Doctrina de Salvación Tomo 2

Capítulo 11

Llevar Registros es una Ley Divina


EL LUGAR DE LA HISTORIA EN EL PLAN DE SALVACIÓN

LA HISTORIA: UNA GUÍA HACIA EL PROGRESO. La historia es el registro del progreso humano y la acumulación de las experiencias del pasado. Esto bien puede aplicarse a cada hecho en la vida, sea la historia de las naciones o de las personas, la historia de la tierra o la historia de la investigación científica. Naturalmente, hablando de historia, usualmente limitamos nuestros pensamientos a los anales de la raza humana.

La historia se obtiene mediante los anales escritos y a través de la tradición. Todo registro es historia, no importa qué clase de registro sea. Todos los sucesos que tienen que ver con la ciencia, la literatura, el arte o cualquier cosa relativa a los hechos o al bienestar del hombre, su investigación, su estudio, sus acciones, todo está fijado por la historia. Sin embargo, estamos hablando de las actividades de los hombres y de las naciones.

La importancia de los registros escritos, relativos a la vida de los hombres y las actividades de las naciones, es evidente para todos, porque mediante ellos hemos avanzado en conocimiento y poder. Nosotros nos beneficiamos con los pensamientos y los hechos de aquellos que nos han precedido, porque sus experiencias se tornan nuestras cuando las ponemos en acción. Nos beneficiamos mediante sus errores y sus logros. Aceptamos los hechos de épocas pasadas y así, usando nuestro juicio, recogemos de entre lo que ha sido escrito aquello que nos será de beneficio y lo incorporamos a nuestra vida.

LA HISTORIA: UNA AYUDA PARA LA CIVILIZACIÓN. Sin la historia y sin nuestro conocimiento de países y pueblos, no estaríamos en condición mejor que el salvaje, o estaríamos en una condición incivilizada. Esto evidentemente queda demostrado en el Libro de Mormón por Nefi en sus escritos. El nos cuenta la historia de cómo el Señor dio mandamientos a su padre para que lo mandase a él y a sus hermanos de vuelta a Jerusalén a fin de que ellos pudieran traer consigo las planchas de bronce a la tierra de promisión. Esos anales contenían la genealogía de la familia de Lehi; contenían los cinco libros de Moisés y las profecías de los profetas antiguos hasta Isaías y también algunas de las palabras de Jeremías. Estos anales fueron obtenidos con ciertas dificultades y fueron el cimiento de la civilización nefita en este nuevo mundo.

Por otro lado, tenemos las experiencias de los mulequitas, quienes también vinieron de Jerusalén, pero sin traer consigo registros o anales de ningún tipo. En lugar de aumentar en conocimiento y sabiduría sucedió lo contrario y cuando fueron descubiertos por los nefitas, estaban en una condición incivilizada. Tuvieron que quedar bajo la protección de los nefitas y aprender de ellos conocimiento y sabiduría. El pueblo nefita era inferior en número a sus parientes mulequitas, pero por ser más sabio y tener más conocimiento, absorbió a la nación menos afortunada.

CONTEMPLACIÓN FALSA DE LA HISTORIA. Con relación al registro mismo de los hechos, lo más importante es la exactitud. Si la historia no es exacta, se torna dañina. Se ha dicho que la historia es lo que los historiadores declaran que será, muchos historiadores escriben con esa idea en mente. Naturalmente que esa es una situación deplorable, y no la podemos evitar.

Si estudiáis la historia escrita hace unos 50 años por algunos escritores del norte de los Estados Unidos, con relación a la guerra civil que se desató entre la Unión (los estados del norte) y los Confederados (los estados del sur) entre los años 1861-1865 y la comparáis con los escritos de algunos de los del sur, encontraréis una gran diferencia. Si retrocedéis unos 100 años y os ocupáis de la historia de los Estados Unidos y leéis el relato de las luchas por la independencia y lo comparáis con las historias publicadas por los británicos, encontraréis muchas diferencias, porque la mente de los hombres tienen prejuicios y su prejuicio se manifiesta en lo que ellos escriben. De manera que cuando leéis historia, no siempre sabéis si icéis la verdad o no.

FALSAS HISTORIAS DE LA IGLESIA ESCRITAS POR NO MORMONES. En publicaciones del este de los Estados Unidos se han impreso artículos que llevan la intención de ser la historia del presidente Brigham Young, pero que no son sino la encarnación de una miserable sandez, y sin embargo, continúan siendo leídos y aceptados por muchos.

