombre.”
El élder Parley P. Pratt y el presidente John Taylor nos han dejado esta enseñanza: “En primer lugar, el hombre cayó de su posición ante Dios por ceder a la tentación. Esta caída afectó a toda la creación, así como al hombre, y ocasionó varios cambios. Fue desterrado de la presencia de Su Creador, se interpuso un velo entre ellos, y el hombre fue echado del Jardín de Edén para cultivar la tierra, que entonces fue maldecida para su beneficio, y empezó a producir espinas y cardos. Con el sudor de su rostro habría de ganarse su pan, con angustia habría de comer todos los días de su vida y por último volver al polvo.
LA CAÍDA DE ADÁN: UNA BENDICIÓN
SIN LA CAÍDA NO HABRÍA INMORTALIDAD NI VIDA ETERNA. Cuando Adán fue expulsado del Jardín de Edén, el Señor dictó una sentencia sobre él, la que algunos han considerado como cosa terrible. Realmente no lo fue; sino que fue una bendición. Yo no creo que pueda ser considerada ni tan siquiera como un castigo aparente.
Para que los hombres obtengan la salvación y exaltación, es necesario que obtengan cuerpos en este mundo y que pasen por las experiencias y por la escuela que solamente se encuentran en la mortalidad. El Señor ha dicho que su gran obra y gloria consiste en “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre”. Sin la vida terrenal esta gran bendición no podría lograrse. Por lo tanto, los mundos son creados y poblados con los hijos de Dios y a éstos se les concede el privilegio de pasar por una existencia mortal, con el gran don del libre albedrío como posesión personal. Mediante este don ellos eligen el bien o el mal y así reciben una recompensa al mérito, en las eternidades venideras. Por causa de la transgresión de Adán estamos aquí en esta vida mortal…
La caída del hombre vino como una bendición disimulada y fue el medio idóneo para llevar adelante los propósitos del Señor en el progreso del hombre, en lugar de ser un impedimento.
“TRANSGRESIÓN” Y NO “PECADO” DE ADÁN. Nunca la califico como pecado, cuando me refiero a la parte que le correspondió a Eva en la Caída, ni tampoco acuso de pecado a Adán, aunque uno podría decir: “Bien, ¿no desobedecieron un mandamiento?” Sí, pero examinemos cuidadosamente la naturaleza de ese mandamientos y los resultados de su transgresión.
En ningún otro mandamiento que el Señor dio al hombre, le dijo: “Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás. No obstante, podrás escoger según tu voluntad.”
Cierto es que el Señor advirtió a Adán y Eva que al participar del fruto, transgredirían una ley y esto mismo sucedió en efecto. Pero no siempre es pecado violar una ley. Trataré de ilustrar este punto. El químico en su laboratorio toma varios elementos y los combina y obtiene como resultado algo enteramente diferente. El ha cambiado la ley. Como ejemplo de esto: dos partes de hidrógeno y una parte de oxígeno; al pasar a través de una chispa eléctrica y al combinarse forman agua. El hidrógeno es combustible; también lo es el oxígeno, y sin embargo el agua extingue al fuego. Eso será un motivo de desacuerdo con los críticos los cuales dirán que éste no es el caso de transgresión de una ley, pues bien, la acción de Adán fue de naturaleza semejante, es decir, su transgresión fue de acuerdo con la ley.
La transgresión de Adán no tuvo nada que ver con el pecado sexual como algunos creen y enseñan erróneamente. Adán y Eva fueron casados por el Señor mientras eran seres inmortales en el Jardín de Edén y antes de que la muerte entrase en el mundo.
ADÁN Y EVA SE REGOCIJARON EN LA CAÍDA. Antes de comer del fruto prohibido Adán pudo haber vivido para siempre; por lo tanto su estado era de inmortalidad. Cuando él lo comió, quedó sujeto a la muerte…, y así se transformó en un ser mortal. Esta fue una transgresión de la ley, pero no un pecado en el sentido estricto de la palabra, porque era algo que Adán y Eva tenían que hacer.
