Doctrina y Convenios
Sección 27
La Sección 27 de Doctrina y Convenios tiene un contexto histórico y doctrinal muy significativo dentro del inicio de la restauración del evangelio de Jesucristo. A continuación, se detalla el contexto histórico que rodea esta revelación:
La revelación fue dada en agosto de 1830 en Harmony, Pensilvania, durante un período crucial en los primeros días de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. José Smith y otros líderes estaban organizando la Iglesia y estableciendo ordenanzas esenciales como el sacramento. José Smith y su esposa Emma estaban preparando un servicio religioso donde se administraría el sacramento del pan y del vino. Según la tradición cristiana, el vino se utilizaba como emblema de la sangre de Cristo, pero durante estos preparativos, José recibió instrucción divina sobre el uso de emblemas específicos. Mientras José salía a conseguir vino, se le apareció un mensajero celestial. Este mensajero le advirtió contra comprar vino a “los enemigos” y le instruyó que no era esencial utilizar vino específicamente, sino que cualquier emblema sería aceptable siempre que se utilizara con un corazón puro y la intención de glorificar a Dios. En este período, los Santos enfrentaban oposición significativa, y había riesgos de que enemigos de la Iglesia adulteraran los elementos del sacramento con intenciones malignas. La revelación sobre el uso de emblemas fue tanto práctica como doctrinal, asegurando la protección y la pureza de esta sagrada ordenanza. Aunque parte de la revelación fue recibida en agosto de 1830, se completó en septiembre. Esto demuestra un patrón en el ministerio de José Smith, donde la revelación a menudo se recibía en etapas, según las necesidades inmediatas y el plan divino.
La instrucción de que “no importa lo que comáis o bebáis” enfatiza que lo crucial del sacramento es la intención y el propósito del corazón al participar en él. Este principio recalca la esencia espiritual sobre los elementos físicos. Cristo promete que beberá nuevamente del fruto de la vid con Sus seguidores en un contexto futuro y glorioso, en la tierra renovada. Esta promesa une el sacramento con la esperanza del regreso de Cristo y la redención final. La revelación incluye referencias a figuras clave de todas las dispensaciones, desde Adán hasta los profetas modernos, subrayando la continuidad del plan de salvación. Este pasaje conecta a los primeros miembros de la Iglesia con la obra de redención llevada a cabo por todos los siervos del Señor a lo largo de la historia. Los versículos finales instruyen a los Santos a “tomar sobre sí toda la armadura de Dios,” una poderosa metáfora derivada de Efesios 6:10-18. Esto refuerza la importancia de la preparación espiritual para resistir las pruebas y tentaciones del “día malo.”
La instrucción de que no se necesitaba vino específicamente para el sacramento allanó el camino para que, eventualmente, la Iglesia adoptara el uso de agua como emblema estándar. Esto sigue siendo una práctica distintiva de los Santos de los Últimos Días. Esta revelación destaca el papel central del sacerdocio y las llaves restauradas en los últimos días, vinculando el sacramento con la obra más amplia de reunir a Israel y preparar el mundo para la Segunda Venida. Al instar a los Santos a usar la armadura espiritual, la revelación les dio fuerza y dirección en un momento en que enfrentaban oposición tanto interna como externa.
La Sección 27 es un recordatorio de que las ordenanzas son tanto prácticas como profundamente simbólicas, apuntando hacia la redención eterna ofrecida a través de Jesucristo. Al destacar la importancia de la intención pura, la preparación espiritual y la continuidad dispensacional, esta revelación ayudó a los primeros miembros a establecer una base firme para la adoración y el progreso espiritual en medio de sus desafíos.
― Doctrina y Convenios 27:2. “Porque he aquí, te digo que no importa lo que comáis o bebáis al tomar el sacramento, si es que lo hacéis con la mira puesta únicamente en mi gloria, recordando ante el Padre mi cuerpo que fue sacrificado por vosotros, y mi sangre que se derramó para la remisión de vuestros pecados.”
Este versículo enseña que la intención y el propósito del corazón son lo que realmente importa en la ordenanza del sacramento, no el elemento físico utilizado. Refuerza el simbolismo del sacramento como un recordatorio del sacrificio expiatorio de Cristo.
El versículo completo resalta que el sacramento no es solo una práctica religiosa, sino un acto profundo de recordación y renovación. Nos invita a alinear nuestro corazón y nuestra mente con Cristo, reconociendo Su sacrificio y compromiso hacia nosotros. Participar del sacramento con esta comprensión permite que la ordenanza sea una experiencia transformadora y profundamente espiritual.
“Porque he aquí, te digo que no importa lo que comáis o bebáis al tomar el sacramento”. Este principio enseña que el elemento físico utilizado en el sacramento (pan o bebida) no es lo esencial; lo central es el significado simbólico y espiritual que los participantes otorgan a los emblemas. Esto redefine el enfoque de la ordenanza, alejándola de una estricta adherencia a elementos específicos y enfatizando la intención del corazón.
