Doctrina y Convenios
Sección 26
La Sección 26 de Doctrina y Convenios fue recibida por José Smith en un período crítico de los primeros días de la Restauración, en julio de 1830, poco después de la organización formal de la Iglesia el 6 de abril de ese mismo año. Este contexto histórico es esencial para comprender el propósito y la relevancia de esta revelación:
Contexto Histórico:
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días había sido organizada apenas tres meses antes. Los miembros eran pocos en número y enfrentaban oposición significativa de sus comunidades locales, especialmente en áreas como Colesville, Nueva York, donde grupos hostiles intentaban interrumpir las actividades de la Iglesia.
Colesville fue uno de los primeros lugares donde la Iglesia tuvo éxito en convertir a un grupo de personas, principalmente gracias a la predicación de José Smith y Oliver Cowdery. La familia Knight, que residía allí, jugó un papel crucial al proveer apoyo financiero y emocional a la naciente Iglesia. Sin embargo, este éxito también atrajo oposición violenta de parte de vecinos que no compartían las nuevas creencias.
La persecución en Harmony y Colesville era intensa. José Smith había enfrentado acusaciones falsas y procesos legales impulsados por opositores a la Iglesia. Este ambiente dificultaba las labores de proselitismo y organización de la Iglesia en sus primeros pasos.
La revelación enfatiza la importancia del estudio de las Escrituras, la predicación y el fortalecimiento de los nuevos conversos en un momento en que la Iglesia estaba en sus inicios y dependía del testimonio y la preparación espiritual de sus líderes. Esto refleja la necesidad de un equilibrio entre las responsabilidades espirituales y las temporales, como el cultivo de tierras para subsistir.
Este principio se establece como una guía fundamental para la toma de decisiones en la Iglesia. En una época de intensa persecución y tensión, la unidad y la oración se consideraban esenciales para evitar divisiones internas y fortalecer la fe colectiva.
La referencia a la “próxima conferencia” indica la intención de reunir a los primeros miembros de la Iglesia para recibir dirección adicional y fortalecer la unidad entre ellos. Las conferencias eran esenciales para establecer doctrina, compartir experiencias espirituales y tomar decisiones importantes.
En medio de la oposición, los líderes de la Iglesia fueron instruidos a dedicarse al estudio y la predicación como una forma de edificar la fe y expandir la obra. Esto subraya la importancia de una base espiritual sólida para enfrentar desafíos externos.
Este principio estableció un precedente para la toma de decisiones democráticas y participativas dentro de la Iglesia. Al requerir oración y fe, la revelación enfatiza la búsqueda de la guía divina y la unidad entre los miembros.
La instrucción de cultivar tierras mientras se espera más dirección refleja la necesidad de los primeros líderes de equilibrar las necesidades prácticas con sus responsabilidades espirituales, un tema recurrente en las revelaciones tempranas.
En resumen, esta revelación fue dada en un momento de crecimiento y prueba para la Iglesia, proporcionando guía sobre cómo fortalecer espiritualmente a los primeros líderes y miembros mientras enfrentaban persecución. También sentó las bases para principios fundamentales como la unidad, la búsqueda de revelación y el equilibrio entre lo temporal y lo espiritual.
― Doctrina y Convenios 26:1. “He aquí, os digo que dedicaréis vuestro tiempo al estudio de las Escrituras, a la predicación, y a la confirmación de la iglesia en Colesville, y al cultivo de vuestros terrenos, conforme sea requerido, hasta después de salir hacia el oeste para celebrar la próxima conferencia; y entonces se os hará saber lo que tendréis que hacer.”
Este versículo establece la prioridad del estudio y la predicación como parte central de la vida de los líderes de la Iglesia. También resalta la necesidad de un equilibrio entre las responsabilidades espirituales y temporales, una lección valiosa para la vida moderna.
El versículo refleja un equilibrio entre las prioridades espirituales y temporales, así como la necesidad de fe continua para recibir revelación. El consejo de estudiar las Escrituras, predicar el Evangelio y cultivar la tierra subraya el concepto de que los líderes deben ser siervos dedicados en todos los aspectos de la vida. Además, la instrucción de esperar dirección adicional en una conferencia enseña la importancia de la paciencia y la obediencia en los caminos del Señor.
“He aquí, os digo que dedicaréis vuestro tiempo al estudio de las Escrituras…” Este mandato subraya la importancia del estudio de las Escrituras como una prioridad espiritual para los líderes de la Iglesia. Las Escrituras son una fuente de revelación personal y guía divina.
Presidente Ezra Taft Benson enseñó: “Cuando los hombres y mujeres ponen las Escrituras como prioridad en su vida, tanto el estudio diario como el uso de las Escrituras como guía para las decisiones, bendiciones mayores y revelaciones aumentadas fluyen a sus vidas” (“El poder del Libro de Mormón”, Conferencia General, abril 1986). El estudio de las Escrituras no solo nutre el espíritu, sino que capacita a los líderes para enseñar con claridad y autoridad divina.
“…a la predicación, y a la confirmación de la iglesia en Colesville…” La predicación del Evangelio es una responsabilidad fundamental de los discípulos de Cristo. Confirmar la fe de los miembros indica la necesidad de fortalecer a los conversos y asegurar su progreso espiritual.