Estoy seguro de que ni Adán ni Eva lo consideraron un pecado al conocer las consecuencias, pues al saberlas, descubrimos por sus palabras que no era tal.
Adán dijo: “Bendito sea el nombre de Dios, pues a causa de mi transgresión se han abierto mis ojos, y tendré gozo en esta vida, y en la carne de nuevo veré a DIOS.”
Eva dijo: “Si no hubiera sido por nuestra transgresión, nunca habríamos tenido posteridad, ni hubiéramos conocido jamás el bien y el mal, ni el gozo de nuestra redención, ni la vida eterna que Dios concede a todos los que son obedientes.”
Difícilmente podemos considerar como pecado algo que puede acarrear tales beneficios, en el sentido en que consideramos al pecado.
LA MUERTE DA CUMPLIMIENTO AL MISERICORDIOSO PLAN DE DIOS. Nosotros hemos participado de los beneficios y de las desventajas —si es que las hay— resultantes de la caída de Adán. La caída de Adán trajo consigo todas las vicisitudes del estado mortal: trajo dolor, pesar y muerte; pero no debemos perder de vista el hecho de que también trajo bendiciones, tal como se menciona en estos pasajes. También nos dio la bendición del conocimiento y la comprensión de la vida terrenal.
Y bien, si nosotros hubiésemos permanecido en esa condición, sin esperanza alguna de redención de la Caída, entonces ésta habría sido una terrible calamidad. Quisiera leeros algunas de las palabras que Jacob enseñó al pueblo, tal como se encuentra en el capítulo 9 de 2 Nefi:
“Porque como la muerte ha pasado a todo hombre para cumplir el misericordioso designio del Gran Creador…” y me detengo después de leer ésto, pues es una expresión muy peculiar, ya que no es común entre los hombres considerar la transgresión de Adán, la cual trajo la muerte, bajo esta luz: que ocurrió con el fin de llevar a cabo “el misericordioso designio del Gran Creador”.
LA MUERTE ES TAN IMPORTANTE COMO EL NACIMIENTO. En otras palabras la muerte es tan importante para el bienestar del hombre como lo es el nacimiento. No hay mayor bendición que se pueda recibir que la del nacimiento. Una tercera parte de las huestes celestiales, por causa de la rebelión, carece de ese privilegio y en consecuencia los que la integran no poseen cuerpos de carne y hueso, ese gran don de Dios.
¿Mas a quién le gustaría vivir para siempre en esta tierra, llena de dolor, de corrupción, de pesar y de tribulación, y envejecer con las facultades mentales mermadas y aún así seguir adelante con todas las vicisitudes de la mortalidad? Creo que todos nosotros llegaríamos a la conclusión, si nos fuese propuesto eso, de que no lo soportaríamos. Rechazaríamos esa propuesta, no querríamos la vida en esas condiciones. La vida en este mundo es breve por necesidad, y sin embargo todo lo que se nos requiere puede ser cumplido; mas la muerte es tan importante en el plan de salvación como es el nacimiento. Hemos de morir —es esencial— y la muerte viene al mundo para cumplir “el misericordioso designio del Gran Creador”.
SIN ADÁN NO HAY CAÍDA; SIN CAÍDA NO HAY EXPIACIÓN
¿ES VERDADERA NUESTRA DOCTRINA RELATIVA A ADÁN? ¿Trajo Adán la muerte al mundo? ¿Estaremos obrando bajo un mal entendido? ¿Estaremos equivocados? ¿Es cierto que millones de años antes que Adán estuviese aquí en el mundo la muerte ya estaba aquí? Si es así, desearía saber ¿quién la trajo y quién fue el transgresor? ¿Quién pagó por los seres que murieron antes de la caída de Adán?
