Doctrina y Convenios
Sección 16
Contexto historico
La Sección 16 del Libro de Doctrina y Convenios se dio en un momento clave en la historia de la Restauración del evangelio en 1829. Este contexto está estrechamente vinculado con los acontecimientos en la casa de la familia Whitmer en Fayette, Nueva York, donde José Smith y Oliver Cowdery encontraron apoyo durante la traducción del Libro de Mormón.
La familia Whitmer jugó un rol importante al proporcionar un lugar seguro y un entorno de apoyo para que José Smith completara la traducción del Libro de Mormón. Fayette, Nueva York, fue un lugar central en este proceso.
Peter Whitmer, hijo, era uno de los hijos de la familia Whitmer y posteriormente sería uno de los Ocho Testigos del Libro de Mormón, quienes testificaron haber visto y manipulado las planchas de oro físicamente.
Durante 1829, José Smith estaba finalizando la traducción del Libro de Mormón con la ayuda de Oliver Cowdery. Esta tarea requería mucho tiempo y concentración, y los Whitmer ofrecieron su hogar para facilitar el trabajo.
La revelación se dio en un período en que se estaba preparando el establecimiento formal de la Iglesia. José Smith recibió varias revelaciones que fortalecieron y guiaron a los futuros líderes y miembros.
Esta sección forma parte de una serie de revelaciones personales dadas a individuos que fueron llamados a participar en la obra misional. Se destacan temas como la predicación del arrepentimiento, la salvación de las almas y la edificación del Reino de Dios.
En este caso, Peter Whitmer, hijo, recibió la invitación a participar en esta obra al compartir el evangelio con otras personas, con la promesa de gran recompensa espiritual.
La revelación subraya que lo de mayor valor en la vida de Peter sería ayudar a otros a arrepentirse y acercarse a Cristo. Este principio refleja la centralidad del servicio y el sacrificio en el evangelio restaurado.
En menos de un año después de esta revelación (el 6 de abril de 1830), se organizó formalmente la Iglesia de Jesucristo en Fayette, Nueva York. Los Whitmer tuvieron un papel destacado en estos primeros días de la Iglesia.
La revelación muestra cómo el Señor llama a individuos específicos para cumplir misiones personalizadas dentro de Su obra. Peter Whitmer, hijo, fue invitado a predicar el evangelio y declarar el arrepentimiento, con la promesa de que esta labor sería la de mayor valor para su vida y su salvación eterna. Este mensaje resalta la importancia de priorizar las cosas eternas sobre las terrenales, un tema recurrente en las escrituras.
― Doctrina y Convenio 16:4. “Porque muchas veces has deseado saber de mí lo que para ti sería de mayor valor.” El deseo de Peter Whitmer de conocer la voluntad de Dios refleja un principio central del evangelio restaurado: buscar activamente guía divina. Esta búsqueda constante de lo que es “de mayor valor” demuestra un corazón dispuesto a someterse al Señor. Tal actitud es consistente con la enseñanza de Boyd K. Packer, quien declaró: “La revelación personal proviene cuando el corazón y la mente están completamente entregados a Dios” (“Prayer and Promptings,” octubre de 2009).
Por otro lado, el énfasis en lo que es de “mayor valor” invita a reflexionar sobre nuestras propias prioridades. ¿Estamos enfocando nuestras energías en cosas de valor eterno o simplemente en logros temporales? Este versículo llama a cada discípulo de Cristo a alinear su vida con los propósitos divinos.
El mensaje de este versículo nos invita a reflexionar sobre nuestras propias búsquedas espirituales. ¿Con qué frecuencia buscamos saber de Dios lo que realmente importa? Este versículo enseña que el Señor conoce nuestras intenciones y está dispuesto a darnos guía cuando nuestras prioridades están alineadas con Sus propósitos eternos.
Un discípulo verdadero no solo busca la voluntad de Dios por curiosidad o beneficio personal, sino por un deseo genuino de cumplir Su obra. Al hacerlo, nos acercamos más a Él y encontramos propósito y paz en el servicio a los demás. La invitación es clara: en nuestra búsqueda por lo que tiene mayor valor, encontremos nuestra identidad y propósito en Cristo.
“Porque muchas veces has deseado saber de mí…” Este fragmento enfatiza la importancia de la búsqueda activa de revelación personal. El Señor reconoce el deseo sincero de Peter Whitmer de recibir guía divina, lo cual está en armonía con la enseñanza de que “pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis” (Mateo 7:7). Esta frase refleja un principio clave: la revelación requiere esfuerzo y disposición espiritual.
