Doctrina de Salvación Tomo 3

Capítulo 5

Sacerdocio: El Poder Eterno de Dios


NATURALEZA ETERNA DEL SACERDOCIO

LA AUTORIDAD ES UN PRINCIPIO UNIVERSAL. La autoridad es un principio eterno que está en vigor por todo el universo. Hasta los “más remotos confines” del espacio, todas las cosas se rigen por la ley que emana del Señor nuestro Dios. En Kólob y en otras formidables estrellas regentes, así como en el diminuto electrón, infinitamente pequeño y del cual todas las cosas se componen, se manifiesta la autoridad divina en forma de ley inmutable. La materia llena todo el espacio, y un Creador Omnisciente e Infinitamente Sabio gobierna y dirige esa materia.

NATURALEZA Y PROPÓSITO DEL SACERDOCIO. El sacerdocio es la autoridad divina que se confiere a los hombres a fin de que puedan oficiar en las ordenanzas del evangelio. En otras palabras, el sacerdocio es parte del propio poder de Dios, que El confiere sobre sus siervos escogidos para que puedan obrar en su nombre en la proclamación del evangelio y al oficiar en todas las ordenanzas del mismo. El Autor de nuestra salvación reconoce todos estos actos oficiales que efectúan estos siervos debidamente autorizados.

El hombre no puede obrar legalmente en el nombre del Señor a menos que esté investido con el sacerdocio, el cual es autoridad divina. Ningún hombre tiene el poder o el derecho de tomar esta honra para sí mismo. A menos que sea llamado de Dios, como lo fue Aarón, no tiene autoridad para oficiar en ninguna de las ordenanzas del evangelio; si tal hiciere, su obra no es válida ni se reconoce en los cielos. El Señor ha dicho que su casa es una casa de orden y ha dado el mandamiento de que ningún hombre ha de venir al Padre sino por su ley divina que se ha establecido en los cielos.

Todo hombre que asuma la autoridad, pero sin haber sido llamado debidamente, tendrá que responder por sus hechos en el día del juicio. Nada de lo que efectúe en el nombre del Señor tiene validez, porque le falta el sello de autoridad divina. El engañar y persuadir a otros a creer que los hechos desautorizados son válidos cuando se efectúan en el nombre del Señor, constituye un grave pecado a la vista de Dios.

LOS ADMINISTRADORES LEGALES SON ESENCIALES PARA LA SALVACIÓN. Es de suma importancia el asunto del sacerdocio o autoridad divina, dado que es imposible que el hombre entre en el reino de Dios sin cumplir con las leyes de su reino. Unicamente los oficiales autorizados pueden oficiar debidamente en los ritos y ceremonias del reino. Ningún hombre tiene el derecho de asumir la autoridad y oficiar sin haber sido ordenado para ejercer el ministerio. El actuar en esa forma es un acto desautorizado e ilícito.

LA ANTIGÜEDAD DEL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC

EL SACERDOCIO EN LA PREEXISIENCIA. Tocante al asunto de poseer el sacerdocio en la preexistencia, diré que allí existió una organización, tal como existe una organización aquí, y allí los hombres poseyeron la autoridad. Aquellos que fueron elegidos a cargos de confianza en el mundo de los espíritus poseían el sacerdocio.

ADAN POSEYÓ LAS LLAVES Y EL SACERDOCIO. A Adán se le reveló el plan de salvación después que fue expulsado del Jardín de Edén, y sobre él se confirió la plenitud del sacerdocio. En calidad de Miguel, el príncipe, él posee las llaves de todas las dispensaciones, nombramiento que recibió de Jesucristo. “El que ha nombrado a Miguel por príncipe vuestro, y ha afirmado sus pies, y lo ha puesto en alto, y le ha dado las llaves de la salvación bajo el consejo y dirección del Muy Santo, que es sin principio de días o fin de vida.”

Adán recibió el santo sacerdocio, y el Señor le mandó que enseñara a sus hijos los principios del evangelio. Además, Adán fue bautizado para la remisión de sus pecados, porque los mismos principios mediante los cuales se salvan los hombres en la actualidad fueron los principios por medio de los cuales los hombres fueron salvos en el principio. En aquella época, cuantos se arrepentían y eran bautizados recibían el don del Espíritu Santo por la imposición de manos. Adán hizo saber todas estas cosas a sus hijos e hijas.

EL SACERDOCIO DESDE NOÉ HASTA ABRAHAM. Al pasar el tiempo, los hombres se apartaron de la verdad y fue retirado el sacerdocio. Toda carne se corrompió y el Señor dijo: “Ha llegado para mí el fin de toda carne, porque la tierra está llena de violencia.” De manera que se envió el Diluvio y la tierra fue limpiada de su iniquidad. El Señor entonces nombró a Noé y a sus hijos para estar a la cabeza de la familia humana. Noé también recibió el santo sacerdocio y enseñó el evangelio a sus hijos.

Sin embargo, después de haber transcurrido un cierto número de siglos, los hombres se corrompieron y se negaron a seguir las enseñanzas de sus padres. Nuevamente hubo una apostasía. Durante esos días había un hombre en la ciudad de Ur, entre los pocos que permanecieron fieles al Señor, que procuró la rectitud… El Señor contestó la oración de Abraham, y éste recibió el sacerdocio por mano de Melquisedec, rey de Salem, llamado el rey de paz. Melquisedec era un gran sumo sacerdote, y fue tan fiel que la Iglesia en sus días dio su nombre al Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios, o sea el Sacerdocio de Melquisedec.

