Doctrina y Convenios Sección 21

Doctrina y Convenios
Sección 21


La Sección 21 de Doctrina y Convenios se sitúa en un momento crítico en la historia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: su organización formal el 6 de abril de 1830 en Fayette, Nueva York, en el hogar de Peter Whitmer, padre. Este evento marcó el cumplimiento de instrucciones previas dadas a José Smith sobre la restauración de la Iglesia, siguiendo el modelo establecido en el Nuevo Testamento.

Contexto Histórico

La Iglesia se organizó en cumplimiento de las instrucciones de Doctrina y Convenios 20, una revelación que delineaba las doctrinas, principios y estructura organizativa básica para los Santos. Desde la Primera Visión en 1820, José Smith recibió revelaciones dirigidas a la restauración de la Iglesia de Cristo. Con la traducción y publicación del Libro de Mormón en 1830, se estableció la base doctrinal y teológica para este evento.

Seis hombres previamente bautizados participaron como miembros fundadores: José Smith, Oliver Cowdery, Hyrum Smith, Samuel H. Smith, David Whitmer y Peter Whitmer Jr. En esta reunión, por voto unánime, se aceptó a José Smith como profeta, vidente, traductor y líder de la Iglesia, y a Oliver Cowdery como su consejero. José y Oliver, como los primeros élderes de la Iglesia, se ordenaron mutuamente y realizaron ordenanzas esenciales, como la confirmación de miembros mediante la imposición de manos y la administración de la Santa Cena.

La revelación en la Sección 21 establece a José Smith como el vidente, traductor, profeta, apóstol y élder de la Iglesia. Estas funciones reflejan su papel como el principal receptor de revelaciones y guía espiritual. También define la importancia de escuchar y aceptar las palabras de José Smith como si provinieran de la boca de Dios, subrayando su papel como portavoz divino. Los fieles recibirían protección contra las fuerzas del mal al seguir sus instrucciones con fe y paciencia.

La Sección 21 subraya la centralidad del liderazgo profético en la Iglesia restaurada, estableciendo un patrón de recibir revelaciones continuas. Se insta a los miembros a seguir al profeta con fe y paciencia, fomentando la unidad entre los santos y la confianza en el liderazgo inspirado. La revelación incluye promesas específicas de que los santos serían fortalecidos y protegidos contra las fuerzas del mal, siempre y cuando siguieran las instrucciones inspiradas.

Esta sección no solo marcó el inicio formal de la Iglesia, sino que estableció principios fundamentales para su funcionamiento: la revelación continua, la autoridad profética y la importancia de la obediencia y la fe en las promesas de Dios. La organización en Fayette fue un acto de fe y obediencia, y la Sección 21 simboliza el compromiso de los primeros santos con la visión de la restauración dirigida por el Señor a través de su profeta, José Smith.


― Doctrina y Convenios 21:1. “He aquí, se llevará entre vosotros una historia; y en ella serás llamado vidente, traductor, profeta, apóstol de Jesucristo, élder de la iglesia por la voluntad de Dios el Padre, y la gracia de tu Señor Jesucristo.” Declara los títulos y funciones de José Smith, estableciéndolo como líder profético y guía de la Iglesia.

Este versículo encapsula el llamamiento único de José Smith en la dispensación de la plenitud de los tiempos. A través de sus títulos, se delinean las funciones específicas que él desempeñaría: restaurar la verdad perdida, traducir escrituras, establecer el Reino de Dios y liderar como testigo especial de Jesucristo. Cada aspecto de este llamamiento se cumplió mediante revelación directa y bajo la dirección divina.

El reconocimiento de José como vidente, traductor, profeta y apóstol subraya su papel clave en la restauración. Sin embargo, este versículo también señala que su misión se basó en la gracia y voluntad divina, eliminando cualquier posibilidad de atribuirse mérito personal.

“He aquí, se llevará entre vosotros una historia;” Este inicio señala la importancia de registrar los acontecimientos relacionados con la Iglesia y sus líderes. La “historia” se refiere a la obra de la restauración que marcará el desarrollo del Reino de Dios en la tierra.

José Smith enseñó: “La historia de la Iglesia debe ser una fuente de inspiración para los santos y para el mundo” (Enseñanzas del Profeta José Smith).

El presidente Spencer W. Kimball subrayó: “La historia sagrada fortalece nuestra fe y nos da perspectiva para enfrentar los desafíos actuales” (Conferencia General, octubre de 1977). La frase resalta la importancia de la documentación divina, como las Escrituras y las revelaciones modernas, que constituyen un legado para los santos actuales y futuros.

