El Libro de Jacob

Tu estudio de — El Libro De Mormón
Primera Parte:
1 Nefi Hasta Palabras de Mormón


Jacob Capítulo 4


Grabar sobre planchas no era nada fácil. Jacob dedicará unas palabras para explicarnos esto.

1   AHORA bien, he aquí, aconteció que yo, Jacob, había ministrado mucho a mi pueblo de palabra (y no puedo escribir sino muy pocas de mis palabras por lo difícil que es grabar nuestras palabras sobre planchas), y sabemos que lo que escribamos sobre planchas debe permanecer (no se borrará);

2   mas lo que escribamos sobre cualquiera otra cosa (como pieles de animales, etc.) que no sea planchas (de metal), ha de perecer y desvanecerse; pero podemos escribir sobre planchas unas cuantas palabras que darán a nuestros hijos, y también a nuestros amados hermanos, una pequeña medida de conocimiento concerniente a nosotros, o sea, a sus padres;

3   y en esto nos regocijamos; y obramos diligentemente para grabar estas palabras sobre planchas, esperando que nuestros amados hermanos y nuestros hijos las reciban con corazones agradecidos, y las consideren para que sepan con gozo, no con pesar, ni con desprecio, lo que atañe a sus primeros padres (refiriéndose a nosotros en relación a nuestros antepasados).

Ahora, Jacob dará testimonio a sus descendientes a través de los tiempos.

4   Porque hemos escrito estas cosas para este fin, que sepan que nosotros sabíamos de Cristo y teníamos la esperanza (la certeza; véase Alma 58:11) de su gloria muchos siglos antes de su venida; y no solamente teníamos nosotros una esperanza de su gloria, sino también todos los santos profetas que vivieron antes que nosotros.

Seguidamente, Jacob explica el propósito de la Ley de Moisés.

5   He aquí, ellos creyeron en Cristo y adoraron al Padre en su nombre; y también nosotros adoramos al Padre en su nombre. Y con este fin guardamos la ley de Moisés, dado que orienta nuestras almas hacia él (el uso correcto de la Ley de Moisés) y por esta razón se nos santifica como obra justa, así como le fue contado a Abraham en el desierto el ser obediente a los mandamientos de Dios al ofrecer a su hijo Isaac, que es una semejanza de Dios y de su Hijo Unigénito. (Abraham fue un símbolo del Padre e Isaac fue un símbolo del sacrificio del Hijo).

Y ahora Jacob nos enseñará una gran lección en cuanto al valor tan grande que tiene el estudiar las escrituras. Presta atención a los resultados que se obtienen al hacer esto.

6   Por tanto (esta es la razón por la cual), escudriñamos los profetas (las escrituras) y tenemos muchas revelaciones y el espíritu de profecía; y teniendo todos estos testimonios, logramos una esperanza, y nuestra fe se vuelve inquebrantable, al grado de que verdaderamente podemos mandar en el nombre de Jesús, y los árboles mismos nos obedecen, o los montes, o las olas del mar.

7   No obstante, el Señor Dios nos manifiesta nuestra debilidad para que sepamos que es por su gracia y sus grandes condescendencias (disposición para obrar con personas que son mucho menos capaces que Él) para con los hijos de los hombres por las que tenemos poder para hacer estas cosas.

8   ¡He aquí, grandes y maravillosas son las obras del Señor! ¡Cuán inescrutables son las profundidades de sus misterios (es imposible que nosotros podamos comprender a Dios a estas alturas; pero podremos hacerlo algún día; compárese con DyC 88:49); y es imposible que el hombre descubra todos sus caminos! Y nadie hay que conozca sus sendas a menos que le sean reveladas; por tanto, no despreciéis, hermanos, las revelaciones de Dios.