Por ejemplo, un escritor dice que un hombre que había perdido una pierna, fue al presidente Young teniendo fe y deseando ser sanado y a fin de que se le restaurase la pierna, y que el presidente Young dijo: “Sí, yo puedo hacerlo. Yo puedo darle una nueva pierna, pero si lo hago, usted saldrá en la resurrección con tres piernas y es mejor pasar por esta vida con una sola que salir con tres en la resurrección.” Esa es la clase de tonterías que los hombres publican como historia, y muchos son suficientemente crédulos como para creerlo. De manera que cuando leéis lo que se supone que es historia, no siempre sabréis cuándo estáis leyendo la verdad.

Yo podría llevaros a la biblioteca de la Oficina del Historiador en Salt Lake City, y mostraros estantes llenos de libros escritos por enemigos de los Santos de los Ultimos Días, en los cuales escasamente habrá una declaración veraz entre todos ellos. Al leer sobre Roma, Grecia o cualquiera de esas antiguas naciones, ¿sabéis si estáis leyendo realmente los acontecimientos que ocurrieron? Pues bien, no lo sabéis. Simplemente estáis leyendo lo que informaron los historiadores y tal vez parte de ello sea falso. Este no debe ser el caso con los Santos de los Ultimos Días y no es el caso con los registros escritos por inspiración del Señor.

EL JUICIO SERÁ EN BASE A LOS LIBROS DE LA IGLESIA Y LA HISTORIA. La historia más importante en el mundo es la historia de la Iglesia, y es la historia más exacta en todo el mundo. Debe ser así. Es para nosotros la más importante porque contiene la relación personal de Dios dada directamente a nosotros mediante la revelación tal como ha venido en Doctrinas y Convenios, en el Libro de Mormón y en cualquier revelación que viene a nosotros mediante los siervos del Señor para nuestra guía.

¿Sabéis que viene el día cuando vamos a ser juzgados por los libros que están escritos? Por lo tanto, debemos ver que estos registros sean exactos; debemos estar seguros de los pasos que damos. Vamos a ser juzgados conforme a las cosas escritas en los libros, conforme a las revelaciones de Dios, según los registros de los templos, según las cosas que el Señor nos ha mandado guardar y que tiene guardadas con relación a la historia de los hombres.

Habrá otros registros, naturalmente, porque si sucede que cometemos errores, habrá un registro en el cielo y ese es un registro perfecto. En nuestra historia, si hay errores, podemos decir como lo dijo Moroni en el Libro de Mormón “son errores del hombre”.

EL LUGAR DE LA IGLESIA EN LA CONSERVACIÓN DE REGISTROS

ADÁN RECIBE EL MANDAMIENTO DE GUARDAR REGISTROS GENEALÓGICOS. El Señor siempre ha declarado a su pueblo la necesidad de guardar registros. En los días de Adán, nos lo dice Moisés, el Señor mandó que se llevase un registro. En la Perla de Gran Precio leemos que se llevaba un Libro de Memorias en el idioma de Adán y que sus hijos aprendieron a leer y escribir, teniendo un lenguaje que era puro y sin mezcla. “Pues este mismo sacerdocio que existió en el principio existirá también al fin del mundo. Esta profecía la pronunció Adán por inspiración del Espíritu Santo, y se conservaba una genealogía de los hijos de Dios. Y éste era el libro de las generaciones de Adán, y decía: El día en que Dios creó al hombre, a imagen de Dios lo hizo”.

De manera que se les mandó llevar anales. No solamente se les mandó llevar una historia de los acontecimientos importantes, sino que debían llevar una historia de sus familias y conservarla a fin de que pudiera ser de beneficio en tiempos futuros.

Aquí mismo quiero decir una palabra o dos con relación a la idea, tan prevaleciente en el mundo de hoy, de que en el principio el hombre no tenía lenguaje escrito: tal concepto es falso. Fue mediante la transgresión y por apartarse de esta senda de verdad que los hombres perdieron el poder de escribir sus pensamientos y de expresarlos adecuadamente, y no es la falta de Dios ni sirve eso para demostrar defecto alguno en su obra.

EL SEÑOR MANDA QUE GUARDEMOS REGISTROS E HISTORIAS. Ahora, volviendo a nuestra época, tenemos algunas de las palabras del Señor dadas a nosotros, asentando por escrito nuestro deber en cuanto a la conservación de registros. El mismo día en que la Iglesia fue organizada, el Señor dio una revelación en la cual dijo: “He aquí, se llevará entre vosotros una historia; y en ella serás llamado vidente [refiriéndose a José Smith], traductor, profeta, apóstol de Jesucristo, élder de la Iglesia por la voluntad de Dios el Padre, y la gracia de tu Señor Jesucristo.” Desde el mismo principio, el primer día de la organización de la Iglesia, este mandamiento fue dado.