“y en ella serás llamado vidente, traductor, profeta, apóstol de Jesucristo, élder de la iglesia”. Un vidente es alguien con la capacidad espiritual de percibir cosas invisibles al ojo natural. José Smith cumplió este rol al traducir el Libro de Mormón y recibir revelaciones. Doctrina y Convenios 124:94: “Un vidente es mayor que un profeta.”

  • Traductor: La traducción implica recibir revelación para comprender e interpretar textos antiguos, como el Libro de Mormón y la Biblia (véase Guía para el Estudio de las Escrituras).
  • Profeta: José Smith es el portavoz de Dios, una función que guía a los santos mediante revelación continua (Amós 3:7).
  • Apóstol: Un testigo especial de Jesucristo, enviado para proclamar Su evangelio (véase Efesios 4:11).
  • Élder: Denota su responsabilidad en la organización inicial de la Iglesia y como ejemplo para los santos.

Élder John A. Widtsoe explicó: “José Smith es un vidente porque restauró conocimientos y verdades perdidas desde los tiempos antiguos” (Evidences and Reconciliations).

Russell M. Nelson afirmó: “El profeta no solo guía la Iglesia, sino que también nos ayuda a prepararnos para la segunda venida del Salvador” (Conferencia General, abril de 2018).

Los títulos no solo identifican las funciones específicas de José Smith, sino que también evidencian la magnitud de su llamamiento divino en la obra de la restauración.

“por la voluntad de Dios el Padre, y la gracia de tu Señor Jesucristo”. Este llamamiento es autorizado por el Padre y facilitado por la gracia redentora del Hijo. La obra de José Smith no es de origen humano, sino celestial. Presidente Gordon B. Hinckley dijo: “José Smith fue llamado no por los hombres, sino por la voluntad y el poder de Dios Todopoderoso” (Conferencia General, abril de 1984).

Élder Dieter F. Uchtdorf enseñó: “La gracia de Cristo nos capacita para cumplir con los llamamientos que recibimos de Él” (Conferencia General, octubre de 2015).

Esta frase enfatiza que la autoridad y el poder de José Smith provienen exclusivamente de Dios, reforzando la legitimidad divina de su misión.

La frase es una invitación a los miembros de la Iglesia a reflexionar sobre el papel central de los profetas en la obra de Dios. Nos recuerda que la guía divina se manifiesta en los líderes que Él escoge, y que la restauración no es un evento aislado, sino un proceso continuo.

Al aceptar a José Smith como vidente, traductor, profeta y apóstol, se nos invita también a valorar la revelación moderna, a estudiar su legado y a fortalecer nuestra fe en Jesucristo, quien es la fuente última de la gracia que capacita a sus siervos. Esto nos motiva a confiar en la dirección profética actual y a participar activamente en la obra de Sion.


― Doctrina y Convenios 21:4. “Por tanto, vosotros, es decir, la iglesia, daréis oído a todas sus palabras y mandamientos que os dará según los reciba, andando delante de mí con toda santidad.” Establece la importancia de escuchar y obedecer al profeta como portavoz de Dios.

Este versículo establece una relación dinámica entre el profeta, la Iglesia y Dios. La Iglesia recibe dirección divina a través del profeta, quien, en santidad y bajo inspiración, comunica las revelaciones de Dios. Obedecer sus palabras no es una cuestión de conveniencia, sino una demostración de confianza en el plan de Dios y en la revelación continua.

La frase “daréis oído” implica no solo escuchar, sino actuar de acuerdo con las instrucciones recibidas. La frase final, “andando delante de mí con toda santidad,” enfatiza que tanto los líderes como los miembros deben esforzarse por vivir una vida de pureza y obediencia.

“Por tanto, vosotros, es decir, la iglesia,” La frase establece la responsabilidad colectiva de la Iglesia como comunidad de creyentes. Todos los miembros, sin excepción, están llamados a seguir la guía revelada del profeta.

El élder D. Todd Christofferson enseñó: “La Iglesia es el medio por el cual Cristo organiza, enseña y guía a Su pueblo” (Conferencia General, octubre de 2015). En Doctrina y Convenios 1:30 se declara que esta Iglesia es “la única iglesia verdadera y viviente” dirigida por revelación divina.