No se puede considerar a Adán responsable de la muerte antes de haber venido aquí. Y bien, ¿es verdad o no es verdad que Adán haya traído la muerte al mundo? ¿Son verdaderas estas Escrituras? ¿Han dicho la verdad estos hermanos (y he citado a tres de los Presidentes de la Iglesia, incluyendo al Profeta mismo)? ¿Han dicho la verdad o tenemos que descartar sus enseñanzas y las enseñanzas de las Escrituras porque las filosofías de los hombres de la actualidad declaran una doctrina contraria?
LOS EVOLUCIONISTAS NIEGAN LA CAÍDA. ¿Y a dónde os conduce esa doctrina? Os lo voy a decir. John Fisk era considerado un gran hombre, ahora leamos lo que él nos dice: “La teología tiene mucho que decir en cuanto al pecado original, éste no es más ni menos que la brutal herencia que todo hombre lleva consigo.” Esto es lo que nos dice este gran editor e historiador.
El doctor E. W. McBride en una conferencia religiosa —en la Conferencia de Clérigos Modernos de Oxford— y debemos tener presente que él es ministro religioso, dijo: “Si los hombres han venido evolucionando de antepasados semejantes a los simios, entonces lo que se llama pecado consiste solamente en las tendencias que han heredado de aquellos mismos antepasados; nunca ha habido un estado de inocencia original y todas las naciones de la tierra se han originado en el hombre primitivo por procesos tan naturales como los que dieron origen a los judíos.”
Yo os he demostrado aquí, basándome en las revelaciones, que la caída de Adán acarreó el pecado al mundo y que no hubo pecado hasta que él lo trajo. Y ahora esto es lo que enseña la otra doctrina.
El doctor H.D.A. Major en la misma conferencia dijo: “La ciencia nos ha mostrado que lo que popularmente se llama ‘pecado original’… consiste en la herencia del hombre proveniente de su ascendencia animal”.
LOS EVOLUCIONISTAS NIEGAN LA EXPIACIÓN. Aquí tenemos lo que Sir Oliver Lodge nos dice. Téngase presente que estoy citando a hombres distinguidos: “De hecho, el hombre superior de hoy en día no se preocupa para nada de sus pecados, y aún menos en cuanto al castigo de los mismos. Su misión, si es que él sirve para algo, es estar de pie y en acción; y hasta donde actúe equívoca o imprudentemente, espera sufrir. Tal vez inconscientemente implore mitigación de sus faltas en base a las buenas intenciones, pero nunca, consciente o inconscientemente, nadie, sino un canalla, pedirá que el castigo recaiga sobre otro individuo, ni se regocijará si se le informa que ya sucedió esto.
En otras palabras, puesto que yo creo en la redención que ha venido a los hombres mediante Jesucristo; que El es el Redentor del mundo, que dio su vida para que los hombres pudieran vivir y ser redimidos de la transgresión original, entonces soy un canalla de acuerdo con la enseñanza de Sir Oliver Lodge. Bien, permitidme ser clasificado entre los canallas, pues el ciclo sabe que no quiero hundirme al nivel de este hombre que ridiculiza la expiación de Jesucristo.
Aquí hay otras palabras, dichas por un ministro supuestamente cristiano, Durant Drake. El dice: “¿Qué clase de justicia es aquella que podría quedar satisfecha con el castigo de un hombre inocente y el libre perdón de millares de hombres culpables? La teoría parece un remanente de la antigua idea de que los dioses tenían que ser aplacados; pero junto a los dioses paganos que se contentaban con las humildes ofrendas de carne y frutos, el Dios cristiano, al demandar el sufrimiento y muerte de su propio Hijo, aparece como un monstruo de crueldad.”