El 8 de marzo de 1831, el Señor dio otra revelación en la que dijo: “He aquí, concuerda con mi prudencia que mi siervo Juan [Whitmer] escriba y conserve una historia sistemática y que colabore contigo, mi siervo José, transcribiendo todas las cosas que te serán impartidas, hasta que se le llame a otros deberes.”

Oliverio Cowdery fue el primero en ser llamado a ayudar a José a transcribir y llevar una historia de la Iglesia; John Whitmer tomó su lugar cuando Oliverio Cowdery recibió otra tarea. En las oficinas del Historiador de la Iglesia tenemos anotaciones de puño y letra de Oliverio Cowdery, el primer historiador o escribiente de la Iglesia.

LOS RELATOS Y REGISTROS INSPIRADOS SON EXACTOS. Cuando leéis el Libro de Mormón vosotros sabéis que estáis leyendo la verdad. ¿Por qué? Porque Dios indicó a aquellos hombres que escribieran los acontecimientos tal como ocurrían, y les dio la sabiduría e inspiración para hacerlo. De esta manera fue escrita la historia por parte de hombres que creían en Dios. Esta historia nunca cayó en manos de apóstatas, sino que los historiadores escribieron y hablaron tal como fueron inspirados por el Espíritu Santo y sabemos que lo que escribieron es verdadero, porque el Señor ha puesto su sello de aprobación sobre ello.

¿Y cuál es el caso con la historia de los hebreos? Sabemos que lo que Moisés escribió es verdadero porque el Señor lo inspiró. Los cinco libros de Moisés, comenzando con la creación de esta tierra, son un registro sobre el cual podemos apoyarnos porque fue hecho —tened en cuenta— bajo la supervisión de nuestro Padre Celestial.

En la Oficina del historiador recogemos muchas cosas que no son verdaderas. Tenemos que llevar un registro de las expresiones y declaraciones hechas por los enemigos de nuestro pueblo; las guardamos en nuestra biblioteca y las cuidamos como el Señor nos ha mandado hacer. Sin embargo, lo que quedará como la historia de la Iglesia cuando esa historia sea recopilada, será exacto y fiel, y si hay errores, el Señor aportará los medios por los cuales los mismos sean corregidos.

Uno toma un texto de historia de la Iglesia y esa historia es exacta. Me cayó en suerte preparar un tomo de historia y como no consideré como verdad lo que nuestros opositores han dicho, he sido objeto de crítica yo mismo. En ese mismo sentido alguno podría decir que el Libro de Mormón no es verdadero porque no da crédito a la historia que los lamanitas contaron de los nefitas.

Nada ha tenido mayor influencia sobre la raza humana a través del tiempo, como la ha tenido la historia hebrea. Ella es el cimiento de las civilizaciones de los tiempos modernos. Algunos hombres se burlan de la Biblia y se burlan de los profetas de la antigüedad, y sin embargo, la Biblia es el cimiento sobre el cual está edificada nuestra civilización.

RESPONSABILIDAD DE LOS OFICIALES DE LA IGLESIA EN RELACIÓN A LA CONSERVACIÓN DE UNA HISTORIA. Hay muchas tareas con relación al mantenimiento de registros y una de ellas es la tarea del escribiente o historiador, y consiste en ver que los registros históricos sean exactos, anotando no solamente los acontecimientos que ocurren sino las biografías de las personas, su fe, sus obras y su diligencia en obedecer los mandamientos del Señor, y estas cosas hacemos en esta Iglesia.

En la Iglesia tenemos un buen sistema para guardar registros y esto es a causa de los mandamientos que el Señor nos ha dado.

Ahora deseo destacar, para aquellos que se encargan de los registros de esta Iglesia, la importancia de esa obra de guardar la historia. Estamos tratando de que los escribientes sigan las instrucciones que se les han dado y que nos envíen una historia detallada de las estacas. Queremos que los secretarios de los barrios guarden una historia detallada de los mismos y que nos envíen trimestralmente la información, a fin de que nosotros la guardemos en los archivos de la Iglesia.

Pedimos a los presidentes de las estacas, a los obispos en los barrios y también a los presidentes de las misiones, que supervisen y examinen estas historias de las misiones, estacas y barrios y luego las firmen, con su nombre, antes de mandarlas para ser conservadas en los archivos de la Iglesia; declarando que lo que está escrito es correcto de acuerdo con lo mejor que sepan y comprendan sobre ellas. Queremos que ellos se preocupen y vean que todo lo que es importante sea anotado. Muy frecuentemente nos vemos en la necesidad de escribir a muchas estacas y a algunas de las misiones, para pedirles que envíen los registros históricos que nos faltan. Deseamos que esos registros nos sean enviados a tiempo.