Esto resalta que la relación entre Dios y Su pueblo se realiza a través de la Iglesia organizada y que cada miembro es responsable de sostenerla y respetar su dirección inspirada.

“daréis oído a todas sus palabras y mandamientos que os dará”. Este mandato enfatiza la importancia de escuchar y obedecer al profeta como portavoz autorizado de Dios. En Amós 3:7 leemos: “Porque no hará nada Jehová el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.”

El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Cuando honramos el consejo profético, recibimos bendiciones específicas que Dios tiene para nosotros” (Conferencia General, abril de 2018).

Los mandamientos y palabras del profeta son considerados como provenientes de Dios, y obedecerlos es una demostración de fe y confianza en la revelación continua.

“según los reciba,” Esto subraya que el profeta habla según las revelaciones que recibe de Dios, no según su propia sabiduría o voluntad.

José Smith explicó: “Un profeta es solo un profeta cuando actúa como tal” (Enseñanzas del Profeta José Smith).

El élder Jeffrey R. Holland declaró: “El profeta recibe revelación en el momento y manera que Dios determine, no según las expectativas de los hombres” (Conferencia General, abril de 2014).

Esto refuerza la confianza en el proceso revelador, ya que las palabras del profeta están inspiradas directamente por Dios, no por motivaciones personales.

“andando delante de mí con toda santidad.” La santidad requerida en el profeta implica una vida de pureza y dedicación total a Dios, lo cual califica al profeta para ser un instrumento de revelación. En Doctrina y Convenios 20:53 se menciona que los líderes deben andar “de manera irreprensible” para ser ejemplos de los creyentes.

El élder David A. Bednar enseñó: “La santidad personal permite que el profeta reciba revelación clara y constante en beneficio de todos nosotros” (Conferencia General, octubre de 2009). Esto no solo aplica al profeta, sino también a los miembros, quienes deben buscar la santidad en su vida como evidencia de su fe y compromiso con las enseñanzas del Señor.

Este versículo nos recuerda que la obediencia a las palabras del profeta es esencial para nuestra salvación y la fortaleza colectiva de la Iglesia. Nos invita a actuar con fe y paciencia, confiando en que el Señor dirige Su obra mediante profetas vivientes.

Reflexionar sobre la importancia de la santidad en nuestras vidas nos llama a ser un pueblo santo, dispuesto a recibir y actuar conforme a la voluntad de Dios. La relación entre obediencia y santidad es clave: al seguir las palabras inspiradas del profeta, no solo construimos la obra de Sion, sino que también cultivamos nuestra relación con Dios y nos preparamos para la eternidad.


― Doctrina y Convenios 21:5. “Porque recibiréis su palabra con toda fe y paciencia como si viniera de mi propia boca.” Reafirma que las palabras de José Smith, recibidas por inspiración, tienen la misma autoridad que las palabras de Dios.

Este versículo enseña la actitud correcta que los miembros deben tener hacia las palabras del profeta: una combinación de fe y paciencia, con un reconocimiento de su autoridad divina. Al aceptar las palabras del profeta como si provinieran de Dios mismo, los santos demuestran su confianza en la revelación continua y en el plan de Dios.

La frase “con toda fe y paciencia” refleja que no siempre será fácil comprender o aplicar las palabras del profeta, pero se nos promete bendiciones si las seguimos. Este principio fortalece la unidad en la Iglesia y nos ayuda a crecer espiritualmente al confiar en el tiempo y los propósitos del Señor.

“Porque recibiréis su palabra”. Esta frase establece el principio de aceptar las palabras del profeta como revelación divina para la Iglesia. El profeta es el portavoz de Dios, y sus mensajes no son meramente consejos humanos, sino instrucciones divinas. En Doctrina y Convenios 1:38, el Señor declara: “Lo que yo, el Señor, he dicho, lo he dicho… ya sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo.”

El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Cuando seguimos el consejo del profeta de Dios, podemos tener la seguridad de que estamos haciendo la voluntad del Señor” (Conferencia General, octubre de 2018).

La frase enfatiza que los miembros deben recibir las palabras del profeta con un corazón dispuesto, reconociendo su origen divino.

“con toda fe”. La fe es un principio esencial en la relación entre los santos y el profeta. Implica confiar en que el profeta actúa bajo la dirección de Dios y que sus palabras son para nuestro bien, incluso si no entendemos completamente el propósito en el momento.