Élder Jeffrey R. Holland dijo: “El sacramento nos invita a mirar más allá de los elementos físicos hacia los compromisos espirituales que tomamos en nuestro corazón” (Discurso: Esto es mi cuerpo, Conferencia General, abril 2022).
Presidente Joseph Fielding Smith explicó: “No es el tipo de elemento que usamos lo que es esencial, sino el espíritu con el que participamos del sacramento” (Doctrina de Salvación, vol. 2, pág. 341). El cambio en la práctica de usar agua en lugar de vino subraya la flexibilidad en el enfoque de esta ordenanza. El énfasis está en recordar el sacrificio de Cristo y renovar los convenios, no en los detalles de los emblemas materiales.
“si es que lo hacéis con la mira puesta únicamente en mi gloria”. Participar del sacramento requiere un enfoque exclusivo en glorificar a Dios. Esto significa que los participantes deben dejar de lado distracciones y centrarse en el propósito espiritual del momento.
Presidente David O. McKay enseñó: “Cuando participamos del sacramento, debemos estar completamente absortos en la contemplación de Cristo y Su expiación” (Conference Report, abril 1946).
Élder D. Todd Christofferson señaló: “Nuestra devoción al Salvador se expresa en el deseo de recordar Su sacrificio en cada aspecto de nuestra vida” (Discurso: Recuerda lo que Cristo hizo por nosotros, Conferencia General, abril 2016). Este enfoque en la gloria de Cristo transforma el sacramento en un acto de adoración profunda, invitando a los participantes a examinar sus vidas y alinear su voluntad con la de Dios.
“recordando ante el Padre mi cuerpo que fue sacrificado por vosotros”. El acto de recordar el cuerpo sacrificado de Cristo conecta el sacramento con la Expiación y el sacrificio físico de Jesús en la cruz. Este recuerdo no es pasivo, sino que implica una renovación del compromiso de seguirle.
Élder Bruce R. McConkie enseñó: “El sacramento nos lleva al Calvario, a recordar el sacrificio perfecto del Salvador” (The Promised Messiah, pág. 389).
Élder Jeffrey R. Holland declaró: “La ordenanza del sacramento nos invita a recordar con gratitud el sufrimiento físico y espiritual de nuestro Redentor” (Discurso: Esto es mi cuerpo, Conferencia General, abril 2022). El acto de recordar ante el Padre enfatiza el carácter expiatorio de la ordenanza y subraya la conexión directa entre el participante y Dios, a través de Cristo.
“y mi sangre que se derramó para la remisión de vuestros pecados.” La sangre derramada de Cristo simboliza el aspecto redentor de la Expiación, que hace posible el perdón de los pecados. Participar del sacramento es reconocer esa redención y renovar el compromiso de arrepentirse y vivir de acuerdo con las enseñanzas del evangelio.
Presidente Russell M. Nelson enseñó: “La Expiación del Salvador proporciona el poder de cambiar, sanar y reconciliar todas las cosas” (Discurso: La Expiación y el camino hacia la reconciliación, Conferencia General, abril 1997).
Élder Dieter F. Uchtdorf dijo: “La sangre de Cristo purifica, redime y transforma. No hay pecado que Su gracia no pueda borrar” (Discurso: El poder redentor de la Expiación, Conferencia General, octubre 2006). Esta frase recalca el propósito final de la Expiación: brindar esperanza a través del perdón y la transformación espiritual, renovando el pacto de vivir una vida cristiana.
La verdadera importancia del sacramento radica en el acto de recordar y glorificar al Salvador con sinceridad y devoción. Este versículo nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con Cristo y a renovar nuestra dedicación a Sus enseñanzas. En palabras de Moroni: “Recordad siempre, y mantened vuestros corazones enfocados en Él” (Moroni 4:3). La promesa es clara: al participar dignamente del sacramento, recibimos fortaleza para resistir el mal y caminar en los senderos de la justicia.
― Doctrina y Convenios 27:3.”Por tanto, os doy el mandamiento de no comprar vino, ni bebidas alcohólicas a vuestros enemigos;”
Resalta la importancia de proteger la pureza de las ordenanzas sagradas frente a posibles influencias externas maliciosas. Introduce un principio de prudencia al evitar el uso de elementos que podrían estar comprometidos o contaminados.
Este versículo contiene principios eternos relacionados con la obediencia, la prudencia y la seguridad espiritual. Aunque surgió en un contexto específico, su aplicación trasciende el tiempo. Refuerza la idea de que el Señor no solo provee mandamientos para nuestra protección espiritual, sino también para nuestra seguridad temporal. Nos enseña a ser cuidadosos y discernir las fuentes de las cosas que consideramos sagradas, como los emblemas del sacramento.