REQUISITOS DE LOS SECRETARIOS Y ESCRIBIENTES. Bien, hermanos, hago un llamado a los presidentes de estaca y a los obispos para que vean que estos registros sean guardados en forma adecuada. Permítaseme decir además que la elección de un secretario y escribiente es algo muy importante. A veces pensamos que cualquier persona puede llevar una historia. Se requiere inteligencia para hacerlo. El hombre que se encargue de esa tarea debe tener discernimiento; debe ser capaz de individualizar los hechos; debe ser capaz de elegir y anotar las cosas que son importantes y separarlas de las que posiblemente no tienen importancia, y luego debe anotarlas.

Nuestra tendencia al hacer registros es anotar más de lo que necesitamos en lugar de menos. Siempre podemos eliminar algo de lo registrado si es que no lo necesitamos, pero a veces resulta muy difícil encontrar algo que hayamos omitido.

LA LEY DE LLEVAR REGISTROS PERSONALES

RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL DE GUARDAR REGIS­TROS. Bien, ¿cuál es nuestra responsabilidad con relación a los registros históricos’ ¿Es necesario que cada uno de nosotros, individualmente, lleve un diario personal’ Yo diría que no. Es necesario que llevemos una historia exacta de nuestra familia y que anotemos con precisión las fechas de nacimiento, casamiento y defunción, así como las ordenanzas y todo lo que es de vital importancia. Todo acontecimiento importante de nuestra vida debe ser puesto en un registro, por nosotros individualmente. No lo hacemos. Algunas personas llevan un diario personal más o menos así: “Me levanté de mañana; arreglé las camas; lavé los platos; fui al cinematógrafo; volví a casa; me acosté”, y siguen en esa forma. Eso no significa nada. Si hacéis algo que valga la pena durante el día, anotadlo; puede resultar útil para la posteridad. Si nuestros antepasados hubieran hecho esto solamente, habría resultado de gran ayuda para nosotros en la obtención de registros para bien de nuestros difuntos.

En los días de Adán, se llevaba una genealogía. En los días de Nefi cuán feliz se sintió la gente al recibir los anales de sus padres, y cientos de años después que Lehi llegara a la tierra prometida, los hombres pudieron ponerse de pie y decir: “Soy descendiente de Nefi, o de Jacob, o de Zoram”, porque habían guardado esos registros.

Para mí es tan importante conocer la fecha de mi bautismo como lo es conocer la fecha de mi nacimiento. ¿Por qué? Porque es un acontecimiento de suma importancia en mi vida.

QUÉ CLASE DE REGISTROS DEBERÍAMOS CONSERVAR. ¿Qué queremos expresar al hablar de registros vitales? Queremos decir aquellos registros que contienen las fechas de nacimientos, casamientos y defunciones, los tres grandes acontecimientos en la vida del hombre. Otros aspectos importantes en la vida de los miembros de la Iglesia son las fechas de bendiciones, bautismos, ordenaciones y otros asuntos relativos a nuestro bienestar y que pueden resultar de beneficio para nuestra posteridad.

Me pregunto, si es que fuera a proponer la pregunta aquí, quién se podría poner de pie y decirme la fecha de su bautismo, quién lo confirmó como miembro de la Iglesia, quién lo ordenó al sacerdocio. El nacimiento en esta Iglesia es casi tan importante como el nacimiento en este mundo y sin embargo no le prestamos mucha atención. La gente viene al templo a hacer la obra y no sabe cuándo fue bautizada y tiene que hacer un cálculo aproximado de que fue en tal y tal fecha y que fue, tal vez, en tal y cual lugar, pero no lo sabe. No deberíamos depender demasiado de los registros de la Iglesia, porque algunos tal vez se pierdan y otros podrían ser destruidos accidentalmente.

Cuando los pioneros cruzaron el río Misisipí viniendo a esta tierra que hoy llamamos Utah, bajo circunstancias penosas, algunos de los registros de las ramas se perdieron. Una de las razones por las que el presidente Young instituyó el bautismo, cuando la gente llegó aquí, fue que muchos decían ser miembros de la Iglesia y no había registro que sirviera de prueba; pero esa no fue la única razón. Estos registros son importantes y aunque la Iglesia tiene el deber de guardar una historia exacta de los miembros respecto a su nacimiento, bendición de niños, bautismo, ordenaciones y demás, cada uno individualmente debería guardar también un registro semejante, porque tal vez desee información en algún momento en que no puede obtenerla de los registros de la Iglesia.