Joseph Smith enseñó: “La revelación es una de las bendiciones más importantes que podemos obtener. Dios está dispuesto a comunicar Su voluntad a aquellos que sinceramente la buscan” (Teachings of the Prophet Joseph Smith, p. 257).
“…lo que para ti sería de mayor valor.” Aquí el Señor revela que Su voluntad tiene un valor eterno superior al que cualquier hombre podría imaginar. En Doctrina y Convenios 15:6, un pasaje paralelo, se recalca que salvar almas es lo de mayor valor. Esto nos enseña que lo verdaderamente valioso en la vida es alinearnos con los propósitos divinos y trabajar por la salvación de los demás y de nosotros mismos.
Russell M. Nelson expresó: “La mayor alegría que podemos experimentar en esta vida proviene de ayudar a otros a regresar a Cristo. Esa es nuestra labor divina” (“Ministering with the Power and Authority of God,” abril de 2018). Esta frase no solo alienta la búsqueda activa de revelación personal, sino que también subraya la importancia de entender el propósito divino en nuestras vidas. El Señor siempre está dispuesto a guiar a aquellos que sinceramente buscan Su voluntad. La bendición de saber “lo que es de mayor valor” nos permite priorizar nuestras decisiones diarias y trabajar por metas eternas.
― Doctrina y Convenio 16:5. “He aquí, bendito eres por esto, y por haber declarado mis palabras que, de conformidad con mis mandamientos, yo te he comunicado.” El versículo en su conjunto resalta dos principios clave: primero, que la obediencia trae bendiciones; y segundo, que compartir las palabras del Señor es una manifestación de esa obediencia. El reconocimiento del Señor hacia Peter Whitmer por declarar Sus palabras refleja cómo Él valora la fidelidad de Sus siervos, incluso en actos aparentemente pequeños.
Élder Jeffrey R. Holland dijo: “El Señor espera que declaremos Su evangelio no solo con nuestras palabras, sino también con nuestro ejemplo. Esa es una responsabilidad sagrada y una manifestación de amor hacia Él.” (“El milagro de un misionero,” octubre de 2012). Este versículo no solo motiva a los discípulos a actuar conforme a los mandamientos del Señor, sino que también les asegura que su obediencia será recompensada. La declaración de las palabras del Señor, realizada en conformidad con Su voluntad, es una muestra de amor y fe en el plan divino. La obra del evangelio no es solo un deber; es una oportunidad de ser bendecidos y bendecir a otros.
“He aquí, bendito eres por esto…” Este fragmento resalta que el Señor reconoce y bendice los esfuerzos fieles de sus siervos. La doctrina enseña que la obediencia a la voluntad divina trae bendiciones tanto temporales como eternas. En Doctrina y Convenios 130:20-21 se explica que “hay una ley irrevocablemente decretada en el cielo” según la cual recibimos bendiciones cuando cumplimos las leyes asociadas.
Russell M. Nelson declaró: “La obediencia es la marca distintiva de los discípulos. Al obedecer los mandamientos del Señor, demostramos nuestro amor por Él y abrimos las puertas de las bendiciones celestiales.” (“Perfección y poder del sacerdocio,” abril de 2013).
“…y por haber declarado mis palabras…” Este pasaje subraya la importancia del compartir el evangelio y enseñar las palabras del Señor. En Doctrina y Convenios 1:4 se enseña que el Señor llama a sus siervos a proclamar el evangelio al mundo. Este es un principio fundamental del discipulado y el servicio misional.
Boyd K. Packer afirmó: “El compartir el evangelio no es solo un deber, sino un privilegio que transforma tanto al maestro como al oyente.” (“The Mantle Is Far, Far Greater Than the Intellect,” CES Symposium, 1981).
“…que, de conformidad con mis mandamientos, yo te he comunicado.” Este fragmento enfatiza que la obra de declarar el evangelio debe realizarse conforme a los mandamientos del Señor. La guía divina asegura que el mensaje sea transmitido con pureza y autoridad. En Doctrina y Convenios 68:4 se enseña que “todo lo que [los siervos del Señor] hablen cuando sean movidos por el Espíritu Santo será escritura.”