“Por tanto, os doy el mandamiento”. La frase introduce la idea de una instrucción divina específica y directa. En el contexto de esta revelación, subraya la autoridad de Jesucristo para establecer mandamientos que guíen a Su pueblo en seguridad espiritual y física.
Presidente Gordon B. Hinckley explicó: “Los mandamientos no son restricciones; son instrucciones divinas diseñadas para llevarnos a la felicidad y seguridad” (Stand A Little Taller, 2001).
El Élder Dallin H. Oaks enseñó: “Cuando el Señor da un mandamiento, está proporcionando una oportunidad para la obediencia y el crecimiento espiritual” (Discurso: Obediencia y sacrificio, Conferencia General, abril 1998). El uso del término “mandamiento” establece que esta instrucción no es una sugerencia, sino una guía divina destinada a proteger y bendecir a los Santos en sus circunstancias particulares.
“de no comprar vino, ni bebidas alcohólicas”. Esta instrucción específica refleja la intención del Señor de proteger a los Santos de los Últimos Días de prácticas potencialmente perjudiciales, tanto espiritual como físicamente. Aunque en ese momento se permitía el uso de vino para el sacramento, esta instrucción establece una precaución contra el uso descuidado o peligroso de sustancias alcohólicas.
El Presidente Boyd K. Packer afirmó: “El alcohol es una herramienta que puede llevar a la destrucción de la espiritualidad y el bienestar físico. Evitarlo completamente es la mejor decisión” (Discurso: Guiado por el Espíritu Santo, Conferencia General, octubre 1994). La Palabra de Sabiduría, revelada en Doctrina y Convenios 89, respalda la importancia de evitar sustancias que puedan comprometer el cuerpo o la mente, subrayando un principio general de salud física y espiritual.
Esta instrucción no solo se relaciona con el sacramento, sino que también anticipa principios posteriores de la Palabra de Sabiduría. Subraya la importancia de evitar elementos que puedan corromper o debilitar la espiritualidad.
“a vuestros enemigos;” La frase “a vuestros enemigos” revela el contexto histórico de la oposición significativa que enfrentaban los primeros miembros de la Iglesia. Había una amenaza real de que sus enemigos adulteraran el vino o lo usaran para perjudicarles. También resalta un principio general de cautela y discernimiento en las interacciones con quienes no comparten nuestras creencias o principios.
José Smith enseñó: “Debemos ser prudentes y sabios como serpientes, y sencillos como palomas” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 259), destacando la necesidad de actuar con sabiduría al enfrentar la oposición.
Élder Neal A. Maxwell dijo: “La oposición es una parte inherente del plan de salvación. La prudencia no es desconfianza, sino preparación” (Discurso: Oposición en todas las cosas, Conferencia General, abril 1996).
El mandato de evitar transacciones con enemigos demuestra la sabiduría de anticipar el peligro potencial. Este principio puede aplicarse a la vida moderna al ser prudentes en nuestras decisiones y asociaciones.
El mandamiento de no comprar vino a los enemigos subraya un principio más amplio de cuidar nuestra espiritualidad y proteger los aspectos sagrados de nuestra adoración. Este versículo nos invita a reflexionar sobre cómo las decisiones aparentemente prácticas pueden afectar nuestro crecimiento espiritual. Al obedecer con exactitud, podemos demostrar nuestra fe y confianza en las instrucciones divinas, sabiendo que los mandamientos del Señor están diseñados para guiarnos hacia la seguridad y la paz. Como dijo el presidente Ezra Taft Benson: “Cuando ponemos al Señor primero, todas las demás cosas caerán en su lugar o quedarán fuera de nuestra vida” (Ensign, mayo 1988).
― Doctrina y Convenios 27:5. “He aquí, así me parece sabio; por tanto, no os maravilléis, porque la hora viene cuando beberé del fruto de la vid con vosotros en la tierra;”
El versículo resalta tres temas principales: la sabiduría divina, la necesidad de confiar en el plan del Señor, y la promesa de un futuro glorioso junto a Cristo. Estos principios fortalecen nuestra fe al recordarnos que todo lo que el Señor hace está motivado por Su amor y Su propósito eterno para Sus hijos.
“He aquí, así me parece sabio;” El Señor afirma Su sabiduría y autoridad divina en los mandamientos que da. Esta frase subraya que Sus decisiones están motivadas por una perspectiva eterna y perfecta, incluso cuando no siempre comprendemos completamente Su propósito.
El Presidente Thomas S. Monson enseñó: “La sabiduría de Dios supera nuestra propia comprensión. Nuestra responsabilidad es confiar en Él y obedecer” (Discurso: Sé de un lugar seguro, Conferencia General, octubre 2006).