9   Pues he aquí, por el poder de su palabra el hombre apareció sobre la faz de la tierra, la cual fue creada por el poder de su palabra. Por tanto, si Dios pudo hablar, y el mundo fue; y habló, y el hombre fue creado, ¿por qué, pues, no ha de poder mandar la tierra o la obra de sus manos (nosotros) sobre su superficie, según su voluntad y placer?

A continuación, tenemos otra cita popular entre los miembros de la iglesia. En esta se nos recuerda que debemos evitar decirle al Señor cómo hacer las cosas. Más nos vale escucharle cuidadosamente y así podremos aprender de Él.

10   Por tanto, hermanos, no procuréis aconsejar al Señor, antes bien aceptad el consejo de su mano. Porque he aquí, vosotros mismos sabéis que él aconseja con sabiduría, con justicia y con gran misericordia sobre todas sus obras.

11   Así pues, amados hermanos, reconciliaos (vivid en paz) con él (el Padre) por medio de la expiación de Cristo, su Unigénito Hijo, y podréis obtener la resurrección (una resurrección celestial; véanse las próximas palabras), según el poder de la resurrección que está en Cristo, y ser presentados como las primicias de Cristo (los mejores resultados de la expiación de Cristo, es decir, celestial) a Dios, teniendo fe y habiendo obtenido una buena esperanza de gloria en él (Cristo), antes que se manifieste en la carne.

La última frase del versículo 11, arriba, contiene una doctrina muy significativa. Nos da a conocer que la expiación de Cristo ya era efectiva y funcionaba incluso antes de que se llevara a cabo en la carne. Por lo tanto, la gente del pueblo de Jacob podía ser perdonada de los pecados a pesar de que el Salvador no había venido aún a la tierra para cumplir Su misión expiatoria.

12   Y ahora bien, amados míos, no os maravilléis de que os diga estas cosas; pues ¿por qué no hablar de la expiación de Cristo, y lograr un perfecto conocimiento de él, así como el conocimiento de una resurrección y del mundo venidero?

Tal como hemos mencionado antes, la palabra “profetizar” tiene por lo menos dos significados en el contexto de las escrituras. Por un lado significa predecir el futuro; otra definición es “enseñar”. Ambas definiciones parecen tener aplicación en el siguiente versículo.

13   He aquí, mis hermanos, el que profetizare, profetice al entendimiento de los hombres (de manera que las personas puedan entender lo que estéis diciendo); porque el Espíritu habla la verdad, y no miente (la verdad es simple). Por tanto, habla de las cosas como realmente son, y de las cosas como realmente serán; así que (esta es la razón por la cual) estas cosas nos son manifestadas claramente para la salvación de nuestras almas. Mas he aquí, nosotros no somos los únicos testigos de estas cosas; porque Dios las declaró también a los profetas de la antigüedad.

Probablemente habrás notado que muchas de las enseñanzas de Jacob son bastante populares entre los miembros de la iglesia. Seguidamente nos encontramos con otra enseñanza notoria.

Se trata de “no traspasar lo señalado” (es decir, de no ir más allá de lo que se nos indica). Observa como Jacob nos enseña esto.

14   Pero he aquí, los judíos fueron un pueblo de dura cerviz; y despreciaron las palabras de claridad (les gustaba complicar las cosas), y mataron a los profetas, y procuraron cosas que no podían entender (esto es algo típico con muchos profesores de filosofía hoy en día). Por tanto, a causa de su ceguedad, la cual vino por traspasar lo señalado, es menester que caigan; porque Dios les ha quitado su claridad y les ha entregado (les ha permitido llegar a obtener) muchas cosas que no pueden entender, porque así lo desearon; y porque así lo desearon, Dios lo ha hecho, a fin de que tropiecen.