Élder Neal A. Maxwell: “La fe no solo implica creer en Cristo, sino también confiar en Sus siervos escogidos” (Conferencia General, octubre de 1992).

Élder Jeffrey R. Holland dijo: “La fe requiere que sigamos adelante incluso cuando las respuestas no sean claras, confiando en que el Señor nos guiará a través de Su profeta” (Conferencia General, octubre de 2013).

La fe en las palabras del profeta es una muestra de nuestra confianza en Dios, quien dirige Su obra mediante líderes inspirados.

“y paciencia”. La paciencia es crucial para aceptar las palabras del profeta, especialmente cuando las promesas o instrucciones no se cumplen de inmediato o cuando enfrentamos desafíos al obedecerlas.

El presidente Dieter F. Uchtdorf enseñó: “La paciencia significa aceptar que las cosas sucederán en el tiempo del Señor, no en el nuestro” (Conferencia General, abril de 2010).

Élder Dallin H. Oaks: “La paciencia nos permite seguir el consejo profético incluso cuando no entendemos completamente el porqué” (Conferencia General, abril de 1998).

La paciencia complementa la fe, permitiéndonos persistir en la obediencia y confiar en que las bendiciones prometidas llegarán.

“como si viniera de mi propia boca”. Esta frase subraya la autoridad divina del profeta. Las palabras del profeta, cuando están inspiradas, tienen el mismo peso que si fueran pronunciadas directamente por Dios. En Doctrina y Convenios 21:5, el Señor enseña: “Recibiréis su palabra con toda fe y paciencia como si viniera de mi propia boca.”

El presidente Gordon B. Hinckley declaró: “El profeta es el portavoz de Dios, y cuando él habla, debemos escuchar y actuar” (Conferencia General, abril de 1997). Este principio asegura que los santos reconozcan la voz del profeta como la voluntad de Dios y actúen en consecuencia.

Este versículo nos invita a cultivar un corazón receptivo, lleno de fe y paciencia, para escuchar y actuar conforme a las palabras del profeta. Al hacerlo, demostramos nuestra lealtad a Dios y nuestro deseo de ser guiados por Él en todas las circunstancias.

La obediencia al profeta no siempre será cómoda o inmediata en sus resultados, pero su impacto en nuestra vida será eterno. Este versículo nos recuerda que la voz del profeta es la voz de Dios para nuestro tiempo, y al seguirla, nos aseguramos de estar en el camino que conduce a la salvación y las bendiciones prometidas.


― Doctrina y Convenios 21:6. “Porque si hacéis estas cosas, las puertas del infierno no prevalecerán contra vosotros; sí, y Dios el Señor dispersará los poderes de las tinieblas de ante vosotros, y hará sacudir los cielos para vuestro bien y para la gloria de su nombre.” Promete protección y poder divino a los santos que sigan las instrucciones inspiradas del profeta.

Este versículo combina advertencias, promesas y doctrinas esenciales. Se nos recuerda que la obediencia a los mandamientos y las palabras del profeta no solo trae protección contra las fuerzas del mal, sino también la intervención directa de Dios en nuestras vidas. Las “puertas del infierno” y “los poderes de las tinieblas” no tienen poder sobre los santos que confían en el Señor y siguen Su guía.

La promesa de que Dios “sacudirá los cielos” muestra Su disposición para actuar poderosamente en favor de aquellos que lo honran y obedecen. Esto también destaca que Su obra no solo es para nuestro beneficio, sino también para la gloria de Su nombre.

“Porque si hacéis estas cosas,” Esta frase establece una condición: las bendiciones prometidas dependen de la obediencia a las palabras del profeta y a los mandamientos del Señor. La obediencia es un principio fundamental del Evangelio y una demostración de fe en Dios.

El presidente Russell M. Nelson enseñó: “El Señor siempre cumple Sus promesas cuando actuamos con fe y obediencia” (Conferencia General, abril de 2019). Doctrina y Convenios 130:20-21 explica que todas las bendiciones de Dios están condicionadas a nuestra obediencia a Su ley.

La frase enfatiza que la acción por parte de los santos es necesaria para acceder a las bendiciones divinas; la fe debe manifestarse mediante la obediencia activa.

“las puertas del infierno no prevalecerán contra vosotros;” Esta promesa asegura protección espiritual. “Las puertas del infierno” simbolizan las fuerzas del mal que intentan destruir la fe y la santidad de los santos. En Mateo 16:18, Jesús declara que las puertas del infierno no prevalecerán contra Su Iglesia.

