Capítulo 13
La Ley De Construir Templos
LOS TEMPLOS: SU NATURALEZA Y ANTIGÜEDAD
¿QUÉ ES UN TEMPLO? Los templos, según las revelaciones del Señor, son santuarios especialmente dedicados a ritos y ceremonias sagradas pertinentes al reino celestial de Dios. Son diferentes en su propósito a las casas comunes de adoración. Un edificio de la Iglesia, no importa cuán magnífico y costoso sea, si tiene el propósito de la reunión general de los miembros, no es un templo. Los templos son santificados para el propósito de efectuar ritos y para hacer convenios con los puros de corazón, los que han probado mediante el servicio fiel, ser dignos de las bendiciones de la exaltación.
Uno de los principios importantísimos del evangelio es la edificación de templos y la realización en ellos de ordenanzas pertinentes a la salvación y exaltación tanto de vivos como de muertos. El templo no es una casa designada para la adoración pública, como una catedral, capilla, centro de reuniones o sinagoga; ni tampoco se reúnen en él las congregaciones de miembros para recibir instrucción general. El templo es un santuario edificado para el Señor.
EL TEMPLO DE JACOB EN BET-EL. El vocablo latino Templum y el hebreo Bet-el tienen virtualmente el mismo significado: La Casa del Señor. Cuando Jacob estaba huyendo de su airado hermano, se detuvo en un lugar llamado Luz. Aquí el buscó algunas piedras para usarlas como almohada y se acostó a dormir. En la noche el Todopoderoso se le apareció y renovó sobre él las promesas hechas a Abraham. Tan impresionado quedó Jacob que cuando se levantó, erigió las piedras como un monumento y al lugar lo llamó Bet-el , porque, dijo él: “No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.” De manera que al lugar lo llamó la Casa de Dios.
SANTUARIOS SIN EDIFICIOS LLAMADOS TEMPLOS. ¿Cuándo fueron edificados los primeros templos?, no lo sabemos por causa de las limitaciones de la historia. Es posible que los patriarcas inspirados hayan construido santuarios sagrados antes del diluvio. Aparte de si es cierto o no, esto es lo que sabemos: que los principios y las ordenanzas del evangelio eran los mismos que ahora; y todos los hombres que buscan la vida eterna deben sujetarse a los requisitos y recibir los mismos convenios y obligaciones.
El Señor ha revelado que, bajo condiciones de pobreza y en épocas en que un santuario sagrado levantado a su nombre no puede existir, El revelará sus propósitos en el desierto, en un bosque elegido o en la cumbre de una montaña.
Muchos convenios relativos a la exaltación fueron revelados a los antiguos según los decretos hechos antes de que el mundo fuese. Bajo privilegios especiales y muy particulares, estos convenios y obligaciones pueden ser revelados al aire libre. Algunos santuarios en las cumbres de los montes, en el desierto o en una arboleda, según la necesidad lo ha requerido, han sido consagrados, pero solamente cuando no ha habido un templo levantado.
SANTUARIOS EN LAS CUMBRES DE LOS MONTES. Por necesidad, los primeros templos santificados fueron las cumbres de los montes y lugares apartados en el desierto. Si es que estamos informados correctamente, Adán levantó su altar sobre un cerro en el valle de Adán-ondi-Ahman. En ese lugar el Señor le reveló el propósito de la Caída y la misión del Salvador.
Cuando Enoc estaba en el sitio de Mahújah, “se oyó una voz de los cielos que decía: Vuélvete y sube al monte de Simeón”.
Sobre este monte Enoc vio abrirse los cielos, fue cubierto por la gloria del Señor, vio al Señor y le habló cara a cara. Sobre este monte el Señor le reveló la plenitud del plan de salvación y él pudo ver a los pueblos de la tierra hasta las últimas generaciones.
Fue sobre la gran montaña de Shelem, la cual fue santificada y consagrada, que el hermano de Jared fue comisionado y recibió una de las grandes revelaciones dadas al hombre, porque se le mostraron todas las cosas desde el principio hasta el fin de los tiempos. Esta visión sería revelada a los hombres, prometió el Señor, cuando la iniquidad cesase sobre la tierra.
Al lugar donde el Señor se le apareció, Jacob lo llamó Bet-el , lo cual, interpretado, significa la Casa de Dios.
Fue en el santuario de Horeb, llamado “el monte de Dios”, que Moisés recibió su llamamiento de liberar a Israel. Sobre el Sinaí, otro lugar consagrado, Moisés habló con el Señor cara a cara y recibió la ley para guía de Israel. Además, fue sobre una montaña altísima, cuyo nombre es desconocido, que Moisés vio en visión la Creación y se le mandó que la relatase por escrito. En tales lugares consagrados Moisés conversó con el Señor hasta que el tabernáculo fue terminado de construir en el desierto.
REVELACIÓN DADA SOBRE EL MONTE DE LA TRANSFIGURACIÓN. El Salvador llevó consigo a Pedro, Santiago y Juan a un monte muy elevado y allí El, con Moisés y Elías, confirió sobre estos apóstoles las llaves del sacerdocio. En aquel momento, muchas cosas pertenecientes a la tierra y sus habitantes fueron reveladas a estos apóstoles, pues la tierra fue transfigurada delante de ellos tal cual se verá cuando reciba su gloria. El Señor consagró y santificó aquella cumbre en lugar de llevar a los apóstoles al templo en Jerusalén, porque el templo se había tornado en “cueva de ladrones”, habiendo caído en manos de judíos apóstatas que no adoraban al verdadero Dios viviente.
SANTUARIOS EN LOS ÚLTIMOS DIAS. El Señor envió ante Daniel a Miguel y Gabriel con revelaciones importantes, las cuales fueron dadas a conocer a orillas de los ríos Ulai e Hidekel. Estos lugares fueron consagrados porque no había templo sobre la tierra en aquel momento. José Smith oró en la arboleda próxima a la casa de su padre y aquel lugar fue santificado por la visión del Padre y del Hijo. Juan el Bautista restauró el Sacerdocio Aarónico a orillas del río Susquehanna y el Sacerdocio de Melquisedec fue restaurado por Pedro, Santiago y Juan en un lugar solitario, porque no había una casa del Señor sobre la tierra a la cual ellos pudiesen ir.