REGISTROS PATRIARCALES Y DIARIOS PARTICULARES. Todos los registros patriarcales pertenecen a la Iglesia y no a los patriarcas que dan las bendiciones. Ni tampoco pertenecen a la familia de los patriarcas. Cuando un patriarca ha llenado un registro, o cuando muere, tal debe ser enviado a la Oficina del Historiador para ser archivado. Muchos de estos registros no se han recibido y en algunos casos los descendientes de los patriarcas los han reclamado como posesión personal. Esto no está bien.

Además, hay muchos diarios personales importantes, diarios particulares, diseminados por ahí, los cuales nos gustaría obtener para guardarlos con fines históricos. Nos hemos dado cuenta de que cuando los mismos quedan bajo el cuidado de los descendientes de los pioneros, frecuentemente se pierden, o pierden su valor para cuando llegan a manos de la tercera o cuarta generación, y los desechan. Si nos los dan a nosotros, nosotros los archivaremos y serán preservados.

INVESTIGACION GENEALÓGICA

PROPÓSITO DE LA INVESTIGACIÓN GENEALÓGICA. El propósito del hombre en su propia familia es ver que él y su esposa sean sellados en el altar de uno de los templos. Si estaban casados en el mundo antes de unirse a la Iglesia, o si han estado en la Iglesia y no les ha sido posible ir a uno de los templos, ese hombre tiene el deber de ir al templo y hacer que su esposa e hijos sean sellados a él, de manera que el grupo familiar, esa unidad a la cual él pertenece, se haga intacta con el fin de que permanezca a través de la eternidad. Esa es la primera obligación que un hombre se debe a sí mismo, a su esposa y a sus hijos. El recibe esta bendición en virtud del sacerdocio.

Luego su deber consiste en buscar su historia tan remotamente como le sea posible y hacer algo por cada unidad familiar que encuentre. Debe comenzar con su padre y su madre y los hijos de ellos, y luego con su abuelo y con sus hijos respectivos, su bisabuelo y sus hijos, y hacer que en esa forma se haga la obra, ligando a cada generación con la que la antecedió. Esa es la responsabilidad que pesa sobre el hombre que está al frente de una familia en esta Iglesia.

Bien, el Señor no ha puesto sobre ningún hombre en esta Iglesia la responsabilidad de efectuar la obra en el templo por su vecino. Si deseáis ayudar a vuestro vecino, no hay objeción alguna. Si él necesita ayuda y vosotros podéis ayudarlo, él lo apreciará. Pero vuestra responsabilidad es con relación a vuestra propia obra por vuestra propia línea, yendo de hijo a padre, y remontandoos tanto como os sea posible. Si hacéis esto, entonces os colocáis en la línea, mediante la plenitud del sacerdocio, para finalmente recibir la plenitud de la gloria de Dios.

LIMITAD LA INVESTIGACIÓN A VUESTRA PROPIA PAREN­TELA. Ningún individuo tiene el derecho de elegir nombres al azar, nombres de otras familia, e ir al templo para efectuar la obra por ellos. Esto no puede permitirse, pues llevaría a confusión y duplicación de la obra. Dejemos que cada familia realice la obra por su propia parentela muerta, según tenga derecho a ella, y si lo hace por otras familias, debe ser mediante solicitud y con el consentimiento de los parientes vivos que tienen la responsabilidad inmediata.

Algunas personas han querido hacer la obra por hombres de renombre —generales, presidentes, magistrados y otros— que se han elevado a puestos prominentes en el mundo. Uno de los objetivos que aparentemente tienen en mente es poder decir que han hecho la obra por tal y cual individuo. Pero hay un orden en esta obra, como en todas las cosas del evangelio, y en ningún caso se debería hacer la obra en esta forma a menos que las circunstancias sean tales que se pueda obtener la aprobación adecuada por parte de las autoridades del templo.

Algunos de nosotros nos entusiasmamos tanto con esta obra del templo que no nos sentimos inclinados a sujetarnos a las normas y reglamentos y limitarnos a nuestra propia parentela, sino que queremos extendernos por las líneas de antepasados de otros individuos y queremos hacer la obra porque con facilidad encontramos los nombres que pertenecen a otros, y ese método de trabajo en bien de los muertos no está permitido. Está bien ayudar a otros a hacer su obra, si la hacemos con el consentimiento adecuado, pero cada grupo familiar tiene el derecho de hacer la obra por su propia línea.