LOS EVOLUCIONISTAS RIDICULIZAN A DIOS Y A LA RELIGIÓN. Bien, mis buenos hermanos esta detestable doctrina tan predominante en el mundo de hoy, es enseñada en las escuelas de nuestro país; se ha esparcido por la faz de la tierra como una plaga perniciosa, está cimbrando los cimientos de vuestra fe; esa es la doctrina que tiene tanta aceptación y que ridiculiza al Hijo de Dios, haciendo parecer al Padre como un monstruo de crueldad (yo iba a decir inhumano, pero no puedo decir eso), porque permitió que su Hijo sufriese por vosotros y por mí.
¿Es de admirarse que el mundo esté ridiculizando a los profetas y tomando las Santas Escrituras a la ligera, cuando actualmente hombres sobresalientes que marcan el paso en la educación y que controlan el pensamiento del mundo, están enseñando doctrinas tan terribles y destructoras para el alma, como éstas que os he leído? Y éstas son solamente algunas; se han publicado miles de libros con ideas semejantes.
LA CREENCIA EN ADÁN Y EN CRISTO VAN JUNTAS. En contraste con lo anterior os voy a citar las palabras de otro gran hombre, realmente un gran hombre. Estaba errado en muchas cosas, naturalmente, pero hizo lo mejor que pudo bajo las circunstancias en las que se hallaba y creo que el Espíritu del Señor lo dirigió en muchas cosas. John Wesley dijo: “La caída del hombre es el fundamento mismo de la religión revelada. Si esto fuese quitado, el sistema cristiano se vería trastornado, y no merecería ni siquiera el ya honroso título de fábula artificiosamente ideada.”
Luego añade: “Todos los que niegan esto —llámesele pecado original, o por cualquier otro título— no son sino paganos todavía en el punto fundamental que establece la diferencia entre el paganismo y el cristianismo.” Bien, eso suena mejor, ¿verdad?.
Robert Blatchford, otro gran pensador, declara: “Sin Adán no hay Caída; sin Caída no hay Expiación. Si aceptamos la evolución, ¿cómo podemos creer en la Caída? ¿Cuándo cayó el hombre… cuando dejó de ser un mono, o después? ¿Fue cuando era un habitante de la copa de los árboles, o después de eso? ¿Fue en la Edad de Piedra, en la de Bronce, o en la de Hierro?… Y si nunca hubo Caída, ¿por qué debe haber Expiación?”
Estas son palabras pertinentes. “Sin Adán no hay Caída; sin Caída no hay Expiación.” Eso es tan cierto como que nosotros nos encontramos aquí. Si la muerte siempre estuvo aquí, entonces Adán no la trajo y no pudo haber sido castigado por causa de ella. Si Adán no cayó, no hubo Cristo, porque la expiación de Jesucristo está basada en la caída de Adán. De esta manera encaramos estos problemas.
LA SALVACIÓN SE APOYA EN LA CAÍDA Y LA EXPIACIÓN. Si aquí hay alguien que crea que la muerte y el pecado han existido siempre, esa persona tendrá dificultad para explicar la existencia de Adán y la Caída, o la Expiación. Vosotros veis mediante estos escritos en qué estado terrible quedan estos hombres cuando no creen en la Caída y en la llegada del pecado al mundo.
Naturalmente, si pongo mi mano sobre una estufa caliente me quemaré, eso es obvio y no sería un pecado; así es como ellos consideran todas estas cosas. El hombre no puede pecar, según esta doctrina. ¿Conocéis vosotros algo más condenable que esto? Y a eso es a lo que nos conduce.
Si la muerte siempre estuvo aquí, entonces no pudo haber Expiación y si no hay Expiación no hay salvación. Y eso es tan claro como el agua. Si las cosas no sucedieron como el Señor ha dicho que ocurrieron, en estas revelaciones, entonces aún estamos en una condición sin esperanza y al morir ya no existimos, porque si esto es cierto entonces no hay existencia después de esta vida, y es el fin. Yo quiero deciros que en este mundo hay fuerzas que están trabajando para destruir a Jesucristo y su misión.
