Élder Neal A. Maxwell declaró: “Dios ve el fin desde el principio y nos guía en base a Su sabiduría eterna” (Discurso: La sumisión de nuestra voluntad a Dios, Conferencia General, octubre 1995). Este recordatorio de que la sabiduría divina guía todas las cosas nos invita a confiar plenamente en el Señor, incluso cuando no entendemos completamente Sus designios.
“por tanto, no os maravilléis,” El Señor exhorta a Sus seguidores a no sorprenderse o cuestionar Sus planes, recordándoles que Él está al mando y que todo lo que sucede está dentro de Su control. Esto implica una invitación a la fe y a aceptar Su voluntad con confianza.
Élder D. Todd Christofferson afirmó: “La fe en Dios incluye aceptar que Su plan es mayor que el nuestro, incluso cuando no comprendemos todos los detalles” (Discurso: El don de la fe, Conferencia General, abril 2010).
Élder Jeffrey R. Holland explicó: “En nuestro viaje espiritual, el Señor nos pide confiar en Él y no en nuestras propias suposiciones” (Discurso: Creyendo a pesar de nuestras dudas, Conferencia General, octubre 2013). Esta frase desafía a los creyentes a abandonar la duda y a reemplazarla con la seguridad de que el Señor tiene un propósito mayor para Sus instrucciones.
“porque la hora viene cuando beberé del fruto de la vid con vosotros en la tierra;” Esta frase es una promesa escatológica, que apunta al momento futuro en el que Cristo volverá a la tierra para reinar en gloria y compartir el sacramento con Sus seguidores. Esta esperanza está directamente relacionada con la Segunda Venida y el establecimiento de Su reino en la tierra.
El Presidente Russell M. Nelson declaró: “La promesa de que Cristo volverá a la tierra es central en nuestra fe. Cada ordenanza, incluido el sacramento, nos prepara para ese día” (Discurso: Preparados para la Segunda Venida, Conferencia General, abril 2019).
El Presidente Joseph Fielding Smith escribió: “El sacramento es tanto un recordatorio del sacrificio de Cristo como una anticipación del banquete que compartiremos con Él cuando regrese” (Doctrina de Salvación, vol. 2, pág. 343). Esta promesa conecta el acto actual del sacramento con una visión futura y gloriosa, reforzando la esperanza y la expectativa del regreso de Cristo.
Este versículo invita a los seguidores de Cristo a vivir con esperanza y fe en Su promesa de regresar y establecer Su reino en la tierra. Cada vez que participamos del sacramento, no solo recordamos Su sacrificio, sino que también anticipamos con gozo el momento en que Él estará físicamente presente entre nosotros. Como enseñó el Presidente Henry B. Eyring: “Cada ordenanza, cada acto de fe, nos acerca más a ese día prometido” (Discurso: Mantenernos en el camino de la verdad, Conferencia General, octubre 2014). Vivir con esta expectativa transforma nuestras acciones cotidianas y nos alienta a perseverar en justicia mientras esperamos Su regreso.
― Doctrina y Convenios 27:6. “y con Moroni, a quien he enviado para revelaros el Libro de Mormón, que contiene la plenitud de mi evangelio eterno, y a quien he encomendado las llaves de los anales del palo de Efraín;”
Subraya la importancia del profeta Moroni en la restauración del evangelio y la entrega del Libro de Mormón. Introduce la conexión entre el Libro de Mormón y las profecías de Ezequiel sobre el “palo de Efraín.” Este versículo destaca la centralidad del Libro de Mormón en la restauración del evangelio de Jesucristo. A través de Moroni, se cumplió una promesa divina que une dispensaciones y proporciona a la humanidad un registro que contiene la plenitud del evangelio eterno. Esta revelación refuerza la importancia de estudiar el Libro de Mormón como una guía espiritual esencial en la vida moderna.
“y con Moroni, a quien he enviado para revelaros el Libro de Mormón”. Moroni es presentado como un mensajero divinamente designado que cumple un papel crucial en la restauración del evangelio. Su misión incluye la entrega y protección del registro sagrado del Libro de Mormón, que contiene la plenitud del evangelio de Jesucristo. Este acto reafirma la conexión entre los profetas del pasado y la obra restaurada en los últimos días.
El Presidente Ezra Taft Benson enseñó: “El Libro de Mormón fue enviado por Dios a través de Moroni como el instrumento principal para reunir a Israel y preparar al mundo para la Segunda Venida” (Discurso: El Libro de Mormón—La clave de nuestra religión, Conferencia General, abril 1986).
El Presidente Russell M. Nelson declaró: “Moroni actuó como el vínculo entre las dispensaciones, trayendo la plenitud del evangelio a través del Libro de Mormón” (Discurso: Preparados para la Segunda Venida, Conferencia General, abril 2019). La labor de Moroni subraya el papel esencial de los profetas antiguos en preparar el camino para la restauración. Su fidelidad y sacrificio personal al preservar los registros sagrados son un ejemplo de obediencia absoluta al Señor.