El Presidente Russell M. Nelson declaró: “El gozo de compartir el Evangelio se encuentra en ver el cambio en las vidas de los demás mientras aceptan y viven las verdades del Salvador” (“El gozo de la redención”, Conferencia General, abril 2013). Este mandato recalca el deber de los líderes de no solo atraer nuevos conversos, sino también nutrir a los ya bautizados.
“…y al cultivo de vuestros terrenos, conforme sea requerido…” El balance entre las responsabilidades temporales y espirituales es una enseñanza constante en las Escrituras. Este principio refleja la doctrina de que todas las cosas temporales y espirituales están interrelacionadas (D. y C. 29:34).
El Élder Dieter F. Uchtdorf expresó: “Nuestras obras temporales se convierten en espirituales cuando las realizamos con fe y amor hacia Dios” (“Él vela por nosotros”, Conferencia General, octubre 2011). Este consejo enseña que el trabajo físico es una forma de adorar a Dios, ya que nos permite cumplir con nuestras responsabilidades terrenales mientras mantenemos nuestra espiritualidad.
“…hasta después de salir hacia el oeste para celebrar la próxima conferencia…” Las conferencias eran, y continúan siendo, momentos clave para recibir instrucción divina y dirección. Las reuniones de los santos permiten la comunión, el aprendizaje y el fortalecimiento mutuo.
El Presidente Gordon B. Hinckley dijo: “Conferencias generales son uno de los medios por los cuales el Señor instruye a Su pueblo” (“El Espíritu de la Conferencia”, Conferencia General, abril 1996). La instrucción para asistir a la conferencia muestra la importancia de buscar guía espiritual en reuniones de los santos.
“…y entonces se os hará saber lo que tendréis que hacer.” Este pasaje destaca la necesidad de confianza en la revelación continua. Dios no revela todo de inmediato, sino a medida que los fieles actúan con fe en Su palabra.
José Smith enseñó: “Dios no nos dará más luz hasta que hagamos uso de la que ya tenemos” (Teachings of the Prophet Joseph Smith, pág. 256). Este principio recuerda que la obediencia en las pequeñas cosas precede a mayores revelaciones y bendiciones.
La revelación contenida en este versículo tiene una relevancia duradera. En nuestras vidas, también enfrentamos la necesidad de equilibrar lo espiritual y lo temporal. Este equilibrio no significa dividir nuestro tiempo en partes iguales, sino hacer que todas nuestras acciones sean consagradas al Señor. A través del estudio diligente, el trabajo constante y la fe en la revelación futura, podemos cumplir con nuestras responsabilidades en la vida mientras buscamos la guía de Dios. Este pasaje nos invita a confiar en el Señor, actuar con fe y dedicar nuestras vidas a Su obra, tanto en las cosas grandes como en las pequeñas.
― Doctrina y Convenios 26:2. “Y todas las cosas se harán de común acuerdo en la iglesia, con mucha oración y fe, porque recibiréis todas las cosas por la fe. Amén.”
Introduce el principio de la ley del común acuerdo, que promueve la unidad, la participación y la revelación colectiva en la Iglesia. Subraya la importancia de la oración y la fe como base para tomar decisiones justas y alineadas con la voluntad de Dios.
Este versículo enseña principios clave para el funcionamiento de la Iglesia y la vida personal. La ley del común acuerdo fomenta la participación, la unidad y el albedrío de los santos. La oración y la fe son los vehículos por los cuales se recibe la dirección divina, mientras que la fe es el principio subyacente que sustenta todas las acciones espirituales. Este enfoque asegura que las decisiones de la Iglesia sean inspiradas y aceptadas por el Espíritu Santo, fomentando la paz y la cohesión entre los miembros.
“Y todas las cosas se harán de común acuerdo en la iglesia…” Este principio, conocido como la ley del común acuerdo, establece que las decisiones en la Iglesia deben tomarse de forma unida y participativa. Esto refleja el modelo de organización del Evangelio basado en la revelación, la unidad y la participación de los santos. La unanimidad asegura que las decisiones sean inspiradas por Dios y respaldadas por los miembros.
El Élder D. Todd Christofferson dijo: “El principio del común acuerdo es un ejemplo del respeto que el Señor tiene por el albedrío de Su pueblo. No se trata de un liderazgo autoritario, sino de un liderazgo inspirado que busca unidad” (“El gobierno de la Iglesia y el albedrío de los miembros”, Ensign, junio 2004). Este principio fomenta la cohesión en la Iglesia, garantizando que las decisiones importantes cuenten con la aceptación colectiva y no sean impuestas.
“…con mucha oración y fe…” La oración y la fe son elementos esenciales para recibir revelación y asegurarse de que las decisiones estén alineadas con la voluntad de Dios. Este mandato resalta que la verdadera unidad y guía divina solo se logran a través de un proceso espiritual deliberado.
El Presidente Gordon B. Hinckley declaró: “La oración sincera, ofrecida con fe, abre las ventanas del cielo. Nos permite alinearnos con la voluntad de nuestro Padre Celestial” (“Permanecer firmes por siempre”, Conferencia General, abril 2004).