Élder Jeffrey R. Holland explicó: “Las fuerzas del mal nunca podrán derrotar al reino de Dios si nos mantenemos fieles a Su verdad” (Conferencia General, octubre de 2012).

La promesa refleja el poder protector del convenio y la fortaleza que viene de estar espiritualmente anclados en Cristo y Su obra.

“sí, y Dios el Señor dispersará los poderes de las tinieblas de ante vosotros,”.Aquí se promete que el Señor eliminará las influencias malignas y traerá claridad y fortaleza espiritual. “Los poderes de las tinieblas” representan la oposición satánica y las tentaciones que enfrentan los santos. En Doctrina y Convenios 50:25, se enseña que cuando recibimos la luz, vencemos las tinieblas.

El presidente Boyd K. Packer dijo: “El poder del evangelio dispersa las tinieblas y nos llena de luz y esperanza” (Conferencia General, octubre de 1989).

Esta promesa refuerza la idea de que la obediencia a Dios y Su profeta nos protege del mal y nos llena de luz y paz.

“y hará sacudir los cielos para vuestro bien y para la gloria de su nombre.” Este lenguaje simboliza la intervención divina en favor de Su pueblo. “Sacudir los cielos” implica el poder y la majestad de Dios al actuar en favor de Sus hijos obedientes. En Hageo 2:6-7, el Señor habla de “sacudir los cielos y la tierra” para cumplir Su obra.

El élder D. Todd Christofferson enseñó: “Cuando confiamos en Dios, Él mueve montañas y hace milagros en nuestra vida” (Conferencia General, abril de 2017).

Este acto divino no solo beneficia a los santos, sino que también glorifica a Dios al mostrar Su poder y amor hacia Sus hijos.

Este versículo nos invita a confiar plenamente en Dios y en Su profeta, incluso en medio de pruebas y oposición. Nos recuerda que la obediencia trae bendiciones, incluyendo protección espiritual y la intervención divina en nuestras vidas.

Al reflexionar sobre estas promesas, podemos fortalecer nuestra fe en que Dios nunca nos dejará solos en nuestra lucha contra las fuerzas del mal. Al actuar con fe y obediencia, no solo aseguramos nuestra salvación personal, sino que también glorificamos el nombre de Dios, demostrando al mundo Su poder y amor.


― Doctrina y Convenios 21:7. “Porque, así dice Dios el Señor: Yo lo he inspirado para impulsar la causa de Sion con gran poder para hacer lo bueno, y conozco su diligencia, y he oído sus oraciones.” Reconoce la misión de José Smith en la edificación de Sion y muestra el respaldo divino a su obra.

Este versículo resalta la íntima conexión entre Dios y Su profeta, José Smith. La inspiración, el poder, la diligencia y las oraciones mencionadas reflejan el modelo de liderazgo que se espera de un siervo del Señor. Además, subraya que la causa de Sion no es una obra meramente terrenal, sino un esfuerzo divino respaldado por el poder y la guía de Dios.

El versículo también nos invita a reconocer que el éxito en la obra del Señor depende de la combinación de inspiración divina y diligencia humana. La disposición de Dios para escuchar nuestras oraciones y fortalecernos en Su obra es una promesa universal para todos los que participan en la edificación de Su Reino.

“Porque, así dice Dios el Señor:” Esta frase establece que el mensaje proviene directamente de Dios, subrayando la autoridad divina detrás de la revelación. La frase “así dice el Señor” es un sello que autentifica el mensaje como una declaración sagrada y vinculante. Amós 3:7: “Porque no hará nada Jehová el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.”

Élder Jeffrey R. Holland afirmó: “Cuando el Señor habla, debemos escuchar, porque Sus palabras son eternas y seguras” (Conferencia General, abril de 2011).

Esta introducción reafirma que las palabras siguientes no son opiniones personales, sino mandamientos y promesas de Dios.

“Yo lo he inspirado para impulsar la causa de Sion”. Dios declara que Él es la fuente de la inspiración de Su profeta. La “causa de Sion” se refiere a la construcción del Reino de Dios, la preparación de un pueblo justo y el establecimiento de Sion como un lugar de pureza y santidad. En Moisés 7:18, se describe a Sion como “un corazón y una mente,” un pueblo unido en justicia.

El presidente Russell M. Nelson enseñó: “La causa de Sion es la obra del Señor para reunir a Sus hijos en el convenio y prepararlos para Su regreso” (Conferencia General, octubre de 2021).