Poco después de la organización de la Iglesia y cuando el número de miembros era todavía pequeño, el Señor mandó que los santos edificasen un templo en el cual El pudiera revelar las llaves de la autoridad, y donde los apóstoles pudieran ser investidos y preparados para podar su viña por última vez. Este templo fue edificado y, el 3 de abril de 1836, el Salvador vino a él. Ese mismo día Moisés restauró las llaves del recogimiento de Israel desde los cuatro extremos de la tierra y de las diez tribus desde la tierra del norte. Elías entregó las llaves de la dispensación de Abraham, y Elías el Profeta restauró las llaves del poder de sellar, mediante el cual las ordenanzas efectuadas en el templo son ligadas en los cielos así como en la tierra, tanto para los vivientes como para los difuntos.
Si hubiese habido una casa así cuando vinieron Juan el Bautista, Pedro, Santiago y Juan, ellos habrían entregado su autoridad en ella. La necesidad fue la que hizo conveniente que ellos se presentaran en lugares apartados.
LOS TEMPLOS EN EL ANTIGUO ISRAEL. El Señor requirió prisa en la construcción del tabernáculo por parte de Moisés, de manera que El pudiera revelarse allí. Fue en este santuario portátil y costoso, que el Señor impartió instrucciones a Moisés después que estuvo construido. Durante varios siglos el tabernáculo sirvió al pueblo de Israel y se le designaba como el templo de Dios.
En los días de Salomón fue construido el templo más magnífico y costoso jamás levantado y en él fueron impartidas las ordenanzas para la salvación de los vivientes. Esto continuó así hasta que, por causa de la maldad del pueblo de Israel, el templo fue destruido. Este templo fue reemplazado por el de Zorobabel, después del regreso del cautiverio, templo que fue ultrajado y profanado por Antíoco Epifanes (215-163 a.C.), rey de Siria. Su intolerancia hacia los judíos originó las guerras de los macabeos (167-160 a.C.) en Judea. El templo fue parcialmente destruido por él [Antíoco Epifanes].
Poco después del nacimiento del Salvador, Herodes comenzó el trabajo de restauración del templo, y la construcción continuó durante muchos años. Este templo fue destruido por los romanos en el año 70 D.C., a tal punto que no quedó siquiera una piedra sobre otra. Desde aquel entonces hasta el año 1836, hasta donde nosotros sabemos, no hubo templo dedicado al nombre del Señor en el hemisferio oriental.
LOS TEMPLOS DAN PRUEBA DE LA DIVINIDAD DE LA IGLESIA. Es probable que los santos de la Iglesia Primitiva de Jesucristo no tuviesen templos por causa de la condición de esparcimiento en la que vivían, así como de las persecuciones que tuvieron que soportar. Las ordenanzas que ellos realizaban para los vivientes y para los difuntos, las cuales corresponden a la casa del Señor, eran efectuadas en lugares que el Señor designaba, en su imposibilidad de cumplir plenamente con el decreto de El de erigirle una casa.
Es extraño, a la vez que significativo, que no hubiera templos santos en el hemisferio oriental después del Meridiano de los Tiempos, dónde efectuar ordenanzas para vivos y muertos; por lo que el que no hubiera edificios tales y que no se impartieran las investiduras, da plena evidencia de que la gente se apartó del evangelio revelado por Jesucristo. También es significativo que entre lo que se llamó “grupos” desgajados de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, no haya siquiera uno que efectúe tales ordenanzas o que crea en ellas.
El Señor mandó que la Iglesia efectuase estos ritos, incluyendo el bautismo por los muertos, en una casa edificada y consagrada a su nombre, diciendo que si la Iglesia no realizaba tales ordenanzas, sería rechazada junto con sus muertos. Aquellos “grupos disidentes” dan testimonio contra sí mismos en el hecho de que ellos nunca edifican templos ni creen en las investiduras esenciales de los mismos. La edificación de templos y las ordenanzas de la casa del Señor para vivos y muertos sirven para poner el sello distintivo sobre la verdadera Iglesia de Jesucristo.
COMPARACIÓN ENTRE LOS TEMPLOS DE KIRTLAND Y NAUVOO. El Templo de Kirtland no fue sino un templo preparatorio, levantado antes de que fuese revelada la naturaleza de las ordenanzas del templo. El propósito principal de su construcción era proveer un santuario al cual el Señor pudiera enviar mensajeros de su presencia a restaurar el sacerdocio y las llaves que habían sido otorgadas en dispensaciones anteriores, de manera que la obra de recoger en una a todas las cosas pudiese ser realizada en la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos.
En el Templo de Kirtland no se proveyó nada para las ordenanzas en bien de los difuntos, aunque en él se impartía cierta investidura, parcialmente, para bien de los vivientes. Cuando el Templo de Nauvoo fue levantado, fue perfeccionado en todos los detalles de acuerdo con la visión dada al profeta José Smith. Esto también se aplica a todos los templos construidos desde entonces en la Iglesia.
TEMPLOS NEFITAS. Los nefitas edificaron templos y adoraron en ellos hasta unos 200 años después de Cristo, cuando ellos también cayeron en apostasía y en la tierra no hubo santuario reconocido por el Señor al cual El pudiera venir.
TEMPLOS VERDADEROS Y FALSOS. No sabemos cuándo fueron construidos los primeros templos por mandato del Señor. Es bien sabido que entre las naciones paganas se construían templos y altares como lugares de adoración y para la ofrenda de sacrificios a sus dioses.
También es sabido que la plenitud del evangelio fue dada a Adán y que él la enseñó a sus hijos, y que el Señor renovó sus convenios con Noé y sus hijos. Desde Noé la verdad siguió adelante y la ley de sacrificio, mediante la cual ciertos animales eran ofrecidos a semejanza del sacrificio de Jesucristo, también fue practicada y enseñada. A medida que los hombres empezaron a diseminarse por la faz de la tierra, llevaron consigo estos principios que originalmente fueron enseñados a Adán.
Con el correr del tiempo los hombres se apartaron de la verdad y las ordenanzas santas fueron adulteradas. El sacrificio humano substituyó al sacrificio de cabras y corderos. ¿No podemos acaso llegar a la conclusión de que estos templos paganos surgieron del conocimiento dado originalmente con relación a la edificación de templos, y que las ceremonias efectuadas en ellos no eran sino adulteraciones también basadas en las verdaderas ordenanzas del templo?