La referencia a Melquisedec en la Epístola a los Hebreos, ha dejado muy perplejos a muchos teólogos cristianos. Los comentaristas de la Biblia se han rascado la cabeza y han llegado a falsas conclusiones al tratar de resolver el misterio. No es Melquisedec el que no tiene ni padre ni madre, y es sin principio de días o fin de vida, sino el sacerdocio que él poseía. La versión correcta de este pasaje es la siguiente:

“Porque este Melquisedec fue ordenado sacerdote según el orden del hijo de Dios, orden que era sin padre, sin madre, sin genealogía, que ni tiene principio de días, ni fin de vida. Y todos aquellos que son ordenados con este sacerdocio son hechos semejantes al Hijo de Dios que permanece sacerdote para siempre.”

DESARROLLO HISTÓRICO DE LOS OFICIOS DEL SACERDO­CIO. Con el transcurso del tiempo ha habido un desarrollo gradual en los oficios del sacerdocio. Adán poseyó el Sacerdocio de Melquisedec con todas sus llaves y autoridades, y hoy ocupa su lugar como Miguel, el arcángel, con la autoridad para presidir en toda la tierra. Le sigue Noé, que también fue el padre de todo ser viviente en su época después del diluvio. También él poseyó la plenitud del sacerdocio. Sin embargo, desde Adán hasta Moisés el orden del sacerdocio fue el del orden patriarcal. Estos hombres fueron sumos sacerdotes y patriarcas.

EL SACERDOCIO EN ISRAEL ANTIGUO

SE PERDIÓ EL SUMO SACERDOCIO POR CAUSA DE REBELIÓN. Cuando Israel salió de Egipto, el Señor tenía por objeto organizar a los varones de todas las tribus en un sacerdocio real, confiriéndoles todos los dones y privilegios del sacerdocio mayor, o sea el Sacerdocio de Melquisedec, el cual posee las llaves de la plenitud del evangelio, “y posee la llave de los misterios del reino, sí, la llave del conocimiento de Dios”. Por causa de su rebelión y falta de voluntad de guiarse por los mandamientos dados a Moisés, les fueron negados estos grandes privilegios y bendiciones, aun cuando Moisés hizo cuanto pudo para enseñarles y santificarles.

“Mas endurecieron sus corazones y no pudieron aguantar su presencia [de Dios]; por tanto, el Señor en su ira, porque su ira se había encendido en contra de ellos, juró que mientras estuviesen en el desierto no entrarían en su reposo, el cual es la plenitud de su gloria. Por consiguiente, tomó a Moisés de entre ellos, y el santo sacerdocio también; y continuó el sacerdocio menor, que tiene la llave del ministerio de ángeles y del evangelio preparatorio, el cual es el evangelio de arrepentimiento y de bautismo, y la remisión de pecados, y la ley de los mandamientos carnales, que el Señor en su ira causó que continuaran con la casa de Aarón entre los hijos de Israel hasta Juan, a quien Dios levantó, pues fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre.”

Si los de Israel hubiesen permanecido fieles, habrían recibido todas las bendiciones y privilegios del Sacerdocio de Melquisedec, pero más bien se vieron limitados a la extensión de las bendiciones del Sacerdocio Aarónico y también quedaron sujetos a los preceptos de la Lev de Moisés, la cual contenía muchas leyes temporales, algunas de ellas severas y rigurosas en su naturaleza. Esta condición continuó hasta la resurrección de Jesucristo, ocasión en que se cumplió esta ley carnal y la reemplazó la plenitud del evangelio. El Sacerdocio Aarónico no perdió el derecho del ministerio de ángeles en los días de la restauración, cuando Cristo vino para cumplir la ley, y este poder continúa hoy en la Iglesia, de lo cual plenamente testifican las palabras de Juan.

LOS PROFETAS POSEYERON EL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC. Cuando el Señor tomó a Moisés de entre los israelitas, también retiró el sacerdocio mayor y dejó a Israel con el sacerdocio menor, el cual posee las llaves de la salvación temporal del género humano, a saber, el evangelio temporal, lo que tiene que ver con el arrepentimiento y el bautismo particularmente, pero no tiene nada que ver con las ordenanzas mayores que se han revelado en la dispensación en que nosotros vivimos.

Por consiguiente, en Israel el pueblo común, el pueblo en general, no ejerció las funciones del sacerdocio en su plenitud, sino que se vio limitado, en cuanto a sus labores y ministerios, principalmente al Sacerdocio Aarónico. La destitución del sacerdocio mayor se efectuó a los del pueblo como grupo, pero el Señor dejó aún entre ellos a algunos que poseían el Sacerdocio de Melquisedec, con el poder para oficiar en todas sus ordenanzas, al grado que El determinara que se concedieran estas ordenanzas al pueblo. Por tanto, Samuel, Isaías, Jeremías, Daniel, Ezequiel, Elías y otros de los profetas poseyeron el Sacerdocio de Melquisedec, y sus profecías y sus instrucciones al pueblo eran dirigidas por el Espíritu del Señor y eran válidas en virtud de ese sacerdocio que no se manifestó en forma general en el pueblo de Israel durante todos estos años.

Podemos suponer, con sobrada razón, que nunca hubo ocasión en que no haya habido por lo menos un hombre en Israel que poseyera este sacerdocio mayor (recibido por dispensación especial) y estuviera autorizado para oficiar las ordenanzas; pero este poder y autoridad fueron quitados de entre el pueblo, y se le negó el privilegio de las ordenanzas que corresponden a la plenitud de gloria o sea entrar en el reposo del Señor.