La inspiración divina capacita al profeta para liderar esta obra grandiosa y garantizar que avance según los propósitos del Señor.

“con gran poder para hacer lo bueno,” La frase resalta que la obra del profeta es respaldada por el poder de Dios. Este “gran poder” no es humano, sino divino, y está enfocado en promover la rectitud y el bienestar espiritual de los hijos de Dios. En Doctrina y Convenios 84:88, el Señor promete: “Yo iré delante de vuestra faz… y mi Espíritu estará en vuestro corazón.”

Élder Dieter F. Uchtdorf dijo: “El poder de Dios se manifiesta cuando buscamos hacer Su voluntad y Su obra” (Conferencia General, octubre de 2012).

El poder para “hacer lo bueno” incluye inspirar, organizar y guiar al pueblo de Dios hacia la justicia.

“y conozco su diligencia,” Dios conoce y valora los esfuerzos constantes y sinceros de Su profeta. La diligencia es una cualidad esencial en el servicio al Señor, ya que implica esfuerzo sostenido y compromiso total con Su obra. En Doctrina y Convenios 10:4, se aconseja: “No corras más rápido de lo que tienes fuerzas, pero sé diligente.”

El élder David A. Bednar explicó: “La diligencia en el servicio al Señor refleja nuestra fe en Su plan y nuestro amor por Él” (Conferencia General, octubre de 2008).

La diligencia de José Smith, demostrada en su búsqueda incansable de revelación y en la organización de la Iglesia, fue un factor clave en el avance de la causa de Sion.

“y he oído sus oraciones.” Este fragmento confirma que Dios escucha las oraciones de Sus siervos. La oración es una herramienta fundamental en la relación entre el profeta y Dios, permitiendo la guía divina en la obra. En Doctrina y Convenios 112:10, el Señor dice: “Sé humilde; y el Señor tu Dios te conducirá de la mano y responderá a tus oraciones.”

El presidente Gordon B. Hinckley afirmó: “Las oraciones sinceras de los profetas traen guía divina no solo para ellos, sino para todos nosotros” (Conferencia General, abril de 1996).

La mención de las oraciones de José Smith subraya su relación cercana con Dios y su dependencia constante en el Señor para dirigir Su obra.

Este pasaje nos motiva a buscar inspiración y guía en nuestras propias responsabilidades dentro de la causa de Sion. Nos recuerda que Dios escucha nuestras oraciones, valora nuestros esfuerzos y nos capacita con poder para hacer lo bueno.

También nos llama a ser diligentes en nuestras responsabilidades, confiando en que el Señor conoce nuestras necesidades y dirige nuestros pasos. En última instancia, este versículo fortalece nuestra fe en que Dios está al mando de Su obra y que Sus propósitos se cumplirán mediante Su poder y la dedicación de Sus siervos.


― Doctrina y Convenios 21:9. “Porque he aquí, bendeciré con poderosa bendición a todos los que obraren en mi viña, y creerán en sus palabras que por mi conducto le son dadas por el Consolador, el cual manifiesta que Jesús fue crucificado por hombres inicuos, por los pecados del mundo, sí, para la remisión de pecados al de corazón contrito.” Destaca la conexión entre la obra del profeta y el propósito expiatorio de Jesucristo, llamando a los santos a participar en la obra de salvación.

Este versículo reúne elementos esenciales de la obra de salvación: la participación activa en la obra de Dios, la fe en el profeta y el testimonio del Espíritu Santo sobre la centralidad de Jesucristo y Su expiación. La promesa de bendiciones poderosas no solo es motivadora, sino que también es condicional, basada en nuestra disposición a actuar con fe, a arrepentirnos y a confiar en el plan del Salvador.

Dios no solo bendice a aquellos que trabajan en Su viña, sino que también garantiza que la obra de Su profeta está alineada con el propósito expiatorio de Cristo. Esto refuerza la conexión entre el servicio al Señor, la fe en Sus siervos y nuestra salvación personal.

“Porque he aquí, bendeciré con poderosa bendición a todos los que obraren en mi viña,” Dios promete bendiciones poderosas a quienes trabajan activamente en Su obra. La “viña” simboliza el Reino de Dios en la tierra y Su obra de salvación, incluyendo el servicio misional, el fortalecimiento de la Iglesia y la edificación personal y colectiva de Sion. En Jacob 5:71, el Señor invita a Sus siervos: “Trabajad conmigo en mi viña.”