LIMITACIÓN PARA EFECTUAR LA OBRA EN EL TEMPLO EN BIEN DE LOS AMIGOS. Hay mucha gente que está muy ansiosa por hacer la obra por sus amigos y esto ha sido llevado a extremos. No tenemos necesidad de preocuparnos mucho por los amigos. Hace unos días vino a yerme un hombre y me presentó dos listas y dijo que quería hacer la obra por las personas cuyos nombres traía anotados, porque eran todos sus amigos. El más viejo que aparecía en la lista había nacido en 1710, y sus hijos habían nacido entre 1730 y 1740, y sin embargo, él los llamaba sus amigos.

Bien, deberíamos limitar nuestras actividades a las líneas de nuestra parentela. Si existiera una buena razón para hacer la obra por alguien que ha sido amigo nuestro, alguien que habría aceptado el evangelio pero que no tuvo la oportunidad y no tiene parientes en la Iglesia, ese es un asunto diferente y podemos tener el privilegio de hacer la obra; sin embargo, no tenemos que estar demasiado ansiosos por hacer la obra por quienes no son de nuestro linaje y a quienes catalogamos como amigos.

EFECTUAD LA OBRA EN EL TEMPLO EN FORMA ORDE­NADA. El reino de Dios es una casa de orden porque allí todas las cosas obedecen a la ley. Los templos del Señor en la tierra deben también ser ordenados, por la misma razón. La obra en el templo no debe efectuarse en una forma desordenada o casual. Los que trabajan en bien de los difuntos deberían esforzarse por preparar sus registros en orden y de una manera sistemática.

Cuando los nombres son copiados en una forma inapropiada y se envían al templo registros incompletos, solamente uno es el resultado: confusión. Los recopiladores deberían tratar de recabar la información de manera que se puedan preparar registros en grupos familiares con toda la información necesaria para hacer una identificación correcta. Cuando se obtienen de los libros nombres que vienen sin información adicional que ayude a identificarlos, o que demuestren el parentesco con los padres y otros familiares, muy poco beneficio, si es que surge alguno, es el que se puede obtener.

Si en los templos se efectúa la obra por tales individuos, la misma es muy incompleta y cuestionable. Cuando la obra del templo se limita a bautizar e investir por razón de que no existe suficiente información para efectuar otras ordenanzas para una determinada persona, lo más probable es que se tenga que repetir la obra. De esta manera se ven cargados los registros de material innecesario que no puede tramitarse de manera apropiada.

Los investigadores genealógicos cometerán menos errores y al final ahorrarán tiempo y medios prestando mayor atención a la forma de anotar los datos. Es inclinación de mucha gente apresurar su investigación en una forma desorganizada por causa de su afán de realizar la obra en el templo. La paciencia, acompañada de oración y una investigación completa, probará ser lo mejor al final de todo.

PREPARAD Y ENVIAD LOS REGISTROS CON SUFICIENTE ANTICIPACIÓN. A cada registro familiar enviado para efectuar el bautismo y la investidura, se debería dar el máximo cuidado y el examen más minucioso. Esto requiere tiempo. Los que estén planeando ir al templo desde cierta distancia, siempre que les sea posible deben pensarlo anticipadamente durante varios meses y enviar sus registros a la Sociedad Genealógica mucho antes de su visita, indicando la fecha en que los nombres serán solicitados en el templo.

Si un miembro de su familia inmediata (cónyuge, hijo, padre, hermano o hermana) fallece y es necesario efectuar por poder la obra de las ordenanzas en el templo, la información puede ponerse en un Registro de Grupo Familiar y llevarse directamente al templo cuando uno va a efectuar las ordenanzas. No es necesario, en estos casos, mandar el formulario mediante la Sociedad Genealógica. Sin embargo el formulario debe ser examinado y aprobado por los revisores del barrio. Pero para evitar desengaños, algunos templos solicitan que los formularios les sean enviados dos semanas antes, o que se llame o se escriba al templo antes de ir a efectuar las ordenanzas en esta forma. Hay que planear cómo llegar al templo lo bastante temprano como para dar tiempo de efectuar el bautismo, la investidura y el sellamiento en el mismo día, si es que uno no tiene pensado hacer otra visita al templo.

Son inevitables algunos casos de emergencia, y se ha logrado efectuar maravillas para dar lugar a las personas que van al templo en tales casos. Pero usualmente no hay necesidad de un evidente apresuramiento en la verificación de nombres, pues un poquito de planeamiento anticipado haría que el mismo fuese del todo innecesario.

IMPORTANCIA DE LA EXACTITUD EN LOS REGISTROS GENEALÓGICOS. Una de las causas principales de la demora en la verificación de nombres para la obra en el templo, es la predominación de registros portadores de errores. Se devuelven cientos y cientos de hojas porque no pueden leerse e interpretarse adecuadamente. La declaración incorrecta o incompleta de nombres, fechas, lugares y parentescos es demasiado común. La Sociedad Genealógica debe utilizar, por lo tanto, el tiempo completo de muchos empleados para corregir los registros defectuosamente recopilados.