SE DIO A ISRAEL EL SACERDOCIO AARÓNICO. Vemos que el poder de este santo sacerdocio, que nosotros llamamos el Sacerdocio de Melquisedec, les fue negado a las tribus de Israel, así como les fueron negadas las ordenanzas mayores que hoy se pueden recibir en los templos; tuvieron que conformarse con las bendiciones menores y con la ley carnal. También declaró en esa época el Señor que El no continuaría el orden que había existido, el de ordenar al primogénito de cada una de las familias en Israel, sino que los reemplazaría con los varones de una de las tribus de Israel para que fueran sacerdotes al pueblo, y que los limitaría en su jurisdicción a los deberes de ofrecer sacrificios, la ordenanza del bautismo y otros deberes que quedarían bajo la dirección de la ley carnal.

El Señor llamó a Aarón, hermano de Moisés, y a los hijos de Aarón, y estos fueron ordenados y apartados para presidir dentro de este sacerdocio menor que ha llegado a ser conocido como el Sacerdocio Aarónico. Entonces el Señor llamó a los varones de la tribu de Leví, a la cual pertenecía Aarón, a todos los de edad de treinta años hasta los cincuenta años, para que ayudaran a Aarón y sus hijos en el cargo sacerdotal.

LOS LEVITAS POSEYERON EL SACERDOCIO AARÓNICO. El Sacerdocio de Aarón se divide en el Aarónico y el Levítico, sin embargo, es un solo sacerdocio. Es simplemente cuestión de designar ciertos deberes dentro del sacerdocio. De los hijos de Aarón que presidían dentro del orden Aarónico, se dice que poseían el Sacerdocio Aarónico; y a los hijos de Leví, que no eran hijos de Aarón, se les llamaba levitas. Estos poseían el Sacerdocio Aarónico, pero servían bajo los hijos de Aarón, o sea en una capacidad menor.

EL SACERDOCIO EN ISRAEL A LA VENIDA DE CRISTO. La autoridad del sacerdocio se manifestó en los días de la venida del Salvador. En virtud del sacerdocio que poseía Zacarías, padre de Juan el Bautista, se le apareció el ángel. Simeón el profeta bendijo al niño Jesús, y las Escrituras dicen que el Espíritu Santo estaba sobre él. De modo que todavía quedaban unos pocos que tenían fe y el poder del sacerdocio.

SÓLO ENTRE LOS NEFITAS EXISTIÓ EL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC. Los nefitas no oficiaban bajo la autoridad del Sacerdocio Aarónico. No eran descendientes de Aarón ni había levitas entre ellos. No hay evidencia alguna en el Libro de Mormón de que poseyeran el Sacerdocio Aarónico sino hasta después del ministerio del Señor resucitado entre ellos, pero el Libro de Mormón nos dice definitivamente, en muchos lugares, que el sacerdocio que ellos poseían, y en virtud del cual oficiaban, era el sacerdocio según el santo orden, el orden del hijo de Dios. Este sacerdocio mayor puede oficiar en todas las ordenanzas del evangelio, y Jacob y José por ejemplo, fueron consagrados presbíteros y maestros según este orden.

EL SACERDOCIO Y EL LINAJE DE ABRAHAM. Jacob bien pudo haber tenido muchas hijas, y los hijos de ellas tendrían derecho a las bendiciones del evangelio igual que los hijos de Cetura, esposa de Abraham, o los hijos de Ismael. Recordemos que el sacerdocio no estaba limitado únicamente a los descendientes de Jacob. Moisés recibió su sacerdocio de Jetro, el cual no era descendiente de Jacob, pero sí era descendiente de Abraham. Las bendiciones de Abraham se han de dar a los gentiles que se arrepientan y reciban el evangelio, y por adopción llegan a ser del linaje de Abraham.

LA RESTAURACIÓN DEL SACERDOCIO AARÓNICO

NO HAY AUTORIDAD MODERNA SIN RESTAURACIÓN. Tras la apostasía de la doctrina y las prácticas de la Iglesia de Jesucristo de los santos de días anteriores, se hizo necesario que hubiera una manifestación de los cielos y que el Señor hablara de nuevo, y que por su propia boca y por boca de sus discípulos antiguos se restaurase de nuevo la verdad que se había perdido. Al venir la apostasía se había quitado de la tierra la autoridad para obrar en el nombre del Señor, y como lo vio el apóstol Juan en su revelación, el sacerdocio fue devuelto a Dios mientras la iglesia de Jesucristo se vio obligada a huir al desierto.

No había sino tina manera en que ese sacerdocio pudiera ser restaurado a los hombres sobre la tierra, a saber, que se abrieran los cielos. Esto se hizo, y Juan el Bautista vino primero con las llaves del Sacerdocio Aarónico, luego vinieron Pedro, Santiago y Juan con las llaves del Sacerdocio de Melquisedec, y estas autoridades fueron dadas a José Smith y a Oliverio Cowdery.

Es falso el concepto que hoy existe de que los hombres pueden asumir la autoridad para hablar y oficiar en el nombre de Jesucristo cuando no han sido llamados divinamente. La comisión que nuestro Señor dio a sus discípulos hace casi dos mil años no autoriza a ningún hombre en la actualidad para oficiar en las ordenanzas del evangelio o predicar o explicar las Escrituras con autoridad divina. La Biblia no da ni puede dar a hombre alguno este derecho de ejercer las funciones del sacerdocio. listo sólo puede venir, corno en tiempos antiguos, por medio de la autoridad del Hijo de Dios, o de sus representantes debidamente constituidos.