Neal A. Maxwell enseñó: “El Señor nos da mandamientos no para restringirnos, sino para empoderarnos. Cuando actuamos conforme a ellos, nuestras palabras y acciones se llenan de poder divino.” (“The Great and Spacious Building,” abril de 1987).
Este versículo no solo motiva a los discípulos a actuar conforme a los mandamientos del Señor, sino que también les asegura que su obediencia será recompensada. La declaración de las palabras del Señor, realizada en conformidad con Su voluntad, es una muestra de amor y fe en el plan divino. La obra del evangelio no es solo un deber; es una oportunidad de ser bendecidos y bendecir a otros.
― Doctrina y Convenio 16:6. “Y ahora bien, he aquí, te digo que lo que será de mayor valor para ti será declarar el arrepentimiento a este pueblo, a fin de que traigas almas a mí, para que con ellas reposes en el reino de mi Padre.” Este versículo enfatiza que el arrepentimiento y la obra misional son esenciales tanto para el crecimiento personal como para la salvación de los demás. Declarar el arrepentimiento no solo permite a otros acercarse a Cristo, sino que también bendice al maestro con un gozo eterno.
Dieter F. Uchtdorf enseñó: “Cuando buscamos a quienes han perdido el rumbo y los invitamos a regresar, estamos participando en la misma obra que llevó al Salvador a la cruz y al jardín del sepulcro.” (“Ven, sígueme,” abril de 2019).
La recompensa de esta obra es compartida en el reino celestial, donde los esfuerzos por traer almas a Cristo serán reconocidos y recompensados por el Padre Celestial.
Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestras propias contribuciones a la obra del Señor. ¿Estamos ayudando activamente a otros a arrepentirse y acercarse a Cristo? ¿Valoramos esta obra como algo de mayor importancia en nuestra vida?
Declarar el arrepentimiento y traer almas a Cristo no solo cumple con el propósito divino, sino que también enriquece nuestras vidas al llenarnos de amor, gozo y propósito eterno. Al dedicarnos a esta obra, nos preparamos para compartir el reposo y la gloria del Señor junto a quienes hemos ayudado a salvar.
“Y ahora bien, he aquí, te digo…” El Señor habla con autoridad divina y llama la atención de Peter Whitmer hacia un principio esencial. Esto demuestra que Él se comunica con claridad y con propósito para guiar a sus siervos en Su obra. En Doctrina y Convenios 1:38, se establece: “Ya sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo.”
Boyd K. Packer enseñó: “La revelación personal es la base de nuestra fe. Dios siempre está dispuesto a guiarnos cuando buscamos Su voz con sinceridad.” (“How Does the Spirit Speak to Us?” Ensign, febrero de 2010).
“…que lo que será de mayor valor para ti será declarar el arrepentimiento a este pueblo…” Este fragmento resalta que el arrepentimiento es central en la misión de los discípulos de Cristo. En Doctrina y Convenios 19:31 se insta a los siervos del Señor a predicar el arrepentimiento, pues es el camino hacia la redención y la salvación.
Russell M. Nelson dijo: “El arrepentimiento no es un castigo, sino un privilegio divino. Declarar esta verdad es invitar a otros a recibir la mayor de todas las bendiciones: el perdón y la paz.” (“El arrepentimiento: La majestuosa oportunidad de cambiar,” octubre de 2019).
“…a fin de que traigas almas a mí…” Traer almas a Cristo es la obra más elevada que podemos realizar. Esto refleja el amor redentor de Dios y Su deseo de que todos sus hijos regresen a Él. El Salvador declaró en Juan 6:44: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo trajere.”
Jeffrey R. Holland expresó: “El Señor no solo invita a sus siervos a trabajar con Él; Él también les promete el gozo incomparable de ver almas venir a Cristo.” (“La obra de salvar almas,” octubre de 2013).
“…para que con ellas reposes en el reino de mi Padre.” Este pasaje revela la recompensa eterna para quienes participan fielmente en la obra del Señor. En Doctrina y Convenios 18:15-16, se declara que el gozo por salvar almas es incomprensiblemente grande. Esto enfatiza que la vida eterna incluye compartir el reposo y la gloria de Dios junto con quienes hemos ayudado a llevar a Cristo.
Henry B. Eyring enseñó: “El reposo eterno prometido por el Señor es más que una ausencia de labor; es el gozo supremo de estar en Su presencia, junto con quienes amamos y hemos ayudado a salvar.” (“Heavenly Father’s Plan,” abril de 2014).