“que contiene la plenitud de mi evangelio eterno”. El Libro de Mormón es descrito como la “plenitud del evangelio eterno,” lo que implica que contiene las doctrinas esenciales de salvación, incluyendo el plan de redención, la fe en Cristo, el arrepentimiento, el bautismo y el don del Espíritu Santo.
Élder Jeffrey R. Holland declaró: “El Libro de Mormón es la piedra angular de nuestra religión porque proclama y explica la plenitud del evangelio” (Discurso: Seguridad para el alma, Conferencia General, octubre 2009).
El Presidente Gordon B. Hinckley dijo: “El Libro de Mormón es un testimonio vivo de Jesucristo y de Su evangelio eterno, tan relevante hoy como en el día en que fue escrito” (Discurso: El Libro de Mormón, Conferencia General, abril 1988). El Libro de Mormón no solo es un complemento a la Biblia, sino una confirmación de que Jesucristo es el Salvador del mundo. Su mensaje es universal y trasciende culturas y generaciones.
“y a quien he encomendado las llaves de los anales del palo de Efraín;” La referencia a las “llaves de los anales del palo de Efraín” se conecta con la profecía de Ezequiel 37:16-17, que menciona los dos “palos” que serían unidos en las manos del Señor (la Biblia y el Libro de Mormón). Moroni es el custodio de estas llaves, señalando su responsabilidad en la revelación y preservación de este registro crucial para la restauración del evangelio.
Élder Bruce R. McConkie enseñó: “El palo de Efraín es el Libro de Mormón, que se une a la Biblia como testigo de Cristo y como cumplimiento de las profecías antiguas” (Mormon Doctrine, 1966).
Presidente Howard W. Hunter dijo: “El Señor ha cumplido Su promesa al unir el palo de Judá y el palo de Efraín, proporcionando una mayor luz y conocimiento a través del Libro de Mormón” (Discurso: La plenitud del evangelio eterno, Conferencia General, octubre 1986). La mención de las llaves refuerza la autoridad y legitimidad del Libro de Mormón como escritura sagrada. También conecta la obra de Moroni con la unificación de todas las escrituras como parte del plan de salvación.
El mensaje de este versículo es una invitación a reflexionar sobre la magnitud de la obra de Moroni y la relevancia del Libro de Mormón en nuestras vidas. Como enseñó el Presidente Ezra Taft Benson: “El poder del Libro de Mormón cambiará su vida si lo permiten. Les acercará a Cristo más que cualquier otro libro” (Discurso: El Libro de Mormón—La clave de nuestra religión, Conferencia General, abril 1986). Este texto nos recuerda que la restauración del evangelio es una obra de alcance eterno, guiada por el Señor a través de Sus profetas y escrituras. Vivir de acuerdo con las enseñanzas del Libro de Mormón es una manera de honrar este legado sagrado y prepararnos para la venida de Cristo.
― Doctrina y Convenios 27:15. “Por tanto, alzad vuestros corazones y regocijaos, y ceñid vuestros lomos y tomad sobre vosotros toda mi armadura, para que podáis resistir el día malo, después de haber hecho todo, a fin de que podáis persistir.”
Introduce el concepto de la “armadura de Dios,” destacando la preparación espiritual necesaria para enfrentar las pruebas y tentaciones. Motiva a los Santos a mantenerse firmes y perseverar en la fe.
Este versículo es un llamado a la preparación, la esperanza y la acción espiritual. Invita a los discípulos de Cristo a enfrentar los desafíos con gozo, a prepararse con la armadura completa de Dios y a persistir con fe hasta el final. Es un recordatorio de que la vida mortal es un campo de pruebas donde debemos estar espiritualmente equipados para vencer al adversario y resistir las adversidades.
“Por tanto, alzad vuestros corazones y regocijaos”. Esta frase invita a los discípulos de Cristo a enfrentar la vida con alegría y esperanza, incluso en medio de desafíos. Elevar el corazón implica desarrollar fe y gratitud hacia Dios, reconociendo Su guía y propósito divino en nuestras vidas.
Presidente Russell M. Nelson dijo: “Cuando el enfoque de nuestra vida es Jesucristo y Su evangelio, podemos sentir gozo independientemente de lo que esté sucediendo a nuestro alrededor” (Discurso: El gozo del Señor es nuestra fuerza, Conferencia General, octubre 2016).
Élder Dieter F. Uchtdorf enseñó: “El gozo no viene de las circunstancias, sino de enfocarnos en lo que realmente importa: nuestra relación con Dios y Su plan para nosotros” (Discurso: Un gozo perdurable, Conferencia General, octubre 2014).