EL TEMPLO DE KIRTLAND
EL SEÑOR ORDENA LA EDIFICACIÓN DE TEMPLOS. Fue solamente a pocos meses de haberse organizado la Iglesia cuando la doctrina de la edificación de templos y de las ordenanzas y ceremonias en ellos fue parcialmente revelada. Se dijo a los miembros que debía levantarse una casa santa del Señor en el Condado de Jackson, estado de Misurí. El sitio fue elegido y dedicado, pero por causa del odio y de la abierta hostilidad de los habitantes de aquella región, no se edificó ningún templo allí en esa época, aunque el día de su construcción vendrá en el debido tiempo del Señor.
El primer templo levantado en esta dispensación fue el de Kirtland, estado de Ohio. El 27 de diciembre de 1832, el Señor mandó que allí se construyese una casa, “una casa de oración, una casa de ayunos, una casa de fe, de instrucción, una casa de gloria, una casa de orden, una casa de Dios”.
LLAVES E INVESTIDURAS PROMETIDAS A LOS SANTOS. Se declaró además en las revelaciones, que el Señor tenía llaves e investiduras para otorgar sobre sus élderes y las cuales requerían la edificación de una casa como aquella. En diciembre de 1830, el Señor dio mandamiento de que los santos mudasen su centro de acción del estado de Nueva York al de Ohio. Una de las razones dadas para este cambio de localidad era que el Señor deseaba dar a la Iglesia su ley. Además, El quería investir a los élderes de la Iglesia.
El Señor dijo en una revelación subsiguiente, en enero de 1831: “Fue por lo que os di el mandamiento de trasladaros a Ohio; y allí os daré mi ley, y allí seréis investidos con poder de lo alto. Y desde allí, irán a todas las naciones los que yo quisiere, y les será dicho lo que han de hacer, porque tengo reservada una gran obra, pues Israel será salvo, y lo guiaré por donde yo quiera, y ningún poder detendrá mi mano.”
SE MANDA QUE LOS SANTOS CONSTRUYAN EL TEMPLO DE KIRTLAND. En mayo de 1833 el Señor dio, por revelación, las dimensiones de su casa. Debía tener “cincuenta y cinco por sesenta y cinco pies”. Debía tener un salón abajo y otro arriba, y el edificio tenía que ser dedicado “desde su fundamento” según el orden del sacerdocio.
El Señor también dijo: “Y no consentirá que ninguna cosa inmunda entre en ella; y mi gloria estará allí, y mi presencia estará allí. Más si entrare allí alguna cosa inmunda, mi gloria no estará allí; ni mi presencia entrará en ella.”
El 10 de junio de 1833, el Señor increpó a los santos por causa de su inactividad. La necesidad del edificio era urgente y el Señor dijo: “Porque habéis cometido un pecado muy grave contra mí, en no haber considerado en todas las cosas el gran mandamiento que os he dado, concerniente a la edificación de mi casa.” y luego intentó dejar bien claro ante la Iglesia la necesidad de aquel edificio, pues en él las llaves serían dadas:
“Para la preparación con la cual me propongo preparar a mis apóstoles para que poden mi viña por la última vez, a fin de que realice mi obra extraña, para poder derramar mi Espíritu sobre toda carne.”
LOS SANTOS EDIFICARON EL TEMPLO DE KIRTLAND EN SU ÉPOCA DE POBREZA. Es dudoso que los élderes dirigentes hayan comprendido la importancia de apresurarse por la urgente necesidad de que las llaves fuesen otorgadas, de manera que ellos pudieran ir adelante con mayor poder para predicar entre las naciones de la tierra. Sin embargo, luego de aquella reprensión se dedicaron con toda energía a completar el santuario. Fue llamado un comité de edificación integrado por Reynolds Cahoon, Jared Carter y Hyrum Smith, y estos hermanos procedieron de inmediato a edificar el templo.
El 1o de junio de 1833, George A. Smith acarreó la primera carga de piedra para el templo, y Hyrum Smith y Reynolds Cahoon comenzaron a excavar la zanja para los cimientos de las paredes y la terminaron con sus propias manos. El 23 de julio de 1833, el mismo día en que los santos fueron expulsados de sus hogares en el Condado de Jackson por manos asesinas, fueron colocadas las piedras angulares del templo. La obra progresó rápidamente desde entonces en adelante.
Téngase presente que los santos en aquel entonces eran pocos en número y muy pobres, y sin embargo fueron llamados a hacer esfuerzos casi sobrehumanos para levantar un edificio al nombre del Señor, el cual fuese digno de su nombre. En el debido transcurso del tiempo, el edificio fue terminado. La fecha de dedicación fue fijada para el día 27 de marzo de 1836.
Las dimensiones del templo eran de veintiséis por diecisiete y medio metros y las paredes eran de dieciséis metros de alto. Había una torre de treinta y seis metros de altura. Los dos salones principales, “un salón abajo y otro arriba”, debían ser de las dimensiones dadas en la revelación. El edificio tenía veinticuatro vestuarios al frente y cinco salones en la parte alta, los cuales se usaban para impartir enseñanza y para los quórumes del sacerdocio.
Al final de cada uno de los salones principales había cuatro filas de púlpitos una sobre otra. Hacia el lado este los púlpitos eran para el Sacerdocio de Melquisedec y hacia el oeste para el Aarónico. Había sido construido de tal manera que se podían colocar cortinas o velos, dividiendo el salón en cuatro compartimentos o salas para servicios especiales y distintos.
MANIFESTACIONES DEL PODER DIVINO EN EL TEMPLO DE KIRTLAND, SEMEJANTES AL DÍA DE PENTECOSTÉS. En la dedicación los santos recibieron algunas manifestaciones maravillosas. La casa estaba llena de seres celestiales, los cuales fueron vistos solamente por parte de la congregación. Algunos tuvieron el privilegio de una visión del Salvador. El espíritu de profecía descansó sobre cierto número de los hermanos principales y fue un día de Pentecostés para todos los que allí estuvieron reunidos. La oración dedicatoria fue revelada al profeta José Smith tal como se encuentra en la sección 109 de Doctrinas y Convenios.