POR QUÉ SE ESCOGIÓ A JUAN PARA RESTAURAR EL ORDEN AARÓNICO. Hay varios asuntos muy significativos relacionados con el acto de conferir el Sacerdocio Aarónico a José Smith y Oliverio Cowdery, los cuales pueden discutirse brevemente.

1. La razón por la cual Juan el Bautista fue enviado de los cielos para conferir el Sacerdocio de Aarón es que no había nadie entre los seres mortales que tuviese las llaves de esa autoridad. De haberlo habido, no habría sido necesaria una restauración de esta autoridad, y Juan no habría sido enviado.

2. Fue Juan el Bautista el que poseía la presidencia de este sacerdocio en los días de su ministerio como el precursor de Jesucristo. Siendo levita, y en vista de que su autoridad procedía del derecho divino de descendencia, él era el legítimo sacerdote presidente del orden Aarónico en Israel. Esta autoridad le había llegado por motivo de su linaje, y el Señor ha declarado que Juan fue bautizado “mientras estaba aún en su niñez, y cuando tenía ocho días de edad, el ángel de Dios lo ordenó a este poder, para derribar el reino de los judíos y enderezar las sendas del Señor ante la faz de su pueblo, a fin de prepararlos para la venida del Señor, en cuya mano se halla todo poder.”

Si la iglesia de Dios hubiese existido entre los judíos en aquella época, en lugar de que éstos se encontraran en tan terrible estado de apostasía, Juan el Bautista habría ocupado su lugar correspondiente como el sacerdote presidente del orden Aarónico. Mas no lo reconocieron y no pudieron comprender su autoridad, así como no pudieron comprender la autoridad de nuestro Señor. La autoridad de Juan era la que habría sido conferida a Aarón, y la cual descendió por derecho de linaje a Eleazar y a su posteridad después de él; pero los judíos no pudieron reconocer a Juan y lo rechazaron. Por derecho de su autoridad, Juan puso el fundamento para la caída del reino o poder de ellos, que estaba basado sobre un fundamento falso. Si hubieran aceptado a Juan, también habrían aceptado a Cristo, el Señor, su Rey legítimo y el gran Sumo Sacerdote de su salvación.

En el reino de Dios existe un orden perfecto, y El reconoce la autoridad de sus siervos. Fue por esta razón que Juan, quien obraba bajo la dirección de Pedro, Santiago y Juan, vino a José Smith y a Oliverio Cowdery y restauró el Sacerdocio Aarónico, el cual Juan poseyó en la Dispensación del Meridiano de los Tiempos, y que se perdió en la gran apostasía por motivo de que se tomó pagana y se corrompió la Iglesia de Jesucristo.

POR QUÉ EL PROFETA RECIBIÓ EL SACERDOCIO ANTES DEL BAUTISMO.

3. Otra cosa muy significativa en la venida de Juan es el hecho de que él, para entonces un personaje resucitado, confirió el sacerdocio a José Smith y a Oliverio Cowdery y luego les mandó que se bautizaran el uno al otro. Según el orden natural de las cosas, los hombres son bautizados antes de serles conferido al sacerdocio. En este caso se invirtió el orden.

Podemos concluir con certeza que con el conocimiento limitado que poseían en esa ocasión, estos dos jóvenes inexpertos no habrían pensado en esto, si hubiesen sido culpables de estar cometiendo un fraude. Lo más probable es que habrían afirmado que el ángel los bautizó primero, y luego les dio el sacerdocio. Si hubiesen hecho tal declaración, habría resultado fatal para su relato. Es un hecho importante, comprobado en todas las Escrituras, tanto por actos directos como por implicación, que Dios ha hecho por los hombres todo cuanto éstos no pueden hacer por sí mismos, para obtener la salvación, pero El espera que los hombres hagan por sí mismos todo cuanto esté en su poder.

EL HOMBRE DEBE HACER CUANTO PUEDA EN BIEN DE SU PROPIA SALVACIÓN. De acuerdo con este principio, es contrario al orden del cielo, instituido desde antes de la fundación de la tierra, que mensajeros celestiales que hayan pasado por la resurrección, o mensajeros que pertenezcan a la esfera celestial, vengan a la tierra y hagan por los hombres la obra que éstos puedan hacer por sí mismos. Conforme a esta ley, y es una ley eterna, Jesucristo vino al mundo y murió por todos, y con ello redimió al mundo de los efectos de la caída de Adán y dio a todos los hombres la resurrección, sin tomar en cuenta la creencia o falta de creencia en él, ni su rectitud o iniquidad.

Todos los hombres se hallaban bajo la maldición, sin Poder librarse a sí mismos, y Cristo vino y se ofreció corno expiación infinita y satisfizo la ley. Además, el derramamiento de su sangre redimió de sus pecados individuales a todos los hombres que quieran arrepentirse y aceptar su verdad, pero a nadie más, pues El ha dicho: “Porque he aquí, el Señor vuestro Redentor padeció la muerte en la carne; por tanto, sufrió el dolor de todos los hombres a fin de que todo hombre pueda arrepentirse y venir a él. Y ha resucitado de entre los muertos, para poder traer a todos los hombres a él, con la condición de que se arrepientan.”