Esta frase refuerza que el regocijo es un mandato espiritual y una expresión de confianza en el Señor, quien ofrece esperanza en medio de las pruebas.
“y ceñid vuestros lomos”. Ceñirse los lomos implica estar preparados, simbólicamente vestidos para enfrentar desafíos y pruebas. En el contexto bíblico, esto se relaciona con la disposición para el servicio y la acción, especialmente en el contexto de la fe.
Élder Neal A. Maxwell explicó: “El llamado a ceñirnos espiritualmente implica estar listos para actuar con fe en cualquier momento, incluso bajo presión” (Discurso: Consagración espiritual, Conferencia General, octubre 1992). En Efesios 6:14, Pablo también utiliza esta metáfora: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad,” indicando la preparación en la verdad de Dios como defensa espiritual.
La preparación espiritual no es opcional; es una invitación constante a fortalecer nuestra fe y nuestra disposición para cumplir con los mandatos divinos.
“y tomad sobre vosotros toda mi armadura”. La “armadura de Dios” simboliza la protección espiritual necesaria para resistir las tentaciones y los ataques del adversario. Tomar “toda” la armadura enfatiza la necesidad de estar completamente protegidos, sin dejar áreas vulnerables.
Élder Robert D. Hales dijo: “La armadura de Dios no es algo que podamos usar parcialmente; debemos vestirnos con toda ella para ser efectivos en la lucha contra el mal” (Discurso: Fortalecer nuestra fe, Conferencia General, abril 2013).
Presidente Harold B. Lee enseñó: “Vestirnos con la armadura de Dios significa proteger nuestra mente, corazón y acciones con las doctrinas y principios del evangelio” (Discurso: Decisiones para la eternidad, Conferencia General, octubre 1973). Este llamado a vestirnos con la armadura de Dios nos recuerda que las herramientas espirituales están disponibles para protegernos en cada aspecto de nuestra vida, si las utilizamos diligentemente.
“para que podáis resistir el día malo”. El “día malo” representa momentos de pruebas, tentaciones o adversidades en la vida. Resistir implica no solo sobrevivir espiritualmente, sino hacerlo con fortaleza y fe.
Élder Jeffrey R. Holland dijo: “El Señor no nos prometió que no enfrentaríamos pruebas, pero sí prometió que no nos dejaría solos en ellas” (Discurso: No temáis, Conferencia General, octubre 1999).
En Efesios 6:13, Pablo explica que al tomar la armadura de Dios, “podréis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.” El versículo subraya que las pruebas son inevitables, pero con la armadura espiritual podemos resistirlas y salir fortalecidos.
“después de haber hecho todo, a fin de que podáis persistir”. La frase final resalta la importancia de la perseverancia y la diligencia. Persistir significa mantener la fe y la obediencia incluso después de enfrentar pruebas y cumplir con nuestras responsabilidades espirituales.
Presidente Thomas S. Monson dijo: “La perseverancia es la clave para completar nuestra jornada mortal con éxito. Debemos persistir hasta el final con fe en Cristo” (Discurso: La perseverancia al final, Conferencia General, octubre 2008).
Élder Dieter F. Uchtdorf enseñó: “El Señor no espera perfección instantánea, sino un esfuerzo continuo y sincero para seguir adelante en el camino del discipulado” (Discurso: Esfuérzate, y sé fiel, Conferencia General, octubre 2013). La persistencia es un principio esencial del evangelio. No basta con esforzarse momentáneamente; la verdadera fe implica constancia y dedicación hasta el final.
La imagen de la “armadura de Dios” es poderosa porque combina la preparación espiritual con la acción constante. Este versículo nos invita a reflexionar sobre nuestras propias “armas espirituales” y cómo las usamos en nuestra vida diaria. ¿Estamos verdaderamente preparados para enfrentar las pruebas de la vida? ¿Estamos persistiendo con fe en medio de nuestras luchas? Como enseñó el Presidente Russell M. Nelson: “El Señor nos ha proporcionado todas las herramientas necesarias para resistir al adversario y avanzar hacia la vida eterna. La elección de usarlas depende de nosotros” (Discurso: Permanezcan firmes en lugares santos, Conferencia General, octubre 2011). Con la armadura completa de Dios y una fe firme, podemos regocijarnos en la promesa de que, al final, venceremos.
― Doctrina y Convenios 27:18. “y tomad el yelmo de la salvación, así como la espada de mi Espíritu, que derramaré sobre vosotros, y mi palabra que os revelaré;”
Refuerza el simbolismo de la armadura de Dios con énfasis en la salvación y el poder del Espíritu y la palabra revelada. Destaca la revelación continua como una fuente de fortaleza espiritual.