Mientras se estaba construyendo el Templo de Kirtland y tan pronto como iba siendo posible, se usaban partes del edificio para enseñar y para otros propósitos. Fueron reveladas las ordenanzas e importantes revelaciones pertinentes a la restauración, antes de que el templo fuese dedicado.
Fue en diciembre de 1833 que fue revelado el sacerdocio patriarcal, y Joseph Smith, padre, fue ordenado como el primer patriarca en la Iglesia. En esta ocasión el profeta José Smith dijo:
“Bendito del Señor es mi padre… Y bendita es también mi madre…Y benditos también mis hermanos y hermanas, porque aún hallarán redención en la casa del Señor, y su descendencia les será por gozo y consuelo.”
Esta bendición, dada por el Profeta a los miembros de la familia de su padre, indicaba las bendiciones que estaban reservadas para todos los que recibieran los convenios y obligaciones para salvación en esta casa del Señor.
NATURALEZA DE LA INVESTIDURA EN EL TEMPLO DE KIRTLAND. En enero de 1836, unos dos meses antes de la dedicación, fueron hechas las primeras ceremonias de investiduras en el templo. No eran tan completas como lo son hoy en día, mas a pesar de ello, fue el comienzo de la revelación y otorgamiento de las bendiciones celestiales en esta dispensación. Se hicieron lavamientos y unciones y el Profeta tuvo visiones maravillosas del reino celestial…
Sin embargo, las manifestaciones y la investidura mayores vinieron después de la dedicación del templo. En aquel momento, todos los élderes que estaban predicando el evangelio recibieron orden de volver a Kirtland para recibir su investidura. El Señor dijo, en junio de 1834: “De cierto os digo, me parece oportuno que los primeros élderes de mi iglesia reciban su investidura de lo alto en mi casa, la cual he mandado edificar a mi nombre en la tierra de Kirfland.” Por esta razón se reunieron en Kirtland para la dedicación del templo.
Esta declaración profética con relación a que los élderes obtuvieran una investidura en el Templo de Kirtland es de doble significado. Primero, desde lo alto vendrían bendiciones esenciales para los santos, las cuales hasta ese entonces no habían sido reveladas. En segundo lugar, los élderes iban a recibir mayores poderes a fin de poder estar mejor capacitados para enseñar. Durante la dedicación se confirmó, mediante muchas manifestaciones del poder divino, que el Templo había sido aceptado como la casa del Señor.
PROPÓSITOS DEL TEMPLO DE KIRTLAND. El Templo de Kirtland ocupa un lugar especial en la historia de la construcción de templos. No fue como otros templos. Fue construido principalmente para la restauración de las llaves de autoridad. La plenitud de las ordenanzas del evangelio está revelada en la recepción de estos poderes. Las llaves para la salvación y exaltación para todos, vivos y muertos, fueron dadas dentro de sus paredes santas. Una investidura, tal como era necesario entonces, también fue dada. Esa investidura no era tan completa como la investidura revelada más adelante.
En el Templo de Kirtland no había nada previsto para la obra vicaria. No tenía pila bautismal pues era solamente un templo preparatorio. Tampoco había nada previsto para las ordenanzas de la investidura tal como fueron reveladas más adelante. Sin embargo, era un templo y respondía plenamente a los propósitos de su edificación.
El Templo de Kirtland desempeñó su propósito poco después de su dedicación. El Señor reveló línea por línea y precepto por precepto en cuanto a la exaltación eterna de sus hijos. Cuando llegó el conocimiento en su plenitud, fue esencial que se edificaran otros templos con las comodidades necesarias para ofrecer aquella perfección que le faltaba al Templo de Kirtland. El Templo de Nauvoo fue construido de acuerdo con el modelo perfeccionado, tal como le fue revelado al profeta José Smith.
PROFANACIÓN DEL TEMPLO DE KIRTLAND. Como el Templo de Salomón y aquellos que vinieron después de ese gran edificio en Jerusalén, el Templo de Kirtland fue profanado y dejó de ser un santuario erigido en nombre del Señor. Aun hoy en día, si hubiera permanecido inmaculado difícilmente podría ser usado para la realización de las ordenanzas esenciales que son recibidas en los templos, pues no fue edificado para ellas.
Aunque su existencia como casa santa y sagrada del Señor fue breve, ese período fue glorioso mientras duró. En ella el Salvador apareció y las llaves de las dispensaciones fueron reveladas, en preparación para la salvación y exaltación completa de todos los que quieran recibir la verdad.
Hoy en día el edificio se usa como centro de reuniones y está en manos de quienes poco conocen, si es que algo conocen, en cuanto a las ordenanzas sagradas para las cuales los templos se levantan.
Actualmente, en ningún aspecto es más un templo sagrado. No es más que una casa de adobe, y ya no es reconocida por el Señor. Cumplió con la medida de su creación, luego cayó en manos de hombres malvados y el Señor dejó de considerarlo como una casa levantada a su nombre. Y así lo dice la sección 124 de Doctrinas y Convenios.
TEMPLOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS
PROPÓSITOS DE LOS TEMPLOS. ¿Por qué edificamos templos? Es porque el Señor nos lo manda. ¿Con qué propósito son edificados? A fin de que las ordenanzas santas y los convenios necesarios para la exaltación en el reino celestial puedan ser otorgados a todos los que son dignos de exaltación.
De acuerdo con la letra de la ley, nadie tiene derecho a entrar al templo y recibir estas ordenanzas con excepción de aquellos que se han preparado para la exaltación, obedeciendo todos los mandamientos y habiéndose preparado por medio de la fe y la fidelidad a fin de ser investidos en esa forma. Esta severidad no siempre es aplicada, y muchos tienen el privilegio de recibir algunas de estas ordenanzas bajo la promesa de fidelidad de ahí en adelante.
La responsabilidad que descansa sobre los miembros de la Iglesia en esta dispensación es mucho mayor que en cualquier otra época. Siendo esta la última, nuestra es la responsabilidad de obrar, no solamente por nosotros mismos sino también por todos los difuntos justos de todas las demás dispensaciones por quienes la obra tiene que efectuarse. Además, el Señor nos ha revelado cosas que no ha tenido ninguna otra dispensación con relación al reino de Dios.