Si todos los formularios enviados fuesen exactos, el tiempo requerido para verificarlos se reduciría a la décima parte. Un censor puede examinar rápidamente un formulario bien llenado y pasarlo a los encargados en la oficina correspondiente para que verifiquen la existencia de duplicados, pero uno que evidentemente es equivocado e incompleto puede requerir que el censor tenga que ir a la biblioteca a comparar cada uno de los registros de los cuales fue obtenida la información que aparece en el formulario, y luego evaluar lo que encuentre y determinar cuál es la interpretación adecuada. Tal forma de proceder ha requerido en algunos casos, un día y medio del trabajo del censor y varias horas de atención de parte de algún supervisor. Un número mayor de tales demoras, naturalmente, aumenta el tiempo requerido para la aprobación de todos los registros de grupos familiares que son recibidos.

PROPÓSITO DE LA SOCIEDAD GENEALÓGICA. La Sociedad Genealógica está haciendo mucho más que antes para asegurar que todo registro aprobado para la obra en el templo sea ciento por ciento exacto. Nuestros hermanos deberían estar al tanto de esto y apreciar esta excelente ayuda que se está dando y deben hacer todo lo que está a su alcance para apresurar el proceso poniendo todo lo que esté de su parte. Debe hacer un esfuerzo consciente y meticuloso en la preparación de todo registro para la obra en el templo, y enviar, con las hojas, instrucciones claras en cuanto a cuál templo deben ser enviadas las mismas una vez aprobadas.

La Sociedad fue organizada para los fines siguientes:

  1. Ayudar a los miembros a obtener la genealogía de sus antepasados.
  2. Obtener de todas las naciones y pueblos, hasta donde sea posible, registros genealógicos y depositarlos en lugares adecuados donde puedan ser preservados para ser examinados y para beneficio de los miembros de la Sociedad.
  3. Proveer un lugar en el que los santos puedan ser instruidos en cuanto a los mejores métodos para guardar registros exactos, inteligentes, de su obra en el templo y sean asistidos en la obra eclesiástica.
  4. Acrecentar el interés de los Santos de los Ultimos Días con relación a la importante obra de la salvación de los muertos.

LA SOCIEDAD GENEALÓGICA NO ES UNA ORGANIZACIÓN AUXILIAR. Esta organización se fundó poco después de la apertura del Templo de Salt Lake, en la primavera de 1893. En el otoño de 1894 el presidente Wilford Woodruff, junto con sus consejeros y cierto número de otros hermanos líderes, uno de los cuales era Franklin D. Richards, organizó la Sociedad Genealógica. Esta organización está íntimamente relacionada con los templos. No es una organización auxiliar. Fijad eso bien en vuestra mente. La Escuela Dominical, la Primaria, las Mutuales y la Sociedad de Socorro son organizaciones auxiliares, pero esta organización es parte del gran sistema de la obra en el templo. Esta organización es una ayuda para los templos y una ayuda para los Santos de los Ultimos Días en la realización de sus labores en los templos. Posee un lugar único, que le es muy particular. Tiene una posición que es absolutamente necesaria en esta Iglesia y reino.

TENED CUIDADO CON LOS HOMBRES “ESLABONADORES”. A veces nos vemos turbados por lo que conocemos como “eslabonadores”, individuos que en el mundo crean nombres con el propósito de poder completar una línea familiar ininterrumpida. Esto lo hacen con el propósito de ganar dinero y, naturalmente, es una deshonestidad de la peor clase. Los que son culpables de este fraude no entienden la salvación de los difuntos y tal vez no comprendan plenamente la maldad de tal acción.

CUALIDADES DE LOS QUE TRABAJAN EN GENEALOGIA EN LOS BARRIOS. Lo primero a tener en cuenta para ser calificado como alguien para trabajar en la obra genealógica del barrio es tener un conocimiento cabal de los principios del evangelio, un testimonio de la misión del Redentor y de la misión del profeta José Smith, y una fe firme en la eficacia de la obra de salvación para los difuntos. Este es el cimiento sobre el cual debemos edificar.

A menos que nos convirtamos a un principio o a alguna verdad, será imposible que lo enseñemos con éxito a los demás. Nadie puede entender la obra en el templo a menos que tenga un testimonio firme del Espíritu del Señor de que el evangelio es verdadero, a menos que esté convencido en su corazón de que el principio de salvación se extiende y abarca a toda alma que haya fallecido y que tenga derecho a recibir la remisión de los pecados, y de que los difuntos así como los vivientes tienen esa oportunidad.