Este versículo subraya dos principios fundamentales: la protección y la acción espiritual. El “yelmo de la salvación” protege nuestra mente, mientras que la “espada del Espíritu” nos capacita para avanzar en justicia y testificar del evangelio. Además, el derramamiento del Espíritu y la revelación continua fortalecen nuestra conexión con Dios y nos ayudan a enfrentar los desafíos de la vida.
“y tomad el yelmo de la salvación”. El yelmo simboliza protección para la mente, indicando la necesidad de mantener nuestra perspectiva centrada en la salvación que proviene de Jesucristo. Es un recordatorio de que la esperanza en la salvación protege nuestros pensamientos de las dudas y las influencias negativas.
Élder Neil L. Andersen enseñó: “La salvación comienza en nuestras mentes cuando permitimos que las verdades del evangelio gobiernen nuestros pensamientos y decisiones” (Discurso: El Salvador es nuestro ejemplo perfecto, Conferencia General, octubre 2014).
En Efesios 6:17, Pablo también señala el “yelmo de la salvación” como un componente esencial de la armadura de Dios, protegiendo la cabeza, el asiento del intelecto y los pensamientos. El yelmo nos ayuda a recordar nuestra identidad divina y propósito eterno, protegiendo nuestra mente de distracciones que podrían alejarnos del camino hacia la vida eterna.
“así como la espada de mi Espíritu”. La espada del Espíritu simboliza la palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo como armas activas en la defensa y avance del evangelio. Mientras que otras partes de la armadura son defensivas, la espada es ofensiva, permitiendo a los discípulos de Cristo enseñar, testificar y resistir el error.
Élder D. Todd Christofferson dijo: “El Espíritu Santo es nuestra guía y nuestra fuerza, ayudándonos a discernir la verdad y a defenderla” (Discurso: La voz de advertencia, Conferencia General, octubre 2017).
Élder Bruce R. McConkie enseñó: “La espada del Espíritu no es otra cosa que el poder de la palabra de Dios, que penetra hasta lo más profundo del corazón” (Doctrina Mormona, pág. 297).
La espada representa el poder activo del Espíritu en nuestras vidas, capacitándonos para enfrentar desafíos espirituales y proclamar la verdad con valentía.
“que derramaré sobre vosotros”. Esta frase subraya la naturaleza generosa y continua del don del Espíritu Santo, que es derramado sobre los discípulos que son dignos y receptivos. Este derramamiento proporciona guía, consuelo y poder espiritual.
El Presidente Gordon B. Hinckley dijo: “El Espíritu Santo es el mayor don que un miembro de la Iglesia puede recibir, y ese don se renueva continuamente a través de la obediencia” (Discurso: El don del Espíritu Santo, Conferencia General, abril 1997).
El Élder David A. Bednar declaró: “El Espíritu Santo no solo nos guía, sino que también fortalece y transforma nuestra alma” (Discurso: Recibir el Espíritu Santo, Conferencia General, octubre 2010).
El derramamiento del Espíritu Santo simboliza el compromiso del Señor de estar con nosotros en cada etapa de nuestra jornada mortal, fortaleciendo nuestra conexión con lo divino.
“y mi palabra que os revelaré;” La revelación continua es uno de los principios clave del evangelio restaurado. La “palabra” del Señor se manifiesta a través de las escrituras, la inspiración personal y las palabras de los profetas. Este elemento de la frase subraya la necesidad de estar atentos y abiertos a la guía constante del Señor.
El Presidente Russell M. Nelson enseñó: “En estos últimos días, el Señor nos bendice con Su palabra revelada, tanto colectiva como personalmente, a través del Espíritu Santo” (Discurso: Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas, Conferencia General, abril 2018).
Élder Boyd K. Packer dijo: “La palabra del Señor, ya sea escrita o hablada, es un arma poderosa para resistir el mal” (Discurso: La palabra de Dios guía nuestra vida, Conferencia General, abril 1986).
La palabra revelada es una herramienta esencial para comprender la voluntad de Dios y vivir en armonía con Sus principios eternos.
El llamado a tomar el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu es una invitación a vivir una vida espiritualmente activa y preparada. Mientras protegemos nuestra mente con la esperanza en Cristo, utilizamos la palabra de Dios como una herramienta poderosa para resistir el mal y proclamar Su verdad. Como enseñó el Presidente Russell M. Nelson: “El evangelio de Jesucristo no es simplemente un escudo contra la adversidad; es una fuente de poder que nos capacita para ser más como Él” (Discurso: El poder del evangelio en nuestra vida, Conferencia General, octubre 2021). Este versículo nos motiva a fortalecer nuestro compromiso con Cristo y a depender de Su palabra y Su Espíritu en cada aspecto de nuestra vida.