Es un error de lo más grave creer que Jesucristo hizo todo por los hombres si es que lo confiesan con sus labios, y que no hay más que necesitan hacer. Los hombres tienen que ponerse a trabajar si es que quieren obtener la salvación. Fue de conformidad con esta ley eterna que el ángel dirigió a Cornelio a que fuera a Pedro, y que Ananías fue enviado a Pablo. Fue también en cumplimiento de esta ley por lo que Moroni, que entendía los grabados sobre las planchas nefitas, no fue el que hizo la traducción, sino que bajo la dirección del Señor entregó a José Smith el Urim y Tumim, mediante el cual éste pudo efectuar esa obra importante por el don y el poder de Dios.

SE VOLVIÓ A CONFERIR EL SACERDOCIO AARÓNICO.

4. Después de haberse dado el sacerdocio a José y Oliverio, y de haberse bautizado por mandato del mensajero celestial, el mismo mensajero les instruyó que pusieran sus manos el uno sobre el otro y volvieran a conferirse la autoridad que el ángel les había dado, con lo cual se colocó la ordenación y el bautismo en su relación correcta. Estos detalles, que un impostor habría pasado por alto, nos comunican un relato significativo, y dan testimonio impresionante de la veracidad de estos dos hombres.

EL SACERDOCIO AARÓNICO HA DE PERMANECER SOBRE LA TIERRA. El sacerdocio de Aarón, o Sacerdocio Levítico, no terminará cuando los hijos de Leví ofrezcan su sacrificio en justicia, sino que permanecerá sobre la tierra mientras en ella habiten seres mortales. Antes de los días de Moisés y Aarón, todo sacerdocio era conocido como el de Melquisedec. Luego el Señor confirió un sacerdocio a Aarón y a los levitas, a fin de que pudieran oficiar en cosas temporales.

Este sacerdocio continuó en la Iglesia que nuestro Redentor organizó, hasta que la apostasía causó que la Iglesia huyera al desierto. En tanto que tengamos cosas temporales en la tierra, este sacerdocio es necesario. Por último, cuando la tierra alcance su estado celestial, supongo que todo sacerdocio será del orden mayor. La interpretación que dio Oliverio Cowdery a las palabras de Juan el Bautista fue que este sacerdocio “permanecerá sobre la tierra, a fin de que los hijos de Leví todavía puedan hacer una ofrenda al Señor en justicia”.

LOS HIJOS DE AARÓN Y DE LEVI

UN DESCENDIENTE LITERAL DE AARÓN EN EL CARGO DE OBISPO PRESIDENTE. Hay en la Iglesia algunos hombres que han sido bendecidos por patriarcas, y a quienes se les ha declarado ser descendientes de Leví, pero no han reclamado el cargo de obispo, porque la revelación que rige esta situación dice un descendiente literal de Aarón, no de Leví. Evidentemente hay una gran multitud de hombres que son descendientes de Leví pero no de Aarón.

La persona de quien se dice en las revelaciones que tiene derecho al obispado en virtud del linaje es uno que es el primogénito. En virtud de su nacimiento tiene derecho de poseer “las llaves o autoridad del mismo”. Esto se refiere únicamente al que preside el Sacerdocio Aarónico. En ningún sentido se refiere a los obispos de los barrios. Además, la Primera Presidencia de la Iglesia debe designar a tal persona, y debe recibir su unción y ordenación de manos de ellos. La revelación procede de la Presidencia, no del patriarca, para poder establecer una demanda al derecho de presidir en este cargo. Faltando el conocimiento con respecto a tal descendiente, cualquier sumo sacerdote, nombrado por la Presidencia, puede desempeñar el cargo de Obispo Presidente y funcionar con consejeros.

HIJOS DE AARÓN Y DE LEVI EN NUESTRO TIEMPO. ¿Quiénes son los hijos de Aarón y de Leví en la actualidad? Son aquellos que, en virtud de las bendiciones del Omnipotente, son ordenados por los que poseen la autoridad para oficiar en los cargos del sacerdocio. Está escrito que aquellos que de esta manera son ordenados llegan a ser los hijos de Moisés y Aarón. También: “y los hijos de Moisés y de Aarón, cuyos hijos sois vosotros, serán llenos de la gloria del Señor sobre el monte de Sión en la casa del Señor; y también muchos que he llamado y enviado para edificar mi iglesia.” Así ha hablado el Señor, y esto se dijo a aquellos que poseían el Sacerdocio de Melquisedec.

LA OFRENDA DE LOS HIJOS DE LEVI. ¿Qué clase de ofrenda harán los hijos de Leví, a fin de dar cumplimiento a las palabras de Malaquías y de Juan? Lógicamente será la clase de sacrificio que estaban autorizados para ofrendar en los días de su ministerio anterior cuando primeramente fueron llamados. ¿Se ofrecerá tal sacrificio en el templo? Es evidente que no será en ninguno de los templos cual se construyen hoy para la obra de salvación y exaltación. Debe tenerse presente que el gran templo, que aun está por ser construido en la ciudad de Sión, no será un edificio, sino doce. Algunos de estos templos serán para el sacerdocio menor.