José Smith enseñó: “La fe es el principio fundamental del Evangelio, por medio del cual recibimos la guía y las bendiciones de Dios” (Lectures on Faith, 1:9). La oración y la fe no solo facilitan la revelación, sino que también fortalecen la unidad entre los líderes y los miembros al buscar el Espíritu juntos.
“…porque recibiréis todas las cosas por la fe.” Este enunciado destaca que la fe es el principio fundamental para recibir conocimiento, guía y bendiciones del Señor. Todo lo relacionado con el Evangelio, incluida la revelación y la dirección de la Iglesia, depende de la fe activa.
El Élder David A. Bednar enseñó: “La fe es mucho más que una creencia pasiva. Es el poder por el cual suceden los milagros, y es la base sobre la cual obtenemos entendimiento espiritual” (“Buscar conocimiento por fe”, Conferencia General, abril 2012). Hebreos 11:6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” La dependencia en la fe para recibir todas las cosas subraya la naturaleza del Evangelio como un sistema espiritual y no meramente organizacional.
En nuestras vidas individuales y colectivas, este versículo nos recuerda que el Señor opera por medio de la unidad y la fe. La verdadera guía viene cuando buscamos Su voluntad con corazones humildes y fieles, dispuestos a seguir Su dirección. También nos enseña la importancia de trabajar juntos en armonía, tanto en la familia como en la Iglesia, confiando en que las decisiones inspiradas traen bendiciones. Este modelo nos invita a practicar la fe activa, la oración constante y la disposición a participar en los propósitos del Señor. La promesa de recibir todas las cosas por la fe nos motiva a confiar plenamente en Dios y Su plan.
Organización por temas
Sección 26: El Estudio de las Escrituras, la Predicación y la Ley del Común Acuerdo
1. La Prioridad del Estudio de las Escrituras y la Predicación
Versículo: 1
“Dedicaréis vuestro tiempo al estudio de las Escrituras, a la predicación, y a la confirmación de la iglesia.”
El Señor instruye a José Smith, Oliver Cowdery y John Whitmer a dedicar su tiempo al estudio de las Escrituras y a la predicación del evangelio. También se les manda a confirmar a los nuevos conversos en Colesville y a trabajar en sus terrenos según sea necesario.
• Estudio de las Escrituras: Deben fortalecer su testimonio y conocimiento doctrinal.
• Predicación del Evangelio: Se les recuerda su responsabilidad de enseñar y proclamar la Restauración.
• Confirmación de los conversos: Deben ayudar a fortalecer la fe de los nuevos miembros.
• Trabajo temporal: Aunque su misión es espiritual, también deben atender algunas necesidades temporales hasta la próxima conferencia.
El Señor establece un equilibrio entre el crecimiento espiritual y las responsabilidades temporales. El estudio de las Escrituras es fundamental para la predicación eficaz y para fortalecer a los conversos en la Iglesia naciente.
• Presidente Russell M. Nelson: “El estudio diligente de las Escrituras nos prepara para enseñar con poder y fortalecer nuestra fe” (Conferencia General, abril 2019).
• Élder David A. Bednar: “El conocimiento de la palabra de Dios nos permite reconocer Su voz y cumplir con nuestro deber en Su obra” (Conferencia General, octubre 2005).
2. La Ley del Común Acuerdo en la Iglesia
Versículo: 2
“Todas las cosas se harán de común acuerdo en la iglesia, con mucha oración y fe.”
El Señor confirma que todas las decisiones en la Iglesia deben tomarse de común acuerdo, es decir, con el consentimiento de los miembros y con la guía del Espíritu.
• Decisiones en unidad: La Iglesia no es dirigida por imposición, sino mediante consenso inspirado.
• Oración y fe: Las decisiones deben tomarse bajo la dirección de Dios y no solo por lógica
• Recepción de todas las cosas por fe: La revelación y la guía del Señor vienen cuando los miembros confían en Él.
El principio del común acuerdo es esencial en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Desde el liderazgo hasta las decisiones en los consejos locales, el gobierno de la Iglesia se basa en la revelación y el consentimiento de los miembros.
• Presidente Gordon B. Hinckley: “La Iglesia es gobernada bajo un orden divino donde el consenso y la revelación trabajan juntos” (Conferencia General, octubre 1990).
• Élder D. Todd Christofferson: “El Señor nos ha dado un modelo para tomar decisiones en la Iglesia: la revelación, el consejo y la unidad” (Conferencia General, abril 2012).
Conclusión General
La Sección 26 de Doctrina y Convenios enfatiza dos principios clave en la Iglesia restaurada:
1. La necesidad del estudio de las Escrituras y la predicación del evangelio. Los líderes deben estar espiritualmente preparados para enseñar y fortalecer a los nuevos conversos.
2. El gobierno de la Iglesia por común acuerdo. Todas las decisiones importantes deben tomarse con unidad, oración y fe.
Estos principios siguen siendo fundamentales en la Iglesia hoy en día, guiando la forma en que se administra la obra del Señor y se edifica Su reino en la tierra.
