Organización por temas
Sección 27: El Sacramento, la Segunda Venida y la Armadura de Dios
1. El Sacramento: El Enfoque en Cristo, No en los Elementos
Versículos: 1–4
“No importa lo que comáis o bebáis al tomar el sacramento, si es que lo hacéis con la mira puesta únicamente en mi gloria.”
El Señor enseña que el poder del sacramento no radica en los elementos físicos que se usan (vino, agua, pan), sino en el acto de recordar Su sacrificio con una intención pura.
• Versículo 1: La voz del Redentor introduce la enseñanza.
• Versículo 2: Se enfatiza que lo importante es recordar la Expiación con sinceridad.
• Versículos 3–4: Se manda a los santos que no compren vino a sus enemigos, estableciendo una protección espiritual y física.
Esta enseñanza muestra que lo fundamental en el sacramento es la actitud del corazón. La Iglesia usa agua en lugar de vino hoy en día, demostrando que la doctrina es más importante que las tradiciones.
• Presidente Russell M. Nelson: “El propósito del sacramento es centrar nuestros pensamientos en Cristo y en Su sacrificio redentor” (Conferencia General, octubre 2018).
• Élder D. Todd Christofferson: “El sacramento es una ordenanza sagrada que nos permite renovar nuestros convenios y sentir el Espíritu en nuestras vidas” (Conferencia General, abril 2016).
2. La Gran Reunión del Sacramento en la Segunda Venida
Versículos: 5–14
“La hora viene cuando beberé del fruto de la vid con vosotros en la tierra.”
El Señor revela que, en el milenio, habrá una gran reunión del sacramento en la que participarán Cristo y Sus siervos de todas las dispensaciones.
• Versículo 5: Cristo beberá del fruto de la vid con los justos.
• Versículo 6–8: Moroni, Elías y Juan el Bautista participarán en esta reunión.
• Versículos 9–11: José, Jacob, Isaac, Abraham y Adán estarán presentes.
• Versículos 12–13: Pedro, Santiago y Juan también estarán, con las llaves del sacerdocio.
• Versículo 14: La promesa incluye a todos los santos que han sido fieles.
Este pasaje destaca la conexión entre todas las dispensaciones. Cristo reafirma que los profetas del pasado siguen desempeñando un papel en Su obra, y que en el milenio, los fieles de todas las épocas se unirán en Su reino.
• Élder Jeffrey R. Holland: “La restauración del evangelio nos ha preparado para el día glorioso en que Cristo gobernará y reunirá a Sus santos” (Conferencia General, octubre 2011).
• Presidente Joseph Fielding Smith: “El Señor ha dispuesto que Sus siervos tengan un papel en la restauración y la Segunda Venida” (Doctrina de Salvación, tomo 1).
3. La Armadura de Dios: Protección Espiritual en los Últimos Días
Versículos: 15–18
“Tomad sobre vosotros toda mi armadura, para que podáis resistir el día malo.”
El Señor usa la metáfora de la armadura de Dios para enseñar la importancia de estar espiritualmente preparados para enfrentar la maldad en los últimos días.
• Versículo 15: Se insta a permanecer firmes y preparados.
• Versículo 16: Se mencionan los elementos de la armadura:
– Cinturón de la verdad: Nos protege de la mentira y el engaño.
– Coraza de la rectitud: Nos guarda contra la corrupción moral.
– Calzado del evangelio de paz: Nos permite avanzar con seguridad en la vida espiritual.
• Versículo 17: El escudo de la fe protege de los ataques del adversario.
• Versículo 18: Se menciona el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que representa la revelación y la palabra de Dios.
El Señor nos advierte que enfrentaremos desafíos y oposición, pero con la armadura espiritual adecuada, podemos resistir el mal y permanecer fieles hasta el regreso de Cristo.
• Presidente Thomas S. Monson: “En un mundo cada vez más peligroso, debemos vestirnos con la armadura espiritual de Dios” (Conferencia General, abril 2006).
• Élder M. Russell Ballard: “La fe, la verdad y la rectitud nos protegen contra los ataques del adversario. No podemos darnos el lujo de bajar nuestra guardia espiritual” (Conferencia General, octubre 2017).
Conclusión General
La Sección 27 de Doctrina y Convenios enseña tres principios clave:
1. El sacramento se centra en Cristo y Su sacrificio, no en los elementos usados.
2. El milenio traerá una gran reunión de los siervos de Dios de todas las dispensaciones, confirmando el plan divino de redención.
3. Los santos deben protegerse espiritualmente con la armadura de Dios, preparándose para resistir las tentaciones y ataques del adversario.
Estos principios siguen siendo fundamentales en la Iglesia hoy, ayudándonos a recordar la Expiación de Cristo, a esperar con fe Su regreso y a fortalecer nuestra defensa espiritual en un mundo cada vez más desafiante.
