El Élder Neal A. Maxwell habló así sobre “traspasar lo señalado” (o buscar más allá de lo que se nos ha señalado):

«En el Libro de Mormón, Jacob habla del pueblo judío y dice que habían rechazado las palabras de sus profetas porque la gente que vivía en aquel entonces ‘despreciaron las palabras de claridad’ y porque ‘procuraron cosas que no podían entender’ (Jacob 4:14). Parece que prefirieron vestirse, por así decirlo, con tela de punto de gancho cruzado con muchos agujeros—tejida con su intelecto—en lugar de vestirse con el manto completo y sencillo del evangelio. De hecho, se podría deducir que preferían lo complejo a la claridad del evangelio, pues en la complejidad conceptual podría haber de algún modo una escapatoria, o una excusa, para justificar su desobediencia y sus faltas. En cualquier caso, esta asombrosa ceguera que llevó a que se rechazaran las verdades dichas por los profetas y que impidió que se reconociese la realidad de Jesús, según Jacob, ocurrió por ‘traspasar lo señalado’. Los que en aquel entonces fueron más allá de lo sencillo, de los profetas, de Cristo y de las enseñanzas simples, esperaron en vano, así como lo hacen ahora, ya que sólo el evangelio de Jesucristo nos enseña de las cosas como realmente son y como realmente han de ser. Hay más realidad en la revelación que en las altas pilas de investigaciones seculares, ya que el secularismo es congénitamente miope. Sin la revelación y su anclaje absoluto, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días también seguiría las modas del día, tal como han hecho algunas iglesias; pero así como nos advirtió Samuel Callan, la iglesia que se case con la cultura de su día se convertirá ‘en una viuda en cada época sucesiva’. Este es sólo uno de los rasgos distintivos de la iglesia ‘verdadera y viviente’: está a salvo de los frutos de las modas (Neal A. Maxwell, On Being a Light. Discurso dado en el Salt Lake Institute of Religión, 2 Enero 1974, pág. 1).

Te invito a que prestes mucha atención a lo que Jacob nos va a decir en los próximos cuatro versículos. Va a preparar los cimientos para lo que nos enseñará en el capítulo 5, en el cual habla sobre la alegoría del olivo y los olivos silvestres. El punto crítico que nos lleva al capítulo cinco se centra en esta pregunta: “¿cómo es posible que los judíos (o cualquier persona) que han rechazado por completo al Salvador puedan regresar o ser rescatados?” Jacob planteará esta cuestión específicamente en el versículo 17.

15   Y ahora el Espíritu me impulsa a mí, Jacob, a profetizar, porque percibo por las indicaciones del Espíritu que hay en mí, que a causa del tropiezo de los judíos, ellos rechazarán la roca (Cristo) sobre la cual podrían edificar y tener fundamento seguro.

16   Mas he aquí que esta roca (Cristo), según las Escrituras, llegará a ser el grande, y el último, y el único y seguro fundamento sobre el cual los judíos podrán edificar.

17   Y ahora bien, amados míos, ¿cómo será posible que éstos (los judíos), después de haber rechazado el fundamento seguro, puedan jamás edificar sobre él (puedan jamás regresar a Cristo), para que sea la principal piedra angular (que sea la “principal piedra del ángulo” en sus vidas; compárese con Efesios 2:20)?

A continuación, en el versículo 18, Jacob nos confiesa que se siente bastante nervioso al tener que tocar este punto en el capítulo cinco. Aquí hay un mensaje para todos nosotros. Si nos ponemos muy nerviosos o ansiosos por aquello que el Señor nos pide hacer, entonces podríamos mermar nuestra capacidad para escuchar al Espíritu Santo.

Y si nos pasa esto, posiblemente no podremos hacer un buen trabajo. Si algunos de nosotros nos ponemos nerviosos al enseñar o al hablar en público, más nos vale ejercer suficiente fe para calmarnos y así poder ser herramientas útiles en las manos del Señor.

18   He aquí, amados hermanos míos, os aclararé este misterio (¿cómo es posible que los judíos puedan volver a Cristo?), a no ser que de algún modo se debilite mi firmeza en el Espíritu, y tropiece por motivo de mi gran ansiedad por vosotros.

Jacob Capítulo 5