LOS TEMPLOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS FUERON PROFETIZADOS. En la Biblia está bien establecido que los templos y las ordenanzas que en ellos se efectúan son esenciales para la fe cristiana. Malaquías predijo la venida súbita del Señor a su templo, en el día de venganza, en los últimos días, como un purificador y afinador. Ezequiel predijo la edificación de un templo en Jerusalén, el cual será usado para la administración de ordenanzas después del recogimiento de Israel tras su larga dispersión y cuando los de ese pueblo sean limpiados de sus transgresiones. Juan el Revelador vio el día en que, después que la tierra sea santificada y celestializada, la presencia del Padre y del Hijo en la Nueva Jerusalén tomará el lugar del templo, pues la ciudad entera, debido a la presencia de Ellos, se volverá un templo.
CONSTRUCCIÓN Y DEDICACIÓN DEL TEMPLO DE NAUVOO. El Templo de Nauvoo fue dedicado públicamente el 1o de mayo de 1846 por el élder Orson Hyde, y al día siguiente unos 3,000 miembros se reunieron en el edificio en un servicio público. Es muy probable que la mayoría de estos miembros haya estado presente también en la dedicación. Es razonable suponer que este edificio no fue dedicado hasta que estuvo terminado, aunque cada parte fue dedicada a medida que fue terminada, y la dedicación del 10 de mayo de 1846, fue la dedicación del edificio entero.
Ese edificio costó más de un millón de dólares. Los miembros eran pobres y durante mucho tiempo mientras el templo estuvo en construcción, ellos se vieron acosados por sus enemigos. El profeta José se vio forzado a irse al exilio para evitar a sus enemigos que trataban de arrastrarlo a Misurí y por lo tanto él no pudo dedicar su atención personal a la edificación del templo, cosa que de otro modo hubiera hecho; y en esta forma la obra se vio demorada hasta cierto grado por los enemigos de la Iglesia.
Además, la construcción de aquel edificio no fue como es la construcción hoy en día. Los miembros no podían pedir la madera necesaria de un aserradero en el período de preparación para el templo. No había fundiciones de acero en las cuales obtener el metal requerido y preparado adecuadamente; por el contrario, cada detalle tuvo que ser realizado por los santos. La madera tuvo que ser cortada en los bosques de Wisconsin, llevada a Nauvoo y aserrada en tablas para los distintos usos del templo. La piedra tuvo que ser cortada y pulida en las canteras y toda la obra fue pagada con los diezmos de los miembros.
CASA DE INVESTIDURAS: UN TEMPLO. Una de las primeras cosas que los hermanos hicieron al llegar al Valle del Lago Salado, fue edificar un templo. Lo llamaron la Casa de Investiduras. Se levantaba en la esquina noroeste de la Manzana del Templo. En ese edificio ellos efectuaban las ordenanzas sagradas que nosotros ahora efectuamos en el Templo de Salt Lake y en los demás templos.
Aquel edificio fue dedicado como una casa del Señor y era tan santo, tan sagrado, como lo es el Templo de Salt Lake; como lo era el tabernáculo de la antigüedad —pues era un templo— que Moisés edificó y que fue llevado por los hijos de Israel en sus viajes por el desierto.
EL TABERNÁCULO DE ISRAEL: UN TEMPLO. En la época de Moisés el Señor dio el mandamiento de que le construyesen una casa a su nombre. Era portátil. Estaba hecho de materiales muy costosos que podían ser separados y vueltos a juntar de manera que podían viajar llevándolo consigo; y ese era el templo que servía a los propósitos de las ordenanzas que eran realizadas en aquellos días, hasta que fue levantado el templo de Salomón.
Fue en este tabernáculo donde residió Samuel cuando era niño. Aquí fue donde su madre oró y pidió una bendición al Señor, porque quería un hijo. Cuando el hijo nació según la promesa que la madre había hecho, fue llevado a ese templo, no al de Salomón, porque todavía no se construía.
EL TEMPLO DE MISURI
LOS SANTOS EDIFICARÁN UN TEMPLO EN EL CONDADO DE JACKSON. Los Santos de los Ultimos Días están construyendo templos y creen que vendrá el día en que serán llamados a edificar el gran templo que adornará a la Nueva Jerusalén, o la ciudad de Sión, la capital de Dios en este continente.
El Señor no llamará a los que son expulsados de entre su pueblo, para efectuar esta santa obra. El templo no será edificado por aquellos que dicen que José Smith fue un profeta caído, ni por quienes no han aceptado la plenitud de la palabra del Señor tal como vino mediante él.
Ningún grupo de hombres que no sepa nada en cuanto a la construcción de templos ni las ordenanzas que se realizan en ellos, recibirá el mandamiento, mediante revelación del Señor, de edificar su templo. Los Santos de los Ultimos Días pueden tener la seguridad de que cuando llegue el tiempo para levantar la casa del Señor, El llamará a su pueblo que ha permanecido fiel y que ha sido leal a sus propósitos para llevar a efecto la salvación de los vivos y de los muertos.
LOS GRUPOS APÓSTATAS NO EDIFICARÁN EL TEMPLO. Podemos tener la plena seguridad de que el Señor no envió a Elías el Profeta con las llaves de las ordenanzas de los sellamientos —las cuales son efectuadas en el templo a fin de que la tierra no sea herida con una maldición cuando venga el Redentor— y luego llame para favorecer a un pueblo que rechazó la venida de Elías el Profeta y toda la autoridad y los poderes que él fue mandado a conferir, y le pida que edifique un templo del Señor.
Aquellos que están en posesión del terreno del templo en el cual se efectuó la dedicación en 1831, no tienen autoridad divina. De ellos podemos decir como el Señor dijo de los de la antigüedad: “¡Ay de vosotros… porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.!”
Cuando el Señor hable, el camino se abrirá para el cumplimiento de sus propósitos y toda oposición se derretirá como la escarcha ante el sol naciente. “Porque así dice el Señor: Acortaré mi obra en justicia, porque vienen días en que enviaré juicio hasta lograr la victoria.” “He aquí, yo apresuraré mi obra en su tiempo.”
MALENTENDIDO EN CUANTO A LA OBRA DE LOS LAMANITAS EN LOS ÚLTIMOS DÍAS. Se me ha llamado la atención en cuanto a algunas palabras del Libro de Mormón que algunos interpretan como indicadoras de que los lamanitas tomarán la delantera en la edificación del templo y de la Nueva Jerusalén en Misurí. Pero no puedo encontrar ni siquiera un pasaje que indique que ese será el orden de las cosas cuando estos grandes acontecimientos estén por ser cumplidos.