Luego, a fin de que una persona resulte un trabajador con éxito, ya sea en el barrio o en cualquier otra parte en esta labor, debe tener el conocimiento que se obtiene en el templo del Señor. Ninguna persona puede estar plenamente calificada para ser maestro o instructor u obrero en la obra genealógica, mientras ella misma no haya ido .al templo y haya recibido para sí mismo las bendiciones en ese lugar. Entonces sí entenderá la necesidad de estas ordenanzas en bien de los difuntos.

ELEGID A PERSONAS QUE HAYAN RECIBIDO LAS INVES­TIDURAS COMO OBREROS EN GENEALOGÍA. Comprendo que una persona puede sentirse entusiasmada y puede ser convertida a esta obra y sentir, hasta cierto punto, la necesidad de ella sin haber recibido las bendicio­nes de la casa del Señor; pero no podrá estar plenamente capacitada porque carece de conocimiento y entendimiento si no ha estado y se ha familiarizado con las ordenanzas efectuadas allí.

Muchas veces hay buenas hermanas interesadas en esta obra y ellas no tienen el privilegio de ir al templo porque, tal vez, se han casado fuera de la Iglesia, lo cual es cosa de lamentar. Y sin embargo, comprendiendo la importancia de esta labor, hasta cierto punto, se interesan y desean trabajar en esta obra. Pero yo sugeriría que solamente aquellos que han tenido el privilegio de ir a la casa del Señor sean llamados a actuar como obreros para visitar a la gente y enseñarle con relación a estos importantes deberes.

Yo no desanimaría a nadie, más bien animaría a todos a hacer todo lo que puedan en esta tarea de recopilar registros, en juntarlos en forma adecuada con otros materiales detallados concernientes a la preparación de la obra para el templo. Pero sostengo que en los barrios así como en las estacas, a fin de estar plenamente equipadas y tener las cualidades requeridas, las personas que actúen en estos cargos deberían recibir las bendiciones de la casa del Señor.

SE NECESITAN COMO OBREROS GENEALÓGICOS A PERSO­NAS CAPACES. El obrero genealógico del barrio debería tener cierta iniciativa, debería estar lleno de sugerencias, debería entender cómo, más o menos, leer letra cursiva, cómo discernir los espíritus de los hombres y saber cómo acercarse a los demás a fin de impartirles el mensaje de salvación. No todas las personas pueden ser tratadas igual; se debe tener tacto. Si una persona no está convertida a la obra en el templo, sería imposible ir a su casa para enseñarle en cuanto a esa obra en la misma manera que sería posible enseñar a alguien que ya está convertido. Considero que es necesario usar un método distinto.

Lamento decir que ha prevalecido la idea, demasiado tiempo, en algunos rincones, de que la persona que es buena, pero que tal vez nunca ha hecho algo con entusiasmo, está capacitada para actuar como obrero en genealogía, ya sea en la estaca o en el barrio. Naturalmente, se está venciendo esa idea. Pero hemos tenido que luchar con ella, más o menos, en algunas estacas y barrios, porque los oficiales presidentes, posiblemente los obispos, han sentido que este era un cargo de renombre únicamente y que, por lo tanto, podía llamar a la organización a cualquier persona para darle meramente un poquito de honor personal, donde suponen que no se requiere trabajo. Por lo tanto han elegido a personas, en el correr de los años, que de otro modo podrían ser capaces, pero por causa de su edad avanzada no estaban en condiciones de salud como para hacer visitas entre los demás para llevarles este mensaje de salvación.

ELECCIÓN DE CONSULTORES EN INVESTIGACIÓN GENE­ALÓGICA. La Iglesia no aprueba la solicitud de órdenes de investigación en las clases de la Escuela Dominical ni en otras reuniones de la Iglesia. Es recomendación de los oficiales de la Sociedad, que antes que una persona sea empleada como consultor genealógico, se dé la consideración debida a sus cualidades.

Algunos recopiladores de registros han ofrecido proporcionar a nuestros hermanos los nombres para la obra en el templo, por un precio determinado por cada nombre. Tal manera de proceder debería servir como advertencia para todos los que tienen el menor grado de experiencia, de que la exactitud y el esmero deberían ser un asunto secundario en esta forma de investigación. No conocemos genealogista de reputación que consentiría en hacer la investigación sobre tales bases.

EL DEBER DE EFECTUAR LAS ORDENANZAS POR LOS MUERTOS. Hoy en día descansa sobre los miembros de la Iglesia la gran responsabilidad de recopilar los registros de sus antepasados y sus familias, y efectuar las ordenanzas salvadoras por aquellos cuyos nombres puedan obtenerse.

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