Cuando se construyan estos templos, lo más probable es que se dispondrán medios para algunas ceremonias y ordenanzas que puedan efectuar los del Sacerdocio Aarónico, y se proporcione un lugar donde los hijos de Leví puedan ofrecer sus sacrificios en justicia. Así tendrá que ser, porque todas las cosas se han de restaurar. Hubo ordenanzas que en Israel antiguo se efectuaron en el tabernáculo mientras anduvieron en el desierto, y después de que quedó establecido en Silo, en la tierra de Canaán, y más tarde en el templo construido por Salomón. El Señor nos ha informado que tal fue el caso, y ha dicho que en esos edificios se efectuaron ordenanzas en bien del pueblo.

En cuanto a estos templos que hoy tenemos, sin embargo, el Señor mandó que se construyeran para el propósito de dar a los miembros las bendiciones que corresponden a su exaltación, bendiciones que son para el fin de preparar a aquellos que las reciban para que entren “en su reposo, el cual es la plenitud de su gloria”; y estas ordenanzas se tienen que efectuar por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec que los hijos de Leví no poseían.

LA RESTAURACIÓN DE SACRIFICIOS CRUENTOS. Estamos viviendo en la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, en el cual todas las cosas se han de juntar en una, y todas las cosas han de ser restauradas desde el principio. Aun esta tierra ha de ser restaurada a la condición que existía antes de la transgresión de Adán. Y Ahora bien, en la naturaleza de las cosas, la ley de sacrificio tendrá que ser restaurada, pues de lo contrario no serían restauradas todas las cosas que el Señor decretó. Será necesario, por tanto, que los hijos de Leví, que ofrecieron los sacrificios cruentos [sangrientos] en Israel antiguamente, ofrezcan de nuevo tal sacrificio para integrar y completar esta ordenanza en esta dispensación. En los días de Adán se instituyó el sacrificio por derramamiento de sangre, y por necesidad tendrá que ser restaurado.

Se efectuará el sacrificio de animales para completar la restauración cuando se construya el templo de que se ha hablado; al principio del Milenio, o en la restauración, se efectuarán sacrificios cruentos el tiempo necesario para completar la plenitud de la restauración en esta dispensación. Más tarde los sacrificios serán de alguna otra naturaleza.

LA RESTAURACIÓN DEL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC

LOS DE LA IGLESIA “REORGANIZADA” NIEGAN LA RESTAURACIÓN DEL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC ¿Confirieron Pedro, Santiago y Juan el Sacerdocio de Melquisedec a José Smith y a Oliverio Cowdery?

En la historia de la Iglesia no se da ninguna información de la fecha en que se restauró el Sacerdocio de Melquisedec. Por tal razón ciertos grupos que no son de la Iglesia, los cuales profesan creer en la misión divina del Vidente martirizado, han declarado, con objeto de afirmar su débil posición, que esos mensajeros celestiales no restauraron este sacerdocio, sino que sólo se desarrolló del Sacerdocio Aarónico que Juan el Bautista restauró el 15 de mayo de 1829. De acuerdo con esta declaración, el Profeta y Oliverio Cowdery, una vez que ya habían recibido el Sacerdocio Aarónico, se ordenaron élderes el uno al otro en virtud de ese sacerdocio el día 6 de abril de 1830, y que con esta categoría de élderes ordenaron sumos sacerdotes y apóstoles.

La declaración efectiva, cual la ha publicado la Iglesia “Reorganizada”, así llamada, es la siguiente: “Como justificación para el curso que se ha tomado, y los principios involucrados en la ‘cuestión de la autoridad’, siempre hemos favorecido y aún favorecemos, una investigación del estricto carácter de los hechos en la primera organización. Aquí los tenemos: Un ángel confirió el sacerdocio menor a José Smith y a Oliverio Cowdery; luego, en virtud de esta autoridad y un mandamiento, ellos se ordenaron élderes el uno al otro, el día 6 de abril, y con este carácter de élderes ordenaron sumos sacerdotes y apóstoles, y este sumo sacerdocio ordenó, por mandamiento, al Presidente del Sumo Sacerdocio, el llamamiento mayor en la Iglesia; de manera que lo alegado de que lo menor ordenó a lo mayor, tiene aplicación, tanto a la primera organización como a la Reorganización. El mismo tipo de hechos justifica a las dos o condena a ambas.

TODOS LOS OFICIOS SON DEPENDENCIAS DEL SACERDOCIO ÚNICAMENTE. Aun cuando es cierto que José Smith y Oliverio Cowdery se ordenaron élderes el uno al otro, el día 6 de abril de 1830, y que éste fue el primer oficio en la Iglesia, ello no elimina el hecho de que esto no fue el principio del Sacerdocio de Melquisedec en la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos. El sacerdocio es mayor que el oficio, y se nos enseña que todos los oficios en el sacerdocio son dependencias del mismo. Por esta razón se confirieron a estos dos hombres las llaves del sacerdocio y no las dependencias de dicho sacerdocio, llaves que se poseyeron por común acuerdo en la Iglesia después de la organización.

NUESTRA ES LA GRAN EDAD DE LA RESTAURACIÓN. Aprendemos de las Escrituras que todas las cosas que han existido desde el principio deben acaecer en esta dispensación, y que en ella se han de restaurar todas las cosas. El apóstol Pedro enseñó este principio a los judíos, y nos informamos que así lo entendió Pablo el apóstol al leer en su Epístola a los Efesios, capítulo 1 y versículos 9 y 10.