La mayoría de los pasajes usados como evidencia, en el intento de probar que los lamanitas tomarán la delantera y que nosotros seguiremos, parecen ser tomados de las enseñanzas dadas por el Señor cuando visitó a los nefitas después de su resurrección. Los capítulos 20 y 21 de Tercer Nefi son la fuente principal de esa errada conclusión. Pero no encuentro, en ninguna de las palabras expresadas por nuestro Salvador, declaración alguna desde la cual se pueda llegar a esa conclusión. Todo se debe a un malentendido y una interpretación inadecuada.
UN RESTO DE ISRAEL EN TODAS LAS NACIONES. En estos capítulos el Señor está hablando de todo el resto de Jacob. ¿Quién es Jacob, cuyo remanente va a efectuar esta gran obra en los últimos días? Con toda seguridad que Jacob es Israel. Luego, al hablar de la simiente de José, ¿qué quiere decir? Aquellos que son descendientes de José, hijo de Israel, y esto incluye, naturalmente, a los lamanitas así como a los efrainitas que ahora están siendo recogidos y que están ocupando su lugar, de acuerdo con la profecía, a la cabeza para guiar y bendecir a toda la casa de Israel.
En su discurso el Salvador declara que los gentiles que estén sobre esta tierra serán bendecidos, si es que reciben el evangelio, y que serán contados con la casa de Israel. Los gentiles iban a ser un azote para el resto de la casa de Israel sobre esta tierra. Además, iban a hacer las veces de ayos para aquéllos, y eso están siendo en estos últimos tiempos, después del terrible azote de los primeros años.
Los gentiles recibieron la promesa de que tendrían el derecho de todas las bendiciones que fueron dadas a Israel, si es que se arrepentían y recibían el evangelio. Todo esto fue revelado a Nefi en una visión y declarado por el Salvador en ocasión de su visita a los nefitas.
También dijo que si los gentiles, no solamente en esta tierra, sino también en todos los demás países, no se arrepentían, El quitaría de entre ellos la plenitud del evangelio. El resto de la casa de Israel mencionado en Primer Nefi, capítulo 13 y en Tercer Nefi, capítulos 16, 20 y 21, no se refiere únicamente a los descendientes de Lehi, sino a toda la casa de Israel, los hijos de Jacob, aquellos que están sobre esta tierra y en otros países. La referencia que se hace a los gentiles es con relación a todos los gentiles de este continente y de otros países.
MISIÓN MUNDIAL DEL REMANENTE DE ISRAEL. Cuando el Señor habla de sus convenios, no los está limitando a los descendientes de Lehi, sino que los aplica a toda la casa de Israel. “Y en verdad, en verdad os digo que cuando se cumplan, [las palabras tal como fueron declaradas a Isaías] entonces será el cumplimiento del convenio que el Padre ha hecho con su pueblo, oh casa de Israel. Y entonces el remanente de ellos, que estarán dispersados sobre la faz de la tierra, serán recogidos del este y del oeste, y del sur y del norte; y llegarán al conocimiento del Señor su Dios, que los ha redimido. Y el Padre me ha mandado que os dé este país por herencia.”
Gran parte de nuestro desentendimiento, sin embargo, parece venir de la interpretación puesta sobre los versículos subsiguientes: “Y os digo que si los gentiles no se arrepienten, después de la bendición que reciban, después de que hayan dispersado a mi pueblo, entonces vosotros, que sois un resto de la casa de Jacob, iréis entre ellos; y estaréis en medio de aquellos que serán muchos; y seréis entre ellos como un león en medio de los animales del bosque, y como cachorro de león entre las manadas de ovejas, el cual, si pasa por en medio, huella y despedaza, y nadie las puede librar. Tu mano se levantará sobre tus adversarios, y todos tus enemigos serán talados. Y yo recogeré a mi pueblo como el hombre que junta sus gavillas en la era.”
¿Estaríamos justificados en aplicar esto meramente a los lamanitas y en decir que ellos irán como un cachorro de león arrojando su venganza sobre los gentiles? Además, ¿se refiere solamente a los lamanitas lo que encontramos en el versículo 16 que dice “vosotros que sois un resto de la casa de Jacob”? Los versículos que siguen indican que esto se refiere a los restos de Israel que han sido esparcidos por todas las naciones. Aplicarlo a los lamanitas frente a todo el tema de este discurso lo estrecha demasiado, a juicio mío. Y además, esta profecía fue dada a Miqueas y se refiere a mucha gente, no solamente a los gentiles sobre este continente.
LOS GENTILES PUEDEN AYUDAR A EDIFICAR SIÓN. Aquí hay otra parte de este discurso que, a juicio mío, es mal interpretada:
“Porque sucederá, dice el Padre, que en aquel día talaré de entre mi pueblo a cualquiera que no se arrepienta y venga a mi Hijo Amado, oh casa de Israel. Y ejecutaré venganza y furor sobre ellos, así como sobre los paganos, tal como nunca ha llegado a sus oídos. Pero si se arrepienten y escuchan mis palabras, y no endurecen sus corazones, estableceré mi iglesia entre ellos; y entrarán en el convenio y serán contados entre este resto de Jacob, al cual he dado este país por herencia. Y ayudarán a mi pueblo, el resto de Jacob, y también a cuantos de la casa de Israel vengan, a fin de que construyan una ciudad que será llamada la Nueva Jerusalén. Y entonces ayudarán a mi pueblo que esté dispersado sobre toda la faz de la tierra, para que sean congregados en la Nueva Jerusalén.”
Yo creo que esta es la piedra de tropiezo. Esto ha sido interpretado como si quisiera decir que el resto de Jacob son aquellos de la descendencia de Lehi, pero no hay nada en este pasaje, tal como yo lo leo, que lleve esta idea. Recordad que en todo el discurso el Señor ha estado hablando del resto de Jacob o Israel, y de las grandes promesas hechas a los gentiles que están en este continente y en todos los demás países, si es que tan sólo vienen a la Iglesia y son contados con la casa de Israel. Sus privilegios consistirían en ayudar a construir la Nueva Jerusalén y si ellos rehusan, entonces les sobrevendrán castigos.