El presidente Henry B. Eyring enseñó: “La obra del Señor requiere nuestra dedicación, y Él promete bendiciones abundantes para quienes se esfuerzan con fe” (Conferencia General, abril de 2011).

La promesa de bendiciones refuerza la importancia de participar activamente en la obra de Dios, sabiendo que nuestro esfuerzo será recompensado de manera divina.

“y creerán en sus palabras que por mi conducto le son dadas por el Consolador,” Esta frase subraya la necesidad de fe en las palabras del profeta, quien habla bajo la inspiración del Espíritu Santo. El Consolador, o el Espíritu Santo, es la fuente de toda revelación y guía divina. Doctrina y Convenios 68:4 declara: “Lo que digan, cuando sean movidos por el Espíritu Santo, será escritura.”

El presidente Russell M. Nelson afirmó: “El Espíritu Santo confirma las palabras de los profetas a quienes las escuchan con fe” (Conferencia General, abril de 2018).

La fe en el profeta y la confianza en el Espíritu Santo como fuente de sus palabras son esenciales para recibir la guía y las bendiciones del Señor.

“el cual manifiesta que Jesús fue crucificado por hombres inicuos,” El Espíritu Santo testifica de la misión redentora de Jesucristo, incluyendo Su sacrificio expiatorio. La frase resalta la centralidad de la cruz en el plan de salvación.

Élder Jeffrey R. Holland declaró: “La crucifixión fue el clímax de la vida terrenal del Salvador y el acto supremo de Su amor por nosotros” (Conferencia General, abril de 2009). En Juan 15:26, Jesús prometió que el Consolador daría testimonio de Él.

Esta declaración refuerza que toda la obra de la viña, y las palabras del profeta, están centradas en Cristo y Su sacrificio por la humanidad.

“por los pecados del mundo, sí, para la remisión de pecados al de corazón contrito.” Cristo sufrió por los pecados del mundo para que todos aquellos que se arrepientan y tengan un corazón contrito puedan recibir el perdón. El corazón contrito refleja humildad, arrepentimiento y un deseo sincero de cambiar. En 2 Nefi 2:6-7 se explica que Cristo ofrece Su sacrificio para “todos aquellos que tienen un corazón contrito y espíritu quebrantado.”

El élder Dieter F. Uchtdorf dijo: “El arrepentimiento genuino comienza con un corazón humilde y dispuesto a cambiar” (Conferencia General, octubre de 2015).

La expiación de Cristo es el fundamento de todas las bendiciones prometidas. Solo a través de un corazón contrito podemos acceder plenamente a Su gracia.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestro propio compromiso en la obra de Dios. ¿Estamos trabajando activamente en Su viña? ¿Confiamos plenamente en las palabras de Sus profetas? ¿Nos esforzamos por tener un corazón contrito y arrepentido?

Al participar con fe en la obra del Señor y al centrar nuestras vidas en Cristo y Su sacrificio, recibimos las bendiciones prometidas y experimentamos el gozo de Su salvación. Este versículo nos recuerda que toda la obra del Evangelio tiene un propósito eterno: acercarnos a Cristo, recibir Su gracia y glorificar Su nombre.


Organización por temas


Sección 21: La Autoridad de José Smith y la Dirección de la Iglesia

1. El Llamamiento Profético de José Smith
Versículos: 1–3
“Serás llamado vidente, traductor, profeta, apóstol de Jesucristo, élder de la iglesia por la voluntad de Dios el Padre.”
El Señor confirma el llamamiento de José Smith como profeta, vidente y revelador. La organización de la Iglesia el 6 de abril de 1830 se realizó bajo la dirección divina, cumpliendo con el propósito de Dios de restaurar Su evangelio en la tierra.
El llamamiento de José Smith no fue una elección humana, sino una ordenanza divina. Dios le confió la responsabilidad de establecer Su Iglesia y restaurar las verdades perdidas. La referencia a múltiples roles (vidente, traductor, apóstol) subraya la magnitud de su misión.
Presidente Gordon B. Hinckley: “José Smith fue el instrumento mediante el cual Dios restauró la plenitud de Su evangelio. No fue un profeta común; fue un profeta de la dispensación final” (Conferencia General, abril 1994).
Élder Jeffrey R. Holland: “Sin la Primera Visión y el llamamiento divino de José Smith, no habría Iglesia restaurada” (Conferencia General, octubre 2009).