Uno de los primeros apóstoles, el hermano David W. Patten, que también padeció el martirio por la causa, nos ha dejado su testimonio. Dijo él:

“LA DISPENSACIÓN DEL CUMPLIMIENTO DE LOS TIEMPOS ESTÁ INTEGRADA POR TODAS LAS DISPENSACIONES QUE HASTA ESTA ÉPOCA SE HAN DADO. Primero le fue dada una dispensación a Adán. Es bien sabido que Dios le habló por su propia voz en el Jardín y le declaró la promesa del Mesías. Y a Noé se le dio una dispensación, pues Jesús dijo: ‘Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre’, y así como entonces se salvaron los justos, y los inicuos fueron destruidos, así será ahora. Y de Noé hasta Abraham, y de Abraham hasta Moisés, y de Moisés hasta Elías, y de Elías hasta Juan el Bautista y de Juan el Bautista hasta Jesucristo, y de Jesucristo hasta Pedro, Santiago y Juan. Los apóstoles, todos ellos, recibieron una dispensación en su época por revelación de Dios, para efectuar el gran plan de restitución, del cual hablaron los profetas desde el principio del mundo, el fin del cual es la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, en el que se cumplirán todas las cosas que se han hablado desde que fue formada la tierra.” El Profeta nos dice que en la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, “es menester que una unión entera, completa y perfecta, así como un encadenamiento de dispensaciones, llaves, poderes y glorias, se realicen y sean revelados desde los días de Adán hasta el tiempo presente”.

LA RESTAURACIÓN DEBE INCLUIR TODAS LAS LLAVES Y SACERDOCIO. Si se van a restaurar todas las cosas, y si la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos se compone, y es una unión de todas las dispensaciones, con sus llaves y poderes, desde los días de Adán, entonces aquellos que poseyeron las llaves de estas varias dispensaciones tendrían que conferirlas sobre la cabeza de alguien que estuviese al frente de la última dispensación, y el profeta José Smith es ese alguien. Así que, siendo esto cierto, sería necesario que Pedro, Santiago y Juan, que poseyeron las llaves del reino en la Dispensación del Meridiano de los Tiempos, se aparecieran al profeta José Smith y le confirieran, entre otras, sus llaves y su autoridad.

De las palabras del Profeta, cual se hallan en la sección 128, de Doctrinas y Convenios, versículo 21, nos informamos que se confirieron las llaves de todas las dispensaciones:

“¡Y la voz de Miguel, el arcángel; la voz de Gabriel, de Rafael y de diversos ángeles desde Miguel o Adán, hasta el tiempo actual, todos ellos declarando su dispensación, sus derechos, sus llaves, honores, majestad y gloria, y el poder de su sacerdocio; dando línea sobre línea, precepto sobre precepto; un poco aquí y otro poco allí; consolándolos con la promesa de lo que ha de venir en lo futuro, confirmando nuestra esperanza!”.

Y en el versículo 20: “¡La voz de Pedro, Santiago y Juan en el yermo despoblado entre Harmony, Condado de Susquehanna, y Colesville, Condado de Broome, en las márgenes de Susquehanna, declarando que poseían las llaves del reino y de la dispensación del cumplimiento de los tiempos!”.

PEDRO, SANTIAGO Y JUAN RESTAURARON EL SACERDOCIO Y LAS LLAVES. Por tanto, si Pedro, Santiago y Juan poseían las llaves de la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, sería menester que ellos confirieran estas llaves a José y a Oliverio antes que estos hombres pudieran obtenerlas. Sabemos que efectivamente las recibieron, y podemos presentar evidencias de que estos mensajeros celestiales confirieron las llaves del reino.

En la sección 27, versículos 5 hasta 8 de Doctrinas y Convenios, el Señor declara que El participará de la Santa Cena con José Smith y con Oliverio Cowdery, en su reino, y también con Juan, “y he enviado a este Juan a vosotros, mis siervos José Smith, hijo, y Oliverio Cowdery, para conferiros el primer sacerdocio que habéis recibido, a fin de que fueseis llamados y ordenados como Aarón”.

Y en los versículos 12 y 13: “Y también con Pedro, Santiago y Juan, a quienes he enviado a vosotros, por medio de los cuales os he ordenado y confirmado para ser apóstoles y testigos especiales de mi nombre, y para poseer las llaves de vuestro ministerio y de las mismas cosas que revelé a ellos; a quienes he dado las llaves de mi reino y una dispensación del evangelio para los últimos tiempos; y para el cumplimiento de los tiempos, en la cual juntaré en una todas las cosas, tanto las que están en el cielo, como en la tierra.”

Aquí el Señor declara que Pedro, Santiago y Juan ordenaron a José, el Profeta, y a Oliverio Cowdery. En la sección 18, versículo 9, revelación dada en junio de 1829, casi un año antes que se organizara la Iglesia, el Señor declara que Oliverio Cowdery fue llamado con el mismo llamamiento que Pablo, el cual era el Sacerdocio de Melquisedec, como testigo especial de su nombre. Fue después de recibir este llamamiento de ser testigos especiales, y después de conferírseles el Sacerdocio de Melquisedec, que el Profeta y Oliverio, al tiempo de ser organizada la Iglesia, se ordenaron élderes el uno al otro. El sacerdocio con sus llaves existió antes de la organización de la Iglesia, mas no así los oficios en la Iglesia, los cuales pertenecen a la Iglesia y se poseen con el consentimiento de la misma.