EFRAÍN PRESIDE SOBRE TODO ISRAEL. Yo doy por sentado que nosotros, los miembros de la Iglesia somos, en mayoría, de la tribu de Efraín, somos el resto de Jacob. Sabemos que es un hecho que el Señor llamó a los descendientes de Efraín para iniciar su obra en la tierra durante esta época. Además sabemos que El ha dicho que estableció a Efraín, de acuerdo con las promesas de su primogenitura, a la cabeza. Efraín recibe “las bendiciones más ricas”, siendo estas bendiciones las de presidencia o dirección. Las llaves están con Efraín. Es Efraín quien será investido con poder para bendecir y dar a las demás tribus, incluyendo a los lamanitas, sus bendiciones. Todas las demás tribus de Jacob, incluyendo a los lamanitas, deben ser coronadas con gloria en Sión por manos de Efraín.
Bien, ¿indican las Escrituras que Efraín, luego de hacer todo esto tiene que abdicar o renunciar a su lugar, y darlo a los lamanitas para luego recibir órdenes de esta rama del “resto de Jacob” en la edificación de la Nueva Jerusalén? Esto ciertamente no concuerda con el plan ni con todo lo que el Señor ha revelado en Doctrinas y Convenios con relación al establecimiento de Sión y la edificación de la Nueva Jerusalén.
El padre Lehi hizo una promesa a su hijo José y ella fue que de su simiente se levantaría uno que haría “mucho bien, tanto en palabras como en obras, siendo un instrumento en las manos de Dios, con gran fe, para obrar potentes maravillas y realizar lo que es grande a la vista de Dios, para efectuar mucha restauración a la casa de Israel y a la posteridad de tus hermanos.”
Que el resto de José, que se encuentra entre los descendientes de Lehi, tendrá parte en esta gran obra, es ciertamente concordante, y la gran obra de esta restauración, la edificación del templo y de la ciudad de Sión, o la Nueva Jerusalén, caerá en suerte a los descendientes de José, pero es Efraín quien estará a la cabeza y dirigirá la obra.
LA OBRA EN EL TEMPLO DURANTE EL MILENIO. Durante este tiempo de paz, cuando los justos saldrán de sus tumbas, se mezclarán con los seres mortales en la tierra y los instruirán. El velo que separa a los vivos de los muertos será quitado y los seres mortales conversarán con los antiguos santos. Además, en perfecta armonía trabajarán para la salvación y exaltación de los dignos que han muerto sin los privilegios del evangelio.
La gran obra del Milenio será efectuada en los templos que cubrirán todas las partes de la tierra y a los cuales acudirán los hijos para completar por sus padres la obra que ellos no pudieron hacer por sí mismos en este estado mortal.
De esta manera aquellos que han pasado por la resurrección y que conocen en cuanto a los individuos y a las condiciones del otro lado, pondrán en manos de los que aún estén en el estado mortal, la información necesaria mediante la cual y por la cual la gran obra de salvación será efectuada por cada alma digna y en esta forma se consumará plenamente el propósito del Señor, tal cual fue establecido antes de la fundación de la tierra.
BENDICIONES, CONVENIOS E INVESTIDURAS DEL TEMPLO
LAS INVESTIDURAS SON UNA PROTECCIÓN EN ESTA VIDA. La investidura recibida ahora es mayor que la que se daba en Kirtland, pues el Señor ha revelado convenios y obligaciones adicionales que nosotros debemos observar. Si vamos al templo, levantamos nuestras manos y hacemos convenio de que serviremos al Señor y guardaremos sus mandamientos y nos mantendremos sin mancha de este mundo. Si comprendemos lo que estamos haciendo, entonces la investidura será una protección para nosotros durante toda nuestra vida: una protección que no posee el hombre que no va al templo.
Oí decir a mi padre que en la hora de prueba, en la hora de tentación, él iba a pensar en las promesas y en los convenios que había hecho en la casa del Señor, y que los mismos serían una protección para él. El tenía solamente quince años de edad cuando recibió sus investiduras y fue al campo misional. Esto es excepcional, lo sé, y no recomiendo que nuestros hijos e hijas vayan al templo a tan joven edad, pero que vayan tan pronto como estén preparados.
Esta protección es para lo que se efectúan estas ceremonias, en parte. Ellas nos salvan ahora, y nos glorifican en el más allá, si es que nosotros las honramos. Sé que esta protección es real pues yo, también, lo he comprendido, así como lo han comprendido miles de otros que han recordado sus obligaciones.
Y sin embargo hay madres y padres que dirán: “Oh, dejad que los jóvenes se diviertan; dejadlos hacer lo que hace el mundo, y cuando sus encantos se hayan desvanecido, podrán ir al templo.” Por lo tanto, muchos demoran el día de su arrepentimiento, cosa que es muy peligrosa.
LAS INVESTIDURAS SON ESENCIALES PARA LA EXALTACIÓN EN EL MÁS ALLÁ. Estas bendiciones nos aseguran, mediante nuestra fidelidad, la perla de gran precio que el Señor nos ha ofrecido, pues estas son las más grandes bendiciones que podemos recibir en esta vida. Ingresar a la Iglesia es cosa maravillosa, pero uno no puede recibir exaltación hasta que haya hecho convenios en la casa del Señor y recibido las llaves y autoridades que son conferidas allí y que no pueden ser dadas en ningún otro lugar de la tierra hoy en día.
Habéis leído lo que el Profeta ha escrito en la Perla de Gran Precio. El nos ha dado algunas de las interpretaciones de los caracteres egipcios en los escritos de Abraham, y sabemos que Abraham escribió esas cosas y las selló para que no pudieran ser leídas. No pueden ser reveladas al mundo, pero son para el santo templo de Dios. Consisten en ciertas llaves y bendiciones que se obtienen en la casa del Señor y que debemos obtener si es que esperamos alcanzar la exaltación.
LA JUVENTUD DE SIÓN DEBERÍA BUSCAR LAS INVESTIDURAS. Habiendo expuesto este asunto así ante vosotros, esforzándome por recalcar la importancia de estas bendiciones que se obtienen en los templos, quisiera haceros una pregunta: “¿Son estas bendiciones deseables?” La pregunta se responde por sí misma.