2. La Palabra del Profeta como Voz del Señor
Versículos: 4–6
“Porque recibiréis su palabra con toda fe y paciencia como si viniera de mi propia boca.”
El Señor manda a los miembros de la Iglesia a escuchar las palabras del profeta como si fueran Su propia voz. La obediencia a la revelación traerá protección y fortaleza contra las tinieblas.
Este principio es fundamental en la Iglesia: seguir al profeta es seguir a Cristo. A lo largo de la historia, la seguridad espiritual y la fortaleza de los santos han dependido de su disposición a seguir al profeta con fe y paciencia.
Presidente Russell M. Nelson: “Mis queridos hermanos y hermanas, escuchen al profeta. Dios le ha dado instrucciones para estos tiempos peligrosos” (Conferencia General, abril 2020).
Élder D. Todd Christofferson: “Cuando seguimos al profeta, evitamos el error y nos alineamos con la voluntad de Dios” (Conferencia General, abril 2012).

3. La Misión de José Smith en la Causa de Sion
Versículos: 7–8
“Yo lo he inspirado para impulsar la causa de Sion con gran poder para hacer lo bueno.”
El Señor reconoce el esfuerzo y las oraciones de José Smith por la causa de Sion. Le promete que sus lágrimas cesarán y que su gozo será completo por la manifestación de las bendiciones divinas.
La construcción de Sion es un esfuerzo divino que requiere sacrificio y fe. Dios fortalece a Sus siervos para que sigan adelante, asegurándoles que Su obra no fracasará.
Élder Dieter F. Uchtdorf: “Sion no es solo un lugar; es una condición del corazón y del espíritu de los que aman y sirven a Dios” (Conferencia General, octubre 2011).
Presidente Joseph Fielding Smith: “La edificación de Sion es la misión central de la Iglesia en esta dispensación” (Doctrina de Salvación, tomo 3).

4. La Creencia en las Palabras del Profeta y la Remisión de Pecados
Versículos: 9–10
“Bendeciré con poderosa bendición a todos los que obraren en mi viña, y creerán en sus palabras.”
Dios promete bendiciones a aquellos que acepten las palabras de Su profeta. La remisión de los pecados es posible para quienes vienen a Cristo con un corazón contrito.
Las promesas del Señor son claras: la obediencia a Su profeta trae bendiciones espirituales. La creencia en las palabras del profeta y la disposición de servir en la viña del Señor resultan en la purificación y el perdón.
Citas
Presidente Henry B. Eyring: “Creer en las palabras del profeta requiere fe y acción. Esas dos cosas abren la puerta a las bendiciones del cielo” (Conferencia General, abril 2018).
Élder M. Russell Ballard: “Dios nos ha dado profetas en la actualidad para guiarnos y bendecirnos. Escuchar su consejo es clave para la prosperidad espiritual” (Conferencia General, octubre 2007).

5. La Ordenanza de Oliver Cowdery y la Predicación del Evangelio
Versículos: 10–12
“El primer predicador de esta iglesia a sus miembros y ante el mundo.”
Oliver Cowdery es ordenado bajo la mano de José Smith y se le encomienda la predicación del evangelio a los gentiles y a los judíos. Esto refuerza la importancia del testimonio y la obra misional en la Iglesia.
Desde el principio, la Iglesia se organizó con un fuerte énfasis en la predicación del evangelio. El llamamiento de Oliver Cowdery simboliza el deber de todo miembro de compartir la verdad con el mundo.
Presidente Thomas S. Monson: “Cada miembro es un misionero. Nuestro deber es compartir el evangelio con amor y testimonio” (Conferencia General, abril 2009).
Élder David A. Bednar: “El evangelio de Jesucristo es para todos. La obra misional es una responsabilidad sagrada que trae gozo a nuestras vidas” (Conferencia General, octubre 2015).

Conclusión General
La Sección 21 de Doctrina y Convenios es un testimonio del papel central de José Smith como profeta y líder de la Iglesia restaurada. Dios confirma su autoridad y establece la importancia de seguir a Su profeta con fe. Además, la sección destaca la misión de Sion, la promesa de bendiciones para quienes creen en las palabras del profeta, y el mandato de predicar el evangelio al mundo.
Estos versículos nos enseñan que Dios dirige Su Iglesia a través de Sus profetas, y que el progreso espiritual y la protección dependen de nuestra disposición a seguir Su voz.

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