OLIVERIO COWDERY TESTIFICA DE LA RESTAURACIÓN DEL SACERDOCIO. En lo concerniente a la ordenación de José Smith y Oliverio Cowdery con respecto a estos dos sacerdocios, tenemos el testimonio de ambos, anotado fuera del libro de Doctrinas y Convenios. En el año de 1848, Oliverio Cowdery testificó en Kanesville de esta manera: “Estuve presente con José cuando descendió del cielo un santo ángel de Dios y nos confirió, o restauró, el Sacerdocio Aarónico, y a la vez me dijo que permanecería sobre la tierra mientras ésta durase. También estuve presente con José cuando los santos ángeles de las alturas confirieron el sacerdocio mayor o Sacerdocio de Melquisedec. Entonces nos conferimos el uno al otro este sacerdocio por la voluntad y mandamiento de Dios.”

Por esto podemos ver que en el caso de la restauración del sacerdocio mayor, así como del menor, se ordenaron el uno al otro por mandamiento, después de haber recibido las llaves de aquellos que las poseían, a saber, Pedro, Santiago y Juan.

También tenemos el testimonio de Oliverio, escrito por su propia mano desde el año 1835. El relato es sumamente interesante, y lo anotó en el libro de bendiciones patriarcales del patriarca José Smith, padre, el propio Oliverio, que en ese tiempo era el registrador. Esta es su declaración:

“A él [José] lo ministró un ángel, y bajo su dirección obtuvo los anales de los nefitas y los tradujo por el don y el poder de Dios. Lo ordenó el ángel Juan al sacerdocio menor, o Sacerdocio Aarónico, junto conmigo en el pueblo de Harmony, Condado de Susquehanna, Pensilvania, el viernes 15 de mayo de 1829; tras lo cual nos dirigimos al agua, a saber, al río Susquehanna, y nos bautizamos; él primero me lo administró a mí, y luego yo a él. Pero antes del bautismo, nuestras almas se entregaron a una ferviente oración, para saber cómo podríamos obtener las bendiciones del bautismo y del Espíritu Santo de acuerdo con el orden de Dios; y diligentemente buscamos el derecho de los padres, y la autoridad del santo sacerdocio, y el poder para administrarlo; pues deseábamos ser seguidores de la rectitud y poseedores de mayor conocimiento, sí, el conocimiento de los misterios del reino de Dios. Por tanto, nos retirarnos al bosque, así como nuestro padre José dijo que deberíamos hacer, es decir, entre la espesura, e invocarnos el nombre del Señor, y El nos contestó de los cielos. Y mientras nos hallábamos en la visión celestial, descendió un ángel y nos confirió este sacerdocio; y luego, corno ya dije, nos dirigirnos al agua y fuimos bautizados. Después de esto, recibimos el alto y santo sacerdocio; mas una relación de esto se dará en otra parte o en otro lugar.”

JOSÉ SMITH TESTIFICA DE LA RESTAURACIÓN DEL SACERDOCIO. En esta declaración que hizo Oliverio se hace referencia a una profecía de José de días antiguos, el hijo de Jacob, en la cual declaró que el sacerdocio sería restaurado en los últimos días por medio del ministerio de un ángel “en la espesura”. En el Libro de Mormón se nos permite vislumbrar la profecía de José concerniente a la restauración, pero la profecía se nos ha dado solamente en parte, y queda por ser revelada aún. Indudablemente, se dio a conocer al Profeta en relación con muchas otras cosas que todavía no se han dado al mundo. El Profeta, sin embargo, ha añadido un poco de luz en lo concerniente a esta profecía y nos ha revelado la manera de la ordenación al Sacerdocio de Melquisedec que él y Oliverio Cowdery recibieron.

El 18 de diciembre de 1833 cuando el Profeta bendijo a su padre y le confirió el sacerdocio patriarcal, también bendijo a un número de otras personas, entre ellas a Oliverio Cowdery. Después de pronunciar la bendición de Oliverio Cowdery, el Profeta dijo:

“Estas bendiciones vendrán sobre él [Oliverio] de acuerdo con las bendiciones de la profecía de José en días antiguos, las cuales él dijo que descenderían sobre el vidente de los últimos días y el escribiente que se sentaría con él, y que con él sería ordenado, por manos del ángel de la espesura, para recibir el sacerdocio menor, y más adelante recibirían el santo sacerdocio bajo las manos de aquellos que lo habían tenido reservado por largo tiempo, a saber, aquellos que lo recibieron bajo las manos del Mesías, mientras El moraba en la carne sobre la tierra, y recibiría con él, a saber, con el vidente de Dios, las bendiciones de Abraham, Isaac y Jacob, dijo él, sí, José de tiempos antiguos.”

Esta bendición también se anotó por mano de Oliverio Cowdery, y él mismo la copió en la historia del día 2 de octubre de 1835, en la ciudad de Kirtland, Ohio; y dado que fue escrita por un testigo ocular del cumplimiento, ciertamente constituye una fuerte prueba de la ordenación. Si éste es “el otro lugar” mencionado por Oliverio, donde se ha anotado el relato de la ordenación al Sacerdocio de Melquisedec, es una pregunta que no se puede contestar. De no serlo, dicho relato de la ordenación se ha perdido o traspapelado entre los muchos documentos que la Iglesia posee.

Juan el Bautista no recibió su ordenación en el sacerdocio por la mano del Mesías, ya que fue ordenado por medio de un ángel cuando apenas tenía ocho días de edad. El Salvador llamó a Pedro, a Santiago y a Juan, y éstos recibieron su autoridad de El; y se cumplió la profecía de José cuando confirieron sobre José Smith y Oliverio Cowdery las llaves del sacerdocio mayor que habían recibido del Mesías mientras estuvo en la carne.