Ahora permitidme otra pregunta: “¿Estamos justificados en decir, cuando el Señor nos ofrece estas grandes bendiciones, ‘está bien, las queremos, pero las vamos a posponer tanto como podamos antes de recibirlas, de forma que podamos vivir como viven los del mundo’?”
¿Hay algo de sinceridad en eso? ¿Hay algo de espíritu de humildad, de arrepentimiento, de fe en tal actitud? Sé de algunas madres que han dicho a sus hijas: “No quiero que vayas ahora al templo. Espera un poco; para cuando seas mayor, podrás ir pero por ahora diviértete; eres joven.”
Bien, naturalmente que si una joven va al templo a entrar en convenios que no tiene intención de guardar, es mejor que no vaya, es mucho mejor que no lo haga. Pero, ¿hay alguna bendición que el Señor nos ofrezca, que estemos justificados en no aceptar por el momento porque sentimos que la misma interferirá con nuestra diversión o en nuestra participación en las costumbres y modas del mundo? ¿Está bien que nos sintamos justificados en buscar las cosas del mundo hasta estar entrados en años y entonces arrepentirnos y volvernos al Señor? ¿No deberíamos buscar la obtención de estas importantes bendiciones tan pronto como nos sea posible, firmemente y en razón?
LA FE Y LA JUSTICIA DEBEN PRECEDER A LAS INVESTIDURAS. Los niños no deberían ir al templo hasta tener suficiente edad como para entender el propósito de ir allí. Se les debe enseñar los principios del evangelio y a tener fe en Dios y en la misión de Jesucristo, así como a obtener un testimonio de la verdad antes que reciban las bendiciones del templo.
Yo creo que el joven o la joven que busca estas bendiciones en el templo, tan pronto como tienen suficiente edad para entender el significado de las ordenanzas, deben obtenerlas. Además no se debe ir al templo hasta tener un testimonio de la verdad y conocimiento del evangelio, no importa la edad que uno tenga. No es intención de la Iglesia otorgar estos convenios santos a aquellos que no tienen fe y que no han probado ser dignos mediante la obediencia al evangelio.
LAS PERSONAS QUE HAN SIDO INVESTIDAS DEBERÍAN SER FIELES A SUS CONVENIOS. Una vez que recibimos estos convenios debemos observarlos en santidad, aun cuando nos cueste el sacrificio de la asociación y buena voluntad de todo el mundo. ¿Por qué? Porque hemos encontrado la perla de gran precio, el reino de Dios. Estamos en camino de recibir todo lo que el Padre tiene, todo lo que El puede dar: la exaltación. Si otros no están inclinados a recibir estas bendiciones, dejadlos seguir su camino, pero en cuanto a nosotros, andemos en la luz de la verdad y olvidemos al mundo.
No creo que por el mero hecho de que las señoritas vayan al templo deban necesariamente hacerse a un lado socialmente por parte de sus amistades y compañeras. Sé, sin embargo, de madres que han hecho sentir a sus hijas que ese sería el caso y que no podrían ser atractivas si van al templo y guardan los convenios hechos allí, pues no podrían vestirse conforme a la moda. Tal doctrina puede significar la condenación de esa preciosa hija, en cuyo bienestar tenéis tal interés, si esa es la forma en la cual vosotras pensáis.
LOS MISIONEROS DEBEN SER INVESTIDOS. El Señor no nos ha ofrecido estas bendiciones para que las recibamos antes de morir o cuando estemos inválidos. ¿Para qué son estas bendiciones? No son solamente para la eternidad, sino también para ser una guía y una protección en la lucha de la vida.
¿Entendéis por qué nuestros misioneros van al templo antes de ser apartados para ir al campo de la misión? Este es un requisito establecido no importa cuál sea su edad, porque el Señor ha dicho que debe ser así. El llamó a todos los misioneros a Kirtland en los primeros días de la Iglesia para que recibieran sus investiduras en el templo levantado allí. El dijo que esto tenía que ser así para que ellos saliesen con mayor poder de lo alto y con mayor protección. Sión no iba a ser redimida hasta que sus investiduras fueran dadas.
OBLIGACIÓN DE GUARDAR LOS CONVENIOS HECHOS EN EL TEMPLO. Cuando vais a la casa del Señor y hacéis convenios, y participáis de ordenanzas, y recibís las bendiciones de esa casa, se espera que observéis y guardéis esas instrucciones y mandamientos tal como se os han dado: y no está en vuestro poder alterarlos o cambiarlos cuando salís de allí.
¿Pensáis en algún instante que podemos esperar las bendiciones prometidas cuando vamos al templo y hacemos convenio de que haremos determinadas cosas, con la promesa de que si las hacemos el Señor nos recibirá en su reino no como súbditos, no como extranjeros, no como siervos, sino que nos recibirá en ese reino con los brazos abiertos, como hijos e hijas ciertamente, y que luego podemos salir, después de recibir estos convenios de la casa del Señor, y alterar o cambiar y quebrantar esos convenios para amoldarlos a nuestro antojo y lo que consideramos nuestra conveniencia, porque deseamos seguir las costumbres y modas de un mundo pecaminoso?…
CONDENACIÓN POR QUEBRANTAR LOS CONVENIOS DEL TEMPLO. Y bien, la gente va al templo; recibe instrucción en cuanto a la santidad de estas ordenanzas, y que las mismas deben ser observadas. Los que allí van levantan la mano y entran en un convenio de que observarán y guardarán estos convenios que reciben en la casa del Señor. Luego salen y, como el hombre del cual habla Santiago diciendo que se miró en el espejo y vio su rostro y luego se fue y olvidó qué clase de hombre era, así hacen ellos.
Os digo que el Señor no está obligado si no guardáis el convenio. El Señor nunca quebranta su convenio. Cuando El hace un convenio con uno de nosotros, no lo va a quebrantar. Si el convenio se quebranta, somos nosotros quienes lo habremos quebrantado. Pero una vez roto, El no está obligado a darnos la bendición y nosotros no la recibiremos. Hay gente que va a la casa del Señor y recibe convenios que están basados en la fidelidad, y esa gente luego es infiel. ¿No recibirá la recompensa que merece?
