El llamado a declarar el arrepentimiento es más que un deber: es una oportunidad de ser un instrumento en las manos de Dios. Este versículo demuestra que al priorizar la obra de salvar almas, tanto el maestro como el discípulo reciben bendiciones eternas. Esta obra es de un valor incalculable, pues su impacto trasciende la mortalidad.
Organización por temas
1. La Comunicación Personal del Señor con Sus Siervos
Versículos: 1–2
El Señor se dirige directamente a Peter Whitmer, hijo, llamándolo “mi siervo” y enfatizando que Sus palabras provienen de Jesucristo, su Redentor. Además, el Señor declara que Su “brazo cubre toda la tierra”, lo que simboliza Su poder y Su influencia sobre toda la humanidad.
Este pasaje resalta el carácter personal de la revelación. Dios conoce a cada uno de Sus hijos y les habla de manera directa y específica. El hecho de que esta revelación sea casi idéntica a la de la Sección 15, dirigida a John Whitmer, sugiere que la obra misional es una tarea de suma importancia para todos los discípulos de Cristo. La afirmación de que Su “brazo cubre toda la tierra” nos recuerda que la autoridad y el amor del Salvador no tienen límites.
El élder David A. Bednar enseñó: “Nuestro Padre Celestial y Su Hijo Amado están íntimamente involucrados en nuestras vidas. Dios conoce nuestra situación personal y nos habla de maneras que podemos entender y aplicar.” (Conferencia General, abril de 2011, “El Espíritu de Revelación”)
2. La Respuesta a un Deseo Profundo
Versículos: 3–4
El Señor le dice a Peter Whitmer que responderá una pregunta que solo él y Dios conocían. Se menciona que muchas veces había deseado saber qué era lo más valioso para él en su vida.
Este versículo destaca la omnisciencia y el amor del Señor. Él conoce nuestras preguntas más íntimas y nos responde en el momento adecuado. Al igual que en el caso de John Whitmer, Peter Whitmer recibe la respuesta directamente de Dios, lo que demuestra que el Señor trata a cada individuo con un conocimiento perfecto de sus necesidades.
El presidente Russell M. Nelson declaró: “Nuestros ruegos más profundos serán contestados en el momento y de la manera que el Señor considere que es mejor para nosotros. A veces, la respuesta vendrá de inmediato; en otras ocasiones, será necesario esperar con fe.” (Conferencia General, abril de 2018, “Revelación para la Iglesia, revelación para nuestra vida”)
3. El Mayor Llamado: Predicar el Evangelio
Versículos: 5–6
El Señor declara que Peter Whitmer es bendecido por haber proclamado Su palabra y que lo más valioso para él será declarar el arrepentimiento y ayudar a salvar almas. La recompensa final será el descanso en el reino de Dios junto con aquellos a quienes haya ayudado.
Este pasaje enfatiza que la obra más importante que podemos realizar es la predicación del Evangelio. La salvación de las almas no solo bendice a quienes reciben el mensaje, sino que también trae gozo y bendiciones eternas a quienes participan en esta labor.
El presidente Dallin H. Oaks enseñó: “El compartir el Evangelio es parte esencial de nuestro discipulado. No hay nada más valioso que ayudar a nuestros hermanos y hermanas a volver a la presencia de Dios.” (Conferencia General, octubre de 2016, “El Gran Plan de Felicidad”) Además, el élder M. Russell Ballard explicó: “Cuando nos centremos en ayudar a los demás a venir a Cristo, encontraremos un propósito más profundo en nuestra vida y experimentaremos el gozo prometido por el Salvador.” (Conferencia General, abril de 2000, “Los misioneros y los miembros: Un equipo celestial”)
Conclusión General
La Sección 16 es una revelación breve pero poderosa que subraya la relación personal entre Dios y Sus hijos. Se nos recuerda que el Señor responde a nuestras preguntas más íntimas, nos llama a la obra misional y promete bendiciones eternas a quienes participan en la salvación de las almas. Al igual que Peter Whitmer, cada uno de nosotros tiene un papel en la obra del Señor, y al aceptarlo, podemos encontrar gozo y propósito en esta vida y en la venidera.
Esta revelación es un llamado a todos los discípulos de Cristo a declarar el Evangelio con fe y dedicación, confiando en que el Señor nos fortalecerá en la tarea de traer almas a Él.
























